sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 61

Al descender mi rayo entre vosotros, los ángeles se unen a vuestro espíritu en oración y homenaje al Padre.

El temor a mi justicia ha elevado el fervor de este pueblo, al ver que los elementos se desencadenan en estos días de prueba. ¿Por qué os amedrentáis? ¿No os he enseñado a orar y a escudaros con la fe?

Mirad que los elementos os están mostrando el cumplimiento de las profecías de los tiempos pasados. Si os ha tocado vivir y ver estos acontecimientos, no os atemoricéis ante la voluntad de vuestro Padre, todo sirve para purificaros.

A cada uno de vosotros le estoy confiando una porción de corazones para que los conduzca con su palabra y sus ejemplos; mas si en las pruebas flaqueáis ¿Qué confianza podréis infundir a vuestros hermanos acerca de mi enseñanza? Entre las multitudes que os siguen hay corazones de roca que sólo con buenas obras lograrán conmoverse y convertirse a mi Doctrina.

Vivid alerta y sed sensibles porque a cada paso y en cualquier lugar os presentaré al necesitado y no debéis pasar indiferentes junto a él sin sentir su menesterosidad. También ésos a los que sólo miréis una vez en la vida, forman parte de vuestra porción; ellos os reconocerán en el más allá.

No miréis cuadros de dolor tan solo por curiosidad; id siempre animados de los más nobles sentimientos para que vuestras obras encierren verdadera caridad y para que llevéis el consuelo a vuestros hermanos; no huyáis de un hospital, ni os horroricéis de un leproso, de un mutilado o del que esté atacado de cualquier enfermedad contagiosa, no miréis con desprecio o repulsión un presidio, ni paséis junto a él sin elevar una oración por los que en él se encuentran. Tended vuestra mano con amor a los que han caído, a los que se encuentran olvidados de los hombres. ¡Cuánto bien les haréis en su espíritu!

Templad vuestro corazón para la lucha, no quiero en mis filas soldados débiles; vuestra presencia en el camino de vuestros hermanos puede significar para ellos salvación, liberación, salud y paz.

Pronto levantaré mi palabra de entre vosotros y los que no hayan querido llevarla en su corazón quedarán en espera de que el dolor venga a pulimentarlos. ¿Cómo podrían dar testimonio de mi nueva manifestación si no se encuentran preparados?

Si en el Segundo Tiempo habló mi Verbo a través de Jesús niño ante los doctores de la ley, haciendo que sus labios callasen ante mis preguntas y asombrándoles con mis respuestas, de cierto os digo, que en este tiempo mi Verbo llegará ante los nuevos doctores, teólogos y sabios, para interrogarles y contestarles; para ésto es menester que os preparéis, Os enviaré a dar este testimonio a la humanidad y si los hombres no os creen, les diré: "Si no creéis a mis emisarios por su pobreza y por su humildad, creédles por sus prodigios". Las obras de mis discípulos irán acompañadas de señales en la naturaleza y en la vida de los pueblos que harán meditar a la humanidad en la verdad de mi Doctrina.

No quiero que los marcados después de su jornada terrestre, retornen al valle espiritual envueltos por la tiniebla. Quiero recibirles llenos de luz, de fortaleza y de amor para enviarles en espíritu a la Tierra como un ejército invisible que llegue a limpiar los caminos, a librar a los cautivos, a despertar a los que duermen en la ignorancia, en el orgullo o en los vicios. ¿Qué será de los que habiendo recibido la señal del Espíritu Santo se presenten sin luz y sin méritos en el Más Allá? ¿Les enviará el Señor entre sus ejércitos de luz o tendrá que hacerles reencarnar nuevamente para que vengan a lavar sus impurezas?

En verdad, en verdad os digo: no sabéis qué tiempos esperan a la humanidad sobre esta Tierra, ni deseéis venir a habitarla en aquellos días.

Alejáos, alejáos del pecado, porque mi espada de justicia viene implacable a exterminar el mal. Yo ayudaré a los que luchan por salvarse y auxiliaré con mi caridad a los que lloran por el extravío de los hombres. Sí, pueblo, existen hombres y mujeres que velan por permanecer en la virtud, en el bien, y padres que oran porque sus hijos no se desvíen del buen sendero.

