Al descender mi rayo entre vosotros, los ángeles se unen a
vuestro espíritu en oración y homenaje al Padre.
El temor a mi justicia ha elevado el fervor de este pueblo,
al ver que los elementos se desencadenan en estos días de prueba. ¿Por qué os
amedrentáis? ¿No os he enseñado a orar y a escudaros con la fe?
Mirad que los elementos os están mostrando el cumplimiento
de las profecías de los tiempos pasados. Si os ha tocado vivir y ver estos
acontecimientos, no os atemoricéis ante la voluntad de vuestro Padre, todo
sirve para purificaros.
A cada uno de vosotros le estoy confiando una porción de
corazones para que los conduzca con su palabra y sus ejemplos; mas si en las
pruebas flaqueáis ¿Qué confianza podréis infundir a vuestros hermanos acerca de
mi enseñanza? Entre las multitudes que os siguen hay corazones de roca que sólo
con buenas obras lograrán conmoverse y convertirse a mi Doctrina.
Vivid alerta y sed sensibles porque a cada paso y en
cualquier lugar os presentaré al necesitado y no debéis pasar indiferentes
junto a él sin sentir su menesterosidad. También ésos a los que sólo miréis una
vez en la vida, forman parte de vuestra porción; ellos os reconocerán en el más
allá.
No miréis cuadros de dolor tan solo por curiosidad; id
siempre animados de los más nobles sentimientos para que vuestras obras
encierren verdadera caridad y para que llevéis el consuelo a vuestros hermanos;
no huyáis de un hospital, ni os horroricéis de un leproso, de un mutilado o del
que esté atacado de cualquier enfermedad contagiosa, no miréis con desprecio o
repulsión un presidio, ni paséis junto a él sin elevar una oración por los que
en él se encuentran. Tended vuestra mano con amor a los que han caído, a los
que se encuentran olvidados de los hombres. ¡Cuánto bien les haréis en su
espíritu!
Templad vuestro corazón para la lucha, no quiero en mis
filas soldados débiles; vuestra presencia en el camino de vuestros hermanos
puede significar para ellos salvación, liberación, salud y paz.
Pronto levantaré mi palabra de entre vosotros y los que no
hayan querido llevarla en su corazón quedarán en espera de que el dolor venga a
pulimentarlos. ¿Cómo podrían dar testimonio de mi nueva manifestación si no se
encuentran preparados?
Si en el Segundo Tiempo habló mi Verbo a través de Jesús
niño ante los doctores de la ley, haciendo que sus labios callasen ante mis
preguntas y asombrándoles con mis respuestas, de cierto os digo, que en este
tiempo mi Verbo llegará ante los nuevos doctores, teólogos y sabios, para
interrogarles y contestarles; para ésto es menester que os preparéis, Os
enviaré a dar este testimonio a la humanidad y si los hombres no os creen, les
diré: "Si no creéis a mis emisarios por su pobreza y por su humildad,
creédles por sus prodigios". Las obras de mis discípulos irán acompañadas
de señales en la naturaleza y en la vida de los pueblos que harán meditar a la
humanidad en la verdad de mi Doctrina.
No quiero que los marcados después de su jornada terrestre,
retornen al valle espiritual envueltos por la tiniebla. Quiero recibirles
llenos de luz, de fortaleza y de amor para enviarles en espíritu a la Tierra
como un ejército invisible que llegue a limpiar los caminos, a librar a los
cautivos, a despertar a los que duermen en la ignorancia, en el orgullo o en
los vicios. ¿Qué será de los que habiendo recibido la señal del Espíritu Santo
se presenten sin luz y sin méritos en el Más Allá? ¿Les enviará el Señor entre
sus ejércitos de luz o tendrá que hacerles reencarnar nuevamente para que
vengan a lavar sus impurezas?
En verdad, en verdad os digo: no sabéis qué tiempos esperan
a la humanidad sobre esta Tierra, ni deseéis venir a habitarla en aquellos
días.
Alejáos, alejáos del pecado, porque mi espada de justicia
viene implacable a exterminar el mal. Yo ayudaré a los que luchan por salvarse
y auxiliaré con mi caridad a los que lloran por el extravío de los hombres. Sí,
pueblo, existen hombres y mujeres que velan por permanecer en la virtud, en el
bien, y padres que oran porque sus hijos no se desvíen del buen sendero.
