sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 96

Sustentáos con mi palabra que es el pan del espíritu. Mas para que este pan llegue verdaderamente a vuestro corazón, es preciso que os despojéis, aunque sea por unos instantes, de cuanto os ata a este mundo. Nadie ignora la forma de elevarse a Mí y sin embargo muchas veces os veo llorar creyéndoos indignos, sin saber que ese llanto os purifica os prepara para llegar a Mí.

En mi palabra encontraréis vida eterna para vuestro espíritu; analizada y encontraréis en ella esencia divina, amor y fortaleza que estoy derramando sobre el Universo.

Párvulos y discípulos: mirad cuán cerca de vosotros me encuentro; y si sabéis ésto ¿Por qué hay ocasiones en que me llamáis con desesperación creyendo que no os escucho? A vuestra incomprensión se debe que tenga que repetiros mis lecciones.

Quiero que desde ahora logréis la espiritualidad necesaria para sentir mi presencia, y cuando ya no me escuchéis por este conducto y encontréis estos recintos donde ahora os reunís, aparentemente vacíos y desolados, os baste la oración en silencio, la elevación de vuestro espíritu, para que sintáis mi presencia y seáis llenos de mi Espíritu.

Bienaventurados los que aprenden a elevarse a Mí, porque de lo infinito recibirán la inspiración que les guiará por el camino trazado por mis enseñanzas. Con cuanto regocijo se abrirán los labios de los inspirados para dar a sus hermanos testimonio de mi presencia.

Cuando haya dejado de vibrar mi palabra por el entendimiento humano, la voz de los elementos desencadenados hablará a los hombres testificando el acontecimiento que esta manifestación divina significó.

También cuando mi rayo estaba próximo a descender al entendimiento humano, la Naturaleza se conmovió y los elementos desatados estremecieron a los hombres, despertaron a los pueblos y asombraron a los científicos.

No vayáis a olvidar mis advertencias, para que en los días de vuestra preparación no os intimidéis ante las pruebas a que será sometida la humanidad. Vuestra misión es orar, meditar y practicar la caridad únicos méritos por los que este pueblo se salvará de las tempestades y por sus obras de amor recibirán consuelo los demás pueblos.

Mi palabra siendo arrulladora para vuestro espíritu, no os aletarga, por el contrario os despierta a una vida superior. Acercaos a Mi por la senda del pensamiento, no dejéis que la carne os lleve a alimentaros de satisfacciones o deleites materiales y habréis dado un paso firme hacia la espiritualidad.

He hablado mucho en el desierto de vuestro corazón, sin que mi voz encuentre eco en el espíritu de mi pueblo. Ahora que os hablo a través de estos portavoces, prestad atención a la palabra que sus labios vierten, si me creéis y queréis alcanzar la paz.

Nadie se extrañe de que Yo le busque cuando se extravía ni que siga sus pasos por los senderos del mundo, porque me pertenecéis, sois obra de mi inspiración de Padre. ¿No habéis imaginado lo hermoso que será cuando los hijos busquen y amen a su Padre en la misma forma en que El los ama? ¡Qué diferente será entonces vuestra vida y qué próximo me sentiréis a vuestro corazón.

Mi palabra siempre ha sido dulce, inmutable en el perdón y en la caridad que os he manifestado. Sé que habréis de levantaros con un firme propósito de regeneración, y que me devolveréis cuanto os confié, con la pureza con que lo recibisteis. Por eso os hago oír mi Verbo y os doy incontables muestras de mi amor por vosotros.

Al tiempo de justicia en que vivís, viene aparejado el dolor que marca el principio de vuestra depuración.

Recordad que os he profetizado una guerra de religiones y que os he anunciado una lucha de doctrinas, en verdad os digo que la batalla ha comenzado ya, ¿Quiénes verán su fin? Nadie lo sabe, mas Yo os digo que no triunfará el hombre, en esa lucha triunfará la Verdad. Quiero que os preparéis como buenos soldados a fin de que sepáis defender esta Causa.

Hoy venís a buscar alimento para vuestro espíritu y tratáis de que la materia se someta y renuncie a vanas satisfacciones. Venís como buenos y atentos discípulos, para lo cual aquietáis vuestros sentidos y dejáis que el espíritu se eleve a Mí en una oración tierna y respetuosa. Yo os recibo, os consuelo y vivifico.