Yo os exhorto a una penitencia bien entendida, aquella que no os prive de nada, que sea benéfica al espíritu y al cuerpo pero en la que os eximáis de todo lo que sea perjudicial por saludable y placentero que os parezca, aunque esta abstención signifique un sacrificio.

Doquiera que piséis dejad una huella de amor y caridad para que el que por ahí pase reciba la luz, entonces sí estaréis imitando a vuestro Maestro. En verdad os digo que una de las huellas mas profundas que podéis dejar en el corazón de vuestros hermanos es la del perdón de las ofensas recibidas.

Vuestro corazón se ha abierto lleno de humildad para confesarse delante de su Señor y Yo que soy Aquél en quien recaen todas las ofensas; os concedo mi perdón como un hálito de paz que tranquilice a vuestro espíritu y llene de esperanza vuestro corazón. ¿Qué más puede desear vuestro espíritu en el destierro en que se encuentra?

El Padre os habla desde su Reino, María os cubre con su manto y Elías vela por vosotros; sabed estimar la gracia que os ha sido concedida.

He aquí el Libro de la Vida Verdadera abierto ante vuestros ojos, para que no vayáis entre tinieblas. Si Yo os doté de espíritu lo más natural y justo es que le muestre algo más de lo que pueda enseñarle la Naturaleza. Un espíritu no debe vivir en la ignorancia enmedio de mi creación ya que él es superior a cuanto le rodea.

Tengo sed no sólo de vuestro amor, sino de vuestra comprensión.

Tomad con elevación espiritual las pruebas y vicisitudes de la vida para que sean provechosas a vuestro espíritu, porque de cierto os digo, que a través de ellas comprenderéis con claridad muchas enseñanzas de vuestro Padre.

Aceptad vuestro destino, conformaos con lo que poseéis, tened paciencia. ¿Por qué a veces perdéis la calma y os desesperáis? Porque olvidáis vuestro principio así como las deudas que tenéis que restituir.

Dejad que vuestro espíritu comprenda y esté conforme con su restitución y sentiréis que la luz penetra en vuestro interior, llenándoos de esperanza, de fortaleza y alegría.

Sabed que no fue mi voluntad que lloraséis, ni que me place ver lágrimas en vuestros ojos; mas al contemplar que vuestro espíritu que llegó limpio a la Tierra, se ha manchado con los pecados del mundo, dejé que él mismo se purificara para que pudiera retornar a Mí. Si el
ignorante reniega de mi justicia y el débil sucumbe, ellos están perdonados; mas vosotros que habéis escuchado esta palabra, que habéis recibido esta Ley, no podréis desesperaros ni blasfemar, a menos que apaguéis la luz de vuestra fe y caigáis en turbación. ¿No creéis que si en esa forma faltaseis sería tanto como manchar esta hoja blanca que os he entregado, o como arrojar lejos de vosotros el pan que con tanto amor os ofrecí?

No debilitéis, no volváis a enfermar ni permitáis que nadie os arrebate los dones que os estoy enseñando a desarrollar; sabed aprovechar la enseñanza y la fuerza que os doy para que transforméis la amargura y el sufrimiento en paz y en amor; si en el seno de vuestro hogar existen discordias es que no habéis sabido poner en práctica mi lecciones de amor.

Mientras me escucháis os sentís seguros, pero en cuanto abandonáis el recinto, os sentís acechados en muchas formas. ¿Seré Yo quien os tienta, quien os hace caer y quien desea que os perdáis? Discípulos: si he permitido que las tentaciones existan, dejad que ellas os prueben; vuestra misión es resistir con fe hasta convertir las tinieblas en luz. Si pongo en vuestro camino al que ha faltado, no es para hacéros caer, sino para que lo salvéis; orad reconociendo que estáis en el tiempo de la lucha del espíritu y que debéis cumplir con el precepto que os dice "Amaos los unos a los otros".

Sed activos, no durmáis ¿O queréis esperar que las persecuciones os sorprendan durmiendo? ¿Queréis caer otra vez en la idolatría? ¿Esperáis que doctrinas extrañas vengan a imponerse por la fuerza y por el temor? Estad alerta porque por Oriente surgirán falsos profetas confundiendo a los pueblos; uníos para que vuestra voz resuene en todo el orbe y deís a tiempo el alerta a la humanidad.

