sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 60

Venid a mi mesa a comer el pan de mi enseñanza.

Vais a escuchar al Verbo; ¡Oh pueblo!

Yo contemplo vuestro afán por seguirme; no os ha importado traer vuestro corazón herido por los vuestros, desgarrado se encuentra; mas la vestidura de vuestro espíritu la contemplo intacta, porque la maldad del hombre no puede llegar hasta ahí.

Bienaventurados los que por mi causa son burlados y heridos y a pesar de ello con mansedumbre y amor llevan su cruz a cuestas, porque ellos verán prodigios de conversión en sus hermanos.

No todos los que forman la multitud que me escucha tienen fe; entre ellos descubro a los nuevos fariseos ocultándose, tratando inútilmente de encontrar impostura en la verdad.

He venido a enseñaros a elevar vuestro espíritu para que encontréis la esencia de esta palabra que está sobre toda imperfección humana.

La esencia que brota de esta palabra que os entrego, la derramaré sobre todos los pueblos de la Tierra porque es simiente de unificación. Esta Doctrina hará meditar y comprender muchas enseñanzas a la humanidad.

Los lazos rotos se unirán y las diferencias de razas desaparecerán ante la espiritualidad, porque el culto al único y verdadero Dios será uno solo.

Así empezaréis a formar en la Tierra una sola familia y os dejaré una antorcha grande, infinita, que alumbre el sendero espiritual de todos mis hijos.

Mi costado abierto aún deja escapar un raudal de agua que es redención y bálsamo para vosotros.

Preparo los caminos para que el extranjero llegue a esta nación y escuche mi palabra a través de esta comunicación.

Si en el Segundo Tiempo os dije: "Quien conoce al Hijo conoce al Padre", hoy que os hablo como Espíritu Santos digo: "Yo soy Cristo y soy el Padre, porque el Verbo que en Cristo habló era la palabra de Dios que es esta misma que hoy estáis recibiendo".

Ha sido necesario que os hable por medio de símbolos, en sentido figurado y en parábolas, para que lleguéis a comprender las lecciones de espiritualidad que os he traído en este tiempo.

Mas ha llegado la hora en que apartéis de vuestro culto todo materialismo y me busquéis con el espíritu.

Comprended que no vengo a la casa material donde penetran vuestros cuerpos, vengo a la morada que vuestro pensamiento me prepara.

Hoy gozad con mi palabra. Cuando el año 1950 llegue, no os abandonará mi Espíritu porque él está en vosotros y en todo lo creado, mas ya no me escucharéis en esta forma. Si Yo vine espiritualmente a comunicarme con la humanidad, vosotros os elevaréis después espiritualmente hacia Mí.

Llegáis temerosos ante el Maestro para preguntarme: "Señor, ¿Nuestra simiente será grata ante tu mirada?". A lo cual os respondo: Si habéis hablado con amor, si habéis tenido caridad para el enfermo, si habéis perdonado las injurias, habréis agradado a vuestro Padre.

Sembrad buena semilla para que recojáis buenos frutos. Si sembráseis amor y recogiéseis desengaños en el mundo, no perdáis la fe y dejadme vuestra causa, porque es a Mí a quien servís y de quien recibiréis el galardón.

Os he enseñado a sembrar en el mundo para recoger en el cielo.

No busquéis vuestro pago en la Tierra, ni olvidéis que mi reino no es de este mundo.

En esta era se han desatado los elementos, para purificar a mis escogidos y dejarlos preparados para predicar mi palabra.

Mi inspiración va iluminando a los que me han buscado,a los que están destinados a ser mis discípulos: la voz de Elías es como campana sonora que despierta a los espíritus anunciando mi presencia.

La Obra que he venido a presentaros, es el arca en donde han de ser salvos los que en ella penetran, y el día en que hayáis recibido el último de estos mensajes, los elementos se desatarán y azotarán a la humanidad. Vosotros también seréis probados y entonces contemplaré la fe y la confianza que habéis puesto en Mí. Seréis escudriñados y muchos de vuestros hermanos que os han juzgado mal por ignorancia, al conocer mi Doctrina se unirán a vosotros. No sólo el hombre alcanzará mi enseñanza en este tiempo, también los espíritus que habitan en el valle espiritual serán elevados a escalas superiores.

