sábado, 7 de agosto de 2010

Enseñanza Divina 182

Pedid por la humanidad antes que por vosotros mismos. Ella es como un náufrago en medio de un mar de tinieblas y turbaciones, que en su confusión no encuentra el faro que ha de iluminarla para ponerse a salvo

Todo el que cree en Mí y observa mis preceptos, está dentro de un arca salvadora donde quiera que se encuentre, ya en el valle espiritual o en el mundo. El que ama en espíritu y en verdad, está Conmigo. Toda criatura tiene en sí misma los medios para salvarse y ellos son: La luz de la conciencia y la intuición del bien que palpita en el espíritu; son atributos que Yo os he concedido.

La oración es consuelo y báculo para el corazón en las horas de prueba. Para ser fuertes, debéis unificaros en mi ley y aun cuando os encontréis en distintos caminos, si practicáis mi doctrina espiritualmente, llegaréis a amaros y a comprenderos.

No todos los que han oído mi palabra creen en ella, y no todos los que dicen amarme, me aman en verdad. Para llamaros mis discípulos, tendréis que practicar mi ley y seguir mi huella.

Mi amor es igual para todos. ¿No habéis mirado que a nadie he negado la luz, el calor y el pan? Aun cuando las pruebas del espíritu sean grandes, mi protección no os abandonará jamás.

¿Queréis verme materializado para creer en Mí y sentirme cerca? Penetrad en la esencia y vida de este universo que habitáis, y me contemplaréis manifestado en todos los seres que lo componen.

A todos os he dado el pan, sin embargo, a unos los contemplo satisfechos y otros están hambrientos; es porque no compartís el fruto de vuestro trabajo ni vuestro hogar con los demás.

Os he puesto en el principio de vuestra evolución, para que todos lleguéis a Mí. Mi amor que recibís en estas manifestaciones es para todos mis hijos; llegad a Mí, buscadme con vuestro espíritu preparado y Yo seré con vosotros. Todos podéis sentir mi presencia y alimentamos de Mí.

Las grandes obras espirituales se llevan a cabo practicando la humildad, la limpidez de espíritu y la palabra de luz que sale por vuestros labios. Mas no habléis de vuestras obras, hablad de la obra divina y dejad que Yo os juzgue y premie vuestro esfuerzo.

No olvidéis la oración por la paz del mundo, porque grandes desastres lo amenazan. Mas no queráis penetrar en mis altos juicios; dejad que Yo, con sabiduría, corte de raíz los malos árboles y toque con rigor las instituciones.

Vosotros orad y tan sólo ayudad a cuantos podáis. Ese tiempo está cercano y Yo os prevengo para que viváis alerta y contempléis el cumplimiento de estas profecías.

Cuando hayáis comprendido mi palabra, seréis todos como un rebaño y Yo, vuestro Dios, cual pastor, os guiaré hasta la fuente de la vida eterna, en la cual no volveréis a tener sed.

El Maestro es entre vosotros y me encuentro deseoso de dejaros preparados para el instante propicio.

Vengo a doctrinaros en este instante en que el mundo se encuentra en aparente quietud.

El hombre se ha entregado al materialismo y sólo por momentos piensa en el ejemplo que le dejó el Hijo de Dios, para luego volver a la lucha de su mundo y a lo que atañe a su vida material. No está preparado para la espiritualidad.

La humanidad tiene fechas señaladas para recordar la pasión de Jesús y es entonces cuando logra conmoverse su corazón.

 Mas vosotros, que habéis escuchado mi palabra, comprendéis que no existe hora ni día determinados para recordar o practicar aquellas enseñanzas que os diera el Divino Maestro. Habéis llegado a comprender que en todo instante podéis hacer obras en beneficio de vuestros semejantes, inspirados en aquel ejemplo de amor y caridad divinos.