Aquí están muchos de los que en otros tiempos fueron doctores de ley o científicos; ahora traen su mente despierta para el saber espiritual, convencidos de que en el limitado saber humano no encontrarán la Suprema verdad.

Aquí están los que en otros tiempos fueron poderosos y ricos de la Tierra, que ahora han venido a sabor de la pobreza y la humildad, Yo los bendigo por su conformidad y por su anhelo de perfeccionamiento. Ahí tenéis una prueba de mi amorosa justicia al hacerlos venir nuevamente a la Tierra para mostrarles una página más del libro de la sabiduría eterna.

La Humanidad vive en un caos del que no puede librarse por sí misma; necesita de ayuda y Yo estoy siempre presto a dársela; sólo espero de ella una palabra, una breve oración o un momento de arrepentimiento para iluminar su sendero y convertir este mundo de tinieblas en un valle de paz, en el que el hombre se sienta poseedor de la vida que Yo le he concedido.

Vuestra misión no se reduce tan sólo a salvar a vuestro espíritu; es necesario que ayudéis a encauzar a los que se han perdido. A cada paso os recuerdo esta misión. ¿Hasta cuándo vais a espiritualizaros? ¿Hasta cuándo vais a hacer mi voluntad? Si aprovecháis ente tiempo y lleváis en vuestro corazón mi palabra sin mezclar a vuestras prácticas ideas extrañas, si os eleváis a Mí con limpidez, recibiréis con claridad la inspiración espiritual que os alimentará y haréis que cuantos os rodeen alcancen gracia y paz en su corazón.

El año de 1950 está muy cercano y de cierto os digo que la vida de mis discípulos cambiará. Después de esa fecha veréis desatarse los elementos de la Naturaleza y a los hombres levantarse en guerras de ideas, ciencias y doctrinas. Cuando eso sea, la confusión y el dolor serán tan grandes que desearéis que mi palabra vuelva a hacerse oír a través del entendimiento humano, mas ya os he dicho que esta manifestación no se repetirá. A vosotros corresponde preparamos para las pruebas venideras y dar valor a vuestros hermanos.

Estad alerta, porque en ese tiempo aparecerán falsos cristos, falsos Elías y profetas, y los incautos estarán en peligro porque no sabrán distinguir la verdad de la impostura; será entonces cuando hablaréis sin reservas y ratificaréis mis palabras, y os haréis reconocer como hijos del pueblo dóctrinado por Mí en este Tercer Tiempo,

Vendrán a esta nación hombres y mujeres de todos los lugares de la Tierra en busca de testimonios sobre mi nuevo advenimiento, y mi Obra representada por mis discípulos les recibirá como madre amorosa.

Aprended de Mí cuanto podáis, para que mañana os convirtáis en maestros de vuestros hermanos; vuestra caridad y abnegación serán el mejor recuerdo que hagáis de Mí y el mejor testimonio que deis de mí palabra. Fortaleced vuestro espíritu en mis enseñanzas y comprobaréis que cuando existe fe, no puede haber cansancio, temor ni cobardía. la práctica y el trabajo serán vuestro sostén.

En el Segundo Tiempo escogí a doce discípulos, y ellos sin preguntar quien les invitaba a seguirle, sintieron el llamado en su espíritu y todo lo dejaron para ir en pos de mi huella. Así os he escogido a vosotros, para prepararos y por vuestro conducto hacer el llamado a otros más.

Velad a fin de que vuestras obras os dignifiquen y os sintáis capacitados para guiar a vuestros hermanos. No olvidéis que un ciego no puede guiar a otro ciego. Si la humanidad necesita luz, dádsela y llevadla de la mano como a un hermano menor. Sanaos también, para que más tarde sanéis a vuestros semejantes. Sed fuertes en vuestra lucha e impartid fortaleza a los débiles.

Os doy el tiempo necesario para que podáis desempeñar la obra que os encomiendo. Hombres y mujeres, trabajad por la elevación de la humanidad. Cada pensamiento, cada obra vuestra quedará escrita y Yo haré que toda simiente de amor sea fecunda. Dejaréis que sea Yo quien juzgue vuestras obras y no publicaréis la caridad que hagáis si queréis recibir un galardón. No busquéis honores, ni vasallaje ni pago alguno; sed humildes, caritativos y desinteresados y Yo os ensalzaré.

