¡Porque se sobrecoge de temor vuestro corazón cuando
escucháis mi palabra de Juez? ¡Ah, si siempre tuviéseis temor, pero no al
castigo, sino a la vergüenza de ofenderme y de mancharos, cuánto bien
alcanzarías para vuestro espíritu.
Yo os he dicho que os hagáis dignos de mi presencia bajo
esta forma, que no os cerréis las puertas de mi caridad.
Soy perfecto y espero de vosotros perfección, sólo en esa
forma llegaréis a la cumbre de la montaña; para ello os doy el tiempo, la luz y
la fortaleza.
En este día, que los hombres dedican al recuerdo de los que
han partido al más allá y que erróneamente llaman "día de muertos",
os concedo que aquellos seres se comuniquen con vosotros para que os den una
prueba de que viven. Ellos os dirán que, así como vosotros habéis recibido
misiones espirituales que cumplir en la Tierra, también ellos cumplen en el
valle espiritual cargos delicados.
No lloréis por esos seres, no les materialicéis, no les
faltéis al respeto; dejadles comunicarse con vosotros, recibid en vuestro
corazón su mensaje y su sano consejo y luego dejadles ir en paz al mundo donde
habitan y desde donde velan por vosotros. Esta gracia de escucharlos pronto
pasará; después sólo sentiréis su presencia en vuestro corazón.
Mientras Yo os estoy uniendo, no sólo con todos los que
habitan en la Tierra, sino aún con los que viven en otros mundos, muchas de las
naciones no sienten mi presencia porque se encuentran ocupadas en sus guerras;
mas sin saber están dando cumplimiento a mi palabra del Segundo Tiempo en la
que os anuncié que Yo volvería cuando éstos acontecimientos ocurrieran entre la
humanidad.
Levantaos, analizad con ahinco esta palabra. ¿Qué sería de
vosotros si no la volviéseis a escuchar, si antes del tiempo señalado estas
bocas enmudecieran? ¿Qué enseñanza daríais a los que están por venir, si aún no
os he dado todas mis revelaciones?
Perseverad en vuestra regeneración; velad, orad y estudiad.
Oídme cuanto queráis, mas no os familiaricéis con mi presencia. Buscadme
siempre como Padre y como Maestro, jamás desafiéis mi justicia.
Ved cómo por ese átomo de fe que habéis tenido, habéis
logrado muchos prodigios, como éste de ahora, por medio del cual oiréis la voz
de los que fueron vuestros en el mundo.
No serán las tumbas las que se abran para dejar salir a los
que inertes dentro de ellas se encuentran; serán las puertas del mundo
espiritual las que dejarán pasar a los que llenos de luz y de vida vienen a
haceros conocer su superviviencia.
Si alguno de aquellos seres manifestase aún tendencias
humanas o materialización, tened caridad de él y dadle la luz con vuestra
oración; recordad que debéis ayudaros los unos a los otros.
Así, paso a paso, vais por el camino que asciende hasta la
cumbre de la montaña a donde llegaréis cuando tengáis pureza y perfección en el
espíritu.
Comprended que tenéis por maestro a Cristo, que os ha unido
mi palabra dada a través de estos labios humanos y que esta palabra es el libro
del amor y de la sabiduría. Cada vez os traigo una nueva lección para recreo de
vuestro espíritu. Hoy sentís deleite al escucharme, mañana sentiréis gozo
practicando mi enseñanza, Dicho está por Mí que han de llegar a vosotros las
multitudes en busca de esta luz, y es menester que la encuentren en vuestras
palabras, en vuestras obras y en vuestra vida.
Yo he preparado la mesa y os he invitado a mi banquete; mas
os digo que después seréis vosotros los que preparéis la mesa para recibir a
vuestros hermanos prolongando así hasta la eternidad este festín de fraternidad
y de amor. En este Tercer Tiempo vuestro espíritu cumplirá su destino de
enseñar a vuestros hermanos y compartir con ellos todo cuanto de mi caridad ha
recibido; no serán bienes materiales puesto que de ellos carecéis, serán bienes
espirituales que es de lo que os encontráis colmados. Para que vuestra virtud
sea creída y vuestra palabra tenga fuerza para convencer y convertir, tenéis
que permanecer en el camino del bien. Cuando sintáis que mi amor os ha apartado
del sendero del mal y os ha puesto en el camino de la regeneración, afirmad ahí
vuestros pasos y no volváis más al lugar del cual fuísteis rescatados.
