sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 65

Estáis preparando el santuario de vuestro corazón para que en él descienda mi palabra como bálsamo; más en este instante os pregunto: ¿Por qué os encuentro agobiados por el dolor? Porque no habéis velado y orado.

Si coméis en mi mesa los manjares espirtuales, ¿Por qué no aprovecháis la esencia que contienen que es salud y vida eterna? ¿Hasta cuándo comprenderéis mi Doctrina para que os levantéis a predicarla con obras de amor hacia vuestros hermanos?

A veces os atrevéis a decirme que nada de lo que me habéis pedido os he concedido, cuando os lo estoy entregando a cada instante y sólo falta que os preparéis para que podáis recibirlo.

No abruméis a vuestro espíritu con cadenas de pecados, libertadle para que se eleve y reciba de Mí cuanto haya menester en su jornada. ¿Por qué apagáis vuestra lámpara de fe si estoy entre vosotros? Os he dicho que sobre este pueblo pesa la responsabilidad de la paz de las naciones y la salvación de la humanidad, pero ¿Cómo váis a desempeñar vuestra misión si no hay aún firmeza en vuestros pasos? Venís a escuchar mi palabra, decís amar a vuestro Señor, mas no bastan las palabras, son necesarias las buenas obras para que la humanidad alcance mi paz. No vengo a desalentaros sino a despertar a vuestro espíritu. ¡Tomad nuevamente el fruto del árbol y hartáos de él, oh caminantes!

Bienaventurado el que comiendo de este fruto, crea firmemente que ha comido del árbol de la vida porque de cierto os digo que él no morirá. En este tiempo os encontré muertos a la vida de la gracia, mas mi presencia a través de esta enseñanza ha sido vuestra resurrección. Os considerábais indignos de hallaros ante mi presencia y os hice dignos purificando a vuestro espíritu de todas sus faltas pasadas revistiéndolo de pureza. Con este perdón os he entregado una lección de amor y de justicia; ponedla en práctica en vuestros hermanos.

¿Con qué derecho váis a juzgar y a sentenciar a vuestros semejantes por causa de sus imperfecciones? Recordad que os dije en el Segundo Tiempo. "El que se encuentre libre de pecado que arroje la primera piedra".

Mi Doctrina es clara y limpia para que los párvulos la entiendan y la graben en su corazón. He venido para llevaros de lección en lección a la comunicación perfecta de espíritu a Espíritu.

En vuestro desierto de restitución está descendiendo el maná celestial; cuando lleguéis a la mansión divina os sentaréis a la mesa del Padre a comer de sus manjares. El desierto extenso representa la expiación y el camino, la evolución del espíritu.

Venid al Padre; El habita en lo más alto del monte y os dará huertos y campiñas de las que existen en los contornos de ese monte; los varones cultivarán el trigo, las mujeres harán que los huertos y los valles se cubran de flores y el canto de los niños se unirá al de las aves para haceros dulce el trabajo. Hasta vuestras tierras no llegarán las vanidades humanas ni el materialismo porque ellas serían como plagas que destruirían vuestros frutos. Oyendo estas palabras, cuántos hombres podrán comprender lo mucho que se han apartado del camino trazado por mi Ley.

Cuando un hombre llega a creer que sus faltas no tienen perdón, se aparta más y más del sendero. ¡Ah, si supiera que un instante de sincero arrepentimiento puede salvarle conduciéndole a su restitución que por muy lejos que crea estar de mi Divinidad, un solo paso le separa y ese paso es el de su arrepentimiento! ¿Qué no oís mi voz? ¿No sentís que llego como Padre amantísimo, como amigo leal? Dormís y es por eso que no escucháis mi llamado. ¿Cómo esperáis oír mis pasos si vengo sobre una nube?

Despertad, preparáos para que veáis cumplida mi promesa. Llamaré bienaventurados a los que despierten y me escuchen, porque entonces pondré en su corazón la buena nueva de mi presencia espiritual y de sus labios brotarán palabras de ternura, de luz y de esperanza para los hombres.

Se avecinan aires huracanados por lo que debéis fortalecer vuestra fe para que salgáis avante de las pruebas y salvéis a cuantos podáis; quiero que seáis amigos y hermanos de toda la humanidad.

