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martes, 7 de septiembre de 2010

ENSEÑANZA DIVIVA No. 195

Escuchad mi lección, discípulos amados.

A través de la inspiración del portavoz llega a vosotros mi palabra llena de enseñanzas. Escuchándola habéis reconocido, que ella es virtud, bálsamo y regeneración, y en su esencia vislumbráis la vida del espíritu.

No creáis que a vuestro Maestro le basta tan sólo con verse rodeado de Vosotros; hay algo más que debéis hacer y que en verdad le complacería y es pagar esa deuda, que habéis contraído con Él y que aún no habéis saldado. Es una cuenta que ha pesado sobre vosotros a través de las etapas en que habéis venido a morar en la Tierra. Por eso es que en la caricia de mi palabra sentís el reclamo; en su amor encontráis un mandato y en la esencia una ley.

Vuestra mente se confunde a veces y se rebela a este cumplimiento, y es que esa deuda sólo puede reconocerla el espíritu; mas si se inclina por las satisfacciones de la tierra, será espiritualmente un paria.

Quiero que mis discípulos sean firmes en su fe y en sus convicciones, que no sean de aquellos que dicen creer en mi palabra, dicen seguirme, y al sentir que las arenas del desierto queman sus plantas, temen continuar el camino y sienten dejar las riquezas que pertenecen a este mundo; éstos sólo son prevaricadores, no han llegado aún a ser discípulos.

No esperéis encontrar este camino, sembrado de rosas, más bien presentidlo lleno de espinas Es el mismo camino que siguió Jesús, es el que conduce a la cima del calvario.

Mi palabra es la que os orienta para que no tropecéis.

Este es el tiempo en que todo entendimiento y todo espíritu reciban mi luz. Las religiones y doctrinas alcanzarán la completa lucidez y os sorprenderéis cuando veáis los pasos de espiritualidad que den vuestros hermanos sin haber escuchado esta palabra.

Velad por la paz del mundo y reconoced que mi caridad os ha tenido a salvo de la guerra.

En verdad os digo: Que a pesar de vuestra admiración y amor ante mi palabra, no le habéis dado el valor que ella tiene; mas vendrán las generaciones del mañana y se asombrarán y se sentirán sobrecogidos de respeto y recogimiento ante los libros que quedarán escritos.

Vosotros sois aquellos que encontré dormidos en el seno de diversas religiones y que aun cuando todos son caminos que conducen al mismo fin, quise venir a mostraros una vez más el camino más corto.

Sed conformes, hijos amados, y vivid en paz.

Se acerca más y más el momento en que dejaré de daros mi enseñanza, esta hermosa lección que por tanto tiempo recibisteis a través del entendimiento humano. Yo he querido que estéis preparados para que nada os sorprenda, que los enemigos de mi obra encuentren en mis testigos la fuerza invencible de la fe, y vosotros tendréis la certeza absoluta de que no estáis solos, de que me encuentro cerca de todos mis hijos.

Hoy surge de vuestro ser una fuerza que os levanta a trabajar; es la conciencia que íntimamente os habla.

En lo material es la fuerza de la ley la que os señala la forma de comportaros.

En lo espiritual, mi ley es de amor universal y se manifiesta en el aire que respiráis, en los mundos que giran en torno a vosotros y en toda la creación.

Todo vibra al ritmo de esa ley; si los seres inferiores nacen, crecen y declinan en el seno de la naturaleza, es porque viven dentro de la ley sin saber de ella.

Y ¿Por qué el hombre, dotado de la luz del espíritu, de conciencia, inteligencia y voluntad, se aparta tantas veces del sendero marcado por mi ley? Se debe a que mientras unos se olvidan del Padre, otros se forman de Mí un concepto erróneo, limitándome bajo formas imaginadas por el hombre y olvidando que Yo soy esencia y potencia y todo se encuentra bajo mi voluntad. Cuando trata de analizar de buena fe la creación, en la que está manifiesta la potencia de Dios, observa la semilla y se abisma en el misterio que ella encierra, la ve surgir de la tierra convertida en planta, estudia las distintas especies y aun cuando sus virtudes son diferentes, todas se alimentan de un mismo seno: La tierra.

La semilla es un símbolo de la vida, de la multiplicación, de la transformación y de la evolución. Y si en una criatura tan pequeña podéis contemplar la imagen del Creador, ¿Qué será cuando observéis al hombre, al cosmos o estudiéis al espíritu?

Ved que no hay forma precisa bajo la cual podáis imaginar a vuestro Dios. Estoy en todo, lo mismo en lo espiritual y eterno, que en la naturaleza material. Yo soy la vida, el espacio y la luz. Soy el remedio para todos los males que el hombre pueda encontrar.

En lo espiritual existe un antídoto para todo mal que aqueja al espíritu, así como en la naturaleza el hombre encuentra por medio de la ciencia el remedio para sus males corporales. Si analizáis, encontraréis que en los distintos reinos está manifiesta la perfección infinita del Padre. Vuestra imaginación y vuestra curiosidad van a veces más allá de lo que toca a vuestro mundo y os preguntáis si en otros mundos habrá seres y si ellos tendrán una vida y una evolución semejante a las que vosotros tenéis en la tierra. Estudiad y practicad mi enseñanza y cuando el tiempo sea propicio, conoceréis el misterio de la vida de los astros. Al hombre toca, por medio de sus méritos, rasgar ese velo. A él corresponde proseguir su camino de evolución, para que sus ojos logren al fin contemplar cuanto sea mi voluntad y hagan luz en la mente de sus hermanos. En verdad os digo que no será posible escalar hasta ahí sin sufrir tropiezos; es menester ascender paso a paso; de lo contrario, el cerebro humano se desquiciaría y nada alcanzaría a comprender.

Por eso he permitido vayáis alcanzando vuestra evolución poco a poco, al ritmo de vuestro desarrollo.

De las grandes luchas toma el hombre la luz y hace nuevos descubrimientos para adelanto de la humanidad. Pero el hombre olvida que todos sus adelantos se deben a alguien más poderoso que él y que en su mente está recibiendo la luz del creador, que es sabiduría. Es grato veros crecer en ciencia, mas en verdad os digo: Más deberíais trabajar para el espíritu que para la materia. Para ello os estoy entregando una revelación que forme en vosotros un concepto real de las criaturas, tanto espiritual como humanas y que en su sencillez encierre el conocimiento que os abra camino para una vida mejor.

Esa vida no la veréis con los ojos; de vuestro cuerpo; pero podéis anunciar estas lecciones a los hombres que vivirán aquí el mañana.

