sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 5

Este es un instante de gozo para el Espíritu Divino, porque ante el arca de la Nueva Alianza se ha congregado el Pueblo de Israel.

He venido nuevamente a trazaros mi huella y la habéis seguido: os he sustentado y os he engalanado con mi gracia.

Este es un día que Elías ha preparado y esperado mucho, y ha llegado el instante en que su espíritu se regocije. Elías presenta limpias a sus ovejas, porque antes hizo que se lavaran en la fuente de la gracia que es el arrepentimiento, la regeneración y la elevación. El número de las que hoy me presenta el Pastor es corto, es apenas el principio de la formación de mi pueblo, mas quiero que los primeros se encuentren unificados, para que den ejemplo a los postreros.
No quiero que lleguéis ante Mi cabizbajos y avergonzados como el hijo pródigo; quiero que miréis la casa de vuestro Padre como vuestro propio hogar.
La campana se encuentra llamando, la hora ha llegado, las multitudes se acercan. Las ovejas que duermen despertarán, porque Elías se acerca preparando al espíritu de niños, jóvenes y ancianos, para que reciban la luz de mi palabra y les disponga para la comunicación con mi Espíritu.
Las multitudes han atendido a mi llamado y vienen en busca de mi palabra que es para ellos como alcanzar la Tierra de Promisión. Vienen ansiosos de oír mi voz que es paz y consuelo, porque las vicisitudes, angustias y dolores les hacen sufrir en su camino. Son los que en vez de ofrenda traen peticiones; unos me presentan enfermedades, otros falta de trabajo y otros pobreza y lágrimas. A todos les entregaré por añadidura y les haré comprender que el espíritu está antes que el cuerpo; hoy son mis párvulos, mas por medio de estos beneficios, me seguirán hasta que al fin se conviertan en mis discípulos.
Os doy mi fortaleza, para que no seáis vencidos por las tentaciones que mucho os acecharán en esta jornada. Quiero que entre vosotros exista amor, la caridad, la unión. Es mi voluntad que en este tiempo del Sexto Sello, la humanidad me busque a través del espíritu.
Quiero elevaros hacia Mí; si para ello vine en el Segundo Tiempo a hacerme hombre y a entregaros mi vida, ahora que me comunico a través del entendimiento humano os daré mi esencia divina, y no os dejaré dormir en vuestro cumplimiento, mientras Yo llevo la cruz a cuestas. Os enseñaré a llevar sobre vuestros hombros, la parte que a cada quien corresponda. El camino será reconocido por vosotros, él está trazado con huellas de sangre y de sacrificio. Si queréis un camino florido y lleno de placeres, ese no os conducirá a la cumbre del monte donde debe culminar vuestra jornada.
Os he nombrado el "Pueblo Mariano", porque sabéis amar y reconocer a la Madre Divina y llegáis a ella como el niño que necesita ternura o como el pecador que busca intercesión.
La presencia de María en el mundo, es una prueba de mi amor por los hombres; su pureza es un milagro celestial revelado a vosotros. De Mí descendió a la Tierra para hacerse mujer y en su seno germinase la semilla divina, el cuerpo de Jesús, donde hablaría el Verbo. Ella viene a manifestarse nuevamente en este tiempo.
Como un arca celestial será el amor de María para vosotros; con Ella os reuniréis, como se reúnen los hijos en torno de la madre. Oíd su dulce palabra y que Ella no encuentre endurecidos vuestros corazones, conmoveos y arrepentíos, para que penetren en vosotros su luz y sintáis su ternura. Una vez así preparados, prometed ante vuestro Dios, ante María y delante de Elías, que formaréis un solo cuerpo y una sola voluntad; prometed ante el Arca de la Nueva Alianza, que lucharéis incansablemente por arrancar de vuestro corazón el egoísmo, el odio y el fanatismo; y si cumplís vuestra promesa, en verdad os digo: la purificación que por medio del dolor estáis sintiendo, pasará.