Esta lección que estáis aprendiendo quiero que la transmitáis a vuestros hermanos. Sólo necesitáis que vuestro corazón esté dispuesto para sembrar y entonces, la primera cosecha os llenará de gozo y de ánimo para seguir en la jornada.

Cuando mi palabra llegue a todos mis hijos, en los hombres de ciencia confundidos será como un rayo de luz que ilumine su mente. Y cuando descubran la alianza que existe entre Dios y el hombre, la relación entre la ciencia humana y el misterio de la creación, habrán dado un paso de adelanto que será en beneficio de las nuevas generaciones, porque todo marchará en perfecta armonía. Hombres y acontecimientos evolucionan hacia la perfección sin detener su marcha.

En el presente siglo alcanzó gran desarrollo la ciencia dé los hombres, por lo que lo llamaron el siglo de la luz, sin saber que también para el espíritu se abrió este tiempo como el tiempo de la luz. Ellos ignoraban que el Santo Espíritu está manifestándose e iluminando a todos los seres, en cumplimiento de las profecías.

En las grandes obras humanas está la influencia y la labor de seres espirituales elevados que trabajan y vibran continuamente en los entendimientos, inspirando o revelando lo desconocido a sus hermanos encarnados.

Por eso en todo tiempo diré a los sabios y a los científicos: No podéis jactaros de lo que comprendéis ni de lo que hacéis, porque no todo es obra vuestra ¡Cuántas veces sólo servís de instrumento a aquellos espíritus de quienes os hablo! ¿No os habéis sorprendido muchas veces del alcance de vuestros descubrimientos? ¿No os habéis confesado interiormente impotentes e incapaces de intentar lo que ya habéis realizado? Pues ahí tenéis la contestación. Entonces, ¿Por qué os engrandecéis? Sabed que vuestra labor es guiada por seres superiores. Nunca tratéis de modificar sus inspiraciones, porque ellas siempre van encaminadas al bien.

Infinita y profunda es mi enseñanza; en ella existe la esencia de que se sustentan todas las religiones. En mi doctrina Yo os hago hermanos de todos, sin distinción de credos. Nunca os encerréis en una celda para orar, porque será como apartaros de la humanidad y como huir de las tentaciones, temerosos de caer. Jesús os enseñó a hacer frente a toda lucha; Jesús sabía que Él era la verdad y que ella, como la luz, no puede ocultarse. Desde entonces os enseñé la forma de seguir mi huella.

Fui juzgado, fui calumniado, pero nunca se me pudo descubrir alguna imperfección. Así como perfecta es la naturaleza, como obra confiada a vosotros, ¿Quién podrá encontrar defecto o imperfección en esa obra hecha por Mí? ¿Quién podrá imitarla?

Cuándo no comprendáis mi palabra, elevaos en oración antes de que quedéis confundidos, porque, ¿Cómo podéis pensar que Yo os entregue, una idea que no encierre razón o verdad? Elevaos para que vuestros pensamientos alcancen el efluvio divino.

Enseñaréis mi doctrina sin añadirle tendencias vuestras, porque no podréis engañar a nadie; la mentira tarde o temprano es derrumbada por la verdad.

Si sois sinceros con vosotros mismos, conoceréis la verdad, porque la encontraréis dentro de vosotros y en vuestros hermanos, si los amáis, si existe dulzura en vuestra mirada, si ponéis caridad en la palabra y en las obras. No veáis con sencillez la fe, con ese abandono y esa seguridad de que por fuerza se realizará el milagro. Recordad que tenéis que haceros dignos de tales beneficios.

La convicción de mi palabra y la fuerza de vuestra oración os preparan para alcanzar la fe y realizar grandes obras.

Os estoy dando la luz y la explicación del misterio en que muchas profecías permanecieron durante siglos.

 Pedid luz, que se os dará; quiero que haya comunión entre vuestro espíritu y el mío.

Esta gracia que derramo en cada una de mis palabras, será la que os conforte para cuando ya no me manifieste a través del entendimiento humano. Por esta gracia seréis maestros entre vuestros hermanos, porque sabréis conduciros dentro de mi ley.