Ahora veis sólo guerras y clamáis que es castigo de Dios, cuando os he enseñado que Dios, que es Padre, no castiga; que los acontecimientos se suceden por causa de ellos mismos

¿Qué ha motivado la furia de los elementos? Todo esto ha sido provocado por la falta de armonía en que los hombres viven con la naturaleza que los rodea

El hombre llegará a reconocer la evolución a que está sujeto su espíritu, a presentir su grado de adelanto o retraso a buscar la forma de lograr su verdadero progreso; comprenderá que no debe concretarse a vivir para él, ni tan sólo tomar en cuenta la vida material

Entonces volverá los ojos en busca de mi ley, de aquella que desde Moisés entregué a la humanidad y así; analizando, llegarán los hombres al conocimiento de la doctrina que en este tiempo os he revelado y comprenderán que ella es universal.

Hijos míos, uníos. Este conocimiento que vais adquiriendo, esparcidlo en vuestros semejantes. No sólo os reunáis en los recintos, id al campo, a las montañas, ahí me manifestaré entre vosotros.

Llamáis a este siglo, el siglo de la luz, mas Yo os digo: Vosotros no lo llaméis así tan sólo por los inventos de los hombres, sino porque la luz del Espíritu Santo se ha derramado sobre todo entendimiento, abriendo a la humanidad el camino que conduce a una vida superior, la vida espiritual.

Mi palabra de este tiempo servirá para que el hombre del mañana desarrolle su espíritu y su entendimiento. ¡Cuán grande será la capacidad de aquellos para comprender y analizar.

Por eso vengo con mi palabra de luz a preparar a las nuevas generaciones y a deciros que vosotros preparéis también el camino.

Estudiad esta lección, practicadla y tendréis paz en el corazón, elocuencia en vuestros labios y convicción en vuestras palabras.

Amados discípulos del Maestro: Venid a Mí.

He venido una vez más a vosotros, acudiendo a vuestro llamado, porque veo vuestro anhelo de prepararos.

La humanidad ha hecho de estos días una tradición, para recordar a los que ya no pertenecen a este mundo. La imaginación humana ha tratado de formarse una idea del lugar en que aquellos seres se encuentran y de la vida que les rodea. Y en el anhelo de que gocen de la paz eterna, creen mirarlos a la diestra del Padre, recreándose en su gracia. Lejos se encuentran de la realidad, sin embargo vosotros, a quienes os he revelado tantas realidades de aquella vida aunque miréis que entre la humanidad existen diversos conceptos de la vida espiritual, estad unidos en espíritu con todos, bastándoos saber que todos sienten la vibración espiritual.

Tiempo llegará en que podáis abrir ante vuestros hermanos este libro que os estoy confiando, para que este conocimiento lo transmitáis de corazón en corazón.

El fin de todo espíritu es el de fundirse en la Divinidad después de su purificación y de su perfeccionamiento. Por ello inundo de luz vuestro camino y doy fuerza a vuestro espíritu, para que escaléis peldaño tras peldaño. De acuerdo con la elevación que poseáis cuando dejéis esta tierra, será la morada espiritual que habitéis en el más allá, porque el universo fue creado como una escuela de perfección para el espíritu.

Cuando terminéis aquí vuestra misión y no tengáis ya que venir, vuestro espíritu irá a habitar otro mundo, desde donde velaréis y trabajaréis por la paz y el progreso de los hombres.

Paso a paso iréis penetrando en el arcano y a medida que el espíritu se compenetre de sí mismo, irá sintiendo mayor atracción hacia el bien y ello lo acercará aún más a la Divinidad.

Los seres que se encuentran errantes en el espacio, luchando por alcanzar la luz de un mundo superior; son aquellos, que conservan las miserias e impresiones que en ellos dejó la materia y la vida terrestre; luchan entre las dos fuerzas que les atraen, la espiritual y la material, porque aún sienten el apego y el amor por las satisfacciones de este mundo.

Buscad con la oración a esos seres, porque su luz y su fuerza no les bastan aún para romper las cadenas que les atan a lo que dejaron; por ellos velad; y de los que han vencido al mundo y a la muerte, descuidad. Ellos pertenecen a mundos completamente distintos, y toda la experiencia que han recogido en la jornada, la convierten en luz, para desde ahí inspiraros. Ellos son vuestros intercesores, vuestros ángeles guardianes, los que trabajan por el bien de todos; recordadlos y amadlos.

También existen en lo espiritual enormes legiones de seres que no saben a donde ir, ni qué pensar, ni qué hacer; son los que ha poco dejaron este mundo y aún no sienten el despertar de sus facultades y potencias latentes. Por ellos orad, que vuestra voz espiritual resonará en su espíritu y les despertará para que puedan encontrar el camino que Jesús les trazó desde el mundo con su palabra y su sangre en la cruz.

Y mientras estos días son de luto, para el mundo, porque lamenta la pérdida de seres queridos, para el que conoce la vida del espíritu, no puede haber luto, mas sí regocijo, porque sabe que los que han partido de este mundo, al emanciparse de la materia, han logrado la liberación y han dado un paso más hacia la paz que da la perfección.

A vosotros os digo: No tengáis prisa por penetrar en el valle espiritual para comenzar a dar pasos de perfección en el camino. En materia, desde esta Tierra, debéis aspirar a esa perfección. Descubrid en vuestra materia, en este mundo y en la vida que os rodea, a pesar de sus amarguras y de sus vicisitudes, ocasiones sin fin de hacer méritos para el adelanto de vuestro espíritu.

La materia es sólo la vestidura temporal del espíritu, de la que cambia cuantas veces le es necesario para sus experiencias, su evolución o expiaciones. Aquél que todavía no comprenda esta ley de justicia divina, es un párvulo.

No seríais espiritualistas si dudaseis de la ley de la reencarnación, porque es un conocimiento fundamental que viene a revelar a muchos y a confirmar a quienes de ello tenían un presentimiento o intuición. En esa ley existe una razón y una justicia tan clara como la luz.

Mas quien tenga fe en esta lección y se levante a explicarla, enseñará que la materia es la envoltura o vestidura del espíritu, que ese cuerpo contribuye al desenvolvimiento del espíritu, porque le proporciona los medios necesarios para manifestarse y purificarse. La lucha interior del espíritu y la materia, del bien contra el mal, da ocasión para hacer méritos. Los sufrimientos de la carne, los deseos no cumplidos, son purificación para el espíritu, una experiencia más, aparentemente amarga, pero que más tarde se traducirá en luz. No quiero deciros con esto que para purificarse es menester el dolor. ¡Cuántos seres existen en mi seno, a quienes ha purificado el amor sin haber experimentado dolor!

