Bienaventurados seáis vosotros que acudisteis al escuchar el
llamado de amor que os invitaba al banquete espiritual, para saborear los manjares de vida eterna que os he traído, en cumplimiento de la
promesa que a través de Jesús le hice a vuestro espíritu.
Cuando veo que debilitáis en el camino de vuestra evolución,
me acerco para llenaros de fortaleza diciéndoos: "Id paso a paso con la
esperanza de alcanzar la Tierra Prometida, hasta la terminación de la jornada,
ahí encontraréis el premio de vuestra fe y perseverancia, en aquella paz
bendita y verdadera que tanto anhela vuestro espíritu".
¡Oh, pueblo! En quien he puesto mis complacencias llamándolo
Israel, hijo de la luz y discípulo del Espíritu Santo. No miréis si vuestro
cuerpo va cubierto de harapos o si vuestros pies están desnudos, vuestra
dignidad espiritual no descansa en lo material. Analizad a la luz de vuestra
conciencia las obras de vuestra vida, para que sepáis si vuestro espíritu está
limpio de pecado.
Si sentís dolor ante la duda y la burla de vuestros hermanos
aceptadlo, ¿acaso sabéis si vosotros gritasteis en aquel tiempo pidiendo a
Pilatos que me crucificara? ¿Por ventura sabéis si no fuisteis de los que
persiguieron a mis apóstoles y les hicieron beber el cáliz de la amargura?
Ante esta interrogación calláis y Yo os digo: perdonad
cuando seáis ofendidos, no hagáis de mis palabras armas de dos filos para herir
a vuestros hermanos. En este tiempo vuestro espíritu evolucionado debe alcanzar
la serenidad, ella deberá guiar todas vuestras obras, palabras y pensamientos.
Vuestra edad espiritual ya no es la del niño, y ante mi enseñanza habéis dejado
de ser los párvulos para convertiros en los discípulos. Haced vuestras obras
dentro de mi doctrina sin alterarla ni profanarla. No apartéis de vuestra
compañía a nadie, aunque miréis en alguno de vuestros hermanos manchas o
errores, no digáis que es mala hierba. Si alguno mezclase a mi doctrina ideas
imperfectas o hiciere mal uso de sus dones, corregidlo con amor y conducidlo
con caridad, sólo en el caso de que se obstinare en sus malas inclinaciones y
os desconociera, dejadlo, orad por él y dejadme la causa a Mí.
Os estoy preparando para que con mi luz llevéis la
resurrección a los que están muertos a la vida de la gracia, para que vuestra
oración los salve y vuestras obras sean un ejemplo saludable para vuestros
hermanos. Pensad, hijos míos, en lo que presentaréis a vuestro Padre cuando os
encontréis ante su presencia.
Es el Espíritu de la Verdad quien os habla, habéis
reconocido al árbol por su fruto y a esta fuente por sus aguas límpidas. Por
eso venís en pos de esta huella, pero es menester que ese amor tan grande que
por Mí sentís, lo limpies de todo egoísmo, de toda cizaña hacia vuestros
semejantes para que sea puro y digno del Padre.
Sed humildes aunque sintáis que el Creador ha puesto grandes
dones en vuestro ser. Mirad que a nadie le he traído corona para hacerlo rey.
Multitudes que reunidas escucháis mi voz, ya se acerca el
día en que quedaréis huérfanos de esta palabra, y que os sintáis solos, aunque
mi presencia espiritual sea con vosotros. Entonces principiará una nueva etapa
en la que os purificaré de materia y de espíritu, en la que depuraré el culto y
las prácticas de este pueblo para que marche a otras comarcas y a otras
naciones a llevar la buena nueva de mi palabra, testificando con sus obras, las
lecciones de amor de mi doctrina.
He pronosticado que después del año de 1950, las multitudes
que formen este pueblo ya estarán tratando de alcanzar la comunicación de
espíritu a Espíritu, porque para entonces ya no os daré mi palabra a través del
entendimiento humano. ¿Qué haréis entonces de mis preceptos y de mis máximas?