Nada habrá que os confunda, ni ideas ni doctrinas os harán perderos del camino, porque todo cuanto de Mí aprendisteis lo llevaréis grabado con fuego en el espíritu.

En todas las religiones le presentan al hombre dos caminos: uno, el del descanso espiritual y el otro, el del castigo eterno. Por más que ha luchado por conocer la realidad, sólo encuentra misterios donde se confunde su mente.

¡Y vosotros, sencillos discípulos que no habéis conocido las ciencias, en cambio habéis recibido mi inspiración y mi palabra sabia con la cual se descorrió el velo del misterio y supisteis que después de esta vida, después de la lucha, de los combates y la purificación, el descanso y la paz que deseáis, os esperan a todos!

Vosotros, que ya conocéis esta realidad, sabréis revelarla a quienes no la conozcan.

Seréis el profeta que da a conocer mi voluntad; entonces vuestros hermanos podrán comprobar que hablasteis con verdad cuando contemplen que lo que anunciaron vuestros labios se realizó.

La paz no está en las naciones; aparentemente existe quietud en las mentes de los hombres, pero la guerra está amenazando al oriente. En verdad la guerra se desatará y el mundo se encontrará en desolación. Esto pronto acontecerá.

Mis elementos se desatarán y asolarán comarcas. Los hombres de ciencia descubrirán un nuevo planeta y una lluvia de estrellas alumbrará vuestro mundo, pero esto no acarreará desastres para la humanidad, sólo anunciará a los hombres la llegada de un nuevo tiempo.

Vengo a daros a conocer estas profecías para que no os sorprendan cuando acontezcan.

Aun con mis elementos tendréis que identificaros, porque ellos también son mis servidores e instrumentos de mi justicia. Grandes desastres se verán en el mundo, que preocuparán a los hombres de ciencia, quienes buscarán la causa de todo ello en la misma naturaleza. Es el científico que busca su existencia en las células, desconociendo lo esencial, o sea, el reino del espíritu, fuente primera y única de donde procede todo lo que existe.

Mucho os revelaré estando aún vosotros en este mundo, mas cuando cerréis vuestros ojos corporales a esta vida y se abran los del espíritu para contemplar el infinito, reconoceréis que existe más claridad y luz en la vida del espíritu. La voluntad, la inteligencia y la razón no os abandonarán porque son dones innatos al espíritu.

En las religiones reconocen el poder del mal y lo han personificado en forma humana, le atribuyen un reino poderoso y le han dado diversos nombres. Sienten temor los hombres cuando creen tenerlo cerca, sin saber que la tentación está en las pasiones, en las flaquezas. Que lo mismo se agita en el interior del hombre el bien y el mal. El mal predomina en este tiempo en el mundo y ha creado una fuerza, un poder que se manifiesta en todo. Y en lo espiritual existen legiones de espíritus imperfectos, turbados, inclinados al mal y a la venganza, cuya fuerza se une a la maldad humana para formar el reino del mal.

Ese poder se rebeló ante Jesús en el Segundo Tiempo y le mostró su reino. Mi carne sensible a todo, fue tentada, pero mi fortaleza espiritual venció a la tentación. Porque Yo había de ser el vencedor del mundo, de la carne, de la tentación y de la muerte. Porque fui el Maestro que descendió entre los hombres para dar ejemplo de fortaleza.

Jesús, después de exhalar el último aliento en la cruz, resucitó de entre los muertos, descendió a los antros de oscuridad donde se encuentran los espíritus turbados, para conducirles a la luz, y volvió en Espíritu ante los apóstoles para mostrarles la vida superior del espíritu.

Os he dicho en este tiempo: No alberguéis la idea que existe entre la humanidad acerca del infierno, porque no hay más infierno en este mundo, que la vida que habéis creado con vuestras guerras y odios, y en el más allá no existe más fuego que el remordimiento del espíritu, cuando la conciencia le muestra sus errores.

