sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 79

Unos han llegado a escuchar mi palabra en este tiempo a hora temprana, otros han llegado tarde; mas de cierto os digo que no es lo largo o lo corto del tiempo que me hayáis escuchado lo que os dará la elevación y el adelanto, sino el anhelo y el amor con que abracéis mi Doctrina y la caridad que exista en vuestras obras.

Venid a Mí los que os encontráis cansados, tristes y hambrientos de amor, aquellos a quienes la humanidad haya tratado mal. Venid a Mí enfermos, Yo os haré sentir el dulce amor de mi caridad. Vengo a apartar vuestra amargura para convertiros en los hijos de la paz, de la luz y de la fe. ¿Me preguntáis porqué he venido a vosotros? Porque veo que habéis olvidado el camino por donde debéis retornar al seno de donde brotásteis y Yo os lo vengo a mostrar nuevamente.

El camino es mi Ley y por medio de su cumplimiendo alcanzará inmortalidad el espíritu. Os estoy mostrando la puerta tan estrecha como el camino que en aquel tiempo os señalé con mi enseñanza.

Estoy reedificando el templo al que me referí cuando dije a mis discípulos que maravillados contemplaban el templo de Salomón: "De cierto os digo que de él no quedará ni piedra sobre piedra, mas Yo en tres días lo reedificaré". Quise decir que todo culto exterior por suntuoso que a la humanidad parezca desaparecerá del corazón de los hombres para levantar en su lugar el verdadero templo espiritual de mi Divinidad. Este es el Tercer Tiempo, o sea el tercer día en el que Yo terminaré de reedificar mi templo.

Discípulos, mi palabra se desborda sobre vuestra mente para que cuando llegue la hora en que ya no la escuchéis, no quede en vuestro corazón hambre o sed de escucharme.

"Amaos los unos a los otros" desde aquí en la Tierra pensando que todos estáis unidos por lazos espirituales indisolubles y que irremisiblemente llegará el instante en que todos estaréis unidos en el valle espiritual. No labréis sólo remordimientos para aquella vida, ni esperéis tener que avergonzaros en presencia de aquellos a quienes ofendisteis.

Los que han desarrollado el don de videncia podrán testificar mi presencia; mas los que no han logrado desarrollarlo y les falta fe dicen: quisiera ver para poder creer.

Quisierais que os mostrase mi herida para contemplarla y hundir en ella vuestros dedos, mas Yo os digo: Tomás pidió esa prueba y le fue concedida, mas luego lloró su falta de fe y dio su vida por testificar mi doctrina. Si Yo os concediera esta gracia ¿Haríais lo mismo que aquel discípulo?

El día en que os doy mi lección es día de gracia porque la paz de mi Espíritu se derrama en todo el Universo. Como dueño absoluto de todo lo creado, hago sentir mi presencia en todos pidiendo a cada ser y a cada criatura que me muestren el cumplimiento de su misión. Finalmente busco mi templo en el corazón del hombre para habitar en él.

El pueblo que escucha mi palabra no sabe si al presentar sus obras ante Mi resulten de mi agrado. ¡Ah si en vez de temores sólo tuviéseis gozo cuando desciende mi rayo divino! Mas vuestra fe es pequeña y vuestro presentimiento nada os ha dicho aún acerca de la batalla que se aproxima por lo que es menester que Yo os diga que bajo la luz que difunde el Sexto Sello se unirán todas las creencias, religiones y sectas de la Tierra para rendir un solo culto al Dios único que todos buscan.

Sobre estas tierras áridas ha descendido el riego fecundante del dolor y pronto se hallarán preparadas para recibir la simiente espiritual. Me encuentro preparando un pueblo, el cuál crecerá de día en día. Lo formaré con hombres de todas las razas y su primera misión consistirá en abrir surcos en la tierra con sus obras de amor para sembrar más tarde la simiente de mi verdad.

¡Cuánto tendréis que meditar en mi doctrina y preparar vuestro corazón para presentar a vuestros hermanos un testimonio y un ejemplo verdadero con el amor y la caridad de vuestras obras!

