sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 70

Yo soy el arca de la sabiduría que hasta ahora no ha sabido estudiar la humanidad. He venido a daros la llave de la espiritualidad, para que con ella la abráis y podáis conocerlo que tengo reservado para vosotros.

Si alguno de mis hijos se cree indigno o se siente incapaz de abrir las puertas de mi amor, en verdad os digo que todos mis hijos son dignos de mi amor. Todos poseéis la llave para abrir esa puerta. No la perdáis para que no imitéis a la tribu de Judá, errante en esta vida, peregrinando sin descanso en la Tierra.

No quiero contemplaros poderosos ni pordioseros, sino como a los caminantes a quienes nunca les falta en su alforja el sustento para ellos y para el hambriento que en su sendero encuentren.

Quiero que conozcáis los caminos, que sepáis dístinguir los diferentes árboles y que reconozcáis en cada viajero que encontréis a vuestro propio hermano, para que cuando os pregunten: ¿A dónde váis? respondáis con sinceridad y fírmeza, diciendo siempre mi verdad.

De esta manera seréis el caminante que confía en el mañana, el que camina libre de preocupaciones para sí y puede pensar en los demás, porque os estoy enseñando a sentir el dolor de vuestros semejantes y a calmarlo con una gota del bálsamo que os concedo para que con él ayudéis a vuestros hermanos.

¡Cuánto he tenido que purificar a vuestro espíritu a través de los tiempos! ¿Creéis que iba a dejaros manchados para que así os levanteséis a predicar mi Doctrina?

Os estoy preparando para que seáis entre la humanidad el fuerte Israel.

Al escuchar mi palabra se ha estremecido vuestro espíritu al recordar que ya en otro tiempo escuchó esta voz y se pregunta: ¿En dónde? Y Yo os dígo: fue en el desierto, en las montañas y en las riberas de los ríos de la Judea en labios de Jesús de Nazareth de quien dudásteis, a pesar de que reconocíais que en su palabra había una esencia Divina, un amor y una fuerza que os daba vida, salud y paz.

Habéis resucitado en este tiempo y vuestro espíritu ha vuelto a escuchar mi enseñanza, vuestro corazón se ha estremecido ante el eco de esta voz que ya conoce. Mi palabra es sencilla y humilde, mas no sólo contempléis el color del fruto; comedlo para que encontréis en su interior su simiente; esa semilla sera la que vosotros cultivaréis mañana. Si la cultivais bien, os dará buenos frutos; entonces reconoceréis que el árbol del cual procedía, encerraba el amor de vuestro Padre.

Haced méritos para que lleguéis al sitio que os pertenece, el cual no se encuentra en los tronos ni en los palacios de la Tierra, ni está en las glorias del mundo, en la adulación o en los honores materiales, Vuestro sitio aquí en la Tierra está en la lucha por la paz y el bien, y en el más allá estará en mi amor.

Esta no es la tierra de promisión; esa mansión prometida a vuestro espíritu no la conocéis aún, ni existe un deseo ardiente en vuestro espíritu por llegar a ella por culpa de vuestro materialismo.

A todos los hombres de distintas creencias y religiones les digo que no han sabido dar su lugar a las riquezas materiales para colocar en el que les corresponde a las del espíritu. Si estuviesen cumpliendo con mis leyes, ya estarían contemplando desde aquí la silueta de la tierra prometida y escuchando el eco de las voces de sus moradores.

Decís creer en mi existencia y tener fe en mi Divinidad; decís también que se haga mi voluntad y en verdad os digo: ¡Cuán escasa es vuestra fe y vuestra conformidad con lo que Yo dispongo! Mas Yo vengo alentando en vosotros la verdadera fe para que seáis fuertes en el camino que os he trazado.

Preparaos, no esperéis que la muerte os sorprenda sin preparación. ¿Qué habéis preparado para cuando volváis a la vida espiritual? ¿Queréis ser sorprendidos cuando aún estáis atados con cadenas a la materia, a las pasiones, a las posesiones terrestres? ¿Queréis penetrar con los ojos cerrados en el Más Allá sin encontrar el camino, llevando impreso en el espíritu el cansancio de esta vida? Preparaos discípulos y entonces no temeréis la llegada de la muerte del cuerpo.