Entonces, cuando os levantéis a predicar regeneración, enmienda y perseverancia
en el bien, fácilmente podréis redimir y conmover al corazón del pecador. Si
sabéis limpiar vuestro corazón y vuestros labios en los momentos de dirigir
vuestras palabras al duro corazón de vuestro hermano, si sabéis en esos
instantes elevar vuestro pensamiento a Mí lleno de confianza, seré Yo el que
hable por vuestro conducto y toque con mi palabra las fibras más ocultas de
aquel corazón haciéndole sentir mi presencia.
Comprended que tenéis que transformaros espiritual y
materialmente, que muchas de vuestras costumbres y tradiciones, herencia de
vuestros antepasados, tendrán que desaparecer de vuestra vida para dar paso a
la espiritualidad.
Mirad a esta humanidad precipitándose en un abismo, mientras
vosotros aún dormís en un profundo sueño, en el que sólo buscáis vuestra
tranquilidad y os desentendéis de lo que pase a los demás. Os digo una vez más
que dejéis de ocuparos de lo superfluo, de lo nocivo, para que esos instantes
los consagréis a hacer obras de caridad, a sembrar mi simiente de amor en el
espíritu de vuestros hermanos.
Este es el tiempo que vieron y anunciaron mis profetas, éste
es el tiempo que Yo os anuncié en mi palabra. Ved cómo una por una de aquellas
profecías van cumpliéndose. Mi palabra de Rey nunca vuelve atrás, ni se
contradice, ni se niega a sí misma. También por medio de estos portavoces humanos os he dado muchas profecías las cuales habéis visto
cumplirse una tras otra. Os digo esto, porque el año 1950 se acerca y después
os quedaréis sin oír mi palabra a través del entendimiento humano.
Os hablo con palabras dulces llenas de amor para convenceros
de que debéis prepararos para ese gran día. Bienaventurados los que confían en
que mi palabra es inmutable y se preparen para este tiempo porque a ellos no
les sorprenderá que termine esta forma de mi comunicación.
Oíd mi voz, aún podéis recrearos con ella unos años, es el
cantar de los cantares que vibra en los Cielos y cuyo eco es escuchado en la
Tierra, Cuando este canto cese de oírse por los labios de mis portavoces, haré
que lo sigáis escuchando en lo más recóndito de vuestro corazón, al comunicaros
espiritualmente Conmigo, En verdad os digo que ya es corto el tiempo que falta
para que estas profecías se cumplan; mas también os digo que el hombre no podra
hacer su voluntad sobre la mía tratando de prolongar mi comunicación entre
vosotros. Estad alerta porque muchos se levantarán engañando a sus hermanos.
Vosotros seguiréis trayendo ante mi presencia a los pecadores, a los que se
hayan manchado con el hurto, con el adulterio o con el crimen, no para
acusarles delante del Señor, sino para que sean perdonados y apartados de sus
tinieblas y de sus manchas.
Seguiréis ungiendo con amor y en mi nombre a los enfermos
con tanta o mayor confianza y fe de la que ahora tenéis, para que Yo siga
haciendo prodigios entre vosotros. Esa será la simiente que Yo reciba y guarde
en mis graneros.
¿Cuál de vuestros actos habrá sido perfecto? Vuestra
conciencia os dice que hasta ahora no habéis tenido uno solo.
Pensad que sólo lo que es perfecto llega a Mí; por lo tanto
vuestro espíritu penetrará en mi Reino sólo cuando haya alcanzado la perfección.
Brotásteis de Mí sin experiencia, más habréis de volver engalanados con la
vestidura de vuestros méritos y virtudes.
Pueblo, levantad vuestra faz y mirad al Cielo; cuando sentís
que vengo como Juez os estremecéis y doblegais vuestra cerviz. Comprended que
el tiempo de mi comunicación espiritual con el hombre ha llegado como estaba
escrito.
Portavoces de este pueblo que sois los instrumentos para que
hable a la humanidad, escuchad mi palabra que os dice: Vosotros sois la fuente,
mi palabra es el agua cristalina, dejad que ella se desborde, mas conservad su
limpidez.
