sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 66

Habéis oído el llamado de la campana y habeis despertado. La campana ha sido mi voz, que habéis recibido a través del entendimiento del hombre y el que ha despertado ha sido vuestro espíritu. No volváis a caer en letargo, pueblo amado, porque estáis viviendo en un tiempo de lucha. Si ya habéis comenzado a sembrar, no quiero que dejéis vuestras tierras abandonadas ni que perdáis el sitio que en mi campiña habéis venido a ocupar y que tanto dolor os ha costado alcanzar.

Dejad que vuestra conciencia haga su voluntad por sobre lo que piense vuestra mente y espíritu, ya que es ella la que verdaderamente se da cuenta de la misión que sobre el espíritu pesa. Mirad que si en lugar de seguir los dictados de la conciencia, os inclináis a obedecer los impulsos de la carne, pronto retornaréis al camino de la lucha estéril, al mundo de las frivolidades y de la vanidad, en donde vuestro espíritu se sentirá vacío y triste.

Venid a mi campiña y permaneced en ella; en sus tierras hay lugar para todos, en mi granero hay semilla en abundancia y en mi amor hay agua de vida, para que cultivéis la simiente divina.

Yo, el Sembrador Universal, os enseñaré todo cuanto necesitéis saber, Mi amor y mi paciencia acompañarán a cada una de mis lecciones, para que queden grabadas en vuestro espíritu, y así, cuando tengáis necesidad de sembrar recordando que vuestro corazón fue convertido en almacén de mi palabra, acudáis a él en busca de mi semilla de amor para vuestros hermanos.

Deteneos por ahora a escuchar mi palabra para que la dejéis penetrar hasta donde ella necesita llegar y cuando llegue el instante de sembrar, empezad con paso lento la jornada,a fin de que si tropezáis os levantéis presurosos y no os fatiguéis prematuramente.

No os detengáis en lo superficial de la palabra, porque no tendréis ocasión de percibir su esencia y abismaros en su luz infinita.

No os fanaticéis ni caigáis en idolatría amando objetos a los que vuestros hermanos les hayan dado alguna representación divina. Pensad que si vais a ser los discípulos de una Doctrina profundamente espiritual, tenéis que luchar por apartar de vuestro corazón ese culto material que por siglos ha alimentado la humanidad; pero eso sí, discípulos, hacedlo con toda firmeza, cuando verdaderamente estéis convencidos del paso que vais a dar, no sea que un día prediquéis para que vuestros hermanos se aparten de la idolatría y del fanatismo religioso y de pronto en una prueba que tengáis, caigais de hinojos ante un ídolo.

¿Comprendéis por qué siempre os estoy diciendo que analicéis mi palabra y que la estudiéis? Porque solamente en esa forma podra penetrar en vuestro ser la luz de la persuación. Entonces sí habrá una transformación total en vuestra manera de sentir, de pensar y de practicar.

Si observáis el desarrollo de mis manifestaciones a través del entendimiento humano, llegaréis a descubrir que el avance de mis enseñanzas se ha logrado con paso lento pero firme y seguro que os estoy aconsejando que sigáis.

Ved que en años pasados no os hablaba con la claridad con que ahora lo hago. Fui tolerante y complaciente, os permití algunas prácticas exteriores porque no era el tiempo propicio para apartar la paja del trigo, o sea la esencia de mi enseñanza de las prácticas superfluas. Yo contemplé que vuestra fe no era lo suficientemente firme para escuchar algunas revelaciones; en cambio ahora que la luz de mis enseñanzas va penetrando en el espíritu de algunos de mis discípulos, puedo hablaros con claridad.

Yo sé que no todos entienden por ahora el sentido de la espiritualidad, ni a todos les basta la idea de alimentarse sólo de esencia y tener que renunciar a ritos, símbolos y prácticas externas de que tanto gustan muchos corazones. Pero me bastará que al levantar de entre este pueblo mi palabra, un grupo de discípulos haya comprendido el sentido de la espiritualidad porque ese grupo será considerado como el Primer fruto que dio mi palabra comunicada por el entendimiento del hombre. Para ayudaros a comprender mi Doctrina os sigo entregando mis lecciones, os bendigo y os digo: Bienvenidos seáis, mis hijos, sentid el calor de mi espíritu, sentid mi presencia y recordad aquel tiempo en que me rodeabais para escuchar mis divinas palabras, en que me seguíais por los caminos para verme realizar milagros, mientras algunos no perdían una sola de mis sílabas para descubrir si era verdad o no cuanto hablaba. Unos y otros escuchásteis una voz armoniosa que hablaba incansable de amor, de perdón y de caridad; era una luz que nunca había brillado ante la humanidad. Esa palabra abrió un nuevo tiempo para el pueblo de Israel y para toda la humanidad.

