Humanidad: Vengo a unificaros; os contemplo como si fueseis un pueblo disperso
por todo el mundo y quiero veros como un solo hijo. Aquí tenéis una nueva
página del libro de la vida, aún desconocida para mis discípulos.
Pueblo: Elías, cuyo espíritu se presenta a través de mis portavoces y os habla
con palabras llenas de luz y de profecía, es el mismo que en el Primer Tiempo
sorprendió con su potestad al mundo, y no os maravilléis si también os revelo
que él estuvo entre los hombres del Segundo Tiempo, siendo entonces conocido
como Juan el Bautista. Os digo que no os asombréis, porque no es hoy cuando he
venido a revelaros estas enseñanzas, sino que ya están escritas.
Un
ejemplo de ello es que los profetas dijeron que Elías vendría antes que Cristo para
preparar los caminos al Señor, y aquella profecía se cumplió; pero luego Jesús
declaró que, cuando fuese su segunda venida al mundo, antes llegaría Elías para
restaurarlo todo; esa promesa ha tenido entre vosotros su debido cumplimiento.
Mañana,
cuando esta revelación sea estudiada por los hombres que mucho han hurgado en
las escrituras, podrán comprobar que el espíritu de Elías vino en este tiempo a
cumplir la misma misión que se le había confiado en el Segundo, la de aparejar
los caminos del Señor, purificando a los que después habían de ser los
discípulos del Espíritu Santo.
Hoy
no vino a padecer en la tierra como en tiempos pasados, en los que tuvo que
soportar la burla de los gentiles, la amargura de la persecución y más tarde
sufrir la muerte, porque de su boca brotaba la palabra profética que anunciaba
el juicio a todos los perversos.
Hoy
ha venido en espíritu, y por lo tanto no podrá tocarlo ni herirlo la mano del
hombre; sin embargo, todavía este pueblo le ha ofrecido el cáliz amargo de la
ingratitud.
Es
Elías un pastor que busca amorosamente a sus ovejas descarriadas; a veces ha
logrado reunir a las noventa y nueve, pero se ha dado cuenta de que le falta
una para completar el número de las que forman su rebaño, y ésta llora al ver
que se ha extraviado entre las breñas de los precipicios; mas Elías vuelve
ligero para ir en su busca. Cuánto gozo experimenta su espíritu cuando ha
logrado rescatarla del peligro; con cuánto amor espera depositar a la oveja amada
en la compañía de sus hermanos, pero cuán grande es su dolor, cuando al
regresar al redil comprueba que muchas otras han saltado el cerco y se han
alejado siguiendo los dictados de su libre albedrío.
Estas multitudes que han sido testigos de la presencia de Elías y que han visto
el florecimiento de una obra que él anunció, no serán las que más se
profundicen en el estudio de las revelaciones que su Señor les ha hecho. Mañana
vendrán hombres a los que les bastará el estudio de los testimonios de este
pueblo, para que convencidos pregonen a los cuatro vientos, que esta obra es
una verdad, que el Señor ha estado entre los hombres una vez más y que Elías
también fue su precursor.
Reposad y escuchadme. Mi palabra viene a alimentaros, a daros consuelo y
perdón, para que podáis sentiros reanimados y cumpláis con la misión que os he
conferido.
No
forméis propósitos de seguirme tan sólo cuando me estéis escuchando, sabed
sentirme en todo instante de vuestra vida.
¡Muy
grande es el atraso moral y espiritual en el que encuentro a la humanidad!
¡Cuán grande es la responsabilidad de los que han recibido la gracia y la luz
de mi palabra en este tiempo.
Discípulos: Convertíos en maestros, apartad de vuestro corazón el temor a los
hombres, desechad la indiferencia y la pereza; reconoced que en verdad sois
portadores de un mensaje celestial. Sois los que daréis la explicación de todo
lo que sucede en estos tiempos, los que tenéis que luchar por enseñar los
principios de mi doctrina que la humanidad ha olvidado.
No
vayáis a repetir mi palabra a vuestros hermanos tal como Yo la dije, preparaos
para que sepáis explicarla. No buscaréis palabras tratando de sorprender con
vuestra florida elocuencia; hablaréis en forma sencilla, que es la que mejor
expresa la verdad del espíritu.