Sobre este pueblo descenderán mis órdenes para que quede
cimentada mi verdad. De vosotros saldrán los escritos fieles que más tarde se
grabarán en los corazones de los hombres de todas las razas. Entre vosotros se
encuentran los discípulos que reunirán y ordenarán los escritos.
Mi Concierto Celestial es escuchado en la Tierra para que se
cumplan las predicaciones de los profetas y la palabra de Jesús. Ha mucho
tiempo Joel os habló de un tiempo en que los hijos y las hijas de Israel
profetizarían y tendrían visiones y sueños y que mi Espíritu sería derramado
sobre toda carne. En verdad os digo, que éste es el tiempo anunciado.
Aquí tenéis a mi Espíritu comunicándose por vosotros, a mi
mundo espiritual hablando por vuestra boca. Aquí tenéis hombres y mujeres de
todas las edades que penetran con su vista en lo espiritual y a otros que
reciben anuncios y revelaciones en sus sueños.
Este es el tiempo en que mis huestes espirituales se acercan
al mundo a levantar a los que tienen que seguirme y destruir la cizaña y la
mala hierba del pecado.
Videntes, miradme. Quisiérais descubrir alguna forma y no la
encontráis, sólo contempláis la claridad de mi luz, porque eso soy Yo: La Luz.
Os dejo velando ante la luz del Sexto Sello; de él brota el
don de la palabra, de ahí surge este concierto que oís en vuestro corazón y que
estremece a vuestro espíritu porque Yo soy el Señor. Ante vosotros está el
Cordero desatando el Sexto Sello para mostraros el camino, porque el Cordero es
Cristo y Cristo es el camino.
Cada quien respete el lugar señalado a los demás y respétese
a sí mismo.
Orad, arrepentíos. Si sois hipócritas, sed ahora sinceros;
si sois imprudentes, sed ahora sensatos; si vivís entre escombros, levantáos a
la luz; si no tenéis divinas inspiraciones, oídme y os llenaréis de luz. Os
habla quien es principio y causa de todo lo creado y os dice: Tomad la cruz de amor
de Jesús y llegad a Mí.
Hoy os ha sorprendido mi llegada porque no estábais
preparados; ese es el origen de la duda de algunos. Cuando alguien ha elevado
su interrogación al infinito preguntando si esta manifestación será verdad, al
instante ha recibido en medio de mi cátedra, una sabia y amorosa respuesta que
ha encendido una flama de luz en su corazón.
El que tiene fe, no siente jamás cansancio ni hastío de
oírme; puede atravesar valles y escalar montañas cada vez que me manifiesto
para venir a escuchar mi palabra.
El que ha reconocido cuál es el agua que calma su sed y el
pan que mitiga su hambre no lo cambia por nada, ni nada lo detiene para
encontrarlos. El que siente el deleite de escuchar al Divino Maestro y el gozo de
penetrar un instante en lo eterno, no lamenta dejar durante esos instantes los
placeres del mundo.
Discípulos: Ha habido momentos en que mi palabra, llena de
justo reclamo, os ha parecido amarga, es que no la habéis sabido entender,
porque en verdad os digo que Yo no vengo a aumentar la amargura que recogéis en
la Tierra.
Mi divina enseñanza os ha venido apartando de los caminos
inciertos, de los falsos placeres y del vicio; a cambio de ello ha hecho que
conozcáis y gocéis el placer de hacer el bien.
No os dejaré sin heredad cuando mi palabra cese de oírse por
estos conductos, porque quiero conservaros para que testifiquéis ante las
nuevas generaciones de la verdad de mis lecciones de amor y para que seáis
consejeros de vuestros hermanos.
No todos conocerán en este tiempo la palabra que os di a
través del entendimiento humano, porque no ha llegado para ellos el instante de
su despertar. Ellos serán llamados, mas no escogidos; pero mañana, cuando estén
ya dispuestos a seguirme, volverán a ser llamados y entonces sí serán de los
escogidos.
Los elementos de la Naturaleza, a imitación de una campana
sonora, están despertando a la humanidad que duerme invitándola a orar y a
meditar; los que no entiendan esa voz es porque están turbados o sordos a los
mensajes espirituales. Hoy aún atribuyen estas manifestaciones a simples
fenómenos de la Naturaleza; mas llegará el momento en que los ministros de las
religiones y los hombres de ciencia y del poder, se pregunten llenos de temor:
¿Será en verdad la justicia del Señor que llama a nuestras puertas? ¿Será el
tiempo de su presencia entre nosotros?