¿Cuál será el ejemplo de espiritualidad, de obediencia y de fe que ofreceréis a
los que estén por penetrar a vuestro seno? ¿Cuál será el ejemplo y la simiente
que dejéis a las generaciones venideras?
Ved que ese tiempo ya está próximo y que ése será el
principio de la comunicación espiritual, el fin del reinado de la idolatría y
del fanatismo religioso.
De lejanas tierras vendrán caravanas hacia esta nación en busca
de este testimonio. Las recibiréis con todo el amor de vuestro corazón y les
mostraréis el Libro de la Vida Verdadera que hayáis formado con las cátedras
que os he entregado, sin olvidar que vuestras obras y sentimientos, deben
formar parte del libro que presentéis.
Los años que os restan de doctrina y de deleite espiritual
escuchando mi palabra, aprovechadlos, no hagáis que este tiempo sea de juicio y
de reclamos. No queráis saldar con expiación y dolor desde la primera palabra
que Elías el enviado, os diera en el principio de esta comunicación, hasta la
última que Yo os entregue.
Para evitar toda profanación, voy a depurar esta campiña y a
tocar a todos los que han recibido cargos. Esta purificación la extenderé a
todos los órdenes de vuestra vida, no sólo en el espiritual. Los mismos que
hayan profanado mi ley, se encargarán de lavar las manchas que en ella hayan
impreso.
Pueblo, quiero que mi paz se manifieste a través de vuestro
espíritu, de vuestra mirada y de vuestra sonrisa. No quiero que la amargura o
la intranquilidad se reflejen a través de su rostro demacrado por el
sufrimiento. Sois un pueblo nacido en el dolor, que tiene la misión de
vencerlo, llevando su cruz con abnegación y amor, doblegando su cerviz y venciendo
las flaquezas de la materia. Apurad con paciencia vuestro cáliz, ved que mi
palabra divina os sana a cada instante de vuestras heridas.
¿Cuándo llegará esta palabra a toda la humanidad? Los trinos
de estos ruiseñores no han llegado a la lejanía; no han hecho llegar la dulzura
de mis enseñanzas a las mansiones de los grandes o a las estancias de los
potentados; no han llegado a los campos de batalla que se han empapado con la
sangre de los hombres, ni a los espíritus ocupados en elevar la nueva torre de
Babel o que habitan en la nueva Sodoma: mas la palabra que de vuestros labios
brote durante los últimos años de mi comunicación, será el mensaje que mañana
llegue a todos vuestros hermanos, porque para ello os purifico y os preparo en
estos instantes.
A vuestros oídos sólo han llegado el lamento de las viudas y
de los huérfanos junto con los rumores de guerra, las noticias de grandes
calamidades y tragedias que aún no habéis visto ni sentido.
Habéis sabido por Mí que sois hijos del pueblo de Israel, y
por la historia sabéis que ese pueblo en los tiempos pasados se llamó el pueblo
de Dios, el escogido, aquel en el cual se derramaban todas las complacencias
del Padre Celestial. Hoy quiero que sepáis que aquel pueblo, al que he enviado
nuevamente en este tiempo a la Tierra, nunca ha sido más amado que el resto de
los pueblos, y que si muchas complacencias recibió de Mí, fue con el fin de que
supiera compartir de ellas a los demás, para que fuese luz, camino, libro
abierto y redención para todos sus semejantes.
¿Por ventura ese pueblo cumplió su misión en los tiempos
pasados? ¿Acaso está cumpliendo esa ley de amor y de fraternidad en el tiempo
presente? Si conocéis la historia antigua de este pueblo, no ignoraréis que
también sobre él fueron las grandes pruebas, las calamidades, el cautiverio, el
hambre, la peste y la humillación, a causa de sus infidelidades y
desobediencias. No fue el amor ni la obediencia a mi ley, ni la espiritualidad
de aquel pueblo, las que escribieran un libro para las futuras generaciones. El
libro de aquel pueblo está escrito con sangre de hermanos, de profetas, de justos, está manchado con envidias,
desobediencias, desuniones y está sellado con la sangre del Hijo de Dios.