Yo os exhorto a una penitencia bien entendida, aquella que
no os prive de nada, que sea benéfica al espíritu y al cuerpo pero en la que os
eximáis de todo lo que sea perjudicial por saludable y placentero que os
parezca, aunque esta abstención signifique un sacrificio.
Doquiera que piséis dejad una huella de amor y caridad para
que el que por ahí pase reciba la luz, entonces sí estaréis imitando a vuestro
Maestro. En verdad os digo que una de las huellas mas profundas que podéis
dejar en el corazón de vuestros hermanos es la del perdón de las ofensas
recibidas.
Vuestro corazón se ha abierto lleno de humildad para
confesarse delante de su Señor y Yo que soy Aquél en quien recaen todas las
ofensas; os concedo mi perdón como un hálito de paz que tranquilice a vuestro
espíritu y llene de esperanza vuestro corazón. ¿Qué más puede desear vuestro
espíritu en el destierro en que se encuentra?
El Padre os habla desde su Reino, María os cubre con su
manto y Elías vela por vosotros; sabed estimar la gracia que os ha sido
concedida.
He aquí el Libro de la Vida Verdadera abierto ante vuestros
ojos, para que no vayáis entre tinieblas. Si Yo os doté de espíritu lo más
natural y justo es que le muestre algo más de lo que pueda enseñarle la
Naturaleza. Un espíritu no debe vivir en la ignorancia enmedio de mi creación
ya que él es superior a cuanto le rodea.
Tengo sed no sólo de vuestro amor, sino de vuestra
comprensión.
Tomad con elevación espiritual las pruebas y vicisitudes de
la vida para que sean provechosas a vuestro espíritu, porque de cierto os digo,
que a través de ellas comprenderéis con claridad muchas enseñanzas de vuestro
Padre.
Aceptad vuestro destino, conformaos con lo que poseéis,
tened paciencia. ¿Por qué a veces perdéis la calma y os desesperáis? Porque
olvidáis vuestro principio así como las deudas que tenéis que restituir.
Dejad que vuestro espíritu comprenda y esté conforme con su
restitución y sentiréis que la luz penetra en vuestro interior, llenándoos de
esperanza, de fortaleza y alegría.
Sabed que no fue mi voluntad que lloraséis, ni que me place
ver lágrimas en vuestros ojos; mas al contemplar que vuestro espíritu que llegó
limpio a la Tierra, se ha manchado con los pecados del mundo, dejé que él mismo
se purificara para que pudiera retornar a Mí. Si el
ignorante reniega de mi justicia y el débil sucumbe, ellos están
perdonados; mas vosotros que habéis escuchado esta palabra, que habéis recibido
esta Ley, no podréis desesperaros ni blasfemar, a menos que apaguéis la luz de
vuestra fe y caigáis en turbación. ¿No creéis que si en esa forma faltaseis
sería tanto como manchar esta hoja blanca que os he entregado, o como arrojar
lejos de vosotros el pan que con tanto amor os ofrecí?
No debilitéis, no volváis a enfermar ni permitáis que nadie
os arrebate los dones que os estoy enseñando a desarrollar; sabed aprovechar la
enseñanza y la fuerza que os doy para que transforméis la amargura y el
sufrimiento en paz y en amor; si en el seno de vuestro hogar existen discordias
es que no habéis sabido poner en práctica mi lecciones de amor.
Mientras me escucháis os sentís seguros, pero en cuanto
abandonáis el recinto, os sentís acechados en muchas formas. ¿Seré Yo quien os
tienta, quien os hace caer y quien desea que os perdáis? Discípulos: si he
permitido que las tentaciones existan, dejad que ellas os prueben; vuestra
misión es resistir con fe hasta convertir las tinieblas en luz. Si pongo en
vuestro camino al que ha faltado, no es para hacéros caer, sino para que lo
salvéis; orad reconociendo que estáis en el tiempo de la lucha del espíritu y
que debéis cumplir con el precepto que os dice "Amaos los unos a los
otros".
Sed activos, no durmáis ¿O queréis esperar que las
persecuciones os sorprendan durmiendo? ¿Queréis caer otra vez en la idolatría?
¿Esperáis que doctrinas extrañas vengan a imponerse por la fuerza y por el
temor? Estad alerta porque por Oriente surgirán falsos profetas confundiendo a
los pueblos; uníos para que vuestra voz resuene en todo el orbe y deís a tiempo
el alerta a la humanidad.