Yo os digo que es mucha la reaciedad del hombre; todavía se
resiste al dolor y se opone a mi justicia que lo toca; mas cuando doblegue su
cerviz, todo el linaje humano será reunido en un mismo aprisco.
A vosotros os digo: ¿Qué esperáis para dar la buena nueva?
¿Acaso pretendéis ir a profetizar sobre escombros? Todo os lo estoy diciendo y
revelando, para que tengáis siempre una sabia respuesta a toda pregunta que os
hagan vuestros hermanos. Ved que seréis combatidos con grandes argumentos que
llenarán de temor a quien no esté preparado.
Grabad mi palabra y no olvidéis los grandes prodigos que os
he concedido para que cada uno de vosotros sea un testimonio viviente de mi
verdad; entonces, quien os escudriñare y hurgase en mi palabra, verá que ella
no contradice en nada a cuanto os dije y profeticé en los tiempos pasados. La
lucha será grande, al grado de que algunos, habiendo sido mis discípulos se
llenen de temor y me nieguen diciendo que nunca me escucharon. A los que sepan
ser fieles a mis mandamientos y sepan hacer frente a la lucha, les cubriré con
un manto bajo el cual se defenderán y saldrán ilesos de todo trance. Para el
que vaya sembrando mal esta simiente o profane la pureza de esta Obra, será el
juicio, la persecución de los hombres y la intranquilidad en toda hora. Es
necesario que cada quien conozca el árbol que ha cultivado, por el sabor de su
fruto.
Tengo reservados grandes milagros para el tiempo de la lucha
espiritual de mí pueblo; prodígios y obras que asombrarán a sabios y a
científicos; nunca os abandonaré a vuestras propias fuerzas. No vayáis a
ofuscaros cuando la humanidad os burle; no olvidéis que en el Segundo Tiempo
las turbas se burlaron de vuestro Maestro.
Cuando muchos esperan aún mi llegada, ya esta próxima mi
partida; mas en verdad os digo que el Espíritu Santo estará iluminando
eternamente a todo entendimiento y a todo espíritu, porque estáis ya en la
culminación de los tiempos.
De cada quien recibo un presente: la niñez me presenta su
inocencia, las doncellas su fragancia, las madres sus lágrimas, los padres su
cruz, la ancianidad su fatiga. Mas mi amor alienta vuestra fe; Yo velo por esa
lámpara para que su flama nunca se extinga.
En este tiempo no descendí a la Tierra en cuanto hombre para
ser visto por los ojos de vuestro cuerpo. Esa era ya pasó. Este es el tiempo en
que debéis hacer méritos para vuestra salvación. Buscadme en lo invisible y
pronto me hallaréis. Buscadme cual Padre, cual Maestro y así me tendréis. No me
busquéis como siervo, aunque de cierto os digo que siempre os he servido.
Mis servicios no esperan pago, pero si en alguna forma quisiéseis
compensar mís beneficios, sólo os diré que os améis los unos a los otros, pues
si así lo hiciéseis, mi Obra será coronada.
No os extrañe que siendo Yo el dueño de todo lo creado me
presente entre vosotros pidiendo amor; Yo soy el Dios de la mansedumbre y de la
humildad. De mi grandeza no vengo a hacer alarde, antes bien, oculto mi
perfección y mis galas para acercarme a vuestro corazón. Si me contempláseis en
todo mi esplendor ¡Cuánto lloraríais por vuestras faltas!
He aquí el camino, venid por él y os salvaréis. En verdad os
digo que no es menester haberme escuchado en este tiempo para alcanzar la
salvación; todo aquel que en la vida practique mi Ley divina de amor, y ese
amor inspirado en el Creador se traduzca en amor hacia su semejante, ése está a
salvo, ése da testimonio de Mí en su vida y con sus obras
Estáis escuchando al Espíritu Santo, mas no a un espíritu
distinto del que os ha hablado como Cristo o como Jehová; es el mismo, el único
que existe, pero que se ha manifestado en cada una de las tres eras en forma
diferente.
