Vengo lleno de amor y revestido de paciencia para hacerme
comprender de todos. Consolaos en Mí. Comed y bebed para que calméis vuestra
hambre y sed de justicia. Quiero que el incomprendido por la humanidad se
sienta comprendido por Mí y el que sentía su mano vacía, al levantarse después
de haberme oído sienta que lleva dones consigo. Que el que ha llegado ante mi
presencia trayendo remordimientos en su espíritu, al escuchanne se sienta
descargado de todo ello y pueda levantar su rostro como aquella mujer adúltera
del Segundo Tiempo, cuando le dije: "¿En dónde están los que te persiguen?
Yo te perdono, ve en paz y no peques más".
Yo soy el divino juez, que no aplica jamás una sentencia
mayor a la falta. Cuántos de los que se acusan delante de Mí, Yo los encuentro
limpios. En cambio, cuántos pregonan limpidez y los encuentro perversos y
culpables.
¡Qué injusta es la justicia humana! ¡Cuántas víctimas de los
malos jueces expían faltas ajenas! ¡Cuántos inocentes han visto cerrarse las
rejas de la prisión delante de sus ojos, mientras el culpable camina libre
llevando invisiblemente su fardo de hurtos y de crimen!
Espiritualmente es imperfecto vuestro mundo. Debéis ayudarlo
a elevarse.
El mundo material, el planeta, no está próximo a Su
desintegración, pero el fin de ese mundo de errores y pecados, de tinieblas y
mala ciencia, llegará con la luz de mi doctrina, y sobre sus escombros Yo
levantaré un nuevo mundo de progreso y de paz.
Vuestra misión de labriegos no terminará en 1950; por el
contrario será cuando comencéis a dejar de ser discípulos para convertiros en
maestros que con palabra de amor guíen a la humanidad por el sendero de luz.
Grandes legiones espirituales esperan tan sólo esta depuración
entre, los hombres para encarnar y morar nuevamente en la tierra. Ellos poseen
una gran misión y esperan que vosotros les dejéis vuestro lugar para ocuparlo
ellos.
Vengo a explicaros mi doctrina, materializando mi palabra
para haceros comprender quiénes sois.
Nunca os amedrentéis por el peso de la responsabilidad que
he puesto en vosotros; mas pesa el fardo del pecado. Es más doloroso el abismo
con sus tinieblas que la luz que existe en la cumbre de la montaña donde mora
el Maestro. Nuevamente os digo que el "yugo de Jesús es dulce".
Os he llamado Israel, porque en vuestro espíritu existe una
misión de paz, un destino de armonía espiritual con toda la humanidad; porque
sois el primogénito, porque no nacisteis sólo de Jacob, venís de más allá de
él, de más allá de Abraham. Vuestro punto de partida data de antes de que Yo
enviara al primer hombre a la tierra, quien formó una familia de la cual Yo
escogí la simiente para formar mi pueblo fuerte en la fe, en la obediencia y en
el amor al Dios invisible. Así lo preparé y lo bendije y quedó como un faro en
medio de la humanidad.
Nada os faltó para desempeñar vuestro destino y, sin
embargo, visteis surgir más alto que vosotros a otros pueblos que luego os
humillaron con cadenas de esclavitud.
¿Por ventura, eran pueblos superiores al vuestro? Ni en
materia, ni en espíritu eran mayores que vosotros, en quienes había desbordado
el Padre los dones preciosos de la inspiración, de la sabiduría, de la belleza,
del amor, de la salud y la fuerza. Os preparé para que fueseis como un espejo
de mi amor por todo lo creado, donde la humanidad me contemplara, y como fuente
de aguas cristalinas donde los sedientos de verdad mitigaran su sed.
Mas, al fin humanos, flaqueasteis y en vuestra decadencia
fuisteis sometidos por otros pueblos.
En este tiempo os vengo a buscar y a estar muy cerca de
vosotros recordándoos mi ley, despertando a vuestro espíritu para que escuche
la voz de la conciencia y diciendo a vuestro corazón : Despertad, las cadenas
que os abrumaban fueron rotas por la muerte y hoy la vida os ha devuelto
vuestra libertad. Es por lo que he venido entre vosotros en el Tercer Tiempo.
