sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 99

Bienvenidos seáis discípulos a la mesa celestial. Saboread el delicado manjar que os traigo en mi palabra. Como el ladrón que penetra en una alcoba, así he llegado a vuestro corazón y he encontrado que tenéis hambre de conocimientos esprituales.

Nadie debería sorprenderse de, mi presencia; ya a través de Jesús os señalé los acontecimientos que anunciarían mi manifestación como Espíritu de Verdad; también os dije que mi llegada sería en espíritu para que nadie estuviera en espera de manifestaciones materiales, que nunca han de llegar. Mirad, al pueblo judío esperando aún al Mesias, sin que éste llegue en la forma que ellos esperan, porque el verdadero ya estuvo con ellos y no lo reconocieron. ¿Queréis, humanidad, desconocer mi nueva manifestación Para seguir esperándome según vuestra creencia y no conforme a lo que Yo os prometí?

Despertad de vuestro sueño y convertíos en hijos de la luz porque vengo a ofrecemos una semilla divina que os dará la paz y la vida, y quiero que vosotros la comencéis a sembrar.

No esperéis más para creer en mi llamado, Mirad que el juicio se hará sentir por medio de la gran batalla que tenéis anunciada. Quiero que en esa lucha seáis los soldados preparados, dispuestos a depositar con vuestras obras de amor, la fe,en los corazones débiles.

Pueblo: desechad todo temor a los juicios de vuestros hermanos, porque no serán ellos los que os den la paz, ni los que os lleven a la Tierra Prometida. No temáis a los hombres, seguidme con firmeza por esta senda; porque en la hora de juicio para la humanidad, lamentarais desde lo más intimo de vuestro ser, no haber sido fieles, no haberos fortalecido en mi enseñanza, ni haber aprendido a resolver las grandes pruebas en armonía con mi Ley. De los perseverantes y de los fieles, será la victoria.

Mi barca salvadora ha aparecido en medio de la noche tempestuosa, venid a ella todos los que estén temerosos de perecer en el Pecado, los náufragos, los que han perdido la ruta.

La ofuscación de la mente, la falta de fe, la ignorancia de la verdad, son tinieblas para el espíritu y por eso hoy se encuentra perdida la humanidad. ¡Cómo se han multiplicado los hombres que caminan sin saber ni importarles hacia dónde van!

Yo sabía que había de llegar para los hombres un tiempo así, lleno de dolor, de confusión, de incertidumbre y desconfianza. Os prometí venir a salvaros de esa tiniebla y aquí me tenéis: soy el Espíritu de Verdad. ¿Para que me queréis nuevamente en cuanto hombre? ¿No recordáis que como hombre morí, y dije que os esperaba en mi Reino? Con ello os daba a entender que el espíritu es eterno, inmortal.

Fue el Espíritu Divino quien hablé por boca de Jesús y el que escribió con su sangre el precio de vuestro rescate. ¿Cuál fue vuestra sentencia? Vivir, para más tarde venir como luz a través de vuestra conciencia; os di pruebas de mi inmortalidad y es envolví en mi manto de perdón para haceros saber que aquella sangre derramado en el Calvario, fue la más sublime lección del cumplimiento para alcanzar la paz en la eternidad; por eso os digo que vuestra felicidad, vosotros la tenéis que labrar.

Israelitas os he llamado, porque vuestro espíritu viene de aquella simiente que entregué a los fundadores del pueblo llamado "de Dios".

Israel fue el nombre que di a Jacob y a su simiente. ¿Por qué fue tomado más tarde ese nombre para designar a una raza, si él tan sólo habla de misiones espirituales? Yo inspiré a patriarcas y a profetas para que llamaran a aquel pueblo "el Pueblo de Dios", ¿Sabéis por qué? Porque él, entre todos los demás pueblos de la Tierra, trajo al mundo una misión espiritual. Mientras unos llevaron en sus manos la ciencia, otros las artes y otros las leyes humanas, éste vino con la ley espiritual, la doctrina del corazón, la luz de la eternidad. Mientras unos pueblos dieron al mundo filósofos y científicos, éste dió profetas que transmitían mensajes divinos a los hombres, patriarcas que enseñaban con su vida el camino hacia Dios, apóstoles que vivían y morian testificando la Verdad; y sobre de todos el Divino Maestro, que vino a hacerse hombre en el seno del pueblo de Israel, trayendo a los hombres el más sublime mensaje celestial.

Por eso aquel pueblo fue llamado "el Pueblo de Dios aunque Yo os digo que todos los pueblos son míos, y a todos los amo de la misma manera, mas cada uno trae a la Tierra su misión.