En el Primer Tiempo, sobre el Sinaí, se manifestó vuestro
Dios y la fase que os presentó fue la de su Justicia y su Ley. En el Segundo
Tiempo el mismo Dios os habló en Cristo y os presentó una fase que no habíais
comprendido: el amor; y en esta era que es el Tercer Tiempo, mi Espíritu Santo
os habla desde el infinito, se comunica desde lo espiritual con vuestro
espíritu y os muestra así una fase más, la de su sabiduría, que es luz para
toda la humanidad. ¿Por qué mirar misterios donde no los hay: El misterio de la
Trinidad está esclarecido.
¿En qué me inspiré para crearos? En mi amor, porque antes de
formaros ya os amaba en Mí. Amaba el Señor a los que habían de ser sus hijos;
mas también quería sentirse amado por ellos. Para los hijos formé la
Naturaleza, los elementos, los mundos o moradas para que pudiéseis disfrutar de
la vida materia y empezar así una jornada de perfeccionamiento y elevación; di
a los espíritus un cuerpo material donde pudiesen reflejar sus sentimientos y
sus potencias, guiados por la conciencia.
Al hombre así formado y dotado le concedí libre albedrío; en
su interior deposité la hoja de mi Ley y de mi justicia y le puse en el
principio del camino.
Sin esa ley interior, el hombre jamás me hubiera reconocido,
comprendido, ni amado; mas la conciencia que ha sido el faro que ilumina el
camino y la voz que aconseja el bien, os han
hecho comprender las manifestaciones del Padre hasta llegar a este
tiempo en que el espíritu encarnado se manifestará libremente y se impondrá a
lo superfluo y a lo material.
¿Por qué he tenido que descender en tres ocasiones a
vosotros; porque habéis tropezado en la dura jornada y he tenido que venir a
levantaros del polvo de la Tierra, porque con pleno conocimiento os alejáis del
camino y cuando os perdéis y lloráis me decís: "Padre ¿Por qué me
castigáis"? ¿Por qué decís que soy Yo quien os ha castigado; pensad que
mientras blasfemáis, la vida de que os he rodeado sigue dándoos su caricia.
Aprended a vivir y no tendréis tropiezos, eso os enseña mi Ley. No esperéis de
las doctrinas de los hombres la paz o la verdadera vida.
Mi juicio llegará a todos; llegado el momento preguntaré a
los ministros de mi Ley y a los hombres que forjan doctrinas: ¿Cuál es tu
cosecha? Y unos y otros me presentarán sólo vanidad, odios y el no haber tenido
caridad de la humanidad.
Antes que a nadie, juzgaré a los ministros de mi Ley, porque
ella es mi testamento de amor y sabiduría para todos mis hijos, porque de ella
proviene la redención de los hombres. ¡Ay de los que hayan ocultado estas
enseñanzas en su entendimiento porque éste será una caverna de oscuridad, o en
su corazón, porque él sólo será cueva de egoísmo!
03-063.58 Estad preparados y comprendedme. El que lleva la luz del
espíritu Santo desborda luz en todo necesitado.
Si alguien siente que mi palabra le hiere, es porque ella es
como espada; pero las heridas que abre son de amor. Mañana comprenderéis que mi
palabra siempre es justa.
Llamaré a los padres de familia y les preguntaré: "Oh
padres de los hombres ¿Qué habéis hecho de vuestros hijos?" Juzgaré a los
maestros de la humanidad entre los que estarán los filósófos, los teólogos y
científicos, y también les preguntaré cuál ha sido la simiente que han
depositado en el corazón y en la mente de sus propios hermanos. Les preguntaré
al servicio de qué causa pusieron los dones que les confié.
Vendrán a mi presencia los gobernantes de pueblos, naciones
y reinos, y les preguntaré por qué camino han conducido los destinos humanos y
qué han hecho de sus pueblos; les pediré cuenta del pan de sus hermanos, del
trabajo y el jornal, y si sólo me presentasen en su corazón la codicia y la
vanidad, y en su mano la riqueza, mientras sus pueblos perecen de miseria y de
hambre, ¡Cuán grande será su responsabilidad!
También serán llamados los médicos. A ellos les preguntaré
que han hecho del secreto de la salud que Yo les revelé y del bálsamo que les
confié; les preguntaré si en verdad han sentido el dolor ajeno, si han sabido
descender hasta el más humilde lecho para sanar con amor al que sufre. ¿Qué me
responderán los que han alcanzado grandeza, comodidad y lujo con el dolor de
sus semejantes, dolor que no siempre supieron calmar? Todos se harán preguntas
en su corazón y ante la luz de su conciencia me tendrán que responder.