Este es el tiempo que vio y anunció Joel, en el que los hijos de la humanidad tendrían visiones y sueños proféticos en que sus bocas hablarían movidas por mi fuerza divina, porque mi Espíritu estaría derramado sobre toda carne y sobre todo espíritu.

He aquí un pueblo que nace y crece en el silencio y cuyos hijos vierten palabras del Espíritu Santo, transmiten los mensajes espirituales y con su mirada espiritual traspasan los umbrales del más allá y miran los acontecimientos del futuro; de cierto os digo que esta simiente está esparcida en todo el mundo y nadie podrá destruirla.

Por labios de hombres, mujeres y niños habéis escuchado mi concierto divino, con éxtasis habéis penetrado en el deleite de oír la voz del Señor y de sus ángeles. Mi palabra no es para un pueblo, es para todos los pueblos, para todas las creencias y religiones.

Sólo esta multitud sabe que éste es el Tercer Tiempo, pero la humanidad también lo sabrá aunque antes negará todo cuanto os he revelado y que ha quedado escrito. En verdad os digo que esta palabra llegará hasta los confines de la Tierra porque nada es imposible para Mí. Mostraré al mundo mis heridas como a Tomás, para que crea y se arrepienta, para que se lave en su llanto y después me siga fielmente hasta el fin. Este maná divino descenderá sobre todo corazón y el camino que conduce a la mansión del Señor le será descubierto a todo espíritu.

Las aguas del pozo de Jacob se secaron y no calmaron la sed del espíritu de la humanidad. Yo se lo había dicho ya la Samaritana: "En verdad te digo que Yo tengo una agua que quien de ella bebiere, sed no volverá a tener". Y esa agua cristalina y pura es mi palabra, la que derramaré sobre el mundo para mitigar su sed abrasadora.

Elías tiempo ha que conduce a mi rebaño entre la humanidad invitando a todos a unificarse; ese rebaño debe velar y orar porque tiene mi luz y potestad para ayudar con amor a la humanidad.

Los que oís estas enseñanzas ya las conocíais en otros tiempos; mas ahora tendréis que extenderlas entre la humanidad para que las conozca. También sabéis que en 1950 os quedaréis sin esta palabra; mas preparaos para que ello no sea una pérdida que tengáis que lamentar sino un paso de adelanto que os pondrá frente a la lucha. Yo estaré cerca y mis emisarios también; seguiré velando por los que doctriné y les hablaré por inspiración.

Nadie pretenda que prolongue mi estancia entre vosotros, porque ya os he manifestado mi voluntad y os he profetizado el año y el día en que cesará esta manifestación a través del entendimiento humano. Nadie arroje sobre sí una sentencia.

El que ahora haya sido torpe para servirme y después se prepare, perderá su torpeza, hablará con sabiduría y hará prodigios.

Si vos pueblo que me oís, lloráis al recordar mi pasión y os arrepentís de vuestros pecados, benditos seáis, porque en verdad os digo que vuestro dolor os purifica y mi palabra que es vida y resurrección, os confortará. Mi luz es para todos mis hijos, no sólo para vosotros que habitas este mundo sino para los espíritus que viven en diferentes moradas. Todos serán libertados y resucitados a la vida eterna cuando con sus obras de amor hacia sus hermanos cumplan mi divino precepto que os pide que os améis los unos a los otros.

El Padre sufre cuando la humanidad se debate azotada por las guerras. Se ha levantado hermano contra hermano y la sangre inocente baña la Tierra. Hoy, en el gran día de la justicia, respiráis un ambiente de desolación y de muerte, mas para el alba de 1946 habrá cesado la lucha y tendréis una tregua en vuestros sufrimientos.

Todo el dolor de la humanidad cae sobre Mí como una pesada cruz, He sido desconocido y desgarrado por el linaje humano a quien he querido convertir en mi discípulo de los cuales me siguen unos cuantos; mañana, al conocer mi Obra que he manifestado en esta forma una vez más seré escarnecido porque no me comprenderán. Esta incomprensión de mis hijos, abre de nuevo mis heridas y vuelve a caer mi sangre sobre todo espíritu. Por hablar de la verdad y enseñar el amor me han desconocido, y pasados los tiempos, vosotros por repetir mis palabras y dar testimonio de Mí seréis menospreciados; mas siempre que abracéis vuestra cruz y encumbréis la montaña estaréis salvando a muchos inocentes y redimiendo a muchos pecadores.

