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sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 41

En todos los tiempos os he hablado de la vida eterna que existe más allá de lo material. Os he prometido que todos gozaréis de ella, mas también os he revelado que debéis restituir los males que hayáis causado para que vuestro espíritu evolucione.

Para ayudaros os he dicho: Haced buenas obras en la Tierra, para que la simiente que sembréis, dé buenos frutos y la cosecha la reciba Yo que soy el Camino y la Vida.

He visto que la humanidad es reacia, que se ha materializado y he tenido que darle mi enseñanza para hacerle comprender cuál es el camino que debe seguir, para alcanzar la verdadera vida y encender en ella la esperanza de llegar a Mí.

El camino para alcanzar la perfección es largo y sin mi ayuda divina no podríais llegar. La vida espiritual en el más allá es un misterio para el hombre, mas estudiad mi enseñanza, practicad lo que su esencia os enseña y cuando traspaséis los umbrales de la vida verdadera, no os sorprenderéis ni os turbaréis.

En los primeros tiempos de la humanidad era tan escasa su evolución espiritual, que su intuición sobre la existencia del espíritu después de la muerte material y el conocimiento de su destino final, hacía que el espíritu al desencarnar penetrara en un letargo profundo del cual lentamente iba despertando, mas cuando Cristo se hizo hombre en Jesús para darle su enseñanza a todos los espíritus, una vez que hubo consumado su misión entre la humanidad, envió su luz a multitudes de seres que desde el principio del mundo esperaban su advenimiento para ser libertados de su turbación y poder elevarse hacia el Creador.

Sólo Cristo podía iluminar aquellas tinieblas, sólo su voz podía resucitar a aquellos espíritus que dormían para su evolución. Cuando Cristo expiró en cuanto hombre, el Espíritu divino hizo luz en las moradas espirituales y en los mismos sepulcros, de donde salieron los espíritus que junto a sus cuerpos dormían el sueño de la muerte. Esos seres vagaron esa noche por el mundo haciéndose visibles a las miradas humanas como un testimonio de que el Redentor era vida para todos los seres y de que el espíritu es inmortal.

Sólo Jesús podía mostrarles el camino para llegar a la cumbre del monte de la vida verdadera; quien cree en Él, dé fe de su obra y practique su doctrina, no permanecerá estacionado.

Discípulos: No porque escuchéis estas revelaciones, que vienen a iluminar vuestro sendero, queráis sentiros superiores a vuestros hermanos. Es tan extenso el camino que tenéis que recorrer, que debéis comprender que apenas estáis dando los primeros pasos en él. Si os revelo algunos misterios del más allá, es para que desde ahora conozcáis el camino y os preparéis para no perderos ni tropezar en él. Ved que así como en este mundo existen muchos caminos por donde el hombre puede extraviarse, también en el extenso valle espiritual, existen sendas que pueden llevar a la confusión al espíritu, si éste no ha velado y orado.

Dejad que la savia de mi amor os dé vida, recordad que os he dicho: Yo soy la vid y vosotros los sarmientos, vosotros debéis dar frutos que glorifique al árbol del cual procedéis.

Es menester que analicéis con paciencia mi palabra para que mañana sepáis explicarla a vuestros hermanos y para que podáis practicarla de acuerdo con la verdad que ella encierra. ¿Cuándo alcanzará el hombre la perfección que le enseña mi ley? Cuando haya cumplido con el primer mandamiento. Porque hasta ahora, la humanidad ha amado todos los bienes del mundo antes que a su Creador, sin embargo cuando los hombres elevan su oración hacia Mí, todos dicen amarme, y cuando por causa de su pecado encuentran el dolor me pregunta: "¿Señor, por qué me castigáis si os amo tanto?” Mas luego, cuando he quitado de su camino el abrojo que los hería, se olvidan de quien tanto los ama.

Escuchad: "Encontrábanse en una sinagoga dos hombres orando, uno de ellos vestía lujosas galas, el otro iba casi desnudo. El primero daba gracias al Creador, porque todo lo que poseía, creía tenerlo por sus propios méritos y juzgaba que aquél que a su lado se encontraba, pobre, desnudo y hambriento, era porque así recogía la cosecha de lo que con su pecado había sembrado.

El pobre se sentía indigno de estar ante la presencia de su Señor y pedía perdón y fuerzas para cumplir con su expiación.

El poderoso daba gracias, porque juzgaba que si su cuerpo estaba engalanado, más debería estarlo su espíritu.

Pasó el tiempo y la muerte sorprendió a ambos. El rico era llorado por los suyos, su entierro fue solemne y tuvo una rica sepultura; su espíritu se desprendió de la materia y al penetrar en el valle espiritual se turbó, porque su materialismo le impedía elevarse, doquiera que daba un paso tropezaba y todo le parecía estar en tinieblas a su derredor. Mientras el pobre, que era un caminante, sintiéndose cansado, se sentó bajo un árbol y dando un suspiro dejó esta vida. Nadie lo lloró, nadie lo acompañó en aquella hora, él no tuvo sepultura porque su cuerpo fue pasto de las aves de rapiña. Su espíritu fue también al más allá con la fe con que vivió en el mundo, fe puesta en el futuro. Penetró en el valle de los espíritus sin que nadie le impidiera la entrada. Caminó en pos de una luz y al llegar a ella, se sintió vestido y engalanado y aquellas vestiduras tenían reflejos luminosos. Quiso aquel espíritu descansar de su larga jornada, cuando contempló delante de él a su Padre, que con amor le entregaba el galardón que había conquistado con sus obras de fe y resignación.

El que había, sido poderoso, se debatía aún en su confusión, por momentos olvidaba quién era, por instantes lloraba preguntando en dónde estaba, dónde se encontraba su cuerpo y dónde había dejado sus tesoros. Luego recordaba a su Señor para decirle: Yo soy aquél que me presentaba en el templo para mostrar mis galas y mi poder, y deciros que estaba conforme con que vos me hubieseis dado tanto. ¿Por qué ahora me desconocéis y no me llamáis? Entonces escuchó una voz que le dijo: En la Tierra solamente forjasteis una gloria para vuestras vanidades humanas, fuisteis altivo, humillasteis al pobre y tuvisteis horror del leproso; nada de lo que acumulasteis en el mundo podía serviros para ayudaros en esta vida, es por eso que ahora sois el más menesteroso entre los menesterosos.

