sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina No. 189 Elías

Humanidad: Vengo a unificaros; os contemplo como si fueseis un pueblo disperso por todo el mundo y quiero veros como un solo hijo. Aquí tenéis una nueva página del libro de la vida, aún desconocida para mis discípulos.

Pueblo: Elías, cuyo espíritu se presenta a través de mis portavoces y os habla con palabras llenas de luz y de profecía, es el mismo que en el Primer Tiempo sorprendió con su potestad al mundo, y no os maravilléis si también os revelo que él estuvo entre los hombres del Segundo Tiempo, siendo entonces conocido como Juan el Bautista. Os digo que no os asombréis, porque no es hoy cuando he venido a revelaros estas enseñanzas, sino que ya están escritas.

Un ejemplo de ello es que los profetas dijeron que Elías vendría antes que Cristo para preparar los caminos al Señor, y aquella profecía se cumplió; pero luego Jesús declaró que, cuando fuese su segunda venida al mundo, antes llegaría Elías para restaurarlo todo; esa promesa ha tenido entre vosotros su debido cumplimiento.

Mañana, cuando esta revelación sea estudiada por los hombres que mucho han hurgado en las escrituras, podrán comprobar que el espíritu de Elías vino en este tiempo a cumplir la misma misión que se le había confiado en el Segundo, la de aparejar los caminos del Señor, purificando a los que después habían de ser los discípulos del Espíritu Santo.

Hoy no vino a padecer en la tierra como en tiempos pasados, en los que tuvo que soportar la burla de los gentiles, la amargura de la persecución y más tarde sufrir la muerte, porque de su boca brotaba la palabra profética que anunciaba el juicio a todos los perversos.

Hoy ha venido en espíritu, y por lo tanto no podrá tocarlo ni herirlo la mano del hombre; sin embargo, todavía este pueblo le ha ofrecido el cáliz amargo de la ingratitud.

Es Elías un pastor que busca amorosamente a sus ovejas descarriadas; a veces ha logrado reunir a las noventa y nueve, pero se ha dado cuenta de que le falta una para completar el número de las que forman su rebaño, y ésta llora al ver que se ha extraviado entre las breñas de los precipicios; mas Elías vuelve ligero para ir en su busca. Cuánto gozo experimenta su espíritu cuando ha logrado rescatarla del peligro; con cuánto amor espera depositar a la oveja amada en la compañía de sus hermanos, pero cuán grande es su dolor, cuando al regresar al redil comprueba que muchas otras han saltado el cerco y se han alejado siguiendo los dictados de su libre albedrío.

Estas multitudes que han sido testigos de la presencia de Elías y que han visto el florecimiento de una obra que él anunció, no serán las que más se profundicen en el estudio de las revelaciones que su Señor les ha hecho. Mañana vendrán hombres a los que les bastará el estudio de los testimonios de este pueblo, para que convencidos pregonen a los cuatro vientos, que esta obra es una verdad, que el Señor ha estado entre los hombres una vez más y que Elías también fue su precursor.

Reposad y escuchadme. Mi palabra viene a alimentaros, a daros consuelo y perdón, para que podáis sentiros reanimados y cumpláis con la misión que os he conferido.

No forméis propósitos de seguirme tan sólo cuando me estéis escuchando, sabed sentirme en todo instante de vuestra vida.

¡Muy grande es el atraso moral y espiritual en el que encuentro a la humanidad! ¡Cuán grande es la responsabilidad de los que han recibido la gracia y la luz de mi palabra en este tiempo.

Discípulos: Convertíos en maestros, apartad de vuestro corazón el temor a los hombres, desechad la indiferencia y la pereza; reconoced que en verdad sois portadores de un mensaje celestial. Sois los que daréis la explicación de todo lo que sucede en estos tiempos, los que tenéis que luchar por enseñar los principios de mi doctrina que la humanidad ha olvidado.

 No vayáis a repetir mi palabra a vuestros hermanos tal como Yo la dije, preparaos para que sepáis explicarla. No buscaréis palabras tratando de sorprender con vuestra florida elocuencia; hablaréis en forma sencilla, que es la que mejor expresa la verdad del espíritu.