No he venido como rey entre vosotros, me he presentado humilde y por esto reconocéis que la palabra que habéis oído es del Verbo del Padre. Nuevamente la humanidad me ofrece una corona de espinas y un manto de ingratitud. He sufrido la calumnia y el desconocimiento de mis hijos.

Aún estando el espíritu en plena evolución duerme; mas Yo os estoy iluminando a a través de la conciencia para que volváis al camino y tornéis al cumplimiento. ¿Por qué sentís que mi palabra os hiere?

Mientras recordáis mi pasión del Segundo Tiempo, un corazón, el más tierno, llora en silencio e intercede por sus hijos que no la han comprendido. No tiene reproches para los que le han causado tanto dolor, ni una queja en contra de los que sacrificaron al Hijo muy amado; sólo su amor y su perdón a la humanidad coronan la obra de redención de su Unigénito. Es vuestra Madre Celestial a quien dejo entre vosotros para que la escuchéis y en su regazo os consoléis.

En lo profundo de vuestro corazón estáis sintiendo el hálito divino del Señor. ¡Ah si comprendiéseis el amor conque vengo a vosotros!

Con la unión de vuestros corazones habéis formado un santuario para recibirme. Cada corazón se ha preparado, cada mente se ha despejado y ese es el instante propicio para que mi rayo divino descienda entre vosotros.

La prueba se aproxima y para ello os estoy preparando. Es tiempo de que caminéis con paso firme sin temor; sois Israel y ese nombre quiere decir "Fuerte". Siempre en vuestro espíritu ha existido esa simiente bendita. La verdadera oración conforta a vuestro espíritu, Purifica vuestras manchas, os consuela cuando estáis tristes, os acompaña en la orfandad y os aparta de las tentaciones. Y así como os he enseñado a orar de espíritu a Espíritu para ser fuertes en la vida, también en la hora de la muerte elevad vuestro espíritu hasta Mí, por esa escala bendita de la oración. ¡Cuán apartada vive la humanidad de la verdadera oración! ¡Qué pocos son los que saben practicarla! Espiritualmente la humanidad vive a semejanza de los hombres de la antigüedad; la adoración al becerro de oro, el culto a los dioses paganos aún existe. La torre de babel de los hombres de ciencia de estos tiempos a cada instante desafía mi divina justicia.

Un nuevo diluvio se desatará el cual lavará la Tierra de la perversidad humana. Derribará de sus altares a los falsos dioses, destruirá piedra por piedra los cimientos de esa torre de soberbia y de iniquidad y borrará toda doctrina falsa y toda absurda filosofía; más este nuevo diluvio no será de agua como en aquel tiempo porque la mano del hombre ha desatado todos los elementos, tanto visibles como invisibles, en su contra. El mismo dicta su sentencia, se castiga y se hace justicia.

Toda deuda será saldada hasta la más pequeña; para ello es menester que los grandes de hoy se conviertan en siervos y que los vasallos se levanten. Vosotros que me oís, creed en vuestra responsabilidad ante la paz del mundo.

Ya no sois dos o tres los que me estáis escuchando. Vuestro número es ya grande porque mi simiente se ha extendido de corazón en corazón, de hogar en hogar, de comarca en comarca y las noticias de mi nueva manifestación han cruzado vuestras fronteras para llegar a otros países en donde el eco de mi palabra y las nuevas de mis prodigios han dado testimonio de que en verdad he vuelto a vosotros.

La casa de Israel está ahora en lo más profundo de vuestro ser, en vuestro espíritu. Ahí es donde me he manifestado en este tiempo por medio de esta comunicación.

