sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 184 "Todo ojo me verá"

Humanidad: Os habéis hundido en las tinieblas, mas ha llegado la hora en que salgáis a la luz.

Os envío a Elías que él os libre del letargo, ¿Cómo podríais sentir mi presencia si no estuvieseis despiertos?

No esperéis que venga a vuestro mundo en cuanto hombre; aquella lección pasó; sin embargo, aunque sólo vais a tenerme en Espíritu, os voy a probar que es una forma más elevada que aquéllas, a través de las cuales me he manifestado hasta ahora; es la prueba de que os considero espiritualmente más aptos que a los hombres de los tiempos pasados.

No necesitaré de un cuerpo para habitar entre vosotros, ni será indispensable que mi voz se humanice para poder ser escuchada, y sin embargo me tendréis en plenitud como Maestro, como Juez, como Doctor.

Muchos dones y sentidos tiene vuestro espíritu, para que por medio de ellos recibáis mis mensajes; mas como hasta ahora ignoráis esas potencias que existen en vuestro ser, creéis que sólo con los ojos del cuerpo podréis mirarme y con vuestros oídos podréis escucharme. Ya os probaré lo infundado de esa creencia, cuando en el silencio de vuestra alcoba sintáis mi presencia y en los instantes de vuestra oración os sintáis bañados por la luz de la inspiración.

Aún sois espíritus sin luz, mas haré que de vosotros salgan destellos en forma de inspiraciones, de ideas elevadas, de sentimientos nobles y buenas obras.

Sois como Lázaro en el sepulcro, muertos a la vida espiritual; pero ante mi voz os levantaréis para seguirme y dar testimonio de mi verdad.

Esos acontecimientos que a diario estremecen a los pueblos de la tierra, son voces de justicia que os llaman al arrepentimiento, a la oración, la regeneración y purificación; mas este tiempo de pruebas se prolongará hasta que la reaciedad y necedad de los hombres se dobleguen, hasta que abandonen su orgullo y su impiedad. No todo el tiempo serán voces de justicia las que se escuchen en la tierra, porque después, cuando la humanidad haya sido purificada, serán muy diferentes los acontecimientos que vengan a estremecer a los hombres; serán inspiraciones divinas y manifestaciones espirituales, serán revelaciones de la naturaleza, unas para perfeccionamiento de vuestro espíritu, otras en bien de vuestra vida en el mundo.

¿Sabéis cuál es el don o la virtud por medio de la cual pueden alcanzar los hombres más gracia? La caridad, porque ella ennoblecerá sus corazones, dará ocasión al espíritu para desbordarse en sus hermanos y será la que más semilla de fe recoja, porque los campos y las tierras están llenos de miseria, de dolor, pobreza y enfermedad, tierras hambrientas de amor, que sólo esperan una semilla y un poco de riego para florecer.

Si a los que predican mi palabra en la tierra, les parece ya imposible contener el avance del pecado, el desbordamiento de odios y pasiones, para Mí no es imposible, ni siquiera difícil el retorno de los hombres al bien y a la justicia

¿Veis a esos hombres que gobiernan grandes pueblos? ¿Conocéis la fuerza de sus leyes y de sus doctrinas? ¿Miráis a los hombres de ciencia penetrando insensata y temerariamente en los arcanos de la naturaleza? En verdad os digo que con ese orgullo, ese poder y toda su ciencia, vendrán a postrarse humildemente ante Mí, porque toda obra humana se está acercando a su límite, en donde los hombres por sí solos deberán abrir los ojos a la realidad, reconociendo la trascendencia de cada uno de sus obras, la gravedad de sus faltas y la magnitud de sus errores.

No quiero deciros que todo cuanto ellos han hecho es imperfecto; no, pero es tan poco el bien, que procuran a sus semejantes, tan poco lo bueno que hacen, que es mejor que mi ley juzgue, lo impuro y malo, que es lo que más pesa en la balanza de la justicia.