No suspiréis por tener que dejar este valle, porque si reconocéis que en él existen maravillas y grandezas, en verdad os digo que ellas son sólo una imagen de las bellezas de la vida espiritual.

Si no despertáis ¿Qué vais a hacer cuando os encontréis en el principio de un nuevo sendero, iluminado por una luz que os parezca desconocida?

Partid de este mundo sin lágrimas, sin dejar dolor en el corazón de los vuestros. Desprendéos cuando el instante sea llegado, dejando en la faz de vuestro cuerpo una sonrisa de paz que hable de la liberación de vuestro espíritu.

La muerte del cuerpo no os aleja de los seres que os han sido confiados ni os aparta de la responsabilidad espiritual que tenéis sobre de los que fueron vuestros padres, hermanos o hijos.

Comprended que la muerte no existe para el amor, para el deber, para los sentimientos; en una palabra, para el espíritu.

A los que se creían muertos les he hablado y me han dicho: ¿Quién me ha hablado? Les he tocado y han preguntado: ¿Quién me ha tocado? Y han oído una voz que les dice: ¡Yo soy el que resucitó a Lázaro, el mismo que resucitó de entre los muertos para daros vida espiritual a todos!

Mi Doctrina jamás podrá índuciros al fanatismo, ni os inculca supersticiones ni idolatrías; por el contrario, ella viene a libertar a vuestro espíritu de las cadenas que sobre él ha puesto la humanidad. Mi camino es estrecho, pero quien camina por él, posee y goza de la verdadera libertad.

No deseo esclavizaros con mi enseñanza, porque en ella no existen dogmas, sentencias ni anatemas; quiero que lleguéis a Mí por amor, por méritos, por fe, por convencimiento.

Os he permitidlo conocer religiones, sectas y doctrinas, para que probando el fruto de los diferentes árboles supieseis apreciar el sabor de éste que os estoy ofreciendo. Y Yo os pregunto: ¿Seréis capaces de preguntar a los ministros y sacerdotes si es verdad que me estoy comunicando por medio del entendimiento humano? ¿Porqué preguntáis a quienes se olvidaron de mi promesa de volver y ni siquiera se prepararon para recibirme? En verdad os digo que hasta el más torpe de vosotros comprenderá por sí mismo si soy Yo el que os habla. Si mi palabra estremece a vuestro espíritu, si lo despierta y conmueve, eso os demostrará que estoy con vosotros, porque soy el único que tiene potestad sobre los espíritus.

La palabra del hombre podrá hacer estremecer a vuestro corazón o impresionar a vuestros sentidos e inteligencia; pero si hay algo que ha hecho que vibréis más allá de vuestros sentidos, de vuestro corazón, o de vuestra inteligencia, ese algo ha sido la voz de vuestro Señor.

Yo os digo que el que no se haya conmovido al escuchar esta palabra puede negar mi presencia; mas ella quedará grabada en su conciencia y llegará el momento en que diga: Aquella voz que oí fue la del Señor.

Para ayudaros a seguir cargando vuestra cruz, vengo a derramar el maná que alimenta a vuestro espíritu, a preparar vuestros corazones y a convertiros en mis siervos.

El tiempo ha cambiado, vengo apartando de vosotros todo fanatismo e idolatría para que sólo me hagáis presente vuestra espiritualidad.

Estoy haciendo el llamado a mis escogidos de distintas comarcas entresacándolos de distintos caminos para que todos lleven la esencia de mi palabra y lleguen a la comprensión clara y verdadera de mi Doctrina y la practiquen en sus obras de amor entre sus hermanos.

Si ahora sois párvulos mañana sereis discipulos e imitaréis a los discípulos del Segundo Tiempo, y así como ellos se levantaron dando testimonio de la verdad, de mis prodigios y de mi amor, así vosotros tendreis que levantaros mañana a testificar mi verdad.

Os he inspirado las virtudes que debeis practicar, y con los dones que vuestro espíritu posee desde el principio de vuestra formación, os daréis a conocer entre la humanidad. Estoy preparando a mis nuevos labriegos, que mañana sembrarán esta semilla por todo el mundo. Paso a paso están llegando a mi Obra las grandes multitudes, atraídas por la luz del Espíritu Santo que en este Tercer Tiempo se encuentra derramando sus destellos entre todos los hombres.