Aquel espíritu, lejos de aceptar y reconocer la justicia divina iniciando con humildad su expiación, blasfemó en contra de su Señor, llamándolo injusto y alejándose de Él; Cada vez más turbado por la ira, encontró a su paso una legión de seres que se dirigían a la Tierra a causar daños a la humanidad; se alió a ellos, sembrando a su paso vanidades, materialismo, egoísmo y soberbia; mas llegó a sentir hastío y cansancio de causar tanto mal, y por un instante se detuvo a meditar. Habían pasado siglos, había causado, muchas víctimas, porque a todos los que inspiró, los condujo al abismo. Se sintió solo, mas en su soledad escuchaba una voz que le hablaba desde el interior de su ser, era su conciencia, que al fin lograba ser escuchada, se juzgó a sí mismo y vio que era muy pequeño ante la creación, entonces con humildad, doblegado ya su orgullo, buscó a su Señor y en su oración le habló pidiéndole perdón para sus faltas, y la voz del Padre le dijo: Yo os perdono, mas id en busca de aquel hambriento a quien juzgasteis en la sinagoga. Cuando estaba dispuesto a cumplir con aquel mandato, elevó su mirada y vio que aquél a quien había contemplado miserable en el mundo, se encontraba cubierto de blanquísima vestidura, dedicada a servir a su Señor, haciendo luz en el sendero de los espíritus perdidos. Entonces él, que fue soberbio, pero que ya se había arrepentido, dijo a su hermano: Ayudadme a cumplir mi restitución espiritual. El otro, lleno de compasión y amor, sin sentir repulsión por las impurezas que éste llevaba en el espíritu, le ayudó en su purificación”.

Por medio de esta parábola, simplifico lo que podréis encontrar más allá de vuestra vida humana, para que presintáis las pruebas que pueden presentarse, a todos los que no preparen con sus obras de amor su entrada en el valle espiritual.

Quiero haceros comprender que de todos los que sin fanatismo hacen una vida espiritual, sana y recta, de su espíritu brotarán los buenos ejemplos, como destellos de luz de que lo mismo iluminarán el camino de un espíritu encarnado, como del que habita en lo invisible.

Antes de Cristo no hubo nadie capaz de hacer la luz en los espíritus que vivían en las tinieblas del pecado.

Yo fui el primero en penetrar en los mundos de turbación para llevar ahí la luz y así enseñar a mis discípulos a hacer lo mismo con sus hermanos, porque el Cordero fue el único que desató los sellos que guardaban el "Gran Libro de la vida y de la sabiduría verdadera".

La voz que escucháis, es la del Sexto Sello y si ella no fue oída en todas las naciones, fue porque los hombres no estaban preparados, porque fueron soberbios a la voz de mi llamado, dejando que solamente me escuchara el pobre, el hambriento y el desnudo.

Hoy os digo: sabed perdonar y sabed tender vuestra mano cuando seáis solicitados.

Seguid las huellas de humildad y paciencia de Elías, él posee el mandato de purificar a los espíritus y de presentarlos a Mí, ha trabajado incansablemente y me ofrece un pueblo limpio, sensible y preparado para oír mi palabra. Os ha traído al monte de la Nueva Sión, para que escuchéis mi voz, y al oírme os habéis estremecido. No dudéis porque ahora os esté entregando mi enseñanza por el conducto humano, siempre he venido a sorprenderos y a probar vuestra fe. Habéis pasado a una nueva etapa y debéis subir un escalón más en el camino de evolución del espíritu.

Benditos sean los que sacrifican su envoltura para perfeccionar a su espíritu. Benditos los que llevan con humildad y paciencia su cruz. Cuando Yo os contemple preparados, os pondré delante de una multitud para que la guiéis, y si perseveráis en la virtud, no penetrará en vuestro corazón la soberbia, no os sentiréis señores sino siervos, y esas porciones se multiplicarán, más, ¡ay de los que equivoquen mis mandatos y lleven al abismo a sus hermanos en lugar de hacerlos escalar el monte de su evolución! ¡Cuánto tendrán que luchar para defenderse de sus enemigos y cuántas veces se quebrantará su corazón en esa lucha!, Mas vosotros en vuestra obediencia pensad que estáis conquistando la cima en donde todo sufrimiento es recompensado con mi bendición.

En corto tiempo vendrán a la Tierra las generaciones prometidas, las que alcanzarán grandes adelantos en el camino del progreso espiritual. Ellas interpretarán mi palabra mejor que vosotros y la esparcirán por todos los pueblos; esos nuevos seres que hoy preparo se comunicarán de espíritu a Espíritu conmigo y darán pruebas de su potestad entre sus semejantes.

Pueblo amado: si os preparáis, Yo os inspiraré leyes y obras que sorprenderán a la humanidad, vuestra mente iluminada descubrirá en la naturaleza y en vuestro espíritu, todo lo que hay de grande y de perfecto; entonces estaréis en pleno conocimiento de vuestros dones y vuestras obras serán grandes en amor y caridad hacia vuestros hermanos.

Sed buenos labriegos en el huerto de vuestro Señor, cortad la mala hierba, cuidad de las plantas y cuando les miréis florecer, gozad y ofrecedme vuestro trabajo. Pensad que si os doy la misión de dar vida a las plantas, no debéis causar dolor ni herir a esas criaturas. Os hablo de vuestros hermanos, de su sensible corazón para que siempre veléis por ellos con amor como Yo os he enseñado.

Comprended que no es imposible cumplir con mis leyes, sólo debéis orar y llenaros de una firme voluntad, de amor a vuestro Padre, en la caridad y amor a vuestros hermanos, y Yo derramaré mi potestad en vosotros. No quiero que lleguéis al sacrificio; amad, sed virtuosos y tendréis en vosotros mis complacencias.

No me culpéis de vuestros desvíos; Yo os he dado la conciencia para que os guiéis con su luz, ella es juez inflexible que os ha mostrado siempre el camino del bien y os ha prevenido para que no caigáis en tentación. También os he rodeado de seres que os ayuden a comprender vuestra misión y a adquirir las virtudes de humildad y mansedumbre.

Los que con amor os preparáis para oír mi enseñanza, no quisierais dejar de escuchar una sola de mis lecciones y en vuestro corazón me pedís que os permita escuchar hasta la última de mis palabras en este tiempo. Vosotros quedaréis como herederos de esta gracia, mas debéis comprender que cuando os digo: pedid que se os dará, debéis elevaros en oración para que pidáis lo que convenga a vuestro espíritu, porque algunos tan sólo piden para su vida terrestre: pero Yo os concedo según mi voluntad y no la vuestra. ¿Qué sería de vosotros si siempre os concediera según vuestros deseos? ¡Cuántas veces habéis pedido con insistencia algo creyéndolo para vuestro bien y habiéndolo esperado al anochecer y al amanecer, no lo habéis visto realizado!, Mas cuando el tiempo ha pasado, os habéis dado cuenta de que estabais equivocado y de que el Padre tenía razón. Sin embargo, al necio, al inconforme, al exigente, se le ha entregado lo que reclama, para que las consecuencias dolorosas y adversas lo dobleguen ante la verdad, mas a unos y a otros les he concedido pruebas para su propio bien, mientras unos aprenden por el amor, otros por el dolor.