Para ayudaros en vuestra unificación, me estoy haciendo
sentir entre vosotros bajo muchas formas para haceros comprender el tiempo en
que os encontráis, ¡Pero cuán pocos son los que sintiendo mi presencia saben
decir: es el Señor! Los hombres duermen espiritualmente, vosotros que me oís
habéis despertado, pero aún no os levantáis a despertar a los demás.
Del interior de estos humildes recintos saldrá el nuevo
mensaje para la humanidad, de ellos saldrán las multitudes llevando en sus
labios el testimonio de su regeneración y de su adelanto espiritual.
¡Cuán pobres han sido en lo material estas casas de oración,
mas su grandeza ha sido espiritual! Los recintos donde habéis escuchado mi
palabra, son semejantes a un árbol corpulento y frondoso cuya sombra ha sido
saludable, su presencia ha infundido paz y confianza y sus frutos os han
alimentando, han dado albergue al adúltero, al infanticida, al vicioso, al
enfermo, a los que mancharon su mano con la sangre de su semejante, a los pobres, a los
hambrientos de amor; en todos ha corrido el llanto, se han elevado oraciones y
se han escuchado palabras de gratitud. Paso a paso en estos recintos se ha ido
purifcando este pueblo con lágrimas y oraciones.
Ahora se purifica la humanidad enmedio de grandes dolores;
la guerra ha extendido su influencia en todo el mundo y el hombre débil ha
cedido. Hoy corren ríos de sangre, naciones contra naciones se levantan, las
mismas madres empujan a sus hijos a la guerra. Después vendrán todas las
consecuencias: la peste, el hambre y la muerte; no habrá un lugar libre de ese
exterminio, enfermedades raras aparecerán, la lepra se propagará y la ceguera
también. El sol se sentirá como de fuego, los campos que ayer fueron fértiles
quedarán estériles y las aguas se contaminarán. Por ello debéis prepararos,
porque no bastará mi señal para ser salvos; ¡Cuántos sin ser de mis marcados,
serán salvos, cuántos sin ser de mis escogidos sabrán encontrar el camino de
salvación! Velad y orad.
De cierto os digo que si en este tiempo escucháis en la
Tierra mi palabra por conducto de un entendimiento humano,en otros mundos
también se escucha, aunque por otros conductos, por otros medios; mas aquellas
maravillas las sabréis hasta que penetréis a la vida espiritual.
¿Quién no ha sentido inquietud ante la vida del Más Allá?
¿Quién de los que han perdido a un ser amado en este mundo, no ha sentido el
anhelo de volver a contemplarlo o por lo menos de saber dónde se encuentra?
Todo lo sabréis; a ellos los volveréis a mirar; mas haced méritos ahora, no sea
que cuando dejéis esta Tierra, en el valle espiritual preguntéis en dónde se
encuentran aquéllos que esperáis encontrar, y os digan que no les podéis ver
porque se encuentran en una escala más alta; no olvidéis que tiempo ha os he
dicho que en la casa del Padre existen muchas moradas.
Comed el pan de mi palabra para que se aparten de vuestro
corazón la tristeza, el dolor y presintáis la vida eterna; Yo os entrego un
poco de aquella paz.
Oídme una vez más apartando de vuestra mente los malos
pensamientos que los inspira el mundo y así podréis penetrar con preparación en
las enseñanzas espirituales que vengo a revelaros. Aquí, en el instante de
vuestra elevación,en ese momento en que lucháis por concentraros en el fondo de
vuestro corazón, es cuando se reflejan en vuestro espíritu las pasiones de la
carne, ¡Cuándo dejaréis que en vuestro cuerpo se reflejen en plenitud los
atributos y bellezas del espíritu?
Purificaos para que logréis sentirme; apartad poco a poco
vuestra materialidad, Dejad las falsas deidades que moran en los insanos
placeres, en las vanidades y en las ambiciones superfluas, dominad vuestras pasiones que vienen a tentaros y decidles
como dijo Cristo en el desierto: "No tentarás a tu Señor, mas a El
adorarás".
