Habéis oído el llamado de la campana y habeis despertado. La
campana ha sido mi voz, que habéis recibido a través del entendimiento del
hombre y el que ha despertado ha sido vuestro espíritu. No volváis a caer en letargo, pueblo amado, porque estáis
viviendo en un tiempo de lucha. Si ya habéis comenzado a sembrar, no quiero que
dejéis vuestras tierras abandonadas ni que perdáis el sitio que en mi campiña
habéis venido a ocupar y que tanto dolor os ha costado alcanzar.
Dejad que vuestra conciencia haga su voluntad por sobre lo
que piense vuestra mente y espíritu, ya que es ella la que verdaderamente se da
cuenta de la misión que sobre el espíritu pesa. Mirad que si en lugar de seguir
los dictados de la conciencia, os inclináis a obedecer los impulsos de la
carne, pronto retornaréis al camino de la lucha estéril, al mundo de las
frivolidades y de la vanidad, en donde vuestro espíritu se sentirá vacío y
triste.
Venid a mi campiña y permaneced en ella; en sus tierras hay
lugar para todos, en mi granero hay semilla en abundancia y en mi amor hay agua
de vida, para que cultivéis la simiente divina.
Yo, el Sembrador Universal, os enseñaré todo cuanto
necesitéis saber, Mi amor y mi paciencia acompañarán a cada una de mis
lecciones, para que queden grabadas en vuestro espíritu, y así, cuando tengáis
necesidad de sembrar recordando que vuestro corazón fue convertido en almacén
de mi palabra, acudáis a él en busca de mi semilla de amor para vuestros
hermanos.
Deteneos por ahora a escuchar mi palabra para que la dejéis
penetrar hasta donde ella necesita llegar y cuando llegue el instante de
sembrar, empezad con paso lento la jornada,a fin de que si tropezáis os
levantéis presurosos y no os fatiguéis prematuramente.
No os detengáis en lo superficial de la palabra, porque no
tendréis ocasión de percibir su esencia y abismaros en su luz infinita.
No os fanaticéis ni caigáis en idolatría amando objetos a
los que vuestros hermanos les hayan dado alguna representación divina. Pensad
que si vais a ser los discípulos de una Doctrina profundamente espiritual,
tenéis que luchar por apartar de vuestro corazón ese culto material que por
siglos ha alimentado la humanidad; pero eso sí, discípulos, hacedlo con toda
firmeza, cuando verdaderamente estéis convencidos del paso que vais a dar, no
sea que un día prediquéis para que vuestros hermanos se aparten de la idolatría
y del fanatismo religioso y de pronto en una prueba que tengáis, caigais de
hinojos ante un ídolo.
¿Comprendéis por qué siempre os estoy diciendo que analicéis
mi palabra y que la estudiéis? Porque solamente en esa forma podra penetrar en
vuestro ser la luz de la persuación. Entonces sí habrá una transformación total
en vuestra manera de sentir, de pensar y de practicar.
Si observáis el desarrollo de mis manifestaciones a través
del entendimiento humano, llegaréis a descubrir que el avance de mis enseñanzas
se ha logrado con paso lento pero firme y seguro que os estoy aconsejando que
sigáis.
Ved que en años pasados no os hablaba con la claridad con
que ahora lo hago. Fui tolerante y complaciente, os permití algunas prácticas
exteriores porque no era el tiempo propicio para apartar la paja del trigo, o
sea la esencia de mi enseñanza de las prácticas superfluas. Yo contemplé que
vuestra fe no era lo suficientemente firme para escuchar algunas revelaciones;
en cambio ahora que la luz de mis enseñanzas va penetrando en el espíritu de
algunos de mis discípulos, puedo hablaros con claridad.