Os he dicho que os apresuréis a estudiar mis lecciones, que aprovechéis mi presencia ya que el tiempo de mi partida se encuentra cerca y nadie lo ignora. He ahí la prueba que os espera. ¿Quién estará preparado para resistirla? Os habéis multiplicado y a pesar de ello no os contemplo fuertes. Es que os ha faltado amor, caridad, fraternidad de unos hacia otros, no estáis unidos por el espíritu. ¿Y éstos son los poseedores del Arca de la Nueva Alianza?

He querido que seáis fuertes por vuestra unión y grandes por el espíritu. No es menester que poseáis el poder material para ser grandes, ni el saber de la Tierra para ser superiores. Hay algo que vuestro Dios os ha revelado siempre y que os da en verdad grandeza.

Grande es la luz que he derramado sobre vosotros; mas no os dejéis cegar porque apareceréis ante vuestros hermanos como necios y fanáticos. Esta luz no es sólo vuestra, es la luz del Sexto Sello que brillará en todas las naciones.

Venís limpios delante de Mí: lentamente os habéis ido despojando de fanatismo, idolatría y superfluas tradiciones; de esta manera vuestro corazón late al compás de vuestro espíritu; el camino principia en Mí y en Mí termina, pero no os pido que esta jornada la recorráis en un día sino que os doy el tiempo suficiente para que caminéis por el sendero hasta el final.

Os ayudo en toda la jornada, os doy fuerzas, os purifico. Si juzgáis vuestra evolución espiritual por vuestra vida presente reconoceréis que habéis dado un gran paso hacia adelante comparando vuestra vida actual con la del principio de la humanidad. Estudiad mi palabra con el ahínco con que estudiáis las lecciones de la Tierra y analizándolas descubriréis que lo que creíais insondable, estaba reservado a vuestro espíritu. En estos tiempos el velo de muchos misterios se está descorriendo, muchos secretos saldrán a la luz de la verdad y por ello seré mejor amado y comprendido por mis hijos.

¿Podrá existir semejanza entre el hijo y el Padre, si el hijo carece de la sabiduría de su Padre? No mis hijos: mas no seré Yo quien os conserve en la ignorancia. Yo soy la luz que es sabiduría y de ella os bañaré para que me améis; en verdad tengo hambre y sed de vuestra elevación, aquí teneis el motivo más poderoso de mi manifestación y de mi comunicación con vosotros.

Iluminaos y fortaleceos con esta enseñanza porque los presagios de guerra existen en vuestro corazón y es necesario que estéis preparados; he mantenido en paz esta nación para que me reciba en su corazón; la semilla de mi Doctrina tendrá que fructificar.

¡Cuánto lloraréis si no aprovecháis este tiempo precioso de paz! Os veréis sorprendidos por la guerra, la peste y la desolación. No tratéis de detener la guerra con penitencias materiales que son sacrificios inútiles; si queréis ofrecerme alguna penitencia, doblegad la reaciedad, la soberbia o el materialismo de vuestra materia; si queréis ofrecerme algún ayuno, que sea apartándoos de lo superfluo, de lo que os es perjudicial dominando vuestras pasiones; mas en ello tened cuidado de no caer en nuevo fanatismo porque hay muchas obras que siendo lícitas podéis hacerlas ilícitas.

Quiero que logréis la regeneración tanto de vuestro cuerpo como de vuestro espíritu. Si entendéis bien lo que os pido, no os parecerá un sacrificio alcanzarlo y reconoceréis que ese cumplimiento os brindará grandes satisfacciones y una paz superior.

Aquellos que del fango, de la escoria o del egoísmo, se levanten a una vida de servicios y de caridad hacia sus hermanos, los mostraré como un ejemplo de que mi Doctrina tiene luz y gracia para regenerar a los pecadores. Ese ejemplo cundirá en todos los corazones. ¿Quién no desea ser de aquellos que me testifiquen? Mas en verdad os digo, que si vuestros actos no brotasen con verdad de vuestro corazón, no darán fruto en vuestros hermanos y muchas veces oiréis que os llaman hipócritas y falsos predicadores. Y no quiero esto para vosotros.

Debéis saber que en estos tiempos es muy difícil engañar a la humanidad; su espíritu se encuentra despierto y aunque perdido en el materialismo de su existencia, es sensible a toda manifestación espiritual y si a vuestros hermanos no lo podéis engañar ¿Engañaréis a vuestro Padre?