Esa simiente espiritual, es la que estoy haciendo que aparezca en el mundo en este tiempo; surgirá diseminada entre la humanidad, no como una raza ni formando tribus, sino en todas las razas, porque Israel está en el espíritu y el espíritu está sobre todo lo humano.

Nuevamente aparecerá mi pueblo con la misión de hacer luz en el espíritu: sus dones espirituales influirán en la vida humana, como en todos los tiempos. Mis profetas, enviados y discípulos, han traído la luz y la paz a los hombres.

Vosotros que me estáis oyendo, sois los que sabéis a ciencia cierta estas lecciones, mas no os conforméis con saberlo, debéis levantaros a seguir cumpliendo con vuestro destino eterno de iluminar la senda espiritual de vuestros hermanos. Cumplid con vuestra misión, y en vosotros brillará una vez más la luz que debe haber siempre en el pueblo de Dios.

Mirad cómo vuestro espíritu ha presentido el tiempo en que se encuentra y ha venido presuroso en pos del cumplímiento de mis promesas. Vuestro corazón nada sabía de mi vuelta, porque en estos tiempos, poca o ninguna importancia presta la humanidad a mis profecías pero el espíritu conservaba muy dentro aquella palabra.

Vuestro corazón estaba dormido, pero desde que escuchácteis mi primera palabra o mi primera lección, despertó y al comprender la verdad, al instante reconoció que los seres han venido a la Tierra a cumplir un mandato divino y no a hacer cada quien su voluntad. El que ha tenido este despertar, es el que me va siguiendo paso a paso, formando en su interior un santuario.

Mi palabra de amor se desborda sobre todo el pueblo escogido, deleitaos con ella, discípulios; si a veces os corrijo y hasta os juzgo, analizad esas enseñanzas para que cada quien tome lo que le corresponde. No os alegréis cuando reclame alguna falta que vosotros no tuviéreis aunque conozcáis a los atie la han venido cometiendo, porque en ese instante vuestra, conciencia os recordará aquella enseñanza en que os dije: "No miréis la paja en el ojo de vuestro hermano, sin antes mirar la viga que cargáis.

Pensad que todos venís a formar mi apostolado, al cual enviaré mañana a testificar mi palabra, y desde ahora debéis de comenzar a amaros. ¿No creéis que mi comunicación a través d evuestro entendimiento, tenga un gran significado? ¿ o creéis que es ésta tina de tantas sectas nuevas que hoy surgen anunciando la salvación del mundo y luego desaparecen sin dejar huellas de mi paz?

Observad cómo esta semilla a pesar de que la habéis cultivado mal, no muere, mirad cómo ha ido venciendo tinieblas, y encrucijadas, obstáculos y pruebas y sigue día a día germinando y desarrollándose. ¿Por qué no muere esta semilla? Porque la verdad es inmortal, es eterna, por eso veréis que cuando esta Doctrina por momentos parece que va a desaparecer, será precisamente cuando surjan nuevos y fecundos brotes para ayudar a los hombres a dar un paso más hacia adelante en el camino de la espiritualidad.

No creáis que ésto sólo ha sucedido en este Tercer Tiempo, no, también en el Segundo Tiempo, después de que el Maestro y sus discípulos hubieron regado con su sangre la semilla que sembraron en el corazón de los hombres, hubo instantes en que parecía haber desaparecido del mundo la enseñanza de Cristo. Cuántos en ese tiempo, considerando inútil el sacrificio de Jesús. y el de los que le siguieron, llegaron a flaquear en su fe, dudando de aquella verdad que antes había sido su faro y su Ley. Me bastó entonces enviar nuevos siervos al mundo, para que apartaran todas las falsedades que habían añadido los hombres a Mi Doctrina, deformándola, y la semilla volvió a germinar y a dar flores y frutos.

Si os ensefio estas lecciones, es para que no vayáis a ser de los que oculten mi verdad, deformen mi Doctrina o profanén mi Ley, sino que seáis los que viváis para cultivar con todo el amor de su espíritu esta semilla que os he confiado y que es la misma que en todos los tiempos he querido que florezca en el corazón de la humanidad: el amor de los unos hacia los otros.

Al Maestro que estuvo con vosotros en el mundo, lo podéis llamar "El Rabí de Galilea", porque en aquella tierra se hizo hombre, mas a este Maestro que hoy llega a vosotros invisiblemente, siendo el mismo, no podéis decir que es de Galilea porque vengo en Espíritu.