Discípulos amados: sed celosos de mi Obra, cumplid mis mandatos y con ello estaréis dando testimonio de Mí. María vuestra dulce Madre, también desciende a vosotros y os llena de gracia, os enseña el amor perfecto y convierte vuestro corazón en fuente de caridad, para que hagáis grandes obras de amor entre vuestros hermanos y conozcáis la verdad. Ella es mi colaboradora y junto a mi palabra de Maestro y de Juez, está su palabra de madre y de intercesora. Amadla, pueblo, e invocad su nombre. En verdad os digo que María vela por vosotros y os acompaña, no sólo en los días de prueba sino eternamente.

Hago responsable a mi pueblo de estas manifestaciones de amor que le entrego; todo el que haya aprendido de Mí, prepare y enseñe mi verdad a los postreros.

Muchos hambrientos y sedientos de la palabra divina vendrán a vosotros y en mi enseñanza clamarán su anhelo de saber; Yo os estaré contemplando desde el Más Allá y toda obra buena que hagáis en favor de vuestros hermanos será bendecida y sus frutos multiplicados, en cambio todo error o adulterio a mi Ley será juzgado y sancionado por Mí justicia perfecta.

Creced y practicad sin fanatismo, elevaos y colocaos en un plano desde el cual podáis enseñar a todos vuestros hermanos sin distinción de credos ni doctrinas. No os detengáis para hacer la caridad a un necesitado porque practique un culto retrasado o imperfecto; antes bien, vuestra obra desinteresada conquistará su corazón. No os encerréis en grupos, ni reduzcáis con esto vuestro campo de actividades, sed una luz para todo espíritu y un bálsamo en toda aflicción.

Sois como el caminante que se sienta bajo la sombra de un árbol a descansar para después proseguir la jornada.Si la sed os abrasa, he ahí una fuente de agua cristalina en mi enseñanza; si vuestras fuerzas se han agotado, reposad; si la tristeza embarga vuestro corazón, aguardad y escucharéis el trino del ruiseñor que os hará olvidar vuestras vicisitudes; mas si el hambre llega a vosotros, cortad del árbol el fruto más maduro y comed.

He aquí al Maestro hablandoos con sencillas parábolas para que comprendáis mi Doctrina.

No quiero que os estacionéis en el camino, ni que mañana os quedéis mudos cuando los hombres os pregunten lo que escuchásteis de Mí; no es mi voluntad que después de 1950 lleguéis a reclamarme desesperados porque me he ausentado de vosotros.

Ved con qué mansedumbre y constancia me he presentado para entregaros mi palabra y enseñaros a pronunciar sílaba por sílaba mis palabras divinas.

Discípulos: No vengo a exigiros que en vuestras obras y palabras alcancéis la perfección, pero sí os pido toda la limpidez, caridad y sinceridad de que seáis capaces.

Guardad mi esencia en vuestro corazón para que cuando habléis, vuestras palabras vayan saturadas de ella y conmuevan el corazón de vuestros hermanos. Si vuestra palabra no lleva esta esencia no seréis creídos y os dejarán predicar solos en el desierto, el viento se llevará aquellas palabras y nada habréis sembrado. ¿Qué aliciente podrá sostener en su jornada a quien así vaya trabajando? Ese tendrá que hundirse en el desaliento.

Desde ahora os digo que os llenéis de fortaleza, de ánimo para la lucha, porque en vuestras flaquezas y en los instantes de amargura no esperéis que siempre venga alguien a consolaros.

Mas si sabéis desde hoy prepararos, jamás os sentiréis solos ni me sentiréis ausente, aunque hayáis dejado de escuchar mi palabra. Si sabéis buscarme y amarme, sentiréis mi presencia doquiera que esteís y en el momento en que la necesitéis.

Buscadme siempre de la mejor manera que podáis y en Mí encontraréis al Padre, Maestro y Amigo.

Nunca he negado mi caridad a quien la ha buscado, aun cuando haya llegado cubierto de lepra. A nadie le he prohibido tomar el pan de mi mesa.

Así os preparo porque de vuestros labios brotará mi palabra y ella será consuelo, profecía, bálsamo y baluarte en las pruebas de la humanidad.

Mirad la estela de dolor que va dejando la guerra y los hombres no quieren despertar de su letargo, mas pronto surgirán en el mundo sucesos que conmuevan a la humanidad y la hagan cambiar de ruta.

Los elementos darán voces de justicia y al desatarse harán que desaparezcan porciones de tierra y se conviertan en mar y que desaparezcan mares y en su lugar surja la tierra.

Los volcanes harán erupción para anunciar el tiempo del juicio y toda la Naturaleza se agitará y conmoverá. Orad para que sepáis comportaros como los buenos discípulos, porque ese sera el tiempo propicio en que la Doctrina Espiritualista Trinitaria Mariana cunda en los corazones.

Llenos de gozo venís hoy hacia Mí, para cantar ¡Hossana! porque sois los que habéis oído mi voz y mi palabra en las tres Eras y reconocéis que soy el Dios único que en los tres tiempos se ha venido e manifestar a la humanidad.

Vosotros no veis misterio en mi Trinidad porque en verdad no existe. Yo soy un solo Dios que se ha manifestado en tres fases. Los hombres son los que al profundizarse en sus meditaciones y en sus ciencias se confunden.

El libro de la enseñanza se encuentra abierto ante vosotros y es el Maestro quien viene a elegir la lección; entonces vais sintiendo que de párvulos pasáis a ser discípulos según el amor, la fe y la voluntad que ponéis al escucharme.

Hay quienes a pesar de oírme y creer en mi presencia, no me han entendido; otros que reconociendo la grandeza de mi revelación no se han levantado a la regeneración y al cumplimiento de su misión, otros que quisieran extender mi enseñanza entre los hombres pero temen a la humanidad y sienten que sus labios enmudecen y aun hay quienes me han dicho: "Maestro, dejadme gozar los placeres del mundo y una vez hastiado, llegaré a vos". ¡Ah ignorantes que así habláis a vuestro Señor sin pensar que el día postrero de vuestra vida no lo conocéis y cuando lo veáis llegar entraréis en lucha con la muerte, con la invencible, y vuestro espíritu se desprenderá de la carne para oír la voz de su conciencia que le dice que ante mi presencia se encuentra desnudo de buenas obras, con las manos vacías, mostrando que ha perdido la oportunidad de acercarse a su Padre!

Vengo a escoger de entre las multitudes a los que llenos de fe y de firmeza han de seguirme para que ellos imiten a su Señor extendiendo la Ley por todo el mundo. Sabéis que no tengo preferencias, pero que no todos estáis a tiempo para ser elegidos.

Desde los primeros tiempos de la humanidad he venido a servirme de los que se han preparado, de los que han analizado mi enseñanza para enviar por su conducto mis mensajes y mi Ley a los demás.

Cuando hablé a Abraham, él escuchó mi palabra y con la fe contempló a su Señor. Aquella voz dijo al patriarca: Contemplo que sois justo en la Tierra y hago con vos un pacto de alianza; es mi voluntad hacer brotar de vos numerosas generaciones, las cuales formarán un pueblo que deberá reconocerme y amarme y en él serán benditas todas las naciones de la Tierra.

Yo di a Abraham un hijo a quien llamó Isaac y al que amó profundamente, y para probar la fe y obediencia del patriarca, le pedí que lo sacrificara. Abraham se extremeció en su carne y en su espíritu, mas reconociendo que era orden divina la que estaba recibiendo, sólo pidió en su oración fuerza para llevar a cabo aquel supremo mandato y se dispuso al sacrificio de su hijo.

Eso me bastó, y cuando el brazo de Abraham se levantó para asestar el golpe, Yo detuve su mano, le devolví la vida del hijo amado y le di mi ósculo de paz. Sólo uno de mis elegidos podía resistir esa prueba, por eso Yo lo escogía a él para que su ejemplo quedara escrito para los hombres de su tiempo y de la posteridad.

Después Jehová os envió a su Verbo encarnado en Jesús, a quien probásteis y de quien me pedísteis su vida para creer; y mi amor infinito e incomprensible para vosotros, os lo entregó como un manso cordero, para que recibiendo su sangre, resucitáseis a la vida eterna. Ya podréis comprender mi amor por vosotros los pecadores.

Hoy vengo a buscaros nuevamente, mas no vengo a grabar la Ley en piedra, ni a encarnar mi Verbo en un hombre. Viene mi Espíritu Santo a hablaros por medio del entendimiento del hombre inspirado por Mí, a prepararos, para que después os comuniquéis directamente de espíritu a Espíritu con mi Divinidad.

Es el espíritu de Elías quien abrió las puertas de esta Era en la cual os he revelado las nuevas enseñanzas contenidas en la Sexta página del Libro de los Siete Sellos, el Libro de la Vida, cuya luz iluminará hasta el último rincón de la Tierra.

Vosotros pertenecéis espiritualmente al linaje de Abraham, al pueblo en el que a través de los tiempos, se cumplieron todas las profecías y las promesas que os hice por medio de los patriarcas.

Ahora os estoy confiando un nuevo testamento que es como un arca, para que en ella se salve la humanidad.

Trabajad, sembrad, pero hacedlo dentro de mi Ley. Si os he dicho: mi voluntad es la vuestra y vuestra voluntad es la mia, puedo repetíroslo, pero siempre y cuando vuestra intención sea lícita. Pensad que de vosotros no debía haber brotado nada impuro por haber nacido del seno de Dios, justos y limpios. Os di la Tierra llena de bendiciones para que la tuviesen los hombres como hogar temporal.

Si en todos los tiempos he venido a mostrarme a los hombres, ¿Por qué entonces, necesitan hacer mi imagen con sus propias manos para en ella adorarme?

Pueblo, vuestra restitución en este tiempo ha consistido en venir a buscar una joya de incalculable valor entre el fango. ¿Por qué? Porque en la Tierra que habitáis y que habéis convertido en fétido pantano, perdísteis en tiempos pasados vuestra heredad; llegásteis sin ella ante mi presencia y hube de enviaros a buscarla, para que al retornar a Mí, me la mostráseis. Esa joya es el conjunto de virtudes. Haced el bien y cuanto más lo practiquéis, mayores serán los destellos que ella de.

No me culpéis de haber venido a doctrinaros en tiempos de dolor y de tristeza, porque Yo no he creado el dolor.

Sed mis buenos labriegos y os enviaré a las comarcas a enseñar esta Doctrina. No vayáis a enseñar lo superfluo, ni confundáis la verdadera fe en lo espiritual con las supersticiones. Si estas ideas mezcláseis a mi Obra, más os valiera enmudecer.

Hablad de mi verdad y os premiare con mi inspiración, como he premiado la inspiración de este pueblo y de mis portavoces derramando mi palabra cada vez más extensa.

Sentid mi presencia divina entre vosotros; ha sido mi voluntad sorprender a mi pueblo en este día.

Hoy vengo a preguntaros: ¿Qué habéis hecho de la Obra que os he confiado? ¿Qué habéis hecho de mis enseñanzas, y cómo habéis entregado mi mensaje a vuestros hermanos? Calláis ante mis preguntas, pueblo, porque sabéis que esas mismas preguntas ya os las había hecho vuestra conciencia.

Os sentís como párvulos ante el Maestro y en silencio lloráis. Yo os perdono y os concedo un tiempo más, para que en él lleguéis a convertiros en los verdaderos discípulos.

Bien sabéis que enseñanza no os ha faltado, que a vuestro paso os he llenado de alicientes para que prosigáis en el sendero. Ciertamente, me presento como juez, pero os hago sentir antes mi amor de Padre.

Pueblo: Si Yo diera a las naciones la paz a cambio de vuestra regeneración y enmienda, ¿Aceptaríais gustosos esta condición y os esforzaríais por cumplir con ella? Pensad en esto que os digo, discípulos.

Vengo lleno de amor y de mansedumbre para que aprendáis a amaros y para que seáis humildes. Yo soy el ejemplo y el Libro. Oíd a Cristo nuevamente porque El es el Camino, la Verdad y la Vida.

No sólo Yo he venido a manifestarme, también María vuestra dulcísima Madre y Elías vuestro Pastor Espiritual, para que comprendáis que éste es el último tiempo en que Dios se materializa a través del entendimiento humano para ser visto, oído y sentido por el hombre.

Si vosotros que habéis oído esta palabra, la abrazáis con amor y la dais a conocer como os la he enseñado, de cierto os digo que vuestra simiente alcanzará hasta la séptima generación; mas si no tuviéseis sumisión y caridad, el dolor se hará sentir en vuestros hijos y en sus descendientes.