He venido sobre la nube para hablar a la humanidad que por encontrarse obstinada en su perversidad, no ha sentido mis pasos, ni mi presencia; no se ha dado cuenta de mí comunicación con vosotros a través del entendimiento humano. Yo seré incansable para despertarla de su letargo y vosotros iréis contemplando que poco a poco las multitudes vendrán de distintos caminos a reunirse con vosotros. Muchos se convertirán al espiritualismo porque Yo estoy apartando el fanatismo y la idolatría, el estancamiento y la confusión de la humanidad.

Esta es la tercera revelación anunciada por Mí y por los profetas; este es el tiempo en el cual la luz del sexto candelero está iluminando a la humanidad. Es el tiempo anunciado en que vendría radiante de luz a dar cumplimiento a mi palabra. He venido a daros a conocer la misma Ley espiritual y divina de todos los tiempos.

Pueblo bendito de Israel: en todos los tiempos os he rescatado de la esclavitud del Faraón y Yo os digo: Si no queréis continuar siendo esclavos, venid a Mí, que Yo os daré la fuerza y la potestad para que rompáis vuestras cadenas, ¿Queréis elevaros por la escala que está preparada para vuestro espíritu? Entonces perseverad, estudiad y analizad mi palabra para que podáis llegar a comprenderla en su fondo y en su espiritualidad, para que hagáis méritos en este camino que os conducirá a Mí.

Hay quien me dice, "Padre, yo quiero ser tu labriego, quiero servirte, quiero que mi espíritu esté cerca de tu Espíritu, pero no sé qué debo hacer para merecer tu perdón". Y Yo contesto a ese corazón que así se comunica con su Padre: Regeneráos dejad poco a poco vuestras antiguas constumbres, vuestra materialidad, para que lleguéis a comprenderme y reconozcáis vuestra misión. Mas todo el que desea la regeneración, tiene que pasar por muchas pruebas, porque la tentación os acecha y al contemplar que váis apartándo vuestro espíritu de los falsos caminos, tendrá que sostener una terrible lucha para haceros desistir de vuestros propósitos, y si os mostráis frágiles, aprovechará esa debilidad y tratará de hacer que volváis a vuestras antiguas costumbres y no es mi voluntad que os dejéis sorprender por ella; quiero que vuestro paso sea siempre hacia adelante, que vuestra fe sea firme y vuestro propósito de espiritualizaros, verdadero, basado en lo que habéis aprendido.

Si sois Israel, justo es que aprendais a amarme y a rendirme culto de espíritu a Espíritu; que el materialismo de vuestras prácticas se vaya depurando hasta que lleguéis a la espiritualidad. Mi Espíritu os irá limpiando de toda mala interpretación a mi Obra. El hombre ha equivocado mis enseñanzas, mis máximas, mis profecías y es mi voluntad que mi pueblo de Israel surja con los dones y los prodigios que alcance por su espiritualidad.

Yo os presentaré ante la humanidad como mis servidores, como los Espiritualistas Trinitarios Marianos del Tercer Tiempo. Los Espiritualistas, porque seréis más espíritu que materia; los Trinitarios, porque habéis recibido mi manifestación en tres tiempos; Marianos porque amáis a María, vuestra Madre Universal, que es la que ha velado por vosotros para que no desmayéis en la jornada.

Esta comunicación a través del entendimiento humano, tendrá que terminar, pero después me tendréis que buscar de espíritu a Espíritu para recibir mis mandatos; por eso os estoy pidiendo vuestra regeneración, para que alcancéis esa espiritualidad. Yo os seguiré enseñando a comunicaros con mi Espíritu y os recrearéis cuando hayáis llegado a obtener esa forma de comunicación, digna de todo el que se nombre Espiritualista Trinitario Mariano.

Sed fuertes y defendeos en todas las pruebas con vuestra oración. Mis complacencias espirituales se seguirán derramando entre vosotros por vuestra perseverancia y disposición para la lucha. No estaréis solos, estará mi mundo espiritual para daros protección, guiaros y ayudaros en vuestra lucha.

Soy la luz que os invita a venir a encender en Mí vuestra lámpara para que iluminéis vuestro espíritu y en él descubráis mi presencia. El día que sepáis penetrar en vosotros mismos, os será fácil llegar al corazón de vuestro hermano.

