sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 181

Multitudes: Venid a la luz, cerrad por unos instantes los ojos del cuerpo y mirad con el espíritu el esplendor de mi presencia que llega hasta vosotros; es la luz divina del amor y de la sabiduría la que vengo a daros como vestidura; es la luz que viene a disipar las tinieblas de la ignorancia, del fanatismo y la maldad.

Estoy dándoos mi lección en este día que habéis dedicado al descanso material y al culto del espíritu. Es el séptimo día, en el que reposáis de la fatiga de la semana, en que recogéis el fruto de vuestro trabajo y acumuláis fuerzas para proseguir en vuestro camino

Tomad este día como la representación de la séptima etapa de vuestra evolución, aquella en la que habrá de abrirse el último sello, en la que reposaréis después de la extensa jornada

Muchos creen que sólo desciende mi luz en estos lugares donde se manifiesta mi palabra, pero la verdad es que mi presencia espiritual es con todos por ello he llamado a la luz que os envío: rayo universal, porque en el preciso instante de vibrar a través de los portavoces, la sienten todas las criaturas bajo distintas formas; sí pueblo, siendo Omnipotente y Omnipresente, me estoy manifestando en varias formas, todas ellas espirituales. Si en el Segundo Tiempo me visteis hecho hombre, fue porque vine buscando vuestro corazón; mas ahora me veis venir espiritualmente porque es a vuestro espíritu al que vengo iluminando.

Salvador me llamasteis y Salvador me seguiréis llamando, porque vengo a rescataros de las malas sendas

No maldigáis las pruebas que os agobian a vosotros y a todo el género humano, no digáis que son castigo, ira o venganza de Dios, porque blasfemáis; os digo que esas pruebas son precisamente las que están acercando a la humanidad al puerto de salvación

Llamadles justicia, expiación, lecciones y estaréis en lo cierto y en lo justo. La ira y la venganza son pasiones humanas, propias de seres distantes todavía de la serenidad, de la armonía y de la perfección; no es justo que a mi amor por vosotros, que es el que preside todas mis obras, le apliquéis el vulgar nombre de castigo o el nombre indigno de venganza.

Pensad que voluntariamente habéis penetrado en sendas espinosas o en abismos tenebrosos y que no habéis acudido a mi llamado amoroso, ni habéis escuchado la voz de vuestra conciencia, por lo que habéis necesitado que el dolor viniese en vuestra ayuda para despertaros para deteneros, haceros reflexionar y regresar al camino verdadero.

Ha sido menester dejar que el dolor habite en las tinieblas y que la paz more en la luz para que podáis elegir libremente el estado espiritual al que aspiréis.

Cuando veo que os dejáis vencer por el dolor y que en vez de extraer de él la luz que cada prueba encierra, os concretáis a llorar, a maldecir, o simplemente a esperar la muerte como el fin de vuestros sufrimientos, es cuando me aproximo a llamar dulcemente a vuestro corazón, dándole, consuelo y esperanza, fortaleciéndole, para que se sobreponga a sí mismo, a su debilidad y falta de fe y pueda triunfar de las pruebas, porque en ese triunfo está la paz y la felicidad espiritual que es la felicidad verdadera.

A esto he venido, pueblo, a apartar la noche interminable que os cubría y daros un nuevo día lleno de esplendor. Mi palabra hará el milagro de fundir el hielo de vuestro corazón para que comience a sentir lo espiritual y a latir para todo lo bueno; mi palabra abrirá los cerrojos de la cárcel en que vuestro espíritu se ha visto aprisionado; mas, a vosotros toca hacer el otro milagro, el de alcanzar la paz y la elevación por medio de los méritos de vuestras obras.

¡Cuán distantes quedarán entonces los senderos donde heristeis vuestros pies dejando marcada vuestra huella con sangre y con lágrimas y donde bebisteis hasta el fondo el cáliz de amargura!

Mi divino anhelo es el de salvaros y llevaros a un mundo de luz, de bellezas y de amor, donde vibréis por la elevación del espíritu, por la nobleza de los sentimientos, por el ideal de perfección; mas, ¿No descubrís en ese divino anhelo mi amor de Padre? Ciertamente, quien no lo comprenda así, debe estar ciego.