Es menester que ese pueblo lave y purifique todas aquellas
manchas, que borre del libro todas sus faltas y en su lugar escriba obras
buenas, actos dignos de su Señor.
Vosotros, discípulos, no vayáis a escribir en este tiempo un
nuevo libro de desobediencias y de profanaciones, porque más tarde no tendríais
suficientes lágrimas para borrar de ese libro vuestras manchas. Escribid una
nueva historia, pero que sea de regeneración, de reconciliación, de
fraternidad, de obediencia y espiritualidad. Vuestro pacto en este tiempo está
escrito por vuestra conciencia.
Los años en que os dejo que sigáis recibiendo mi enseñanza,
que sirvan para que os preparéis para mi partida, en ellos debéis llegar al
cumplimiento que os estoy pidiendo. Sabed que después de este tiempo no quiero
que las multitudes conozcan la impostura, ni vuestras imperfecciones de ahora.
Llegado ese tiempo los hombres conocerán mi palabra por los escritos que a mis
plumas de oro les he confiado. A ese libro os asomaréis mañana cuando tengáis
que estudiar mi obra, cuando os sintáis confundidos por las pruebas o cuando
tengáis necesidad de consuelo.
La luz de mi Espíritu se derrama en vuestro entendimiento
para que sepáis conducir a quienes vienen siguiendo vuestros pasos.
Hoy vengo a daros mi enseñanza como en aquel tiempo en que
viví cerca de vosotros y os mostré con mi ejemplo cómo redimir al género
humano.
La humanidad, no conforme con aquella lección, aún pide en
este tiempo que la sangre inocente se derrame una vez más, pero el Divino
Maestro ha venido en Espíritu y esa prueba de amor no se repetirá en la misma
forma. Hoy os estoy hablando a través del entendimiento del hombre, enviando
infinidad de rayos de mi luz en los que os doy mi sabiduría para que seáis
salvos, elevándose vuestro espíritu por el sendero del amor hacia vuestros
hermanos.
He contemplado que de mi enseñanza de amor y humildad, nada
queda en el corazón de muchos pueblos. Se han levantado unos contra otros, los
fuertes humillan a los débiles, y mis enviados espirituales, a quienes he
encomendado la misión de inspirar a los gobernantes la paz y la concordia, han
vuelto a Mí con la angustia en su espíritu, por no haber sido oídos ni
obedecidos; entonces Yo he permitido que la humanidad
apure su cáliz y que este dolor la ilumine haciéndola retornar al
camino de su evolución.
En esta hora de prueba tenéis a Elías inspirándoos la
oración y las buenas prácticas, para que contrarrestéis el mal. Tenéis a
vuestra Intercesora Celestial velando más cerca que nunca por esta humanidad
que ha desoído sus consejos y advertencias y me tenéis a Mí, a vuestro Padre,
inmutable en mi amor, dándoos una oportunidad más para que os regeneréis y
elevéis vuestro espíritu, para que alcancéis el galardón que os tengo
prometido.
Si más allá de vuestra nación vuestros hermanos se hieren y
matan sin piedad, destruyen la paz, aniquilan a los pueblos débiles y siembran
a su paso el terror, la miseria y el luto, vosotros, a quienes he preparado y
anunciado ha mucho tiempo estos acontecimientos, velad y orad, enviad
pensamientos de paz, que vuestro corazón derrame el amor y la caridad entre
vuestros hermanos, practicad mi enseñanza y de esta manera estaréis
contrarrestando el mal.
Os he escogido de entre las grandes multitudes que forman la
humanidad, para manifestaros mi doctrina, mi voluntad, y he invitado a todo
espíritu a perfeccionarse en el camino del cumplimiento, pero vosotros sois más
responsables, porque habéis visto el cumplimiento de todas mis palabras.