Un corto tiempo le es concedido a la humanidad, para que en él consuma su obra y responda al juez divino, cuando le llame a cuentas.

Mientras, mi luz avanza, se difunde y penetra en todas partes y en todo espíritu.

Era mi voluntad que cuando llegase este tiempo de mi comunicación, todos mis señalados estuviesen ya preparados, velando y orando, esperando la hora de mi venida, formando un solo cuerpo y una sola voluntad, para oír lo que Yo os revelase; mas no he encontrado entre vosotros la verdadera fraternidad.

Este pueblo que ha recibido mi enseñanza, preparará a sus hermanos, convirtiéndose en maestro de ellos.

Mas en verdad os digo, que no he venido a iluminar sólo a vosotros que moráis la tierra, sino que he llamado a todos los espíritus que han perdido el camino, en otros valles desconocidos para vosotros.

¡Cuánta sumisión he contemplado en los seres espirituales para cumplir mis mandatos a su espíritu, libre de la materia, le ha sido más fácil disponerse para cumplir su misión en este tiempo!

¡Cuántos de ellos me esperaban limpios de errores y faltas, después de una larga expiación, y al revelarles esta parte del "libro de los siete sellos" que corresponde a la sexta etapa, se ha elevado su espíritu y en su elevación os han impulsado, han apartado obstáculos de vuestro paso y os han colocado en el digno lugar de discípulos!

Para llegar a comprender las enseñanzas divinas, es menester regenerarse y analizar la ley; por ella llegaréis a comprender mi palabra y recibiréis grandes revelaciones que por medio de la ciencia humana no podríais alcanzar. Llegará el día en que el hombre doblegará su cerviz y amará a su Padre con el respeto y amor que os estoy reclamando. Mi manifestación es comprensible a todos. He hablado conforme a la capacidad de vuestro cerebro, porque no podríais comprender toda mi sabiduría. A esta palabra sencilla con la que os he dado a conocer mis lecciones, no le añadáis nada de vuestra mente al traducirla a otros idiomas, dejad que persista su esencia divina.

Preparaos para que vuestro cerebro sea como un espejo limpio que deje reflejar mi luz en toda su pureza, cuando os encontréis ocupados en esta delicada misión.

Vivid cerca de Mí. Yo soy la vida, principio y fin de todo lo creado. Si he puesto en vosotros una misión semejante a la mía, es porque os amo y quiero que me imitéis.

Redimid corazones, haced prodigios, amaos los unos a los otros.

Cuando sintáis la fe y el temple necesarios para tomar la cruz, id a los hogares y llevad mi palabra, cruzad las comarcas y surcad los mares; delante de vosotros iré Yo preparando el camino.

Estad alertas, porque vendrán a vosotros muchos lobos con piel de oveja y querrán sorprendemos para alejaros del camino, mas velad y sabréis descubrir las intenciones de su corazón.

Si llegan vuestros hermanos sufriendo y quieren que enjuguéis su llanto, hacedlo, dad todo el bien que haya en vosotros y más tarde, en el más allá, recibiréis caridad mayor que la que hayáis hecho en este mundo.

Pueblo amado: Vuestra oración se eleva hacia Mí como en el Primer Tiempo se elevaban vuestros salmos en el templo; mas ha pasado el tiempo y vuestro espíritu ha evolucionado. Ya no existe el gran templo de Jerusalén, porque mi palabra se cumplió y de su estructura material no quedó ni piedra sobre piedra.

Ya no está el arca, ni las tablas de la Ley sobre el altar. Vuestro espíritu hoy busca la verdad más allá de las formas y símbolos que antaño le sirvieron para llegar a creer y a comprender enseñándole a adorarme; pero ahora comprende que éstos ya carecen de objeto, puesto que su sentido ha sido comprendido por el espíritu. Los símbolos fueron sólo objetos materiales de los que se sirvió el Señor para explicar al hombre las divinas lecciones.