¿Cómo podréis saber cuándo estáis hablando por vosotros mismos o cuándo soy Yo
quien habla por vuestros labios? Cuando os olvidéis de Vosotros, cuando penséis
en el dolor de vuestro hermano y os sintáis humildes, indignos de merecer mi
gracia, será el momento preciso en que mi inspiración divina descienda a
vuestra mente, porque todo vuestro ser palpitará en ese instante de amor hacia
el Padre y hacia el hermano
Cuando
hagáis una obra en mi nombre, sabed usarlo, no lo pronunciéis jamás en vano.
La
compensación existe en toda mi obra; quien da, recibe; quien niega, al fin
tendrá que perecer de necesidad. Quiero que comprendáis mi doctrina, cuyos
cimientos son la caridad y el amor.
Debéis entregaros al bien, esta es vuestra misión; pero cuando vuestra materia
se rebela, os sentís indignos de ser mis discípulos; entonces pensáis que
existen muchos que son mejores que vosotros y a quienes no se les ha llamado.
Yo os digo: Es que vosotros lo necesitabais más porque faltaba paz a vuestro
corazón porque vuestro sendero estaba lleno de acechanzas y vuestros pies se
habían manchado con el lodo de este mundo.
Tampoco mis discípulos del Segundo Tiempo eran justos cuando Yo los elegí, pero
se significaron con sus obras y se elevaron practicando mi enseñanza. Así
quiero que os convirtáis y signifiquéis; que sean vuestras obras las que os
eleven y os acerquen a Mí.
Si
Yo os preguntase: ¿Qué es lo que habéis aprendido de lo mucho que os he
enseñado? Tendríais que reconocer que es muy poco lo que habéis aprovechado. No
vengo a juzgaros, sino a perdonaros, porque vuestras culpas son las de toda la
humanidad; por eso al hablaros a vosotros, hablo a todos mis hijos.
Os
nombro mis emisarios; sabréis buscar la forma de relacionaros con vuestros
hermanos. Si vencéis su incredulidad con palabras y obras convincentes, habrá
gran mérito en vosotros. Cuidad de entregar con perfección vuestro testimonio,
para que nunca desvirtuéis la finalidad de mis enseñanzas.
Buscad siempre que exista armonía entre lo espiritual y lo material, o sea que
aprendáis a dar a Dios lo que es de Dios y al mundo lo que a él corresponde.
Así vengo a entregarme a vosotros en mi palabra. Tomad su esencia que es sabiduría y todo cuanto de bueno y perfecto queráis encontrar, siempre que vuestro ideal sea el de que más tarde vuestra mano sea pródiga con vuestros hermanos.
Los instantes son Propicios, aprovechadlos, porque se acerca el día en que esta palabra deje de escucharse. Mi voluntad ha de cumplirse; ya está cerca la era de la comunicación espiritual entre Dios y el hombre, por lo tanto ya no será menester el entendimiento humano como portavoz o intérprete de mi voluntad.
En
este tiempo, en que me estoy manifestando en palabra llena de luz, he concedido
la oportunidad a esta humanidad de que llegue a interpretar debidamente mi
enseñanza.
Hoy
contemplo que mis discípulos reunidos en torno al Maestro, aún tiene cada uno
distinta manera de comprender mi palabra, y cuando se comunican el uno al otro
sus propios análisis, caen en discusión y crítica, cuando es unificación de
pensamiento lo que Yo quiero entre mi pueblo; para esto debéis de tener
caridad, ser tolerantes y esperar el momento propicio de hablar.
Hoy
tenéis diferente concepto de mis enseñanzas, mas al final todos llegaréis a la
igualdad de comprensión y conocimiento; esto os reanimará en la lucha, porque
estando todos unidos os sentiréis más fuertes.
Siempre os he dicho: No forméis teorías de mis enseñanzas y revelaciones,
porque ellas desvirtuarán la verdad de la que he venido a revestiros.
Encontrad dentro de mi doctrina esa libertad de que os hablo, para que os
profundicéis en ella y veáis todo con mayor claridad.