Si a vosotros os he revelado que sois parte de Israel, no
pensais que os amo más que a otros pueblos; ¿Por qué había de amaros más que a
otro si todos sois mis hijos?
En verdad os digo que si la humanidad hubiese perseverado en
la Ley que interiormente le dictaba la conciencia, no hubiese sido necesario
enviaros guías, ni profetas, ni habría sido necesario que vuestro Señor
descendiera entre vosotros hasta tener que grabaros mi Ley en una piedra en la
Primera Era, ni tener que humanizarme y morir como hombre en una cruz en el
Segundo Tiempo.
Si formé un pueblo y lo colmé de dones no fue para que se
engrandeciera y humillara a los demás, sino para que fuera un ejemplo de
sumisión ante el Dios verdadero y un ejemplo de fraternidad entre los hombres.
Escogí a este pueblo para que fuese instrumento de mi
voluntad en la Tierra y portador de mis revelaciones, para que invitara a todos
a vivir en mi Ley, para que toda la humanidad llegase a formar el único pueblo
del Señor.
Si este pueblo ha sufrido mucho a pesar de haber sido el
escogido es porque creyó que la heredad era sólo para él; que su Dios no podía
ser Dios para los paganos, porque contempló como extraños a los demás pueblos y
no les participó de lo que el Padre les había confiado. Si Yo lo aparté por una
tiempo de los demás pueblos, fue para que no se contaminara de la maldad y el
materialismo. Mas cuando él se encerró en su egoísmo y creyó ser grande y
fuerte, le demostré que su poder y su grandeza eran falsos y permití que otras
naciones cayeran sobre él y lo redujeran a la servidumbre. Reyes, Farones y Césares
fueron sus señores, cuando Yo les había ofrecido ser su Señor. El Padre, en su
infinito amor, volvió a manifestarse a su pueblo para darle la libertad y
recordarle su misión, y en este tiempo vengo a entregarle mis lecciones de amor
y es tan sólo mi mirada la que puede descubrir entre la humanidad a los hijos
de Israel a quienes llamo y congrego para que reciban la luz del Espíritu
Santo.
He venido a manifestarme ante vuestro espíritu porque el
tiempo en que os hablaba a través de la Naturaleza y por medio de
manifestaciones materiales que llamásteis milalgros, se encuentra lejos de
vosotros. Hoy podéis ya sentirme en vuestro espíritu así como en lo más
recóndito de vuestro corazón.
En este tiempo no ha sido Palestina testiga de mi manifestación
porque no es un lugar determinado lo que vengo a buscar, sino a vuestro
espíritu. Busco al pueblo de Israel por el espíritu, no por la sangre, al
pueblo que tiene la simiente espiritual que a través de los tiempos ha recibido
por mi caridad.
Preparáos pueblo, aprovechad el tiempo, porque el tiempo es
luz. Se acerca 1950 y no quiero que al retirar mi palabra os sintáis huérfanos.
De cierto os digo que quienes se preparen, me sentirán más cerca, tendrán gran
inspiración, sanarán enfermos con sólo orar y sorprenderán por su don de
palabra.
Conservaréis estas reuniones porque en ellas grandes
inspiraciones derramaré; el don de videncia se desatará y por vuestros labios
hablaré a sabios, a científicos y esta profecía quedará escrita por quienes
tienen la misión de anotar mi palabra.
Varones y mujeres que escucháis esta palabra, ¿Creéis en mi
llegada entre vosotros? ¿Creéis en mi comunicación a través del entendimiento
del hombre? En unos responde la fe ardiente: ¡Sí Maestro, creo en vuestra
presencia! En otros responde su silencio que dice: ¡Quién sabe!
El Maestro os dice: No sólo me escudriñéis a Mí; penetrad en
el interior de vuestro corazón y ved qué ha salido de él; si han brotado
palabras de amor y de verdad, podéis estar satisfechos; si ha brotado consuelo
para los demás, podéis decir que de vuestra fuente han manado las aguas
cristalinas. Si estuviéreis en un alto grado de perfección, mi Manifestación
entre vosotros no tendría razón de ser, pero si vuestra conciencia os reclama
muchas imperfecciones, ¿Por qué me preguntáis a Mí a qué he venido? Es
necesario que sepáis que he venido buscando a vuestro espíritu que está
destinado a perfeccionarse en el camino trazado por mi caridad, para que
alcanzado su purificación, pueda lograr la dicha a que intuitivamente aspira
todo ser. Yo vengo a enseñarle la manera de hacer méritos para alcanzar esa
meta.