Los elementos y fuerzas de la naturaleza serán desatados
para purificar y restaurar todo lo que ha sido manchado y profanado por el
hombre en la Tierra.
Los niños de este tiempo se conmueven ante el caos que están
palpando, y su corazón inocente se eleva a Mí para pedirme luz para los
gobernantes y acierto en sus determinaciones; también me presentan a los
pueblos que han padecido bajo el yugo de otros más fuertes y me piden que
vuelvan a ser libres. Sus dones de amor y de justicia palpitan en ellos y su
clamor es de paz y buena voluntad entre los hombres. Yo recibo su oración y la
hago llegar como bálsamo sobre las necesidades de esas naciones en guerra.
Espíritus de los niños, no os apartéis del camino de su
misión, obediencia y buenos sentimientos. No os dejéis contaminar, huid de la
influencia del mal. Confiad en Mí y dejad que mi luz os guíe, iluminando el
sendero de vuestra evolución.
A vosotros que sois mayores, os contemplo también como niños
y valorizo vuestras obras. Tomad la luz de mi enseñanza y confiadme vuestras cuitas, sed fuertes ante el dolor y resignaos con vuestro destino.
En vuestra oración me presentáis a vuestros hermanos que sufren, Yo recibo
vuestra intercesión. A vosotros como a todos mis hijos, les entrego por igual
mi amor. Recibo vuestra oración y con vosotros bendigo a todos mis hijos, tanto
a los que me aman y creen en esta palabra, como a los que dudan y aun me
niegan. Vuestro corazón que ayer era insensible como una roca, lo he tocado y
empieza a manar agua de amor y de perdón para la humanidad. Esto es lo que os
he pedido siempre, es la ley eterna sin principio ni fin, ley de amor, de
caridad, que hasta hoy no ha sido practicada por el género humano.
Hoy os acercáis a Mí, buscando la palabra que borra los
sufrimientos, la que acaricia vuestro corazón, acotado por grandes torbellinos.
Vengo a daros calor, como lo hace la amorosa alondra con sus polluelos, pues he
contemplado que el invierno ha penetrado en muchos corazones, unos tiritan de
frío, otros han muerto. Mi presencia os da fortaleza en las pruebas, no quiero
que se apague vuestra fe.
Sólo la fe os sostendrá en este tiempo de dolor, si queréis
ser ejemplo para vuestros hermanos y dar testimonio de mi palabra con vuestras
obras, sed fuertes, preparaos, vivid velando y practicando lo que mi doctrina
os enseña, para que seáis creídos. Quiero contemplaros fuertes e iluminados por
mi enseñanza, recuperando los tiempos perdidos.
Si me amáis, se transformará vuestro corazón, os sentiréis
llenos de vida, de ahínco para luchar por vuestra elevación, seréis mis
verdaderos discípulos, y cuando las vicisitudes de la vida lleguen a vosotros,
no os alejaréis de Mí, ni me reprocharéis las pruebas de vuestra restitución,
seréis conformes en vuestro cumplimiento, sabiendo que el espíritu en esas
pruebas se acrisola y se perfecciona.
Aprovechad el tiempo en que recibiréis mis lecciones, porque
después de esta etapa, no volveréis a tener mi enseñanza bajo esta forma, mas
también esperad a que Yo os diga: ésta es la porción de corazones que tomaréis
a vuestro cuidado, éstos son los límites que os señalo, no límites para amar o
perdonar, sino límites en vuestro trabajo, porque aun cuando me presentáis una
cosecha escasa, si ha sido cultivada con amor, ello me bastará y Yo os
recibiré, y bendeciré vuestro trabajo. Velaréis porque vuestros pasos no se
aparten del sendero del bien, y porque la luz que os he entregado, sea como un
faro que ilumine el camino de todo espíritu. Ella disipará todas las dudas y os
hará sentir seguros de vuestros actos; mas si os salieseis del camino, ella siempre os estará
invitando a retornar al cumplimiento.