Para ayudaros en vuestra unificación, me estoy haciendo sentir entre vosotros bajo muchas formas para haceros comprender el tiempo en que os encontráis, ¡Pero cuán pocos son los que sintiendo mi presencia saben decir: es el Señor! Los hombres duermen espiritualmente, vosotros que me oís habéis despertado, pero aún no os levantáis a despertar a los demás.

Del interior de estos humildes recintos saldrá el nuevo mensaje para la humanidad, de ellos saldrán las multitudes llevando en sus labios el testimonio de su regeneración y de su adelanto espiritual.

¡Cuán pobres han sido en lo material estas casas de oración, mas su grandeza ha sido espiritual! Los recintos donde habéis escuchado mi palabra, son semejantes a un árbol corpulento y frondoso cuya sombra ha sido saludable, su presencia ha infundido paz y confianza y sus frutos os han alimentando, han dado albergue al adúltero, al infanticida, al vicioso, al enfermo, a los que mancharon su mano con la sangre de su semejante, a los pobres, a los hambrientos de amor; en todos ha corrido el llanto, se han elevado oraciones y se han escuchado palabras de gratitud. Paso a paso en estos recintos se ha ido purifcando este pueblo con lágrimas y oraciones.

Ahora se purifica la humanidad enmedio de grandes dolores; la guerra ha extendido su influencia en todo el mundo y el hombre débil ha cedido. Hoy corren ríos de sangre, naciones contra naciones se levantan, las mismas madres empujan a sus hijos a la guerra. Después vendrán todas las consecuencias: la peste, el hambre y la muerte; no habrá un lugar libre de ese exterminio, enfermedades raras aparecerán, la lepra se propagará y la ceguera también. El sol se sentirá como de fuego, los campos que ayer fueron fértiles quedarán estériles y las aguas se contaminarán. Por ello debéis prepararos, porque no bastará mi señal para ser salvos; ¡Cuántos sin ser de mis marcados, serán salvos, cuántos sin ser de mis escogidos sabrán encontrar el camino de salvación! Velad y orad.

De cierto os digo que si en este tiempo escucháis en la Tierra mi palabra por conducto de un entendimiento humano,en otros mundos también se escucha, aunque por otros conductos, por otros medios; mas aquellas maravillas las sabréis hasta que penetréis a la vida espiritual.

¿Quién no ha sentido inquietud ante la vida del Más Allá? ¿Quién de los que han perdido a un ser amado en este mundo, no ha sentido el anhelo de volver a contemplarlo o por lo menos de saber dónde se encuentra? Todo lo sabréis; a ellos los volveréis a mirar; mas haced méritos ahora, no sea que cuando dejéis esta Tierra, en el valle espiritual preguntéis en dónde se encuentran aquéllos que esperáis encontrar, y os digan que no les podéis ver porque se encuentran en una escala más alta; no olvidéis que tiempo ha os he dicho que en la casa del Padre existen muchas moradas.

Comed el pan de mi palabra para que se aparten de vuestro corazón la tristeza, el dolor y presintáis la vida eterna; Yo os entrego un poco de aquella paz.

Oídme una vez más apartando de vuestra mente los malos pensamientos que los inspira el mundo y así podréis penetrar con preparación en las enseñanzas espirituales que vengo a revelaros. Aquí, en el instante de vuestra elevación,en ese momento en que lucháis por concentraros en el fondo de vuestro corazón, es cuando se reflejan en vuestro espíritu las pasiones de la carne, ¡Cuándo dejaréis que en vuestro cuerpo se reflejen en plenitud los atributos y bellezas del espíritu?

Purificaos para que logréis sentirme; apartad poco a poco vuestra materialidad, Dejad las falsas deidades que moran en los insanos placeres, en las vanidades y en las ambiciones superfluas, dominad vuestras pasiones que vienen a tentaros y decidles como dijo Cristo en el desierto: "No tentarás a tu Señor, mas a El adorarás".

Vengo a recordaros también que Yo os enseñé a entregar un tributo a Dios y otro al Cesar, porque veo que todo se lo estáis entregando al César. Meditad un instante en cada día porque inexorablemente llegará la hora en que escuchéis mi voz que os llama para tomaros juicio y entonces será cuando vuestro espíritu responda de sí mismo y de su envoltura. No temáis de Mí en esa hora, Yo no soy injusto, temed de vosotros mismos.