En verdad os digo que los espíritus de los justos que moran
cerca de Dios, con sus propias obras labraron el derecho a ocupar ese lugar, no
porque Yo se los haya dado; Yo sólo les enseñé el camino y les mostré al final
de él un galardón.
Benditos sean los que me dicen: "Señor, vos sois el
camino, la luz que lo alumbra y la fuerza para el caminante. Vos sois la voz
que indica el rumbo y nos reanima en la jornada y también sois el galardón para
el que llega al fin". Si, mis hijos, Yo soy la vida y la resurrección de
los muertos.
Basta que sepáis, como os lo dije en mi palabira, que la
reencarnación del espíritu es verdad, para que una luz se encienda en vuestro
corazón y admiréis más mi amorosa justicia. Comparad las teorías y diversas
interpretaciones que las religiones han dado a estas enseñanzas e inclinaos por
aquella que encierre mayor justicia y tenga mayor razón. Mas de cierto os digo
que esta es una de las revelaciones que más conmoverá al espíritu en este
tiempo, en el cual se está despertando la intuición sobre esta gran verdad.
Si por decir la verdad al mundo, los hombres vuelven a
juzgarme, podrán hacerlo, Yo dejaré que me juzguen; mas si quieren tocarme y
aprehenderme, no podrán, porque estoy en espíritu y ante ellos soy intangible e
invisible.
Vosotros habéis resucitado a la vida verdadera bajo el
milagro de esta palabra; ya no viváis más en la indiferencia ni pequéis, como
hacen los que no me han oído, porque entonces descenderíais al nivel de los
muertos. Sólo Yo puedo y debo hablaros así.
A mis apóstoles en el Segundo Tiempo les anuncié mi nueva
manifestación y cuando ellos me preguntaron qué señales anunciarían ese tiempo,
Yo se las anuncié una a una, así como las pruebas que les daría. Las señales
han aparecido hasta la última; ellas anunciaron que este es el tiempo
profetizado por Jesús y Yo os pregunto: Si esta manifestación que os estoy
dando no fuera verdad, ¿Por qué Cristo no se ha presentado, a pesar de las
señales? ¿O creéis que también el tentador tiene potestad sobre toda la
creación y sobre los elementos para engañaros?
Yo os previne mucho tiempo para que no cayerais bajo la
seducción de falsos profetas, de falsos cristos y falsos redentores; mas hoy os
digo que el espíritu encarnado se encuentra tan despierto por su evolución, por
su luz y experiencia, que no es fácil darle tinieblas por luz, por mucho
artificio que ella tenga. Por eso, os he dicho: Antes de entregaros con fe
ciega en este camino, escudriñad cuanto queráis. Ved que esta palabra ha sido
dada para todos y que nunca me he reservado parte de ella sólo para determinados
seres. Ved que en esta Obra no hay libros en los cuales pretenda ocultaros
alguna enseñanza. Mas también os dije en aquel Segundo Tiempo por labios de
Juan mi apóstol: "Si alguno oyera mi voz y abriese la puerta, entraré en
él, cenaré con él y él Conmigo". También os enseñé la parábola de las
vírgenes para que la tuviéseis presente en este tiempo.
Elías, quien había de llegar primero para aparejar el camino
del Señor, se manifestó por vez primera por el entendimiento humano en 1866.
¿Queréis dedicar unos instantes a investigar las señales y acontecimientos que
surgieron en todos los órdenes y coincidieron con el tiempo de esa
manifestación? Nuevamente serán los hombres de ciencia que estudian los astros
los que en la antigüedad eran llamados magos, los que testifiquen que el cielo
ha dado señales que son voces divinas.
A vosotros que os ha tocado la dicha de oírme os digo: Yo
llamé a vuestra puerta y me abristeis, he cenado con vosotros y vosotros
Conmigo. Contemplásteis el resplandor del relámpago y el estruendo del rayo y
aquí me tenéis.
Ved al Sexto Sello desatado y abierto ante vuestros ojos.