Mucho tendréis que trabajar en el seno de vuestra congregación, para que vuestros méritos sean tenidos en cuenta; tendréis que uniros en pensamiento y en voluntad; tendréis que amaros como hermanos y saberos perdonar vuestras ofensas; entonces habréis roto las cadenas que os atan al materialismo, al amor propio, al egoísmo, para comenzar a vivir y a sufrir por los demás.

Elías es con vosotros y su luz os inspira para que terminéis de construir en vuestro corazón el santuario, como también os dio valor para que derrumbáseis de su pedestal a vuestros ídolos. El rayo de Elías ha venido siempre a exterminar la idolatría, la superstición, la ignorancia y ha hecho que los hombres reconozcan el poder del Dios de Verdad.

Pueblo: Refugiaos bajo el manto de paz de María en este tiempo de tribulaciones y orad por todos los hombres, tanto por los que la reconocen como Madre Divina como por los que la desconocen.

Ved cómo la guerra se extiende como el aceite en el agua. La mala hierba deberá ser cortada de raíz, para que la Tierra sea limpia nuevamente.

Velad y orad por la paz de vuestra nacion y guardad en vuestro corazón mi palabra, porque aún estáis en el tiempo de oírla, mas pronto este tiempo pasará.

Yo recibo la oración de este pueblo que también eleva su plegaria a la Reina de los Cielos, la que os envía su caricia y deposita en vuestro corazón una flor espiritual.

Benditos sean los que vienen buscando mis huellas. Estáis oyendo mi voz que os envío desde lo perfecto, voz que en múltiples formas se escucha en todo el Universo.

Nadie puede ocultarse a la mirada de Creador puesto que El es omnipresente. Os sigo doquiera que vayáis como vuestra propia sombra;
ningún pensamiento puede escapar a mi Divinidad, ni existe obra que haya quedado oculta o ignorada para Mí. Lo mismo estoy con los espíritus justos que habitan mansiones elevadas, que con aquellos cuya turbación espiritual les ha hecho crear y habitar mundos de tinieblas.

Aquí estoy con todos, soy el esperado por unos, el perseguido por otros. El Espíritu Santo viene a descorrer el velo de oscuridad que os cubría, para que todo ojo pueda recrearse con esta luz. Soy la vida eterna que viene en busca de los muertos para levantarlos.

Elevaos en vuestra oración de tal manera que podáis llegar a los umbrales de la eternidad, en donde no pasa el tiempo y donde todo es paz y beatitud, porque ahí os saturaréis de la vida verdadera.

Pensad que inexorablemente llegará para cada quien el instante de penetrar para siempre en aquella morada. ¿Por qué os empeñáis en morar en este mundo? Cuán poca es vuestra fe y vuestra esperanza en la vida espiritual cuando tanto os aferráis a la Tierra, y cuando contemplo que quisiéseis volver a ver en ella a aquellos que fueron vuestros y que hoy viven en espíritu, en mundos mejores que este. ¿Por qué queréis que vengan a llorar nuevamente al valle de lágrimas y a comer de vuestro amargo pan, si desde donde habitan ya están vislumbrado la silueta de la Tierra Prometida?

Sentís que la justicia del Padre se manifiesta en todo el Universo, mas Yo os digo que no confundáis mi justicia con el vulgar castigo. Esta era os ha sorprendido impreparados porque habéis desaprovechado los tiempos y vuestros dones y por esta causa os sentís castigados.

Discípulos: Despertad y reconoced el tiempo en que os encontráis. Os digo que así como nadie podrá retener mi justicia, tampoco podrá cerrar las puertas del Más Allá que mi caridad os ha abierto. Nadie podrá evitar que de aquellos mundos desciendan entre los hombres los mensajes de luz, de esperanza y de sabiduría.

Yo soy el único poseedor de ese reino y su llave está en mi doctrina. Comprended entonces toda la gracia que entre vosotros, humildes espiritualistas, he depositado porque ninguna secta o religión de este tiempo tiene la comunicación de la palabra divina, ni la presencia de los seres espirituales de luz enviados por mi voluntad.

Dejad que las grandes religiones y sectas desconozcan estas enseñanzas, dejad que nieguen esta comunicación y os juzguen; es que han olvidado, o no quieren saber que Cristo tiene la llave de todos los misterios del espíritu. Ya veréis cuántos que dicen seguirme en realidad serán quienes me persigan; mas mi palabra tendrá que cumplirse.