Cuando es mi voluntad haceros poseedores de bienes terrestres, os los concedo para que los compartáis con vuestros hermanos necesitados, con los que no tienen un patrimonio o un apoyo; con los débiles y los enfermos. Muchos de los que nada poseen en la Tierra, pueden en cambio participaros de sus bienes espirituales.

Si vosotros que habéis recibido mi palabra, no habláis de esta verdad, los torpes y rudos hablarán. Tened presente, que esta Doctrina os ha sido confiada, para que salvéis espiritualmente a muchos seres que han sucumbido bajo el peso del desaliento y la amargura que han dejado en ellos la guerra o la batalla que cada hombre libra anteriormente.

Orad en verdad, pueblo amado, no os concretéis a ensalzar con bellas frases a mi Divinidad; amad a vuestros hermanos y velad por la paz de las naciones.

Este pueblo a quien he doctrinado desde el principio de los tiempos, no podrá deshacerse de su misión espiritual debe ser guía, Profeta y mensajero entre los hombres. A él le he inspirado el Culto Perfecto hacia Mí, y hoy tendrá oportunidad de terminar de edificar el templo que desde el principio le fue encomendado.

Le he apartado de toda influencia perjudicial para que pueda recibir mi inspiración divina en toda su pureza. Solo la enseñanza del Maestro y la dulce voz de María, habrán de oírse en el santuario que mi pueblo está construyendo en lo más profundo de su espíritu.

A través de los tiempos he concedido revelaciones espirituales a mis hijos. En cada era me he manifestado en diferentes formas y también en cada una de esas eras he encontrado a la humanidad en diferente grado espiritual; hoy la he sorprendido entregada a una existencia material, egoísta y científica, y su espíritu se ha materializado desconociendo el valor de los dones espirituales.

El hombre de este tiempo está librando en su interior la batalla espiritual más grande que ha tenido la humanidad, porque su adelanto científico y su desarrollo mental están en pugna con la evolución que su espíritu ha alcanzado. Se niega a oír la voz de su conciencia y trata de ahogar sus impulsos de liberación, sin darse cuenta de que vive un tiempo de restitución y de justicia.

Abrid vuestros ojos, pueblo amado, y comprender que vos, a quien Yo he destinado para ser la luz de mundo, no debéis dejaros llevar de las pasiones que a otros subyugan ni confundiros entre las turbas que caminan a ciegas por la vida.

Me decís que es difícil lograr la espiritualidad en un tiempo como éste, dentro de una vida como la presente; mas Yo os digo que no es imposible y sí muy meritorio el esfuerzo que hagáis por libertaros del mal, para dedicaros a una vida juiciosa y elevada.

En esta batalla triunfarán los que aparten de su corazón el temor al juicio y a la crítica de los demás; y se elevarán los que se olviden de sí mismos para servir a sus semejantes.

Yo, el Maestro, el Padre, he descendido a través de esta luz hasta vuestro espíritu y por esa causa habéis llamado Espiritualismo a esta revelación. Pues bien, cuando os pregunten que quiere decir Espiritualismo, decid que es la Doctrina revelada por el Divino Maestro en el Tercer Tiempo: La Doctrina de la espiritualidad.

Mas si os preguntan qué es espiritualidad, decid que es elevación de pensamiento, limpieza en las obras y en las palabras, vida elevada y generosa.

Vosotros, como discípulos de esta enseñanza, preguntaos con frecuencia si estáis haciendo un esfuerzo por llegar a llamaros dignamente Espiritualistas. Para ayudaros en esta obra, os he dado mi luz, porque seréis los encargados de construir el templo espiritual a mi Divinidad. Con vuestra unión, formaréis el templo: Unos por su firmeza, serán cimientos; los que alcancen mayor elevación, serán los muros, otros con su caridad serán escalinatas; y otros más, con su don de palabra, se asemejarán a las campanas que con sus voces llaman a las multitudes. Habrá quienes, por su inspiración, simbolizarán altas torres y cúpulas del recinto; y los que por su amor a la humanidad sean como puertas siempre abiertas al necesitado, al sediento, al enfermo, al incomprendido.

Ese templo será concluido cuando la armonía entre mis discípulos sea verdadera Su base estará en la Tierra y sus cúpulas tocarán el Cielo. Cuando esté cimentado lo hallaréis en todo el Universo. Tened confianza en esa obra y trabajad sin deteneros.

