sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 112

Yo soy el alimento para el espíritu, soy el poseedor de cuanto necesitáis, soy la luz en vuestro camino de evolución.

Deseo que me conozcáis; ya una vez estuve entre vosotros en cuanto hombre; hoy vengo en Espíritu a demostraros que verdaderamente estoy en mis hijos y que puedo hablar a través de su entendimiento. Mañana sólo será la luz de mi inspiración la que llegue a vuestro espíritu; pero en cada una de las formas que tome para hablaros, habrá siempre una nueva lección y una nueva fase que mi Espíritu os muestre para que me conozcáis mejor.

De era en era, los hombres van teniendo una idea más clara de Mí. Los que me han conocido a través de Cristo, tienen un concepto más aproximado a la verdad que aquellos que sólo me conocen a través de las leyes de Moisés. Aquel Dios a quien seguían y obedecen las multitudes por temor a su justicia, fue más tarde buscado como Padre y como Maestro, cuando germinó en sus corazones la semilla de amor de Cristo.

En verdad os digo que Yo no os envío el dolor. ¿Habéis visto con qué amor cultiva el jardinero su jardín? pues vosotros sois para Mí como un inmenso jardín, en el cual os contemplo como lirios, rosas o azucenas. Mas si vuestras corolas se cierran para el rocío de mi amor, natural es que os sintáis débiles cuando los vientos os azotan; ¿Por qué entonces pensáis que sea Yo quien os castiga? Es un error atribuirme la causa de vuestros sufrimientos y amarguras, porque un Padre sólo quiere la felicidad para sus hijos.

Cuando comprendáis vuestra falta de armonía con lo creado y con mis leyes, os arrepentiréis de haberme culpado de vuestras vicisitudes y sabréis que fuisteis vosotros los que creasteis el dolor.

En los tiempos pasados, cuando la humanidad aún no llegaba al conocimiento del verdadero Dios, veía en cada elemento de la naturaleza a una divinidad; por eso, cuando esas fuerzas llegaban a desencadenarse, los hombres decían que eran venganzas de sus dioses, sin darse cuenta de que ellos por sus pecados no podían salvarse del efecto de los elementos desatados.

Algo de aquellas creencias conserváis todavía, porque cuando miráis o sabéis de terremotos, tempestades o plagas que azotan pueblos, ciudades o naciones, exclamáis: Es castigo de Dios.

He venido a revelaros en este tiempo, que el hombre posee potestad sobre los elementos, una potestad que hasta hoy no habíais descubierto. Os he enseñado que quien ora y vive en armonía con mis leyes, puede ser obedecido por los elementos y escuchado por la naturaleza. ¿Os parece extraño? Recordad cómo Jesús entre sus lecciones, os dio aquella de someter a la naturaleza a su mandato. No olvidéis que cuando el Maestro, junto con sus discípulos navegaba en una barca en el mar de Galilea, éste de pronto se encrespó; El, viendo el temor en sus apóstoles, extendiendo su mano ordenó a las aguas que se apaciguaran, y éstas al instante, como mansas siervas, obedecieron.

De cierto os digo, que aún es mucho lo que tenéis que estudiar y analizar sobre aquellos ejemplos, para comprender mis nuevas enseñanzas. Hasta que tengáis confianza en mis palabras, para que cumpliendo con mi ley, en los trances difíciles de vuestra vida testifiquéis el poder de la fe.

Cuánto se ha alegrado vuestro corazón, cuando en una prueba de éstas habéis orado y habéis palpado mi verdad. Con fe, con espiritualidad y humildad lograréis la verdadera oración, que evitará que sigáis siendo las víctimas de las vicisitudes de la tierra; porque viviendo en armonía con las leyes que rigen vuestra vida, todo cuanto os rodea estará a vuestro servicio. Tened presentes mis lecciones que con tanto amor os entrego a través del entendimiento humano. Mi rayo, al Posarse sobre la mente del portavoz se convierte en palabra, sin que por ello pierda su sentido divino. Esta luz, que en sentido figurado os anuncié en el Segundo Tiempo, es el faro que guiará a los espíritus hacia el puerto de salvación. He humanizado mi inspiración para que, escuchándome comprendáis el contenido de mis revelaciones y la forma de llevar a la práctica mis enseñanzas. Mañana, cuando cese esta comunicación que con vosotros he tenido, seguirá mi luz iluminando al espíritu de la humanidad.