Si en la Tierra os he demostrado que soy vuestro bienhechor amándoos y perdonándoos, ¿Creéis que al llegar vosotros a la vida espiritual me encontraréis cambiado?

Si os busco y os sigo con tanto afán, si os hablo y me inclino hasta donde estáis, es porque no quiero que al dejar este mundo os perdáis en el infinito, que os quedéis sin luz,que me busquéis y no me encontréis, que estando Yo muy cerca de vosotros me sintáis muy lejos, y no me escuchéis ni me contempléis.

Oíd mis lecciones y ponedlas en práctica. Bienaventurados aquellos de vosotros, que viviendo en medio de privaciones, de vicisitudes y amarguras, aún pedís por los que lloran, os olvidáis de vosotros mismos y rogáis por la paz de las naciones, porque esos que así obran encontrarán el camino de luz que conduce al reino de perfección y en la hora de su juicio su carga será más ligera.

Vengo colmando de beneficios a vuestro espíritu para que hasta el menesteroso que se quejaba de no poder hacer la caridad porque nada tenía, hoy reconozca que espiritualmente tiene un caudal inagotable.

Os estoy hablando por un conducto muy digno de mi Divinidad: el hombre, y en verdad os digo, que esta comunicación nunca se ha interrumpido. Yo soy el Verbo eterno, que siempre ha hablado y hablará a sus hijos muy amados.

Según la densidad de las tinieblas del mundo, así es la intensidad de la luz que le envío para que la humanidad conozca el camino verdadero. Si ya estuviéseis preparados,cuánto gozaríais sintiendo a cada paso, en cada lugar y en cada ser mi presencia. Me sentiríais en vuestro corazón, me escucharíais en vuestro espíritu, me veríais en todas mis obras aún en las más pequeñas. Hoy exclama la humanidad: "¡Dios mío, qué oscuros están los caminos de la vida!" sin contemplar que Elías, el Enviado del Tercer Tiempo, ha iluminado los caminos con mi luz y que en ellos podéis ver claramente las huellas de mi sangre.

Mi Reino viene en contra de vuestro reino, me he levantado en guerra contra el mundo, mas nadie se turbe, porque mi espada es de amor y mis ejércitos vienen armados de paz y de luz. Los enemigos de mi Reino caerán abatidos bajo la fuerza universal del amor y esos enemigos no podrían ser mis hijos, sino sus imperfecciones, sus desobediencias, sus pecados,los cuales Yo haré desaparecer.

¿Cómo habría Yo de tomar vuestras armas de odio y de muerte para exterminaros? ¿Podría Yo ser el destructor de mis propios hijos? ¿Es concebible esto en Dios? Yo os digo: He aquí a vuestro rey sin corona, sin cetro y sin manto. Escudriñad mi palabra, juzgadme a través de ella si queréis. Os digo que mi Reino se ha acercado a vosotros en este tiempo para enseñaros la comunicación con vuestro Padre de espíritu a Espíritu.

Sois vosotros los caminantes a quienes les será dado contemplar la nueva Jerusalén, la ciudad blanca y luminosa que no se encuentra en la Tierra porque es espiritual. Seguid adelante, perseverad en la fe, recorred el camino lleno de amarguras y asperezas, hasta que lleguéis a la gran puerta donde me veréis, ahí os recibiré y os mostraré la grandeza de mi Reino que es el poder de mi gloria; para ayudaros a llegar os doy mi báculo de amor.

Hoy buscáis mi palabra para fortalecer vuestro espíritu porque sabéis que es tiempo propicio para penetrar en el camino de la espiritualidad. El camino lo lleva trazado cada hombre en su corazón, sólo falta que lo quiera encontrar. Mi amor ha venido a mostrar su fuerza a todos mis hijos y mi luz no ha dejado a nadie en las tinieblas.

Millares y millares de seres viven en la desesperación y en la angustia, mas llegará el momento en que les veréis surgir a la luz, porque su dolor los está conduciendo al camino de la vida eterna. Sobre la humanidad desciende mi luz cual inspiración divina, pero entonces surge en los hombres la duda y no creen que sea la voz del Señor la que les habla, y es que aún no han comprendido en qué Era se encuentran.