No creáis que sólo en el seno del pueblo de Israel han
existido. profetas, precursores y espíritus de luz. También en otros pueblos he
enviado algunos de ellos, mas los hombres los tomaron como dioses y no como
enviados y crearon bajo sus enseñanzas, religiones y cultos.
El pueblo de Israel no comprendió la misión que para con
otros pueblos tenía y durmió en un lecho de bendiciones y complacencias. El
Padre lo había formado como una familia perfecta en la que una tribu tenía la
misión de defender al Pueblo y mantener la paz, otra labraba la tierra, otra
tribu era de pescadores y navegantes. A otra le fue confiado el culto
espiritual, y así sucesivamente, cada una de las doce tribus que integraron el
pueblo, desempeñó diferente misión que en conjunto daba un ejemplo de annonía.
Mas en verdad os digo, los dones espirituales que poseísteis en aquellos
primeros tiempos, los tenéis aún.
Ved entre vosotros a los profetas; mirad cómo los hombres,
las mujeres, los ancianos y aun los niños testifican mi verdad por medio de sus
revelaciones. Poseéis la elevación espiritual para orar, la potestad para
haceros oír y obedecer por los elementos, de lo cual tuvisteis ejemplos en Noé,
venciendo la furia de las aguas, en Josué a quien le atribuís que detuvo la
carrera del sol, sobre lo cual os digo que los astros jamás han detenido su
curso, y que fue mi luz divina, semejante a un sol radiante la que prolongó el
día y ocultó la noche, para que el pueblo alcanzara la victoria, mientras el
universo continuaba su trayectoria sin salirse de sus leyes de armonía.
Moisés tuvo también potestad sobre los elementos y a su voz
obedecían las aguas, los vientos, las rocas. He confiado al hombre esta
naturaleza para que de ella se sirva, Pero él ha trastornado el orden de la
creación y se ha convertido en esclavo de la naturaleza, en la que ha buscado
muchas veces a su Dios.
En el Segundo Tiempo, os di una lección más sobre estas
enseñanzas, cuando hice calmar la tempestad al extender mi mano, también cuando
anduve sobre las aguas o cuando resucité a los muertos. Los milagros que
realicé en aquel tiempo fueron para salvar al perdido, para convertir la
tiniebla en luz y el odio en amor. Yo no vine a maravillar o a sorprender a los
hombres con aquello que sirviera sólo para asombro de su entendimiento, como
algunos que se hacen admirar de los hombres como seres superiores haciendo
aparentes milagros y que, sin embargo, no son capaces de convertir a un
pecador. Yo no he venido a enseñaros ciencias superfluas o sorprendentes; Yo os
he revelado mi existencia y el por qué de la vuestra; os he descubierto que el
fuego que da vida y todo lo anima, es el amor; es el principio de donde han
brotado todas las naturalezas.
He ahí que vosotros nacisteis por amor, existís por amor,
sois perdonados por amor y seréis en la eternidad por amor.
Preparaos, para que cuando mi palabra cese, vayáis a las
distintas naciones de la tierra, donde encontraréis pueblos cuyo origen se
pierde en el tiempo, en los que sus habitantes practican cultos y ciencias en
medio de los cuales se ha manifestado el mundo espiritual; ahí oiréis hablar de
transformaciones, de maravillas y milagros ante los cuales quedaréis
asombrados.
Estaréis preparados, porque tendréis que soportar grandes
pruebas; sentiréis confundiros por momentos cuando en el seno de aquellos
hombres miréis comunicarse al mundo espiritual haciendo maravillas que vosotros
no podríais haber hecho. Cuando os presenten escritos conteniendo su historia,
sus leyes y preceptos, abriréis vuestros ojos para que no os confundáis con la
maravilla material, con el prodigio exterior, mas también para que podáis
admirarlos e imitarlos en todo lo que vuestra conciencia e intuición es diga
que encierra verdad.
También encontraréis en ellos ahínco por hallar el camino
que conduce a la perfección, anhelo de eternidad.
A otros los sorprenderéis en su éxtasis espiritual, del cual
han hecho un culto fanático; son como plantas parásitas porque ni cumplen con
las leyes de amor dictadas por Dios, ni cumplen con los deberes de la tierra.