Si en aquel tiempo, la sangre del Hijo de Dios fue derramada por todos, ahora será la luz de mi Espíritu la que descienda sobra toda carne y sobre todo espíritu.

En lo profundo de cada ser se escucha el tañer de una campana que no os permite caer en el sueño; es mi voz que os llama e invita a la oración, a la reflexión y a la meditación. Unos se detienen ante ese llamado y hacia él enderezan sus pasos; otros se resisten ante aquella voz, interponiendo la dureza de su materia, por lo que, mientras unos se apresuran a despertar a la vida verdadera, otros son tardíos.

Cuántos de los que habéis tenido la gracia de escuchar mi palabra me habéis dicho en vuestro corazón: Señor ¿por qué tardasteis tanto en volver al mundo? a lo cual os digo: Para Mí, todo ese tiempo sólo ha representado un instante. Desde que os dije mi última palabra en el calvario, hasta el día en que os di mi primera cátedra en esta era, puedo deciros que el tiempo transcurrido no pasó para Mí. Fue tan fugaz el espacio entre mi partida en aquel tiempo y mi llegada en éste, que lo comparo con la luz de un relámpago que brillase en el oriente, para ocultarse en el occidente.

Por momentos los hombres se juzgan tan indignos de Mí, que no conciben que pueda amarlos tanto: y una vez resignados vivir alejados de su Padre, construyen una vida a su propia idea, crean sus leyes y hacen sus religiones. Por eso su sorpresa es grande cuando me ven llegar. Entonces se preguntan. ¿en verdad nos ama tanto nuestro Padre, que así busca la forma de comunicarse con nosotros?

Humanidad: Yo sólo sé deciros que lo que es mío no lo dejaré perder; y vosotros sois míos. Os amo desde antes que fueseis y os amaré eternamente.

Si habéis tardado en retornar a Mí Y habéis encontrado muchas vicisitudes a vuestro paso, eso no quiere decir que mi amor haya disminuido a causa de vuestros pecados; es que mi voz, a través de vuestra conciencia, siempre ha estado invitándoos a
llegar a Mí por el camino de la verdad. Yo soy la puerta eternamente abierta, que os invita a penetrar en ni santuario, ahí donde está vuestra heredad.

Mi doctrina ha venido a enseñaron a tornar las faltas en buenas obras tened la certeza de que, quien toma la cruz de su Señor para seguirle, pronto siente la elevación de su espíritu.

No es mi última enseñanza ésta que ha venido a iluminar la Tercera Era, lo espiritual no tiene fin, mi ley siempre está brillando como un sol divino en todas las conciencias. El estancamiento o la decadencia sólo es propio de los humanos y ella es siempre el resultado de vicios, flaquezas o desenfreno de las pasiones. Cuando la humanidad finque su vida sobre cimientos espirituales y lleve en sí el ideal de eternidad que os inspira mi doctrina, habrá encontrado el camino del progreso y la perfección, y nunca más se apartará de la senda de su evolución.

Si a vuestro espíritu le di un grano para que lo sembrase, él tendrá que devolverme cien. ¿No habéis visto la multiplicación de las semillas de la tierra? imitadlas. Yo sólo hice una simiente de cada especie y mirad cómo se han reproducido sin cesar.

Hijos amados: ¿Creéis que fuera necesario que volviese al mundo a derramar nuevamente mi sangre para haceros comprender mi amor? No, ya no es necesaria esa prueba, ya que ahora os bastará que oréis y meditéis unos momentos en cada día, para que mi luz penetre dulcemente en vuestro Espíritu. Esa luz será la del Maestro, será mi voz que vendrá a revelaros muchas enseñanzas que ignoráis, pero que es necesario que conozcáis, para que pocas vivir en plenitud en el Tercer Tiempo, el tiempo de la luz y de la espiritualidad.