Yo sé que no todos entienden por ahora el sentido de la
espiritualidad, ni a todos les basta la idea de alimentarse sólo de esencia y
tener que renunciar a ritos, símbolos y prácticas externas de que tanto gustan
muchos corazones. Pero me bastará que al levantar de entre este pueblo mi
palabra, un grupo de discípulos haya comprendido el sentido de la
espiritualidad porque ese grupo será considerado como el Primer fruto que dio
mi palabra comunicada por el entendimiento del hombre. Para ayudaros a
comprender mi Doctrina os sigo entregando mis lecciones, os bendigo y os digo:
Bienvenidos seáis, mis hijos, sentid el calor de mi espíritu, sentid mi
presencia y recordad aquel tiempo en que me rodeabais para escuchar mis divinas
palabras, en que me seguíais por los caminos para verme realizar milagros,
mientras algunos no perdían una sola de mis sílabas para descubrir si era
verdad o no cuanto hablaba. Unos y otros escuchásteis una voz armoniosa que
hablaba incansable de amor, de perdón y de caridad; era una luz que nunca había
brillado ante la humanidad. Esa palabra abrió un nuevo tiempo para el pueblo de
Israel y para toda la humanidad.
Muchos de los que me oyeron en Jesús han venido a la Tierra
en este tiempo y han vuelto a escucharme. Cuando creían haber cumplido su
destino en este planeta y haber conquistado la Tierra Prometida, el espíritu ha
vuelto para tratar de dar sólo un paso más hacia adelante en la senda de su
perfeccionamiento espiritual.
Es necesaria la evolución para que el espíritu se ilumine
con mi sabiduría. Hoy estáis oyendo de nuevo la voz que os habla de amor. A los
nuevos discípulos y a todos los hombres les digo: amad a vuestros hermanos,
pedidme por vuestros semejantes y os concederé prodigios. No temáis descubrir
ante el mundo la misión que trae vuestro espíritu; de cierto os digo que no
podréis ocultar vuestros dones y que ellos tarde o temprano se manifestarán.
Cuán difícil os parece abriros paso cumpliendo con vuestra
misión en este tiempo; mas os digo que no es difícil, porque la humanidad está
preparada para recibir mi mensaje.
En todos los tiempos los débiles se han acobardado ante la
lucha mientras los fuertes han demostrado que la fe en mi Ley todo lo vence.
Vuestro destino, Israel, ha sido comunicar siempre al mundo nuevos mensajes y
revelaciones, por eso a veces dudáis de si seréis creídos; mas no temáis,
llevad la semilla que os he confiado y sembradla, ya veréis cuántas tierras que
creíais estériles las encontraréis fértiles al ser fecundadas con la verdad de
mi Doctrina.
No dejéis de cumplir vuestra misión porque os sintáis
indignos; de cierto os digo que hace tanto mal el que a sabiendas profana la
Ley como el que posee una misión y deja de darle cumplimiento.
No olvidéis que al final el Padre vendrá a reclamaros lo que
hayáis hecho mal, así como lo que hayáis dejado de hacer; sabed que tanto una
falta como la otra harán sufrir a vuestro espíritu. Extended mi Doctrina,
hablad a los hombres de mi palabra, convencedlos con vuestras obras de
amor,invitadlos a oírme y cuando lleguen entre las multitudes y en su corazón
se encienda la luz de la fe, les nombraré hijos del nuevo pueblo de Israel.
Ya no podréis perderos del camino; os he dado la luz para
que analicéis y he abierto vuestros ojos para que penetréis aún en el más allá.
Que el uso que hagáis de vuestros dones siempre sea bueno para que los
resultados sean agradables a vuestro corazón y gratos al Padre.
Comprended que he venido a enseñaros una lección perfecta.
Habéis oído a través de mis portavoces, en diferentes lugares y comarcas, que
mi palabra dejará de escucharse en 1950. Desde hoy os digo: cuántos que hoy
escuchan con aparente respeto mi palabra, cuando ese tiempo sea llegado se
burlarán; cuántos que ahora me dicen: "Señor, no me apartaré de este
camino", después me buscarán en templos, en sinagogas, en altares y en
imágenes y no me encontrarán.