A otros de mis hijos les digo: no seáis impacientes, no me
pidáis un cargo sin antes comprender su responsabilidad. No caminéis de prisa
porque pronto os cansaréis y entonces el hastío os hará dormir, para despertar
en otra era. La jornada es larga y el camino escabroso, debéis avanzar paso a
paso sin deteneros. Si vencéis los impulsos de la materia y lográis elevar a
vuestro espíritu, viviréis en planos superiores desde donde contemplaréis con mayor
claridad la vida espiritual que os espera.
Comprended mi amor, mirad que no soy como el rico avaro, que
todo lo quiero para sí, todo lo que es mío es vuestro también, porque sois mis
hijos muy amados.
Sois las generaciones escogidas en este tiempo para recibir
mis manifestaciones. En vosotros he derramado mis complacencias y bendiciones,
porque no quiero que volváis a la Tierra a expiar faltas pasadas. Quiero
llevaros a gozar de la paz de mi Reino, después del cumplimiento de vuestra
misión.
Me decís que la Tierra es un lugar de sufrimientos y
penalidades, y Yo os digo que vosotros sois los que habéis hecho de ella con
vuestra falta de cumplimiento, un mundo de infelicidad y de tropiezos. Os he
enseñado la sumisión y la obediencia y os he aconsejado siempre el bien. Os he
dicho que sembréis paz para que recojáis paz. Que preparéis el camino a las
nuevas generaciones, para que les deis de vuestra semilla y en ellas la veáis
florecer y fructificar.
Os he concedido dones que os acercan a Mí. He permitido que
miréis más allá de vuestro mundo y deis testimonio de mis enseñanzas en el
Tercer Tiempo. Nadie podrá impedir la manifestación de esos dones, así como
nadie puede usurpar mi caridad para vosotros. Sólo la conciencia os hará
comprender cuán grandes son las gracias que os he concedido. Purificaos y
trabajad para que pronto seáis conmigo y tengáis la satisfacción de haber
comprendido y obedecido mis mandatos.
Hoy, en el tiempo de la restitución, devolved la paz a los
que hayáis dado muerte en su fe, sanad a los que hayáis herido con vuestra
palabra, pagad vuestras deudas, derramad en vuestros hermanos la caridad de
vuestro amor y estaréis cumpliendo con mi ley.
El hombre al apartarse del cumplimiento de mi ley, ha creado
ideas, teorías, religiones y doctrinas diversas que dividen y confunden a la
humanidad, atando al espíritu al materialismo, impidiéndole elevarse libremente. Mas la luz de mi Espíritu Santo ilumina a todos los
hombres, indicándoles el sendero de la vida verdadera, donde sólo hay un guía
que es la conciencia.
Cuando las grandes epidemias se desaten y los hombres de
ciencia por su falta de amor y caridad no logren curar a los que sufren,
surgirán los labriegos, los discípulos, llevando con amor su misión de curar y
consolar a sus hermanos. Y el mundo espiritual uniéndose a ellos, impartirá sus
beneficios entre la humanidad agobiada por el dolor. Velad y orad, porque si
ahora os doy mi enseñanza a través del entendimiento, mañana sólo los que se
preparen recibirán mi inspiración y se comunicarán conmigo de espíritu a
Espíritu.
Las plumas de oro escribirán mi enseñanza para las
generaciones venideras, porque mi palabra no se perderá, será como un tesoro
que conservaréis a través de los tiempos. Yo os digo, que el que encuentre la
esencia divina en el fondo de esta palabra, será el que con más constancia y
firmeza siga mi ejemplo. Quien tiene fe en esta palabra, es como si llevara una
antorcha encendida para iluminar su camino, sin confundirse con falsas teorías
ni con palabras floridas, porque habrá descubierto el secreto para encontrar la
verdad, habrá comprendido el inmenso amor que os tengo y sentirá que estoy con
todos mis hijos reanimándoles a seguir la jornada.
Habéis resistido torbellinos y tempestades que se han
llevado vuestras vestiduras en jirones, pero os habéis elevado en oración
pidiendo qué mi caridad impida que vuestra lámpara se apague, y habéis
encontrado al Maestro dispuesto a venir en vuestro auxilio.