Aprovechad estas enseñanzas porque éste es el instante en que mi luz, al llegar al entendimiento del portavoz, se hace palabra en sus labios y os habla del reino espiritual al que todos estáis invitados a morar.

Vengo a hablar al hombre cuyo ser brotó de la fuente creadora de Díos, el que por haber recibido el soplo divino en su espíritu está en aptitud de comprender a su Padre y tener comunicación espiritual con El.

Yo soy vuestro Padre, de mi Espíritu surgió la idea de haceros nacer a la vida y esta inspiración se hizo obra. En mi Espíritu estuvo la voluntad de formaros y el hombre fue hecho, quise que tuvieseis semejanza Conmigo como corresponde entre un padre y sus hijos y os di espíritu, y por ese espíritu seréis entre todas las criaturas los más próximos a Mí.

Al espíritu le he confiado una mision en el mundo material para que en él encontrase un campo extenso para su evolución, un mundo de lecciones y de pruebas pequeñas y grandes que fueran escala, crisol y valle de expiación.

Al espíritu le fue confiado el cuerpo humano para que en él encontrase el medio más eficaz y perfecto para desarrollarse. Cuerpo dotado de cerebro para que a través de él manifestara el espíritu su inteligencia; poseedor de fibras sensibles para que percibiera toda sensacion; tambien en el cuerpo fue puesto el corazón para que el amor y todos los buenos sentimientos que de él se deriven pudiesen tener un intérprete humano; mas esa criatura donada con tanta gracia por el Padre, para ofrecérsela como un báculo al espíritu destinado a encarnar en ella, quise que fuese débil para que en ella luchase el espíritu y nunca se confiara a las inclinaciones de la materia.

La carne en su debilidad es caprichosa y sensual; ama lo bajo y por lo tanto hay que gobernarla. ¿Quién podría cumplir mejor esa misión sino el espíritu dotado de fuerza, luz, inteligencia y voluntad? Para que el adelanto y la evolución del espíritu alcanzara a tener méritos ante Dios y ante sí mismo le fue concedido el libre albedrío o sea la libre voluntad para elegir el camino del bien o del mal, ascendiendo o descendiendo por sí mismo.

Así surgió la lucha en el interior del hombre, lucha del espíritu y la materia, ¿Quién vencería al final de la batalla? El espíritu no tenía armas porque comenzaba su jornada de evolución, en cambio el mundo y la materia tenían muchas armas con que vencerle, muchas tentaciones con que hacerle caer y muchas encrucijadas en donde perderlo,

El Padre, previsor y misericordioso, velando por el triunfo y la salvación del espíritu, encendió en él una luz que a lo largo del sendero fuese un faro que le guiase en las tinieblas, un juez interior en cada una de las obras realizadas, un consejero que indujese al hombre siempre al bien librandolo de caer en errores. Esa luz que a a través del espíritu llega hasta la parte material del hombre es la conciencia, es la chispa divina que jamás se apaga, el juez a quien jamás se puede sobornar, el faro que nunca cambia de sitio, el guía que nunca equivoca el camino.

Ahí tenéis las tres partes de que está formado el hombre o sean sus tres naturalezas, la divina, la espiritual y la material en una unión perfecta para que el espíritu triunfe sobre las pruebas, sobre las pasiones y las tempestades del mundo, y pueda llegar a poseer el Reino Espiritual.

Considerando que el pecado, los errores, las pasiones y el mal en todas sus formas, han prevalecido siempre entre la humanidad, ¿Creéis que pueda decirse que el espíritu haya perdido la batalla o que la conciencia haya sido desoída? Por el momento podéis suponerlo asi; porque no han sido pruebas pequeñas a las que ha sido sujeto el hombre y por eso muchos de ellos no las han resistido, y ha sido necesario que en su caída apurasen el cáliz del dolor para que despertaran y escucharan aquella voz por tanto tiempo desoída,

Este es el tiempo de la conciencia, del juicio y del balance como el Segundo Tiempo fue el del nacimiento hacia la espiritualidad y el Primero el de la Ley natural.