Mirad que no trato de sorprenderos levantando
inesperadamente mi palabra, sino que mucho tiempo antes y en diferentes formas
os lo estoy anunciando, para que comprendáis que debéis aprovechar estos
instantes y estas lecciones, para que después no vayáis a caer en confusiones y
en profanación. ¡Cuántos de los que hoy se dicen mis discípulos, mis labriegos,
van a traicionarme en aquella hora!
El momento en que dejéis de escucharme a través del
entendimiento del portavoz está marcado; mas he prometido a los que se preparen
que escucharán después el eco de mi palabra en el santuario de su corazón.
Mi justicia tendrá que venir a cortar de raíz toda la mala
hierba y es mi voluntad que en esa hora mi hoz os encuentre como trigo y no
como cizaña. Os hablo en vuestro idioma y con toda claridad para que no digáis
mañana que os hablé en sentido figurado y que por eso no me comprendísteis.
Estos recintos quedarán preparados para vuestras reuniones y
para seguir recibiendo a las nuevas multitudes. Guardianes espirituales los
custodiarán.
Os estoy hablando de un paso trascendental que vais a dar,
de un instante de prueba que va a llegar y no veo que vuestro corazón se
estremezca. ¡Cuánto os habéis familiarizado con mi palabra; mas ella pasará y
no habréis sabido apreciar el tesoro que tuvisteis!
Os he dicho en muchas ocasiones que Yo no me mancho con lo
superfluo o malo, por lo que debéis comprender que no estaré mezclado en
vuestras imposturas y profanaciones.
Algúnos se han transformado al escuchar mi enseñanza; pero
ved en lo que consiste su transformación: llegaron humildes,llorosos y
contritos, sin bien alguno, más luego que recibieron su heredad espiritual
levantaron altivamente su faz, se sintieron señores y hasta reyes, y en su
soberbia han querido pasar sobre la voluntad de su Padre. ¿Sabéis en dónde se
quedan las vanidades y el orgullo? en las entrañas de la tierra, ¿Y las
desobediencias, los desacatos y las ofensas?, en vuestro espíritu una vez que
se desprenda de su envoltura. Sois átomos que vivís por mi caridad divina sin
la cual no existiríais ya.
El que vanidosamente crea poder abarcar mi Obra con su mente
y saberlo todo, es porque nada sabe; en cambio, el que se abisma en mi
sabiduría y en mi grandeza a tal grado que dice: nada sé y nada soy ante mi
Señor, ése está a punto de saber.
Este pueblo que tanto ha gozado con mi palabra en este
tiempo, si no se prepara, si no doblega su entendimiento reacio a mis
lecciones, mucho será lo que tenga que llorar después.
¿Queréis saber cual es mi deseo? Que cumpláis con humildad
mis mandatos en la Tierra para que al terminar vuestra misión, vuestro espíritu
limpio y luminoso por su cumplimiento, llegue muy alto hasta alcanzar aquellas moradas benditas que están
reservadas a los hijos obedientes del Señor.
En mi mesa hay un lugar preparado para cada uno de vosotros
y un manjar también. Cuando hayáis comido y bebido en mi mesa, no volveréis a
tener hambre ni sed. Dejaréis de buscarme en templos y altares hechos por la
mano del hombre, reconociendo que me lleváis en el santuario interior de
vuestro espíritu.
Todo lo tenía Yo dispuesto para cuando llegáseis ante mi
palabra porque soy el que vela por todos. ¡Ah! si me hubiéseis estado esperando
cuán grande hubiera sido vuestro adelanto; mas ya estáis Conmigo escuchando mis
enseñanzas.
Varones, no temáis a las pruebas de la vida, ni os
dobleguéis bajo el peso de vuestras culpas; dad al espíritu tiempo y fuerzas
para el cumplimiento de vuestra misión espiritual y lograréis elevaros siempre
en vuestro camino de evolución.