Pero es destino del hombre sufrir, escalar la montaña bajo el peso de su cruz hasta alcanzar su salvación; mas no por ello despreciéis ese cuerpo a través del cual tanta amargura bebéis, antes bien amadlo, porque en él también se refleja el poder de Dios, porque es débil criatura de la cual sois responsables. Cuidadla y conducidla hasta el día en que Yo determine pediros cuenta de ella. Si os digo: Amad a vuestra materia, entended lo que quiero decir, porque no vengo a despertar en vosotros vanidades ni egoísmos; mas también amad a vuestro espíritu que es la parte noble y elevada de vuestro ser y parte de vuestro propio Padre. Amadle por muy manchado que se encontrare porque aun envuelto entre tinieblas, nunca dejará de llevar consigo una chispa de mi Divinidad que es la conciencia y siempre a pesar de todo existirá pureza en ella, desde el instante en que Yo habito en cada uno de mis hijos. Pero si esa luz es despreciada, el espíritu en su rebeldía seguirá sin adelanto y retrasará su llegada al seno de su Creador.

Aunque mis palabras y mis obras parecen contradecirse, no existe en ellas tal contradicción. Os he dicho que Dios es pureza y perfección y que vuestro espíritu es semejante a la Divinidad; pero cuando el espíritu ha caído arrastrado por las inclinaciones de la materia, al detenerse en su evolución, duda de su semejanza con el Creador, al considerarse repugnante o impuro, a pesar de que la gracia y presencia del Padre no se apartan de aquél, sólo que no pueden ser sentidas.

Trabajad en bien del futuro de vuestro espíritu. ¿Por qué temer a la muerte? Mas nada dejéis pendiente para que no tengáis que venir a purificar faltas anteriores ni a saldar deudas.

Que no pase el día sin que hayáis realizado una buena obra, así estaréis trabajando para vuestro espíritu.

No seáis fatalistas, afirmándoos en la creencia de que vuestro destino es directamente el que Dios puso en vuestro camino, y si sufrís es porque estaba escrito y si gozáis es porque también estaba escrito. Yo os he convencido de que lo que sembréis, eso tendréis que recoger. Mas oíd bien, porque habrá veces en las que recogeréis de inmediato la cosecha y en otras ocasiones, vendréis en nueva existencia a segar y recoger vuestra simiente. Analizad esto que acabo de deciros y destruiréis muchos malos juicios sobre mi justicia y muchas confusiones.

Comprendedme y que no haya duda alguna en vuestro corazón; ved que por vuestro conducto tendré que doctrinar a la humanidad. Mas si os declarasteis impotentes para explicar tan profundos misterios a los hombres, Yo haré brotar mi palabra por vuestra boca, porque la torpeza de vuestros labios no podrá ocultar la grandeza de mi obra.

07-195.55 El espíritu que llega a comprender el camino que tiene que seguir, no podrá apartarse ya de él; podrá abandonar este mundo y penetrar en otros, pero sin desviarse jamás del sendero que le marca la conciencia. El espíritu no preparado encuentra peligros lo mismo en este mundo, que en otro cualquiera. Carecerá de conocimientos que son luz, no podrá ascender y entonces su turbación hará sentir en los mismos hombres su influencia insana, al contrario de aquellos que lograron escalar las alturas de lo espiritual y que por su misma elevación se convierten en los maestros del espacio y hacen sentir su saludable influencia en sus hermanos.

07-195.56. Imitad a éstos últimos, aspirando a ese mundo donde la perfección es el ideal de amar y conocer más al Eterno, del cual brotasteis y del que no saldréis más.

07-195.57 Mi gracia se extiende en todos los espíritus, pero mientras unos la reciben, otros la rechazan. El que esté sediento de amor, que beba de Mí, que soy torrente inagotable que apaga esa sed.

07-195.58 El que esté perdido, que eleve su mirada para que contemple el rayo de mi luz y por él se guíe. El que se sienta desnudo, que se cubra con el manto de mi perdón y de mi caridad. Quien tenga dudas, que prepare su entendimiento, que Yo soy la sabiduría y de ella le revelaré. El atribulado acérquese a Mí, donde todo lo podrá encontrar y cuando haya bebido del cáliz de este amor, en él se encenderá la fe.

07-195.59 Orad por el mundo de los que sufren y haréis que alcancen los que aparentemente están abandonados.

07-195.60 Yo soy el "Verbo", Yo soy la palabra, oídme.

07-195.61 En el fondo de vuestro corazón formuláis mil preguntas. Me decís: Señor, ¿No habremos cumplido con tus órdenes? ¿No habremos hecho bien a la humanidad? ¿En vez de comprenderos, no nos habremos confundido y estaremos confundiendo a los demás?

07-195.62 No, mis hijos; por eso me encuentro aún entre vosotros, para corregiros y con mis enseñanzas impediros que cometáis errores; cuando estéis fuertes, ya no tendréis dudas ni titubeos.

07-195.63 Espiritualmente no sois niños, ya que no es ésta la primera vez, ni la Primera Era en que habitáis la Tierra. La luz del Sexto Sello, que os ilumina en este tiempo, no es la única que ha alumbrado vuestra existencia. Sois espíritus desarrollados, evolucionados en el largo camino de la evolución hacia la perfección; por lo tanto, no os confundáis, antes bien sentid el gozo porque el Señor se encuentra entre vosotros, porque es Señal de que podéis comprenderle y obedecerle.

07-195.64 En el Primer Tiempo el pueblo de Israel fue cautivo en Egipto, donde reinaban la idolatría y el paganismo. Yo permití que mi pueblo viviera y creciera en el seno de aquellos gentiles para darles pruebas de mi existencia y de mi poder a través de un pueblo que creía en el Dios invisible de Abraham, de Isaac y de Jacob.

07-195.65 Cuando las penalidades y las amarguras de la esclavitud llegaron a su máximo, hice surgir del seno de los israelitas un varón ungido de mi gracia, en el cual brillaba mi inspiración y a quien ordené y hablé así: "Id a vuestro pueblo y salvadle, está abrumado de cadena, de humillaciones y trabajos; rescatadle del yugo del Faraón, libertadle y tomando el camino que conduce a Canaán, guiadle a través del desierto, porque quiero que cuando este pueblo llegue a la tierra que os prometo, pueda consagrarse ahí un culto digno de mi Divinidad". Ese varón fue Moisés.

07-195.66 ¿Cómo rescató Moisés a un pueblo de las garras del Faraón? ¿Puso acaso las armas en las manos de su pueblo? No, su arma fue la fe en su Dios Todopoderoso.