En tres formas distintas pero formando las tres una sola esencia me he manifestado ante la humanidad, por lo que ha habido quienes miraron tres dioses en donde sólo existe uno.

Yo soy Uno y sólo admito que me atribuyáis una Trinidad cuando comprendáis que en el Primer Tiempo me manifesté en justicia, que en el Segundo os revelé mi amor y que os reservé para el último tiempo la sabiduría.

La sabiduría es el libro que hoy se abre ante vosotros mostrándoos su contenido de infinita luz, de revelaciones no presentidas y de conocimientos jamás alcanzados. Sólo allí sabréis lo que existe más allá de vosotros y os explicaréis el por qué de muchas de mis enseñanzas de ahora y de tiempos pasados.

¿Qué sabéis sobre el Más Allá? ¿Qué sabe el hombre de lo que existe después de esta vida? ¿Qué sabéis acerca del por qué nacéis y del por qué morís?

Todo aquéllo que llamaís injusticias de Dios o ironías del destino y que deberíais llamar justicia, os lo explicaréis claramente cuando aprendas las lecciones que el Libro de la Sabiduría viene a revelaros en el Tercer Tiempo a través de vuestra conciencia.

¿No os profetizaron que todo ojo me vería en este tiempo? Con ello os quise decir que todos conoceríais la verdad, que soy Yo.

¿Cómo concebís que habiendo estado vosotros ante la luz del Espíritu Santo pudiérais permanecer para siempre en las tinieblas?

Contemplad a la humanidad ocupada en destruirse y odiarse, en arrebatarse el poder unos a otros sin detenerse ante el crimen, el hurto o la traición. Ahí tenéis a los hombres que por millones sucumben víctimas de sus semejantes y otros que perecen bajo el efecto del vicio, ¿Hay luz en ello? ¿Habla el espíritu que en ellos existe? Lo que hay es tiniebla y dolor, resultado del abuso del don del libre albedrío y de no escuchar la voz interior, de no mirar la luz de esa chispa de Dios que todos lleváis en vuestro ser y que es el destello divino al que llamáis conciencia.

Hasta el abismo ha descendido el hombre y hasta allí le ha acompañado la conciencia en espera del instante propicio de ser escuchada. Pronto esa voz se hará oír en el mundo con una fuerza tan grande que ahora no podéis imaginar, pero que hará a la humanidad salir de su abismo de orgullo, de materialismo y de pecado para lavarse en las aguas de su arrepentimiento y comenzar a elevarse por el camino de la espiritualidad. Yo ayudaré a todos mis hijos porque soy la resurrección y la vida que viene levantando de su tumba a los muertos. En esta vida que hoy vengo ofreciendo a la humanidad, los hombres harán mi voluntad renunciando al libre albedrío por amor, persuadidos de que quien hace la voluntad del Padre no es un siervo ni un esclavo, es un hijo verdadero de Dios. Entonces conoceréis la verdadera dicha y la paz perfectas que son fruto del amor y de la sabiduría.

Pueblo, me pedís perdón por todos los errores que habéis cometido porque mi palabra ha llegado a conmover a vuestro espíritu y Yo os pregunto: ¿Porqué no sentís este mismo arrepentimiento cuando la voz de vuestra conciencia os está reprobando alguna de vuestras obras? ¿Es que esa voz interior y la que se manifiesta a través de estos portavoces son diferentes una de otra? Reflexionad y comprended que no siempre me vais a estar escuchando en esta forma para poder arrepentiros; es necesario que os vayáis espiritualizando y que cada día escuchéis con mayor claridad la voz de vuestra conciencia que existe en vosotros como un libro de sabiduría y de amor.

Comprended que aunque aparentemente la Creación ha sido terminada, sin embargo todo evoluciona, todo se transforma y se perfecciona. ¿Podría vuestro espíritu escapar a esa Ley divína? No mis hijos. Nadie podrá decir la última palabra sobre lo espiritual, sobre la ciencia ni sobre la vida, porque son obras mías que no tienen fin.