Cada
vez que he venido a vosotros, os he enseñado cómo alcanzar la comunicación con
vuestro Padre; he venido a enseñaros a encontrar la verdad en vosotros mismos
para que no la busquéis en doctrinas que sólo retrasan al espíritu. La
humanidad ha pasado de la infancia a esta era de luz, en la cual el espíritu y
la mente humana han visto abrirse ante ellos el infinito.
Para
que la luz que ilumina este tiempo sea contemplada por todo ojo, es menester
que descorráis la venda del fanatismo religioso. Por eso os dejé escritas en
las tablas de la ley que entregué a Moisés: "No adoraréis figura de
criatura alguna, ni cosas materiales como si fuese vuestro Dios; a Él amaréis
de todo corazón y espíritu sobre todo lo creado".
Y me
preguntáis: ¿Por qué el mundo cayó en fanatismo y en culto exterior? Porque los
hombres encargados de mi ley, lejos de rechazar a imitación de Jesús, los
honores, las galas y las vanidades, han tomado para sí las riquezas, los
títulos y la grandeza de la tierra, privando con ello de toda libertad al
espíritu. Y dentro de esa turbación, aún hay quienes se sienten infalibles,
cuando infalible sólo existe uno, que es vuestro Padre Celestial.
Así,
si vosotros queréis tener un mejoramiento en el espíritu, luchad con
inteligencia y con espiritualidad, sed hombres de buena voluntad y humildes de
corazón. Así alcanzaréis el progreso que llevará a vuestro espíritu a la salvación.
Vengo a haceros sentir mi amor, voy a apartar los abrojos de vuestro camino
para haceros menos pesada vuestra cruz.
Contemplo el interior de vuestro corazón y os digo: Preparad vuestra mente,
elevad vuestro pensamiento y unificad vuestros sentidos para que podáis
escuchar y analizar mi palabra.
Orad
y enmendaos, porque la paz del mundo depende también de vuestra evolución.
Tenéis que orar, porque el mundo se encuentra bajo la amenaza de la guerra y
debéis trabajar para alcanzar la paz. Sois el pueblo que ha conocido el poder
de la oración, su influencia y su luz.
Todos buscan un horizonte y no lo han encontrado, porque no existe fraternidad entre los hombres, y al ver el panorama sombrío de las naciones, donde se ha desatado la guerra, sólo les alienta el presentimiento de que sobre el haz de la tierra ha de existir un rincón de paz. Ese rincón será esta nación, la cual será vista desde la distancia como una estrella luminosa.
Esa
es la responsabilidad de este pueblo, el cual debe prepararse espiritual y
materialmente para dar un ejemplo de fraternidad, de elevación y caridad, ya
sea para sanar al enfermo, como para estrechar la mano del enemigo en señal de
perdón.
Sed
laboriosos en mis tierras y veréis todo lo que os rodea revestirse de mayor
belleza, porque habréis encontrado la razón de vuestra existencia. Quien cae en
estancamiento y en rutina, no deja que su espíritu se eleve para contemplar las
grandezas que encierra la vida cuando se vive dentro de mi ley.
Observaos a vosotros mismos para que sepáis descubrir cuando vuestra existencia
se convierte en inútil, al dejaros arrastrar por las inclinaciones de la
materia. Quiero que dejéis fruto, pero que ese fruto sea la paz para vuestros
hijos, porque vuestro corazón florecerá, y esos frutos serán vuestras obras.
Por
vosotros daré a conocer al mundo mi palabra de este tiempo, la cual será
reconocida después del año de 1950.
Estas revelaciones llegarán a toda la humanidad para eso he preparado a
aquellos a quienes nombro plumas de oro, para que con celo hacia mi obra y
sumisos al llamado de su conciencia, trabajen para que mi palabra quede
impresa. Estos escritos no serán tan sólo para las presentes generaciones, sino
también para las venideras.
La
grandeza de mi palabra, como en todos los tiempos, descansa en su sencillez y
en su esencia; quiero que de igual manera sea vuestro lenguaje al hablar de mi
obra. No olvidéis que no sólo la boca habla, sino también el corazón. Tened
limpidez en vuestros actos.