Por eso, cuando el párvulo ha llegado a comprender la enseñanza elemental, debe olvidar las prácticas antiguas, para elevarse en busca de más altas inspiraciones y de un culto más espiritual.

Pensad que mientras necesitéis tener algún símbolo delante de vuestros ojos que me represente, no podréis comunicaros directamente con el Espíritu Divino, y ved que todos estáis llamados a emplear esa comunicación de espíritu a Espíritu.

Todo lo que os rodea y os envuelve en esta vida, es una imagen de la vida eterna, es una profunda lección explicada con formas y objetos materiales, para que pueda ser comprendida.

Aún no habéis llegado al fondo de esa maravillosa lección, y ha vuelto el hombre a equivocarse, porque ha tomado la vida que lleva en la tierra como si fuera la eternidad. Se ha conformado con tomar de ella las formas, renunciando a todo lo que, encierra de revelación divina, lo que es esencia y verdad que se encuentra en toda la creación.

También, cuando este libro haya dejado su luz en los espíritus y haya sido entendida hasta la última página, el hombre dejará la tierra y su espíritu pasará a una nueva morada donde sabrá y pondrá en práctica todo lo que le enseñó a su paso la vida humana. Entonces llegará a comprender muchas lecciones que a través de lo material le fueron reveladas.

Estudiad estas palabras que con tanto amor os ha dedicado vuestro Maestro, para que con su luz podáis juzgar vuestras obras, y si comprendéis que os habéis quedado estacionados, analicéis cuáles han sido las causas que lo han motivado, para que en lo sucesivo las evitéis y prosigas vuestro camino de evolución siempre hacia delante.

 La misión que he encomendado a mi pueblo en la tierra, es grande y muy delicada; por eso lo he buscado en cada era, para inspirarle con mí palabra y revelarle algo más del contenido de la ley.

La ley de amor, de bien y de justicia, ha sido la herencia; espiritual que en todos los tiempos le he traído. De lección en lección he llevado a la humanidad a la comprensión de que la ley se puede resumir en un solo mandamiento: Amor. Amad al Padre, que es el autor de la vida, amad al hermano, que es parte del Padre, amad a todo cuanto ha creado y ordenado el Señor.

El amor es causa, principio, simiente de sabiduría, de grandeza, de fuerza, de elevación y de vida. Ese es el verdadero camino que ha trazado el Creador al espíritu, para que de peldaño en peldaño y de morada en morada vaya sintiendo cada vez más el acercamiento a Mí.

Si el hombre desde el principio de los tiempos hubiese hecho del amor espiritual un culto, en lugar de caer en ritos idólatras y en el fanatismo religioso, este mundo, hoy convertido en valle de lágrimas por la angustia y miseria de los hombres, sería un valle de paz, en el cual los espíritus vendrían a hacer méritos, para alcanzar después de esta vida aquellas moradas espirituales a donde el espíritu en su camino de elevación debe penetrar.

En verdad os digo, que en ninguna época de la vida humana ha carecido el hombre del conocimiento de mi ley, porque de la chispa divina que es su conciencia, jamás le ha faltado un destello en el espíritu, una intuición en su mente o un presentimiento, en su corazón; sin embargo, vuestro espíritu ha vuelto hacia el más allá con una venda de oscuridad y Yo os digo, que quien no se aprovecha de la lección que encierra la vida en este mundo, en este valle de pruebas, tiene que volver a el para terminar su restitución y sobre todo, para aprender.

Errónea es la idea que tenéis de lo que significa la vida en la tierra, de lo que es el espíritu y de lo que es el valle espiritual. La mayoría de los creyentes piensa que viviendo con cierta rectitud, o que, arrepintiéndose en el postrer instante de la vida de las faltas cometidas, tiene asegurada la gloria para su espíritu; y ese falso concepto que priva al hombre no te permite perseverar durante toda su vida en el cumplimiento de la ley y hace que su espíritu, cuando abandona este mundo y llega a la mansión espiritual, se encuentre con que ha llegado a un sitio en el que no contempla las maravillas que se había imaginado, ni siente la dicha suprema a la que creía tener derecho.