Mujeres: no lloréis sólo por los vuestros, mirad que vuestro
corazón debe sentir el dolor de la humanidad. Perdonad a vuestros hermanos para
que esté limpio vuestro corazón y pueda dar albergue a la caridad.
¿Creéis que Yo hubiese venido a vosotros si antes no os
hubiése perdonado y si en mi Espíritu no existiese la caridad?
Esto quiero que hagáis con vuestros hermanos; pero no temáis
llevarles la buena nueva, no dudéis de vuestros dones, ni desconfiéis del
resultado de vuestras obras de amor hacia ellos, porque la falta de fe os
llevaría al fracaso, vuestra palabra no convencería, ni vuestras obras tendrían
simiente de firmeza.
¡Oh humanidad, creación bendita, si supiéseis cómo os ama
vuestro Padre! Os perdéis y vengo en busca de vosotros; cuando me buscáis os
abro las puertas de salvación, me llamáis y os respondo al instante; mas no me
sentís, no me escucháis, ni me véis, porque no estáis preparados.
En esta Era estoy preparando a este pueblo para que de él
surjan los ciento cuarenta y cuatro mil que han de llevar mi mensaje a la
humanidad.
Pueblo amado, esperad con serenidad las vicisitudes
terrenales y ved en cada prueba un peldaño que os acerca a las mansiones que,
aunque desconocidas por vosotros, son presentidas y deseadas por vuestro
espíritu.
Soy Yo, el Señor, quien os habla, no os extrañe que me
comunique con vosotros porque así lo he hecho desde que formé al primer hombre.
Meditad un poco, volved vuestro pensaminto hacia el pasado, repasad la historia
y me encontraréis comunicándome a cada paso con la humanidad.
A los pequeños que me escuchan les digo: Bienaventurados
vosotros que habéis venido a la Tierra en el tiempo del Espíritu Santo porque
vuestros dones hallarán campo propicio para manifestarse; mas escuchadme, no
vayáis a dejaros llevar por los malos ejemplos de vuestros mayores; mirad que
la sangre del Cordero hecha luz ha caído sobre vuestro espíritu para mostrarle
la senda por donde deberá escalar con obediencia y amor para llegar a Mí.
Bienvenidos seáis vosotros que venís en busca de vuestra heredad que por largo
tiempo habéis esperado.
Hay gozo en el Espíritu del Padre cuando dejáis de ser los
necesitados; mas no vengo a poner precio a lo que os doy. Os entrego mi caridad
sin poneros condiciones en tanto que vosotros sí me las ponéis para amarme si
os concedo lo que me pedís. En esta enseñanza aprenderéis a pedir, a recibir y
a dar. También aprended a esperar la hora en que sea mi voluntad entregáros lo
que sea más conveniente a vuestro espíritu.No desesperéis, no blasfeméis, ni
faltéis a la fe; pensad que os amo, que soy justo con vosotros. A quienes me
sirven en esta Obra les digo: no busquéis pagos ni recompensas; haced la
caridad y seguid adelante. Todo lo que hagáis en mi nombre lo veréis realizado
y en ello tendréis la mejor recompensa.
Escuchando mi palabra por el conducto humano, muchos se
sorprenden y se preguntan: ¿De qué gracia gozamos los mortales para que el
mismo Dios se digne hablarnos? Y el Maestro os contesta: Gracia no la hallo en
vosotros, privilegio sí, el de que poseéis espíritu. Y si os hablo a través del
entendimiento y la boca de un hombre, es porque él tiene vida, no así vuestros
ídolos a través de los cuales me adorábais. No me comuniqué en esta forma en
los tiempos pasados porque vuestro espíritu y vuestra mente no estaban
preparados ni elevados lo suficiente para recibirme. Hoy os he encontrado
capacitados para poder manifestarme por vuestro conducto. Ya no fue necesario
que el Verbo se hiciera hombre para hablaros. Este don lo tenía reservado el
Espíritu Santo a vosotros.