Algunos pretenden abarcarme con vuestra mente, creyendo así poder comprenderme; otros, más pequeños y materiales, quisieran verme en forma humana para creer en Mí, sin pensar que existe en su ser un sentido superior, a través del cual puede comprenderme, sentir mi presencia y mirarme; pero ese sentido sólo puede manifestarse a través de la fe y de la espiritualidad.

¡Cuánto gozo dan a mi Espíritu los discípulos que verdaderamente buscan la elevación, porque ellos, aun siendo pequeños y torpes para el mundo, saben sentir mi presencia en su corazón, saben interpretar o comprender mis inspiraciones y aceptar lo que mi voluntad les concede!

Sed así, para que todos me sintáis y gocéis de mis bienes, porque Yo soy de todos. Ved que después de haber preparado los caminos con mi doctrina, dirijo mi mirada a vosotros, corto número de corazones que sois de los discípulos llamados en este tiempo para seguir mi huella.

Esta palabra de luz que os entrego, es el pan espiritual con que os alimento en el Tercer Tiempo. Todos mis hijos, a través de sus credos, buscan ese sustento, unos en la forma y otros en la esencia. Yo a todos recibo con amor y a todos entrego mi gracia.

Dije a mis apóstoles durante el santo cenáculo: "Tomad el pan, es mi cuerpo. Tomad el vino, que es mi sangre y después de mi partida recordaréis esta lección".

Ahora os digo a vosotros: Tomad mi palabra que es de vida eterna y guardad su esencia, y después de 1950, cuando ya no sea escuchada, recordadla y sustentaos de ella. Y así como mis discípulos supieron normar su vida por mi enseñanza y con humildad la esparcieron, así sed vosotros, para que llevéis este pan del espíritu a todos los hambrientos, porque escrito está que mi palabra no se perderá y será escuchada por toda la humanidad.

Os he dicho: Escuchad mi palabra y en su esencia encontraréis el pan de la gracia. Os, he dicho: Buscad el amor del Padre, porque lo necesario para vuestra vida en la tierra os será dado por añadidura.

De esta semilla tendréis que responderme, ya que en todos los tiempos os la he confiado. ¿Quién puede decir que ha cumplido y que se encuentra libre de toda mancha?

Practicar la caridad es la misión más alta de vuestro destino; derramadla en obras, en palabras y aun en pensamientos, porque un pensamiento, dirigido con amor, lleva consuelo a vuestros hermanos.

Quiero que aprendáis a perdonar; os invito tomar mi cruz de amor y a seguirme. Escucho y recibo al que interiormente me dice: Señor, yo quiero seguir tus pasos.

Y a la vez os pregunto: ¿Quién será el que me entregue en este Tercer Tiempo? Escudriñaos y me responderéis cuando el tiempo sea llegado.

El que no cumpla con mi ley, el que me desconozca, el que en alguna forma profane o manche mi obra, ése será el que me entregue a la chusma, ése, será el que con sus obras grite: ¡Crucificadle! Porque sus hechos harán que la humanidad se pregunte: ¿Estos son los discípulos del Maestro? ¿Estos son: los que escucharon su palabra?

Amad a la humanidad, no publiquéis vuestra caridad y bastará con esto para que seáis los apóstoles del Tercer Tiempo.

Hoy estoy presente ante el mundo, presente ante el hombre y le digo: ¿De qué me acusáis? He hablado la verdad, he aconsejado el bien, he venido a cumplir mi promesa de volver. No vengo a desmentir lo que os dije en el Segundo Tiempo, porque soy el ejemplo de verdad. Sigo llevando la pesada cruz y es el hombre el que hiere mi cuerpo.

Recordad que El Hijo de Dios se acercó en aquel tiempo a los hombres y ellos no le comprendieron, más ahora ya podéis comprenderme.

Aún estoy crucificado, porque me encuentro dividido en partículas en cada uno de vosotros. Decidme, ¿Acaso no puedo Yo sentir vuestros propios dolores? Entonces, ¿Por qué vosotros no me sentís?

Voy nuevamente al sacrificio. En este tiempo, ¿Quiénes me crucificarán?, ¿Quiénes me gritarán: Sigue adelante y no te detengas?

Mi mirada es penetrante y al mismo tiempo dulce; si de ella se desprende una lágrima, ésta no cae al suelo, sino que penetra en vuestro espíritu. Yo estaré siempre con vosotros; el mundo aún me necesita.