Yo me recreo viéndoos llegar ante mi enseñanza y en vuestra elevación, siento la caricia del hijo de mi Espíritu. El Padre, anhelando ser amado por los que se encuentran lejos de su reinado, se ha acercado a vosotros para recibir vuestro ósculo. Y mientras la humanidad no se salve, unos me verán esperándoles día tras día, y siglo tras siglo, y otros me presentarán pendiente de la cruz por su falta de amor.

De aquellos sois vosotros, mas al escuchar mi palabra habéis visto que antes de condenaros os he perdonado. He contemplado vuestros labios amargos y los he endulzado con mi palabra; os he visto cansados por las pruebas de la vida y os he dado mi fortaleza.

El que siente minado su cuerpo por el dolor se pregunta si no habrá hecho mal uso de él, contrito me interroga para saber cómo recuperar su vigor que le permita seguir luchando, entonces le digo: Penetrar en el fondo de mi palabra que es la ley, y en sus preceptos y máximas encontrará cada quién la enseñanza que necesita.

No os alejéis hasta no haber comido de todos los frutos de esta mesa y si después de ello no os sentís satisfechos, podéis marcharos en busca de otros manjares, pero si queréis comprender mi verdad, preparaos y no dudéis de mi presencia sólo porque no habéis recibido lo que de Mí habéis solicitado. En verdad os digo que en mi arcano están vuestros bienes, esperando el momento de vuestra preparación para ser en vuestro espíritu.

Algunos permanecen fuertes en este camino, otros flaquean a cada momento porque escuchan las palabras de sus hermanos que les tientan a abandonar esta enseñanza.

El Maestro os dice: Permaneced unas albas más recibiendo mi enseñanza y poned atención a lo que de Mí escuchéis para que al menos llevéis luz en vuestro espíritu porque aún estáis ciegos. Sé que tendréis que volver a Mí, y que seréis apóstoles de esta obra.

Quien me ha escuchado una vez, lleva una herida de amor en su corazón que nunca se cerrará.

¡Cuántos de los que aquí encontraron la paz sin darse cuenta de ello, será menester que la pierdan para que retornen a Mí!, Porque se convencerán de que la paz no se compra con bienes materiales, por ser un tesoro que desciende de Dios.

la paz ha huido de los hombres y éstos para encontrarla, tendrán que elevarse a Mí. Hoy los poderosos han perdido su fuerza; los reyes tiemblan ante sus vasallos sublevados, los señores se han tornado en esclavos, los que se creían libres están atados a mi justicia, y los hombres de ciencia se confunden.

Daos cuenta de que todos los tesoros y poderes de los hombres no podrán comprar un átomo de paz y que también el don de curación se ha apartado de los doctores, quienes no podrán comprar una sola gota de mi bálsamo con su ciencia, mientras su corazón no se despeje del egoísmo.

Discípulos amados, no dudéis de la gracia que os he confiado ni os atemoricéis por la pobreza de vuestro vestido o por el lugar humilde
que ocupáis entre vuestros hermanos. No temáis porque veáis que sois de los últimos en vuestros trabajos, no os sintáis humillados, sed conformes y dignos, pensad que si materialmente estáis bajo el mandato de vuestros hermanos, vuestro espíritu está sobre ellos. Podríais llegar hasta ser esclavo en el mundo, mas vuestro espíritu ha sido libertado con mi luz para que habite en lo infinito y en lo eterno. El espíritu que es en verdad mi siervo, conoce la paz y la verdadera libertad.

Tendréis que cumplir con vuestra misión entre la humanidad, Yo os guiaré para que llevéis la luz a vuestros hermanos, y no deberéis sentiros incapaces de cumplir con vuestro destino, porque a nadie le he asignado un cargo imposible de llevar a cabo. Me basta que oréis con limpidez y que estéis siempre preparados.

Con la oración se adquiere sabiduría, ella es la llave que abre el arcano divino y es el lenguaje con el cual el espíritu del hijo conversa con su Señor.

¡Cuántos prodigios y cuánta caridad podréis sembrar en vuestro camino cuando os preparéis como Yo os he enseñado! No necesitaréis libros de ciencia o filosofías para saber ni para enseñar, os bastará estudiar y analizar las enseñanzas que os he dado en los tres tiempos.

Si sois pobres, nunca seréis parias. Luchad como todos por el pan de la tierra, pero no os afanéis más de lo debido, no sacrifiquéis vuestro cuerpo tratando de alcanzar y atesorar los bienes materiales. Distribuid vuestro tiempo para que podáis conceder unos instantes a la evolución de vuestro espíritu.

Si Yo repruebo la materialización absoluta en el hombre, no por eso os aconsejo que persigáis únicamente lo espiritual, mientras estéis en este mundo y tengáis materia, tendréis que armonizar hasta donde vuestra evolución os lo permita en vuestra vida, las necesidades del cuerpo con las del espíritu. Dad a Dios lo que es de Dios y al mundo lo que es del mundo.

Vestid a vuestro cuerpo y defendedlo de la intemperie, mas a vuestro espíritu revestidlo de luz. Buscad el pan para vuestra materia, y así como buscáis que sea de buen gusto y que contenga las substancias que os sustenten, procurad a vuestro espíritu un alimento de verdadera vida para él.

Si la carne se impone, sufre el espíritu, si el espíritu se impone sufre la materia y en verdad os digo, que se debe a que en ambos elementos no existe armonía. Esta existe cuando ambos forman un solo cuerpo y una sola voluntad. No os deis por satisfechos creyendo que con orar habéis cumplido vuestra misión; Yo solo os pido cinco minutos de oración, para que el resto del tiempo lo dediquéis a luchar por la vida material y a cumplir dentro de ella con los deberes de vuestro espíritu, sembrando entre vuestros hermanos la simiente de amor y caridad con vuestras buenas obras. Mi palabra os prepara; no podría Yo enviaros débiles a levantar a los caídos, ni os enviaría enfermos a consolar a los tristes.