07-195.67 Cuando aquel Faraón se opuso a los deseos de Moisés, que eran mis mandatos, demostré al pagano, que si grande era su reaciedad e incredulidad, mi justicia y mi poder eran más grandes. Diez veces desoyó mi voz y diez veces toqué al Egipto con grandes pruebas que ablandaron la cerviz y doblegaron el duro corazón del tirano

07-195.68 Moisés levantó a su pueblo y tomando el camino del desierto, le llevó a las faldas del monte Sinaí, donde él sabía que tenía una cita con su Señor; y mientras el pueblo aguardaba el retorno de Moisés, éste, elevado en oración al Altísimo, recibía de Jehová las tablas de la ley que había de regir el destino de la humanidad. El siervo obediente recibió en su conciencia aquella revelación divina y quedó también preparado para dictar por sí mismo leyes para todos los órdenes y todos los actos de la vida humana. Y después de sufrir y batallar largamente en el desierto, llegó el pueblo al fin de su destino: La "tierra de promisión". Ahí el pueblo edificó sus hogares, labró sus tierras y sus huertos, formó sus familias y adoró a su Señor. Del cumplimiento de las obligaciones con el mundo y del cumplimiento de las leyes del espíritu, hizo un solo culto para elevarlo a quien tantas pruebas le había dado de su amor y de su misericordia. Mas el culto espiritual se encontraba lejos todavía de la perfección. Las ofrendas y tributos eran materiales, sus sacrificios eran de sangre de criaturas inocentes. Tampoco dentro de la vida humana había alcanzado a obrar con gran moral y justicia. Imperaba la ley del talión que decía: Ojo por ojo y diente por diente, y en los casos en que una mujer era sorprendida en adulterio, había una ley que la condenaba a morir lapidada por el pueblo en las afueras de la ciudad.

07-195.69 ¿Por qué el Padre permitió esto en aquel tiempo? Porque la humanidad se encontraba dando espiritualmente sus primeros pasos.

07-195.70 Pasó el tiempo. Las primicias de vuestros campos, los primeros frutos de vuestras cosechas y la sangre de vuestras víctimas inocentes que en el ara me ofrecisteis, Yo las recibí.

07-195.71 Las tradiciones de aquel pueblo eran profundas, mas, ¿Quién le hubiera dicho que todo aquello habría de cambiar, que aquellas leyes y aquel culto se habrían de transformar? No fue Moisés, ni fueron los profetas quienes hicieron cambiar aquellas formas y costumbres. Moisés sólo inició el camino, los profetas sólo predijeron. Fue el Mesías prometido, el Divino Maestro, el que vino a despertaros de vuestro sueño, el que sin desconocer uno solo de los mandamientos de la ley que recibió Moisés, vino a borrar tradiciones y cultos impropios de aquel tiempo, abriendo una nueva era de luz y sabiduría, que transformaría la vida de la humanidad.

07-195.72 Yo no reformé la ley, sólo la práctica que de ella se hacía.

07-195.73 Había pasado la niñez de aquel pueblo en lo espiritual y penetraba en la adolescencia. Entonces os di a saborear manjares desconocidos y rasgué el velo de vuestra ignorancia. Toda mi palabra fue una ley condensada en una frase: "Amaos los unos a los otros".

07-195.74 Mas Yo os anuncié y os prometí mi nueva venida como Espíritu Santo, porque en aquel tiempo no os lo dije todo, y de lo que os revelé, no todo lo pudisteis comprender e interpretar, y era menester que viniese entre vosotros el Espíritu de Verdad a revelároslo todo.

07-195.75 En 1866 se escuchó por primera vez mi voz a través del entendimiento humano y se abrió un nuevo tiempo para la humanidad: La Tercera Era.

07-195.76 De su adolescencia espiritual pasa el espíritu humano a su juventud. Tiempo pasará para que llegue a su plena madurez y sus frutos sean perfectos.

07-195.77 La doctrina de Cristo fue espiritual, mas el hombre la rodeó de ritos y de formas para ponerla al alcance de los espíritus de escasa elevación.

07-195.78 Habéis penetrado en el tiempo del Espíritu, el de las grandes revelaciones, en el que desaparecerá de todo culto la materialización, la impostura y la imperfección, en que todo hombre, a través de su espíritu, reconocerá a su Dios que es todo Espíritu, y por ese camino encontrará la forma de la comunicación perfecta.

07-195.79 Desde el día en que por primera vez me comuniqué en esta forma, habéis venido tratando de comprender la grandeza de esta obra, y no le contempláis aún su fondo ni su fin.

07-195.80 ¿Quién podrá decir que le ha comprendido o que le ha practicado con perfección? Nadie; aún estáis lejos de alcanzar la perfección.

07-195.81 Mi ley, mi obra, es la escala de Jacob por la que vendréis paso a paso, peldaño por peldaño y a medida que os vayáis elevando, iréis mirando más de cerca a vuestro Padre.

07-195.82 Al iniciarse el año de 1948, primero de los tres últimos en que estaré por medio de mi palabra entre vosotros, quiero que os levantéis fuertes, practicando como el Maestro os ha enseñado, para que al final, el día de mi partida, si queréis ofrecer un homenaje de elevación y de amor al Maestro que por tanto tiempo os vino a doctrinar, ese homenaje sea digno de vuestro Señor.

07-195.83 Ante una preparación como esa, Yo haré el llamado al mundo, porque sé que podréis dar testimonio con palabras y obras de que Yo estuve entre vosotros y me manifesté y os hablé.

07-195.84 ¿No os dais cuenta de las acechanzas? ¿No miráis a vuestro derredor las tinieblas que por instantes os impiden contemplar la luz del candelabro que os ilumina, que es el del Sexto Sello?

07-195.85 No infrinjáis las leyes humanas; sanad a los enfermos con la palabra, con la oración y con el fluido. Se abre ante vosotros una nueva etapa de buenas obras y de espiritualidad. Los científicos no podrán mofarse de vosotros, la justicia humana no os sancionará y las religiones tendrán que concederos que poseéis potestad espiritual.

07-195.86 Introdujisteis símbolos en vuestras prácticas, mas de ellas debéis apartaros porque esa forma de culto pertenece al pasado y el culto del presente y del futuro es la comunicación de espíritu a Espíritu.

07-195.87 Se acerca el momento de mi partida en mi segunda venida entre los hombres, que si en silencio se ha llevado a cabo, después repercutirá hasta el confín de la tierra y movido el mundo a curiosidad, vendrá a escudriñar los lugares donde se escuchó la divina palabra, a los mensajeros que la transmitieron y los libros que quedaron. Y cuando se acerquen, ¿Cómo vais a recibirlos? No vais a presentaros desunidos ni a mostrar que en vuestro seno está la discordia. No vais a mostrar un hogar desavenido, un matrimonio sin amor o unos hijos irrespetuosos y desobedientes. No vais a causar decepción por vuestra falta de cumplimiento en los deberes espirituales y materiales. ¿Qué pasaría por la mente de aquellos, si os encontrasen faltos de elevación espiritual, llamándoos espiritualistas? ¿Qué pensarían si os encontrasen hundidos en fanatismo o idolatría?