Tiempo llegará en que la fraternidad sea sentida entre vosotros cuando penetréis en el santuario de mis pensamientos.

De donde vengo y a donde voy, vosotros no podéis ir por ahora; mas vendrá un día en que llegaréis a mi presencia y por esta palabra me reconoceréis. Veréis entonces al vencedor de la muerte, al que con su sacrificio os dio vida eterna, porque soy la resurrección y la vida, soy el consuelo que busca a todo espíritu afligido para darle la paz.

Esta luz que ahora derramo sobre vosotros, que sea paz y moral en las generaciones venideras.

En verdad una vez más os digo, que Yo sufro en todos los que sufren, que el hambre y la sed de amor de los hombres es hambre y sed de mi Espíritu. En ellos sufro y en ellos estoy enclavado, mas mi amor os dice: Discípulos, sed fuertes, porque se acercarán a vosotros los hipócritas, los fariseos y los gentiles para preguntaros si me habéis reconocido y si me amáis; ante esas preguntas sentiréis temor y sí sois débiles, diréis como aquel apóstol: "Nunca conocí yo a ese Galileo"

No olvidéis que vuestra recompensa no está en este mundo. Si por estar Conmigo os hiriesen, no desmayéis, perdonad y amad, sed mis discípulos.

No hagáis el símbolo de la cruz materialmente, puesto que me encuentro crucificado en vosotros mismos.

Yo me haré sentir en la conciencia de todos los que festejan mi divina pasión con fiestas paganas y profanas, haciendo que sientan contrición y que su corazón palpite y llore. Recibiré su arrepentimiento, porque nunca será tarde para abrir los ojos a la verdad.

Purificaos del pecado y amaos los unos a los otros, para que desenclavéis el cuerpo de Jesús y vuestro corazón sea su morada.

He aquí cumplida mi promesa: Destruido, fue el templo y Yo lo edifiqué en tres días. Construido está el santuario espiritual en donde habita el Señor.

He encontrado a la mujer piadosa y al verla llorar le he preguntado: ¿Por qué habéis llorado? Y ella ha dicho como en aquel tiempo: "Lloro porque el Maestro ha desaparecido, he ido a buscar su cuerpo y no está". Entonces Yo le he dicho: Mirad hacia arriba y contemplad que El Maestro está cerca de vos.

Id y decid a vuestros hermanos, que se reúnan porque el Maestro los sorprenderá, y que aquel que sepa sentirme por su fe, Yo le mostraré la vida eterna.

Discípulos amados: Me estáis contemplando con la mirada de vuestra fe, porque estoy transfigurado en la esencia de esta palabra, en la inspiración del hombre; pero también descubro a Tomás, aquél que hundió sus dedos en mis heridas para poder creer. Hoy no podéis tocar mi cuerpo porque soy intangible, no es ya el tiempo en que podíais tocarme.

He venido a vosotros en Espíritu y tiempo llegará en que abracéis mi doctrina con el corazón y con el espíritu. Yo, el vencedor de la materia, de la tentación y de la muerte, he penetrado hasta los antros de oscuridad y he hecho luz en los espíritus de los que habitaron este mundo y pasaron a otra vida; presos entre cadenas de remordimientos y turbaciones, les he hecho ver la luz de mi gloria y los he liberado, porque lo mismo habito en la luz, que desciendo a los abismos, donde se purifican los espíritus, porque Yo soy resurrección para todos.

Sed testigos fieles de estas manifestaciones; sentidlas y recordadlas con veneración, para que podáis depositar su simiente en tierra fértil.

En verdad os digo que no pasará esta generación sin que mi enseñanza haya sido conocida.

Seréis desconocidos y censurados, mas Yo os digo: No temáis a la burla, ni aún a la muerte de la materia. Nadie podrá mataros, porque Yo estoy con vosotros. Después de esta lucha, el mundo conocerá la alegría espiritual de la comunicación con el Padre. Vendrá la paz a los pueblos, porque ellos en su convencimiento practicarán mi enseñanza. Sed lo fieles discípulos, mirad que os he dado tiempo y ocasiones para conocer el mundo. ¿Qué podéis desear de él?

Si sois débiles en materia, en cambio sois fuertes en espíritu. Habéis comprendido el sentido de la vida humana y ahora tratáis de comprender el sentido de la vida espiritual ¿Quién de vosotros no ha sentido en sí los dones que Yo le he entregado? Tened fe en Mí para que podáis penetrar en lo invisible y sosteneros, porque aún contra vosotros mismos tendréis que luchar.