Mi semilla, que es de amor, verdad, caridad, salud y paz, está destinada a todo aquel que quiera sembrarla.

Vosotros que oís mi palabra a través del entendimiento humano no sois los únicos que recibís mensajes espirituales; Yo sé en dónde se encuentran otros de mis nuevos discípulos, aquéllos que con amor se preparan para recibir por inspiración mis pensamientos divinos e intuitivamente saben qué tiempo es éste. Sabed que no concedí a todos la gracia de que recibieseis mi luz o la del mundo espiritual a través del cerebro humano; unos han sido preparados en una forma, otros en otra, pero todos coincidiran en la verdad que es una sola, unos y otros se reconocerán en la espiritualidad en las obras de amor y caridad hacia vuestros hermanos.

Quisiera la humanidad tener la visita de un nuevo Mesías que le salvara del abismo, o al menos oír la voz de Dios humanizada vibrando en los vientos y Yo os digo que bastaría que observáseis un poco o recogiéseis vuestro espíritu en meditación para darle sensibilidad, para que escucháseis cómo todo os habla. Si os parece imposible que las piedras hablen, Yo os digo que no sólo las piedras sino todo cuanto os rodea os habla de vuestro Creador para que despertéis de vuestros sueños de grandeza, de orgullo y de materialismo.

Este es el ocaso de una era y el amanecer de un nuevo tiempo; ya está apareciendo la luz de la aurora, cuando aún no se disipan las sombras de la noche; el milagro está delante de vuestros ojos y aún no lo presentís por vuestra dureza de corazón. ¿Cómo vais a penetrar en meditación si aún no os habéis arrepentido de vuestras faltas?

Os habéis familiarizado con la maldad y el vicio que os rodea, miráis con naturalidad el homicidio, la deshonra, el adulterio, combatís la virtud y en cambio al vicio lo disfrazáis, para mostraros en apariencia limpios ante los ojos de vuestros hermanos.

De cierto os digo que de estas tinieblas la humanidad saldrá a la luz, mas ese paso será lento. ¿Qué sería de los hombres si en un instante comprendiesen todo el mal que han ocasionado? Unos perderían la razón, otros se arrancarían la vida.

No esperéis, pueblo, hallaros en espíritu para levantaros a llevar al mundo la nueva de mi manifestación entre vosotros, esta noticia llegará al corazón de la humanidad y ése será el principio de su espiritualidad.

Cuando los hombres se hayan regenerado sentirán mi presencia y mi amor en su corazón.

¡Oh mis párvulos, vosotros no podréis imaginar el anhelo divino con que me acerco a vuestro corazón! Vengo a conversar con vosotros, a recrearme viéndoos en torno a mi mesa. Si aún no habéis aprendido a elevaros a Mí, Yo desciendo hasta vosotros. Jamás dejaré de amaros, jamás me cansaré de miraros con ternura.

Esta forma de oíme a través de un intérprete humano terminará y sonará la hora en que el Padre eche a vuelo la campana para llamaros a congregación y escuchéis por última vez esta palabra.

Se acerca 1950 el año en que dejaréis de oirme; no creáis que cuando haya desaparecido el eco de la ultima campanada vendrá el descanso para este pueblo; por el contrario, ese será el primer instante de vuestra lucha, de la gran jornada que vais a iniciar.

Hoy estáis como mis discípulos del Segundo Tiempo,rodeando al Maestro, escuchando su Doctrina y observando sus obras; el Maestro era quien hablaba a las multitudes, el que hacía prodigios entre los menesterosos, el que guiaba y corregía y el que les defendía; pero El les había anunciado su partida y ellos sabían que quedarían en el mundo como ovejas entre lobos.

¡Cómo temían aquella hora! Y cuando llegó el instante de la separación, quedaron solos en la Tierra, mas el Maestro les acompañaba desde su Reino, su Espíritu les alentaba en toda hora y les cumplió hasta la última de sus promesas.