Esas doctrinas no se propagarán en otros pueblos, porque la verdadera
espiritualidad destruirá el fanatismo y el misticismo.
Yo os he enseñado desde los primeros tiempos una ley que es
justa con el espíritu y con la materia, recordad que en cierta ocasión dije:
"Dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del césar".
Muchos se sorprenderán y hasta os juzgarán mal cuando
escuchen que siendo mis discípulos, cumplís con la ley del trabajo material,
cuando miren que tenéis esposa o esposo, que tenéis hijos y familia, que sabéis
recrearos en la contemplación y en los frutos de la naturaleza, a la que como a
una madre. Entonces os pregruntarán: ¿Por qué si sois siervos del Señor no
vivís sólo en la contemplación de lo espiritual? Encontraréis también a los que
poseen el don de profecía y es sorprenderéis, porque ciertamente, entre ellos
hay espíritu!, adelantados.
Preparaos cuando estéis a prueba y Yo hablaré por vuestro
conducto, y si esa preparación es además de limpia, sencilla y pura, veréis mis
maravillas.
Estoy hablando a los que deben cumplir con su misión de
apóstoles y profetas en otras tierras, para que no hagan alarde de la misión
que les he confiado. Estos no provocarán escándalo combatiendo religiones ni
creencias. Otros serán los que promuevan escándalo en contra de vosotros, sin
saber que con ello os estarán ayudando a propagar mi doctrina, despertando la
curiosidad de muchos, que luego se convertirá en fe.
Para algunos será la presente existencia su última
reencarnación. Es tiempo que preparéis el viaje para el más allá; llenad de
buena simiente vuestro alfolí para que con paso firme acudáis al llamado que os
haré en el valle espiritual que os espera y del cual nadie podrá huir.
A cada uno de vosotros se le ha asignado un número de
espíritus a los cuales debe ayudar a elevarse, conduciéndoles por el sendero de
mi verdad. Ninguno llegará sin su porción, porque no será recibido.
Luchad y trabajad, recreaos aprendiendo y enseñando. Yo
estoy fecundando las tierras, apartando de ellas toda mala hierba para que mis
sembradores las encuentren preparadas por mi caridad.
Entonces se abrirá delante de vuestros ojos un camino a
través de un desierto, ofreciéndoos sus oasis y allá en el horizonte la silueta
blanca de la "tierra prometida", cuyas puertas abiertas os invitarán
a pasar con las porciones y con los pueblos que no sólo amarán al mismo Dios,
sino que practicarán el mismo culto espiritual.
Convertid con vuestra oración a los seres en tinieblas, que
como ejércitos combaten y luchan mientras dormís. Daos cuenta que en torno
vuestro y sobre vosotros, flota y se agita un mundo desconocido, donde la luz
lucha contra las tinieblas en una guerra cuyo estruendo e influencia trastorna
vuestro mundo, vuestro corazón y vuestra mente.
Por eso la tranquilidad y la paz también han huido del
corazón de la humanidad; mas bienaventurado el que sintiendo esa batalla, ora,
porque él saldrá avante.
El que tomara el juicio de este tiempo como simples
coincidencias, no sabe que estará a merced de la muerte, de la peste, las
plagas y el hambre.
Descansad en tierra firme; detened vuestro paso bajo la
sombra de esta palmera, y oíd mi voz para que sanéis de todos vuestros males y
recobréis fuerzas para proseguir la caminata.
No tenéis necesidad de decirme lo que traéis en vuestro
corazón, ni de dónde venís, porque Yo todo lo sé. Sé que vuestro espíritu se
acerca al Padre después de vencer en la gran lucha que sostuvo para apartarse
dé caminos torcidos, que venís a buscar apoyo y fuerza en Mí para no desmayar.
Cuando estuvisteis a punto dé debilitar, cuando ya vuestras energías se estaban
agotando, os elevasteis a Mi para pedirme ayuda, y Yo al instante respondí
llamándoos hacia este oasis de paz, para que tuvieseis un descanso por la
infinita caridad de vuestro Padre.