Os he resucitado, porque estabais muertos; os he abierto mi gloria, he engalanado a vuestro espíritu con la luz de mi palabra; conservad esta gracia y sentid que llega a vosotros la vida verdadera.

Ahora perdonad y amad a los que os hayan ofendido y pensad que no ha sido para vosotros la ofensa sino para Mí, que estoy en cada uno de mis hijos. Si Yo perdono a todos, ¿Por qué vosotros no podéis perdonar? ¡Por el egoísmo y la vanidad de la materia! ¿Mas a dónde va vuestra materia? A confundirse con los reinos de que fue formada, mientras vuestro espíritu perdurará para responder de todos sus actos realizados a través de su envoltura, en tanto que la luz infinita del creador lo espera para confundirse en un abrazo de amor con el hijo.

¿Quién no querrá en ese instante ser digno de aquel galardón?

Discípulos: Yo quiero que en este tiempo sintáis el gozo que experimentaron aquellos que vieron elevarme en la bóveda celeste. Mi manifestación ante mis discípulos fue para cumplir la promesa que les hice un día antes del sacrificio. Yo les doctriné acerca de la vida del espíritu y lo que significaba la muerte del cuerpo; ellos no comprendieron y tuve que anunciarles que vendría en Espíritu a comunicarles cuanto les había dicho. Cuando ya en Espíritu estuve entre los discípulos y uno de ellos hundió sus dedos en mis heridas frescas, les dije: "Yo estaré siempre con vosotros y vendré como luz del Espíritu Santo". Cuando aquellos intentaron reclinar su cabeza en el pecho del Maestro, la silueta de Jesús desapareció, porque la prueba que de mi verdad les di, ya era bastante. Si prometí volver a los hombres sobre la nube, ellos han visto desde su morada espiritual el cumplimiento de mi palabra, y vosotros habéis visto realizarse aquella promesa en vuestro mundo. Esta es la resurrección que os he manifestado en este tiempo.

Os dejo mi paz; guardad mi enseñanza y guiaros por ella para que no os perdáis entre tinieblas. Después dé 1950 penetraréis en el santuario de mi inspiración divina para que os levantéis a enseñar esta buena nueva, como hicieron vuestros hermanos, mis apóstoles en el Segundo Tiempo. Veréis florecer mi doctrina limpia y pura de ritos, tradiciones y vanidades, porque Yo no busco templos materiales, sino el corazón de mis hijos, para transformarlo en un verdadero santuario, donde more el amor de Jehová.

¿Qué me hacéis presente en este día? ¿Por qué lloráis, si os he dado mi paz y os he hecho sentir mi amor y mi ternura? Calláis ante mi interrogación. Os he llenado de gracia Y sentís que no habéis sabido aprovecharla, por eso ay dolor en vuestro corazón. Mas, ¿Qué es lo que os aleja del cumplimiento? El mundo que habitáis es un crisol, y cuando más os purifiquéis, os sentiréis más libres; vuestras deudas pasadas no pesarán sobre vuestro espíritu y podréis elevaros espiritualmente. No temáis a la pobreza; si el mundo os despoja de vuestros bienes, si os pide lo que tenéis, cededlo y nada habréis perdido. Temed al que quiere quitaros la paz, al que intente apagar vuestra fe, porque estos dones no sólo son vuestro tesoro, sino que pertenecen a vuestra porción; es el medio por el cual os daré la salvación, junto con la de los seres que he confiado a vuestro cuidado.

Llega hasta Mí la intercesión de María, la dulce y abnegada Madre, y el pastor me hace presente al pueblo. Velan por vosotros eternamente la ternura divina, el pastor y vuestros protectores. Mas Yo, el Padre, conozco y siento vuestro dolor y mi caridad es con vosotros. Salvaos, pueblo, y salvad a la humanidad. Os he enseñado el camino, y si queréis la paz, sed hombres de buena voluntad, desechad el egoísmo y dad de lo que haya en vuestro corazón. Hoy no os amáis en espíritu unos a otros, mas llegará el tiempo, en que miréis en cada hermano un representante mío, una imagen de mi Divinidad y ese amor disipará el dolor.