¿Por qué vosotros que sabéis que esta forma de comunicarme terminará, esperáis con indiferencia ese año de 1950? ¿Por qué pensáis los que os sentís ya fatigados que después de ese tiempo ya podréis recostaros a dormir? Pensad que hoy sois simplemente los párvulos que después se convertirán en maestros; mas no temáis al cumplimiento de vuestra misión, recordad que cuando estuve en aquel tiempo entre mis discípulos ellos también fueron párvulos en mi enseñanza.

En cierta ocasión dije a Andrés, que era uno de mis doce apóstoles: ¿Tenéis fe en Mí: "Sí Maestro", me contestó. ¿Creéis que en mi nombre podréis sanar a los enfermos? "Si Señor, creo poder hacerlo". Bien, le dije, id por ese camino que conduce a Jericó y en él encontraréis un enfermo; ungidle en mi nombre y traedme noticias.

Andrés emprendió la caminata y en el trayecto encontró al enfermo que era un leproso y le dijo: En el nombre de Cristo, mi Maestro y Señor, sanad; mas el leproso le miró tristemente sin experimentar alivio alguno. Por segunda y tercera vez Andrés pronunció mi nombre, mas el enfermo no sanó. Apesadumbrado el discípulo retornó hacia Mí y debilmenteme dijo: "Maestro, el enfermo no ha sanado, no se ha limpiado de su lepra, mi fe en vos no me ha bastado, mas he comprendido que lo que vos hacéis, nosotros no lo podremos hacer; además, la enfermedad de aquel hombre es incurable".

Entonces le dije: Andrés, seguidme, y le llevé hasta el enfermo, al cual toqué simplemente con mi mano y le dije: Sed sano. El leproso al instante fue limpio.

Andrés avergonzado y a la vez maravillado, me preguntó cómo pudo ser aquello, a lo cual le respondí que la caridad hacía milagros, que él no pudo lograrlo porque dudó de este poder y sintió horror de tocar al leproso. Sin embargo, más tarde, cuántos enfermos y entre ellos a cuántos leprosos sanó Andrés, mi discípulo amado.

Quiero haceros comprender que durante este tiempo de mi predicación estáis desarrollando vuestros dones, y que cuando llegáis a errar Yo os corrijo, mas vuestros mejores frutos vendrán después de que me hayáis escuchado.

Nada pendiente o inconcluso dejará el espíritu sobre la Tierra.

Esto que os digo lo están oyendo unos cuantos; sin embargo, llegará a todos los corazones. Como mi palabra del Segundo Tiempo se extendió por toda la redondez de la Tierra, la de este tiempo será como un riego fecundo sobre la semilla que antes sembré.

No creáis que vosotros sois el único medio para dar a conocer mi Ley a los hombres; mas es necesario que desempeñéis la misión que os corresponde porque estáis dentro de mis planes divinos, No os acobarde la calumnia ni la humillación, tened presente el camino que anduvo vuestro Señor en la Tierra. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, Yo soy la puerta.

Tiempo es de que hagáis resplandecer mi Doctrina con vuestras obras para que mi nombre resuene hasta el más escondido rincón de la Tierra; unos serán precursores de otros, así como Elías ha sido mi precursor en todos los tiempos.

Si venís por mi camino, no sentiréis fatiga, ni llegaréis cansados a Mí; sobre este sendero he venido a derramar mi luz con esta palabra que os doy por medio del portavoz, palabra que pronto dejaréis de escuchar. Grabad profundamente en este sendero la huella de vuestros pasos para que mañana os hagan justicia al consideraros mis buenos discípulos y vuestro ejemplo sirva de estímulo a los que vengan después; Yo os espero en la eternidad; por lo tanto, nunca será tarde para llegar a Mí.

En mi sangre lavaréis todas vuestras manchas porque, ¿Qué significa mi sangre, sino mi amor? Yo he de veros habitando en mi seno, en lo más alto de la escala de perfección después de haber cruzado los áridos y desolados desiertos de vuestra restitución, después de haber salvado las encrucijadas de las pasiones y de habéros librado de las olas del mar embravecido; pasará el dolor, las luchas, y llegaréis al fin a la mansión donde existe la paz verdadera, la dicha no presentida por el corazón humano y donde brilla la luz de la sabiduría infinita.

¡Toma de mi amor y mi bendición en Mi nombre que Soy el Padre, el Hijo el Espíritu Santo, la paz de mi Divinidad nunca se aparte de Vosotros!

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