07-195.88 Sabed, pueblo, que se acerca el tiempo en que surjan falsos profetas, falsos cristos, nuevas iglesias, nuevos labriegos; por eso velad y orad.

07-195.89 Cumplid con cada una de las órdenes de vuestro Padre, ved que su justicia está muy cerca de vosotros; esto no es una amenaza ni una sentencia, es sólo una advertencia; recordad que mi justicia es perfecta y amorosa.

¡MI PAZ SEA CON VOSOTROS!

sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 181

Multitudes: Venid a la luz, cerrad por unos instantes los ojos del cuerpo y mirad con el espíritu el esplendor de mi presencia que llega hasta vosotros; es la luz divina del amor y de la sabiduría la que vengo a daros como vestidura; es la luz que viene a disipar las tinieblas de la ignorancia, del fanatismo y la maldad.

Estoy dándoos mi lección en este día que habéis dedicado al descanso material y al culto del espíritu. Es el séptimo día, en el que reposáis de la fatiga de la semana, en que recogéis el fruto de vuestro trabajo y acumuláis fuerzas para proseguir en vuestro camino

Tomad este día como la representación de la séptima etapa de vuestra evolución, aquella en la que habrá de abrirse el último sello, en la que reposaréis después de la extensa jornada

Muchos creen que sólo desciende mi luz en estos lugares donde se manifiesta mi palabra, pero la verdad es que mi presencia espiritual es con todos por ello he llamado a la luz que os envío: rayo universal, porque en el preciso instante de vibrar a través de los portavoces, la sienten todas las criaturas bajo distintas formas; sí pueblo, siendo Omnipotente y Omnipresente, me estoy manifestando en varias formas, todas ellas espirituales. Si en el Segundo Tiempo me visteis hecho hombre, fue porque vine buscando vuestro corazón; mas ahora me veis venir espiritualmente porque es a vuestro espíritu al que vengo iluminando.

Salvador me llamasteis y Salvador me seguiréis llamando, porque vengo a rescataros de las malas sendas

No maldigáis las pruebas que os agobian a vosotros y a todo el género humano, no digáis que son castigo, ira o venganza de Dios, porque blasfemáis; os digo que esas pruebas son precisamente las que están acercando a la humanidad al puerto de salvación

Llamadles justicia, expiación, lecciones y estaréis en lo cierto y en lo justo. La ira y la venganza son pasiones humanas, propias de seres distantes todavía de la serenidad, de la armonía y de la perfección; no es justo que a mi amor por vosotros, que es el que preside todas mis obras, le apliquéis el vulgar nombre de castigo o el nombre indigno de venganza.

Pensad que voluntariamente habéis penetrado en sendas espinosas o en abismos tenebrosos y que no habéis acudido a mi llamado amoroso, ni habéis escuchado la voz de vuestra conciencia, por lo que habéis necesitado que el dolor viniese en vuestra ayuda para despertaros para deteneros, haceros reflexionar y regresar al camino verdadero.

Ha sido menester dejar que el dolor habite en las tinieblas y que la paz more en la luz para que podáis elegir libremente el estado espiritual al que aspiréis.

Cuando veo que os dejáis vencer por el dolor y que en vez de extraer de él la luz que cada prueba encierra, os concretáis a llorar, a maldecir, o simplemente a esperar la muerte como el fin de vuestros sufrimientos, es cuando me aproximo a llamar dulcemente a vuestro corazón, dándole, consuelo y esperanza, fortaleciéndole, para que se sobreponga a sí mismo, a su debilidad y falta de fe y pueda triunfar de las pruebas, porque en ese triunfo está la paz y la felicidad espiritual que es la felicidad verdadera.

A esto he venido, pueblo, a apartar la noche interminable que os cubría y daros un nuevo día lleno de esplendor. Mi palabra hará el milagro de fundir el hielo de vuestro corazón para que comience a sentir lo espiritual y a latir para todo lo bueno; mi palabra abrirá los cerrojos de la cárcel en que vuestro espíritu se ha visto aprisionado; mas, a vosotros toca hacer el otro milagro, el de alcanzar la paz y la elevación por medio de los méritos de vuestras obras.

¡Cuán distantes quedarán entonces los senderos donde heristeis vuestros pies dejando marcada vuestra huella con sangre y con lágrimas y donde bebisteis hasta el fondo el cáliz de amargura!

Mi divino anhelo es el de salvaros y llevaros a un mundo de luz, de bellezas y de amor, donde vibréis por la elevación del espíritu, por la nobleza de los sentimientos, por el ideal de perfección; mas, ¿No descubrís en ese divino anhelo mi amor de Padre? Ciertamente, quien no lo comprenda así, debe estar ciego.

Algunos pretenden abarcarme con vuestra mente, creyendo así poder comprenderme; otros, más pequeños y materiales, quisieran verme en forma humana para creer en Mí, sin pensar que existe en su ser un sentido superior, a través del cual puede comprenderme, sentir mi presencia y mirarme; pero ese sentido sólo puede manifestarse a través de la fe y de la espiritualidad.

¡Cuánto gozo dan a mi Espíritu los discípulos que verdaderamente buscan la elevación, porque ellos, aun siendo pequeños y torpes para el mundo, saben sentir mi presencia en su corazón, saben interpretar o comprender mis inspiraciones y aceptar lo que mi voluntad les concede!

Sed así, para que todos me sintáis y gocéis de mis bienes, porque Yo soy de todos. Ved que después de haber preparado los caminos con mi doctrina, dirijo mi mirada a vosotros, corto número de corazones que sois de los discípulos llamados en este tiempo para seguir mi huella.

Esta palabra de luz que os entrego, es el pan espiritual con que os alimento en el Tercer Tiempo. Todos mis hijos, a través de sus credos, buscan ese sustento, unos en la forma y otros en la esencia. Yo a todos recibo con amor y a todos entrego mi gracia.

Dije a mis apóstoles durante el santo cenáculo: "Tomad el pan, es mi cuerpo. Tomad el vino, que es mi sangre y después de mi partida recordaréis esta lección".