Ante mi palabra lloran los primeros y se recrean postreros, ¿Porqué? Porque los primeros se ván fatigando y van acumulando heridas, aunque debo deciros que ellos son los que hacen pesada su cruz y amargo el cáliz que beben en su restitución, porque Yo siempre les he dado mi ayuda en su camino para que la jornada sea llevadera y sus pasos firmes.

Mi compañía no os ha faltado un sólo instante, mi palabra no ha dejado de manifestarse; nunca os he dejado solitarios en vuestras pruebas; hasta vuestro lecho ha descendido mi mundo espiritual cuando el dolor os ha agobiado y no os ha faltado su ayuda y su consejo para que vosotros ayudéis a los necesitados que día a día llegan a vuestras puertas. El don de la intuición, el de la inspiración y el de la videncia han despertado en vuestro ser iluminándo vuestro camino. En vuestra vida humana me habéis tenido; el pan de cada día no os ha faltado en vuestra mesa. Y después de daros tantas pruebas de mi amor y de haber mantenido en paz a vuestra nación, cuando el mundo se encuentre convertido en una hoguera de odios y pasiones ¿Todavía os quejáis del peso de vuestra cruz? ¡Oh discípulos del Tercer Tiempo, no olvidéis que la cruz que el mundo me ofreció en aquel tiempo fue de tinieblas, de ingratitud, burlas y desprecios y Yo la acepté porque eran mis hijos quienes me la ofrecían! En cambio, mirad la cruz que os he confiado, ¡Cuán dulce y ligera es si la sabéis llevar con amor!

Es menester que conozcáis vuestro origen y el fin al cual os conducen vuestros pasos para que aceptéis con amor vuestro destino y os abracéis a vuestra cruz hasta morir en ella, como lo hizo Cristo: vuestro Maestro.

He venido en este tiempo a hablaros de vuestro origen, de vuestra misión y del fin que os aguarda en la eternidad del espíritu. El que no haya entendido mi palabra y se sienta débil después de haber escuchado mis cátedras, es porque no ha venido a sustentar y fortalecer a su espíritu; es que siempre ha estado pidiendo los bienes que pertenecen al mundo, los que nunca son esenciales en vuestra vida y os son concedidos por añadidura. ¿Porqué os dejáis tentar por el mundo? Es necesario que aprendáis a sobreponeros a las vicisitudes terrestres, porque en muchos casos sólo son pequeñeces y miserias a las que concedéis demasiada importancia. Si así como os afanáis por lo material, os preocupáseis por los bienes del espíritu, de nada careceríais y sería grande vuestra evolución.

Olvidad vuestro pasado, evitad todos los errores que por mucho tiempo os han acompañado y lentamente experimentaréis en vuestro ser un cambio absoluto porque habréis iniciado vuestra elevación hacia la espiritualidad.

Comprended que vengo a ofreceros un lugar digno; tanto aquí en la Tierra, mientras viváis en ella, como en el Más Allá, cuéndo lleguéis a habitar en el reino espiritual.

¿Qué os hace falta para que deis el paso decisivo? Pedid, pedid que se os dará.

Tomad en vuestro corazón mi semilla de amor y comenzad a cultivarla sin abandonarla jamas y pronto os dará frutos que os servirán de alimento en vuestra caminata.

Conversad entre vosotros tomando como tema mi palabra, pero llevad siempre el propósito de instruiros unos a otros. Ese cambio de ideas y conocimientos os será benéfico y levantará vuestro ánimo. Yo os prometo estar presente en aquellos instantes de conversaciones espirituáles para inspiraros y llevaros siempre a la comprensión y a la luz; mas nunca convirtáis en vulgar discusión lo que debe ser comunión espiritual porque entonces no será mi presencia con vosotros.

Quiero hablar a los que hasta ahora no han sentido sobre su cuerpo mi bálsamo de curación, ni ha llegado a su corazón mi paz.

En verdad os digo que Yo he derramado mi bálsamo sobre vosotros, más no habéis estado preparados para recibirle. Unos lo han rechazado con su blasfema, otros con su falta de fe.

Yo os digo que vuestros errores están perdonados pero tenéis que aprender a merecer por medio de méritos cada una de las gracias o beneficios que de vuestro Padre solicitéis, porque si Yo os entregáse sin que pusiéseis nada de vuestra parte, no adelantaría vuestro espíritu. ¿Qué podríais enseñar mañana a los que sufren? ¿Qué experiencia habríais recogido de vuestras pruebas? Ved a los enfermos que han recibido un prodigio de Mí y descubriréis que cada uno hizo méritos para alcanzar un galardón. En unos triunfó la fe; en otros surgió la regeneración; otros sintieron el arrepentimiento verdadero; otros se han castigado en sus flaquezas o en su orgullo.