Os enseño a ocupar dignamente el lugar que a cada uno he destinado y a caminar con mansedumbre y a la vez con firmeza por el sendero que mi caridad os ha trazado. Mi palabra celestial lo mismo ilumina al que ocupa lugar de señor que al que cumple la misión de siervo; es a semejanza de la luz del sol que a todos ilumina.

Los hombres aún no han cumplido en la Tierra con sus obras más grandes, aquellas que lleven a mi corazón de Padre una divina satisfacción. Todavía muchas de sus obras maravillosas, dentro de lo humano, resultan pequeñas si sus autores las juzgan con mis leyes de amor. Ahí tenéis la razón de por qué muchos hombres de ciencia no quieren asomarse a lo espiritual, porque saben que ahí está la presencia del que todo lo sabe, del que todo lo ve y todo lo juzga. Prefieren negar mi existencia creyendo con ello acallar la voz de su conciencia.

No creáis que Yo juzgue mal a mis hijos por el hecho de querer conocer los misterios de la Naturaleza, no; mi sabiduría es la herencia divina que tengo para mis hijos; mas sí juzgo la finalidad o la intención de los hombres de ciencia cuando ellas no están encaminadas a los fines para los cuales les es revelada.

Si Yo os digo que mi sabiduría será vuestra, ¿Creéis que una sóla existencia pueda ser suficiente para saber todo lo que tengo que revelaros? Si os digo que la ciencia humana no la podréis adquirir sin recorrer el extenso camino de la evolución, menos podréis adquirir el conocimiento de lo espiritual sin una completa evolución de vuestro espíritu.

No vengo a poner en pugna la espiritualidad con la ciencia porque ese error ha sido de los hombres mas nunca mío; por el contrario, vengo a enseñaros a armonizar lo espiritual con lo material, lo humano con lo divino, lo pasajero con lo eterno; sin embargo os declaro que para andar por las sendas de la vida es menester conocer antes el camino que os traza la conciencia, cuya ley espiritual procede del Espíritu Divino.

El hombre cree estar haciendo su voluntad, cree estar libre de toda influencia superior a él y hasta llega a creerse absoluto y forjador de su propio destino sin presentir que llegará la hora en que todos comprendan que fue mi voluntad la que se hizo en ellos.

Muchas obras de justicia divina se verán en la Tierra; entre ellas veréis a los hombres de ciencia descender hasta los humildes, aquellos que en su corazón lleven la semilla de la espiritualidad o que hayan desarrollado el don de la comunicación de espíritu a Espíritu para escuchar a través de ellos las revelaciones que su mente no descubrió.

A vos pueblo que me escucháis os digo una vez más que toméis en cuenta mis lecciones porque se acerca el instante en que esta manifestación termine y entonces el que se alimentó, aprendió y retuvo, ése será fuerte; mas el que no comprendió o la interpretó a su voluntad será débil.

¿Veis cuántas multitudes me rodean en este tiempo de comunicación a través del entendimiento humano? De cierto os digo que después de 1950, pocos serán los que me sigan.

Hoy no sabéis lo que os digo, mas entonces lo comprenderéis.

Presentid con vuestro espíritu la escala que ante vosotros se eleva hasta el infinito; es como una senda luminosa que os invita a llegar al seno del Padre que es seno de paz y de gozo inefable.

Os encontré perdidos como náufragos sin brújula, como peregrinos extraviados en el desierto; mas os envié una luz que os ayudó a encontrar un sendero lleno de esperanza, de fe y de consuelo que animó a vuestro espíritu inundándolo de vigor y energías para seguir en pos de la meta prometida.

En el final de la Escala, allá en la cumbre, existe una morada a la cual estáis predestinados todos a llegar, pero a la que es menester conquistar con méritos, con fe, con gran amor y desmedida caridad, derribando obstáculos, venciendo adversidades, dominando enemigos, hasta que al fin lleguéis a la nueva Tierra Prometida que no es de este mundo.