Vengo a recordaros también que Yo os enseñé a entregar un
tributo a Dios y otro al Cesar, porque veo que todo se lo estáis entregando al
César. Meditad un instante en cada día porque inexorablemente llegará la hora
en que escuchéis mi voz que os llama para tomaros juicio y entonces será cuando
vuestro espíritu responda de sí mismo y de su envoltura. No temáis de Mí en esa
hora, Yo no soy injusto, temed de vosotros mismos.
Si en la Tierra os he demostrado que soy vuestro bienhechor
amándoos y perdonándoos, ¿Creéis que al llegar vosotros a la vida espiritual me
encontraréis cambiado?
Si os busco y os sigo con tanto afán, si os hablo y me
inclino hasta donde estáis, es porque no quiero que al dejar este mundo os
perdáis en el infinito, que os quedéis sin luz,que me busquéis y no me
encontréis, que estando Yo muy cerca de vosotros me sintáis muy lejos, y no me
escuchéis ni me contempléis.
Oíd mis lecciones y ponedlas en práctica. Bienaventurados
aquellos de vosotros, que viviendo en medio de privaciones, de vicisitudes y
amarguras, aún pedís por los que lloran, os olvidáis de vosotros mismos y
rogáis por la paz de las naciones, porque esos que así obran encontrarán el
camino de luz que conduce al reino de perfección y en la hora de su juicio su
carga será más ligera.
Vengo colmando de beneficios a vuestro espíritu para que
hasta el menesteroso que se quejaba de no poder hacer la caridad porque nada
tenía, hoy reconozca que espiritualmente tiene un caudal inagotable.
Os estoy hablando por un conducto muy digno de mi Divinidad:
el hombre, y en verdad os digo, que esta comunicación nunca se ha interrumpido.
Yo soy el Verbo eterno, que siempre ha hablado y hablará a sus hijos muy
amados.
Según la densidad de las tinieblas del mundo, así es la
intensidad de la luz que le envío para que la humanidad conozca el camino
verdadero. Si ya estuviéseis preparados,cuánto gozaríais sintiendo a cada paso,
en cada lugar y en cada ser mi presencia. Me sentiríais en vuestro corazón, me
escucharíais en vuestro espíritu, me veríais en todas mis obras aún en las más
pequeñas. Hoy exclama la humanidad: "¡Dios mío, qué oscuros están los
caminos de la vida!" sin contemplar que Elías, el Enviado del Tercer Tiempo, ha iluminado los
caminos con mi luz y que en ellos podéis ver claramente las huellas de mi
sangre.
Mi Reino viene en contra de vuestro reino, me he levantado
en guerra contra el mundo, mas nadie se turbe, porque mi espada es de amor y
mis ejércitos vienen armados de paz y de luz. Los enemigos de mi Reino caerán
abatidos bajo la fuerza universal del amor y esos enemigos no podrían ser mis
hijos, sino sus imperfecciones, sus desobediencias, sus pecados,los cuales Yo
haré desaparecer.
¿Cómo habría Yo de tomar vuestras armas de odio y de muerte
para exterminaros? ¿Podría Yo ser el destructor de mis propios hijos? ¿Es
concebible esto en Dios? Yo os digo: He aquí a vuestro rey sin corona, sin
cetro y sin manto. Escudriñad mi palabra, juzgadme a través de ella si queréis.
Os digo que mi Reino se ha acercado a vosotros en este tiempo para enseñaros la
comunicación con vuestro Padre de espíritu a Espíritu.
Sois vosotros los caminantes a quienes les será dado
contemplar la nueva Jerusalén, la ciudad blanca y luminosa que no se encuentra
en la Tierra porque es espiritual. Seguid adelante, perseverad en la fe,
recorred el camino lleno de amarguras y asperezas, hasta que lleguéis a la gran
puerta donde me veréis, ahí os recibiré y os mostraré la grandeza de mi Reino
que es el poder de mi gloria; para ayudaros a llegar os doy mi báculo de amor.
Hoy buscáis mi palabra para fortalecer vuestro espíritu
porque sabéis que es tiempo propicio para penetrar en el camino de la espiritualidad.
El camino lo lleva trazado cada hombre en su corazón, sólo falta que lo quiera
encontrar. Mi amor ha venido a mostrar su fuerza a todos mis hijos y mi luz no
ha dejado a nadie en las tinieblas.
