sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 54


Bienaventurados los que dejan sus bienes materiales por oírme.

Los que han aprovechado mis lecciones, se han fortalecido y cuando se han visto sorprendidos por una prueba, antes que desesperarse se han puesto a meditar y a orar, sintiendo que en esos instantes la inspiración divina llega a su entendimiento, como un rayo de luz que ilumina el camino de su evolución espiritual.

En verdad os digo, que el que sabe prepararse y fortalecerse en el cumplimiento de mi ley, podrá salir avante atravesando tempestades o pasando a través del fuego. Aun a los que han sabido cumplir con fe la prueba que a su espíritu ha tocado, vuelvo a decirles que no se aletarguen porque nuevas pruebas vendrán, y deberán estar preparados. Hay
muchos que al final de una gran prueba, cuando la jornada está por terminar, han estado a punto de caer doblegados bajo el peso de su cruz, mas en esos instantes mi voz se ha dejado escuchar alentándolos a llegar al final que ya está próximo.

Si las pruebas de la vida las atribuís al acaso, difícilmente podréis encontraros fuertes; mas si tenéis noción de lo que es expiación, de lo que es justicia y restitución, en vuestra fe hallaréis elevación y conformidad para vencer en las pruebas.

Me place probar a vuestro espíritu en distintas formas, porque lo estoy formando, modelando y perfeccionando; para ello me sirvo de todo y de todos, lo mismo tomo como instrumento a un justo que a un malvado, lo mismo me sirvo de la luz, que convierto en mi sierva a la tiniebla. Por eso os digo que cuando os encontréis en duro trance, penséis en Mí, en vuestro Maestro, quien con todo amor os explicará el porqué de esa prueba.

Hay cálices que todos tienen que beber, unos primero y otros después, para que todos lleguen a comprenderme y amarme. La miseria, la enfermedad, la calumnia, la deshonra, son cálices muy amargos que no solamente llegarán a los labios del pecador. Recordad que el justo entre los justos en aquel Segundo Tiempo, apuró el cáliz más amargo que podáis concebir. La obediencia, la humildad y el amor con que sea apurado el cáliz de dolor, harán más liviana la cruz y más pasajera la prueba.

El mundo es escuela para los espíritus, vuestro cuerpo es sólo un instrumento. En la Tierra pasáis por los distintos peldaños de la escala de perfección espiritual, por la cual se elevan hacia Mí, los espíritus impulsados por la fuerza de sus méritos, de su esfuerzo por llegar al Padre, por el amor que hayan derramado en sus hermanos. El que no recorra ese camino de lucha, no sólo no sabrá quién es su Creador, sino que no se conocerá ni a sí mismo.

Quien reniegue de su destino, está rechazando el título de hijo de mi divinidad; si no cree en mi existencia, no podrá tener fe en mi amor.

Si para algunos ha sido esta vida excesivamente amarga y dolorosa, sabed que esta existencia no es la única, que es larga sólo en apariencia y que en el destino de cada criatura hay un arcano en el que sólo Yo puedo penetrar.

Esta voz no os ha dicho: tenéis que obedecer esta palabra, sólo os ha dicho: buscad la verdad, id en pos del amor, id tras de la paz y si esto lo encontráis en mi enseñanza que ahora escucháis, quedaos, mas si no las habéis encontrado aquí, seguid buscando.

Me estoy manifestando delante de cada uno de vosotros, a veces a través de vuestro corazón otras en vuestro espíritu.

Ante mi voz de perdón resucitarán los muertos a la vida de la gracia y saldrán de la turbación de su espíritu, cumpliendo con mi ley que os dice: "Amaos los unos a los otros". Donde no existe el perdón que siempre procede del amor, no habrá arrepentimiento ni buenas obras, por lo tanto no habrá redención.

Cuántos muertos del espíritu tienen que vagar por el mundo, en espera de que la muerte corporal los conduzca a mi presencia, para escuchar la voz del Señor que les levanta a la vida verdadera y les acaricia. ¿Qué anhelo de regeneración podrían haber aumentado en la Tierra si se consideraban irremisiblemente perdidos para siempre, a pesar de sentirse capaces de un verdadero arrepentimiento y de restituir sus faltas?

Y si los desahuciados del espíritu han llegado a Mí sin esperanza, también los del cuerpo sentenciados a muerte por los hombres de ciencia han llegado a mi presencia; Yo, que poseo la vida, les he arrancado de las garras de la muerte material; ¿mas qué hacen en el mundo aquellos a quienes he confiado la salud del espíritu así como la del cuerpo? ¿Es que ignoran el alto destino que el Señor le ha confiado para su cumplimiento? Yo que soy quien les ha enviado con un mensaje de salud y de vida, ¿he de tener que recibir incesantemente a sus víctimas?

Ahora que venís a exponerme vuestra pena y a pedirme fortaleza os digo: Confiad en Mí y todos seréis consolados. No todos oyen mi palabra como vosotros la oís, pero mi fortaleza y mi luz son patrimonios de todos los espíritus. Sois vosotros los que debilitáis y os dejáis vencer por las pruebas.

Sólo Yo que soy vuestro Padre oigo y comprendo a vuestro corazón. No habéis encontrado todavía el verdadero amor de los unos a los otros. También os digo que no busquéis imágenes ni símbolos para que os concedan el alivio. Aprended a orar con el espíritu, despertad las fibras sensibles de vuestro ser, para que sintáis mi presencia y gocéis de mi amor. Delante de Mí no os sintáis extraños a vuestro Padre; ¿o es que os habéis alejado tanto, que ya no me reconocéis?

Contemplo en este tiempo que los hombres se han familiarizado con el pecado, las pasiones se encuentran desatadas, los niños desde temprana edad pierden su inocencia y toman frutos prohibidos; hacia el mal se ha encaminado la humanidad, y de generación en generación va debilitándose y descendiendo. Por eso he venido una vez más a manifestarme entre vosotros.

Orad y comprended mi palabra. No me pidáis por vosotros solamente, rogad por vuestros hermanos conocidos y desconocidos, materiales y espirituales.

No sabéis la pobreza espiritual en que vive hoy la humanidad, y es menester la intercesión de un pueblo y su lucha para llevar la luz a todos los espíritus.

Depurad a los que se han manchado, descubridles los dones de su espíritu y encaminadlos como a pequeños niños trayéndolos a Mí. Hallaréis a vuestro paso muchos enfermos que no serán curados por la ciencia; En cambio, entre vosotros encontraréis la forma de obtener curación a sus males. Los sanaréis con vuestro amor, por la influencia buena que ejerzáis; por la regeneración que les inspiréis y por el conocimiento de mi doctrina que les transmitáis, encontrarán que el bálsamo está en la paz del espíritu y en el cumplimiento de los deberes, en el amor de los unos hacia los otros.

No quiero mirar que mis hijos pierdan la oportunidad de salvarse. Si los grandes pecadores me buscan con humildad y arrepentimiento, Yo perdonaré sus faltas y les daré ocasión de rehacer su vida. Estoy haciendo el llamado a los más grandes pecadores, para redimirlos y ponerlos a salvo.

He inspirado al corazón de los jóvenes, mancebos y doncellas, para formar nuevas generaciones, para lo cual los estoy purificando, y si ellos saben cumplir en sus hijos la misión que les he confiado y preparan y conducen a esos espíritus por la senda del bien, Yo me comunicaré con ellos y vosotros en esas nuevas generaciones os apoyaréis y serán continuadores de esta obra.

Conservad la gracia que dejo entre vosotros. Habrá en corto tiempo quienes quieran impedir que mi obra siga adelante, mas habrá otros que habiendo solicitado mi ayuda, recibirán un prodigio y aun cuando no sean de mis discípulos, darán testimonio de Mí y dirán: El Señor me ha sanado. Otros dirán: había perdido lo más querido y Él me lo ha devuelto.

No queráis defender mi obra con falsos testimonios ni mintáis jamás porque Yo no os he enseñado a mentir. Mis obras son siempre claras y si sabéis interpretarlas, encontraréis en ellas mi amor y caridad para la humanidad.

Cuando escuchéis palabras necias, callad, como calló Jesús ante los fariseos, mas no temáis que vuestra vestidura sea desgarrada; Yo os justificaré y os elevaré ante vuestros hermanos. Esta humanidad que os juzga, sabrá que no habéis equivocado el camino, sino que os habéis acercado más a Mí. Velad por vuestros actos y temed solamente al Juez Eterno que os mira siempre.

Con mansedumbre y espiritualidad, daréis testimonio de que me habéis oído y muchos se convertirán. Si no fueseis comprendidos, callad y perdonad. Si unificáis vuestra materia con vuestro espíritu y cumplís con mi ley, alcanzaréis gracia para la humanidad.

Recordad pueblo bendito, que os he dicho en todos los recintos, que se acercan tiempos de dolor, de prueba y de justicia para la humanidad, lo que servirá para su purificación. También os anuncio que después de ese tiempo, habrá gozo en la Tierra.

Hace años que escucháis estos mensajes, que son lecciones con las cuales os preparo como discípulos, para que mañana sepáis hacer luz en la vida de vuestros hermanos y los orientéis hacia el buen sendero, tanto a los seres encarnados como a los desencarnados. Es mi voluntad que dejéis un buen ejemplo como simiente para las futuras generaciones. Que las revelaciones que os he hecho sirvan para fortalecer a vuestro espíritu en mi sabiduría y a vuestro corazón en el bien, apartando de éste toda la cizaña que por largo tiempo había crecido en vuestro ser; sin embargo, os digo con tristeza, que aún no sentís mi palabra, que dormís para estas manifestaciones y que vuestras obras no testifican mi doctrina.

He querido que todos forméis un sólo corazón, una sola voluntad, pero veo que aún persistís en vuestra desunión.

Os he dicho que en todos vuestros recintos me manifiesto como Dios único que os ama a todos en igual forma; sin embargo, unos vais negando dones y verdad a los otros; ¿Cómo podéis creer que en esta forma vais enalteciendo mi doctrina?

No sólo con la actitud que guardéis dentro de esos recintos es como debéis buscarme para agradarme y servirme, sino con todos los actos de vuestra vida; pero hasta este instante, ni en lo espiritual ni en lo material os habéis apegado a mi ley y seguís siendo los pequeños que no quieren crecer. ¿No queréis que siga guiándoos Cristo, aquel que os dijo: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida?” ¿No queréis que sea el amor el que os salve, el que os haga fuertes, serenos y firmes para que en la hora de las tempestades y de las pruebas sea el que os levante y proteja?

Ved que os he dado una sabiduría que supera a toda ciencia humana: la de dominar los elementos, pero vosotros no habéis sabido ser como mansas ovejas a mi voz. ¿Pretendéis que con vuestra desobediencia esos elementos se dobleguen ante vosotros como siervos sumisos?

¿Veis por qué es necesario que escuchéis mis enseñanzas, como también es indispensable que las analicéis, que las sintáis y las pongáis en práctica? Velad y orad os he dicho, para que no os sorprenda el dolor, mas no habéis querido velar ni orar. Cuando las pruebas os han azotado, habéis creído que os he castigado o que os he abandonado. Es hasta entonces cuando os acordáis de orar, para pedirme que no os deje. ¡Ah, sí comprendieseis que Yo no os abandono y que sois vosotros los que os olvidáis de Mí! Debéis saber que no hay un solo segundo en que no os esté dando algo y que en cambio, vosotros muchas veces vivís toda una vida sin ofrecerme nada.

Os doy estas lecciones para que sepáis que siempre estoy con vosotros, que todo lo escucho y que todo lo sé, para que no rechacéis mis beneficios ni os sintáis solos y tristes en vuestras pruebas.

Cuántos de vosotros al encarnar os portáis como hijos ingratos que desoyendo los consejos de sus padres se lanzan como insensatos a los caminos inciertos de la vida, para después, cuando han tropezado mucho y se han desengañado, detenerse a llorar exclamando arrepentidos: ¡Ah, si hubiese escuchado a mi padre, no hubiese conocido tanto dolor, ni me hubiese apartado tanto del camino!

A veces ya es demasiado tarde cuando ellos reconocen su falta, se ven sorprendidos por la muerte que no les permite retornar a la casa paterna y caer de hinojos delante de aquellos a quienes negaron autoridad.
02-054.37 ¡Qué dolor tan grande para los que vieron llegar su último instante, sin poder bañar con sus lágrimas los rostros de sus padres, ni poder escuchar de sus labios las frases de perdón!

A veces cuando pensáis en estas pruebas decís: ¿Cómo es posible que Dios en su justicia perfecta llegue al extremo de privar de esa alegría a quien ya reconoció su falta y se arrepintió de ella? Y Yo os contesto, que no es el cuerpo el que debe recibir esa gracia, sino el espíritu, para el que siempre habrá tiempo de lavar sus manchas, así como el de recoger el fruto de su arrepentimiento.

Para que vuestro espíritu no se pierda en el azaroso peregrinaje de la Tierra, se le ha dotado de una luz superior que es la conciencia, además de que el mundo siempre se ha visto iluminado con la luz de mi doctrina y de mis revelaciones, desde los primeros días de vuestra existencia en este mundo hasta la eternidad.

Yo siempre os he iluminado, para que cuando vuestro espíritu encarnado retorne a la vida espiritual pueda morar en mansiones elevadas.

Pueblo amado, instrumento para mis manifestaciones de este tiempo, espiritualizaos, para que cuando lleguéis a ser el verdadero intérprete de mi palabra lo seáis con vuestros pensamientos, vuestra vida y vuestra palabra. Comprended que se necesitan ejemplos vivos para que la humanidad crea en Mí.

¿Quiénes de vosotros serán los grandes espíritus que conduzcan a las multitudes hacia la verdadera espiritualidad? La espiritualidad que quiere decir elevación deberá manifestarse a través de la mente y de los sentimientos para que sea la salvación de la humanidad.

Discípulos, para las grandes obras se necesitan mentes elevadas y corazones puros, desarrollad vuestros atributos y sed grandes. ¿Por qué os pido unificación, pueblo? Porque Yo sé que la guerra como consecuencia de la falta de fraternidad entre los hombres, se acerca como torbellino que todo lo arrasa, y Yo quiero que estéis velando, formando un pueblo de paz, un ejército de soldados al servicio del bien. Si os levantáis a cumplir con esta misión, llevadme en vuestro corazón; sin Mí nada podréis hacer. ¿Quién soy Yo? Cristo. ¿Y Cristo quién es? Es el amor de Dios; por eso os digo: llevadme a Mí y no moriréis, antes bien, venceréis todas las adversidades y conquistaréis la eternidad.

No olvidéis que los poderes divinos sólo están con los humildes y que nunca descienden para halagar las vanidades humanas.

Cierto es que muchos van manchando a su espíritu, mas no les juzguéis porque no saben lo que hacen. A esos también los salvaré, no importa que ahora se hayan olvidado de Mí, o que me hayan cambiado por los falsos dioses que en el mundo han creado. También a ellos los llevaré hasta mi Reino, aun cuando ahora por ir tras de los falsos profetas, se hayan olvidado del dulce Cristo que les entregó su vida para enseñarles su doctrina de amor.

Nadie es malo para el Padre, ninguno puede serlo si su principio está en Mí. Equivocados, ciegos, violentos, rebeldes, así han sido muchos de mis hijos, en virtud del libre albedrío con que fueron dotados, mas en todos se hará la luz, y mi caridad los conducirá por el sendero de su redención.

Hoy la fuerza de la materia y la influencia del mundo os han vuelto egoístas, pero la materia no es eterna, tampoco el mundo ni su influencia, y Yo soy el Juez paciente cuya justicia es dueña de la vida y del tiempo. Vosotros no juzguéis a quienes me nieguen, porque os hallaré más culpables que a ellos.

¿Acaso Yo levanté mi voz para juzgar a mis verdugos? ¿No les bendije con amor y mansedumbre? Si supieseis, que muchos de aquellos que en el mundo se perdieron temporalmente por esa falta, hoy se hallan en espíritu purificados.

Ved cómo mi palabra viene a orientaros y a conduciros, a todos os la doy, porque a todos os amo y a todos os busco. No esperéis a que los torbellinos os sorprendan equivocados o dormidos, porque entonces será el crujir de dientes. Aún no conocéis mi plan de salvación, por lo tanto sólo os toca confiar en Mí y obedecerme.

¿Veis cuán humilde es mi palabra, cuán insignificantes son los siervos por los cuales transmito mi voz y qué pobre el ambiente en el que me manifiesto? No os sorprenda saber que en esta Era, esta doctrina será la que rija y guíe los destinos de toda la humanidad.

El pensamiento divino a través de mis portavoces en éxtasis, se ha traducido en palabras que unidas en frases, han formado y definido una doctrina espiritual llena de revelaciones y de enseñanzas perfectas.

Este es el Consolador prometido, este es aquel Espíritu de Verdad anunciado que vendría a decíroslo todo. La preparación va a iniciarse ya, llegan los tiempos en que necesitáis de aquel que teniendo fuerza en su espíritu, os guíe con la nobleza y la sencillez de su corazón, con sabiduría y con caridad.

Las multitudes necesitan de aquellos que saben ser firmes en las pruebas, de los que están acostumbrados a las grandes luchas del mundo y del espíritu. Ellos son los que podrán orientar y conducir a la humanidad, porque en su corazón no habrá el deseo de oprimir, ni de dominar a nadie; no podrán dar albergue al egoísmo porque en sus instantes de elevación habrán sentido la caridad del Señor colmándoles de amor, para que de esa caridad den a sus hermanos.

Si no os unís, no sabréis responder a la humanidad, si no os unís, no sabréis defenderos de sus ataques. Pronto vendrá la lucha y será menester que os encuentre protegidos y preparados por corazones que lleven luz y fe, ya para entonces sabréis perdonar a quienes os ofendan, sabiendo que esas heridas os las hacen vuestros hermanos por verdadera ignorancia.

Cuando llegue la lucha, quiero que respondáis a las ofensas de vuestros hermanos con vuestro perdón y vuestro amor.

Tomad vuestra cruz también, ¿o acaso creéis que la cruz de Cristo no pesa? ¿Creéis que mis tareas son pequeñas? Las misiones de los que me sigan no serán pequeñas ni fáciles; las obras fáciles son para los débiles de espíritu, para los corazones vacíos de amor.

Ya no queda tiempo para perder, porque se acercan los instantes en que surjan los fuertes de este pueblo, a preparar los caminos que os conduzcan a esa solemnidad en que sentiréis mi Espíritu más cerca de vosotros.

Veo entre las multitudes a aquellos que gozosos por sentir y comprender mi inspiración, se preparan para esa lucha; ellos saben que sólo la verdad, la espiritualidad y el amor podrán ser las armas para salir triunfantes.

Venid a Mí, acudid al llamado amoroso que vuestro Padre os hace, para que alejados de las oscuras sendas del dolor o de la ignorancia, os llenéis de mi paz y de mi luz, y luego podáis hacer lo mismo con vuestros semejantes.

No sólo he venido a daros cargos o responsabilidades, también me he acercado a enjugar vuestras lágrimas y a escuchar vuestras quejas.

Hoy vais en pos de vuestro Salvador y Yo vengo a ayudaros con la cruz, pero antes de terminar vuestra caminata en este mundo, habréis llevado la buena nueva a las comarcas.

"No sólo de pan vive el hombre", y este mundo tiene hambre espiritual, por lo tanto podréis ofrecer a vuestros hermanos de este alimento que os he confiado.

Mi doctrina es el camino que os enseña a vivir en paz en la Tierra y que os acercará al Padre cuando viváis en espíritu. ¿En dónde está la fraternidad que he enseñado a los hombres? No existe en la Tierra, porque ha tiempo dejasteis que la cizaña creciese entre el trigo; abunda el desamor entre los hombres así como la discordia; no se han reconocido como hermanos en Dios, y sin embargo dicen reconocerme y hasta amarme.

Existen señores y siervos, jueces y reos, verdugos y víctimas, y todos son hermanos; grande será la conmoción que mi palabra de este tiempo provoque entre la humanidad, porque ella llegará como juez a todos los espíritus.

Velad y orad discípulos, para que sintáis mi presencia, porque si os encontraseis durmiendo, cuando despertéis habrá grande sufrimiento en vuestro espíritu. Estad pendientes de mi palabra para que nada os sorprenda, y cuando los caminos estén preparados y las comarcas abran sus puertas, vosotros os encontréis dispuestos a cumplir con vuestra misión; y cuando los corazones ansíen una palabra de vida, ella esté presta a brotar de vuestros labios, lo mismo cuando las multitudes dolientes pasen frente a vuestra puerta que ésta no permanezca cerrada.

No es tiempo ya de que continuéis en los placeres del mundo, es tiempo de vivir con todos los sentidos y potencias despiertos y atentos a cuanto os habla y os rodea. El tiempo de vuestra estancia en esta morada es ya muy corto, y es necesario que aprovechéis los instantes que os restan de vivir en ella. Para los que se preparen, nada pasará desapercibido, así sean acontecimientos humanos, señales en la naturaleza o manifestaciones espirituales; grandes maravillas contemplará el que preparado se encuentre, para que pueda explicar, enseñar y predecir a los que no vean, ni sientan ni comprendan.

Pueblo amado, reconoced cuán grande será la dicha del espíritu que en su trayectoria sirvió de guía, de consejero o de báculo a sus hermanos; esta es vuestra misión, ser fuertes, rectos y obedientes a mi ley, para que sirváis de faro a vuestro semejante.

¿Cuándo llegará a ser esta humanidad como una inmensa flor cuyos pétalos sean vuestros corazones y su fragancia vuestro amor hacia Mí?

Cuando miráis cómo se encuentra el mundo en esta hora de prueba, en que sus ambiciones y odios se desbordan, pensáis que estas palabras que os digo tan sólo son un sueño divino, mas Yo os advierto que si en el Segundo Tiempo acepté la cruz que me ofrecisteis, y ahora vine a vosotros sobre la nube, fue porque sabía que la semilla de mi amor triunfaría sobre la imperfección humana. ¿Por qué dudáis de que Yo pueda salvaros? ¿Creéis que Jesús haya derramado, inútilmente su sangre en el Calvario, que nada os enseñó? ¿Creéis que mi nueva manifestación sea estéril? De cierto os digo que Dios no puede equivocarse, ni podrá fracasar en su misión de amor.

Grande, muy grande miráis la perversidad humana, terrible os parece el poder y la fuerza del mal que los hombres ejercen, y sin embargo os digo, muy débil es ante la fuerza de mi justicia, ante mi Divinidad que es dueña del destino, de la vida, de la muerte y de toda la Creación.

De esta tierra bendita y pródiga ha hecho el hombre un infierno, porque todas las fuerzas y elementos de que les rodeé para la vida, las ha tomado para causarse la muerte; a pesar de todo ello puedo deciros que aquel que se arrepintiese, y comprendiendo su error se consagrase a repararlo, pronto llegará hasta las puertas espirituales del verdadero paraíso, donde el Ángel del Señor envainará su espada y le hará pasar a la mansión eterna de la paz, en donde el amor del Padre le entregará el galardón prometido a todos los hombres de buena voluntad.

¡Mi paz sea con vosotros!

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