Pueblo, si hasta las rocas sienten la justicia de mi palabra ¿Cómo no la habéis de sentir vosotros? Si la tierra se estremece a mi sola voz, si las aguas se agitan ¿Cómo no ha de conmoverse vuestro espíritu si es la criatura más elevada de la Creación?
El Maestro vendrá incansablemente a doctrinar y a entregaros su dulzura con las más hermosas lecciones.
Tratad de conocer el sentido que encierra el Arca de la Nueva Alianza, porque el tiempo de la lucha se acerca. Si Jesús desde la cruz dijo: "Padre, perdónales que no saben lo que hacen", y por vuestra ignorancia fuisteis perdonados, hoy quiero que contempléis mi luz, para que no infrinjáis más la Ley.
Está cercano el tiempo en que aquellos que llamáis extranjeros vengan en busca de mi palabra y en que las nuevas generaciones surjan con mayor espiritualidad. Pronto veréis entre vosotros, hombres de diferentes colores y lenguas, que me escucharán con amor y se convertirán en mis discípulos; porque mi palabra habrá de repercutir hasta los confines de la Tierra. Cuando ellos hayan sido doctrinados, retornarán a sus países llevando este mensaje.
Discípulos, que extasiados escucháis mi palabra, porque vuestro espíritu ha sabido elevarse; ahí donde habéis penetrado espiritualmente, está el santuario, el templo del Espíritu Santo. Os habéis preparado con humildad, os reconocéis como hermanos, os amáis en mi Divinidad y habéis alcanzado esta gracia.
Sed apóstoles de esta causa, para que trabajéis por la reconstrucción de todo lo que Yo instruí y que vosotros habéis profanado. No seáis débiles, porque todo el que ostenta la señal divina, será invencible. Si queréis conservar por siempre esta gracia, no os perdáis por los caminos de fango; no os internéis más por las oscuras selvas, porque el Pastor divino os encontrará llorando como ovejas perdidas.
Trabajad todos en la construcción de este santuario, que ningún mérito quedará ignorado por Mí. Mi palabra os enseñará, vuestra conciencia os guiará y vuestra intuición os dirá en que instante y en qué lugar debéis expresar mi palabra y practicar la caridad.
Buscad las tierras para sembrar y preparadlas apartando los pedruscos; las tierras estériles tornadlas en fecundas, porque de vuestro trabajo espero grandes frutos; así habrá alegría tanto en el que da como en el que recibe. Yo os nombro mis soldados y os bendigo.
La trompeta que tiene el ángel del Sexto Sello, se ha dejado oír y vuestra promesa que espiritualmente habéis hecho ante Mí, queda escrita en el Libro de la Vida.
Trabajad, que el galardón os espera cuando hayáis concluido vuestra obra.
Vosotros sois los labriegos que en los tres tiempos habéis recibido mi semilla; mas también sois aquellos que cuando habéis visto vuestros campos dorarse por el trigo, os habéis aletargado y dejáis que el gusano carcoma la raíz de las plantas haciendo que sus frutos sean vanos.
Recordad vuestra división en los primeros tiempos, vuestras infidelidades, vuestras caídas. He ahí, por qué os encuentro en este tiempo dispersos y debilitados. Recordad que os anuncié que volvería de nuevo a congregaros y heme aquí, como Maestro, no he venido a contemplar vuestras manchas, ni vuestras ofensas; he venido a perdonaros, a ungiros y a daros nuevamente mi sabiduría.
Este es el nuevo pacto que hacéis con mi Divinidad. Esta revelación es el Arca de la Nueva Alianza. Si queréis caminar sin desviaros jamás id y consolad al triste, ungid al enfermo, salvad al perdido, guiad al ciego y alimentad al que tenga hambre de justicia, de comprensión y de paz. Abrid paso a los enfermos del cuerpo o del espíritu, dejadles llegar ante Mí, que Yo les daré el bálsamo, más no les diré que su iniquidad es la causa de su dolor.
Si he llegado a la choza del humilde, también llegaré a la mansión del poderoso. De cierto os digo que en unos y en otros he encontrado la guerra fratricida, y en esas tierras sembraré la semilla de la paz.
Os dejo esta lección que encierra ley y justicia, para que imitando a vuestro Maestro, llevéis la paz donde esté la guerra y la caridad donde exista el egoísmo. Sed en la vida de vuestros hermanos, como estrellas que alumbren su camino.
Jamás adulteréis mis enseñanzas, mostrad mi Obra como un libro que sólo encierra pureza y cuando hayáis terminado de andar el camino, os recibiré. No contemplaré manchas en vuestro espíritu y os daré mi ósculo divino, que será el mejor galardón cuando lleguéis a la Tierra Prometida. Porque a vosotros he dado en este tiempo un puñado de simiente para que aprendieseis a sembrar en tierras fértiles y ahí la hicieseis multiplicar.
Os he enseñado que no debéis cortar el fruto antes de tiempo, sino que lo dejéis en la planta hasta que madure.
No sabéis cuántos siglos han pasado para que volvieseis a ser llamados por Mí y convertiros en labriegos de mis tierras. Errantes recorríais los caminos del mundo hasta que mi amor os entresacó de las multitudes.
Hoy os he engalanado y os he hecho reconocer vuestra heredad.
Nadie quiera volver a ser como el hijo pródigo, porque cada retorno será más doloroso.
No permitáis que el egoísmo penetre de nuevo en vuestro corazón y guardéis sólo para vosotros esta heredad.
No viváis divididos espiritualmente y sólo unidos en apariencia, porque si al hombre engañáis, a Mí no me podréis mentir.
Si sabéis orar no os perderéis, porque además de Elías, el Pastor Espiritual que os cuida y os conduce, están vuestros hermanos, aquellos que en la Tierra he puesto delante de vosotros, para que os aconsejen y os corrijan.
Buscad la unificación de todas las congregaciones y que ella sea el estandarte de paz, unión y buena voluntad; que nunca haya en vuestras manos armas fratricidas, las armas que os he dado son de amor.
Estáis aprendiendo a ungir al enfermo y a resucitar al que ha muerto a la vida de la gracia; vais aprendiendo a luchar y a esparcir mi Doctrina, mas hay quienes aún dentro de este camino buscan riquezas, galas y honores, y es que no saben con cuánto dolor se purifican esas manchas.
¡Cuán grande es el don que el portavoz le ha sido confiado! ¡Qué torrente de sabiduría, de amor y consuelo pasa por su entendimiento y por sus labios! Es el medio entre Dios y los hombres para que me escuchen. En ellos no deben anidar la vanidad o el orgullo, porque si esto hicieren, caerán en tentación. Su ejemplo deberá ser de mansedumbre, de sencillez y caridad para que goce de lleno de la inspiración divina. Mas entre ellos habrá quienes sintiéndose reyes, busquen a sus siervos y se rodeen de aduladores. Más ¿Podrá la humanidad creerles? ¿Podrán resucitar muertos a la vida de la gracia y consolar corazones afligidos? No, éstos sólo provocarán la burla, la que no será para ellos sino para mi Doctrina.
Vuestra misión es enseñar, más si no aprendéis de Mí ¿Qué podréis enseñar?
A todos os amo por igual, lo mismo al que me ama y es celoso de mi Ley, como al que adultera o prevarica, a éstos últimos los probaré, les corregiré y al final serán mis buenos labriegos.
Os ayudaré a cumplir aquella promesa que ante el Arca de la Nueva Alianza hicisteis y será entonces cuando hayáis terminado la misión que al mundo habéis traído.
Siempre me estoy haciendo sentir en vosotros para que viváis alerta y vuestra mente y corazón sean siempre sensibles a las lecciones espirituales.
Las multitudes se acercan conforme pasan los tiempos y la mirada de los postreros irá siendo más penetrante para juzgar la esencia de mi palabra y vuestra preparación.
Purificaos. Sin regeneración no podréis dar buenos frutos. La luz de mi Espíritu santo es en vuestra conciencia, para que vuestras obras sean el testimonio de mi verdad.
Aprovechad los años, los siglos, las eras, para que os acerquéis a Mí.
Os digo esto, porque os contemplo indiferentes a mi enseñanza, en cambio, cuando sentís que la muerte se acerca, lloráis porque queréis cumplir y recuperar el tiempo perdido.
No temáis encumbrar la montaña, ya sabéis que en lo alto de ella os espero.
Yo en Jesús escalé el Calvario, sabiendo que en su cima me esperaba la cruz y fui fuerte; no olvidéis mi lección.
Me estoy sirviendo de vosotros para manifestarme a la humanidad; estoy hablando por vuestros labios mi palabra celestial, más si los hombres al oírla dudasen de ella, no será de su esencia, sino de vuestras imperfecciones.
Os estoy enseñando a transportaros en espíritu por medio de la oración y del pensamiento a cualquier lugar donde queráis enviar la caridad. También tendréis que trasladaros materialmente para llevar mi Doctrina a las comarcas.
He de servirme de todo vuestro ser.
Para formar este pueblo, tuve que doblegar los corazones de roca, tras los que ocultabais vuestro espíritu y fue mi palabra de amor la que os convenció. Luego os di armas, que son mis enseñanzas, para que en vuestra lucha vencieseis los obstáculos y os hice comprender que para llamaros hijos de Israel, es necesario practicar con pureza mi Doctrina y enseñar mi ley sin alterarla.
Lo que me preguntáis y lo que me contestáis, lo hacéis en silencio, en lo íntimo de vuestro corazón. Están distantes los años en que permití que cada uno de mis discípulos se levantase materialmente ante sus hermanos para analizar mi palabra y contestar a mis preguntas.
¡Cómo dejáis que el tiempo borre los recuerdos y se lleve de vuestra memoria mi palabra!
Mi enseñanza como fino cincel os pulimenta, mientras la vida, con sus vicisitudes y pruebas os prepara.
Confortaos en vuestros trances amargos y difíciles, pensando que mi Ley sabia y perfecta lo juzga todo.
He estado en vuestro dolor para que por medio de él me busquéis. Os he tocado con la pobreza para que aprendáis a pedir, a ser humildes y a comprender a los demás.
He llegado a reteneros el pan de cada día, para mostraros que quien tiene fe, es como las aves que no se preocupa por el mañana; ellas ven aparecer la aurora como un símbolo de mi presencia y al despertar, lo primero que hacen es elevar sus trinos como una acción de gracias y como una prueba de fe.
Me he hecho sentir a través de los seres más queridos de vosotros, para probaros que el espíritu es fuerte y que con esa fuerza puede sostener a su materia en las grandes pruebas de esta vida.
Grande es la reaciedad de la humanidad y cada hombre lleva en su corazón una roca, más a todos llegaré con la caricia espiritual de mi palabra.
Entre las inmensas turbas abundan aquellos a quienes no les estremecería ver a Jesús clavado de nuevo en el madero, desangrándose; menos van a conmoverle los ayees de dolor y los ríos de sangre que brotan de sus semejantes en estas horas de pruebas para la humanidad.
Ya nada conmueve a los hombres; todo lo miran superficialmente y en nada meditan.
Es necesario que llegue a los espíritus la luz de mi palabra, para que despierten a la verdad, al amor, a la caridad. Entonces comprenderán el porqué de tantas penas.
Es necesario que todos comprendáis que tengo preparado un sitio en la eternidad a cada uno de vosotros, y que ese sitio no está en este mundo.
Un mandato del Padre venís a cumplir en el camino de la vida, aquel que dice: "Creced y multiplicaos", más ya es hora de que vuestro espíritu vaya preparando su retorno a Mí.
Muchas lecciones os daré y dejaré escritas en este tiempo, porque pronto dejaréis de oírme en esta forma. Después os prepararéis y mi luz llegará directamente a vuestro espíritu; será el tiempo en que debéis levantaros como los verdaderos discípulos del Espíritu Santo.
Creíais que el don de la profecía, de la palabra y de la inspiración, había sido privilegio de justos y de santos, y en este tiempo os saqué de ese error al decir a los parias; vosotros también podéis ser mis profetas, mis emisarios y mis discípulos.
Si la humanidad os desprecia por vuestra humildad material, Yo os acerco a mi mesa para que os sintáis amados por Mí. ¿Con qué vais a compensar el amor que os tengo, pueblo? ¿Con vuestra fidelidad o acaso con la ingratitud?
No os conforméis con lo primero, aspirad siempre a más, porque estoy en espera de los preparados para enviaros a las comarcas con esta buena nueva.
¿Acaso teméis dejar padre, esposa o hijos? ¿Os preocupa dejar lo que os pertenece en la Tierra? El que quiera ser mi discípulo, tendrá que recordar a mis apóstoles del Segundo Tiempo, para después imitarles.
Bienaventurado aquel a quien la muerte corpórea sorprenda enseñando mi Doctrina, porque la luz en su espíritu será muy grande.
Estad siempre preparados, porque esa hora no la saben ni los ángeles.
Este libro divino que es mi palabra, viene a perfeccionar a los espíritus. Ante él, no habrá anciano, ni adulto, ni niño, sino discípulos.
En este libro leed y entended, porque grandes enseñanzas os dará. Vosotros sois los que no os habéis hastiado de escuchar mi palabra que os he dado por medio de éstos, a quienes he llamado ruiseñores.
¡Cuántas veces os habéis sentido débiles en vuestro camino y con sólo recordar algunas de mis palabras, habéis recobrado la fortaleza!
Hoy, cuando os encontráis ante una prueba, buscáis la comunicación directa con mi Divinidad por medio de la oración espiritual y lucháis en vuestro interior por despojar vuestra mente para recibir la gracia que solicitáis del Padre.
Lo que me confesáis, sólo Yo lo sé. Mas este confidente que tenéis en Mí nunca publicará vuestras faltas, ni mucho menos os delatará. Os estoy enseñando nuevamente a perdonar.
Tomad las pruebas cual lecciones y aprovechad mis enseñanzas. El tiempo pasa velozmente; los que llegaron siendo niños, ya son jóvenes; los que en su juventud iniciaron esta jornada, han llegado a la madurez y los que en la edad media principiaron, se han convertido en ancianos.
El que ha sabido concentrarse en sí mismo para escuchar mi palabra, ése la ha almacenado, más el que escuchando ha dejado escapar su pensamiento hacia lo que es ajeno a mi Obra, ése ha salido con el espíritu desnudo de enseñanzas y el corazón vacío.
Reconoced que si os he llamado a vosotros, no ha sido solamente para agraciaros, sino para que de esta manera contrajeseis con vuestro Maestro y con vuestros hermanos, el deber de dar algo de lo mucho que habéis recibido.
No os dejaré manifestar mi Obra encontrándoos manchados. ¿Qué podríais entregar a vuestros hermanos?
Preparaos, porque entre todos tendréis que cuidar lo que os he confiado. ¿No os sentís agradecidos ante vuestro Padre, que siendo el Juez Supremo, os dé ocasión de lavar vuestras manchas por medio de la práctica del amor, en vez de hacerlo por el dolor?
Si a esto llamáis penitencia, Yo os digo que es la única penitencia que os recibo. Día llegará para vosotros en que rechazar lo superfluo y lo malo para practicar lo bueno y lo lícito, sea en lugar de un sacrificio un verdadero goce, no solamente espiritual sino también humano.
Estoy preparando los caminos para que por ellos lleguen mis emisarios a las comarcas y a las naciones.
Mi palabra de este tiempo en los últimos años ha fructificado, porque los recintos se han multiplicado y las multitudes han crecido.
Os sentís torpes para levantaros a desempeñar tan delicada misión, más en verdad os digo que mis innumerables lecciones e inspiraciones, pondrán en vuestros labios el don de la palabra, más para que obtengáis el cumplimiento de esta promesa, es necesario que tengáis fe en Mí y en vosotros mismos. Y quien posea esta fe y cumpla con mi Ley, no haga alarde de sus dones porque entonces su palabra carecerá de esencia.
¿Por qué mi palabra ha conmovido a los hombres de toda condición? Por su humildad, pureza y sencillez.
Pueblo: Enseñad a la niñez a orar por la humanidad, su oración inocente y pura como el perfume de las flores, se elevará hasta Mí y llegará también a los corazones que sufren.
Preparad a los niños, mostradles el camino para vencer las acechanzas y mañana darán un paso más adelante del que vosotros habéis dado. Porque si supieseis comprender mi palabra, si ya conocéis el fondo de cada uno de los pensamientos que toman forma a través de los distintos portavoces por los cuales me manifiesto, y si supieseis lo que vale una sola de mis enseñanzas, no seríais tan tímidos para hablar de esta Obra. Os sentiríais capaces de llegar hasta un campo de batalla para que aquellos hombres oyeran la lectura de una lección mía, y en verdad os digo, que les veríais llorar de arrepentimiento a unos y de esperanza a otros.
¿Por qué vosotros a veces no alcanzáis a conmoveros? ¡Oh corazones duros, acostumbrados a la caricia de mi palabra! Estáis adormecidos, satisfechos de haber alcanzado paz y consuelo, sin acordaros que hay muchos que no tienen ni una migaja de este pan que vosotros desperdiciáis.
No habéis querido gozar contemplando el efecto que causaría en muchos corazones la palabra de consuelo del Maestro.
¡Oh pequeños párvulos! ¿Cuándo vais a crecer en espíritu? ¿Cuándo lograréis dominar las flaquezas de vuestro cuerpo? Yo soy el que cruza el desierto derramando mi palabra divina y buscando a los caminantes perdidos; pero quiero que los hombres aprendan a dar lo que de Mí reciben. Por eso os digo, pueblo, que os preparéis para extender mi caridad, haciendo que estas enseñanzas lleguen hasta los confines de la Tierra. Haced que sean reproducidas y multiplicadas para que lleguen a todas las naciones buscando a los hombres por los distintos caminos.
Esta es la mejor agua que podéis ofrecer a los sedientos de amor y de verdad.
Todavía no os habéis levantado a trabajar, porque estáis escondiendo los tesoros espirituales que os he confiado, mientras en otras naciones perecen, porque no han podido recibir este mensaje. Son multitudes que van sin dirección, caminantes que carecen de agua y de luz.
Si no os levantáis, pueblo, ¿De qué os servirá vuestro saber? ¿Qué pensáis hacer de provecho y de bien para vuestra vida futura, aquella que os espera en el mundo espiritual?
Tened piedad de vosotros mismos. Ninguno sabe cuándo llegará el momento en que su espíritu se aparte de la materia. Nadie sabe si al día siguiente sus ojos se abrirán a la luz. Todos sois del único dueño de todo lo creado y no sabéis cuando seréis recogidos.
Pensad que ni los cabellos de vuestra cabeza son vuestros, ni el polvo que pisáis; que vosotros mismos no os pertenecéis, que no necesitáis tener propiedades de poca duración, puesto que "vuestro reino tampoco es de este mundo".
01-005.97 Espiritualizaos y todo lo poseeréis con justicia y con medida mientras lo necesitéis, y llegado el momento de la renunciación a esta vida, os elevaréis plenos de luz a tomar posesión de lo que os corresponde en el Más Allá.
Toda mi obra espiritual a través de los tiempos, ha tenido la finalidad de edificar en la eternidad un Reino de felicidad y de luz para todos mis hijos 
¡MI PAZ SEA CON VOSOTROS!

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