Millares y millares de seres viven en la desesperación y en
la angustia, mas llegará el momento en que les veréis surgir a la luz, porque
su dolor los está conduciendo al camino de la vida eterna. Sobre la humanidad
desciende mi luz cual inspiración divina, pero entonces surge en los hombres la
duda y no creen que sea la voz del Señor la que les habla, y es que aún no han
comprendido en qué Era se encuentran.
Mi semilla, que es de amor, verdad, caridad, salud y paz,
está destinada a todo aquel que quiera sembrarla.
Vosotros que oís mi palabra a través del entendimiento
humano no sois los únicos que recibís mensajes espirituales; Yo sé en dónde se
encuentran otros de mis nuevos discípulos, aquéllos que con amor se preparan para recibir por inspiración mis
pensamientos divinos e intuitivamente saben qué tiempo es éste. Sabed que no
concedí a todos la gracia de que recibieseis mi luz o la del mundo espiritual a
través del cerebro humano; unos han sido preparados en una forma, otros en
otra, pero todos coincidiran en la verdad que es una sola, unos y otros se
reconocerán en la espiritualidad en las obras de amor y caridad hacia vuestros
hermanos.
Quisiera la humanidad tener la visita de un nuevo Mesías que
le salvara del abismo, o al menos oír la voz de Dios humanizada vibrando en los
vientos y Yo os digo que bastaría que observáseis un poco o recogiéseis vuestro
espíritu en meditación para darle sensibilidad, para que escucháseis cómo todo
os habla. Si os parece imposible que las piedras hablen, Yo os digo que no sólo
las piedras sino todo cuanto os rodea os habla de vuestro Creador para que
despertéis de vuestros sueños de grandeza, de orgullo y de materialismo.
Este es el ocaso de una era y el amanecer de un nuevo
tiempo; ya está apareciendo la luz de la aurora, cuando aún no se disipan las
sombras de la noche; el milagro está delante de vuestros ojos y aún no lo
presentís por vuestra dureza de corazón. ¿Cómo vais a penetrar en meditación si
aún no os habéis arrepentido de vuestras faltas?
Os habéis familiarizado con la maldad y el vicio que os
rodea, miráis con naturalidad el homicidio, la deshonra, el adulterio, combatís
la virtud y en cambio al vicio lo disfrazáis, para mostraros en apariencia
limpios ante los ojos de vuestros hermanos.
De cierto os digo que de estas tinieblas la humanidad saldrá
a la luz, mas ese paso será lento. ¿Qué sería de los hombres si en un instante
comprendiesen todo el mal que han ocasionado? Unos perderían la razón, otros se
arrancarían la vida.
No esperéis, pueblo, hallaros en espíritu para levantaros a
llevar al mundo la nueva de mi manifestación entre vosotros, esta noticia
llegará al corazón de la humanidad y ése será el principio de su
espiritualidad.
Cuando los hombres se hayan regenerado sentirán mi presencia
y mi amor en su corazón.
¡Oh mis párvulos, vosotros no podréis imaginar el anhelo
divino con que me acerco a vuestro corazón! Vengo a conversar con vosotros, a
recrearme viéndoos en torno a mi mesa. Si aún no habéis aprendido a elevaros a
Mí, Yo desciendo hasta vosotros. Jamás dejaré de amaros, jamás me cansaré de
miraros con ternura.
Esta forma de oíme a través de un intérprete humano
terminará y sonará la hora en que el Padre eche a vuelo la campana para
llamaros a congregación y escuchéis por última vez esta palabra.
Se acerca 1950 el año en que dejaréis de oirme; no creáis
que cuando haya desaparecido el eco de la ultima campanada vendrá el descanso
para este pueblo; por el contrario, ese será el primer instante de vuestra
lucha, de la gran jornada que vais a iniciar.
Hoy estáis como mis discípulos del Segundo Tiempo,rodeando
al Maestro, escuchando su Doctrina y observando sus obras; el Maestro era quien
hablaba a las multitudes, el que hacía prodigios entre los menesterosos, el que
guiaba y corregía y el que les defendía; pero El les había anunciado su partida
y ellos sabían que quedarían en el mundo como ovejas entre lobos.
¡Cómo temían aquella hora! Y cuando llegó el instante de la
separación, quedaron solos en la Tierra, mas el Maestro les acompañaba desde su
Reino, su Espíritu les alentaba en toda hora y les cumplió hasta la última de
sus promesas.
¿Por qué vosotros que sabéis que esta forma de comunicarme
terminará, esperáis con indiferencia ese año de 1950? ¿Por qué pensáis los que
os sentís ya fatigados que después de ese tiempo ya podréis recostaros a
dormir? Pensad que hoy sois simplemente los párvulos que después se convertirán
en maestros; mas no temáis al cumplimiento de vuestra misión, recordad que
cuando estuve en aquel tiempo entre mis discípulos ellos también fueron
párvulos en mi enseñanza.
En cierta ocasión dije a Andrés, que era uno de mis doce
apóstoles: ¿Tenéis fe en Mí: "Sí Maestro", me contestó. ¿Creéis que
en mi nombre podréis sanar a los enfermos? "Si Señor, creo poder
hacerlo". Bien, le dije, id por ese camino que conduce a Jericó y en él
encontraréis un enfermo; ungidle en mi nombre y traedme noticias.
Andrés emprendió la caminata y en el trayecto encontró al
enfermo que era un leproso y le dijo: En el nombre de Cristo, mi Maestro y
Señor, sanad; mas el leproso le miró tristemente sin experimentar alivio
alguno. Por segunda y tercera vez Andrés pronunció mi nombre, mas el enfermo no
sanó. Apesadumbrado el discípulo retornó hacia Mí y debilmenteme dijo:
"Maestro, el enfermo no ha sanado, no se ha limpiado de su lepra, mi fe en
vos no me ha bastado, mas he comprendido que lo que vos hacéis, nosotros no lo
podremos hacer; además, la enfermedad de aquel hombre es incurable".
Entonces le dije: Andrés, seguidme, y le llevé hasta el
enfermo, al cual toqué simplemente con mi mano y le dije: Sed sano. El leproso
al instante fue limpio.
Andrés avergonzado y a la vez maravillado, me preguntó cómo
pudo ser aquello, a lo cual le respondí que la caridad hacía milagros, que él
no pudo lograrlo porque dudó de este poder y sintió horror de tocar al leproso.
Sin embargo, más tarde, cuántos enfermos y entre ellos a cuántos leprosos sanó
Andrés, mi discípulo amado.
Quiero haceros comprender que durante este tiempo de mi
predicación estáis desarrollando vuestros dones, y que cuando llegáis a errar
Yo os corrijo, mas vuestros mejores frutos vendrán después de que me hayáis
escuchado.
Nada pendiente o inconcluso dejará el espíritu sobre la
Tierra.
Esto que os digo lo están oyendo unos cuantos; sin embargo,
llegará a todos los corazones. Como mi palabra del Segundo Tiempo se extendió
por toda la redondez de la Tierra, la de este tiempo será como un riego fecundo
sobre la semilla que antes sembré.
No creáis que vosotros sois el único medio para dar a
conocer mi Ley a los hombres; mas es necesario que desempeñéis la misión que os
corresponde porque estáis dentro de mis planes divinos, No os acobarde la
calumnia ni la humillación, tened presente el camino que anduvo vuestro Señor
en la Tierra. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, Yo soy la puerta.
Tiempo es de que hagáis resplandecer mi Doctrina con
vuestras obras para que mi nombre resuene hasta el más escondido rincón de la
Tierra; unos serán precursores de otros, así como Elías ha sido mi precursor en
todos los tiempos.
Si venís por mi camino, no sentiréis fatiga, ni llegaréis
cansados a Mí; sobre este sendero he venido a derramar mi luz con esta palabra
que os doy por medio del portavoz, palabra que pronto dejaréis de escuchar.
Grabad profundamente en este sendero la huella de vuestros pasos para que
mañana os hagan justicia al consideraros mis buenos discípulos y vuestro
ejemplo sirva de estímulo a los que vengan después; Yo os espero en la
eternidad; por lo tanto, nunca será tarde para llegar a Mí.
En mi sangre lavaréis todas vuestras manchas porque, ¿Qué
significa mi sangre, sino mi amor? Yo he de veros habitando en mi seno, en lo
más alto de la escala de perfección después de haber cruzado los áridos y
desolados desiertos de vuestra restitución, después de haber salvado las
encrucijadas de las pasiones y de habéros librado de las olas del mar
embravecido; pasará el dolor, las luchas, y llegaréis al fin a la mansión donde
existe la paz verdadera, la dicha no presentida por el corazón humano y donde
brilla la luz de la sabiduría infinita.
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