Mi doctrina hablará al teólogo, al filósofo, al científico y encontrarán que mi obra es manantial inagotable de revelaciones.

El hombre con su regeneración apagará su infierno y cuando penetre su espíritu en el más allá, sólo encontrará luz, armonía y gracia, porque en la morada del espíritu no puede existir lo que sólo la superstición humana ha forjado.

Preparaos, aquietad vuestra mente porque vais a recibir la luz que os envío. Sensibilizad vuestro corazón y no me digáis sólo con vuestros labios que me amáis. Amadme en verdad, porque quiero que viváis en armonía Conmigo. Haced que brille esa señal que lleváis en vuestro espíritu y que habíais opacado. Quiero que os sintáis poseedores de mis dones eternos y que deis testimonio de Mí.

He tenido para vosotros infinita paciencia, he esperado vuestro reconocimiento y aún me decís que no turbe vuestro sueño, que no queréis vivir en la realidad; pero estaba dicho que Yo había de venir a levantar a mi pueblo escogido y a darle armas para combatir las tinieblas. ¿Cómo es que despreciáis la luz si estáis destinados a llevarla a la humanidad? Muy pronto os convertiréis en soldados de la paz, de la verdad y del amor. Las pruebas que os envío, pulimentarán vuestro corazón y lo acercarán al camino. Estáis a punto de tomar vuestro cargo para dar principio a la jornada. Otros se levantarán al cumplimiento cuando estén en espíritu habitando otros valles

No quiero contemplar entre vosotros un solo discípulo que traicione a su Maestro, que cambie sus dones por la falsa riqueza, porque volverán a abrirse mis heridas para manar agua de compasión y sangre para lavar la mancha del discípulo amado.

Los que habéis acudido a mi llamado, benditos seáis. Recibiréis pruebas de amor y seréis fortalecidos para el tiempo de lucha que se avecina; vuestras penas serán llevaderas y tendréis paz en el espíritu

Si me pedís mandatos, buscad en el libro que os entrego y encontraréis en cada palabra un mandato, una ley inmutable que habla a vuestro espíritu de la morada que debe conquistar. Cuando sintáis que es llegada la hora de trabajar, miraréis con sorpresa y alegría, cuán vastas son las tierras que os he confiado y cuán abundante y rica la semilla.

Lo que os he enseñado, quiero que sea transmitido con pureza a quienes no oirán en este tiempo mi palabra. En la virtud de vuestra vida encontraréis lo necesario para guiar, aconsejar y consolar a la humanidad. Yo espero recibir en este tiempo del corazón humano la comprensión, la cosecha que no he recibido en tiempos pasados, para ayudaros a escalar el alto monte donde me encuentro esperando a todos mis hijos.

Humanidad: ¿Qué habéis hecho de la simiente que os traje como presente de amor en el Segundo Tiempo? Os decís cristianos, mas de hecho no lo sois, porque no encuentro amor entre los hombres, ni caridad, ni justicia. Sin daros cuenta estáis amando a otro dios y habéis forjado otro mundo; allí tenéis vuestros afectos, ambiciones, posesiones, ideales y riquezas; fuera de todo esto nada existe para vosotros. ¿En dónde está vuestra fe?, ¿Dónde está la práctica verdadera de mis enseñanzas? Sólo las lleváis en vuestra mente como una más de vuestras teorías. Cuántos de vosotros pensáis que esto que digo es una exageración y cuántos que mañana conozcan estas palabras, tendrán que hacer escándalo en torno de ellas; mas de cierto os digo que Elías en este Tercer Tiempo os probará que estáis adorando a un falso dios, aunque creáis estarme amando a Mí; como en el Primer Tiempo sorprendí al pueblo de Israel adorando a Baal y con la potestad que Dios había dado a su profeta, éste probó a aquel pueblo caído en tinieblas que se encontraba en un error, vuelvo a deciros que Elías en este tiempo descargará el rayo de Dios sobre los espíritus, haciendo que vuestros ídolos caigan por tierra. ¿Cuáles son vuestros ídolos? El mundo, la carne, la ciencia, el fanatismo religioso, los vicios, el dinero.