Esa escala es un camino recto en el que no hay encrucijadas ni laberintos con lo que os doy a entender que en el cumplimiento de Mi Ley no hallaréis complicaciones.

Vais a marchar finalmemente por ese camino, vais a luchar por vuestra elevación, Yo os haré fuertes, comprended que si no es con mi poder y mi luz, ¿Con cuáles armas vais a luchar y a defenderos? Si Yo no os prestase mi espada de luz ¿Con qué venceríais vuestras tentaciones: Si no os cubriese con mi manto ¿Cómo podríais libraros de vuestros enemigos? Mas en verdad os digo que también mi protección y la luz de mi espada tendréis que ganarlas con vuestros méritos.
03-079.50 Vuestras huellas quedarán impresas en la senda espiritual que se abre ante vosotros; ellas serán ejemplo de buenas obras, de renunciaciones, de actos nobles, de amor elevado y de caridad sin límite.
03-079.51 Cada quien tiene trazado su destino con su misión espiritual y su misión humana; ambas deben armonizar y tender hacia un mismo fin y en verdad os digo que no sólo tomaré en cuenta vuestras obras espirituales sino también las materiales porque a través de ellas también puede hacer méritos el espíritu si en ellas hay amor y caridad hacia vuestros hermanos.
03-079.52 No estaréis solos en la caminata; adelante de vosotros, unos más próximos y otros más distantes, existen muchos seres que también avanzan paso a paso y que velan y oran por los que tras de ellos caminan. Su ideal no es llegar solos, o ellos primero, sino preparar el sendero a sus hermanos para que un día el gozo de los primeros sea el gozo de todos.
03-079.53 ¡Cuán hermoso contemplo ese camino! Cómo se recrea Mí Espíritu viendo el adelanto de mis hijos y su esfuerzo por elevarse para alcanzar nuevos grados de perfeccionamiento.
03-079.54 Allí hay seres de todos los mundos y moradas, unos en espíritu y otros encarnados, todos desempeñando diversas misiones. Es en el infinito en el que estáis construyendo vuestra morada para deleitaros mañana con la paz del espíritu.
03-079.55 Mientras llegáis a la meta, aquietad vuestra mente que a veces se asemeja a una tempestad y escuchad mi palabra, prestadle atención y analizadla porque ella es la luz del faro de vuestra salvación. Muchos han llegado a Mí como náufragos; mas les he dado mi paz que ha sido como barquilla salvadora y les he enviado nuevamente a la mar en busca de sus hermanos que se encuentran perdidos.
03-079.56 El que tenía la certeza de perecer y sintió de pronto que una mano providente le rescató del abismo, es natural que después comprenda a sus semejantes cuando les vea en esa misma situación y les tienda la mano.
03-079.57 Quien no conoce mi amor no podrá hacerlo sentir a sus hermanos; mas el que sabe sentirlo a lo largo de su vida, ése da testimonio de Mí y encuentra gozo haciendo con sus hermanos lo que el Padre ha hecho con él.
03-079.58 Oh pueblo amado, quisiera el Maestro que comprendieseis su lección y practicaseis su enseñanza, Os he dicho que mi Doctrina es un camino estrecho porque si os desviáis de él hacia un lado, os alejaréis de mis leyes de amor, y hacia el otro estaréis en peligro de caer en fanatismo, que quiere decir ceguedad y estancamiento. Las tentaciones están a los lados del sendero, la luz divina brilla siempre adelante, en el horizonte, invitando a vuestro espíritu a la elevación y a la perfección por el recto y estrecho camino del bien.
03-079.59 Alguien me pregunta en su corazón: ¿Es forzoso amar para salvarse? Y el Maestro responde: No, no es forzoso amar para salvarse porque el amor no se da por la fuerza, debe brotar natural y espontáneamente, El que ha formulado esa pregunta es porque aún no ha nacido en él ese sentimiento; mas llegará a germinar y a florecer y entonces comprenderá que el amor en el espíritu es algo que ha nacido con él como los frutos de la tierra, que lo más natural es que en su corazón lleven la semilla que es germen de vida, Así en el espíritu, es el amor el germen de eternidad.