Ninguno se aparte de la misión que tiene encomendada, para que no vaya a carecer de solidez su santuario; todos debéis procurar alcanzar el mismo conocimiento para que ese templo sea edificado con vuestra espiritualidad.

Velad y orad. Amaos en verdad porque la soberbia no se apodere de vuestro corazón, porque esta es simiente que destruye la humildad y la caridad. Cuidaos de que no os acontezca lo que a los constructores de Babel, a quienes los perdió su soberbia. Recordad que la mala simiente fue la causa de la división entre aquellos hombres. La torre quedó sin concluir, y fue tan grande la confusión de las gentes, que se dividieron en pueblos que hasta ahora viven todavía distanciados.

Una sola luz ha descendido sobre vosotros: la de mi Espíritu, que es como un faro luminoso y un principio para vuestra unificación y armonía.

Tomad como luz para vuestra práctica, la experiencia de los primeros pueblos, meditad sobre sus pruebas y tomad sus ejemplo. Construid y trabajad, hoy en materia Y mañana en espíritu y así seguid por siempre hasta que todos hayáis penetrado por las puerta del amor en el templo de la Verdad.

Que nadie quiera apartarse ni un paso del camino trazado por mi Ley, porque un instante perdido, un tropiezo, un error, lo lamentaréis amargamente.

El Maestro está en espera de que sus discípulos del Tercer Tiempo sigan sus huellas al igual que aquellos que dieron testimonio de Mí, en el tiempo pasado. A vosotros que me escucháis os digo no esperéis estar en espíritu para dar comienzo a vuestra misión. Si he venido a hablaros ahora que habitáis la Tierra, es señal de que tenéis un destino que cumplir en esta morada. En este cumplimiento vuestra mayor lucha la tendréis con vosotros mismos; mas si usáis vuestros dones, habréis vencido vuestras flaquezas y todo lo demás os será fácil

Cuando este pueblo se haya unido y preparado, Elías anunciará a la humanidad el resurgimiento del pueblo del Señor. Ahora pensad cuán grande deberá ser vuestra lucha para lograr que vuestra vida sea una enseñanza y una doctrina para la humanidad. Por eso os digo que examinéis vuestras obras a fin de que tengáis conocimiento de lo que hacéis; mas si hubiera actos o pensamientos que no alcancéis a distinguir si están dentro o fuera de la Ley, elevad vuestro espíritu a Mí, en una verdadera confesión espiritual y mi voz, reflejada en la luz de vuestro pensamiento y en la paz de vuestro corazón, os señalará la verdad.

No es parezca imposible esta clase de comunicación, que es la misma que os he inspirado desde el principio de la existencia de la humanidad. Hoy que es el tiempo en que impera como nunca el materialismo, vengo a inspiraros la oración perfecta, precisamente cuando el mundo dividido en sectas y religiones, trata en vano de sustentar a su espíritu con ritos y tradiciones, olvidándose de la verdadera oración; aquella que brota de lo más profundo de vuestro ser, para elevarse a Mí por el camino del amor.

Todo en este tiempo le habla de justicia al hombre y sin embargo, su duro corazón no se conmueve. Los elementos, las plagas, las enfermedades extrañas, los diarios acontecimientos en diferentes lugares de la Tierra, son señales que hablan de la Justicia Divina. Mas nadie ora y muy pocos estudian las palabras que dejaron mis profetas.

Desde los primeros tiempos estaba anunciado todo lo que hoy veis realizado y aún en este tiempo profeticé por conducto de los primeros portavoces, acontecimientos que tuvieron muy pronto su cumplimiento.

¿Quiénes de los que ahora oyen mi palabra, me volverán la espalda? Eso sólo Yo lo sé.

los que en aquel tiempo fueron en busca de Jesús con la esperanza de recibir riquezas del mundo y bienes temporales, se sintieron defraudados al ver que el Rey que sus padres les habían anunciado que vendría a salvar a su pueblo, estaba sin corona, sin cetro y sin trono; con sus manos vacías y desnudos sus pies. No pudieron reconocer en Jesús al Mesías prometido. Considerad ahora todos los caminos que habrán tenido que recorrer esos espíritus para recobrar la paz y los beneficios que desaprovecharon. Hoy están entre vosotros.

Sabed que vuestro espíritu no nació al mismo tiempo que vuestro cuerpo, sino que ha habitado en diferentes épocas y hoy, al sentir mi presencia, viene a Mi con avidez y me pide que le permita oír mi palabra hasta el final de mi comunicación; tiene la impresión de que en otro tiempo no me quiso escuchar y hasta me negó, y ahora quiere reparar su falta.

Habéis comprobado que ninguna falta queda oculta delante de Mí, que todo error tiene que ser enmendado y toda deuda tiene que ser saldada pero también comprendéis que esa justicia procede del amor divino que os quiere perfectos porque sois sus hijos.

Yo no destruyo a ninguno de mis hijos por mucho que me ofendan, los conservo y les doy oportunidad de corregir su falta y retornar al camino que hablan dejado. Mas a pesar de que los he absuelto, encuentran el fruto de sus obras y éstas son las que les juzgan y les señalan el camino recto.

las grandes naciones de este tiempo quieren la guerra, piden sangre y claman venganza las que se sienten ofendidas, sin saber que todas corren precipitadamente hacia el mismo abismo; no quieren comprender que el poder que con tanto afán persiguen, pronto va a tornarse en un cáliz cuyo contenido será el dolor, la desesperación y la muerte; y cuando estén en ese abismo los sedientos de grandeza, los hambrientos de venganza, cuando se encuentren en lo más grande de su tribulación, alcanzarán a oír mi voz que les dice ¡Mi paz sea con vosotros! En ese momento se hará la luz en todos los espíritus y su conciencia hablará con voz clara y será por todos oída. Comenzará en el interior del hombre, la batalla del espíritu contra el materialismo, y en mi Doctrina encontrará la luz necesaria para vencer.

Os habéis desengañado porque no traigo caudales ni riquezas materiales para halagaros y hacer que por ello me sigáis; mas bien hay entre vosotros quienes tienen que dejar su elevada esfera para descender a la humildad de estas multitudes que me escuchan. Y es que esos me han reconocido y se disponen a renunciar a su vida vanidosa para dedicarse a meditar en mi enseñanza para practicarla más tarde.

Si los Primeros habitantes de este mundo, que vivieron en la virtud, aparecieran entre vosotros, os darían testimonio de la paz, inocencia y beatitud que envolvía a la humanidad de aquellos tiempos, También que el dolor no existía y que la Tierra tenía seno y rostro de madre; que entre las criaturas que la habitaban sólo había simiente de amistad y de fraternidad. En verdad que este planeta estaba engalanado a semejanza de la morada celestial.

Si a mi juicio, envié a los espíritus a habitar en este destino temporal, quise todavía rodear su existencia de maravillas como prueba de mi amor para que el hijo no se olvidase de su Padre y en cada obra suya lo viese y también lo amase. Mas de aquel mundo, de aquella lozanía, de aquella pureza con que yo le entregué la Tierra al hombre, nada ha quedado; aquel santuario fue Profanado, originándose con ésto, el dolor en innumerables formas. Ved lo que habéis hecho de ese reino que el Señor os entregó para que en él fueseis como príncipes herederos de su sabiduría y de su amor, poseedores de un mundo que con toda vuestra ciencia aun no conocéis.

A nadie hagáis responsable de haber perdido la gracia y la paz que rodeaba esta vida en el principio. No culpéis a vuestros primeros Padres Porque en cada edad y en cada generación habéis sido probados y casi siempre habéis caído. A pesar de ello mi amor y mi piedad han estado siempre presentes en vuestra vida.

Alguien dice en su corazón: Señor, si nuestros antepasados fueron los que faltaron, ¿Por qué hemos de ser nosotros los que suframos esas consecuencias? Y Yo os digo: ¿Qué sabéis vosotros de las faltas de los primeros? ¿Quién os dice que no seais vosotros de los que formaron las primeras generaciones? Por ahora, despertad, velad y orad, comprended que no será vuestro amor sino el dolor, lo que purifique a la humanidad y le devuelva su dignidad. Ya sobre la tierra preparada Yo derramaré la semilla de mi Doctrina, ésta que estoy revelándole a un pueblo humilde que ha sabido reconocerme por la esencia de mi palabra, y que será el indicado para dar la buena nueva a la humanidad en el momento oportuno.

Quiero que el recuerdo de mi palabra sea imborrable en vosotros, que viva, perdure y esté siempre presente en vuestra memoria y deis testimonio de ella a vuestros hermanos con vuestras obras de amor.