Discípulos, ¿qué me pedís por aquellos que ponen pedruscos en vuestro camino para haceros caer? El perdón pedís, que él sea con ellos. Yo bendigo a los mismos que os hacen sufrir por mi causa.

Vivid en paz en vuestros hogares, haced en ellos un santuario, para que cuando penetren los seres invisibles, que turbados vagan en el valle espiritual, que encuentren en vuestro ser la luz y la paz que buscan y se eleven al más allá.

¿Qué sería de esos seres si contemplasen tan sólo guerra dentro de vuestro hogar? ¿Qué sería de esos menesterosos?

Tomad una antorcha, encendedla y no dejéis que se extinga su luz, que es el amor a vuestros hermanos y la fe en la caridad de vuestro Padre. Entonces será en vuestros hogares mi paz. Para ello preparad vuestro corazón, limpiad vuestro espíritu con arrepentimiento y regeneración, para que toméis la esencia de mi palabra y con ella seáis confortados. Me aposento entre vosotros manifestando en mi palabra mi enseñanza, para que sintáis mi presencia y deis testimonio de Mí. Os estoy dando una oportunidad más de oír mi lección, porque quiero que cumpláis mis mandatos, que vayáis por el camino certero, hasta encontrar la tierra prometida, una tierra firme, en donde podáis descansar de vuestra peregrinación, conquistando el galardón ofrecido por vuestro Padre.

Es menester que comprendáis mi palabra, para que no la arrojéis como hace el niño soberbio cuando desprecia el pan que se le ofrece. Esta palabra viene a salvaros, a apartamos de vuestras erróneas costumbres, del fanatismo y la confusión en que os han hecho caer las religiones. Si no entendéis mi palabra, o no quisieseis escucharla y estudiarla, me estaréis rechazando y no llegaréis a conocer la finalidad de mi manifestación en el Tercer Tiempo; llegará la fecha señalada para que ésta termine y entonces sentiréis un vacío en vuestro corazón y reconociendo que hubo una gracia que no supisteis apreciar, me llamaréis y ya no se escuchará mi palabra por conducto del entendimiento humano.
Entonces caerá sobre vosotros el peso de vuestra incomprensión y no tendréis paz. ¿Queréis apurar este cáliz tan amargo? Yo os contemplaré con dolor y esperaré el día de vuestro retorno. Dejad que vuestro espíritu se liberte y venga a Mí; espiritualizados para que podáis penetrar en la senda de elevación y de progreso en la vida verdadera.

Sed justos en todos vuestros actos y cuando corrijáis a vuestros hermanos, no seáis jueces ni verdugos. No toméis el látigo para castigar a un semejante.

En el Segundo Tiempo, habiendo penetrado Jesús en Jerusalén, encontró que el templo, el lugar consagrado para la oración y el culto, había sido convertido en mercado, y el Maestro lleno de celo arrojó a los que así lo profanaban diciéndoles- "La casa de mi Padre no es lugar de comercio". Éstos eran menos culpables que los encargados de guiar al espíritu de los hombres en el cumplimiento de la ley de Dios. Los sacerdotes habían convertido el templo en un lugar donde reinaban las ambiciones y la grandeza, y este reinado fue destruido.

Hoy no he tomado látigo para castigar a los que profanan, mi ley, he dejado que las consecuencias de sus propias faltas se hagan sentir en la humanidad para que sepan interpretar su sentido y comprendan que mi ley es inflexible e inmutable. He señalado el camino al hombre, camino recto y si de él se aparta, se expone a los rigores de una ley justa porque en ella se manifiesta mi amor.

Guiad con celo a vuestros hijos, enseñadles a cumplir con las leyes del espíritu y de la materia; y si ellos las infringen, corregidles, porque vosotros como padres me representáis en la Tierra. Recordad entonces a Jesús que lleno de santo enojo, dio una lección para todos los tiempos a los mercaderes de Jerusalén, defendiendo la causa divina, las leyes inmutables.

La humanidad me pide tranquilidad, teniendo en ella el don de la paz que se alcanza con el cumplimiento de sus deberes; mas Yo os pregunto: ¿Es preciso que para tener paz debáis pasar antes por la guerra? Mirad cómo la buena simiente ha sido arrasada por la maldad. Unas naciones destruyen a las otras, las que hoy son fuertes, mañana quedarán aniquiladas, y el pueblo de Israel intercede en estos momentos por la humanidad y me dice: Maestro, he orado y no me ha sido concedido lo que te pido. ¿Sabéis, pueblo, cuántas penas habéis aliviado y cuánta esperanza ha inspirado vuestra oración en aquellas criaturas? No soy Yo el que debe decir que la paz sea en el mundo, sino el hombre, cuando haya convertido su corazón al amor y a la humildad.

¡Qué grande es la ignorancia que me presenta la humanidad! Ni el sabio, ni el ignorante, han cumplido con mis leyes, y teniéndome como Maestro, no han prestado oído a mis lecciones. Si vuestras faltas os hacen morir, tomad mi palabra como pan de vida eterna, vivid velando, trabajando en mi doctrina y amando a vuestros hermanos.

Esta enseñanza es como un nuevo día que ilumina el sendero de la humanidad. Habéis visto ocultarse en el ocaso una era y aparecer una nueva alborada, en que tendréis que mirar grandes luces que iluminan a los hombres ante un gran despertar. Habéis visto desatadas las pasiones, el pecado dando amargos y dolorosos frutos, el mal invadiendo hogares y naciones, la injusticia enseñoreándose en los hombres; mas Yo vengo a detener ese desbordamiento, no a juzgar sino a encauzar al mundo. Y ese dolor que me presentáis y que vosotros os habéis labrado, no lo atribuyáis a Mí; Yo os he creado para que viváis, experimentéis y os elevéis por vuestros méritos. Sin embargo, os amo y por ello vuestro dolor ha llegado a Mí y he venido como Consolador y Maestro a devolveros lo qué habéis perdido y a anunciaros que el reino de paz se acerca a vosotros y que debéis prepararos para llegar a él. La humanidad se transformará y el bien será en el corazón de los hombres.

Desde el principio de los tiempos os he hablado en muchas formas para que me comprendáis y en particular a vosotros, que habéis sido mis confidentes, mis portavoces y heraldos que habéis llevado mis mensajes a los demás pueblos. Hoy os digo que continuéis vuestra misión pacientemente, que no os detengáis ante la incredulidad y la incomprensión de vuestros hermanos. Mientras vosotros habéis creído y comprobado mi manifestación en este tiempo como Espíritu divino, otros no están aún preparados para recibir esta nueva, mas no por esto los desconozcáis ni os desesperéis, lo que no podáis hacer vosotros lo haré Yo y presentaré al mundo mi obra y cumpliré mi promesa.