A
cada momento recibís de Mí la fortaleza, la luz y la paz que necesitáis para
vuestra jornada. Recibid también mi bendición.
En
este Tercer Tiempo convertiré a toda la humanidad en discípulos míos; para
lograrlo, he empezado a derramar mi luz en cada hombre; luego les haré llegar
mí palabra, la misma que ahora os estoy dando. Los testimonios, los escritos y
los ejemplos de mi pueblo se irán conociendo de comarca en comarca y de pueblo
en pueblo, despertando corazones y avivando a los espíritus ante la luz de su
conciencia.
Hoy
vagan sin rumbo muchos seres, los cuales muchas veces llegan a preguntarme así:
¿Señor, a dónde vamos? ¿Hacia dónde nos conducirá esta vida y cuál es el fin
que nos espera?
Son
espíritus angustiados los que así me interrogan; viven atormentados en un mundo
que ha alcanzado su mayor nivel de maldad y materialismo; y a ellos les hago
llegar mi luz como un rayo de esperanza, para que sigan velando y orando,
mientras pasa la tempestad y llega a sus corazones la paz.
Aquí, en este jirón de la tierra, hago oír mi voz humanizada a través de estos
iluminados que he elegido para servirme de ellos para esta comunicación; y al
dirigirme a estas multitudes, dedico algunas de mis palabras a la niñez, a la
cual exhorto para que se fortalezca en la virtud y huya de la corriente de
maldad que ha arrastrado a tantos corazones al precipicio.
Quiero que desde su más tierna edad, estas criaturas tengan pleno conocimiento
de la misión que el futuro les tiene destinado. También he hablado directamente
a la juventud para orientarla en el incierto camino de su vida, por que Yo la
contemplo como una frágil barquilla en medio de un mar embravecido, y para
ayudarla, he levantado ante sus ojos mi obra como faro luminoso para que la
guíe al puerto de salvación. La juventud es la que se encuentra más alejada de
Mí.
Mientras el hombre es niño aún, ora y piensa en Dios; lo mismo hace cuando ha
traspuesto la cumbre de la montaña de su vida y comienza a hundirse, como el
sol en el ocaso. Pero cuando su corazón es como un ave, que está ansiosa de
volar y su carne vibra al contacto de las tentaciones del mundo y se siente
fuerte se aleja entonces de las lecciones divinas, porque no quiere que su
doctrina de humildad, de amor y de sacrificio le lleguen a reclamar en cada uno
de sus pasos, sus obras, palabras y pensamientos.
Hasta que el corazón humano se sienta naufragar en el mar de sus pasiones, es
cuando levanta sus ojos en busca del faro divino, cuya luz le descubre el
camino que le conduzca al puerto salvador.
He
escuchado al corazón de las viudas que me dicen: Padre mío, miradnos, somos
como hojas desprendidas del árbol que vagan a merced de los vientos. Me he
acercado a ellas para decirles que no están solas, que aquél que partió en
viaje espiritual a otro de los mundos, las está contemplando desde ahí, les
ayuda y protege y sólo se les ha adelantado unos instantes para preparar el
camino a todos los seres que le fueron confiados.
Mas
si no llegáis a sentir, si fuese imperceptible su presencia en vuestra vida,
entonces orad, dirigid vuestros ruegos hacia Mí, que Yo haré que sintáis su
presencia. De algunos seré el báculo, de otros, el cirineo y de todos, el dulce
compañero que los guíe y los ayude en su viaje.
Si
las fieras en las selvas, las aves en el espacio y las flores en los valles,
reciben a cada instante el efluvio de amor y de vida de su Padre, ¿Cómo será
posible que lleguéis a pensar que Yo os niegue un sólo segundo la gracia de mi
amor divino, cuando lleváis en vuestro ser un fragmento, de mi propia
Divinidad?
El
padre de familia me ha buscado para comunicarme sus cuitas y preocupaciones;
sus hijos desconocen su autoridad, le vuelven la espalda y se tornan enemigos
del consejo paternal.