Habéis sido preparados por Mi en el tiempo de la justicia, para que tengáis una prueba de mi amor y no vayáis a quejaros después diciendo que nada sabíais de lo que se acercaba. Mi justicia será sentida por todo espíritu, ni uno de ellos escapará a esa Ley. Y mi amor eterno vencerá todo error y obstinación en el mal. Las tinieblas serán disipadas y sólo la luz estará en toda criatura.

Estudiad cuidadosamente esta lección y acabaréis comprendiendo que nadie está irremisiblemente perdido, que nadie quedará lejos de Mí y que todas vuestras tribulaciones llegan hasta mi Espíritu y vuestras obras son puestas a juicio. Mas os digo que después de que me miréis de cerca como Juez, me conoceréis como Padre y en verdad me amaréis.

En el Segundo Tiempo os tracé el camino con mi sangre, ahora tenéis la esencia divina de mi palabra y por ella os salvaréis y llegaréis a Mí.

En aquel tiempo, los duros de corazón no creyeron en Mí, a pesar de palpar mis obras, ¿Qué será de los duros de corazón de este tiempo, ahora que mis manifestaciones son más sutiles?

limpiad el vaso de vuestro corazón por dentro y por fuera, para que brote de vuestros labios sólo esencia de vida y verdad, y derramad su contenido en vuestros hermanos sin limitaciones. No seáis avaros e imitadme a Mí, que siendo el dueño de todo, todo os lo doy. Sed intermediarios míos para con vuestros hermanos y trabajad, incansablemente en la obra de restauración universal.

¿Os extraña que vuestro Señor se interese tanto por vosotros que aún sois imperfectos? Es que me pertenecéis; os amo y por eso he llegado en busca vuestra.

Me preguntáis por qué os duele vuestra carne y hay penas en vuestro corazón, cuando os he dicho que os amo, a lo cual Yo os contestó que si en el Segundo Tiempo, siendo Yo inocente padecí por vosotros para haceros dignos de estar conmigo, ahora no sabéis si vosotros estáis padeciendo para ayudar con vuestros méritos a otros espíritus que no han podido libertarse del pecado. Imitadme en vuestras pruebas sin pensar en el premio o galardón que podáis alcanzar, mirad que aún no tenéis suficientes méritos para hacer que otros alcancen perdón por vosotros; por eso os doy nuevas oportunidades de que os elevéis para que lleguéis a poseer lo que os ha sido prometido desde el principio de los tiempos: La paz del espíritu.

¿Por qué teméis al mundo y os ocultáis para trabajar, si mi Obra es pura y sólo inspira amor y enseña caridad? Debíais sentiros dichosos porque os he escogido para daros esta misión espiritual. No esperéis el tiempo de mayores calamidades para comprobar mis profecías, ni vayáis a entregaron al cumplimiento de vuestra misión tan sólo por temor de ser castigados, porque si así lo hiciéreis, no habréis sido apóstoles por amor y por fe.

En verdad os digo que aquellos que me amaron y supieron obedecer mis mandatos, se encuentran en Mí; ello significa que se hicieron dignos de habitar la Mansión de Paz.

Interiormente me decís que el sabor de mi palabra os es conocido, que en esencia es la misma Ley que os he dado a través de los tiempos y en verdad os digo que esta palabra que oís a través de mis portavoces, procede de la misma Fuente de donde brotó aquella que os hice escuchar por labios de Jesús.

Oís con atención la lección comenzada en tiempos anteriores.

El Verbo es el libro que se abrió en el principio de vuestra evolución espiritual y que no se cerrará jamás.

Seguidme en la lucha, comprended mi Obra y sed perseverantes hasta el fin, confiando en que mi caridad os acompaña a todas partes. Os quiero ver unidos y preparados porque voy a tornar a todo aquél que se haya fortalecido para convertirlo en emisario de mi enseñanza.

Toda palabra vertida por los labios de estos portavoces se cumplirá y toda profecía de mis escogidos que hayan velado y orado, quedará escrita y tendrá cumplimiento a su tiempo, como prueba de los dones que he concedido a este pueblo y como testimonio de la verdad de mi comunicación con el hombre.

Abrid el libro del pasado, ahí está vuestra historia; leed en él iluminados por la luz de la conciencia y sentiréis profundamente la verdad del Nuevo Tiempo.


¡Toma de mi amor y mi bendición en Mi nombre que Soy el Padre, el Hijo el Espíritu Santo, la paz de mi Divinidad nunca se aparte de Vosotros!

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