Yo estoy sobre los tiempos, sobre todo lo creado; mi divíno
Espíritu no está sujeto a la evolución, Soy Eterno y Perfecto, no así vosotros
que sí tenéis principio, que sí estáis sujetos a leyes de evolución y que
además sentís sobre vuestro ser el paso del tiempo, No digáis entonces que el
Padre pertenece a una era, Cristo a otra y el Espíritu Santo a otra porque el
Padre es eterno y no pertenece a ninguna era, sino los tiempos le pertencen a El y
Cristo desaparecido en cuanto hombre, es Dios mismo, así como el Espíritu
Santo, que no es otro que vuestro mismo Padre quien viene preparando su
expresión más eleveda ante vosotros, es decir, ya sin la ayuda de algún
elemento material.
Si veis que me estoy comunicando por el entendimiento
humano, tomad esta forma solamente como una preparación para que mañana os
comuniquéis con perfección de espíritu a Espíritu con vuestro Padre.
Preparación he llamado a esta comunicación, mas no por ello he dejado de
manifestar a través de ella mi gloria, ni he dejado de revelaros enseñanzas
perfectas.
No debéis de ver varios dioses en donde sólo existe uno que
ha tenido que mostrarse bajo diversas fases según el adelanto espiritual que la
humanidad va alcanzando.
Jesús, en aquel tiempo os dio, desde el primero hasta el
postrer instante de su paso por este mundo, una revelación perfecta; sin embargo,
os declaró: "No os lo digo todo porque no comprenderíais". Mas luego
dijo: "Yo os enviaré el Espíritu de Verdad, el cual os lo revelará
todo". Así os dí a entender que aquellos que no podían comprender mis
revelaciones en aquel tiempo llegaría el momento en que mediante el desarrollo
de su espíritu y su elevación, las entenderían a través de mi palabra del
Tercer Tiempo.
Hoy estáis en la Era en que el Señor viene en Espíritu a
mostraros nuevas enseñanzas de su arcano. Este tiempo se inicia apenas y no
podéis concebir lo que reserve para el espíritu de la humanidad, los pasos que
en esta senda den los hombres, ni las nuevas revelaciones que os estén
reservadas. El tiempo de los milagros materiales, según los entendéis, ha
pasado. Hoy vuestro espíritu se sobrecogerá de admiración y amor ante mis
nuevas obras y manifestaciones. Ayer sólo creíais ante el imposible hecho
posible, ante el prodigio material. Hoy creeréis,por la esencia divina de mis
manifestaciones, en vuestro espíritu. ¿Suspiraréis por los milagros de los
tiempos pasados como la roca que manó agua al tocarla o el maná que salvo a las
multitudes de perecer de hambre en el desierto? ¿Pensáis en Cristo dando vista
a los ciegos, limpiando a los leprosos y haciendo andar a los paralíticos con
sólo mandar que se hiciera? ¿Pensáis en los muertos que resucitaba con sólo
decirles: "Levantate"? De cierto os digo que todos esos milagros
volverán, mas los veréis realizarse en otra forma y de cierto: ¡Cuántos de
ellos estoy haciendo entre vosotros!
De tiempo en tiempo, fui descendiendo mas y más hasta
hacerme hombre para habitar entre los hombres. Ahora sois vosotros los que
empezáis vuestra ascención e iréis acercándoos cada vez más a Mí. ¿Quiénes
serán los que al llegar el año 1950 comprendan cuando menos estas enseñanzas?
La escala de Jacob está delante de vosotros; es aquella que
vio el patriarca en un sueño, es el camino que recorrerá vuestro espíritu para
llegar al Señor. Muchas y nuevas lecciones sabéis, mas que ello no sea motivo
para que os moféis de quienes en su ignorancia me buscan a través de cultos
idólatras. ¿Acaso sabéis si aquellos, sabiendo menos, me aman más que vosotros?
La escala de que os hablo es el camino por el que inexorablemente deberán
llegar todos a Mí.
Pueblo: las naciones están en guerra, orad y no las
juzguéis; no estéis deseando la victoria de unas y la destrucción de otras
porque todas se hallan bajo una dura prueba.