¡Cuántas revelaciones habéis comprendido desde el instante
en que por primera vez escuchasteis esta palabra!; entre ellas comprendisteis
que el espíritu no se perfecciona en un día, ni en un año, ni en una vida,
porque teniendo naturaleza eterna, su trayecto tiene que ser adecuado al
galardón que le espera.
Habéis aprendido a distinguir la voz de la conciencia que
habla siempre de ley, de amor, de bien, de rectitud y pureza, de aquella otra
voz que proviene de los sentidos de la carne o de las pasiones del corazón, la
cual no siempre induce al bien.
Ya sabéis que poseéis armas para defenderos, conocéis cuáles
son; sabéis también cuál es el escudo que os protege, y comenzáis a hacer uso
de la oración, de la fe, de los buenos pensamientos, de la firmeza de voluntad.
Habéis aprendido a dar su lugar justo en la vida, a los
diferentes valores que forman vuestro ser; sabéis que lo esencial está en el
espíritu y que después de él, ocupando un lugar digno, se encuentran los
sentimientos, la mente, las necesidades corporales.
Sabéis ahora que la verdadera espiritualidad en el hombre no
consiste en apartarse de la carne o en rechazar lo material, sino en armonizar
vuestra vida con toda la creación; sin embargo, para que el espíritu pueda
lograr esa armonía, es menester que siempre vaya delante, que esté por encima
de lo humano, que sea el guía; si no es así, el espíritu no es libre y se transforma
en esclavo de la carne o en enemigo de ella.
Sabéis que en mi camino no se puede fingir amor, pureza, ni
conocimientos, porque sentís que una mirada que todo lo ve y todo lo juzga.
Ahora conocéis que para que vuestros méritos sean reales,
vuestras virtudes y obras tienen que ser verdaderas estar inspiradas en el amor
a vuestros hermanos.
No temáis que os hable así; vuelvo a deciros que vengo a
exigiros la suprema perfección, sino un esfuerzo con tanto por alcanzarla.
Ahora, cuando sufrís, cuando atravesáis una dura prueba,
cuando os encontráis en el lecho del dolor, sabéis que aquel cáliz de amargura
os purifica y os renueva, que aquel dolor que os hace expiar algunas faltas,
que es una sabia lección; entonces lo apuráis con paciencia y conformidad.
Habéis llegado a comprender que estoy construyendo en cada
uno de vosotros un templo, y ya no os atrevéis destruir lo edificado; por el,
contrarío, tratáis de ayudarme en esta obra.
Habéis entendido que no es delante de los hombres ante
quienes debéis hacer méritos para recibir de ellos la alabanza o el galardón,
sino delante de vuestro Padre, que es único capaz de valorizar vuestras obras,
Entendiendo todas estas explicaciones, por muy arraigadas
que estén vuestras pasiones, tendrán que hacer una sumisión de la materia hacia
el espíritu, que será un principio para esa armonía y ese orden que debe
existir en el hombre para ser digno hijo mío.
De vuestro presente depende el futuro de muchos seres,
pueblo amado, no lo dudéis un solo instante: entonces pensando en esta verdad,
despojaos del último resto de egoísmo y labrad para el mañana paz, unificación,
moral, espiritualidad.
No dudéis de poder llevar a cabo esa obra en mundo, porque
no es la primera vez que en vuestro camino confió mi semilla; prueba de ello es
que os hablo en esta forma y me entendéis.
Esta es la continuación de mis lecciones, mas no el fin de
este planeta. El mundo seguirá girando en el espacio los espíritus llegarán aún
a la tierra a encarnar para cumplir su destino; los hombres seguirán poblando
la tierra; sólo la forma de vida cambiará.
las transformaciones que la vida humana sufra serán tan
grandes, que os parecerá como si un mundo se acabara y naciese otro. Así como
en todos los tiempos la vida del hombre se ha dividido en eras o edades y cada
una de ellas;. ha significado por algo, ya por sus descubrimientos, por las
revelaciones divinas que ha recibido por su desarrollo en el sentido de lo
bello, a lo cual llama arte, o por su ciencia, así , el tiempo que se inicia,
la era que asoma ya como una nueva aurora, se significará por el desarrollo de
las dones del espíritu, de aquella parte que debíais haber cultivado para evitaros
tantos males, y a la cual siempre dejasteis para después.