Comprended que todos me pertenecéis; el precio de vuestro rescate es el ejemplo trazado con mi sangre, mi sacrificio por amor y es preciso que reconozcáis que vengo por vuestro espíritu para llevarlo hasta las puertas de la "tierra prometida". Mi palabra no os abandonará antes del tiempo señalado y después cuando os hayáis preparado, Por vosotros y por mis enviados en distintas naciones se conocerá la buena nueva. Mi palabra será escudriñada y al fin será estudiada y comprendida. Cerca del año 2000 empezarán a manifestarse los dones espirituales de la humanidad, dando testimonio de mi palabra.

Preparaos y en corto tiempo reconoceréis vuestros dones. Todos poseéis una heredad desde el momento de vuestra formación, por lo tanto todos podéis trabajar y ser mis labriegos

Las tierras están preparadas esperando la semilla y el cultivo, No os detengáis, iniciad el cumplimiento de vuestra misión, El tiempo es propicio, y vuestra oración y práctica en la ley llenarán de paz vuestro espíritu.

Sólo unos instantes han transcurrido desde que recordasteis concentrados en vuestro espíritu la hora en que visteis al Hijo de Dios crucificado.

He venido para deciros que los instantes que han pasado han sido provechosos para la humanidad. He venido para dar testimonio de mi amor y estaré con vosotros muy cerca, para manifestarme a todo espíritu, a todo corazón y a toda materia, porque es la era de la luz, el tiempo del Espíritu Santo.

Tomad ejemplo en mis enseñanzas y llevadlas a la práctica, mas no juzguéis que esto significa un sacrificio para vosotros; si así fuere, indicarían que vuestro espíritu no se ha preparado y por ello no experimenta goce.

Si queréis seguir a Jesús, tendréis que sufrir; pero en el fondo de aquel dolor estará la dicha de sufrir por el bien de vuestros semejantes. Ahora no será de sangre vuestro sacrificio, porque los tiempos han cambiado y la humanidad ha evolucionado, será de amor

Vuestro espíritu arrastra pesadamente una cadena formada por las vidas que os he brindado como oportunidad para perfeccionaros y que no habéis aprovechado, cada existencia forma un eslabón. Mas si normáis vuestra vida dentro de mis enseñanzas, si os apegáis a mi ley, ya no vendréis a sufrir a este mundo.

Si dejáis pasar el tiempo sin estudiar mi palabra Yo, que soy el tiempo, os sorprenderé. Estudiad, para que podáis ocupar en mi obra el lugar que os corresponde.

Quiero que cesen la incomprensión y las diferentes creencias sobre mi Divinidad; comprended que todos brotasteis de un solo Dios.

Os seguiré señalando el camino único que conduce a mi seno; es estrecho, es áspero, en él existe una huella de sangre, pero al final de la jornada, encontraréis flores de exquisito perfume y frutos de buen sabor.

Algunos añoráis el tiempo en que tuvisteis felicidad y paz. Yo os digo: No suspiréis. Os he traído nuevamente felicidad y paz y estas gracias perduran hasta la eternidad.

Cuando os digo: "Pedid, que se os dará" me pedís para la materia. En verdad: ¡Qué poco me pedís! ¡Pedidme ante todo lo que beneficie a vuestro espíritu! No atesoréis en la tierra, porque aquí se encuentra el que hurta; atesorad en el reino del Padre, porque ahí vuestro caudal se encontrará seguro y será para la felicidad y paz de vuestro espíritu.

Los tesoros de la tierra son las riquezas, el poder y los títulos de falsa grandeza. Los tesoros del espíritu son las buenas obras.

No vengo a desconocer el saber y la ciencia que los hombres han alcanzado; por el contrario, vengo a iluminar su talento, para que sus obras tengan un fin noble y elevado, porque entonces sí alcanzarán la verdadera grandeza.

En el Segundo Tiempo mostré, al mundo lo que el hombre podía hacer por medio de la fe. Levanté al que muerto estaba, al ciego le di vista, al leproso lo dejé limpio, al paralítico lo hice caminar.

Yo bendigo la ciencia del hombre, que ha sanado y rescatado de la muerte al que estaba al borde del sepulcro.

Ahora he venido a mostraros una vez más mi sabiduría que se encuentra más allá de todas las ciencias y os digo: El mundo conocerá al Consolador del Tercer Tiempo; pero mientras vosotros sabéis que me encuentro nuevamente entre los hombres, ellos aún me esperan, cuando ya está cercana mi partida.

En mi palabra del Segundo Tiempo os hice saber que nuevamente vendría Yo a vosotros, que descenderían mis huestes espirituales Conmigo, pero la humanidad no ha comprendido ni interpretado debidamente el sentido de mi palabra, por eso cada religión me espera, en su seno, por eso esperan contemplarme con sus ojos mortales; y quienes así me esperan ahora son los mismos que en aquel tiempo negaron que Jesús fuese el Mesías y le juzgaron como un soñador.

Vosotros, mientras tengáis fe, veréis iluminado vuestro camino.

He venido en este tiempo a edificar mi templo. El templo de vuestro corazón, que habíais destruido, Yo lo reedificaré en tres días.

Todos guardáis preparación y así os presentáis a Mí. Siempre que abrís vuestro corazón para recibir mi palabra, habéis experimentado la paz. ¿Quién de vosotros que me haya buscado con amor, no ha tenido comunicación Conmigo? Y si vosotros habéis alcanzado esta caridad, ¿Por qué no la enseñáis a vuestros hermanos? Si en la práctica del amor encontráis vida, amad desinteresadamente. Si el cumplimiento de los deberes os llena de salud, sed incansables trabajando.

Quiero encontraros dignos de Mí. Quiero contemplar en vuestro hogar la paz y a cada uno de vosotros cultivando y fomentando el bien, para que podáis vivir cerca de Mí e identificaros con vuestros hermanos.

PARÁBOLA

"Encontrábase un humilde Maestro dando enseñanza a sus párvulos. Entre ellos estaban los corazones que llenos de fe se mostraban impacientes por levantarse a cumplir su misión. Después de un corto tiempo de recibir sus lecciones, preguntaron a su Maestro: Tú que eres sabio y enseñas el amor puro y la emancipación del espíritu, dinos, ¿Cuándo podremos partir para enseñar en el nombre de nuestro Padre, lo que hemos aprendido? Y el Maestro contestó: Oh pequeños, ¿Ya queréis entregar mi enseñanza?, ¿Ya os habéis saturado de ella?, ¿No teméis los peligros, no os arredra la incredulidad?, ¿Ya estáis fuertes? Y el párvulo insiste: Maestro: Nos habéis dado un antídoto, nos sentimos fuertes y queremos practicar vuestra enseñanza. Aquel Maestro, lleno de ternura y de bondad, bendice a sus discípulos, les da potestad y les deja partir. Y va el párvulo por los caminos cultivando corazones, dándoles de aquella gran enseñanza. Muchos le buscan y al oír su palabra se convierten a su doctrina y le siguen; mas después de haber preparado a aquellos nuevos adeptos, el labriego dice a la multitud que le sigue: Tendréis que presentaros ante Aquél que me enseñó, para recibir la última lección, porque ese Maestro va a partir y quiere dejaros llenos de su sabiduría. ¿Queréis venir en pos de mí?

En caravana llegaron ante aquel Maestro y tuvieron la sorpresa de ver que era el Maestro de maestros, él Dios infinito, el Hacedor de todo lo creado. Entonces se postraron, penetrando en contrición y su espíritu hizo comunión con Él y la paz inundó el corazón de los párvulos.

Hoy digo a vosotros, discípulos: Llegará el momento en que me veréis en todo mi esplendor. Para ese tiempo, la tierra y sus moradores habrán sido purificados, y restauradas la virtud y la gracia del espíritu. Desaparecerá el dolor y todo será dicha, será un día infinito, interminable para vosotros. ¿No queréis contemplar estas maravillas? ¿No queréis que vuestros hijos se comuniquen con mi Espíritu y libres del pecado puedan formar un mundo de paz?

Os he entregado los dones para que practiquéis mi enseñanza. Sed perseverantes en el bien. Si vuestra decisión es grande, venceréis lo infranqueable y el mundo, que no ha creído en mi venida en este tiempo, me amará y será salvo.

Pueblo: Vos gozaréis contemplando mis manifestaciones cada día más espirituales. Venid a Mí por amor, no por temor.

Sed fuertes, porque las pruebas se acercan y tenéis que atravesarlas con serenidad.

¡MI PAZ SEA CON VOSOTROS!

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