¿Quién lo desató? ¿Quién desató los cinco anteriores? No fue Moisés, ni Elías
ni patriarca alguno. Fui Yo, el Mesías, el Verbo, el Cordero Inmolado, porque
ese libro de sabiduría es el camino y la vida, y Yo os he dicho que Yo soy el
Camino, la Verdad y la Vida.
Yo envié a Elías a que anunciara al mundo que el Sexto Sello
estaba próximo a ser desatado y él, bañado por la luz del Espíritu Santo,
descendió entre los hombres como precursor de mi venida en el Tercer Tiempo. Ya
sabéis cómo se comunicó Elías, cómo se ha manifestado el Maestro, cuánto os ha
entregado y os ha enseñado. Sólo os digo ahora que conserveís con toda su pureza
esta Doctrina, que caminéis hacia la regeneración y la espiritualidad, para que
mi llegada en espíritu sea creída, y mi palabra sea escuchada con respeto y
amor.
Hablad con la verdad siempre y seréis reconocidos como
discípulos del Espíritu Santo, porque ni los ampos de la nieve tienen la pureza
de mi palabra. El reflejo del sol sobre las nieves de las montañas hiere
vuestra vista, mas la luz divina ni hiere, ni ciega al espíritu,
Oídme, soy Cristo el Verbo del Padre. No vengo a destruir
nada de lo revelado desde los primeros tiempos. Mi Ley es la misma, es la Ley
de amor. Las formas podrán cambiar, mas no la esencia, por eso os he dicho que
no porque escuchéis mi palabra por conducto de seres humanos, la pongais en
duda.
He aquí de nuevo el camino ante vuestra vista; comenzad a
elevar vuestro espíritu, decíos a vosotros mismos con íntima satisfacción que
sois mis discipulos. ¿Quiénes son los discípulos del Divino Maestro? Los que
aman a sus semejantes, los que practican mi Doctrina de perdón, de caridad y
desinteres.
Párvulos sois todos en la vida y todos se hallan bajo el
manto de mi providencia.
El que en su oración me dice: "Padre, hágase en mi tu
voluntad" y cuando la prueba le sorprende, exclama, "Señor, ¿Por qué
me tocas de esta manera?" Ese no es aún discípulo, sino que apenas es
párvulo, porque no ha comprendido la lección. Si aspiráis a ser mis discípulos,
observad la vida de Jesús, vuestro Maestro en la Tierra, mirad su obediencia y
sumisión ante el Padre desde su niñez. El vino al mundo para hacer la voluntad
de su Padre y pasó por la humillación, las calumnias, las ingratitudes, el
desprecio, el dolor y el sacrificio, sin apartarse del sendero trazado por el
Eterno.
¿Qué responderéis acerca de vuestros pasos cuando lleguéis a
la presencia del Señor?. Antes sabíais que tendríais que responder cada quien
de sí mismo, ahora habéis sabido que de cada uno de vosotros depende una
porción de espíritus de los cuales también tendréis que responder. He ahí la
importancia de vuestro ejemplo en la vida para que mañana no tengáis que
recoger amarguras en vez de un fruto dulce y agradable. No olvidéis que de esos
seres que os confié, brotarán las nuevas generaciones que tendrán que florecer
el Espiritualismo en la Tierra; esas generaciones benditas son una promesa
divina para la humanidad, vosotros tenéis el deber de prepararles el camino y
la morada y darles la bienvenida en un ambiente de espiritualidad y de amor.
¿Podréis reconocerlos cuando lleguen? ¿Será necesario que os
encontréis velando? ¿Sabrá el mundo sentir ese acontecimiento? Antes tendréis
que dar la voz de alerta para que todos aparten los espinos que han dejado en
el camino y también las impurezas para que no se hieran ni se manchen sus hijos
cuando lleguen a la Tierra.
Unión os pido pueblo, para que mi semilla divina germine en
vuestro seno. No quiero que lleguéis a Mí llorando vustras faltas a mi Ley o
lamentando el tiempo perdido; nada remediaría vuestro llanto en aquellos
instantes.
He venido a hablaros en este tiempo como si fuéseis
criaturas limpias y sin mancha para convertiros por medio del amor.
¡Toma de mi amor y mi bendición en Mi nombre que Soy el Padre, el Hijo el Espíritu Santo, la paz de mi Divinidad nunca se aparte de Vosotros!
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