¿No creéis que la vida humana puede transformarse
totalmente, Desarrollando la espiritualidad, cultivando los dones del espíritu
y estableciendo la ley que dicta la conciencia en este mundo?
¡Ah, si supieseis cuánto es lo que guarda vuestro espíritu!
Pero no lo sabéis, a pesar de los milenios que lleváis habitando el mundo,
porque en vuestro egoísmo, que es amor hacia vosotros mismos, sólo os ha
importado la ciencia al servicio de cada uno.
Yo seré quien os descubra las virtudes, los dones, las
bellezas, el poder y todo lo maravilloso que se oculta en vuestro espíritu;
éste es el tiempo propicio, ahora que estáis recogiendo los últimos frutos de
un mundo o de una vida que termina.
Pronto comprenderán todos los pueblos, que Dios les ha
hablado en cada era, que las revelaciones divinas han sido la escala que el
Señor ha tendido a los hombres para que pudiesen ascender hacia EL
A este nuevo tiempo le llamarán unos el tiempo de la luz,
otros la era del Espíritu Santo, otros el tiempo de la verdad; y Yo os digo que
será el tiempo de la elevación, de la recuperación espiritual, de la
reivindicación.
Esta es la era que ha mucho tiempo he querido que viva en el
corazón del hombre y la que ha sido continuamente combatida y destruida por él
mismo. Un tiempo cuya claridad sea vista de todos y bajo cuya luz se unan todos
los hijos del Señor, no a una religión de hombres que acoja a unos y rechace a
otros, que proclame su propia verdad y se la niegue a los demás, que emplee
armas indignas para imponerse, o que dé tinieblas a cambio de luz.
Pueblo, cuando llegue la hora de que os levantéis a dar la
buena nueva, predicaréis con hechos la paz, el amor, la caridad, la unificación
y la fraternidad; si en vuestro camino encontraseis a otros que hipócrita y
falsamente fuesen predicando lo mismo, con vuestras obras poned a descubierto
su mentira; mas si por el contrario, os encontraseis que con ejemplos predican
la verdad, el amor y la caridad, uníos en espíritu a ellos, porque su lucha
será la vuestra.
No puedo dejar de deciros que si vosotros os encontráis
impuros, impreparados, indignos de llevar a cabo esta obra, y vieseis que otros
se han levantado a luchar con la debida pureza, no les estorbéis el paso,
porque entonces sería doble vuestra causa
De todo os hablo, discípulos, para que nada os sorprenda,
para que, al levantaros pará esta lucha, sepáis realmente despertar en los
corazones el ideal de elevación.
Esta tierra, que siempre ha enviado al más allá su cosecha
de espíritus enfermos, cansados, turbados, confundidos o con muy escaso
adelanto, presto me ofrecerá cosechas dignas de mi amor a vosotros.
La enfermedad y el dolor se irán desterrando de vuestra
vida, y al llevar una existencia sana y elevada, cuando llegue la muerte os
encontrará preparados para el viaje hacia la mansión espiritual.
¿Quién podrá sorprenderse o extraviarse al penetrar en la morada
desconocida, si ya desde esta vida se la ha mostrado su Maestro en los
instantes de orar, de meditar, de soñar o de inspirarse?
Ahora os parece inalcanzable tanta paz y tanto bienestar
material y espiritual, porque miráis toda la confusión que reina en tomo a
vosotros, confusión que irá creciendo más y más en todos los órdenes de la vida
humana; mas luego que esta noche tempestuosa deje asomar la luz de la nueva
aurora, la misma tierra sentirá que sus nuevos moradores vienen a sembrar la vida
verdadera con obras nobles, que vienen a restaurar y reconstruir, y que los
destructores, los profanos y los impíos ya se ausentaron para encontrar su
purificación.
Pueblo, en este día os he revelado algo de los planes
divinos del Padre para con vosotros; os he adelantado lo que pertenece al
futuro y os he preparado para la lucha que se aproxima a toda la humanidad.
Meditad en esta enseñanza y os sentiréis fortalecidos.
Te perdono y te bendigo en mi nombre que Soy el Padre, El Hijo, el Espíritu Santo, Mi paz sea con vosotros Pueblo Bendito de Israel.
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