¿Sabéis qué es lo que sucede a esos seres que tenían la seguridad de llegar al cielo y que en lugar de ello sólo encontraron confusión? Al no seguir habitando en la tierra, porque les faltó el punto de apoyo de su envoltura material y no poder elevarse a las alturas en que se encuentran las moradas de la luz espiritual, crearon para sí, sin darse cuenta de ello, un mundo que ni es humano ni es profundamente espiritual. Entonces es cuando se preguntan los espíritus: ¿Esta es la gloria? ¿Esta es la morada destinada por Dios a los espíritus, después de tanto caminar en la tierra?

No, dicen otros, éste no puede ser el seno del Señor, donde sólo la luz, el amor y la pureza es lo que puede existir.

Lentamente, por la meditación y el dolor, llega el espíritu a la comprensión. Comprende la divina justicia e iluminado por la luz de su conciencia juzga sus obras pasadas y las encuentra que fueron pequeñas e imperfectas, que no eran dignas de merecer lo que él había creído. Entonces, con esta preparación, aparece la humildad y nace el deseo de retornar a los caminos que dejó para borrar las manchas, reparar los yertos y hacer verdaderos méritos ante su Padre.

Es menester esclarecer a la humanidad estos misterios, para que comprenda que la vida en la materia es una ocasión para que el hombre haga méritos para su espíritu, méritos que lo elevarán hasta merecer habitar en una morada de espiritualidad superior, en donde nuevamente deberá hacer méritos para no estacionarse y seguir escalando de peldaño en peldaño, porque "en la casa del Padre hay muchas moradas".

Estos méritos los haréis a través del amor como os lo ha enseñado la ley eterna del Padre. Y así de peldaño en peldaño, por la escala de perfección, irá vuestro espíritu conociendo el sendero que conduce a la gloria, a la verdadera gloria, que es la perfección del espíritu.

Bienvenidos seáis los que venís a Mí tratando de encontrar los caminos de paz y de amor. A estos hombres les doy la bienvenida y les hago comprender que una misión espiritual les está aguardando.

Discípulos: Lucharéis Conmigo, trabajaréis junto a vuestro Maestro y así recorreremos el sendero que os conduzca a la cima de la montaña. Llegaréis ante Mí, llenos de humildad, sin pedir que vuestro Padre os conceda éste o aquel don, sino a recibir mansamente lo que Él tenga destinado para cada uno de sus hijos.

Tenéis luz en vuestro espíritu y además ya habéis transitado mucho por el camino de las pruebas que ha hecho fructificar vuestra existencia y por ello ya no os dejaréis dominar por la vanidad de querer ser grandes para ser admirados y servidos.

¿Quién que no sea Yo, será capaz de reinar en los espíritus y regir su destino? Nadie; es por eso que quien ha intentado usurpar el lugar de su Señor queriendo reinar, crea para sí un reino de acuerdo con sus inclinaciones, caprichos, ambiciones y vanidades, reino de materia, de bajas pasiones e innobles sentimientos.

A la conciencia no podéis imponeros, porque en ella está la justicia perfecta. En los espíritus sólo la pureza tiene poder sobre las fibras nobles, sólo el bien las conmueve; en una palabra, el espíritu sólo se alimenta con la verdad y el bien.

Por eso, oh discípulos, aunque lleguéis a veros colmados de dones comprendáis que tenéis un beneficio que no todos poseen, no por ello os creáis superiores a nadie; poned al servicio de mi causa, todo cuanto tengáis, porque ella es de amor y le debéis dedicar toda vuestra vida para así ser útiles a vuestros hermanos.