¿Cómo podréis saber cuándo estáis hablando por vosotros mismos o cuándo soy Yo quien habla por vuestros labios? Cuando os olvidéis de Vosotros, cuando penséis en el dolor de vuestro hermano y os sintáis humildes, indignos de merecer mi gracia, será el momento preciso en que mi inspiración divina descienda a vuestra mente, porque todo vuestro ser palpitará en ese instante de amor hacia el Padre y hacia el hermano

Cuando hagáis una obra en mi nombre, sabed usarlo, no lo pronunciéis jamás en vano.

La compensación existe en toda mi obra; quien da, recibe; quien niega, al fin tendrá que perecer de necesidad. Quiero que comprendáis mi doctrina, cuyos cimientos son la caridad y el amor.

Debéis entregaros al bien, esta es vuestra misión; pero cuando vuestra materia se rebela, os sentís indignos de ser mis discípulos; entonces pensáis que existen muchos que son mejores que vosotros y a quienes no se les ha llamado. Yo os digo: Es que vosotros lo necesitabais más porque faltaba paz a vuestro corazón porque vuestro sendero estaba lleno de acechanzas y vuestros pies se habían manchado con el lodo de este mundo.

Tampoco mis discípulos del Segundo Tiempo eran justos cuando Yo los elegí, pero se significaron con sus obras y se elevaron practicando mi enseñanza. Así quiero que os convirtáis y signifiquéis; que sean vuestras obras las que os eleven y os acerquen a Mí.

Si Yo os preguntase: ¿Qué es lo que habéis aprendido de lo mucho que os he enseñado? Tendríais que reconocer que es muy poco lo que habéis aprovechado. No vengo a juzgaros, sino a perdonaros, porque vuestras culpas son las de toda la humanidad; por eso al hablaros a vosotros, hablo a todos mis hijos.

Os nombro mis emisarios; sabréis buscar la forma de relacionaros con vuestros hermanos. Si vencéis su incredulidad con palabras y obras convincentes, habrá gran mérito en vosotros. Cuidad de entregar con perfección vuestro testimonio, para que nunca desvirtuéis la finalidad de mis enseñanzas.

Buscad siempre que exista armonía entre lo espiritual y lo material, o sea que aprendáis a dar a Dios lo que es de Dios y al mundo lo que a él corresponde.

Así vengo a entregarme a vosotros en mi palabra. Tomad su esencia que es sabiduría y todo cuanto de bueno y perfecto queráis encontrar, siempre que vuestro ideal sea el de que más tarde vuestra mano sea pródiga con vuestros hermanos.

Los instantes son Propicios, aprovechadlos, porque se acerca el día en que esta palabra deje de escucharse. Mi voluntad ha de cumplirse; ya está cerca la era de la comunicación espiritual entre Dios y el hombre, por lo tanto ya no será menester el entendimiento humano como portavoz o intérprete de mi voluntad.

En este tiempo, en que me estoy manifestando en palabra llena de luz, he concedido la oportunidad a esta humanidad de que llegue a interpretar debidamente mi enseñanza.

Hoy contemplo que mis discípulos reunidos en torno al Maestro, aún tiene cada uno distinta manera de comprender mi palabra, y cuando se comunican el uno al otro sus propios análisis, caen en discusión y crítica, cuando es unificación de pensamiento lo que Yo quiero entre mi pueblo; para esto debéis de tener caridad, ser tolerantes y esperar el momento propicio de hablar.

Hoy tenéis diferente concepto de mis enseñanzas, mas al final todos llegaréis a la igualdad de comprensión y conocimiento; esto os reanimará en la lucha, porque estando todos unidos os sentiréis más fuertes.

Siempre os he dicho: No forméis teorías de mis enseñanzas y revelaciones, porque ellas desvirtuarán la verdad de la que he venido a revestiros.

Encontrad dentro de mi doctrina esa libertad de que os hablo, para que os profundicéis en ella y veáis todo con mayor claridad.

Cada vez que he venido a vosotros, os he enseñado cómo alcanzar la comunicación con vuestro Padre; he venido a enseñaros a encontrar la verdad en vosotros mismos para que no la busquéis en doctrinas que sólo retrasan al espíritu. La humanidad ha pasado de la infancia a esta era de luz, en la cual el espíritu y la mente humana han visto abrirse ante ellos el infinito.

Para que la luz que ilumina este tiempo sea contemplada por todo ojo, es menester que descorráis la venda del fanatismo religioso. Por eso os dejé escritas en las tablas de la ley que entregué a Moisés: "No adoraréis figura de criatura alguna, ni cosas materiales como si fuese vuestro Dios; a Él amaréis de todo corazón y espíritu sobre todo lo creado".

Y me preguntáis: ¿Por qué el mundo cayó en fanatismo y en culto exterior? Porque los hombres encargados de mi ley, lejos de rechazar a imitación de Jesús, los honores, las galas y las vanidades, han tomado para sí las riquezas, los títulos y la grandeza de la tierra, privando con ello de toda libertad al espíritu. Y dentro de esa turbación, aún hay quienes se sienten infalibles, cuando infalible sólo existe uno, que es vuestro Padre Celestial.

Así, si vosotros queréis tener un mejoramiento en el espíritu, luchad con inteligencia y con espiritualidad, sed hombres de buena voluntad y humildes de corazón. Así alcanzaréis el progreso que llevará a vuestro espíritu a la salvación.

Vengo a haceros sentir mi amor, voy a apartar los abrojos de vuestro camino para haceros menos pesada vuestra cruz.

Contemplo el interior de vuestro corazón y os digo: Preparad vuestra mente, elevad vuestro pensamiento y unificad vuestros sentidos para que podáis escuchar y analizar mi palabra.

Orad y enmendaos, porque la paz del mundo depende también de vuestra evolución. Tenéis que orar, porque el mundo se encuentra bajo la amenaza de la guerra y debéis trabajar para alcanzar la paz. Sois el pueblo que ha conocido el poder de la oración, su influencia y su luz.

Todos buscan un horizonte y no lo han encontrado, porque no existe fraternidad entre los hombres, y al ver el panorama sombrío de las naciones, donde se ha desatado la guerra, sólo les alienta el presentimiento de que sobre el haz de la tierra ha de existir un rincón de paz. Ese rincón será esta nación, la cual será vista desde la distancia como una estrella luminosa.

Esa es la responsabilidad de este pueblo, el cual debe prepararse espiritual y materialmente para dar un ejemplo de fraternidad, de elevación y caridad, ya sea para sanar al enfermo, como para estrechar la mano del enemigo en señal de perdón.

Sed laboriosos en mis tierras y veréis todo lo que os rodea revestirse de mayor belleza, porque habréis encontrado la razón de vuestra existencia. Quien cae en estancamiento y en rutina, no deja que su espíritu se eleve para contemplar las grandezas que encierra la vida cuando se vive dentro de mi ley.

Observaos a vosotros mismos para que sepáis descubrir cuando vuestra existencia se convierte en inútil, al dejaros arrastrar por las inclinaciones de la materia. Quiero que dejéis fruto, pero que ese fruto sea la paz para vuestros hijos, porque vuestro corazón florecerá, y esos frutos serán vuestras obras.

Por vosotros daré a conocer al mundo mi palabra de este tiempo, la cual será reconocida después del año de 1950.

Estas revelaciones llegarán a toda la humanidad para eso he preparado a aquellos a quienes nombro plumas de oro, para que con celo hacia mi obra y sumisos al llamado de su conciencia, trabajen para que mi palabra quede impresa. Estos escritos no serán tan sólo para las presentes generaciones, sino también para las venideras.

La grandeza de mi palabra, como en todos los tiempos, descansa en su sencillez y en su esencia; quiero que de igual manera sea vuestro lenguaje al hablar de mi obra. No olvidéis que no sólo la boca habla, sino también el corazón. Tened limpidez en vuestros actos.

A cada momento recibís de Mí la fortaleza, la luz y la paz que necesitáis para vuestra jornada. Recibid también mi bendición.

En este Tercer Tiempo convertiré a toda la humanidad en discípulos míos; para lograrlo, he empezado a derramar mi luz en cada hombre; luego les haré llegar mí palabra, la misma que ahora os estoy dando. Los testimonios, los escritos y los ejemplos de mi pueblo se irán conociendo de comarca en comarca y de pueblo en pueblo, despertando corazones y avivando a los espíritus ante la luz de su conciencia.

Hoy vagan sin rumbo muchos seres, los cuales muchas veces llegan a preguntarme así: ¿Señor, a dónde vamos? ¿Hacia dónde nos conducirá esta vida y cuál es el fin que nos espera?

Son espíritus angustiados los que así me interrogan; viven atormentados en un mundo que ha alcanzado su mayor nivel de maldad y materialismo; y a ellos les hago llegar mi luz como un rayo de esperanza, para que sigan velando y orando, mientras pasa la tempestad y llega a sus corazones la paz.

Aquí, en este jirón de la tierra, hago oír mi voz humanizada a través de estos iluminados que he elegido para servirme de ellos para esta comunicación; y al dirigirme a estas multitudes, dedico algunas de mis palabras a la niñez, a la cual exhorto para que se fortalezca en la virtud y huya de la corriente de maldad que ha arrastrado a tantos corazones al precipicio.

Quiero que desde su más tierna edad, estas criaturas tengan pleno conocimiento de la misión que el futuro les tiene destinado. También he hablado directamente a la juventud para orientarla en el incierto camino de su vida, por que Yo la contemplo como una frágil barquilla en medio de un mar embravecido, y para ayudarla, he levantado ante sus ojos mi obra como faro luminoso para que la guíe al puerto de salvación. La juventud es la que se encuentra más alejada de Mí.

Mientras el hombre es niño aún, ora y piensa en Dios; lo mismo hace cuando ha traspuesto la cumbre de la montaña de su vida y comienza a hundirse, como el sol en el ocaso. Pero cuando su corazón es como un ave, que está ansiosa de volar y su carne vibra al contacto de las tentaciones del mundo y se siente fuerte se aleja entonces de las lecciones divinas, porque no quiere que su doctrina de humildad, de amor y de sacrificio le lleguen a reclamar en cada uno de sus pasos, sus obras, palabras y pensamientos.

Hasta que el corazón humano se sienta naufragar en el mar de sus pasiones, es cuando levanta sus ojos en busca del faro divino, cuya luz le descubre el camino que le conduzca al puerto salvador.

He escuchado al corazón de las viudas que me dicen: Padre mío, miradnos, somos como hojas desprendidas del árbol que vagan a merced de los vientos. Me he acercado a ellas para decirles que no están solas, que aquél que partió en viaje espiritual a otro de los mundos, las está contemplando desde ahí, les ayuda y protege y sólo se les ha adelantado unos instantes para preparar el camino a todos los seres que le fueron confiados.

Mas si no llegáis a sentir, si fuese imperceptible su presencia en vuestra vida, entonces orad, dirigid vuestros ruegos hacia Mí, que Yo haré que sintáis su presencia. De algunos seré el báculo, de otros, el cirineo y de todos, el dulce compañero que los guíe y los ayude en su viaje.

Si las fieras en las selvas, las aves en el espacio y las flores en los valles, reciben a cada instante el efluvio de amor y de vida de su Padre, ¿Cómo será posible que lleguéis a pensar que Yo os niegue un sólo segundo la gracia de mi amor divino, cuando lleváis en vuestro ser un fragmento, de mi propia Divinidad?

El padre de familia me ha buscado para comunicarme sus cuitas y preocupaciones; sus hijos desconocen su autoridad, le vuelven la espalda y se tornan enemigos del consejo paternal.

Debo advertimos, que es muy delicado el cargo que lleváis; es pesada vuestra cruz, mas si sabéis apurar con fe y paciencia vuestro cáliz y sabéis amar y perdonar a vuestros hermanos y a vuestros hijos, me iréis imitando en el camino y vuestros hijos no se perderán.

07-189.56. Pueblo: Si anheláis que mi obra sea ampliamente conocida en toda la tierra, vivid mi doctrina, aplicad mi enseñanza a todas vuestras obras, santificad vuestro hogar con la virtud que emana de esta palabra. Comprended que vuestro pasado es un libro sellado y que ahora se presenta la vida como un camino nuevo y desconocido ante vuestros ojos, camino que tendréis que recorrer hasta el fin. Hoy estáis tranquilos, tomáis de mi palabra lo que queréis y aplicáis mi enseñanza cuando así lo deseáis; mas llegará el momento en que pida cuentas a este pueblo, desde la primera hasta la última de mis palabras con las que he venido a doctrinarlo.

No olvidéis que esta nación tiempo ha que viene desempeñando una misión espiritual en la tierra y está llamada a desempeñar un alto destino entre la humanidad. Si a vosotros os ha señalado la caridad del Señor para venir a morar en ella, sembrad en su seno aunque sea una sola simiente, pero que ésta, sea de amor, de paz, de espiritualidad, y con eso, vuestro paso por la tierra no habrá sido estéril. Desde ahora debo advertiros que por alto que sea el destino de esta nación, no la debéis de tomar como la "tierra de promisión",, ni como una nueva Jerusalén. No confundáis a nadie y vosotros no entréis en confusión. A los discípulos del Señor, a los espiritualistas, el Padre no los podía heredar con bienes materiales. Si es grande la misión de este suelo, si esta nación deberá alcanzar un gran desarrollo, sus moradores serán los que anuncien al mundo mi presencia y los que testifiquen la grandeza y la verdad de mi doctrina con sus ejemplos y obras.

Os dejaré una vibrante huella de mi comunicación entre vosotros, con la cual podréis conmover al mundo; esta será mi palabra, que ha sido escrita bajo dictado divino.

Primero quedará escrita en libros materiales, en donde los hombres puedan asomarse a mi arcano y penetrar en mi sabiduría. Después, cuando esa esencia haya sido guardada en el corazón de mis discípulos, aparecerá el verdadero libro en el espíritu del pueblo del Señor.

De complacencias os he venido colmando al manifestar la vibración de mi palabra a través del portavoz. Os he enviado a mi mundo espiritual para que os aclarara y explicara mis mensajes; sembré de prodigios vuestro camino y he dejado que vuestros ojos se maravillaran en la contemplación de los mirajes espirituales. Pero no sois los únicos que han gozado y que gozarán de estas manifestaciones, porque os he anunciado que "todo ojo me verá"; y en verdad que el mundo llegará a verme y el mundo espiritual se manifestará también y todas estas manifestaciones en el mundo lograrán estremecer a los corazones más incrédulos.

Los hombres han venido necesitando que lo espiritual se materialice y que lo divino se humanice, para poder creer y Yo les he concedido a unos esta gracia.

Pueblo: Conoced a fondo el destino que tenéis entre todos los pueblos de la tierra, para que sepáis cumplir vuestra misión, ahora que el tiempo es propicio.

Vengo a preparar vuestro corazón para poder morar en él. El mundo también se preparará; en las mentes de los hombres germinará la semilla de la paz y vosotros que la habréis esparcido por todos los rincones de la tierra, estaréis de plácemes al contemplar el fruto dé vuestro trabajo, porque caminando a imitación del Maestro, enseñasteis el buen vivir y orasteis por todos.

En todas las naciones se hablará de reconciliación, de fraternidad y paz, y ello será un principio de unificación.

Os he venido preparando y os he preguntado si ya estáis dispuestos a levantaros en pos de los caminantes, en busca de vuestros hermanos para mostrarles la sabiduría que en inspiración os he dado y a contestar satisfactoriamente a sus interrogaciones. A nadie le parezca imposible de cumplir este cargo; mirad que los conocimientos que os he dado, os permiten comprender vuestra misión.

No será preciso que todos mi hijos lleguen a las comarcas extranjeras; muchas veces bastará que eleven su oración en su pensamiento y limpien su corazón, para que su espíritu se manifieste y se identifique con sus hermanos por distantes que estos se encuentren. Y aquellos serán puestos alerta por el mundo espiritual.

Os uniréis al mundo espiritual, formando con él una barrera que impida nuevas guerras y nuevos sufrimientos. Continuaréis orando por aquellos que pretenden realizar por medio de la fuerza el dominio espiritual. Os sorprenderéis y el mundo también se maravillará, cuando los hombres vean que no es la fuerza la que ha dominado a la razón, la fraternidad y la justicia.

Cuidaos de no entregar una caridad aparente, llevando en vuestro corazón el egoísmo. Haced cuanto bien podáis, sin interés personal. Hacedlo por amor, que es la ley que os he enseñado y habréis acumulado méritos para la elevación de vuestro espíritu. Mostrad mi enseñanza como Yo os la he entregado; es la misma que mostré a mis profetas y a mis apóstoles de otros tiempos.

El hombre en su materialismo ha encontrado la conveniencia de equivocar mi palabra que he entregado en todos los tiempos. Mas mi obra es perfecta y no radica en palabras materiales. Preparaos y descubriréis siempre mi verdad; entonces encontraréis que mi semilla os la he dado en todos los tiempos con grandeza, para que vosotros también la entreguéis con el mismo amor y caridad.

No será menester que impresionéis a nadie haciendo uso de ritos o de formas exteriores; el templo de vuestro corazón se hará visible y en él contemplarán vuestros hermanos su lámpara y su altar.

Aprended desde ahora a sentirme, lo mismo en vuestras buenas obras, que cuando estéis luchando por dejar el fango en el que habéis caído.

07-189.72 Yo os he enseñado a buscar la verdad en la sencillez. ¡Cuán pobre es aún la mente humana al buscar la verdad en las ciencias complicadas que ella misma forja! ¿Por qué ir a buscarme tan lejos llevándome consigo? ¿Quién no sabe que está creado a semejanza del Padre, dotado de atributos divinos como son la conciencia, la inteligencia y la voluntad?

Yo vine a vivir con los hombres en el Segundo Tiempo, compartí vuestro pan y vuestro techo; mas la grandeza de Cristo radica en su humildad.

Así os enseño para que sepáis desprenderos de lo material en aras de vuestro amor al prójimo; pero antes debéis purificaros, porque es ley que evolucionéis; y si es ley que todo evolucione, no deben maravillaros las profecías que están por suceder; lo que contemplen vuestros ojos, sólo os llenará de regocijo al comprobar que todo lo gobierna una ley perfectísima y que lo que hoy acontece a vuestro espíritu no pudo haberle acontecido antes, porque todo se manifiesta a su tiempo, hasta lograr la perfección.

No sólo en la tierra se lucha por el adelanto de la humanidad; desde otros mundos trabaja por su salvación y progreso el mundo espiritual. Por lo que os digo que la simiente espiritualista fructificará en el seno de todas las religiones; después de las grandes luchas, y cuando los hombres digan que es una nueva religión que viene a sembrar la división, vosotros contestaréis que el espiritualismo es una doctrina y es la misma que la primera entregada a los hombres y la única que ha regido a los espíritus; pero esa voz saldrá de vuestro corazón que es donde radican vuestros sentimientos, que se manifestarán cuando lloréis por el dolor ajeno, también cuando lloréis de alegría por la de vuestro semejante, porque lo que os he enseñado siempre, es amaros los unos a los otros.

Os hablo por medio del entendimiento humano; mi luz y mi gracia se infiltran en él y se traducen en palabras, esa palabra que traza el único camino para llegar a Mí, el de pureza de sentimientos y el de la humildad.


¡MI PAZ SEA CON VOSOTROS!

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