Ahora os digo a vosotros: Tomad mi palabra que es de vida eterna y guardad su esencia, y después de 1950, cuando ya no sea escuchada, recordadla y sustentaos de ella. Y así como mis discípulos supieron normar su vida por mi enseñanza y con humildad la esparcieron, así sed vosotros, para que llevéis este pan del espíritu a todos los hambrientos, porque escrito está que mi palabra no se perderá y será escuchada por toda la humanidad.

Os he dicho: Escuchad mi palabra y en su esencia encontraréis el pan de la gracia. Os, he dicho: Buscad el amor del Padre, porque lo necesario para vuestra vida en la tierra os será dado por añadidura.

De esta semilla tendréis que responderme, ya que en todos los tiempos os la he confiado. ¿Quién puede decir que ha cumplido y que se encuentra libre de toda mancha?

Practicar la caridad es la misión más alta de vuestro destino; derramadla en obras, en palabras y aun en pensamientos, porque un pensamiento, dirigido con amor, lleva consuelo a vuestros hermanos.

Quiero que aprendáis a perdonar; os invito tomar mi cruz de amor y a seguirme. Escucho y recibo al que interiormente me dice: Señor, yo quiero seguir tus pasos.

Y a la vez os pregunto: ¿Quién será el que me entregue en este Tercer Tiempo? Escudriñaos y me responderéis cuando el tiempo sea llegado.

El que no cumpla con mi ley, el que me desconozca, el que en alguna forma profane o manche mi obra, ése será el que me entregue a la chusma, ése, será el que con sus obras grite: ¡Crucificadle! Porque sus hechos harán que la humanidad se pregunte: ¿Estos son los discípulos del Maestro? ¿Estos son: los que escucharon su palabra?

Amad a la humanidad, no publiquéis vuestra caridad y bastará con esto para que seáis los apóstoles del Tercer Tiempo.

Hoy estoy presente ante el mundo, presente ante el hombre y le digo: ¿De qué me acusáis? He hablado la verdad, he aconsejado el bien, he venido a cumplir mi promesa de volver. No vengo a desmentir lo que os dije en el Segundo Tiempo, porque soy el ejemplo de verdad. Sigo llevando la pesada cruz y es el hombre el que hiere mi cuerpo.

Recordad que El Hijo de Dios se acercó en aquel tiempo a los hombres y ellos no le comprendieron, más ahora ya podéis comprenderme.

Aún estoy crucificado, porque me encuentro dividido en partículas en cada uno de vosotros. Decidme, ¿Acaso no puedo Yo sentir vuestros propios dolores? Entonces, ¿Por qué vosotros no me sentís?

Voy nuevamente al sacrificio. En este tiempo, ¿Quiénes me crucificarán?, ¿Quiénes me gritarán: Sigue adelante y no te detengas?

Mi mirada es penetrante y al mismo tiempo dulce; si de ella se desprende una lágrima, ésta no cae al suelo, sino que penetra en vuestro espíritu. Yo estaré siempre con vosotros; el mundo aún me necesita.

Tiempo llegará en que la fraternidad sea sentida entre vosotros cuando penetréis en el santuario de mis pensamientos.

De donde vengo y a donde voy, vosotros no podéis ir por ahora; mas vendrá un día en que llegaréis a mi presencia y por esta palabra me reconoceréis. Veréis entonces al vencedor de la muerte, al que con su sacrificio os dio vida eterna, porque soy la resurrección y la vida, soy el consuelo que busca a todo espíritu afligido para darle la paz.

Esta luz que ahora derramo sobre vosotros, que sea paz y moral en las generaciones venideras.

En verdad una vez más os digo, que Yo sufro en todos los que sufren, que el hambre y la sed de amor de los hombres es hambre y sed de mi Espíritu. En ellos sufro y en ellos estoy enclavado, mas mi amor os dice: Discípulos, sed fuertes, porque se acercarán a vosotros los hipócritas, los fariseos y los gentiles para preguntaros si me habéis reconocido y si me amáis; ante esas preguntas sentiréis temor y sí sois débiles, diréis como aquel apóstol: "Nunca conocí yo a ese Galileo"

No olvidéis que vuestra recompensa no está en este mundo. Si por estar Conmigo os hiriesen, no desmayéis, perdonad y amad, sed mis discípulos.

No hagáis el símbolo de la cruz materialmente, puesto que me encuentro crucificado en vosotros mismos.

Yo me haré sentir en la conciencia de todos los que festejan mi divina pasión con fiestas paganas y profanas, haciendo que sientan contrición y que su corazón palpite y llore. Recibiré su arrepentimiento, porque nunca será tarde para abrir los ojos a la verdad.

Purificaos del pecado y amaos los unos a los otros, para que desenclavéis el cuerpo de Jesús y vuestro corazón sea su morada.

He aquí cumplida mi promesa: Destruido, fue el templo y Yo lo edifiqué en tres días. Construido está el santuario espiritual en donde habita el Señor.

He encontrado a la mujer piadosa y al verla llorar le he preguntado: ¿Por qué habéis llorado? Y ella ha dicho como en aquel tiempo: "Lloro porque el Maestro ha desaparecido, he ido a buscar su cuerpo y no está". Entonces Yo le he dicho: Mirad hacia arriba y contemplad que El Maestro está cerca de vos.

Id y decid a vuestros hermanos, que se reúnan porque el Maestro los sorprenderá, y que aquel que sepa sentirme por su fe, Yo le mostraré la vida eterna.

Discípulos amados: Me estáis contemplando con la mirada de vuestra fe, porque estoy transfigurado en la esencia de esta palabra, en la inspiración del hombre; pero también descubro a Tomás, aquél que hundió sus dedos en mis heridas para poder creer. Hoy no podéis tocar mi cuerpo porque soy intangible, no es ya el tiempo en que podíais tocarme.

He venido a vosotros en Espíritu y tiempo llegará en que abracéis mi doctrina con el corazón y con el espíritu. Yo, el vencedor de la materia, de la tentación y de la muerte, he penetrado hasta los antros de oscuridad y he hecho luz en los espíritus de los que habitaron este mundo y pasaron a otra vida; presos entre cadenas de remordimientos y turbaciones, les he hecho ver la luz de mi gloria y los he liberado, porque lo mismo habito en la luz, que desciendo a los abismos, donde se purifican los espíritus, porque Yo soy resurrección para todos.

Sed testigos fieles de estas manifestaciones; sentidlas y recordadlas con veneración, para que podáis depositar su simiente en tierra fértil.

En verdad os digo que no pasará esta generación sin que mi enseñanza haya sido conocida.

Seréis desconocidos y censurados, mas Yo os digo: No temáis a la burla, ni aún a la muerte de la materia. Nadie podrá mataros, porque Yo estoy con vosotros. Después de esta lucha, el mundo conocerá la alegría espiritual de la comunicación con el Padre. Vendrá la paz a los pueblos, porque ellos en su convencimiento practicarán mi enseñanza. Sed lo fieles discípulos, mirad que os he dado tiempo y ocasiones para conocer el mundo. ¿Qué podéis desear de él?