Mi amor y mi gracia son con vosotros. Este es el Tercer
Tiempo en que se levanta nuevamente vuestro espíritu en busca de la luz; a
pesar de los tiempos transcurridos y aún en medio del caos que reina en vuestro
mundo sabéis levantaros para buscarme, ¿Quién podrá impedir el desarrollo de
los dones que lleva en su espíritu?
Dejad que mi palabra penetre en vuestro corazón para que más
tarde llegue a todos los hombres. Si notáis que mis portavoces no han alcanzado
la perfección, comprended que hasta la más sencilla lección o máxima, que por
ellos os enseño, encierra esencia divina, Alentad a esos corazones con vuestra
fe y con vuestra confianza y en verdad os digo que recogeréis frutos perfectos.
Cuando esta nación viva practicando mi lección de
espiritualidad, veréis venir caravanas de extranjeros quienes mirarán a este
suelo como tierra de promisión y cuando se hallen en su seno y vean cómo vive
este pueblo y cómo eleva su culto a Dios, reconocerán que en vuestro corazón
existe la paz y la luz del Señor, pero que la Nueva Jerusalén está más allá de
este mundo. Cuidad que vuestras obras no borren el camino que puede conducirles
hasta la meta ansiada que es mi Reino. Sea el amor, la buena voluntad, la
fraternidad, con las que recibáis a vuestros hermanos. Que no haya antipatía o
rencor hacia ningún hermano de otras razas o pueblos. Amad y perdonad y con
ésto encenderéis en su corazón la esperanza en mi perdón divino.
Enseñad la enmienda, el arrepentimiento, la regeneración, la
paciencia en las pruebas y en las expiaciones y con ello destruiréis el temor
supersticioso hacia el infierno que habéis imaginado, y en cambio, construiréis
un santuario a mi Divinidad y un concepto más perfecto de mi justicia divina.
Si Yo fui quien os enseñó a "amaros los unos a los
otros" y a perdonar a quien os ofendiere, os di pruebas de ello con mis
obras también, Os hablo de manifestaciones celestiales, mas lo hago en sentido
figurado para que me comprendáis mejor. No puedo revelaros toda la vida
espiritual porque vuestra mente no alcanzaría aún a concebirla. Es mejor que os
vaya revelando paso a paso el camino que conduce a la cumbre y cuando menos penséis
os veréis ante mi presencia.
Os he anunciado tiempos de prueba y de dolor; mas no temáis,
porque si en ellos penetráis con preparación, quedaréis asombrados ante los
prodigios que para esos días os tengo reservados; entonces los incrédulos
creerán.
Todo lo que os he revelado en estos tiempos es para que lo
déis a conocer a la humanidad; ésta es vuestra misión, la cual cumpliréis a fin
de que sigáis adelantando en el Más Allá.
Discípulos, de cierto os digo que si en este tiempo vine a
manifestarme entre vosotros, no fue porque los hombres me hubiesen llamado. Os
he visitado porque ésta ha sido mi voluntad y con ello he cumplido una promesa.
Los elementos testificaron mi nueva presencia y algunos corazones la sintieron;
no fueron las campanas las que me anunciaron. ¡Cuánto tendrán que purificarse
los hombres para que puedan percibir mi presencia!
¡Si el mundo hubiese perseverado en mi palabra, no sería
necesario que sus ojos lloraran para poderme contemplar!
Voy a mostraros nuevamente la hoja de la Ley; ella es el
principio y el fin del libro que estoy revelandoos para que en el tiempo de mi
partida podáis quedar preparados.
Hoy es una corta porción la que me circunda, pero mañana
serán inmensas las multitudes que me rodeen; entre ellas vendrán los fariseos,
los hipócritas, buscando errores en mi Doctrina para excitar el ánimo de las
turbas contra mi Obra. Ellos no saben que antes de que escudriñen mi palabra,
ellos serán escudriñados.