Muchos de los que me oyeron en Jesús han venido a la Tierra en este tiempo y han vuelto a escucharme. Cuando creían haber cumplido su destino en este planeta y haber conquistado la Tierra Prometida, el espíritu ha vuelto para tratar de dar sólo un paso más hacia adelante en la senda de su perfeccionamiento espiritual.

Es necesaria la evolución para que el espíritu se ilumine con mi sabiduría. Hoy estáis oyendo de nuevo la voz que os habla de amor. A los nuevos discípulos y a todos los hombres les digo: amad a vuestros hermanos, pedidme por vuestros semejantes y os concederé prodigios. No temáis descubrir ante el mundo la misión que trae vuestro espíritu; de cierto os digo que no podréis ocultar vuestros dones y que ellos tarde o temprano se manifestarán.

Cuán difícil os parece abriros paso cumpliendo con vuestra misión en este tiempo; mas os digo que no es difícil, porque la humanidad está preparada para recibir mi mensaje.

En todos los tiempos los débiles se han acobardado ante la lucha mientras los fuertes han demostrado que la fe en mi Ley todo lo vence. Vuestro destino, Israel, ha sido comunicar siempre al mundo nuevos mensajes y revelaciones, por eso a veces dudáis de si seréis creídos; mas no temáis, llevad la semilla que os he confiado y sembradla, ya veréis cuántas tierras que creíais estériles las encontraréis fértiles al ser fecundadas con la verdad de mi Doctrina.

No dejéis de cumplir vuestra misión porque os sintáis indignos; de cierto os digo que hace tanto mal el que a sabiendas profana la Ley como el que posee una misión y deja de darle cumplimiento.

No olvidéis que al final el Padre vendrá a reclamaros lo que hayáis hecho mal, así como lo que hayáis dejado de hacer; sabed que tanto una falta como la otra harán sufrir a vuestro espíritu. Extended mi Doctrina, hablad a los hombres de mi palabra, convencedlos con vuestras obras de amor,invitadlos a oírme y cuando lleguen entre las multitudes y en su corazón se encienda la luz de la fe, les nombraré hijos del nuevo pueblo de Israel.

Ya no podréis perderos del camino; os he dado la luz para que analicéis y he abierto vuestros ojos para que penetréis aún en el más allá. Que el uso que hagáis de vuestros dones siempre sea bueno para que los resultados sean agradables a vuestro corazón y gratos al Padre.

Comprended que he venido a enseñaros una lección perfecta. Habéis oído a través de mis portavoces, en diferentes lugares y comarcas, que mi palabra dejará de escucharse en 1950. Desde hoy os digo: cuántos que hoy escuchan con aparente respeto mi palabra, cuando ese tiempo sea llegado se burlarán; cuántos que ahora me dicen: "Señor, no me apartaré de este camino", después me buscarán en templos, en sinagogas, en altares y en imágenes y no me encontrarán.

Mirad que no trato de sorprenderos levantando inesperadamente mi palabra, sino que mucho tiempo antes y en diferentes formas os lo estoy anunciando, para que comprendáis que debéis aprovechar estos instantes y estas lecciones, para que después no vayáis a caer en confusiones y en profanación. ¡Cuántos de los que hoy se dicen mis discípulos, mis labriegos, van a traicionarme en aquella hora!

El momento en que dejéis de escucharme a través del entendimiento del portavoz está marcado; mas he prometido a los que se preparen que escucharán después el eco de mi palabra en el santuario de su corazón.

Mi justicia tendrá que venir a cortar de raíz toda la mala hierba y es mi voluntad que en esa hora mi hoz os encuentre como trigo y no como cizaña. Os hablo en vuestro idioma y con toda claridad para que no digáis mañana que os hablé en sentido figurado y que por eso no me comprendísteis.

Estos recintos quedarán preparados para vuestras reuniones y para seguir recibiendo a las nuevas multitudes. Guardianes espirituales los custodiarán.

Os estoy hablando de un paso trascendental que vais a dar, de un instante de prueba que va a llegar y no veo que vuestro corazón se estremezca. ¡Cuánto os habéis familiarizado con mi palabra; mas ella pasará y no habréis sabido apreciar el tesoro que tuvisteis!

Os he dicho en muchas ocasiones que Yo no me mancho con lo superfluo o malo, por lo que debéis comprender que no estaré mezclado en vuestras imposturas y profanaciones.

Algúnos se han transformado al escuchar mi enseñanza; pero ved en lo que consiste su transformación: llegaron humildes,llorosos y contritos, sin bien alguno, más luego que recibieron su heredad espiritual levantaron altivamente su faz, se sintieron señores y hasta reyes, y en su soberbia han querido pasar sobre la voluntad de su Padre. ¿Sabéis en dónde se quedan las vanidades y el orgullo? en las entrañas de la tierra, ¿Y las desobediencias, los desacatos y las ofensas?, en vuestro espíritu una vez que se desprenda de su envoltura. Sois átomos que vivís por mi caridad divina sin la cual no existiríais ya.

El que vanidosamente crea poder abarcar mi Obra con su mente y saberlo todo, es porque nada sabe; en cambio, el que se abisma en mi sabiduría y en mi grandeza a tal grado que dice: nada sé y nada soy ante mi Señor, ése está a punto de saber.

Este pueblo que tanto ha gozado con mi palabra en este tiempo, si no se prepara, si no doblega su entendimiento reacio a mis lecciones, mucho será lo que tenga que llorar después.

¿Queréis saber cual es mi deseo? Que cumpláis con humildad mis mandatos en la Tierra para que al terminar vuestra misión, vuestro espíritu limpio y luminoso por su cumplimiento, llegue muy alto hasta alcanzar aquellas moradas benditas que están reservadas a los hijos obedientes del Señor.

En mi mesa hay un lugar preparado para cada uno de vosotros y un manjar también. Cuando hayáis comido y bebido en mi mesa, no volveréis a tener hambre ni sed. Dejaréis de buscarme en templos y altares hechos por la mano del hombre, reconociendo que me lleváis en el santuario interior de vuestro espíritu.

Todo lo tenía Yo dispuesto para cuando llegáseis ante mi palabra porque soy el que vela por todos. ¡Ah! si me hubiéseis estado esperando cuán grande hubiera sido vuestro adelanto; mas ya estáis Conmigo escuchando mis enseñanzas.

Varones, no temáis a las pruebas de la vida, ni os dobleguéis bajo el peso de vuestras culpas; dad al espíritu tiempo y fuerzas para el cumplimiento de vuestra misión espiritual y lograréis elevaros siempre en vuestro camino de evolución.

Mujeres: no lloréis sólo por los vuestros, mirad que vuestro corazón debe sentir el dolor de la humanidad. Perdonad a vuestros hermanos para que esté limpio vuestro corazón y pueda dar albergue a la caridad.

¿Creéis que Yo hubiese venido a vosotros si antes no os hubiése perdonado y si en mi Espíritu no existiese la caridad?

Esto quiero que hagáis con vuestros hermanos; pero no temáis llevarles la buena nueva, no dudéis de vuestros dones, ni desconfiéis del resultado de vuestras obras de amor hacia ellos, porque la falta de fe os llevaría al fracaso, vuestra palabra no convencería, ni vuestras obras tendrían simiente de firmeza.

¡Oh humanidad, creación bendita, si supiéseis cómo os ama vuestro Padre! Os perdéis y vengo en busca de vosotros; cuando me buscáis os abro las puertas de salvación, me llamáis y os respondo al instante; mas no me sentís, no me escucháis, ni me véis, porque no estáis preparados.

En esta Era estoy preparando a este pueblo para que de él surjan los ciento cuarenta y cuatro mil que han de llevar mi mensaje a la humanidad.

Pueblo amado, esperad con serenidad las vicisitudes terrenales y ved en cada prueba un peldaño que os acerca a las mansiones que, aunque desconocidas por vosotros, son presentidas y deseadas por vuestro espíritu.

Soy Yo, el Señor, quien os habla, no os extrañe que me comunique con vosotros porque así lo he hecho desde que formé al primer hombre. Meditad un poco, volved vuestro pensaminto hacia el pasado, repasad la historia y me encontraréis comunicándome a cada paso con la humanidad.

A los pequeños que me escuchan les digo: Bienaventurados vosotros que habéis venido a la Tierra en el tiempo del Espíritu Santo porque vuestros dones hallarán campo propicio para manifestarse; mas escuchadme, no vayáis a dejaros llevar por los malos ejemplos de vuestros mayores; mirad que la sangre del Cordero hecha luz ha caído sobre vuestro espíritu para mostrarle la senda por donde deberá escalar con obediencia y amor para llegar a Mí. Bienvenidos seáis vosotros que venís en busca de vuestra heredad que por largo tiempo habéis esperado.

Hay gozo en el Espíritu del Padre cuando dejáis de ser los necesitados; mas no vengo a poner precio a lo que os doy. Os entrego mi caridad sin poneros condiciones en tanto que vosotros sí me las ponéis para amarme si os concedo lo que me pedís. En esta enseñanza aprenderéis a pedir, a recibir y a dar. También aprended a esperar la hora en que sea mi voluntad entregáros lo que sea más conveniente a vuestro espíritu.No desesperéis, no blasfeméis, ni faltéis a la fe; pensad que os amo, que soy justo con vosotros. A quienes me sirven en esta Obra les digo: no busquéis pagos ni recompensas; haced la caridad y seguid adelante. Todo lo que hagáis en mi nombre lo veréis realizado y en ello tendréis la mejor recompensa.

Escuchando mi palabra por el conducto humano, muchos se sorprenden y se preguntan: ¿De qué gracia gozamos los mortales para que el mismo Dios se digne hablarnos? Y el Maestro os contesta: Gracia no la hallo en vosotros, privilegio sí, el de que poseéis espíritu. Y si os hablo a través del entendimiento y la boca de un hombre, es porque él tiene vida, no así vuestros ídolos a través de los cuales me adorábais. No me comuniqué en esta forma en los tiempos pasados porque vuestro espíritu y vuestra mente no estaban preparados ni elevados lo suficiente para recibirme. Hoy os he encontrado capacitados para poder manifestarme por vuestro conducto. Ya no fue necesario que el Verbo se hiciera hombre para hablaros. Este don lo tenía reservado el Espíritu Santo a vosotros.

Yo estoy sobre los tiempos, sobre todo lo creado; mi divíno Espíritu no está sujeto a la evolución, Soy Eterno y Perfecto, no así vosotros que sí tenéis principio, que sí estáis sujetos a leyes de evolución y que además sentís sobre vuestro ser el paso del tiempo, No digáis entonces que el Padre pertenece a una era, Cristo a otra y el Espíritu Santo a otra porque el Padre es eterno y no pertenece a ninguna era, sino los tiempos le pertencen a El y Cristo desaparecido en cuanto hombre, es Dios mismo, así como el Espíritu Santo, que no es otro que vuestro mismo Padre quien viene preparando su expresión más eleveda ante vosotros, es decir, ya sin la ayuda de algún elemento material.

Si veis que me estoy comunicando por el entendimiento humano, tomad esta forma solamente como una preparación para que mañana os comuniquéis con perfección de espíritu a Espíritu con vuestro Padre. Preparación he llamado a esta comunicación, mas no por ello he dejado de manifestar a través de ella mi gloria, ni he dejado de revelaros enseñanzas perfectas.

No debéis de ver varios dioses en donde sólo existe uno que ha tenido que mostrarse bajo diversas fases según el adelanto espiritual que la humanidad va alcanzando.

Jesús, en aquel tiempo os dio, desde el primero hasta el postrer instante de su paso por este mundo, una revelación perfecta; sin embargo, os declaró: "No os lo digo todo porque no comprenderíais". Mas luego dijo: "Yo os enviaré el Espíritu de Verdad, el cual os lo revelará todo". Así os dí a entender que aquellos que no podían comprender mis revelaciones en aquel tiempo llegaría el momento en que mediante el desarrollo de su espíritu y su elevación, las entenderían a través de mi palabra del Tercer Tiempo.

Hoy estáis en la Era en que el Señor viene en Espíritu a mostraros nuevas enseñanzas de su arcano. Este tiempo se inicia apenas y no podéis concebir lo que reserve para el espíritu de la humanidad, los pasos que en esta senda den los hombres, ni las nuevas revelaciones que os estén reservadas. El tiempo de los milagros materiales, según los entendéis, ha pasado. Hoy vuestro espíritu se sobrecogerá de admiración y amor ante mis nuevas obras y manifestaciones. Ayer sólo creíais ante el imposible hecho posible, ante el prodigio material. Hoy creeréis,por la esencia divina de mis manifestaciones, en vuestro espíritu. ¿Suspiraréis por los milagros de los tiempos pasados como la roca que manó agua al tocarla o el maná que salvo a las multitudes de perecer de hambre en el desierto? ¿Pensáis en Cristo dando vista a los ciegos, limpiando a los leprosos y haciendo andar a los paralíticos con sólo mandar que se hiciera? ¿Pensáis en los muertos que resucitaba con sólo decirles: "Levantate"? De cierto os digo que todos esos milagros volverán, mas los veréis realizarse en otra forma y de cierto: ¡Cuántos de ellos estoy haciendo entre vosotros!

De tiempo en tiempo, fui descendiendo mas y más hasta hacerme hombre para habitar entre los hombres. Ahora sois vosotros los que empezáis vuestra ascención e iréis acercándoos cada vez más a Mí. ¿Quiénes serán los que al llegar el año 1950 comprendan cuando menos estas enseñanzas?

La escala de Jacob está delante de vosotros; es aquella que vio el patriarca en un sueño, es el camino que recorrerá vuestro espíritu para llegar al Señor. Muchas y nuevas lecciones sabéis, mas que ello no sea motivo para que os moféis de quienes en su ignorancia me buscan a través de cultos idólatras. ¿Acaso sabéis si aquellos, sabiendo menos, me aman más que vosotros? La escala de que os hablo es el camino por el que inexorablemente deberán llegar todos a Mí.

Pueblo: las naciones están en guerra, orad y no las juzguéis; no estéis deseando la victoria de unas y la destrucción de otras porque todas se hallan bajo una dura prueba.

Mi amor y mi gracia son con vosotros. Este es el Tercer Tiempo en que se levanta nuevamente vuestro espíritu en busca de la luz; a pesar de los tiempos transcurridos y aún en medio del caos que reina en vuestro mundo sabéis levantaros para buscarme, ¿Quién podrá impedir el desarrollo de los dones que lleva en su espíritu?

Dejad que mi palabra penetre en vuestro corazón para que más tarde llegue a todos los hombres. Si notáis que mis portavoces no han alcanzado la perfección, comprended que hasta la más sencilla lección o máxima, que por ellos os enseño, encierra esencia divina, Alentad a esos corazones con vuestra fe y con vuestra confianza y en verdad os digo que recogeréis frutos perfectos.

Cuando esta nación viva practicando mi lección de espiritualidad, veréis venir caravanas de extranjeros quienes mirarán a este suelo como tierra de promisión y cuando se hallen en su seno y vean cómo vive este pueblo y cómo eleva su culto a Dios, reconocerán que en vuestro corazón existe la paz y la luz del Señor, pero que la Nueva Jerusalén está más allá de este mundo. Cuidad que vuestras obras no borren el camino que puede conducirles hasta la meta ansiada que es mi Reino. Sea el amor, la buena voluntad, la fraternidad, con las que recibáis a vuestros hermanos. Que no haya antipatía o rencor hacia ningún hermano de otras razas o pueblos. Amad y perdonad y con ésto encenderéis en su corazón la esperanza en mi perdón divino.

Enseñad la enmienda, el arrepentimiento, la regeneración, la paciencia en las pruebas y en las expiaciones y con ello destruiréis el temor supersticioso hacia el infierno que habéis imaginado, y en cambio, construiréis un santuario a mi Divinidad y un concepto más perfecto de mi justicia divina.

Si Yo fui quien os enseñó a "amaros los unos a los otros" y a perdonar a quien os ofendiere, os di pruebas de ello con mis obras también, Os hablo de manifestaciones celestiales, mas lo hago en sentido figurado para que me comprendáis mejor. No puedo revelaros toda la vida espiritual porque vuestra mente no alcanzaría aún a concebirla. Es mejor que os vaya revelando paso a paso el camino que conduce a la cumbre y cuando menos penséis os veréis ante mi presencia.

Os he anunciado tiempos de prueba y de dolor; mas no temáis, porque si en ellos penetráis con preparación, quedaréis asombrados ante los prodigios que para esos días os tengo reservados; entonces los incrédulos creerán.

Todo lo que os he revelado en estos tiempos es para que lo déis a conocer a la humanidad; ésta es vuestra misión, la cual cumpliréis a fin de que sigáis adelantando en el Más Allá.

Discípulos, de cierto os digo que si en este tiempo vine a manifestarme entre vosotros, no fue porque los hombres me hubiesen llamado. Os he visitado porque ésta ha sido mi voluntad y con ello he cumplido una promesa. Los elementos testificaron mi nueva presencia y algunos corazones la sintieron; no fueron las campanas las que me anunciaron. ¡Cuánto tendrán que purificarse los hombres para que puedan percibir mi presencia!

¡Si el mundo hubiese perseverado en mi palabra, no sería necesario que sus ojos lloraran para poderme contemplar!

Voy a mostraros nuevamente la hoja de la Ley; ella es el principio y el fin del libro que estoy revelandoos para que en el tiempo de mi partida podáis quedar preparados.

Hoy es una corta porción la que me circunda, pero mañana serán inmensas las multitudes que me rodeen; entre ellas vendrán los fariseos, los hipócritas, buscando errores en mi Doctrina para excitar el ánimo de las turbas contra mi Obra. Ellos no saben que antes de que escudriñen mi palabra, ellos serán escudriñados.

A vostros sólo os tocará permanecer serenos, tranquilos y mostrar la virtud de mi enseñanza en vuestras obras; si así os comportáis en las pruebas, hasta los más encarnizados perseguidores confesarán que en verdad me habéis oído. Vengo a derramar el saber en vosotros porque solamente con sabiduría estaréis cerca del Padre.

Os doy mi palabra con la misma esencia con que os hablé en el Segundo Tiempo y he venido a recordaros muchas de mis enseñanzas que habíais olvidado, o de las cuales os habéis apartado debido a erróneas interpretaciones de vuestros antepasados.

A tal grado cumplíais mal con mi Doctrina, que puedo deciros que habíais creado un camino completamente distinto al mío pero al que dabais el mismo nombre. Nadie más que Yo podía sacaros de vuestro error con palabras de vida, de amor y de verdad.

Por eso ahora que me estáis escuchando, analizad y comprended mi palabra y en vosotros habrá luz. Este es el tiempo en que vengo a deciros con toda claridad que la reencarnación del espíritu existe, que ella es desde el principio de la humanidad como luz de justicia y de amor divino, sin la cual no podríais avanzar en el largo camino del perfeccionamiento del espíritu. Soy Yo quien os ha dicho que pertenecéis al linaje espiritual de Abraham, que pertenecéis a esta humanidad que en un tiempo se hunde, para luego levantarse en otro a la voz de alguno de mis enviados, para volver a caer y nuevamente levantarse como en el presente. Habéis llegado al Sexto Sello, mas me presentáis un fardo de errores como escoria de la humanidad, pero os levantáis sobre los pecados con capacidad espiritual para comprenderme y sentirme y con el temple para seguirme sin titubeos hasta el final.

Si tenéis fe, oíd la voz de vuestra conciencia y os parecerá más clara; si escucháis esta palabra, recordad vuestro pasado para que juzguéis vuestra vida, vuestro amor y vuestros méritos; ella os dirá si os habéis consagrado al cumplimiento de vuestra misión o no. Mas no temáis, que en la Tierra no existen justos ante los cuales pudiérais avergonzaros; el único justo soy Yo, y vengo a juzgaros con amor.

Escoria os he llamado por vuestros pecados y por vuestra insignificancia entre esta humanidad; mas también sé decíros que de esta escoria me serviré para después de limpiarla, presentarla como un ejemplo.

Formad un pueblo donde déis buen cumplimiento a la Ley de Dios y a las humanas, donde exista moral y elevación de espíritu. En verdad os digo: Yo contemplo que en este tiempo el hombre y la mujer se han apartado de su sendero.

Descubro hombres que se apartan de sus responsabilidades, mujeres que huyen de la maternidad y otras que invaden los campos destinados al hombre, cuando desde la antigüedad se os dijo que el hombre es la cabeza de la mujer. No por ello se sienta la mujer menospreciada porque ahora os digo que la mujer es el corazón del hombre. He ahí porqué he instituido y santificado el matrimonio, porque en la unión de esos dos seres espiritualmente iguales pero corporalmente diferentes, se encuentra el estado perfecto.

¿Quién duda de que Yo esté hablando al mundo, sólo porque su pecado lo haga indigno de Mí? ¿Qué mérito habría en Mí, si sólo fuese a donde sólo existieren justos, donde no hubiere dolor ni ignorancia? Si el Padre inspira a los hijos a que hagan méritos para que alcancen por medio de ellos su gracia, también el Padre hace méritos delante de sus hijos para tener derecho a ser amado. Aún os veo como a niños a quienes vengo a ayudar para levantaros del fango, llevaros a la fuente y en ella lavaros, para luego vestiros con el atavío de la virtud.


¡Toma de mi amor y mi bendición en Mi nombre que Soy el Padre, el Hijo el Espíritu Santo, la paz de mi Divinidad nunca se aparte de Vosotros!

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