Dejad que el amor del Maestro se albergue en vuestro ser para que lleguéis a perdonar a vuestros enemigos como El os perdona; entonces vuestro corazón será entre la humanidad como ancla de salvación.

Preparad vuestra barca porque la tempestad de un momento a otro puede llegar. ¿Qué no presentís el ambiente de lucha? ¿Nada os revela vuestro espíritu? Oíd las voces de la Naturaleza y observad el curso de los elementos. Penetrad en el corazón de vuestros hermanos y encontraréis el anuncio de la lucha que se aproxima; todo os habla de caos. Si es la mente humana, sólo concibe armas para la destrucción; si es el corazón, no da albergue a sentimientos de fraternidad y si al odio. La salud no existe en un solo cuerpo, todos se encuentran contaminados de la enfermedad y de la peste; los niños nacen con una carga de dolor; los padres desconocen a sus hijos y los hijos a sus padres; los esposos se separan, las mujeres pierden su virtud sin darle valor alguno; los hombres profanan lo más sagrado; las religiones se desconocen y se desgarran entre sí y los vicios toman fuerza entre los hombres. Mientras, mi palabra con un dulce reclamo os despierta, os invita a la regeneración y a que os libréis de perecer en ese mar tempestuoso. Sólo una Doctrina espiritual como la mía es capaz de sostener al hombre en el camino de la vida. Sólo mi palabra puede resolver los profundos problemas del espíritu y endulzar la existencia del hombre en su jornada de pruebas y amarguras.

Si la humanidad ha cultivado un gran árbol cuyos frutos en su mayoría han sido amargos y mortales ¿No les parece hermoso que Yo plante un árbol, que vosotros me ayudéis a cultivarlo y que sus frutos de vida, de verdadera paz y sabiduría divina os compensen de tanto dolor? Pues Yo soy ese árbol, Yo soy la vid y vosotros los sarmientos, dejad que crezca vuestro espíritu en sus dones para que deis sombra acojedora y frutos de vida y buen sabor. Yo soy la verdad y ella brota por estos labios de hombres, aun cuando sean pecadores, porque mi verdad es más fuerte que vuestros pecados.

Una vez más os descubro el camino y la vida y aparto de vuestros ojos la venda de la oscuridad. Cuando escucháis esta palabra decís en vuestro corazón, ¿Por qué si la Doctrina del Señor es tan hermosa, antes no fue capaz de apartarme de los vicios, ni era un aliciente en mi existencia? Porque no era mi Doctrina con la que os alimentábais, sino con ritos, los cuales sólo impresionan los sentidos y dejan vacío al espíritu. Aquí vengo a daros mi palabra sin formas ni ritos para que ella llegue directamente a vuestro espíritu. Aquí no hay recreo para vuestros sentidos materiales; hoy tan sólo vuestro oído toma parte en el instante de mi comunicación; mañana, cuando mi palabra dada a través del entendímiento humano haya dejado de escucharse, ni siquiera vuestro oído corporal percibirá mi voz; será vuestro espíritu el que reciba mi enseñanza a través de la inspiración y en el corazón se escuchará su eco. Toma el camino con fe y caminad serena y lentamente.

Se acercan los días en que la humanidad conmemora mi pasión; en verdad os digo que cuando esta humanidad despierte ante la luz de este tiempo y despojada de materialismo me busque en forma espiritual, su elevación y sencillez serán las mejores palmas con que me reciban en la segunda Jerusalén, la ciudad espiritual. Yo quisiera que siempre que pensárais en mi pasión lo hiciérais sin ritos ni representaciones, que recordéis mis obras y meditéis profundamente en ellas; entonces sentiréis que revive aquella sabiduría en vuestro espíritu.

Con estas enseñanzas apartaré vuestras tradiciones, como en los tiempos pasados haciendo que vuestro espíritu se conserve en mi Doctrina y en mi Ley.


¡Toma de mi amor y mi bendición en Mi nombre que Soy el Padre, el Hijo el Espíritu Santo, la paz de mi Divinidad nunca se aparte de Vosotros!

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