Esta es la Tercera Era en que Cristo viene al mundo sobre la nube lleno de majestad y rodeado de seres espirituales de luz pera libertar y salvar a los hombres. A todos les he dado señales de mi presencia, a toda puerta he tocado, mas escuchando mis pasos, me han negado. Y habéis sido vosotros los humildes, los que lleváis en vuestro espíritu la simiente del pueblo de Dios, los que han creído en Mí, me habéis sentido y recibido en vuestro corazón.

Nadie ha podido detener estas manifestaciones ni ha podido detener vuestro paso, porque la verdad es luz y es espada invencible.

Hoy sabéis que mi venida en este tiempo no fue para colmaros de las riquezas del mundo; sin embargo, como una prueba mas de mi presencia entre vosotros, habéis visto palpable mi caridad, ya recobrando la salud perdida, ya viendo abrirse las puertas del trabajo o recibiendo mís manifestaciones en tantas formas como os las he entregado.

A todos os daré pruebas de mi presencia, tanto en lo espiritual como en lo material.

Religiones y sectas del mundo: ¡Abrid vuestras puertas y como torrentes venid a Mi! ¡Hombres del poder: levantaos y probad mi Obra! ¡Hombres, mujeres, buscadme, tened caridad de vosotros! Si este pueblo no estuviese preparado para recibiros, Yo os recibiré, Yo os sanaré y os daré el pan de mi palabra.

Humanidad, orad; Yo os espero para hablaros y revelaros el misterio del Tercer Tiempo.

¿Esperáis gloria en el mundo? Bien sabéis que esta Tierra, por voluntad del hombre, en vez de manar leche y miel, vierte llanto y muerte.

Preparaos, porque vuestras manos serán las que deberán destruir vuestra idolatría una vez que con todo amor practiquéis el culto espiritual a Dios.

Velad pueblo, porque la lucha se acerca y el adversario se aproxima. No será el Faraón del Primer Tiempo, ni el César del Segundo los que traten de reduciros a la esclavitud temerosos de vuestro desarrollo y de vuestra luz; serán las tinieblas de todos los siglos las que os envuelvan y amenacen, por eso os he dado la espada de luz para que luchéis. En esa luz habrá fe, sabiduría y caridad.

El perdón será una de las virtudes que mayor mérito hallará delante de mi justicia. Os digo una vez más: "Amaos los unos a los otros".

Mi amor fundirá a todos los hombres y a todos los mundos. Ante Mí desaparecerán las diferencias de razas, lenguas y linajes y aun las diferencias que existen en la evolución espiritual.

Entre Dios como Juez y el hombre existe una escala que es María, la Madre amantísima, en cuyo amor se lavan y purifican los espíritus para presentarse ante su Señor.

Si la desobediencia de Adán, el crimen de Caín y la confusión de Babel, aún pesan sobre la humanidad, Yo os daré ocasiones para que os libréis de todas esas manchas.

Os ofrezco esta fuente de aguas cristalinas y vírgenes para que tengáis dónde calmar vuestra sed y os limpiéis de toda impureza, pero velad por la fuente porque se levantarán hombres queriendo engañaros con falsas doctrinas espiritualistas y os dirán que aman a Dios y a María. Cuidaos, porque eso será para disgregaros del redil. Surgirán aquellos que mezclen mi Doctrina con doctrinas humanas. ¡Vivid alerta! Porque ya se acerca la hora en que os llame a juicio; entonces mi presencia será como el trueno en la tempestad y mi luz como la del relámpago que nace en el Oriente y se pierde en el Occidente; entonces llamaré a los 144,000 marcados por Mí para que ante mi justicia entreguen su cosecha; unos estarán en materia y otros en espíritu.

Los que me siguieron en 1866, estarán presentes en este juicio, para que también respondan de la primera simiente. Antes de que la paz llegue será el juicio. Veréis levantárse fuertes contra fuertes y en sus luchas su fuerza y su orgullo se debilitarán; para entonces, la Tierra habrá sido bañada en sangre de pecadores y también de inocentes y cuando estas pruebas hayan sido, vendrá la paz a las naciones porque los hombres estarán reconociendo como único, fuerte y justo a Dios.


¡MI PAZ SEA CON VOSOTROS!

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