Humanidad: Os habéis hundido en las tinieblas, mas ha llegado la hora en que
salgáis a la luz.
Os
envío a Elías que él os libre del letargo, ¿Cómo podríais sentir mi presencia
si no estuvieseis despiertos?
No
esperéis que venga a vuestro mundo en cuanto hombre; aquella lección pasó; sin
embargo, aunque sólo vais a tenerme en Espíritu, os voy a probar que es una
forma más elevada que aquéllas, a través de las cuales me he manifestado hasta
ahora; es la prueba de que os considero espiritualmente más aptos que a los
hombres de los tiempos pasados.
No
necesitaré de un cuerpo para habitar entre vosotros, ni será indispensable que
mi voz se humanice para poder ser escuchada, y sin embargo me tendréis en
plenitud como Maestro, como Juez, como Doctor.
Muchos dones y sentidos tiene vuestro espíritu, para que por medio de ellos
recibáis mis mensajes; mas como hasta ahora ignoráis esas potencias que existen
en vuestro ser, creéis que sólo con los ojos del cuerpo podréis mirarme y con
vuestros oídos podréis escucharme. Ya os probaré lo infundado de esa creencia,
cuando en el silencio de vuestra alcoba sintáis mi presencia y en los instantes
de vuestra oración os sintáis bañados por la luz de la inspiración.
Aún
sois espíritus sin luz, mas haré que de vosotros salgan destellos en forma de
inspiraciones, de ideas elevadas, de sentimientos nobles y buenas obras.
Sois
como Lázaro en el sepulcro, muertos a la vida espiritual; pero ante mi voz os
levantaréis para seguirme y dar testimonio de mi verdad.
Esos
acontecimientos que a diario estremecen a los pueblos de la tierra, son voces
de justicia que os llaman al arrepentimiento, a la oración, la regeneración y
purificación; mas este tiempo de pruebas se prolongará hasta que la reaciedad y
necedad de los hombres se dobleguen, hasta que abandonen su orgullo y su
impiedad. No todo el tiempo serán voces de justicia las que se escuchen en la
tierra, porque después, cuando la humanidad haya sido purificada, serán muy
diferentes los acontecimientos que vengan a estremecer a los hombres; serán
inspiraciones divinas y manifestaciones espirituales, serán revelaciones de la naturaleza,
unas para perfeccionamiento de vuestro espíritu, otras en bien de vuestra vida
en el mundo.
¿Sabéis cuál es el don o la virtud por medio de la cual pueden alcanzar los
hombres más gracia? La caridad, porque ella ennoblecerá sus corazones, dará
ocasión al espíritu para desbordarse en sus hermanos y será la que más semilla
de fe recoja, porque los campos y las tierras están llenos de miseria, de
dolor, pobreza y enfermedad, tierras hambrientas de amor, que sólo esperan una
semilla y un poco de riego para florecer.
Si a
los que predican mi palabra en la tierra, les parece ya imposible contener el
avance del pecado, el desbordamiento de odios y pasiones, para Mí no es
imposible, ni siquiera difícil el retorno de los hombres al bien y a la
justicia
¿Veis a esos hombres que gobiernan grandes pueblos? ¿Conocéis la fuerza de sus
leyes y de sus doctrinas? ¿Miráis a los hombres de ciencia penetrando insensata
y temerariamente en los arcanos de la naturaleza? En verdad os digo que con ese
orgullo, ese poder y toda su ciencia, vendrán a postrarse humildemente ante Mí,
porque toda obra humana se está acercando a su límite, en donde los hombres por
sí solos deberán abrir los ojos a la realidad, reconociendo la trascendencia de
cada uno de sus obras, la gravedad de sus faltas y la magnitud de sus errores.
No
quiero deciros que todo cuanto ellos han hecho es imperfecto; no, pero es tan
poco el bien, que procuran a sus semejantes, tan poco lo bueno que hacen, que
es mejor que mi ley juzgue, lo impuro y malo, que es lo que más pesa en la
balanza de la justicia.
Un
corto tiempo le es concedido a la humanidad, para que en él consuma su obra y
responda al juez divino, cuando le llame a cuentas.
Mientras, mi luz avanza, se difunde y penetra en todas partes y en todo
espíritu.
Era
mi voluntad que cuando llegase este tiempo de mi comunicación, todos mis
señalados estuviesen ya preparados, velando y orando, esperando la hora de mi
venida, formando un solo cuerpo y una sola voluntad, para oír lo que Yo os
revelase; mas no he encontrado entre vosotros la verdadera fraternidad.
Este
pueblo que ha recibido mi enseñanza, preparará a sus hermanos, convirtiéndose
en maestro de ellos.
Mas en
verdad os digo, que no he venido a iluminar sólo a vosotros que moráis la
tierra, sino que he llamado a todos los espíritus que han perdido el camino, en
otros valles desconocidos para vosotros.
¡Cuánta sumisión he contemplado en los seres espirituales para cumplir mis
mandatos a su espíritu, libre de la materia, le ha sido más fácil disponerse
para cumplir su misión en este tiempo!
¡Cuántos de ellos me esperaban limpios de errores y faltas, después de una
larga expiación, y al revelarles esta parte del "libro de los siete
sellos" que corresponde a la sexta etapa, se ha elevado su espíritu y en
su elevación os han impulsado, han apartado obstáculos de vuestro paso y os han
colocado en el digno lugar de discípulos!
Para
llegar a comprender las enseñanzas divinas, es menester regenerarse y analizar
la ley; por ella llegaréis a comprender mi palabra y recibiréis grandes
revelaciones que por medio de la ciencia humana no podríais alcanzar. Llegará
el día en que el hombre doblegará su cerviz y amará a su Padre con el respeto y
amor que os estoy reclamando. Mi manifestación es comprensible a todos. He
hablado conforme a la capacidad de vuestro cerebro, porque no podríais
comprender toda mi sabiduría. A esta palabra sencilla con la que os he dado a
conocer mis lecciones, no le añadáis nada de vuestra mente al traducirla a
otros idiomas, dejad que persista su esencia divina.
Preparaos para que vuestro cerebro sea como un espejo limpio que deje reflejar
mi luz en toda su pureza, cuando os encontréis ocupados en esta delicada
misión.
Vivid cerca de Mí. Yo soy la vida, principio y fin de todo lo creado. Si he
puesto en vosotros una misión semejante a la mía, es porque os amo y quiero que
me imitéis.
Redimid corazones, haced prodigios, amaos los unos a los otros.
Cuando sintáis la fe y el temple necesarios para tomar la cruz, id a los
hogares y llevad mi palabra, cruzad las comarcas y surcad los mares; delante de
vosotros iré Yo preparando el camino.
Estad alertas, porque vendrán a vosotros muchos lobos con piel de oveja y
querrán sorprendemos para alejaros del camino, mas velad y sabréis descubrir
las intenciones de su corazón.
Si
llegan vuestros hermanos sufriendo y quieren que enjuguéis su llanto, hacedlo,
dad todo el bien que haya en vosotros y más tarde, en el más allá, recibiréis
caridad mayor que la que hayáis hecho en este mundo.
Pueblo amado: Vuestra oración se eleva hacia Mí como en el Primer Tiempo se elevaban
vuestros salmos en el templo; mas ha pasado el tiempo y vuestro espíritu ha
evolucionado. Ya no existe el gran templo de Jerusalén, porque mi palabra se
cumplió y de su estructura material no quedó ni piedra sobre piedra.
Ya
no está el arca, ni las tablas de la Ley sobre el altar. Vuestro espíritu hoy
busca la verdad más allá de las formas y símbolos que antaño le sirvieron para
llegar a creer y a comprender enseñándole a adorarme; pero ahora comprende que
éstos ya carecen de objeto, puesto que su sentido ha sido comprendido por el
espíritu. Los símbolos fueron sólo objetos materiales de los que se sirvió el
Señor para explicar al hombre las divinas lecciones.
Por
eso, cuando el párvulo ha llegado a comprender la enseñanza elemental, debe
olvidar las prácticas antiguas, para elevarse en busca de más altas
inspiraciones y de un culto más espiritual.
Pensad que mientras necesitéis tener algún símbolo delante de vuestros ojos que
me represente, no podréis comunicaros directamente con el Espíritu Divino, y
ved que todos estáis llamados a emplear esa comunicación de espíritu a
Espíritu.
Todo
lo que os rodea y os envuelve en esta vida, es una imagen de la vida eterna, es
una profunda lección explicada con formas y objetos materiales, para que pueda
ser comprendida.
Aún
no habéis llegado al fondo de esa maravillosa lección, y ha vuelto el hombre a
equivocarse, porque ha tomado la vida que lleva en la tierra como si fuera la
eternidad. Se ha conformado con tomar de ella las formas, renunciando a todo lo
que, encierra de revelación divina, lo que es esencia y verdad que se encuentra
en toda la creación.
También, cuando este libro haya dejado su luz en los espíritus y haya sido
entendida hasta la última página, el hombre dejará la tierra y su espíritu
pasará a una nueva morada donde sabrá y pondrá en práctica todo lo que le
enseñó a su paso la vida humana. Entonces llegará a comprender muchas lecciones
que a través de lo material le fueron reveladas.
Estudiad estas palabras que con tanto amor os ha dedicado vuestro Maestro, para
que con su luz podáis juzgar vuestras obras, y si comprendéis que os habéis
quedado estacionados, analicéis cuáles han sido las causas que lo han motivado,
para que en lo sucesivo las evitéis y prosigas vuestro camino de evolución
siempre hacia delante.
La
misión que he encomendado a mi pueblo en la tierra, es grande y muy delicada;
por eso lo he buscado en cada era, para inspirarle con mí palabra y revelarle
algo más del contenido de la ley.
La
ley de amor, de bien y de justicia, ha sido la herencia; espiritual que en
todos los tiempos le he traído. De lección en lección he llevado a la humanidad
a la comprensión de que la ley se puede resumir en un solo mandamiento: Amor.
Amad al Padre, que es el autor de la vida, amad al hermano, que es parte del
Padre, amad a todo cuanto ha creado y ordenado el Señor.
El
amor es causa, principio, simiente de sabiduría, de grandeza, de fuerza, de elevación
y de vida. Ese es el verdadero camino que ha trazado el Creador al espíritu,
para que de peldaño en peldaño y de morada en morada vaya sintiendo cada vez
más el acercamiento a Mí.
Si
el hombre desde el principio de los tiempos hubiese hecho del amor espiritual
un culto, en lugar de caer en ritos idólatras y en el fanatismo religioso, este
mundo, hoy convertido en valle de lágrimas por la angustia y miseria de los
hombres, sería un valle de paz, en el cual los espíritus vendrían a hacer méritos,
para alcanzar después de esta vida aquellas moradas espirituales a donde el
espíritu en su camino de elevación debe penetrar.
En
verdad os digo, que en ninguna época de la vida humana ha carecido el hombre
del conocimiento de mi ley, porque de la chispa divina que es su conciencia,
jamás le ha faltado un destello en el espíritu, una intuición en su mente o un
presentimiento, en su corazón; sin embargo, vuestro espíritu ha vuelto hacia el
más allá con una venda de oscuridad y Yo os digo, que quien no se aprovecha de
la lección que encierra la vida en este mundo, en este valle de pruebas, tiene
que volver a el para terminar su restitución y sobre todo, para aprender.
Errónea es la idea que tenéis de lo que significa la vida en la tierra, de lo
que es el espíritu y de lo que es el valle espiritual. La mayoría de los
creyentes piensa que viviendo con cierta rectitud, o que, arrepintiéndose en el
postrer instante de la vida de las faltas cometidas, tiene asegurada la gloria
para su espíritu; y ese falso concepto que priva al hombre no te permite
perseverar durante toda su vida en el cumplimiento de la ley y hace que su
espíritu, cuando abandona este mundo y llega a la mansión espiritual, se
encuentre con que ha llegado a un sitio en el que no contempla las maravillas
que se había imaginado, ni siente la dicha suprema a la que creía tener
derecho.
¿Sabéis qué es lo que sucede a esos seres que tenían la seguridad de llegar al
cielo y que en lugar de ello sólo encontraron confusión? Al no seguir habitando
en la tierra, porque les faltó el punto de apoyo de su envoltura material y no
poder elevarse a las alturas en que se encuentran las moradas de la luz
espiritual, crearon para sí, sin darse cuenta de ello, un mundo que ni es
humano ni es profundamente espiritual. Entonces es cuando se preguntan los
espíritus: ¿Esta es la gloria? ¿Esta es la morada destinada por Dios a los
espíritus, después de tanto caminar en la tierra?
No,
dicen otros, éste no puede ser el seno del Señor, donde sólo la luz, el amor y
la pureza es lo que puede existir.
Lentamente, por la meditación y el dolor, llega el espíritu a la comprensión.
Comprende la divina justicia e iluminado por la luz de su conciencia juzga sus
obras pasadas y las encuentra que fueron pequeñas e imperfectas, que no eran
dignas de merecer lo que él había creído. Entonces, con esta preparación,
aparece la humildad y nace el deseo de retornar a los caminos que dejó para
borrar las manchas, reparar los yertos y hacer verdaderos méritos ante su
Padre.
Es
menester esclarecer a la humanidad estos misterios, para que comprenda que la
vida en la materia es una ocasión para que el hombre haga méritos para su
espíritu, méritos que lo elevarán hasta merecer habitar en una morada de
espiritualidad superior, en donde nuevamente deberá hacer méritos para no
estacionarse y seguir escalando de peldaño en peldaño, porque "en la casa
del Padre hay muchas moradas".
Estos méritos los haréis a través del amor como os lo ha enseñado la ley eterna
del Padre. Y así de peldaño en peldaño, por la escala de perfección, irá
vuestro espíritu conociendo el sendero que conduce a la gloria, a la verdadera
gloria, que es la perfección del espíritu.
Bienvenidos seáis los que venís a Mí tratando de encontrar los caminos de paz y
de amor. A estos hombres les doy la bienvenida y les hago comprender que una
misión espiritual les está aguardando.
Discípulos: Lucharéis Conmigo, trabajaréis junto a vuestro Maestro y así
recorreremos el sendero que os conduzca a la cima de la montaña. Llegaréis ante
Mí, llenos de humildad, sin pedir que vuestro Padre os conceda éste o aquel
don, sino a recibir mansamente lo que Él tenga destinado para cada uno de sus
hijos.
Tenéis luz en vuestro espíritu y además ya habéis transitado mucho por el
camino de las pruebas que ha hecho fructificar vuestra existencia y por ello ya
no os dejaréis dominar por la vanidad de querer ser grandes para ser admirados
y servidos.
¿Quién que no sea Yo, será capaz de reinar en los espíritus y regir su destino?
Nadie; es por eso que quien ha intentado usurpar el lugar de su Señor queriendo
reinar, crea para sí un reino de acuerdo con sus inclinaciones, caprichos,
ambiciones y vanidades, reino de materia, de bajas pasiones e innobles
sentimientos.
A la
conciencia no podéis imponeros, porque en ella está la justicia perfecta. En
los espíritus sólo la pureza tiene poder sobre las fibras nobles, sólo el bien
las conmueve; en una palabra, el espíritu sólo se alimenta con la verdad y el
bien.
Por
eso, oh discípulos, aunque lleguéis a veros colmados de dones comprendáis que
tenéis un beneficio que no todos poseen, no por ello os creáis superiores a
nadie; poned al servicio de mi causa, todo cuanto tengáis, porque ella es de
amor y le debéis dedicar toda vuestra vida para así ser útiles a vuestros
hermanos.
Destruid el reino de vanidades que habéis formado, dominad las pasiones humanas
y dejad que vuestro espíritu se manifieste en su esencia, pleno de amor y de la
luz que le dé la sabiduría. Tratad en todos los actos de vuestra vida de imitar
a Jesús. El no fue enviado a la tierra para expiar una falta o recibir el
juicio de su Padre. Cristo, que hoy viene a hablaros nuevamente, descendió al
corazón de los hombres, para crear en ellos su reino de amor, de justicia y de
verdad. El no trajo a los hombres doctrinas materiales, ni leyes injustas. El
no vino a tentar la codicia de la humanidad, ni a alimentar sus pasiones. Él
trajo la doctrina del amor, que es la moral del espíritu; por eso dijo a las
multitudes: "Mi reino no es de este mundo".
Me
preguntáis en lo más íntimo de vuestro corazón, cómo puede ser posible que
espíritus grandes lleguen a ser rebeldes y quieran obrar en contra de Dios, y
Yo os digo que quienes se levantan en mi contra, no han llegado aún a ser
grandes; son espíritus imperfectos que han logrado desarrollar una parte de sus
potencias y descuidado el adelanto de otras; su inteligencia ha sido
desarrollada, pero no los sentimientos nobles de su espíritu.
Por
eso es que en aquel tiempo os advertí, que "no sólo de pan vive el
hombre"; porque además de las enseñanzas materiales que la tierra le
brinda, necesita para su completo perfeccionamiento la luz del espíritu, que
sólo puede obtener en mi enseñanza.
Humanidad: Muchos siglos habéis errado por la tierra, siempre doblegada bajo el
peso de vuestras pasiones; mas ha llegado el fin; ya estáis en la era de vuestra
liberación espiritual, en la cual el espíritu reinará en la materia que será su
sierva y tendrá por morada el infinito.
Pronto sabréis de dónde vinisteis y hacia dónde camináis, para que sepáis dar
al mundo el lugar que debe ocupar en vuestra vida y concedáis al espíritu el
sitio que debe tener en vuestra existencia.
Estas palabras que os entrego, son de profecía, para que tengáis un aliciente,
para que luchéis y contéis con una luz de esperanza en vuestro futuro.
Los
que van por el mundo llorando sus dolores, no deben pensar que los he
abandonado. Estoy probando su paciencia y sólo espero que alcancen su
purificación para que aumenten el número de mis seguidores.
Vendrá a los hombres la espiritualidad disipando sus dudas, volviéndoles al
camino certero, haciéndoles contemplar la luz de la verdad. Será entonces
cuando los hombres digan: La palabra del Señor se ha cumplido, cuando nos dijo:
"Todo ojo me verá".
Es
menester que sepáis que el dolor de este tiempo es muy grande, porque el
espíritu de la humanidad ha venido a saldar deudas que vuestro corazón ignora y
a borrar manchas que por mucho tiempo han estado en vosotros. Ignoráis quiénes
sois y cuáles han sido vuestras obras en el largo camino que habéis recorrido;
mas ahora los que conozcáis esta revelación, debéis revestiros de paciencia y
resignación, porque ello os elevará y os ayudará a obtener vuestra
purificación.
Yo
os aseguro que por ahora no es menester que conozcáis vuestro pasado; que os
baste tener la intuición o el presentimiento de que en otros tiempos habéis
cometido errores que ahora es preciso que reparéis. En cambio Yo quiero que a
través de mi palabra conozcáis mucho de vuestro futuro, porque esa luz hará
surgir en vuestro corazón la esperanza de alcanzar una vida de paz y de luz en
que el espíritu y la materia se eleven, porque vendrán tiempos en que habrá
armonía entre lo material y lo espiritual.
Mi
luz iluminará todos los senderos y las sectas y religiones verán ante sí una
sola senda, una sola ley: La ley de amor del Espíritu Divino. Esa será la
doctrina universal que unificará a todos los espíritus.
¡MI PAZ SEA
CON VOSOTROS!
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