¡Con qué satisfacción se yergue el espíritu después de librar una batalla y salir vencedor en ella! ¿Qué satisfacción podrían experimentar aquellos que sin mérito alguno recibiesen algún bien de su Padre? Esos no sabrían estimar lo que recibieron,ni sabrían conservarlo, ya que ningún esfuerzo o sacrificio les costó obtenerlo; pero el que ha conquistado la paz, después de grande lucha, no se expone a perderla, la cuida y vela por ella. El que a base de renunciaciones y sacrificios recupera la salud no vuelve a ponerla en peligro, porque sabe cuánto le costó lograrla.

No temáis vosotros que me mostráis vuestro agotamiento y vuestro espíritu decaído; Yo no vengo a pediros imposibles. Escuchad: En este día os pido sólo vuestra atención y que dejéis llegar mi palabra a vuestro corazón porque es necesario que ella despierte vuestras fibras dormidas para que ilumine a vuestro espíritu y la fe y la esperanza se enciendan en vuestro corazón como una flama. Esto es necesario para que vayáis preparando el camino y cumpla el prodigio que de Mí esperáis.

Convencéos de que ya no vivís en los tiempos en que el Padre os lo daba todo hecho, porque a vuestro espíritu le faltaba evolución, experiencia, conocimiento; ahora tenéis que poner mucho de vuestra parte para lograr lo que anheláis o necesitáis.

¿Os desesperáis porque os hablo así? ¿Os desalentáis los que estáis enfermos? Yo concedo en este instante mi bálsamo a todos los que van a abrazar la cruz de la regeneración, de la enmienda, de la recuperación moral y espiritual también voy a dar la salud a algunos que pronto van a olvidar mi caridad, porque ni siquiera van a darse cuenta de por qué su Maestro les ha sanado; mas en su espírítu he depositado de antemano la semilla que brotó de la enseñanza de este día, y a su tiempo me responderán.

El dolor de unos y de otros llega hasta Mí; para todos mi amor tiene una gota de bálsamo divino.

Sentidme cerca, sanad y levantaos a la vida para que deis testimonio de mi verdad.

Pueblo, los profetas murieron, pero de su mensaje quedó un escrito imborrable. En Jesús se cumplieron muchas de aquellas profecías y las demás tenían que esperar la llegada de este tiempo para tener su cumplimiento.

Diez y nueve siglos trascurrieron desde que os dije mi última palabra en la cruz, y cuando he vuelto a hacer oír mi voz entre la humanidad, he encontrado que en vez de amarse los unos a los otros, se odian, no se reconocen como hermanos y hasta se matan los unos a los otros tal como profetizaron los profetas y lo anunciara Jesús. Mas ha sido en este tiempo en que la perversidad ha alcanzado gran desarrollo, cuando ha surgido un pueblo con simiente de espiritualidad, que con voz profética despierte a los hombres, que con su potestad sobre los elementos y sobre las enfermedades, dé pruebas de gracia y de poder a los hombres de ciencia y con su penetración en los dones del espíritu, de pruebas de su verdad a los que enseñan religión. También la aparición de este pueblo ya había sido predicha por los profetas.

He venido a comunicarme por medio del entendimiento de estos portavoces para grabar en vuestro corazón mi divina enseñanza; mas ellos en su rudeza tienen semejanza con la piedra donde grabé los mandamientos de la ley en el Primer Tiempo.

Cuando meditéis sobre las enseñanzas que he venido a daros, sobre la era que vivís y la forma en que me manifesté, comprobaréis que tanto mi llegada como el tiempo que duró mi manifestación y el día en que ésta cesó, todo estuvo rodeado de gran número de acontecimientos y hechos sorprendentes y notables, tanto en la vida humana como en lo espiritual. Entonces verán en todos esos acontecimientos las señales anunciadas desde aquellos tiempos para mi nuevo advenimiento.

Las ciencias, las religiones y los teólogos no podrán descubrir en este tiempo cómo obra mi justicia; mas a vosotros os lo he revelado. Cada corazón humano es una prueba viviente de mi justicia y de mi sabiduría. A veces en el corazón de un miserable se oculta el espíritu del que en otro tiempo llevó corona sobre su cabeza, o en un presidiario se esconde el que en otra vida privó de su libertad a un pueblo. Toda vuestra existencia es una infinita lección de amor para perfeccionar a los espíritus, para que puedan llegar como hijos sumisos y obedientes al seno de su Padre; pero mientras estas tinieblas que van cubriendo a la humanidad se hacen más densas, los hombres tendrán que gritar cuando el pavor los embargue: ¿Dios mío, Dios mío, por qué nos habéis abandonado! sin darse cuenta de que la luz de mi Espíritu está presta a penetrar en sus corazones en cuanto resuciten a la fe; mas esas tinieblas no serán eternas, ni siquiera demasiado largas, aunque por la intensidad de su dolor a la humanidad le parezca que han durado una eternidad. Comenzará a hacerse la luz en los espíritus y éstos exclamarán llenos de júbilo: ¡hosanna, hosanna, el Señor ya es con nosotros!

Pueblo, mirad todas las luchas de esta humanidad; mirad a las muchedumbres penetrar en sus templos en mi busca, su corazón lleva un deseo inexplicable porque su espíritu espera mi retorno.

Regenerad vuestra vida, purificad vuestro corazón porque Yo os digo que en el espacio espiritual moran muchos espíritus de luz que sólo esperan vuestra preparación para encarnar entre vosotros y dar su mensaje a la humanidad. Esas son las generaciones prometidas y anunciadas a vosotros, esos serán vuestros hijos y descendientes; por eso os digo que apuréis con paciencia vuestro cáliz a fin de que la herencia que les leguéis sea limpia y que también encuentren el camino preparado con vuestro amor y fe.

Los que han escuchado esta palabra ¿Acaso van a negarla cuando sean interrogados? No queráis llorar amargamente. Testificad con palabras, con obras, con pensamientos, con oraciones, con vuestro silencio; también ésa es vuestra misión.

Vuestro Señor os dice: Benditos sean los que hacen la voluntad del Padre porque si bien van a llorar cuando en 1950 escuchen por última vez mi palabra, ellos me verán después presente en la nube, sin desaparecer nunca más de su vista.

En muchos lugares de vuestra nación he preparado casas de oración para que en ellas escuchéis mi palabra.

Es tan humilde mi pueblo como los sitios en donde me manifiesto; pero es mi voluntad sorprender una vez más a la humanidad a través de los humildes y sencillos de corazón; por medio de ellos haré saber que ésta es la era de la luz y de la gracia.

Mi llamado ha reunido a este pueblo al que he preparado pacientemente bajo mi protección, para que sea digno de recibir la Ley y llevarla cual mensaje de amor divino a los hombres.

Os digo que ejerce una gran influencia en el corazón de la humanidad la conversión de un pecador, porque le sirve de estímulo. Esa es la razón de por qué no he venido a buscar justos para formar mi nuevo apostolado, sino pecadores, para hacer de ellos mis discípulos y probar a la humanidad que se ha desviado de la senda del bien y que le es posible retornar a ella regenerándose y transformándose.

Un justo os envié al abrirse este tiempo, Roque Rojas,a través de cuyos labios habló Elías, el precursor. El vino a aparejar el camino del Señor para que Yo me comunicase con los hombres y pudiéseis escuchar mi voz. Desde el instante en que resonó por primera vez, no habéis dejado de escucharla y de tener mi manifestación. A nadie se le ha dicho que se oculte para poder oírme, ni que se recluya en determinado sitio para desempeñar su misión. Ni catacumbas, ni lugares ocultos han sido necesarios para deleitaros con mi palabra y para poder cumplir con vuestras prácticas. En cambio os he enseñado la Ley que ya debéis de vivir, que es la de "Amaos los unos a los otros".

Os he dado el tiempo para que podáis desempeñar vuestra misión y un campo sin límites para que en él sembréis. No os he marcado sitios determinados ni hora. Nuevamente os digo "Dios es espíritu y es necesario que le adoreis en Espíritu y en Verdad".


¡Toma de mi amor y mi bendición en Mi nombre que Soy el Padre, el Hijo el Espíritu Santo, la paz de mi Divinidad nunca se aparte de Vosotros! 

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