07-182.55 Cuando la luz se haga en todo espíritu, comprenderéis que el mundo y la ciencia no pueden ser el fin a que aspiráis, ni pueden ser la suma perfección, que sólo son medios que Dios ha puesto en vuestra senda para que vayáis de peldaño en peldaño hacia El, que es el Espíritu perfecto.

Elías es el precursor, el profeta, el enviado; Yo soy la luz, que a través de Elías, probaré de nuevo a los hombres que con su ciencia creen mover el mundo y poderlo todo, pero que llegado el instante de la prueba, cuando la desolación se extienda por doquier, Elías dirá a los sabios y científicos: Invocad vuestra ciencia y contened el avance de los elementos desatados, haced uso de vuestro poder y apaciguad la furia de una tempestad; si lo hacéis, Yo reconoceré vuestra fuerza y sabiduría. Mas Yo vengo a inspiraros un poder y un saber superiores a vuestra ciencia y ese poder es el de la oración.

Ese es el momento en que el índice de Elías os señale, pueblo, y su voz os llame para probar al mundo a través de los nuevos discípulos la verdad de la oración y el poder de la espiritualidad.

Bajo una forma espiritual viviréis las pruebas que recibieron los hombres de la antigüedad, el pueblo de Israel, porque el sentido de aquellas lecciones, el fondo que había en aquellos llamados que el Señor hacía a sus hijos, aún no ha sido interpretado debidamente.

Cierto es que los hombres se convencerían de sus errores y se arrepentirían atemorizados por la injusticia divina, pero no llegaban al fondo de la verdadera sabiduría al espíritu.

 Os he dicho que en este tiempo de luz serán comprendidas e interpretadas justamente todas las revelaciones divinas de los tiempos pasados, porque el espíritu de la humanidad, atravesando el extenso desierto de su peregrinaje y recorriendo los caminos interminables de la experiencia, ha alcanzado la madurez para ponerse en contacto con lo espiritual, armonizar con su conciencia y comprender el sentido real de su existencia.

hombre está próximo a salir de su sueño, para levantarse haciendo las grandes obras a que fue destinado, obras inspiradas por el espíritu, dictadas por la conciencia y reflejadas en los sentimientos.

Cuando la multitud de espiritualistas llegue a formar un pueblo unido y fuerte, su paso por la tierra irá dejando una huella de luz. Será para la humanidad como un hermano mayor cuya mano se extienda generosamente para ayudar a levantarse a su hermano menor.

 Con palabra amorosa he venido hablándoos, para que vuestro corazón se dulcifique y suavice las asperezas de vuestro carácter, porque mañana seréis vosotros los que tendréis que hacer conocer mi obra a vuestros hermanos; y si queréis conmover las fibras de aquellos corazones, tendréis que usar una gran dulzura e impregnaros de amor y caridad en todas vuestras obras.

Aprended a comunicaros conmigo de espíritu a Espíritu, con la oración sin palabras, la oración que es pensamiento, que es sentimiento; ésa es la que os acercará más ante mi presencia divina. Mirad que mañana tendréis que enseñar todas estas lecciones y ya es necesario que mis nuevos discípulos practiquen desde ahora lo que les ha venido enseñando mi doctrina. Si llegáis a enseñar con vuestras obras y a predicar con vuestros ejemplos, la humanidad se sentirá estimulada a imitaros y dejará de adorar dioses sordos y sin vida, para llegar a buscar al verdadero Dios viviente y eterno que sólo habita en lo espiritual.

La oración es la barca salvadora de todos los náufragos en este mar tempestuoso, porque el que llega a orar bien, se fortalece, se llena de fe, se siente superior a todas las pruebas y sabe esperar confiado la llegada de la paz.