Mis nuevas lecciones son la confirmación de aquellas que os diera en el Segundo Tiempo, pero son más elevadas aún, nirad que en aquel tiempo hablé al corazón del hombre, en cambio ahora, le hablo al espíritu.

No vengo a desconocer ninguna de mis palabras que os dije en el pasado, por el contrario, vengo a darles el debido cumplimiento y la justa explicación. Así como en aquel tiempo dije a los fariseos, que creían que Jesús venia a destruir la Ley: No penséis que vengo a abolir la Ley o a los profetas, Por el contrario vengo a darle cumplimiento. ¿Cómo había de desconocer aquella Ley y las profecías, si eran el cimiento del templo que en tres tiempos había de quedar construido en el corazón de esta humanidad y el anuncio de mi venida al mundo?

Mientras los hombres persistan en su ceguedad y en su ignorancia, harán que Dios, que ante todo es Padre, tenga que hurnanizarme, limitarse y empequeñecerse ante sus hijos, para poder ser comprendido. ¿Hasta cuándo vais a dejar que me muestre delante de vosotros con la grandeza en la que debéis mirarme?

Tenéis que ser grandes para poder concebirme grande y a eso vengo, una vez tras otra, a daros grandeza espiritual, para que podáis tener el infinito goce de conocer a vuestro Padre de sentir su amor, de oír el concierto divino que vibra sobre vosotros.

Este es el Tercer Tiempo, amados discípulos, y por lo tanto tenéis una lección más que añadir a las anteriores. Mucho tenéis que estudiar, pero no temáis, porque la enseñanza de este tiempo os hará comprender mejor la de los tiempos pasados. Así pasó con los que rigiéndose por la ley de Moisés, estudiaron a los profetas y comprendieron el fondo de las enseñanzas hasta que vino Jesús.

En vez de los salmos que elevabais en el Primer Tiempo a vuestro Padre, hoy venís a conversar espiritualmente, por medio de la oración espiritual.

Con cuánta lentitud camina la humanidad hacia la perfección de su culto a Dios.

Siempre que vengo a vosotros con una nueva lección, os parece demasiado adelantada para vuestra evolución, mas comprended que os confío una era para que a lo largo de ella la podáis comprender y asimilar a vuestra vida.

Cada vez que la muerte siega la existencia de vuestra envoltura, es como una tregua para el espíritu, el cual, al reencarnar, surge con nuevas fuerzas y mayor luz, para continuar estudiando aquella divina lección que no había concluido. Así madura a través de las eras el trigo que es vuestro espíritu. Mucho os he revelado acerca de la vida espiritual, mas os digo que no es menester por ahora que lo sepáis todo, sino sólo lo que sea esencial para vuestra llegada a la morada eterna. Allá os dirá todo lo que está destinado a vuestro conocimiento.

Para revelaros en este tiempo nuevas enseñanzas, abrí la era de la luz y del espíritu, comunicándome por los entendimientos de hombres rudos e ignorantes, pero sencillos; mañana, cuando hayáis comprendido y practicado mis primeras lecciones, tendréis la comunicación de espíritu a Espíritu que es el más alto ideal al que podéis aspirar; mas para que esa forma de comunicación se extienda entre los hombres, pasará tiempo, y para que se perfeccione, no sabéis cuantas eras pasarán.

En todos los tiempos he buscado la forma de hablaros, de hacerme escuchar y entender, pero no siempre habéis estado dispuestos ni preparados para oír la voz divina. Ante vuestro materialismo, he tenido que humanizarme para ser sentido, para haceros llegar mi comunicación a través del portavoz humano, como habéis visto que he hecho en este tiempo; mas Yo os he anunciado que en 1950 concluirá esta forma de comunicación.

Pueblo: no olvidéis que en este día os ha dicho vuestro Padre, que siempre ha buscado la forma de comunicarse con vosotros; con el fin de que reconozcáis que mañana, cuando ya no recibáis mi palabra a través del pedestal, habréis entrado en una nueva etapa en la cual comenzaréis a vislumbrar la verdadera comunicación entre vuestro espíritu y el Espíritu Divino.

En este tiempo se regocijan los espíritus que sienten la presencia del Espíritu Santo, en esa luz que ilumina los los entendimientos y llena de gozo corazones. Los que no han preparado su sensibilidad para recibirme, son los que tienen sed y carecen paz. Es entonces cuando digo a los que reciben la inspiración divina, que llamen a sus hermanos y les despierten con la buena nueva de mi llegada espiritual.

Esta vida es una continua prueba para el hombre, desde que nace hasta que deja de existir.