He escogido esta nación y me place que de ella salgan mis labriegos a esparcir la semilla. Os estoy preparando para que seáis maestros, mas no jueces de vuestros hermanos. No olvidéis que os dejé entre vuestros hermanos como servidores y no como señores. Cuando esta palabra sea conocida y buscada por vuestros semejantes les diré:

Venid a Mí, caminantes, Yo tengo esa agua que calma la sed que abrasa a vuestro espíritu. Os contemplo pobres de espíritu, y de materia, mas Yo vengo a daros más de lo que me pedís, Os ofrezco un reino de paz, el mismo que ofrecí a las primeras criaturas que envié a este mundo. No es el agua de los manantiales, ni la paz perecedera que dura un instante, sino la gracia y la paz eterna, la verdad y la luz.

Traigo para todos perdón y alivio, tanto para los que me aman, como para los indiferentes. No maldigo al que me ha injuriado, antes bien lo bendigo, porque sé que un día me amará.

No debéis ambicionar los placeres terrenales lo que hoy es mañana no existe. Buscad y labrad la vida perdurable, esa vida de la que nadie retorna porque es la suprema verdad. Llegad a ella por el camino de mi enseñanza. Llegad, cumpliendo con mi mandato que en todos los tiempos os he dado: "Amaos los unos a los otros".

¡Cuánto goza vuestro Padre al comunicarse con sus hijos! Después de este tiempo en que os di mi palabra por conducto del hombre, aprenderéis a buscarme en el infinito y vuestra comunión será más pura y constante, será la comunicación de espíritu a Espíritu.

¡Qué alegría contemplo en mis hijos Por haber vuelto a escucharme! Y ¡cómo me reconocen y me siguen! Os repito una vez más, hijos míos: "Amaos los unos a los otros", como os he enseñado siempre.

Os he llamado para haceros grandes en espíritu, no señores del mundo.

Si sois humillados por mi causa, Yo os ensalzaré; si padecéis aflicciones, Yo os consolaré.


¡Mi paz sea con vosotros!

Cátedra Divina 42

Vengo a apartar de vuestro camino, los obstáculos que puedan estorbar vuestro trabajo en mi campiña, porque sois los, elegidos para cumplir esa misión; debéis dar a conocer a la humanidad la verdad de mi enseñanza. Sed fuertes, porque he mirado que os falta fe, que os dejáis vencer por el desaliento y no os levantáis con entereza de vuestras caídas. Volvéis a dudar como lo hicisteis en el Segundo Tiempo y para creer me pedís pruebas materiales que no he de concederos. No imitéis a los escribas y sacerdotes, que teniendo en sus manos las escrituras pensaron que mi llegada entre la humanidad de aquel tiempo se verificaría en determinada forma, y al ver que el desarrollo de mi misión era bajo una forma de manifestación distinta a la que ellos esperaban, dudaron, porque los prodigios que pidieron no les fueron concedidos, porque el camino ya
estaba trazado por Mí y todo fue consumado según estaba escrito desde la eternidad.

Dudáis porque vuestro corazón no está preparado, ignorabais mis profecías y muy pocos han analizado y comprendido mis revelaciones en toda su verdad, mas si vuestro corazón ignoraba, el espíritu presentía que había de venir entre vosotros una vez más, y hoy mi palabra, como fino cincel, os está modelando y probando la verdad de mis manifestaciones. En verdad os digo que no debéis someter a prueba a vuestro Padre, orad y penetrad en profunda meditación, ya es tiempo de que tornéis a Mí y de que os acerquéis y os reunáis con vuestro Creador.

Pensad que si habéis llorado en la Tierra, no soy Yo quien os ha causado esa pena, no he gozado con vuestra expiación, ni he sido indiferente a vuestro dolor; sólo he querido modelar y elevar a vuestro espíritu. Os he amado y perdonado siempre.

Penetrad en el sentido de mi palabra y descubrid todo lo que quiero expresaros por los labios torpes del portavoz, mas no queráis oírme sólo por conducto de ellos, os he enseñado la oración perfecta, para que alcancéis la comunicación de espíritu a Espíritu con vuestro Padre, con la que podréis hablarme en el lenguaje que corresponde al espíritu y recibir mis sabias y amorosas respuestas.

¿Por qué pasáis inadvertida mi obra de espiritualidad y desoís la voz de la conciencia que os está hablando en vuestro interior? ¿Por qué dais crédito, tan sólo a las palabras y juicios humanos y dejáis que el espíritu que vive en su tiempo sé marchite como las flores bajo un sol ardiente cuando les falta el riego?

Los niños se comunicaran conmigo, recibirán mis mensajes y os sorprenderán con su adelanto. Os enseñarán mi doctrina de amor y sus convicciones serán firmes; mas no por ello os sintáis humillados. Si en el seno de vuestro hogar miráis que ellos dan muestras de espiritualidad conducid sus pasos, dejad que gocen y se extasíen contemplando las elevadas regiones donde viven los justos, y ellos sentirán mientras están transportados que están cerca de Mí y olvidarán sus dolores.

¿No miráis la paciencia y también la angustia en vuestro Padre ante el lento despertar de sus hijos? Mi caridad os conduce a la paz, las pruebas están señalando a la humanidad el estrecho camino que conduce a Mí. Por ese sendero todos debéis llegar a reuniros con vuestro Creador.

Entre Vosotros se encuentran los labriegos que aman a la humanidad y luchan por llevarle la luz. Hoy vienen llenos de fe a depositar en Mí el fruto de su trabajo. Ahí está el párvulo que ha escuchado mi cátedra, que ha tomado la parte de trabajo que le corresponde, y que hoy me presenta las primicias de su siembra espiritual. Su oración, es una invocación de paz para sus hermanos, no le basta para feliz, que su nación se encuentre en paz; llegan hasta él las quejas de la humanidad que no conoce, pero que sabe que está sufriendo. Con su espíritu conmovido intercede por sus hermanos y Yo le digo: Que esa paz vendrá cuando la prueba haya dejado su simiente en el corazón de aquellos que hoy sufren y el dolor haya purificado su espíritu.