03-079.60 Habéis comprendido, discípulos, mas luego os asalta la duda de que esta humanidad pueda salvarse por el amor, si precisamente es de lo que carece. A lo cual os digo que el amor es como una simiente divina que no puede morir jamás, que permanece oculta en lo más recóndito de corazón del hombre, y que si hasta ahora no ha germinado es porque no ha sido regada con el agua de la verdad, porque el riego que ha recibido ha sido de aparente amor. Egoísmo, falsedad, hipocresía, vanas palabras de luz, es lo que día a día recibe el corazón de la humanidad, y ¿Es posible que el corazón se alimente de algo que no contenga esencia de eternidad?
03-079.61 Yo, el Divino Sembrador, el que labra las tierras con amor para darles vida, llegué para regarlas con mi propia sangre y ahora, en este Tercer Tiempo, os daré una prueba más del poder y de la vida que posee la semilla del amor.
03-079.62 Si os he llamado labriegos de mis tierras no es porque ya lo seáis verdaderamente sino que Yo quiero que trabajéis junto Conmigo en esta divina tarea de salvar por amor a vuestros hermanos.
03-079.63 Habéis peregrirnado mucho y Yo os digo en este tiempo: ¡Detenéos y descansad! A través de vicisitudes habéis perseverado tras de mi huella. Dejad toda esa amargura que habéis recogido en la larga jornada. Si al empezar a recibir en vuestro corazón esta simiente, miráis que cada vez os entrego más y no os pido cuenta de ello, sabed que tenéis el deber de cultivar esa simiente en vuestra vida porque llegará el día en que me presente como administrador de mis tierras y os pida cuenta de vuestra labor. Trabajad con amor y ahinco, pero también con sencillez y naturalidad; no quiero que os llamen fanáticos, no quiero que mi Obra se haga una obsesión en vuestra mente. Entregad mi verdad a través de una verdadera caridad y no pidáis nada en cambio que Yo os haré justicia.
03-079.64 Recreaos sabiendo que lleváis una bella misión que vuestro Padre os ha encomendado y pensad siempre que si vuestra cruz es pesada, tenéis por Cirineo al Todopoderoso; escalad la pendiente que no es precisamente el Gólgota el que os espera, sino mi amor de Padre.
03-079.65 Velad para que esta revelación no sea alterada por nadie. Depurad vuestras prácticas cuanto podáis y aumentad vuestra comprensión y espiritualidad. Mi Obra es perfecta en todas sus partes, mas cuando encontréis algo que juzguéis imperfecto, estad ciertos de que esa imperfección no es divina sino humana. Orad por todas las naciones del mundo, ved como día a día se purifican por el dolor y vuelven a mancharse con el pecado. Orad para que la luz sea en ellos y conociendo en que instante se encuentran limpios, sepan retener esa pureza porque serán dignos de tenerme y sensibles para sentir mi presencia.
03-079.66 Yo bendigo a todos los pueblos, a los que me aman y a los que me desconocen, lo mismo a los que me siguen, como a los que se han alejado de Mí. Todos estan señalados para llegar a mi presencia y tarde o temprano hallarán el camino que les conduzca a la morada del Padre que amoroso les espera.
03-079.67 Todos llegaréis a la mesa donde los primeros se han recreado y contemplaréis que también hay lugares y manjares que os estan esperando. Aplicad esta parábola, tanto a la vida material como a la espiritual, Y comprenderéis que quienes cumplan con las leyes de la vida humana y con las del espíritu, no tendrán por qué sentir el dolor. Meditad sobre estas enseñanzas y concentrados en el fondo de vuestro corazón escuchad la voz de vuestra conciencia.

¡MI PAZ SEA CON VOSOTROS!

No hay comentarios: