sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 57

Descansad por unos instantes de vuestra fatigosa caminata, los que vais sobre el polvo de la Tierra, y los que habitáis el espacio espiritual.

Al escuchar mi palabra divina, se va purificando vuestro espíritu.

A los que vivís en espíritu y aún estáis apegados a los ideales materiales, os digo: Alejáos de lo que ya no os pertenece, porque si la Tierra no es morada eterna para el hombre, menos lo es para el espíritu. Más allá, en el valle espiritual, os espera una vida llena de luz a la cual llegaréis paso a paso, por el sendero del bien. A quienes me escuchan como humanos les digo, que mientras posean ese cuerpo que les acompaña en su tránsito terrestre, deben cuidarlo y conservarlo hasta el último instante, porque él es el báculo en que el espíritu se apoya y el instrumento para luchar; a través de sus ojos materiales se asoma el espíritu a esta vida y a través de su boca habla y puede dar consuelo a sus hermanos.

He venido en este tiempo a prepararos y he de hablar a toda la humanidad para ayudarla en su evolución espiritual.

Dejad que desde ahora la paz penetre en vuestro corazón, porque más tarde tendréis que orar y velar incansablemente por la paz de los demás.

Obra muy grande y meritoria haréis si dais tranquilidad y sosiego a los corazones agitados por el dolor o las preocupaciones. Vendrán tiempos en los que sobre de esa paz aprendáis a fincar la dicha de vuestros semejantes.

Discípulos y párvulos, escuchando mi palabra sentís que las sombras que envolvían vuestra mente y el fardo que lleváis en vuestro corazón, se han apartado. Era la carga de sufrimientos, de preocupaciones y a veces de remordimientos que os iban agobiando en la vida.

No olvidéis que nadie puede ser vuestro mejor cirineo que Jesús. Oíd mi palabra y dejadla que inunde de paz a vuestro corazón, ella será bálsamo sobre vuestras heridas.

Mi palabra unge, acaricia y fortalece. Aprendedla y sentidla, para que después unjáis con mi verdad y mi amor a los que encontréis enfermos en vuestro camino.

Los tiempos pasarán y cuando ocurran acontecimientos extraordinarios, exclamaréis: ésto ya estaba anunciado, porque recordaréis lo que Yo tantas veces os había profetizado.

Dad la buena nueva de mi doctrina a todo aquél a quien podáis hacerle llegar mi palabra, aunque de pronto no demuestre fe. En verdad os digo que si le habláis con amor, su espíritu no olvidará nunca cuánto le dijísteis.

Esa es la tierra de que os hablo; el corazón y el espíritu de vuestros hermanos, la semilla es mi Doctrina que debéis darles a conocer y el agua cristalina, mi amor y mi verdad, con la que deberéis regar esas tierras.

¿Cuándo sentirán los hombres mi presencia espiritual? ¿Cuándo escucharé que la humanidad me da la bienvenida?

Vosotros que me habéis oído a través del portavoz humano, no os detengáis a mirar los defectos de estos hermanos vuestros por quienes hoy os hablo, mañana quedará mi palabra escrita y la influencia del portavoz habrá desaparecido.

Así llegará mi palabra de este tiempo a todos los que no la escucharon, llena de esencia y de pureza.

Quiero que la única insignia que ostenten los emisarios de este mensaje, sea la verdad, ella es la llave, el escudo y la espada.

Los sabios, los científicos, los grandes de este tiempo, que han luchado mucho por alcanzar la gloria del mundo, se sorprenderán al ver a mis nuevos discípulos, hombres, mujeres y niños, manifestar enseñanzas divinas humildemente, sin alarde de superioridad ni vanidad.

Cuanto mayor sea el conocimiento que tengáis del valor de lo que poseéis; más real y verdadera deberá ser vuestra humildad.

¡Cuán dichoso es el espíritu que al dejar sus despojos humanos en este valle de expiación desde el infinito contempla que dejó en la Tierra una huella de luz, de verdad y de amor.

Mi nuevo pueblo de Israel, el cual en espíritu es el mismo de todos los tiempos, será el encargado de llevar mi revelación por todo el mundo, será el que señale a los hombres en dónde han profanado la Ley y en dónde han interpretado mal mis palabras.

¿Cómo podréis desempeñar tan elevado y delicado cargo? Teniendo amor y celo por mi doctrina y buena voluntad para ser mi apóstol.

El que sienta caridad por su semejante, el que sienta el dolor ajeno y el que pensando en las necesidades de los demás, se olvide de sus propios dolores, ése tiene la semilla, el bálsamo, el sustento; después aprenderá la forma debida de entregar lo que ha recibido de Mí y de expresar lo que brote del corazón o del espíritu.

Estudiad el libro de mis lecciones a la luz de vuestra conciencia, él os dirá si vais progresando o si os encontráis estacionados.

No penséis que el don del amor sólo a seres privilegiados se les ha confiado, sabed que todos sois predestinados, y que unos antes y otros después, todos amaréis como Yo os he enseñado.

Aprovechad, aprovechad estos tiempos de mi comuniación y estudiad mi palabra, para que no os extrañeis cuando miréis a aquellos por quienes os di mi enseñanza, hablando fuera de éxtasis, en comunión de espíritu a Espíritu con su Creador.

Elevad vuestro espíritu, elevad vuestra moral. En todos los tiempos ésa ha sido mi enseñanza. Jacob contempló la silueta del Padre en lo más alto de la escala espiritual. Moisés recibió la Ley en la cumbre del monte Sinaí, Jesús sobre el monte Tabor, os legó su divino sermón.

Analizad el símbolo de esas manifestaciones. Mas ¿En dónde está el Monte desde el cual os hablo en este tiempo y os entrego mi Ley?. Todos lo sabéis, ese monte es la perfección, la verdad, la sabiduría.

Quien se haya sentido tocado por mi caridad en este tiempo, no siembre mas en el camino el cardo o el abrojo, porque el fruto que recoja, será muchas veces más amargo que el que sembró.

Consideraos como parte de aquella simiente que a Jacob prometí en su sueño, cuando le anuncié que su descendencia sería numerosa como el polvo de la Tierra y que en su simiente serían benditas todas las naciones.

Hoy mi calor desciende entre vosotros para dar vida a vuestro corazón; pero este calor no marchita las flores que en vuestro espíritu estoy cultivando. Todo os lo doy y mientras más reparto mis bienes entre mis hijos, más se multiplican. No temo quedarme sin virtud alguna como el rico avaro. Pedid que se os dará. ¿Qué podéis pedirme que no os conceda?. Yo sólo os pido que os hagáis dignos de mis beneficios, que sepáis pedirme.

A cada quien se le tiene destinado cuanto se le ha de entregar a lo largo de su jornada. Mientras unos lo van recibiendo y aprovechando a su debido tiempo, otros lo derrochan y hay quienes ni siquiera han sabido prepararse para recibirlo y cuando han retornado a la mansión espiritual se han dado cuenta de todo lo que era de ellos y no supieron alcanzar ni merecer.

Mi voz a todos habla, no hay un espíritu encarnado o desencarnado a quien no haya dirigido mi palabra, ya de Padre, de Maestro o de Juez; pero el hombre no ha sabido prepararse para interpretar el idioma divino, a pesar de haberos hablado en todas las formas y en todos los lenguajes. ¿Cuándo vais a comunicaros de espíritu a Espíritu con mi Divinidad para oír mi voz en vuestro espíritu, ya que para ello estáis destinados? Al menos vosotros, que oís mi voz id preparándoos para que paso a paso, por el camino del desarrrollo del espíritu, alcancéis esa gracia. ¿No creéis que lo más natural y justo es que vuestro espíritu pueda estar en comunión con su Creador y escuchar su voz, donde quiera que se encuentre?

Largas eras han pasado sobre los hombres sin que hayan comprendido el fin para el que fueron creados.

Hijos míos, no es menester penetrar en la sabiduría del mundo para conocer la finalidad de vuestra existencia, no sólo el sabio podrá conocerme y conocerse; cuántas veces el humilde, el que carece de ilustración en la Tierra, tiene mayor intuición de la verdad.

Esa es la razón por la que os hablo con lenguaje sencillo y humilde, al alcance de toda mente y de todo espíritu, por lo que he querido comunicarme a través de entendimientos humildes y hasta rudos. Si hablando con claridad y sencillez a la humanidad no soy entendido, ¿Cómo podrían comprenderme si les hablase en forma más elevada? No os estoy hablando de enseñanzas misteriosas; lo espiritual, mientras más elevado y perfecto es, más claro, natural y sencillo se presenta a vuestro espíritu.

Haced un estudio espiritual de mis revelaciones, mas no hagáis de ellas complicadas teologías. Si el Maestro es sencillo, sean sencillos los discípulos; seguidme con humildad y mansedumbre y os haré poseedores de la Tierra prometida, porque el que camina con desobediencia, de nada es dueño. Mientras más poseáis, sed más humildes ante los demás.

Vuestros oídos que no habían escuchado la adulación, no se dejen sorprender ahora por la soberbia; vuestros ojos que nunca habían contemplando las maravillas de mi Creación, no se dejen cegar por la vanidad. No busquéis más corona que la del buen fruto de vuestras obras de amor hacia vuestros hermanos.

No esperéis tiempos más propicios para empezar a trabajar, porque si no aprovecháis estos instantes, mañana suspiraréis por ellos.

Todo esto os lo digo, para que podáis entregar vuestro testimonio a la humanidad; no temáis no ser creídos porque los elementos confirmarán vuestras palabras. La Tierra se estremecerá, las aguas saldrán de su cauce, el fuego se desatará, los vientos se desencadenarán sobre del mundo, se encresparán los mares y las epidemias arrasarán comarcas. La carrera desenfrenada de la humanidad será detenida por el dolor. Una vez que la humanidad se lave de su materialismo, llegará mi palabra a los corazones y ninguno se quedará sin ella.

Como flor se ha abierto vuestro corazón, para ofrecerme el perfume de vuestra elevación y de vuestra acción de gracias, porque sabéis que fue mi caridad la que apartó las espinas de vuestro camino y enjugó vuestro llanto.

Os he enseñado que la forma de evitaros sufrimientos, es acercándoos al cumplimiento de mi Ley; para ello os he dicho, es menester que os apartéis de muchas prácticas fanáticas, que ningún provecho os dejan.

La esperanza en su salvación, ha surgido en el corazón de los que me han escuchado en este tiempo. Quiero que al final de la jornada experimentéis la alegría de haber vencido todos los obstáculos.

Llevad mi Verbo en vuestra boca; no es menester para ello que uséis la misma forma en que Yo os hablo. Hablad de mí y de mi Obra, con el mismo lenguaje con que habláis a vuestros hermanos y sólo cuando tratéis de repetir mis frases, hacedlo en la forma en que Yo os he hablado, más estad preparados, porque habrá ocasiones en que sea Yo quien hable por vuestros labios y entonces vuestro lenguaje sencillo y material desaparecerá, para dejar manifestarse mi palabra divina en la forma y en el sentido.

Pronto llegarán las turbas de hombres, cuyos espíritus han perdido el tiempo y desaprovechado las oportunidades que el Padre les ha brindado para elevarse; ellos, al escuchar mi voz, se detendrán primero, luego se arrepentirán y más tarde tomarán las herramientas de labranza para cultivar mis tierras y reponer el tiempo perdido.

Hoy pasan junto al que sufre sin reparar en el dolor de sus hermanos; más después de ser tocados en el corazón por la esencia de mi palabra, volverán sus ojos hacia todo aquél que necesite consuelo y le llevaran el bálsamo con que Yo les sané. Entonces le preguntarán: ¿Porqué ayer no vi dolor en nadie, ni viudas, ni huérfanos, ni hambrientos de justicia, ni menesterosos? Porque estaba sordo, ciego e insensible.

Quien ha amado a sus semejantes en la Tierra, cuán tranquila y feliz transcurre su vida y cuán apacible es su agonía; más el que no sembró amor en su camino, nunca tuvo un momento de verdadera paz y con dolor se despide del cuerpo en que habitó.

Tiempo de pecado es éste, en el que os mostraré mi poder, levantando en el corazón de la humanidad un santuario de amor. El hombre no necesitará construir templos ni palacios a mi Divinidad, porque mi doctrina espiritual no viene enseñando tales exigencias. Hoy será conocido por los hombres el verdadero templo de Dios, donde El habita.

Por estas enseñanzas que hoy os entrego, seréis desconocidos por vuestros hermanos, pero no temáis, porque en el significado de ellas está la razón y la verdad que no tardarán en reconocer cuando las pruebas se ciernan sobre la humanidad.

Todos comprenderán que mi amor ha dado a cada uno de vosotros un lugar en mi mesa para que beban en ella el vino de la vida y coman el pan del espíritu todos los hambrientos y sedientos de justicia. La Tierra os ha aprisionado por largo tiempo y muchos habéis caído en el fango y en la escoria que han creado el pecado de los hombres; de ahí os está libertando mi caridad, hasta ahí llega el eco de mi voz invitándoos al camino de la luz; si mi palabra resonó siempre en el desierto estéril de vuestro corazón, detenéos ahora un instante para oírla, porque en ella podréis encontrar el agua cristalina y fresca que calma vuestra sed de verdad.

Fortalecéos en mi enseñanza, dejad de ser la barquilla frágil con la que juegan las olas de vuestras pasiones o de vuestra debilidad. Tomad la fuerza espiritual y moral que hay en mi palabra, y de cierto os digo que las tempestades de la vida ya no os sorprenderán.

Ved cómo en vez de castigo, os espera la sorpresa de mi palabra perdonando vuestras imperfecciones y la de mi amor al sentaros a mi mesa para deleitaros con manjares divinos.

Los que hoy han sido perdonados por Mí, mañana perdonarán a quienes les ofendieron, y los que recibieron la dulzura de mi palabra, después de beber por largo tiempo el cáliz de la amargura, irán más tarde por su camino sembrando consuelo en los corazones.

El hombre ha arrancado muchos secretos a la Naturaleza y con su ciencia ha transformado la vida humana; la luz del saber brilla en las mentes y cada día la humanidad avanza por el camino del progreso científico, hacia una meta que aún no alcanza a vislumbrar, mas en el corazón de vuestra civilización no encuentro amor.

De tiempo en tiempo vengo a los hombres a traerles mi Ley, a recordarles mi lección, a repetirles mis palabras, porque vuestra ciencia sin amor no podrá ser buena, vuestro progreso si no se despoja del egoísmo para dar cabida a la caridad, no podrá ser sólido y duradero.

Entre un advenimiento y otro de mi Divinidad, pasan millares de años, y cuando me manifiesto, es para hablaros de una sola enseñanza de amor; en ella se resume toda mi Ley y toda mi Doctrina al deciros "Amáos los unos a los otros".

El día en que los hombres inspiren su ciencia y su progreso en la luz divina del amor, harán de este mundo un paraíso lleno de vida, de luz, de salud, no soñado jamás, porque a la ciencia egoísta de hoy no le revelaré todas las maravillas que tengo reservadas para la humanidad.

En este tiempo os digo, que el mal no prevalecera, porque en mi Obra no puede existir lo imperfecto, vuestro espíritu ha sido hecho para que a través de su evolución alcance el grado más alto de perfección.

Surgirán mis discípulos por todos los caminos de la Tierra y a su paso se disipará la niebla que había ocultado la verdad, en su corazón llevarán grabadas mis máximas, como en otro tiempo fueron grabados en piedra mis preceptos.

Pueblo, aquí está la luz, llenaos de ella, pero antes destruid esa vestidura de materialismo que os ha envuelto y que nunca más vuelva a cubrir a vuestro espíritu.

No toda la humanidad se purificará por la espiritualidad; también los elementos harán justicia sobre las nuevas Sodoma y Gomorra, a fin de preparar la Tierra para las nuevas generaciones.

Aquel diluvio que lavó la Tierra de las impurezas humanas, y el fuego que descendió sobre Sodoma, los conocéis ahora como leyendas; sin embargo, en este tiempo también contemplaréis cómo la humanidad se conmoverá al estremecerse la Tierra bajo la fuerza del aire, del agua y del fuego; sin embargo, os envío nuevamente un arca, que es mi Ley, para que se salve el que en ella penetre.

No todos los que en la hora de la prueba digan; "Padre, Padre", me amarán, sino aquellos que en sus semejantes practiquen siempre mi amor, esos serán salvos.

Discípulos amados: todos los que me seguís, haced que en las sombras de la noche brillen espiritualmente vuestros pasos, para que tracen un camino de luz que guíe a los que se encuentran perdidos.

Antes de que vosotros hubiéseis pensado en venir a escucharme, Yo he sido en vuestro corazón y me he comunicado con vuestro espíritu, que es a quien busco. Es mi voluntad que en este tiempo la humanidad se levante, deje su letargo y se aparte del mundo falso y frívolo que ha creado. Quiero que seáis discípulos del Espíritu Santo.

Procurad que exista armonía entre el espíritu y la envoltura, para que cumpláis con facilidad mis instrucciones; doblegad la materia con amor, usad la energía si es necesario, cuidad de que no os ciegue el fanatismo, para que no obréis con crueldad en ella. Haced de vuestro ser una sola voluntad.

No es tiempo de estacionaros ni de aletargaros; ved que algo superior a vostros os mantienen despiertos, ya sea una inquietud espiritual o una dolencia física. Sólo despiertos podréis percibir mis inspiraciones, porque el que duerme entorpece su espíritu y no puede contemplar la luz, ni comprender la vida porque sus ojos estarán cerrados a la verdad.

Hay muchos que sólo están esperando una palabra para venir a Mí, por eso os preparo y os envío a las comarcas a dar la buena nueva, por eso pongo a vuestro paso a los sedientos, para que les ofrezcáis esta agua que en verdad calma la sed.

Os he enseñado a no imitar al rico avaro que oculta su tesoro a los ojos extraños; sabed que este don que hoy poseéis, no es únicamente para vosotros, sino para todo el que lo necesite. Es mi voluntad que mi palabra repercuta en todo el orbe, primero a través del portavoz y después por conducto de mis emisarios.

Los pocos años que faltan para entregaros mis palabras, los veréis pasar como si fueran un instante. Recreáos y guardad mi palabra para que después de mi partida la déis a conocer en toda su pureza.

No esperéis que el año 1950 os venga a estremecer encontrándoos impreparados, no queráis hasta entonces reponer el tiempo perdido. Levantáos desde ahora, aprovechad y analizad mis enseñanzas y así no os confundiréis; perseverad en la caridad, no miréis la paja en el ojo de vuestro hermano, ni os alejéis del leproso porque a ellos los pongo en vuestro camino para que los curéis.

Vengo a salvaros, a llamaros a todos, quiero congregaros en torno a mi palabra.

Quiero que lleguéis con obediencia y humildad hasta el final del sendero, el camino está sembrado de pruebas, cada una de ellas es un paso adelante hacia la cumbre de la montaña o un peldaño más en la escala de perfección. Caminad con la mirada puesta en el infinito.

Bendigo a los que se han sacrificado por sus semejantes, a los que han renunciado a los placeres del mundo para consolar a los que sufren. Quiero que en el libro de la eternidad queden escritos vuestros ejemplos, que son los que necesitan los hombres para levantarse a seguirme.

Estoy entregando la luz a la humanidad, porque su ciencia no la salvará y ésta se encuentra en un mar embravecido, más Yo rescataré a los naúfragos para convertirlos en pescadores y les daré una barquilla para que lleven la esperanza y la salvación a los perdidos.

Estos serán los discípulos del Tercer Tiempo, los nuevos pescadores de hombres, quienes tendrán como guía mi enseñanza y como ejemplo y estímulo la vida y los hechos de mis apóstoles del Segundo Tiempo.

Velad y orad, discípulos; siempre que lo hagáis unidos, sentiréis mi paz. Si las murmuraciones y los malos juicios os persiguen, cerrad vuestros oídos porque esos dardos no son mortales; si vais cumpliendo con mis divinas enseñanzas, en vuestro camino recibiréis demostraciones de gratitud y de respeto, y éstas os darán vida y aliento.

Cuanto más trabajéis, más corto os parecerá el tiempo y el camino, cuando el mundo os cause dolor y comprendáis que no hay en él quien os consuele, depositad vuestra queja en Mí y Yo os consolaré. Todos traéis mi luz en la conciencia, esa chispa divina que nunca se apaga, porque mientras esa luz alumbra el corazón de unos, el de otros, que han sido rebeldes a esa luz, los encuentro en la tiniebla. A todos recibo y doy la bienvenida en esta mesa de amor; tomando este vino y comiendo este pan, recordaréis mis máximas.

Gozad de este banquete porque no siempre disfrutaréis de él; calmad vuestra hambre y sed para siempre, porque bien pronto tendréis que recorrer los largos caminos y necesitaréis ánimo y fortaleza de cuerpo y espíritu.

Como ladrón vine a vuestro corazón en este tiempo, sorprendiendo a unos y despertando a otros, diciéndoos: "He aquí a vuestro Maestro, escuchadle y purificad vuestra vida para que deis testimonio de mi llegada con vuestras obras". Si así no fuere, mi palabra y mi comunicación a través del entendimiento humano será burlada y negada. Haced que vuestras obras inspiren arrepentimiento a los pecadores y que sus labios que solamente han sabido de la blasfemia pronuncien mi nombre con amor.

Pongo mi Verbo en vuestros labios, para que salvéis al perdido.

Si los hombres hicieron de la Tierra un mundo de escoria y de maldades, por vuestro esfuerzo y méritos se transformará en un mundo de paz y de espiritualidad, y tendréis mi ayuda en todo momento en esta Obra.

¡Ay de la humanidad si en su corazón no llega a surgir la misericordia y la caridad! ¡Ay de los hombres si no llegan a tener completo conocimiento de sus malas obras! Su propia mano está desatando sobre sí la furia de los elementos y tratando de volcar sobre las naciones el cáliz del dolor y la amargura, y cuando estén recogiendo el resultado de su obra, todavía habrá quienes digan: "Es castigo de Dios".

Yo sólo os he dado pruebas de amor; os envié a la Tierra que era semejante a una madre fecunda, amorosa y tierna; os di el fuego de la vida, el aire, que es aliento del Creador y el agua que es fecundidad y frescura y todo lo habéis tomado para sembrar la destrucción y la muerte; todo ha sido profanado y lo será más todavía, vuestros ríos serán de sangre, vuestro fuego será de extermínio, el aire estará saturado del aliento de la muerte, y toda la Tierra se convulsionará. En la hora de la justicia muchos me dirán: "Señor, perdón, tenía sobre mis ojos la venda de oscuridad".

Yo les perdonaré y les haré saber que en esta Era nadie tiene oscuridad en el espíritu.

Como dueño de todo lo creado tendré que reclamaros de cuanto se hizo en la Tierra; entonces veréis como nada escapa a mi mirada penetrante y nada se borra del "Libro de la Vida Verdadera".

Dejad que el Maestro penetre en vuestro corazón; invitadme a pasar a vuestro hogar, dejadme vivir con vosotros. Estas palabras son para todos los pueblos de la tierra, tened caridad de vuestros hermanos y de vosotros, para que destruyáis la amenaza que se cierne sobre la humanidad; con un poco de buena voluntad lograréis alcanzar la paz aún en los momentos más difíciles.

Tiempo ha que estoy llamando a vuestra puerta; reconoced mi llamado por su dulzura, no os aletarguéis y al abrir, sea la mano de la muerte la que llame. Los tiempos anunciados por Cristo, por Juán su apóstol y por los profetas han llegado; mucho tardaron en llegar estos tiempos según los hombres, en cambio Yo os digo que vistos desde la eternidad, sólo un instante ha pasado; recordad que se os dijo que los que perseverasen fieles a mi Ley de amor hasta el fin serían salvos; velad, orad y perseverad en el bien, para que no os perdáis en este mar desencadenado de pasiones, desesperación y muerte; mi Ley divina es con todos en la hora de justicia, mi amor os acompaña eternamente.


¡Toma de mi amor y mi bendición en Mi nombre que Soy el Padre, el Hijo el Espíritu Santo, la paz de mi Divinidad nunca se aparte de Vosotros!

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