Pensáis, mientras oís mi palabra, que en los momentos de gozo en que os transportáis para estar más cerca de Mí, muchos hermanos vuestros caen en los campos de guerra, que muchas madres han visto, partir al hijo y su corazón se ha desgarrado de dolor, que muchos pequeños lloran el abandono de sus padres y todos se debaten en el dolor. Os digo que no sabéis el tiempo en que habéis penetrado, porque éste es tiempo de expiación y duras pruebas. Vosotros como discípulos míos, sentís él deber de orar para hacer descender la paz y el consuelo sobre vuestros hermanos, y Yo os pregunto si habéis sabido aprovechar la paz que os he concedido.

¿Por qué lloran los padres sintiendo que la familia es un pesado madero que llevan sobre su hombro, y otros por qué están enfermos del espíritu, teniéndome tan cerca? Es que les ha faltado la fe y la confianza en Mí, y no han podido regenerarse.

Vos, pueblo de Israel, no pequéis, antes bien rescatad a los pecadores, iluminad a los que se han confundido, y si queréis guardar vuestra paz, trabajad por ellos, honrad a vuestros padres, miraos todos como hermanos. Amaos los unos a los otros.

Siempre que os acercáis a Mí, sentís que mi amor fortalece a vuestro espíritu y materia, también sabéis que cuando os alejáis, huye de vosotros la paz y vuestro espíritu se aflige. Vuestra conciencia os dice siempre con toda verdad si estáis en el camino de la ley o si os habéis salido de él. Yo soy la ley y os inspiro siempre el cumplimiento de ella.

Cuando os obstináis en disfrutar de los placeres prohibidos, Yo permito que conozcáis y sepáis por propia experiencia, que ese cáliz os ofrece siempre el dolor. Después de una caída os desengañáis y volvéis a Mí, pidiendo que ese dolor sea para vuestra expiación.

Aprended, para que preparéis a los corazones ansiosos de conocer mi palabra y podáis hablar sin temor. Si en vuestro corazón se anida el egoísmo, nada podréis dar; tened presente el amor y la caridad con que Yo hablo a todos mis hijos, y con el mismo amor entregad a vuestros hermanos.

Ya se acerca el tiempo en el que os enviaré por comarcas y naciones para que llevéis mi luz, pero vosotros debéis preparaos estudiando y analizando mi enseñanza dando con vuestras obras de amor y caridad hacia vuestros hermanos, testimonio de las verdades que ella encierra. No quiero que después lloréis el tiempo que perdisteis por no haber sabido aprovechar mi enseñanza, por que habrá grandes pruebas. Muchos lamentarán no haberme oído y creído y algunos para 1950 ya estarán en espíritu.

Algunos de mis hijos lloran al oír mi palabra, que esas lágrimas sirvan para lavar a los que se han manchado.

Vosotros que me escucháis haced mi voluntad como lo hicisteis en el Primero y Segundo Tiempo, porque sois los mismos espíritus que han venido evolucionando tiempo tras tiempo, y cuando hayáis alcanzado el final de vuestra restitución, vendréis a Mí, para no volver a encarnar en este mundo. Muchas veces os he dicho, que si en esta era hubiese encarnado para daros mi palabra como lo hice en el Segundo Tiempo, una vez más hubiera sido llevado al martirio; esta lección ya pasó y hoy vengo a daros la que corresponde a este tiempo. Comprended que la forma en que me manifiesto, es una prueba más de mi amor a vosotros al comunicarme a través del entendimiento del hombre; éstos que me sirven, llevan una pesada cruz y por esta causa, por seguirme, padecerán, serán desconocidos y burlados, mas Yo acogeré a su espíritu y después, cuando hayan terminado su misión, les daré descanso y paz.

Hoy me pedís por vuestra envoltura y Yo os digo: Pedid más por vuestro espíritu que lo demás os lo doy por añadidura.

Considerad que sólo sois pasajeros en la Tierra, que en vuestra larga jornada habéis recogido dolor y habéis tropezado con el pecado, y que después de haber caído, sin encontrar una mano caritativa que os levantase, recordasteis que en el más allá hay un Padre bondadoso que está dispuesto a daros cuanto necesitáis, y que en El podíais encontrar alivio a vuestros males no sólo a los que enferman a vuestro cuerpo, sino a los que afectan a vuestro espíritu que son como un fardo doloroso que os agobia.

¡Oh, hijos amados! Que no habéis querido elevar vuestro espíritu, que no le habéis concedido el tiempo necesario para meditar y cumplir con sus deberes, considerad cuántos dones están en vosotros, nada os falta para que podáis alcanzar la cumbre del monte donde os espera vuestro Padre, para entregaros vuestro galardón. Todos estáis iluminados y preparados para conocer las revelaciones de este tiempo; si os espiritualizáis, podréis trabajar no sólo en este mundo, sino que Yo os permitiré transportaros a otras regiones donde viven vuestros hermanos y ahí sembraréis también como buenos labriegos, la simiente de amor y caridad que vuestro Padre os ha confiado.

No os conforméis con la primera lección que habéis recibido, seguid adelante, buscad mi palabra, conoced su esencia para que podáis hablar con firmeza a vuestros hermanos; no temáis al juicio ni a la burla de la humanidad. ¿Qué falta podrán perseguir en vosotros, si lleváis limpieza en vuestro corazón y rectitud en todos vuestros actos?

Me complazco en recibir a los corazones inocentes y buenos que vienen a solicitar mi ayuda, a los que me buscan como doctor de los doctores, mas también contemplo con agrado que os olvidáis de vuestras penas para presentarme a vuestros hermanos menesterosos, a los que habéis convertido con mi enseñanza; bendigo a los que han aliviado penas y compartido dolores y les doy fortaleza, para que cumplan con mi precepto, que os dice; Amaos los unos a los otros.

He contemplado cómo algunos de mis hijos desconfían de Mí, sin dejar a su espíritu desarrollar sus dones, y cuando ha sido preciso que hablen a la humanidad de mi doctrina han callado sin recordar que Yo he dicho que hablaré por todos los que estén preparados y que si no los hay, hablare por medio de los elementos de mi Creación.

A mis hijos, que van por la Tierra sin conocer su elevado destino, les digo: ¿Cuándo pensáis cumplir con vuestra misión? Si hoy dormís, despertaréis mañana en el más allá y lloraréis el tiempo perdido, me pediréis volver a la Tierra y entonces vuestra restitución será muy dolorosa.

Cuando oís que el Maestro os previene y juzgáis vuestras obras a la luz de vuestra conciencia, encontráis que la semilla que os he dado no se ha multiplicado, y Yo os pregunto: ¿Cómo vais a preparar a los nuevos discípulos que, vendrán en busca de esta herencia, no podéis testificar con vuestras obras la enseñanza que os he dado?