A vostros sólo os tocará permanecer serenos, tranquilos y
mostrar la virtud de mi enseñanza en vuestras obras; si así os comportáis en
las pruebas, hasta los más encarnizados perseguidores confesarán que en verdad
me habéis oído. Vengo a derramar el saber en vosotros porque solamente con
sabiduría estaréis cerca del Padre.
Os doy mi palabra con la misma esencia con que os hablé en
el Segundo Tiempo y he venido a recordaros muchas de mis enseñanzas que habíais
olvidado, o de las cuales os habéis apartado debido a erróneas interpretaciones
de vuestros antepasados.
A tal grado cumplíais mal con mi Doctrina, que puedo deciros
que habíais creado un camino completamente distinto al mío pero al que dabais
el mismo nombre. Nadie más que Yo podía sacaros de vuestro error con palabras
de vida, de amor y de verdad.
Por eso ahora que me estáis escuchando, analizad y
comprended mi palabra y en vosotros habrá luz. Este es el tiempo en que vengo a
deciros con toda claridad que la reencarnación del espíritu existe, que ella es
desde el principio de la humanidad como luz de justicia y de amor divino, sin
la cual no podríais avanzar en el largo camino del perfeccionamiento del
espíritu. Soy Yo quien os ha dicho que pertenecéis al linaje espiritual de
Abraham, que pertenecéis a esta humanidad que en un tiempo se hunde, para luego
levantarse en otro a la voz de alguno de mis enviados, para volver a caer y nuevamente
levantarse como en el presente. Habéis llegado al Sexto Sello, mas me
presentáis un fardo de errores como escoria de la humanidad, pero os levantáis
sobre los pecados con capacidad espiritual para comprenderme y sentirme y con
el temple para seguirme sin titubeos hasta el final.
Si tenéis fe, oíd la voz de vuestra conciencia y os parecerá
más clara; si escucháis esta palabra, recordad vuestro pasado para que juzguéis
vuestra vida, vuestro amor y vuestros méritos; ella os dirá si os habéis consagrado
al cumplimiento de vuestra misión o no. Mas no temáis, que en la Tierra no
existen justos ante los cuales pudiérais avergonzaros; el único justo soy Yo, y
vengo a juzgaros con amor.
Escoria os he llamado por vuestros pecados y por vuestra
insignificancia entre esta humanidad; mas también sé decíros que de esta
escoria me serviré para después de limpiarla, presentarla como un ejemplo.
Formad un pueblo donde déis buen cumplimiento a la Ley de
Dios y a las humanas, donde exista moral y elevación de espíritu. En verdad os
digo: Yo contemplo que en este tiempo el hombre y la mujer se han apartado de
su sendero.
Descubro hombres que se apartan de sus responsabilidades,
mujeres que huyen de la maternidad y otras que invaden los campos destinados al
hombre, cuando desde la antigüedad se os dijo que el hombre es la cabeza de la
mujer. No por ello se sienta la mujer menospreciada porque ahora os digo que la
mujer es el corazón del hombre. He ahí porqué he instituido y santificado el
matrimonio, porque en la unión de esos dos seres espiritualmente iguales pero
corporalmente diferentes, se encuentra el estado perfecto.
¿Quién duda de que Yo esté hablando al mundo, sólo porque su
pecado lo haga indigno de Mí? ¿Qué mérito habría en Mí, si sólo fuese a donde
sólo existieren justos, donde no hubiere dolor ni ignorancia? Si el Padre
inspira a los hijos a que hagan méritos para que alcancen por medio de ellos su
gracia, también el Padre hace méritos delante de sus hijos para tener derecho a
ser amado. Aún os veo como a niños a quienes vengo a ayudar para levantaros del
fango, llevaros a la fuente y en ella lavaros, para luego vestiros con el
atavío de la virtud.
¡Toma de mi amor y mi bendición en Mi nombre que Soy el Padre, el Hijo el Espíritu Santo, la paz de mi Divinidad nunca se aparte de Vosotros!
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