Destruid el reino de vanidades que habéis formado, dominad las pasiones humanas y dejad que vuestro espíritu se manifieste en su esencia, pleno de amor y de la luz que le dé la sabiduría. Tratad en todos los actos de vuestra vida de imitar a Jesús. El no fue enviado a la tierra para expiar una falta o recibir el juicio de su Padre. Cristo, que hoy viene a hablaros nuevamente, descendió al corazón de los hombres, para crear en ellos su reino de amor, de justicia y de verdad. El no trajo a los hombres doctrinas materiales, ni leyes injustas. El no vino a tentar la codicia de la humanidad, ni a alimentar sus pasiones. Él trajo la doctrina del amor, que es la moral del espíritu; por eso dijo a las multitudes: "Mi reino no es de este mundo".

Me preguntáis en lo más íntimo de vuestro corazón, cómo puede ser posible que espíritus grandes lleguen a ser rebeldes y quieran obrar en contra de Dios, y Yo os digo que quienes se levantan en mi contra, no han llegado aún a ser grandes; son espíritus imperfectos que han logrado desarrollar una parte de sus potencias y descuidado el adelanto de otras; su inteligencia ha sido desarrollada, pero no los sentimientos nobles de su espíritu.

Por eso es que en aquel tiempo os advertí, que "no sólo de pan vive el hombre"; porque además de las enseñanzas materiales que la tierra le brinda, necesita para su completo perfeccionamiento la luz del espíritu, que sólo puede obtener en mi enseñanza.

Humanidad: Muchos siglos habéis errado por la tierra, siempre doblegada bajo el peso de vuestras pasiones; mas ha llegado el fin; ya estáis en la era de vuestra liberación espiritual, en la cual el espíritu reinará en la materia que será su sierva y tendrá por morada el infinito.

Pronto sabréis de dónde vinisteis y hacia dónde camináis, para que sepáis dar al mundo el lugar que debe ocupar en vuestra vida y concedáis al espíritu el sitio que debe tener en vuestra existencia.

Estas palabras que os entrego, son de profecía, para que tengáis un aliciente, para que luchéis y contéis con una luz de esperanza en vuestro futuro.

Los que van por el mundo llorando sus dolores, no deben pensar que los he abandonado. Estoy probando su paciencia y sólo espero que alcancen su purificación para que aumenten el número de mis seguidores.

Vendrá a los hombres la espiritualidad disipando sus dudas, volviéndoles al camino certero, haciéndoles contemplar la luz de la verdad. Será entonces cuando los hombres digan: La palabra del Señor se ha cumplido, cuando nos dijo: "Todo ojo me verá".

Es menester que sepáis que el dolor de este tiempo es muy grande, porque el espíritu de la humanidad ha venido a saldar deudas que vuestro corazón ignora y a borrar manchas que por mucho tiempo han estado en vosotros. Ignoráis quiénes sois y cuáles han sido vuestras obras en el largo camino que habéis recorrido; mas ahora los que conozcáis esta revelación, debéis revestiros de paciencia y resignación, porque ello os elevará y os ayudará a obtener vuestra purificación.

Yo os aseguro que por ahora no es menester que conozcáis vuestro pasado; que os baste tener la intuición o el presentimiento de que en otros tiempos habéis cometido errores que ahora es preciso que reparéis. En cambio Yo quiero que a través de mi palabra conozcáis mucho de vuestro futuro, porque esa luz hará surgir en vuestro corazón la esperanza de alcanzar una vida de paz y de luz en que el espíritu y la materia se eleven, porque vendrán tiempos en que habrá armonía entre lo material y lo espiritual.

Mi luz iluminará todos los senderos y las sectas y religiones verán ante sí una sola senda, una sola ley: La ley de amor del Espíritu Divino. Esa será la doctrina universal que unificará a todos los espíritus.


¡MI PAZ SEA CON VOSOTROS!

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