Debo
advertimos, que es muy delicado el cargo que lleváis; es pesada vuestra cruz,
mas si sabéis apurar con fe y paciencia vuestro cáliz y sabéis amar y perdonar
a vuestros hermanos y a vuestros hijos, me iréis imitando en el camino y
vuestros hijos no se perderán.
07-189.56.
Pueblo: Si anheláis que mi obra sea ampliamente conocida en toda la tierra,
vivid mi doctrina, aplicad mi enseñanza a todas vuestras obras, santificad
vuestro hogar con la virtud que emana de esta palabra. Comprended que vuestro
pasado es un libro sellado y que ahora se presenta la vida como un camino nuevo
y desconocido ante vuestros ojos, camino que tendréis que recorrer hasta el
fin. Hoy estáis tranquilos, tomáis de mi palabra lo que queréis y aplicáis mi
enseñanza cuando así lo deseáis; mas llegará el momento en que pida cuentas a
este pueblo, desde la primera hasta la última de mis palabras con las que he venido
a doctrinarlo.
No
olvidéis que esta nación tiempo ha que viene desempeñando una misión espiritual
en la tierra y está llamada a desempeñar un alto destino entre la humanidad. Si
a vosotros os ha señalado la caridad del Señor para venir a morar en ella,
sembrad en su seno aunque sea una sola simiente, pero que ésta, sea de amor, de
paz, de espiritualidad, y con eso, vuestro paso por la tierra no habrá sido
estéril. Desde ahora debo advertiros que por alto que sea el destino de esta
nación, no la debéis de tomar como la "tierra de promisión",, ni como
una nueva Jerusalén. No confundáis a nadie y vosotros no entréis en confusión.
A los discípulos del Señor, a los espiritualistas, el Padre no los podía
heredar con bienes materiales. Si es grande la misión de este suelo, si esta
nación deberá alcanzar un gran desarrollo, sus moradores serán los que anuncien
al mundo mi presencia y los que testifiquen la grandeza y la verdad de mi
doctrina con sus ejemplos y obras.
Os
dejaré una vibrante huella de mi comunicación entre vosotros, con la cual
podréis conmover al mundo; esta será mi palabra, que ha sido escrita bajo
dictado divino.
Primero quedará escrita en libros materiales, en donde los hombres puedan
asomarse a mi arcano y penetrar en mi sabiduría. Después, cuando esa esencia
haya sido guardada en el corazón de mis discípulos, aparecerá el verdadero
libro en el espíritu del pueblo del Señor.
De
complacencias os he venido colmando al manifestar la vibración de mi palabra a
través del portavoz. Os he enviado a mi mundo espiritual para que os aclarara y
explicara mis mensajes; sembré de prodigios vuestro camino y he dejado que
vuestros ojos se maravillaran en la contemplación de los mirajes espirituales.
Pero no sois los únicos que han gozado y que gozarán de estas manifestaciones,
porque os he anunciado que "todo ojo me verá"; y en verdad que el
mundo llegará a verme y el mundo espiritual se manifestará también y todas
estas manifestaciones en el mundo lograrán estremecer a los corazones más
incrédulos.
Los
hombres han venido necesitando que lo espiritual se materialice y que lo divino
se humanice, para poder creer y Yo les he concedido a unos esta gracia.
Pueblo: Conoced a fondo el destino que tenéis entre todos los pueblos de la
tierra, para que sepáis cumplir vuestra misión, ahora que el tiempo es
propicio.
Vengo a preparar vuestro corazón para poder morar en él. El mundo también se
preparará; en las mentes de los hombres germinará la semilla de la paz y
vosotros que la habréis esparcido por todos los rincones de la tierra, estaréis
de plácemes al contemplar el fruto dé vuestro trabajo, porque caminando a
imitación del Maestro, enseñasteis el buen vivir y orasteis por todos.
En
todas las naciones se hablará de reconciliación, de fraternidad y paz, y ello
será un principio de unificación.
Os
he venido preparando y os he preguntado si ya estáis dispuestos a levantaros en
pos de los caminantes, en busca de vuestros hermanos para mostrarles la
sabiduría que en inspiración os he dado y a contestar satisfactoriamente a sus
interrogaciones. A nadie le parezca imposible de cumplir este cargo; mirad que
los conocimientos que os he dado, os permiten comprender vuestra misión.
No
será preciso que todos mi hijos lleguen a las comarcas extranjeras; muchas
veces bastará que eleven su oración en su pensamiento y limpien su corazón,
para que su espíritu se manifieste y se identifique con sus hermanos por
distantes que estos se encuentren. Y aquellos serán puestos alerta por el mundo
espiritual.
Os
uniréis al mundo espiritual, formando con él una barrera que impida nuevas
guerras y nuevos sufrimientos. Continuaréis orando por aquellos que pretenden
realizar por medio de la fuerza el dominio espiritual. Os sorprenderéis y el
mundo también se maravillará, cuando los hombres vean que no es la fuerza la
que ha dominado a la razón, la fraternidad y la justicia.
Cuidaos de no entregar una caridad aparente, llevando en vuestro corazón el
egoísmo. Haced cuanto bien podáis, sin interés personal. Hacedlo por amor, que
es la ley que os he enseñado y habréis acumulado méritos para la elevación de
vuestro espíritu. Mostrad mi enseñanza como Yo os la he entregado; es la misma
que mostré a mis profetas y a mis apóstoles de otros tiempos.
El
hombre en su materialismo ha encontrado la conveniencia de equivocar mi palabra
que he entregado en todos los tiempos. Mas mi obra es perfecta y no radica en
palabras materiales. Preparaos y descubriréis siempre mi verdad; entonces
encontraréis que mi semilla os la he dado en todos los tiempos con grandeza,
para que vosotros también la entreguéis con el mismo amor y caridad.
No
será menester que impresionéis a nadie haciendo uso de ritos o de formas
exteriores; el templo de vuestro corazón se hará visible y en él contemplarán
vuestros hermanos su lámpara y su altar.
Aprended desde ahora a sentirme, lo mismo en vuestras buenas obras, que cuando
estéis luchando por dejar el fango en el que habéis caído.
07-189.72 Yo
os he enseñado a buscar la verdad en la sencillez. ¡Cuán pobre es aún la mente
humana al buscar la verdad en las ciencias complicadas que ella misma forja!
¿Por qué ir a buscarme tan lejos llevándome consigo? ¿Quién no sabe que está
creado a semejanza del Padre, dotado de atributos divinos como son la
conciencia, la inteligencia y la voluntad?
Yo
vine a vivir con los hombres en el Segundo Tiempo, compartí vuestro pan y
vuestro techo; mas la grandeza de Cristo radica en su humildad.
Así
os enseño para que sepáis desprenderos de lo material en aras de vuestro amor
al prójimo; pero antes debéis purificaros, porque es ley que evolucionéis; y si
es ley que todo evolucione, no deben maravillaros las profecías que están por
suceder; lo que contemplen vuestros ojos, sólo os llenará de regocijo al
comprobar que todo lo gobierna una ley perfectísima y que lo que hoy acontece a
vuestro espíritu no pudo haberle acontecido antes, porque todo se manifiesta a
su tiempo, hasta lograr la perfección.
No
sólo en la tierra se lucha por el adelanto de la humanidad; desde otros mundos
trabaja por su salvación y progreso el mundo espiritual. Por lo que os digo que
la simiente espiritualista fructificará en el seno de todas las religiones;
después de las grandes luchas, y cuando los hombres digan que es una nueva
religión que viene a sembrar la división, vosotros contestaréis que el
espiritualismo es una doctrina y es la misma que la primera entregada a los
hombres y la única que ha regido a los espíritus; pero esa voz saldrá de
vuestro corazón que es donde radican vuestros sentimientos, que se manifestarán
cuando lloréis por el dolor ajeno, también cuando lloréis de alegría por la de
vuestro semejante, porque lo que os he enseñado siempre, es amaros los unos a
los otros.
Os
hablo por medio del entendimiento humano; mi luz y mi gracia se infiltran en él
y se traducen en palabras, esa palabra que traza el único camino para llegar a
Mí, el de pureza de sentimientos y el de la humildad.
¡MI PAZ SEA
CON VOSOTROS!
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