Muchas de las lecciones que os he dado, están basadas en preveniros de los peligros que os acechan en los tiempos de mayor amargura, porque formaréis parte de mis huestes de seres espirituales. Por cada uno de vosotros irá una multitud de seres invisibles que serán los guardianes y los protectores. La misión de unos y de otros será la de unirse para alcanzar el ideal supremo de lograr la paz universal; y desde ahora os digo, que de esta armonía espiritual entre todos mis siervos, nacerá una fuerza que hará invencible a este pueblo.

Los pobres de espíritu se verán inspirados; los torpes de palabra y de entendimiento tendrán en su boca un torrente de palabras saturadas de verdad y de vida.

Ya os he advertido que habrá tropiezos en el camino, pero también os digo que el que se prepare podrá salvarlos. Sólo los que ahora duermen mientras Yo les estoy hablando, serán los que tropezarán, caerán y por fin llegarán a retroceder, juzgando que los escollos que a su marcha se presentan son insuperables.

Oración, meditación, serenidad y elevación, son bienes que ya deben de incorporarse a vuestra vida diaria como parte esencial de ella, para que así nada pueda sorprendemos.

Comprended por qué a través de todos los tiempos transcurridos os he venido repitiendo: "Velad y orad"

Ahora os ofrezco el pan que ha de alimentaros, es sin levadura, es de vida eterna.

Antes de ilustraros en mis enseñanzas, quiero sanar vuestro corazón y aliviar vuestro espíritu; os invito a elevaros a mi mansión de paz y ahí confesadme todos vuestros pecados; Yo sabré oíros. Respetaré vuestro dolor y no os juzgaré con rigor. Si ese dolor os lo causan los remordimientos, no temáis, que he venido a buscar precisamente a los que no habéis encontrado clemencia ni comprensión en vuestros hermanos. Vengo a salvaros para que presto lleguéis Conmigo.

Preparo vuestro entendimiento, vuestros labios, para que no os sintáis torpes para hablar y testificar mi obra. Si sentís amor, podréis hablar; si tenéis fe, podéis hacer grandes obras en mi nombre.

Os doy una página blanca para que escribáis vuestra vida y la conciencia os hablará con claridad; por ella sabréis cuándo habéis honrado a vuestro Padre y cuándo lo habéis desobedecido.

Me pedís en este día y ¿Qué necesitáis que no esté en mi amor el concederos? Mas si bebéis un cáliz amargo como restitución por vuestras faltas, no me reclaméis, no me preguntéis por qué no os he dado a beber el cáliz de leche y miel, ya que pertenecéis al pueblo escogido. Está en vosotros alcanzar la paz; Yo os concedí el libre albedrío para que escojáis el camino y os elevéis por vuestros méritos hasta Mí. ¿Por qué no imitáis a los buenos discípulos? ¿Por qué no lleváis la vida de los patriarcas? Porque no me glorificáis todavía con vuestras obras.

Dad, siempre tenéis algo que dar. No imitéis a los ricos avaros; no arrojéis a los enfermos, a los menesterosos, juzgándolos imprudentes. No despreciéis a los hambrientos. Si sabéis penetrar en su corazón, descubriréis su dolor y sentiréis piedad de ellos. Yo os he dado en el amor el bálsamo para curar todos los males. ¿Teméis ser censurados porque al hacer caridad me imitáis? ¿Qué teméis de esta humanidad injusta y egoísta que nada sabe de Mí? Venid y refugiaos en mis leyes inmutables, bebed mi esencia y sentíos llenos del Espíritu de Verdad

La verdad es mi reino de amor, de luz y de justicia, verdad que enseña la ley que os he revelado. Verdad es la huella trazada con mi amor para que lleguéis a ser grandes, felices, perfectos e inmortales.

¡MI PAZ SEA CON VOSOTROS!

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