En aquel Segundo Tiempo, las multitudes me buscaban más como doctor que como Maestro, porque siempre han creído los hombres, que es más grande el dolor del cuerpo que el del espíritu. Jesús era complaciente y dejaba que los enfermos se acercarán a él; sabía que ese dolor era el camino que atraía a los hombres hacia la luz de su palabra.

Cuando los ciegos volvían a ver, y los leprosos se limpiaban, cuando los paralíticos abandonaban su lecho y los poseídos se liberaban de sus influencias y obsesiones, eran testimonios vivientes de que Jesús era el doctor de los doctores.

Mucho tiempo me buscaron así los hombres, aun no estando ya con ellos en el mundo. Mas ahora, cuando llega un doctor junto a vuestro lecho de enfermo y en él depositáis toda vuestra fe y confiáis en su ciencia vuestra vida, olvidas que la vida de ambos depende de Mí. Os olvidáis en ese instante de orar ante vuestro Padre para solicitar de El la luz sobre el hombre de ciencia y el bálsamo sobre vuestra dolencia. Aquella alcoba, en vez de llenarse de luz y saturarse de fuerza y de esperanza, permanece triste y sombría por falta de espiritualidad.

¿Cuándo volveréis a buscarme con aquella fe, conque se acercaban a Mí los enfermos en el Segundo Tiempo? Es necesario que os diga que tengo sed de vuestra fe y que cuando depositéis en Mí vuestra confianza, os haréis merecedores de los grandes prodigios que tengo reservados para vosotros.

Yo no desconozco a los hombres; de ciencia, puesto que la misión que desempeñan se las he dado Yo, pero muchos de ellos han faltado a la oración, a la caridad y a la elevación de espíritu para ser los verdaderos doctores de la humanidad.

Ya les hablaré también a ellos, mas mi voz será de justicia cuando vean a mis discípulos sanando por medios espirituales las enfermedades que la ciencia no ha sabido curar, y cuando los hombres se curen los unos a los otros por medio de su don espiritual, los materialistas abrirán sus ojos ante esa revelación y dirán: Ciertamente, más allá de nuestra ciencia existe una sabiduría y un poder superior al nuestro.

A vos, pueblo, os digo que no olvidéis ese don divino, ya que por medio de él haréis luz en los espíritus, llevaréis consuelo a los que sufren y convertiréis a muchos, al salvarlos de sus aflicciones.

El dolor es un camino que conduce a los hombres hacia la fuente de salud que soy Yo, mas tened presente que os he dado una gota de mi bálsamo para que hagáis uso de él siempre que alguien llame a vuestras puertas. Velad y orad para que ese llamado siempre os encuentre preparados.

Discípulos del Tercer Tiempo, en verdad os digo que por haber recibido mis nuevas revelaciones, seréis quienes interpretéis debida y justamente el contenido de las enseñanzas de los tiempos pasados.

Todo cuanto en ellas es fue revelado, tiene un, sentido divino, aunque os parezca que en algunas ocasiones es están hablando de la vida humana; buscad su esencia y encontraréis que siempre os están mostrando la vida espiritual.

No os detengáis, demasiado en analizar la letra, que es lo superficial, porque ella puede llevaros a la confusión, penetrad al significado de la palabra y ahí hallaréis la verdad. Procurad que vuestro análisis sea sencillo, como lo es mi palabra, y no compliquéis lo que es diáfano, puro y natural.

Oración y meditación es lo que se requiere para el estudio de las lecciones divinas. Quien así busque mi luz, en verdad os digo que pronto la hallará. Ya os he enseñado que con oración se adquiere sabiduría.

El discípulo que de esta manera analice mi palabra y que en esta forma consulte a su Maestro, será el que siempre acierta con la verdad y nunca se confunde.

Llegará el día en que vuestra sensibilidad para lo espiritual os haga descubrir fácilmente la esencia que contiene toda palabra que ha brotado de Mí.

"Mi reino no es de este mundo", os dije en el Segundo Tiempo, por lo tanto, Yo os hablo del reino espiritual. "Yo soy el camino" os dije también, haciéndoos comprender que venía a prepararos la senda que os llevar a morar Conmigo en la mansión celestial.

Para la vida humana, bastaba con la ley que por conducto de Moisés, os dí; mas para vivir la vida eterna era preciso que el Verbo de Dios fuese con vosotros, para que El os preparase el camino del verdadero paraíso; mas como el camino hacia las altas moradas de la luz, de la perfección y del amor, tiene encrucijadas, escollos y tentaciones Fue necesario que en la senda del viajero apareciese una estrella, un faro, un rayo de luz que iluminase sus pasos; esa luz es la de mi Espíritu, que ha llegado a vosotros a disipar dudas, ignorancias e incertidumbres.

Mirad cómo, desde los tiempos en que es regíais por la ley natural, o sea por el dictado de la conciencia, hasta este tiempo en que recibís la luz espiritual por medio de la inspiración, os he dado a conocer, paso a paso y parte por parte el camino del espíritu.

Esta inspiración es el fruto de una larga evolución en la que no podéis deteneros, y que os dará la perfección necesaria para que podáis recoger los mejores frutos.

Hoy os digo: Bienvenidos seáis, caminantes incansables en el camino de perfección; venid a Mí, todo los que tengáis hambre o sed en el espíritu, porque todo aquel que sepa tomar esta palabra y extraer de ella su esencia, encontrará la paz.

Yo bendigo al que ha tomado con paso sereno y firme el camino, porque él no tropezará. Yo os ilumino para que os conduzcáis como buenos discípulos de mí doctrina.

El tiempo que he asignado para el final de esta comunicación en esta era, será 1950, el justo para vuestra preparación, porque si mi palabra os faltare antes del día señalado para su término, muchos de vosotros debilitaríais y otros volveríais a vuestras antiguas tradiciones. Vuestro destino ha sido trazado con suma perfección, y las pruebas que encontráis, son motivo para que elevéis vuestro espíritu y me améis. Cuando en vuestra vida sólo habéis tenido satisfacciones y abundancia de bienes materiales, os habéis detenido en el camino espiritual y os habéis apartado de Mí; mas ahora os he confiado una nueva oportunidad para el cumplimiento de vuestra misión. Sin embargo, no olvidéis que vuestra existencia en la tierra es tan sólo un momento en medio de la eternidad, y que si ese momento lo desaprovecháis, despertaréis en el más allá y contemplaréis el retraso y la falta de luz en vuestro espíritu. Un doloroso despertar será para el espíritu al darse cuesta de su pobreza y desnudez por falta de cumplimiento, y tendrá que llorar el tiempo perdido, hasta purificarse.

Sí, discípulos, será preciso entonces pasar por la expiación, para acallar el reclamo de la conciencia y hacerse digo no de continuar su evolución.

Caminad siempre por la senda de la ley y ella os amparará.

Cuán escasos son mis discípulos y qué numerosa es la humanidad! Mas Yo fortalezco a los que han sabido tomar este cargo y esta responsabilidad, porque ellos están dispuestos a levantarse a sembrar cuando Yo se los ordene. Para entonces tendrán la mansedumbre del siervo y la fortaleza del apóstol.

Cuando ya mi palabra no se escuche como ahora, ni os dé la voz de alerta cuando el enemigo se acerque, y las aguas turbias quieran contaminar la fuente cristalina que os he confiado, recurriréis a la oración, y vuestra conciencia os dirá lo que debéis hacer. En la luz de la conciencia Yo estoy y estaré presente.

Ya conocéis el sabor del fruto del árbol y os prevengo para que mañana no os dejéis sorprender por falsos profetas; mas también velaréis por vuestros hermanos, enseñándoles a distinguir la esencia de mi doctrina. Escrito está que después de mi partida aparecerán falsos profetas y que llegarán diciendo a mi pueblo que ellos son mis enviados y que vienen en mi nombre a continuar la obra que entre vosotros llevé a cabo.

¡Ay de vosotros si os inclináis delante de falsos profetas y falsos maestros, o si mezcláis a mi doctrina palabras sin esencia, porque habrá gran confusión! Por eso os digo con frecuencia. "Velad y orad.

He sometido al hombre a dos leyes y es mi voluntad que vosotros, mis labriegos, cumpláis con ambas, para que, unificados el espíritu y la materia, hagáis obras de perfección en vuestra vida. En cada una de mis leyes he derramado mi sabiduría y perfección. Cumplid con las dos, que ellas os conducirán a Mí. No queráis vivir en la tierra como si ya estuvieseis en espíritu, porque caeríais en fanatismo, que es falsa espiritualidad; con ello enfermaría vuestro cuerpo e iría a la tumba antes de tiempo, sin haber terminado vuestra misión. Comprended entonces que el espíritu fue dotado de una inteligencia superior para ser guía y maestro de la materia.

Hoy habitáis este valle de lucha y de dolor, en el que las pruebas os dicen a cada instante que esta morada es pasajera; pero que todo aquello que no hayáis alcanzado en el presente, lo poseeréis mañana. La paz y la alegría, que en el mundo sólo dura un instante, en la mansión espiritual son imperecederas. Por eso os invito al reino de eterna paz y satisfacción sin fin. Preparad el gran viaje, Yo os espero.

Aprended a escuchar la voz de vuestra conciencia y oiréis mi voz que habla a vuestro corazón. Esa voz interior es la de vuestro Padre, siempre dulce, alentadora y convincente.

Hoy me he cruzado en vuestro camino y me habéis recibido con gozo en vuestro espíritu. El encuentro entre el Maestro y los futuros discípulos ha sido feliz.

Las sectas se preparan y hablan acerca de mi próxima venida; sin embargo, cuando me acerco a ellos espiritualmente, no me sienten, porque carecen de sensibilidad y porque son incrédulos. Yo digo a mi pueblo que en este tiempo grandes hombres, sabios y sacerdotes, me reconocerán y me sentirán en la forma que he elegido para manifestarme a la humanidad de esta era. Yo escogeré de entre ellos a los que han de servirme, porque después de prepararlos voy a enviarlos a predicar sobre mis revelaciones y enseñanzas de este tiempo.

Os he llamado a mi mesa de amor, en ella habéis saboreado el manjar divino; el pan y el vino del espíritu. ¡Ah, si todos comprendieseis cuál es el hambre del espíritu! con cuánto amor buscaríais a los hambrientos! Este momento es de recordación para vosotros, mis nuevos discípulos; no así para Mí, que soy el presente eterno. Mi pasión y mi sacrificio están latentes, mi sangre fresca aún. Pero vosotros, que sois pasajeros en la tierra y que en la eternidad sois como átomos, recordáis y revivís como algo lejano, la pasión que vuestro Maestro os legó como el más grande testamento de amor. Escuchadme y estudiad, así podréis amar mi enseñanza, servir a vuestros hermanos y perfeccionaros de espíritu. Si aspiráis a ser maestros entre la humanidad, no tenéis más que imitar a Jesús. Oyéndome dejaréis de ser los niños ignorantes, que todo lo preguntan porque nada saben y es convertiréis en los discípulos que, al desplegar sus labios para hablar de mi enseñanza, se sentirán inspirados por mi Espíritu; ante las interrogaciones de la humanidad vuestra palabra será la luz, que encenderá en cada corazón una antorcha de fe.

Yo soy el camino, la verdad y la vida, y es por eso que vengo a vosotros a derramar mi amor en el cáliz de esta mesa, para que podáis beber en él hasta saciar vuestra sed. No vengo a salvar a unos cuantos, sino a todo espíritu necesitado de luz; mas sí vengo a preparar a unos, para que ellos salven a los otros y aquellos a otros más.