La vida humana es para el espíritu el crisol donde se purifica y el yunque donde se forja. Es indispensable que el hombre tenga ideal en su espíritu, fe en su Creador y amor a su destino, para poder llevar con paciencia su cruz hasta la cima de su calvario.

Sin la fe en la vida eterna, el hombre cae en la desesperación, en medio de las pruebas, sin ideales elevados, se hunde en el materialismo, y sin fuerzas para soportar un desengaño, se pierde en el desaliento o en el vicio.

Todo ésto lo sabe la humanidad por propia experiencia, porque ha sido menester que conozca el lado doloroso de la vida y las tinieblas, para que pueda distinguir la luz cuando ésta llega a sus pupilas, por eso os he dicho en este día, que hay regocijo en los espíritus que han abierto sus ojos para contemplar la luz divina de la sabiduría y del amor.

En verdad os digo que muchos huirán de mi Doctrina por temor a espiritualizarze, mas no será la razón ni el espíritu el que hable en ellos, sino las bajas pasiones de la materia

Un espíritu, cuando vive apegado a la verdad, huye del materialismo como quien se aleja de un ambiente infecto. El espíritu elevado sólo encuentra su felicidad en lo moral, en donde existe paz, en donde habita el amor.

Mi luz que está vibrando en todos los hombres, es una voz implacable pero dulce, que habla sin cesar a todos los corazones.

No temáis por aquellos que aparentemente se obstinan en no escucharme, porque en un momento dado, podrán ser los más fervientes, los más firmes en su conversión y en su fe. ¿No recordáis la conversión de Pablo?

No hay prisa en mis pasos, sé que en medio de la eternidad alguna vez me buscarán mis hijos con anhelo de salvarse; la prisa sólo debe existir en los hombres, porque mientras más retarden su regeneración, prolongan más su expiación.

La luz de este Tercer Tiempo ha llenado vuestro corazón del más vivo regocijo, la esperanza en la paz del mundo renace vosotros. Cada día os ocupáis más en las obras de vuestro Señor, en un anhelo creciente de trabajar en esta Obra de espiritualidad. De cierto os digo que todo el tiempo que ocupéis en mi Obra, Yo os lo recompensaré; mas no abandonéis vuestros deberes en la Tierra para practicar lo espiritual, hasta que estéis seguros de que Yo os lo he ordenado, entonces tendréis que de dejar no sólo vuestro trabajo, sino hasta a los vuestros, para ir por los caminos de diferentes comarcas a llevar a vuestros hermanos la buena nueva.

Entre este pueblo, surgirán quienes se entreguen a mi servicio, ellos se están preparando para no flaquear mañana en las pruebas. No todo el pueblo sabrá Prepararse para la lucha, porque ya veis que muchos escuchando mi palabra viva, no se han conmovido, ni su corazón está dispuesto a obedecer.

¡Si pudieseis mirar al mundo espiritual que vela por vosotros, cómo padece ante la dureza y la desobediencia del corazón del pueblo; sí pudiésis oír su sollozo espiritual! ¿Por qué no correspondéis a ese consuelo infalible que esos seres os dan? No habéis encontrado en ello a vuestro dulce y compasivo hermano, a vuestro fiel y desinteresado amigo?

Pensad que muy pronto estaréis en espíritu y que lo que en esta Tierra sembrasteis, será lo que hayáis de recoger. El paso de esta vida a la otra no deja de ser un juicio severo y estricto para el espíritu. Nadie escapa a ese juicio, así se considere el más digno de mis siervos.

Mi voluntad es que desde el instante en que penetréis en aquella morada infinita, dejéis de experimentar las angustias de la Tierra y empecéis a sentir la dulzura y el goce de haber escalado un paso más en el sendero.

No dejéis pendiente nada en el mundo, amad a la humanidad como a vuestra propia familia; orad por los hombres, por distantes que estén de vosotros, como oráis cuando uno de los vuestros se encuentra, ausente y sufre; amad al enfermo y al hacerlo, pensad en todos los que apuran en esa hora el cáliz de amargura; dejad con vuestra vida, una estela de luz a lo largo de vuestro paso por el extenso mar que vais cruzando. No durmáis mientras vibra mi luz en las conciencias, mirad que los que velan, son los que reciben mi inspiración para luego entregar a sus hermanos mi mensaje. Alejaos de todo lo superfluo y malo, para que en todo momento seáis dignos de poseer mi gracia.

Sabed recibir en vuestro seno al espíritu que llega a la Tierra a encarnar en el niño, así como también sabed acompañar con vuestra oración al que se desprende de su cuerpo y se despide de vosotros; conducidlo con vuestra oración, hasta los umbrales del Más Allá. Amad y servid a vuestros semejantes en toda hora y en cualquier trance por el que atraviesen.

Vivid siempre alerta, para que podáis perdonar de corazón a quienes os ofendieron; meditad de antemano, que quien causa ofensa a su hermano, es porque carece de luz, y Yo os digo que el perdón es lo único que puede hacer luz en esos corazones. El rencor o la venganza, aumentan la tiniebla y atraen el dolor.

Sed prudentes y fuertes en las pruebas, para que dejéis esa simiente en el corazón de vuestros hijos y seáis recordados con cariño y gratitud como vosotros recordáis a los patriarcas de los Primeros tiempos, los que os dejaron su herencia de fe, de fortaleza; como Abraham, a quien todo un pueblo reconoció y amó como padre.

Hoy son consejos los que os he dado, mas son consejos celestiales, porque Yo me recreo en hablaros como Padre sintiendo en mi Espíritu vuestro amor de hijos.

Pueblo: en aquel tiempo, Juan, llamado también el Bautista, bautizaba con agua a los que creían en su profecía. Ese acto era un símbolo de la purificación del pecado original. El decía a las multitudes que llegaban hasta el Jordán para escuchar las palabras del precursor. he aquí que Yo os bautizo con agua, mas ya viene Aquel que os bautizará con el fuego del Espíritu Santo.

De ese fuego divino nacieron todos los espíritus, brotaron limpios y puros, mas si en su camino han llegado a mancharse con el pecado que trajo consigo la desobediencia, viene de nuevo, el fuego de mi Espíritu a derramarse sobre ellos para destruir su pecado, borrar sus manchas y devolverles su pureza original.

Si ese bautizo espiritual, en vez de ser entendido como la purificación que el hombre alcanza mediante un acto de arrepentimiento verdadero ante su Creador, lo convertís en un rito y os conformáis con el simbolismo de un acto, de cierto,os digo, que vuestro espíritu nada alcanzará.

Quien así lo hace, vive aún en los tiempos del Bautista y es como si no hubiese creído en sus profecías ni en sus palabras que hablaban del bautismo espiritual, del fuego divino con el que Dios purifica y eterniza en la luz a sus hijos.

Juan llamaba a los hombres en su edad de adultos, para derramar en ellos aquellas aguas símbolo de la purificación. Llegaban a él, cuando eran ya conscientes de sus actos y podían tener ya la voluntad firme para perseverar en el camino del bien, de la rectitud y de la justicia. Ved como la humanidad ha preferido practicar el acto simbólico de la purificación por medio del agua, en lugar de la regeneración verdadera por medio del arrepentimiento y del firme propósito de la enmienda que nacen del amor a Dios. La ceremonia no implica esfuerzo alguno, en cambio, purificar el corazón y luchar por permanecer en la limpidez, sí significa para el hombre esfuerzo, vigilia y hasta sacrificio, por eso han preferido los hombres cubrir con apariencia
pecados, concretándose al cumplimiento de ceremonias, actos y ritos que en nada mejoran su condición moral o espiritual, si en ellas no interviene la conciencia.

Discípulos: esa es la razón por la cual no quiero que entre vosotros existan ritos, para que no por cumplir con ellos, os olvidéis de lo que verdaderamente llega al espíritu.

El pecado original no viene de la unión del hombre y de la mujer: Yo, el Creador, establecí esa unión diciéndoles a ambos "Creced y multiplicaos" Esa fue la primera ley. El pecado ha estado en el abuso que han hecho del don del libre albedrío.

Preparaos para Seguir recibiendo en vuestro seno a los hijos que Yo os confíe. Tened pleno conocimiento de vuestra misión y de vuestra responsabilidad, esa luz la hallaréis en mi Doctrina.

Sabed que el espíritu cuando encarna, trae consigo todos sus dones, que su destino está ya escrito y que por lo tanto, nada tiene que recibir en el mundo. El trae un mensaje o una restitución. A veces viene a recoger una siembra y en otras a saldar una deuda; pero siempre viene a recibir en esta vida, una lección de amor que le da su Padre.

Los que vais conduciendo a vuestros hijos a través de esta vida, haced que ellos, pasada la edad de la inocencia, penetren en el camino de mi Ley, despertad sus sentimientos, reveladles sus done e inducidles siempre a lo bueno, y en verdad os digo, que a quien así acercáseis a Mí, será bañado en la luz que brota de ese fuego divino, que es mi amor.

¡Toma de mi amor y mi bendición en Mi nombre que Soy el Padre, el Hijo el Espíritu Santo, la paz de mi Divinidad nunca se aparte de Vosotros!

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