Si sois débiles en materia, en cambio sois fuertes en espíritu. Habéis comprendido el sentido de la vida humana y ahora tratáis de comprender el sentido de la vida espiritual ¿Quién de vosotros no ha sentido en sí los dones que Yo le he entregado? Tened fe en Mí para que podáis penetrar en lo invisible y sosteneros, porque aún contra vosotros mismos tendréis que luchar.

Os he resucitado, porque estabais muertos; os he abierto mi gloria, he engalanado a vuestro espíritu con la luz de mi palabra; conservad esta gracia y sentid que llega a vosotros la vida verdadera.

Ahora perdonad y amad a los que os hayan ofendido y pensad que no ha sido para vosotros la ofensa sino para Mí, que estoy en cada uno de mis hijos. Si Yo perdono a todos, ¿Por qué vosotros no podéis perdonar? ¡Por el egoísmo y la vanidad de la materia! ¿Mas a dónde va vuestra materia? A confundirse con los reinos de que fue formada, mientras vuestro espíritu perdurará para responder de todos sus actos realizados a través de su envoltura, en tanto que la luz infinita del creador lo espera para confundirse en un abrazo de amor con el hijo.

¿Quién no querrá en ese instante ser digno de aquel galardón?

Discípulos: Yo quiero que en este tiempo sintáis el gozo que experimentaron aquellos que vieron elevarme en la bóveda celeste. Mi manifestación ante mis discípulos fue para cumplir la promesa que les hice un día antes del sacrificio. Yo les doctriné acerca de la vida del espíritu y lo que significaba la muerte del cuerpo; ellos no comprendieron y tuve que anunciarles que vendría en Espíritu a comunicarles cuanto les había dicho. Cuando ya en Espíritu estuve entre los discípulos y uno de ellos hundió sus dedos en mis heridas frescas, les dije: "Yo estaré siempre con vosotros y vendré como luz del Espíritu Santo". Cuando aquellos intentaron reclinar su cabeza en el pecho del Maestro, la silueta de Jesús desapareció, porque la prueba que de mi verdad les di, ya era bastante. Si prometí volver a los hombres sobre la nube, ellos han visto desde su morada espiritual el cumplimiento de mi palabra, y vosotros habéis visto realizarse aquella promesa en vuestro mundo. Esta es la resurrección que os he manifestado en este tiempo.

Os dejo mi paz; guardad mi enseñanza y guiaros por ella para que no os perdáis entre tinieblas. Después dé 1950 penetraréis en el santuario de mi inspiración divina para que os levantéis a enseñar esta buena nueva, como hicieron vuestros hermanos, mis apóstoles en el Segundo Tiempo. Veréis florecer mi doctrina limpia y pura de ritos, tradiciones y vanidades, porque Yo no busco templos materiales, sino el corazón de mis hijos, para transformarlo en un verdadero santuario, donde more el amor de Jehová.

¿Qué me hacéis presente en este día? ¿Por qué lloráis, si os he dado mi paz y os he hecho sentir mi amor y mi ternura? Calláis ante mi interrogación. Os he llenado de gracia Y sentís que no habéis sabido aprovecharla, por eso ay dolor en vuestro corazón. Mas, ¿Qué es lo que os aleja del cumplimiento? El mundo que habitáis es un crisol, y cuando más os purifiquéis, os sentiréis más libres; vuestras deudas pasadas no pesarán sobre vuestro espíritu y podréis elevaros espiritualmente. No temáis a la pobreza; si el mundo os despoja de vuestros bienes, si os pide lo que tenéis, cededlo y nada habréis perdido. Temed al que quiere quitaros la paz, al que intente apagar vuestra fe, porque estos dones no sólo son vuestro tesoro, sino que pertenecen a vuestra porción; es el medio por el cual os daré la salvación, junto con la de los seres que he confiado a vuestro cuidado.

Llega hasta Mí la intercesión de María, la dulce y abnegada Madre, y el pastor me hace presente al pueblo. Velan por vosotros eternamente la ternura divina, el pastor y vuestros protectores. Mas Yo, el Padre, conozco y siento vuestro dolor y mi caridad es con vosotros. Salvaos, pueblo, y salvad a la humanidad. Os he enseñado el camino, y si queréis la paz, sed hombres de buena voluntad, desechad el egoísmo y dad de lo que haya en vuestro corazón. Hoy no os amáis en espíritu unos a otros, mas llegará el tiempo, en que miréis en cada hermano un representante mío, una imagen de mi Divinidad y ese amor disipará el dolor.

Comprended que todos me pertenecéis; el precio de vuestro rescate es el ejemplo trazado con mi sangre, mi sacrificio por amor y es preciso que reconozcáis que vengo por vuestro espíritu para llevarlo hasta las puertas de la "tierra prometida". Mi palabra no os abandonará antes del tiempo señalado y después cuando os hayáis preparado, Por vosotros y por mis enviados en distintas naciones se conocerá la buena nueva. Mi palabra será escudriñada y al fin será estudiada y comprendida. Cerca del año 2000 empezarán a manifestarse los dones espirituales de la humanidad, dando testimonio de mi palabra.

Preparaos y en corto tiempo reconoceréis vuestros dones. Todos poseéis una heredad desde el momento de vuestra formación, por lo tanto todos podéis trabajar y ser mis labriegos

Las tierras están preparadas esperando la semilla y el cultivo, No os detengáis, iniciad el cumplimiento de vuestra misión, El tiempo es propicio, y vuestra oración y práctica en la ley llenarán de paz vuestro espíritu.

Sólo unos instantes han transcurrido desde que recordasteis concentrados en vuestro espíritu la hora en que visteis al Hijo de Dios crucificado.

He venido para deciros que los instantes que han pasado han sido provechosos para la humanidad. He venido para dar testimonio de mi amor y estaré con vosotros muy cerca, para manifestarme a todo espíritu, a todo corazón y a toda materia, porque es la era de la luz, el tiempo del Espíritu Santo.

Tomad ejemplo en mis enseñanzas y llevadlas a la práctica, mas no juzguéis que esto significa un sacrificio para vosotros; si así fuere, indicarían que vuestro espíritu no se ha preparado y por ello no experimenta goce.

Si queréis seguir a Jesús, tendréis que sufrir; pero en el fondo de aquel dolor estará la dicha de sufrir por el bien de vuestros semejantes. Ahora no será de sangre vuestro sacrificio, porque los tiempos han cambiado y la humanidad ha evolucionado, será de amor

Vuestro espíritu arrastra pesadamente una cadena formada por las vidas que os he brindado como oportunidad para perfeccionaros y que no habéis aprovechado, cada existencia forma un eslabón. Mas si normáis vuestra vida dentro de mis enseñanzas, si os apegáis a mi ley, ya no vendréis a sufrir a este mundo.

Si dejáis pasar el tiempo sin estudiar mi palabra Yo, que soy el tiempo, os sorprenderé. Estudiad, para que podáis ocupar en mi obra el lugar que os corresponde.

Quiero que cesen la incomprensión y las diferentes creencias sobre mi Divinidad; comprended que todos brotasteis de un solo Dios.

Os seguiré señalando el camino único que conduce a mi seno; es estrecho, es áspero, en él existe una huella de sangre, pero al final de la jornada, encontraréis flores de exquisito perfume y frutos de buen sabor.

Algunos añoráis el tiempo en que tuvisteis felicidad y paz. Yo os digo: No suspiréis. Os he traído nuevamente felicidad y paz y estas gracias perduran hasta la eternidad.

Cuando os digo: "Pedid, que se os dará" me pedís para la materia. En verdad: ¡Qué poco me pedís! ¡Pedidme ante todo lo que beneficie a vuestro espíritu! No atesoréis en la tierra, porque aquí se encuentra el que hurta; atesorad en el reino del Padre, porque ahí vuestro caudal se encontrará seguro y será para la felicidad y paz de vuestro espíritu.

Los tesoros de la tierra son las riquezas, el poder y los títulos de falsa grandeza. Los tesoros del espíritu son las buenas obras.

No vengo a desconocer el saber y la ciencia que los hombres han alcanzado; por el contrario, vengo a iluminar su talento, para que sus obras tengan un fin noble y elevado, porque entonces sí alcanzarán la verdadera grandeza.

En el Segundo Tiempo mostré, al mundo lo que el hombre podía hacer por medio de la fe. Levanté al que muerto estaba, al ciego le di vista, al leproso lo dejé limpio, al paralítico lo hice caminar.

Yo bendigo la ciencia del hombre, que ha sanado y rescatado de la muerte al que estaba al borde del sepulcro.

Ahora he venido a mostraros una vez más mi sabiduría que se encuentra más allá de todas las ciencias y os digo: El mundo conocerá al Consolador del Tercer Tiempo; pero mientras vosotros sabéis que me encuentro nuevamente entre los hombres, ellos aún me esperan, cuando ya está cercana mi partida.

En mi palabra del Segundo Tiempo os hice saber que nuevamente vendría Yo a vosotros, que descenderían mis huestes espirituales Conmigo, pero la humanidad no ha comprendido ni interpretado debidamente el sentido de mi palabra, por eso cada religión me espera, en su seno, por eso esperan contemplarme con sus ojos mortales; y quienes así me esperan ahora son los mismos que en aquel tiempo negaron que Jesús fuese el Mesías y le juzgaron como un soñador.

Vosotros, mientras tengáis fe, veréis iluminado vuestro camino.

He venido en este tiempo a edificar mi templo. El templo de vuestro corazón, que habíais destruido, Yo lo reedificaré en tres días.

Todos guardáis preparación y así os presentáis a Mí. Siempre que abrís vuestro corazón para recibir mi palabra, habéis experimentado la paz. ¿Quién de vosotros que me haya buscado con amor, no ha tenido comunicación Conmigo? Y si vosotros habéis alcanzado esta caridad, ¿Por qué no la enseñáis a vuestros hermanos? Si en la práctica del amor encontráis vida, amad desinteresadamente. Si el cumplimiento de los deberes os llena de salud, sed incansables trabajando.

Quiero encontraros dignos de Mí. Quiero contemplar en vuestro hogar la paz y a cada uno de vosotros cultivando y fomentando el bien, para que podáis vivir cerca de Mí e identificaros con vuestros hermanos.

PARÁBOLA

"Encontrábase un humilde Maestro dando enseñanza a sus párvulos. Entre ellos estaban los corazones que llenos de fe se mostraban impacientes por levantarse a cumplir su misión. Después de un corto tiempo de recibir sus lecciones, preguntaron a su Maestro: Tú que eres sabio y enseñas el amor puro y la emancipación del espíritu, dinos, ¿Cuándo podremos partir para enseñar en el nombre de nuestro Padre, lo que hemos aprendido? Y el Maestro contestó: Oh pequeños, ¿Ya queréis entregar mi enseñanza?, ¿Ya os habéis saturado de ella?, ¿No teméis los peligros, no os arredra la incredulidad?, ¿Ya estáis fuertes? Y el párvulo insiste: Maestro: Nos habéis dado un antídoto, nos sentimos fuertes y queremos practicar vuestra enseñanza. Aquel Maestro, lleno de ternura y de bondad, bendice a sus discípulos, les da potestad y les deja partir. Y va el párvulo por los caminos cultivando corazones, dándoles de aquella gran enseñanza. Muchos le buscan y al oír su palabra se convierten a su doctrina y le siguen; mas después de haber preparado a aquellos nuevos adeptos, el labriego dice a la multitud que le sigue: Tendréis que presentaros ante Aquél que me enseñó, para recibir la última lección, porque ese Maestro va a partir y quiere dejaros llenos de su sabiduría. ¿Queréis venir en pos de mí?

En caravana llegaron ante aquel Maestro y tuvieron la sorpresa de ver que era el Maestro de maestros, él Dios infinito, el Hacedor de todo lo creado. Entonces se postraron, penetrando en contrición y su espíritu hizo comunión con Él y la paz inundó el corazón de los párvulos.

Hoy digo a vosotros, discípulos: Llegará el momento en que me veréis en todo mi esplendor. Para ese tiempo, la tierra y sus moradores habrán sido purificados, y restauradas la virtud y la gracia del espíritu. Desaparecerá el dolor y todo será dicha, será un día infinito, interminable para vosotros. ¿No queréis contemplar estas maravillas? ¿No queréis que vuestros hijos se comuniquen con mi Espíritu y libres del pecado puedan formar un mundo de paz?

Os he entregado los dones para que practiquéis mi enseñanza. Sed perseverantes en el bien. Si vuestra decisión es grande, venceréis lo infranqueable y el mundo, que no ha creído en mi venida en este tiempo, me amará y será salvo.

Pueblo: Vos gozaréis contemplando mis manifestaciones cada día más espirituales. Venid a Mí por amor, no por temor.

Sed fuertes, porque las pruebas se acercan y tenéis que atravesarlas con serenidad.

¡MI PAZ SEA CON VOSOTROS!