Las naciones se encuentran afligidas, agobiadas y enfermas. Ya no esperan de la ciencia o del poder humano la solución de sus miserias y amarguras. Los hombres comienzan a creer que sólo un milagro puede salvarles. Muchos de ellos saben que los profetas del Primer Tiempo anunciaron mi nueva venida; muchos de ellos saben que cuanto está pasando en el mundo corresponde a las señales predichas para el tiempo de mi venida y de mi presencia entre vosotros. Pronto sabrán todos que la Tercera Era ha llegado y que Yo me he manifestado conforme a lo anunciado; que vine sobre la nube, o sea en Espíritu, para enviar mi Verbo, como un rayo de luz sobre el entendimiento de mis elegidos; mas, ¿por quién recibirá la humanidad la buena nueva y los testimonios de cuanto he dicho y hecho entre vosotros? ¿Por quiénes ha de ser, si no por medio de los que me han escuchado?

He aquí la mesa, sentaos a ella, elevad vuestro espíritu y sentid mi presencia; sentidla no sólo con el espíritu sino también con la materia, si en verdad os espiritualizáis y sabéis estremecemos al contacto de mi luz.

Al elevaros, vivid unos instantes en la morada espiritual, para que en esa hora Yo os reciba en representación de la humanidad, y en vosotros bendiga a los pueblos, consuele a los tristes, a los enfermos, a los que sufren en la soledad. Mirad que ahora hay más viudas y huérfanos que nunca en vuestro mundo.

En vosotros, que estáis orando, recibo a todas las razas, a todos los pueblos, religiones y sectas, porque habéis bebido el vino de la vida eterna; derramo sobre todo espíritu mi esencia para que no exista uno solo de mis hijos que en estos instantes sufra hambre o sed de justicia.

Ante el pecado del mundo es necesario que llegue hasta vosotros la luz de mi Espíritu. Si en aquel tiempo, de mi cuerpo hicisteis brotar sangre, sudor y lágrimas, ahora haréis que el Maestro se derrame en luz sobre el dolor, la perversidad y las tinieblas de los hombres.

Es mucho el dolor y el pecado que cubre a las naciones como un manto de tristeza. Mas ahora que no me podéis ver llorar, ni sangrar, sentiréis sobre vuestro espíritu el torrente inagotable de mi perdón, de mi amor y de mi luz.

Esta es mi nueva sangre que hoy derramo sobre la humanidad. En estos instantes vuestro espíritu se recrea en las regiones hasta donde él ha podido elevarse en esta comunión conmigo, mas no olvidéis que ha sido Elías, el pastor espiritual, el que vino a prepararos y a conduciros ante Mí, para que recibieseis la palabra de vuestro Maestro, a la vez que la tierna caricia de María, vuestra Madre Celestial, cuyo Espíritu está siempre presente en Mí.

Quiero dejar la paz en vuestro corazón, porque después vendrán momentos de tristeza y de temor. Preparaos porque no sabéis lo que el mañana reserve para vosotros.

Recordad que os he dicho que aparecerán falsos profetas y falsos espiritualistas, tened presente que siempre os he venido previniendo para estas pruebas, diciéndoos que mi comunicación, que inicié a través del entendimiento de Damiana Oviedo se prolongará hasta 1950, y que después de ese año no me manifestaré más en esta forma. Os he dicho muchas veces que después de ese día, derramaré mi Espíritu por medio de vuestros dones pero que, si pasado este período señalado por mi voluntad quisieseis que la palabra del portavoz no cesara en algunos recintos, mientras en otros ya no tuviesen estas manifestaciones, ¡ay de quienes profanasen mis mandatos e intentasen pasar sobre mi voluntad!

No quiero que vosotros seáis responsables de tan graves faltas; mas, para que no caigáis en tentación, lucharéis por vuestra unificación, para que al llegar el último día de mi comunicación, todos escuchéis que el adiós del Maestro a través del portavoz es definitivo, y que no será sólo para un recinto o para una congregación, sino para todo el pueblo.

Preparaos, porque haré el llamado a ministros de religiones, a mandatarios y gobernantes para que escuchen mis últimas palabras. Vuelvo a deciros, preparaos, para que en este tiempo una gran multitud sea testigo de mi partida. Yo derramaré fortaleza sobre vuestro espíritu, para que no sintáis mi ausencia, porque en realidad no estaré ausente; vuestra gratitud de discípulos, quedará a prueba; ya que fui a vosotros por el camino del espíritu, vosotros tendréis que venir a Mí, por ese mismo camino.

La misión del portavoz concluirá en el día fijado por Mí; pero su entendimiento quedará abierto a la inspiración y a todos los dones, así como el del labriego y el del guía y de todos aquellos que cumplan con mi ley de amor. Debo deciros, que también el don de la palabra se desatará entre vosotros y sabréis hablar de mi obra con hombres que pronuncian otras lenguas. A todos los que me oís en este día os haré responsables de mi palabra, porque sois el pueblo al que encontré descarriado del camino, pero que en mi palabra volvió a encontrar la senda. El que llegó pobre y sollozante, hoy conoce la paz.

Entre vosotros están los que llegaron como parias y ahora se sientan a mi mesa; entre la multitud se encuentran los que estaban ciegos y hoy ven la luz; están también los que eran muchos para la palabra de amor y caridad y que hoy, ya convertidos, son mis siervos; están los que eran sordos, que no escuchaban la voz de la conciencia, pero que han recobrado ese don, escuchando la vez del Juez Supremo y, han aprendido a oír la queja de los que sufren. Descubro entre estas multitudes a la mujer adúltera y también a la pecadora arrepentida, ambas acusadas y señaladas por quienes muchas veces pecan más que ellas; mas Yo les perdono y les digo que no vuelvan a pecar.

¡Oh pueblo si supieseis guardar en vuestro corazón todas mis palabras, cuán ricos seríais de los tesoros del espíritu, cuán fuertes e iluminados; pero es frágil vuestra memoria y vuestro corazón! Dejad que mi palabra y su esencia, que son el símbolo de mi cuerpo y de mi sangre, y que son la imagen del pan y del vino que ofrecí a mis discípulos en, la última cena, penetren en vuestro espíritu en esta tarde de evocación.

Comed el pan de la vida, comed por toda la humanidad en esta era de dolor, de restitución y de purificación; mientras estéis saboreando este alimento, pensad que a la misma hora millones de seres apuran un cáliz muy amargo y que muchos, de vuestros hermanos en vez de beber el vino de mi amor, están derramando la sangre de sus semejantes en los campos de guerra.

Estáis sentados a mi mesa y no quiero que ninguno de vosotros tenga remordimientos, se sienta indigno de estar aquí, o sienta el impulso de abandonar su asiento y alejarse de esta reunión.

Ciertamente en aquel tiempo hubo entre mis discípulos uno que conspiró en contra de su Maestro, el cual, al escuchar mis últimas recomendaciones y las últimas palabras de mi testamento de amor, no pudo permanecer en mi presencia y se alejó del cenáculo. Es que en su bolso llevaba ya las monedas por las cuales había vendido a su Maestro; los demás discípulos lo ignoraban, mas Jesús lo sabía; lo dejó hacer para que así se cumpliera lo que estaba escrito. El Eterno se servía de la infidelidad de un corazón para que se llevase a cabo en su Hijo todo cuanto de El se había profetizado.

Orad, discípulos del Tercer Tiempo, para que entre vosotros no vaya a levantarse un traidor que cambie mi verdad, por vanidades del mundo y diga hipócritamente como Judas: Maestro: ¿Por ventura seré yo?

¡Toma de mi amor y mi bendición en Mi nombre que Soy el Padre, el Hijo el Espíritu Santo, la paz de mi Divinidad nunca se aparte de Vosotros!

No hay comentarios: