Bendigo a todos mis hijos, a los que están escuchando mi
cátedra y a los que están ausentes de esta manifestación, Venid a oír al
Espíritu de Verdad, porque esta palabra será vuestro báculo espiritual. Me
presentáis vuestro corazón agobiado por las penas, los sinsabores, las
ingratitudes y desengaños que se han acumulado en vuestra vida, Tomad de esta
palabra como si fuera un vino y su dulzura atenuará vuestra amargura.
Algunos se deleitan aún en este tiempo con los placeres del
mundo; en cambio otros no conocieron esas falsas alegrías habiendo encontrado
la paz en su espíritu al retornar al mundo espiritual, porque si pensáis que
los que gozan de satisfacciones y placeres materiales son los que están más
cerca de Mí, estáis en un error; de cierto os digo que ellos tienen aún muchas
lecciones que aprender, mas aquel que va renunciando a todo lo que brilla con
falso esplendor, ése está en comunión con su Señor y se satura de su fuerza
divina.
Párvulos, dejad que el Maestro os muestre una nueva lección;
preparaos, para que os de nuevas revelaciones. Sabéis que el plazo de mi
manifestación abarcará de 1866 a 1950 únicamente, y es necesario que os diga
todo cuanto os tengo reservado para esta etapa. Unos cuantos años os restan de
escucharme en esta forma; si los aprovecháis tendréis al final las grandes
lecciones que os tengo prometidas.
¿Quién ha pensado que después de 1950 los labriegos van a
descansar de su labor? En verdad os digo que entonces comenzará la lucha. Mis
discípulos tendrán que tornarse en maestros para que las multitudes les busquen
como me han buscado a Mí. Los videntes se perfeccionarán para convertirse en
los grandes profetas delante del pueblo y todos debéis de prepararos para recibir
la inspiración del Espíritu Santo. Os seguiréis congregando para que las
multitudes os busquen atraidas por la espiritualidad y elevación de vuestras
reuniones, así como por vuestras obras de amor y caridad.
Pensad en estos acontecimientos que os esperan y que tendrán
que llegar porque está dicho en mi palabra; entonces vuestra conciencia os dirá
si habéis meditado, si habéis analizado y comprendido mis lecciones y si os
estáis preparando para esa etapa de lucha.
Este pueblo dará nuevos patriarcas bajo cuya dirección
surgiran familias virtuosas que serán ejemplo para las demás. Dará también
mártires; éstos serán los que tendrán que soportar durante su cumplimiento los
ataques, persecuciones y mofas de la humanidad, los que tengan que sufrir
pobrezas y privaciones por servir a sus semejantes.
Todo está preparado para la batalla final, después de la
cual quedará establecida una sola Doctrina, que será esta verdad que os enseño
y que os he venido revelando de tiempo en tiempo, como la ley del espíritu,
plena de sabiduría, de justicia y de amor.
Vuestras obras y prácticas deberán ser cada vez más puras y
no temeréis ser entregados a la justicia en el tiempo de la calumnia y de la
persecución en contra de vosotros, si vuestro cumplimiento es conforme a lo que
os he enseñado.
Para que la luz de mi Espíritu brille en vuestro
entendimiento durante vuestras reuniones aprenderéis a guardar silencio y un
recogimiento como nunca lo habíais tenido y en verdad sentireis mi presencia y
mis prodigios, mi mundo espiritual os fortalecerá e iluminará; mas ¡Ay de los
que cambien mi verdad por la impostura!
Comprended cuan grande es mi Obra y que poco valor le habéis
concedido. Si os habéis recreado mucho al escucharme a traves del entendimiento
del portavoz, de cierto os digo que os tengo reservada una forma aún más
perfecta, aquella en que me recibiréis directamente en vuestro pensamiento. Mi
enseñanza llegará a vosotros limpia, pura, divina, porque no habrá pasado por los
labios del portavoz.
No os confundáis si os digo que nuevamente estoy ante
jueces, tribunales y doctores de la ley; de cierto os digo que en muchos de los
que hoy me siguen he encontrado tribunal y me he hallado ante un juez. Mañana
la humanidad me juzgará en vosotros; es la razón por la que os pido que
vuestras obras sean buenas, para que en vez de negar esta verdad los que la
juzguen, se enmienden y se conviertan a ella.
¡Cuánto he tenido que hablaros en este tiempo! En verdad os
digo que si supiéseis aprovechar mi palabra, os bastaria una cátedra para
sustentaros con ella, pero apenas pasados unos momentos de haberme escuchado ya
no guardais mi paz ni habéis manifestado mi caridad entre vuestros hermanos.
Resucitad a la vida de la gracia comiendo del manjar que os
he traído en este tiempo. ¿No comprendéis que tenéis que dejar esa huella de
vuestro paso por el mundo? Hoy quiero que esa huella conduzca a las multitudes
ante mi presencia divina. Venid por caminos de luz, de paz, de fraternidad y
pronto me encontraréis. No os desaniméis si a veces encontráis un tropiezo o si
vuestra planta se hiere con los abrojos del sendero. De cierto os digo que si
vuestra fe no flaquea, no os hará falta el agua cristalina que mitigue vuestra sed,
porque os sustentaréis con mi palabra.
Si os sentís fuertes y veis que a vuestro lado caminan con
dificultad vuestros hermanos no os sintáis superiores, porque caeríais en la
grave falta de la vanidad y seríais semejantes al gusano que se hincha con la
humedad de la tierra. En mi nuevo pueblo no se levantarán reyes ni señores.
Toda mala simiente será apartada de vuestro corazón para que podáis ser mis
profetas.
No os conforméis con haber sido salvados de los inciertos
caminos; id y buscad a los perdidos para que los salvéis, sed humildes, dad
albergue a la caridad, haceos hombres de buena voluntad y así podréis cumplir
con vuestra misión.
No falta quien me diga en su interior. "Señor, estoy
cumpliendo", A lo cual le respondo que apenas está aprendiendo a cumplir.
Aún no estáis lo suficientemente firmes en el camino. Tengo que fortaleceros
frecuentemente con mi ejemplo y con el de mis apóstoles.
En el Segundo Tiempo la humanidad me dio una cruz de madera
a cuyo martirio los hombres me sentenciaron, pero sobre mi Espíritu llevé otra
más pesada y más cruenta: la de vuestras imperfecciones y la de vuestra
ingratitud.
¡Seríais capaces de llegar a mi presencia trayendo a cuestas
una cruz de amor y sacrificio por vuestros semejantes !Ved que a eso os envié a
la Tierra, por lo tanto, vuestro retorno será cuando os presentéis con vuestra
misión cumplida. Esa cruz será la llave que os abra las puertas del reino
prometido.
Si cuando vais con vuestra cruz por el camino de la vida,
que es vuestra calle de amarguras, las turbas os hieren y os burlan, recordad
lo que hicisteis con Jesús y ved lo que El hizo con vosotros: perdonaros.
Con cuánto temor escuchan algunos de mis hijos esta palabra
que vierten los labios del portavoz humano; es que saben que está inspirada por
el Espíritu Santo, y entre los presentes hay algunos que supieron del fin de
Sodoma y Gomorra y que más tarde vieron la destrucción de Jeruslén.
Cuando escucháis estas revelaciones, pensáis que habéis
vivido mucho en la Tierra y que a pesar de ello es corto el cumplimiento que me
hacéis presente. En los tiempos pasados os concedí en abundancia los bienes
temporales, para que en esa riqueza viérais un símbolo de la riqueza espiritual.
Hoy miráis vuestra alforja material vacía, porque ya no os son necesarios esos
caudales, el tiempo de la riqueza material ha pasado para vosotros.
Cristo vino hacia vosotros y su cuerpo al nacer no fue
envuelto en linos ni en sedas, una sola túnica cubrió su cuerpo. Sin embargo,
en su palabra traía un tesoro y representaba a un reino más poderoso que todos
los de la Tierra. Habéis sido tardos en comprender porque habéis amado mucho
los bienes de este mundo y no habéis amado la limpidez del espiritu; mas hoy os
encontráis en un nuevo tiempo y ante una nueva oportunidad para que vuestro
espíritu se levante venciendo las flaquezas humanas y deje brotar todas las
riquezas espirituales de que ha sido dotado.
Sois grandes por vuestra evolucion y sin embargo, os sentís
torpes para dar los primeros pasos en este nuevo tiempo; por ello he venido a
manifestarme a través de vuestro entendimiento, para enseñaros a caminar por el
sendero de vuestra evolución espiritual.
Ved a los hombres, a las mujeres y a los niños, congregarse
alrededor de las religiones y las sectas, y estando la luz de mi Espíritu
derramada sobre toda carne y sobre todo espíritu, se encuentran durmiendo a la
realidad de este tiempo.
Para que no sintáis desprecio por los pobres ni asco ante
las enfermedades que vosotros llamáis repulsivas, por cuántas pruebas tendréis
que pasar, ¿Quién puede saber si ese leproso que os ha tendido su mano y del
cual os habéis apartado horrorizados fue en otra encarnación vuestro padre o
vuestro hijo?
Vosotros engendráis hijos de vuestra carne, mas Yo soy quién
distribuye los espíritus en las familias, en los pueblos, en las naciones, en
los mundos, y en esa justicia impenetrable para los hombres, se manifiesta mi
amor.
Pueblo, aprovechad este tiempo que os he concedido; es
precioso y decisivo para vuestro espíritu. Mi voz vibrante y sonora os ha
despertado de vuestro letargo. Para Mí, ninguno ha traído culpas, a todos he
amado por igual. Empezad por amaros entre vosotros, para que la humanidad
llegue a reconciliarse en mi Ley, cumpliendo con el precepto divino que os
dice:"Amaos los unos a los otros".
¿Cómo es posible que los pueblos que se nombran cristianos
se destruyan con la guerra y hasta oren antes de ir a matar a sus hermanos
pidiendome que les de la victoria sobre sus enemigos? ¿Es que puede existir mi
simiente donde en vez de amor existe el odio y en vez de perdón la venganza?
Es necesario que se levanten de nuevo mis profetas para
amonestar a los hombres, porque mientras hay pueblos que se destrozan cegados
por la ambición y la violencia, los que han recibido mi luz y serenamente
juzgan a la humanidad, temen levantarse a dar la buena nueva. Si esta humanidad
supiese orar con el espíritu, escucharía mi voz, recibiría mi inspiración, pero
cada vez que ora pone un velo en sus ojos que le oculta la luz de mi presencia.
Tengo que venir hacia los hombres en los instantes en que sus cuerpos descansan
para despertar a su espíritu, llamarlo y conversar con él. Es Cristo que cual
ladrón en medio de la noche, penetra en vuestro corazón para sembrar en él mi
simiente de amor.
Oíd discípulos y entended: no hagáis con vuestra
indiferencia que al finalizar el tiempo de esta comunicación, el Maestro diga
que habló solitario en el desierto; más si no aprovecháis este tiempo tendréis
que llorar vuestra ingratitud, muchas veces os sorprenderá la desesperación y
la enfermedad os abatirá cuando tuvisteis a vuestro alcance una fuente de salud
que no quisisteis aprovechar. Sólo mi caridad podrá salvaros; para merecerla os
he enseñado a compartir vuestro pan con el hambriento.
Comprended la caridad divina que se acerca hasta vuestro
corazón para que podáis mirar a todos como a vuestros hermanos.
No os aparto de ninguno de vuestros deberes humanos, mas sí
os digo que os ocupéis también de las enseñanzas del Padre para que vuestro
espíritu se perfeccione haciendo obras agradables ante Mí.
Hoy mi rayo divino desciende a vuestro mundo y es en todo el
Universo, vibra en toda criatura; mientras en unos es intuición, en otros es
inspiración y en otros palabra humana, como acontece entre vosotros.
Estas paredes y esta techumbre desempeñan tan sólo la misión
de resguardaros de la intemperie y de protegeros de la mirada indiscreta o
irrespetuosa de vuestros hermanos; estos hombres y estas mujeres por quienes os
doy mi palabra, nada tienen de divinos, son tan humanos como vosotros y el
asiento donde reposan no es mi trono, ni es mi tribunal; ese banquillo sólo
sirve para sostener al portavoz durante su éxtasis.
Vengo a construir un reino de amor dentro de vuestro
corazón; mas para que los cimientos de ese reino sean indestructibles y eternos
he venido a revelaros las enseñanzas del espíritu, sin cuyo conocimiento sólo
crearíais confusas religiones.
Hasta el año 1950 tendréis esta palabra; después os dejaré
este planeta para vuestro cumplimiento y no sólo la Tierra, sino también el
espacio espiritual.
En el momento de vuestro recogimiento y oración he llegado a
vosotros para daros mi caricia y haceros sentir mi presencia, para haceros ver
que es verdad la comunicación de Espíritu a espíritu. Así habéis aprendido a
esperar mi llegada cada vez que me manifiesto para dirigiros mi palabra.
Está en paz vuestro corazón y guardáis gratitud en el
espíritu porque recordáis que cuando os llamé, vuestra conciencia os reclamaba:
"Eres indigno". Entonces escuchásteis mi voz que os decía: "Os
amo, venid a Mí, sois mis escogidos, os perdono", Entonces surgió en
vuestro corazón la fe y el amor hacia el Maestro.
En vuestro espíritu he depositado esta herencia; sobre estos
cimientos estoy haciendo descansar mi Obra la cual no debe tener cimientos
débiles. Esta luz no se apagará, porque antes la encendí en vuestro corazón;
esta Doctrina no se perderá, porque antes os purifiqué.
No penséis que sois vosotros los que sostenéis mi Obra en la
Tierra, es ella la que os sostiene.
¿Sabéis porqué escogí para poner delante de las primeras
porciones, a corazones sencillos y rudos? Porque por muchas imperfecciones que
mezclaran a mi Obra, a pesar de ello, su esencia no se perdería y mi justicia
llegaría en el momento propicio a segar la mies, para apartar el trigo de toda
mala hierba; mas no olvidéis que os he dicho que los primeros serán los
postreros y los postreros primeros, porque de generación en generación surgirán
discípulos cuya evolución, espiritualidad y comprensión, les permita dar
grandes pasos de adelanto en el sendero espíritual.
Habéis jurado seguirme por este camino y os digo que no era
necesario que juráseis. Porque ¿Quién es aquél que viniendo del camino del
dolor pretende volver a él?
Yo os trazo el camino de la vida verdadera donde existe la
paz; vosotros creáis caminos azarosos, los cuales vais marcando con llanto y
con sangre.
Os doy mis lecciones en un lenguaje que hasta el más torpe
puede entender, porque no vengo a hablaros en términos desconocidos, ni con
palabras científicas; empleo palabras humildes porque soy el Verbo del amor que
habla a todo espíritu y a todo corazón. Quiero que al dejaros de hablar bajo
esta forma hayais aprovechado la esencia de esta sabiduría, para que mañana
podáis entregarla a la humanidad con la verdad y la pureza que ella encierra.
Los caminos están siendo preparados para que la humanidad se
levante de los distintos puntos de la Tierra en busca del faro luminoso de esta
Doctrina, que pronto será el ideal de todo espíritu, Todo vuestro ser se está
preparando para dar testimonio de mi palabra: espíritu, corazón y labios para
que seáis como fuente limpia donde estas aguas cristalinas desborden su
fragancia entre los hombres.
Cumplid vuestro destino; no queráis retornar a Mí sin antes
haber recorrído el camino que os señalé, porque tendríais el dolor de
contemplar manchas en vuestro espíritu que él no alcanzó a lavar, porque no
llegó hasta el fin de su restitución. Las reencarnaciones han pasado sobre
vosotros y muchos no habéis estimado la gracia infinita y el amor que con ellas
os ha concedido el Padre. Mirad que mientras mayor sea el número de
oportunidades, mayor será vuestra responsabilidad y si estas oportunidades no
son aprovechadas, en cada una irá en aumento la restitucíón y la justicia; ese
es el fardo cuyo peso insoportable muchos seres no se explican y sólo mi
Doctrina os puede revelar.
Mi enseñanza viene a haceros dueños de este reino pasajero
para que no sea éste el que se adueñe de vosotros; no es mi deseo que al llegar
en espíritu a mi presencia me digáis: ¿Padre por qué me habéis llamado cuando
todavía deseaba vivir en la Tierra? ¡Cuán pocas veces os mostráis conformes con
mi voluntad!
Hoy digo a quienes he llamado párvulos y discípulos en este
tiempo que ninguno llegará a Mí sin antes haber recorrido el camino señalado a
su espíritu para su completa evolución. Este tiempo es de restitución y de justicia; sólo Yo conozco el juicio de
cada quien; toda falta pasada hoy se repara; basta deciros que el que ayer dio
muerte a sus semejantes ahora ha tenido que venir a resucitar muertos.
Niñez bendita, conozco vuestra oración y entiendo vuestro
lenguaje; no os toman en cuenta porque os juzgan pequeños y débiles sufriendo
el espíritu que en vos se oculta.
Ancianidad, os habéis doblegado bajo el peso del tiempo y de
las luchas, vuestros labios callan, vuestro corazón está triste; mucho habéis
aprendido en la vida, no podéis aspirar a las glorias del mundo, porque vuestra
juventud quedó atrás y sólo ponéis vuestra esperanza en la vida que más allá de
la muerte espera a vuestro espíritu. Os sentís inútiles porque vuestros
hermanos creen que para nada servís, porque no ayudáis materialmente, pero
sabéis que en vuestro corazón arde una luz y existe un libro. Yo, vuestro
Maestro, os comprendo; conozco vuestro corazón y os digo: Conversad conmigo,
mirad cómo os envuelve mi amor. Esperad tranquilamente la hora del llamado, no
os inquietéis, ahí os espera la vida verdadera, la juventud eterna.
Doncellas, sólo Yo os comprendo; vuestro corazón se ha
abierto a la vida como la corola de las flores; soñáis con el amor, con la
ternura, con la dicha y os digo: No soñéis más, despertad que mucho tenéis que
prepararos para que cumpláis con la sublime misión que os espera y mucho tenéis
que fortaleceros para apurar vuestro cáliz de amargura pero si vuestro corazón ama,
en ese amor hallaréis el báculo y el consuelo para vuestra jornada.
En este tiempo de restauración, mi justicia dejará una
profunda huella en los hombres. La humanidad tendrá que dar cuenta de todas sus
obras, El que en esta Tierra tenga sus ojos abiertos a la verdad debe velar y
orar por todos, porque si en medio de la confusión los hombres no se elevan en
oración, el caos será en el mundo. También estos instantes son de vigilia. Vos,
pueblo, a quien se le ha encomendado la oración espiritual para que haga
méritos por la paz, apartáos de lo superfluo y de lo malo y preparad más y más
vuestro espíritu.
Es necesario que se prepare en la Tierra un ejército de
soldados de paz, que luche contra el odio y el pecado hasta exterminarles. Ese
ejército es el que vengo a reunir y a preparar, el cual estará formado por
seres visibles e invisibles; mi apóstol Juan tuvo el don de verlo en su
revelación.
Pronto se encontrarán preparadas mis legiones e invadirán
los campos de muerte y desolación; su llegada será como un torbellino que
conmoverá el corazón de los hombres. Habrá tempestad en el interior de cada uno
de ellos y sólo un faro dará luz en las tinieblas de esos días, y ese faro seré
Yo. Todos los hijos de este pueblo que no se levanten a cumplir la misión que
les confié cuando los envié a la Tierra, serán levantados al valle
espiritual para que dejen el lugar a los que han de luchar. Mas tarde, aquellos
que sean levantados comenzarán a trabajar en espíritu, pero su esfuerzo tendrá
que ser mayor.
Los que obedientemente cumplan aquí su misión nada temerán,
porque la luz del faro divino alumbrará sus sendas en medio de la tempestad;
nada habrá que pueda hacerlos zozobrar ni hundirlos en el abismo.
Benditos sean los que sepan aprovechar este tiempo como
restitución, porque ellos saldrán ilesos de esta batalla; mas para los que aún
amen los tesoros de la Tierra y ambicionen los primeros lugares y la gloria del
mundo, esos tendrán que soportar su restitución con mayor dolor de su espíritu.
¿Qué podrán ofrecer al Padre los que sólo han amado al
mundo? ¿Qué podrán responder cuando lleguen en espíritu ante aquél que tanto
les ha amado y que les ha ofrecido tantas oportunidades para su salvación?
Todos deberíais haber estado preparados para este tiempo.
Recordad que mis enviados hasta la vida os han dado para anunciaros mi
justicia. Poca atención habéis prestado a aquellas voces, sólo porque las
creíais muy alejadas de la verdad; mas he aquí que esas voces de enviados y
profetas surgen y vibran con mayor intensidad en este tiempo. De cierto os digo
que cuando aquellos mensajes sean escuchados con atención y estudiados con fe
por los hombres, Yo enviaré a mis nuevos profetas a que les anuncien lo que viene
después de este tiempo, y por los profetas anteriores, serán creídos los que
están por llegar.
Bienaventurado el que teniendo paz en su vida la aprovecha
para hacer obras de caridad en sus hermanos, Bienaventurado aquél que llevando
un dolor en su corazón, se olvida de sí mismo para consolar a su semejante. Ese
está imitando a Jesús cuando caminaba agobiado bajo el peso de la cruz y aún
consolaba, sanaba y perdonaba a las multitudes.
Elías, el profeta, el precursor, el enviado del Tercer
Tiempo, intercede por su rebaño, ora por los que no saben orar y oculta con su
manto la mancha del pecador en espera de su regeneración. Elías prepara sus
multitudes, sus ejércitos, para combatir las tinieblas formadas por la
ignorancia, el pecado, el fanatismo y el materialismo de la humanidad.
Por un solo postrero que se encuentre entre vosotros cada
vez que os entrego mi palabra, hay fiesta en mi Reino, fiesta de la cual todos
participáis. Si supiéseis cuánto gozo hay en el Maestro siempre que alguno llega por primera vez a escuchar mis
lecciones, no importa que en su corazón exista la duda, la dureza y aun la
burla. Mi palabra sabe vencer todas las flaquezas humanas. Hoy un corazón me
pregunta: ¿Si sois Cristo, porqué os encontrais en esta pobreza? Y el Maestro
tiene que decirle: ¿Cuándo he venido a coronarme Rey en vuestro mundo? ¿Cuándo
habité en palacios en la Tierra? Una vez habité entre la humanidad para que me
conociérais como hombre, y os manifesté mi humildad y mansedumbre perfectas, Soy
Rey, mas los hombre no labraron mi corona que es de sabiduría; mi corona es esa
luz que brilla en la mente divina del Creador y los rayos que despide se
dirigen a vuestro entendimiento, no para que os creáis reyes, sino para que,
teniendo conocimiento de la grandeza que Dios ha puesto en vuestro espíritu
sepáis ser humildes con la verdadera humildad que os enseñé a través de Jesús
cuando os dije: "Yo soy el Camino la Verdad y la Vida".
¡Toma de mi amor y mi bendición en Mi nombre que Soy el Padre, el Hijo el Espíritu Santo, la paz de mi Divinidad nunca se aparte de Vosotros!
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