En el primer día del año de 1939, os anuncié la guerra que se aproximaba, palpasteis la destrucción y el caos en que se hundieron muchas naciones; habéis visto pasar guerra tras guerra y aún no os apercibís del tiempo, en que estáis viviendo. En los años futuros veréis gran división entre las naciones.

Los fuertes estarán frente a los fuertes y en esa batalla perderán su poder y se doblegarán, entre tanto muchos espíritus perderán su cuerpo e irán al valle espiritual con la confusión y el dolor de no haber preparado su retorno a Mí, mas en su camino encontrarán a Elías señalándoles el camino de su restitución.

Hoy os anuncio que se acerca el tiempo en que vendrán grandes espíritus a la Tierra a trabajar por la paz y por la elevación de la humanidad, Preparad el camino a esas generaciones.

Bienaventurados los que al oír mi palabra han creído, más también os digo: Benditos aquellos que sin haberme escuchado creen y llevan en su corazón un templo, aman e interceden por sus hermanos y su fe es como una flama ardiente que ilumina el sendero de su restitución, porque ellos me estarán mirando con su fe.

Hoy acudís a la fuente de la gracia para calmar vuestra sed y recordáis mis palabras en que os dije: “El que de esta agua bebiera, sed no volverá a tener” Vuestra sed en este tiempo es de luz, de verdad y de paz. Conocéis sólo el dolor y la falsedad y buscáis un bálsamo que cure vuestras heridas y haga renacer vuestra esperanza. Aquí me tenéis recibiendo, vuestro corazón y confortándolo. Aguardáis impacientes los días en que os doy mi palabra y me decís: Padre, sólo en este instante encuentra descanso mi espíritu y elevado a Ti olvido lo que pertenece al mundo y siento que la paz de tu Espíritu inunda mi ser.

Bienaventurados vosotros que habéis reconocido que éste es el tiempo de gracia en que mis enseñanzas os guían y os ayudan en vuestra restitución. Si sabéis oírme y conservaros dentro de mis leyes, no habrá poder humano que os hiera, y os sentiréis acariciados y guiados por el Padre.

Si antes no me habíais buscado, hoy sabéis que la hora de vuestro despertar ante mi verdad estaba marcada y que Yo os esperaba para haceros heredad. Ahora que habéis recibido mis beneficios, llenos de gratitud me pedís que os conceda ser mis labriegos y Yo lo permito, porque a eso os he enviado a la Tierra, a conocer la buena nueva y extenderla entre la humanidad; mas para alcanzar el conocimiento y desarrollo de los dones que os agracian, antes tendréis que luchar contra vuestra materialidad, contra vuestro pecado y debilidad, y cuando sintáis que os habéis preparado y que os habéis purificado con vuestra restitución, llevad vuestro amor a vuestros hermanos como una joya de inapreciable valor.

No habéis venido a la Tierra para rendir tributo al mundo, vuestro cumplimiento es más elevado, la misión como discípulos de vuestro Padre os espera, y cuando hayáis luchado por el establecimiento de mi doctrina y tengáis vuestra planta herida por los cardos y vuestra vestidura desgarrada por el largo camino, venid a Mí; No temáis llegar desnudos, sin calza y sin alforja, porque si todo lo habéis derramado entre vuestros hermanos, Yo os devolveré lo que les hayáis dejado y os colmaré de gracias por el amor y caridad que les hayáis impartido.

Os espera una gran lucha, en que vuestro cumplimiento hará que vuestro espíritu no sienta cansancio; porque seréis ayudados por el buen Pastor y por el mundo espiritual. Si me amáis, si tenéis fe, el trabajo os será fácil; Yo venceré la incredulidad de los espíritus reacios y os oirán; otros no llegarán a conocer esta luz en la presente encarnación porque ya os he anunciado que no todos los que hoy están en materia conocerán la luz de esta enseñanza del Tercer Tiempo. Muchos tendrán que ir al valle espiritual y desde allí contemplarán esta obra de amor y creerán. Los que me oyeron y no comprendieron mi palabra, ni conocieron mi voluntad, trabajarán en espíritu y así cumplirán su misión.

Aun cuando mi lección es clara, no todos la habéis analizado ni comprendido. No os habéis alimentado con este fruto que en este tiempo os he ofrecido. Os he dicho que todo árbol por su fruto es reconocido, y el sabor de mi palabra es dulce, y su esencia vivifica al espíritu, mas no habéis querido conocer su verdad.

Habéis sido frágiles barquillas en medio de un mar embravecido y habéis dejado muchas veces apagar vuestra fe. No me sentís, sabiendo que estoy con vosotros, que muchas veces os he dicho que tenéis más lejos de vuestros ojos las pestañas, que mi Espíritu del vuestro.

Velad, porque el lobo con piel de oveja os acecha siempre para sorprenderos. Cuando ya os disponéis a compartir este amor y esta caridad divina con vuestros hermanos, la tentación se acerca y os hace variar vuestra intención.

Si encontráis que vuestros hermanos que pertenecen a otra doctrina, señalan vuestros errores y os enseñan, sed humildes, oíd sus palabras, porque mi inspiración desciende a todo el que se prepare, y no sabéis si es mi voluntad servirme de ellos para corregiros. De todas las clases he escogido a mis discípulos, hay quienes mendigaron para llevar
el pan a sus labios, mas también hay otros que habiendo llevado una vida de holgura, les he llamado y sin comprender el tesoro que han recibido, se avergüenzan de formar parte de este pueblo.

Yo perdono vuestros pecados, aun cuando habéis faltado con el conocimiento de que cometíais un error y siempre os presento el camino por donde debéis de llegar a Mí. ¿Puede el hijo presentarse al Padre con su espíritu manchado y sin buenas obras? Su conciencia le dirá que sólo después del cumplimiento podrá llegar a Mí.

Comprended que cada instante que pasa acorta el tiempo en que os daré mi palabra. Aprovechadle para que mañana no lloréis por la enseñanza que habéis desperdiciado.

Meditad en que tendréis que cumplir la misión de dar la buena nueva a vuestros hermanos, así como hubo en vuestro camino uno que os llamara. ¿Quién podrá olvidar a aquél que os habló de mi palabra y os condujo a mi presencia? ¿No queréis que alguien os recuerde con cariño y gratitud?

Perseverad en el bien, dejad que vuestro corazón se acrisole en la virtud y veréis el desarrollo de vuestras facultades. No retrocedáis, porque sentiréis como si esos dones huyeran de vosotros.

Es tiempo de que no sólo pidáis, sino de que sepáis pedir, para que no digáis: Padre, he rogado mucho y nada he recibido.

No olvidéis que más tengo que daros que vosotros que pedirme, y que mientras vosotros estáis pidiendo al Padre que os dé, Yo os estoy pidiendo que sepáis recibir.

Sed de mis buenos discípulos, de aquellos que abracen su misión con verdadero amor y fe. Si ayer caminasteis por senderos inciertos y prohibidos, hoy debéis caminar por el sendero de mi ley. Si ayer en vuestra ofuscación levantasteis vuestra mano para herir a vuestro semejante, haced ahora que esa misma mano aprenda a acariciar con ternura. Si ayer sembrasteis a vuestro paso la semilla del odio o de la mala voluntad, convertíos ahora en sembradores de la semilla de la paz y la fraternidad.

En verdad os digo, que quien recuerde vuestras obras de ayer, y os mire ahora transformados en mis discípulos, tendrá que reconocer que en el fondo de vuestra fe existe una verdad y no tendréis que hablar mucho para convencer a quienes tratéis de doctrinar, porque vuestras obras serán el mejor testimonio que deis a vuestros hermanos.

A las madres les digo: Enseñad a los niños a dar sus primeros pasos tanto en lo material, como en lo espiritual, facilitarles el camino para que ellos puedan encontrarme, amarme y elevarse. Tened en cuenta que en cada nueva generación que surja de entre vosotros, irá siendo mayor el adelanto espiritual que alcance. Haced uso de la intuición para guiarles y no les deis malos ejemplos ni frutos vanos a comer.

No quiero que esas nuevas generaciones tropiecen o se extravíen por causa vuestra, no quiero contemplarlas llorando por falta de amor entre los suyos.

Hoy que contemplo humilde a vuestro espíritu, vengo a darles mis nuevos mandatos; en los tiempos pasados, todos soñabais con el poder, la riqueza, la gloria del mundo y los placeres, entonces fue cuando gritasteis en contra de Jesús: ¡Crucificadle! Porque Cristo venía a predicar la humildad y a enseñaros la renunciación a todo lo superfluo. Hoy os conformáis con un poco de paz, una torta de pan y un techo seguro. La vida con sus lecciones os ha tornado en humildes y con ello vuestro espíritu ha logrado libertarse.

Mientras que el hombre posee la aparente paz que le da el mundo y cree poseerlo todo, no se acercará a Mí. Mas cuando la humanidad llegue a la verdadera espiritualidad, todo lo poseerá y su recreo y deleite serán profundos y verdaderos, como el Padre se deleita y goza en todo lo que ha creado.

Mi caridad os contempla ¡oh pueblo de Israel! Y juzga vuestras obras. El juicio divino es ya con todos los seres y nadie se escapa de él.

He querido para mis hijos tan solo la paz y el bienestar, y ellos han buscado el dolor, la purificación, y es que mi ley no admite imperfecciones y por tanto todo el que se haya manchado tendrá que lavarse, todo aquél que se haya salido del camino tendrá que volver a él. Vosotros miráis desde esta nación el torbellino que acorta y destruye pueblos a su paso y no os conmovéis ni apreciáis la paz de que gozáis, ni reconocéis los privilegios que os he concedido. Y no conformes con mi voluntad consideráis injustas vuestras pruebas y os volvéis contra Mí. Yo, espero a que hayáis pasado por este mundo, para que vosotros mismos juzguéis vuestra vida. Entonces seréis jueces implacables de vuestro espíritu y miraréis en Mí sólo al Padre que perdona, bendice y ama.

Os habéis cansado por vuestra constante desobediencia y el resultado de ello os hace llorar. Habéis dormido por mucho tiempo y vuestro despertar va a ser amargo. He prometido a la humanidad enviar a un ejército formado por 144,000 seres que serán diseminados por el orbe, y él esta en espera, porque sabe que cada uno de esos soldados es un portavoz, un intérprete de mis mandatos.

Después de que la Tierra haya sido tocada de un polo a otro y de que toda nación, institución y hogar, hayan sido juzgados hasta su raíz, y que la humanidad haya lavado toda mancha, vosotros iréis preparados en mi nombre para llevar mi doctrina entre vuestros hermanos.

Yo, el Padre, he llorado sobré esta humanidad al verla escalar las más grandes alturas de la iniquidad, mis palabras desoídas, mis leyes mancilladas, mas la hora de su reflexión ya se acerca y en ese día Yo derramaré en ella todo lo que le tengo reservado, porque es mi hija muy amada.

Los que crean en Mí, me verán más pronto que los que dudan. Cuántas veces he llamado a vuestro corazón y no habéis oído, ni habéis sentido mi presencia. Sólo vengo a deciros que os reforméis y que penetréis limpios en este tiempo de luz y de gracia. Y cuando poseáis mi semilla, sembrad y convertid en fértiles las tierras áridas haciendo que vuestra oración sea el riego fecundo.

Amaos y vivid en paz en vuestro hogar, porque Yo he contemplado que de cinco que forman una familia, dos están contra tres y tres contra dos.

Cuando os veáis separados de los seres que fueron carne de vuestra carne y después se encuentran en espíritu, no les olvidéis, comunicaos con ellos por medio de vuestra oración y ayudadles a trabajar y a elevar su espíritu. Pensad cuan corta es vuestra vida en la Tierra, por lo tanto, aprovechad vuestras facultades y potencias haciendo grandes obras que os rediman y salven.

Yo os doy el pan del espíritu, vosotros buscad el pan material, mas así como buscáis afanosamente vuestra tranquilidad y bienestar corporal, buscad el progreso espiritual. Vuestra cruz no es pesada, si Yo os enseñé a subir la cuesta del Calvario llevando la cruz de trabajos, sufrimientos y pecados de toda la humanidad, ¿por qué no podréis escalar vosotros, a quienes he encargado de una reducida porción? Mas si flaqueareis bajo su peso me tenéis como Cirineo, y Yo no os dejaré caer.

Ese dolor del que tanto huís, es fuente inagotable de purificación y renovación para el espíritu; vosotros mismos habéis experimentado muchas veces, que después de una prueba os sentís aliviados, limpios y en paz con vuestra conciencia.

Esta palabra levantará al espíritu de los moradores de esas naciones que hoy se encuentran cansados de sufrir, mas os digo que pronto, muy pronto, me encontrarán con los brazos abiertos como estuve en la cruz, esperándolos para estrecharlos amorosamente y llevarlos a mi mansión de paz.


¡Mi paz sea con vosotros!