Es penosa la senda y en este mundo no se recoge el fruto de
la siembra; pero en verdad os digo, que en este tiempo de pruebas y de juicio,
más vale un poco de paz en el espíritu y un mendrugo de pan en vuestra mesa,
que las galas o los ricos manjares y aun los mismos tronos de los señores de la
Tierra. Yo os penetro en aquellos corazones, os digo que son como sepulcros y
que sus labios llevan amargura.
En este camino de humildad existen placeres, satisfacciones
y tesoros de gran valor para el espíritu, bienaventurado el que sepa
estimarlos.
Entre vosotros se encuentran los que llegaron hastiados de
los placeres del mundo, a los que ya no volverán, mas hay quienes aún se
sientan atraídos, por las falsas alegrías que proporcionan, y cuando el mal
amigo les invita al mal camino, si en ese instante se les acerca el enfermo solicitando una gota de bálsamo, el espíritu y la materia luchan
interiormente, triunfando los sentimientos de amor y caridad hacia sus
hermanos, alejándose de quien les tentaba, para acercarse al lecho del que en
su menesterosidad había sido la barquilla salvadora de aquel labriego. ¡Cuán
grande ha sido el gozo y la paz que ese corazón ha experimentado, al ver sano
al enfermo! Entonces elevándose en oración me ha dicho: Gracias Maestro, por
haberme dado la fortaleza para vencer en la prueba.
Ved cómo os bendicen los que han sanado por vuestro
conducto; ved cuánta alegría hay en el que con vuestra ayuda ha dejado el
lecho. Oíd las frases de gratitud de aquellos perdidos a quienes volvisteis al
camino del bien. ¡Cuánto se ha recreado vuestro corazón con el cumplimiento de
vuestra misión! Más ¡ay de aquellos que no comprenden estos placeres!
Esta palabra que os doy por conducto del hombre, no es
teoría humana. En el fondo de esta manifestación existe una revelación divina.
Es menester que mi Espíritu traspase los umbrales de vuestra
ignorancia, para descubriros la vida eterna, ya que vosotros mientras estáis
encarnados no logréis con toda vuestra inspiración y elevación alcanzar aquello
que os pertenece, pero que está esperándoos en mi arcano.
Esta es la tercera revelación, el Tercer Testamento, por
ello sois Trinitarios. Todo el que ha recibido la señal espiritual en su frontal
en este tiempo, antes ya fue conmigo en las dos eras anteriores.
Os he enviado a sostener una gran lucha entre la humanidad,
por eso me presentáis con frecuencia vuestras vestiduras hechas jirones en los
combates de la vida, mas, bien sabéis que vuestras penas y heridas os las sana
vuestro amoroso Maestro, así como vosotros en mi nombre, vais sanando el dolor
de vuestros hermanos enfermos.
Yo bendigo vuestros desvelos, el consuelo y la caricia que
habéis dado al que sufre, las lágrimas que habéis derramado por el que llora en
el mundo y todo cuanto habéis recogido, Yo lo recibo. No olvidéis que lo que
hacéis con vuestros semejantes, lo hacéis con vuestro Padre y con vosotros
mismos. En mi campiña no se pierde una sola simiente.
Si es perfecta la palabra que os hago oír y todo cuanto os
enseño, es porque vuestro espíritu es perfecto en cuanto a que de Mí brotó. Ved cómo él iluminado por la conciencia, aprueba los buenos
actos y no acepta las imperfecciones.
¿Quién de vosotros podría probar que no ha existido antes de
esta vida? ¿Quiénes de los que tengan absoluta certeza de estar viviendo una
nueva encarnación, podrían probar que su cuenta está saldada con el Padre y que
aún tienen méritos en su haber?
Nadie conoce el grado de perfección en que se encuentra, por
lo tanto luchad, amad y perseverad hasta el fin.
Para unos aún será larga la jornada en materia, para otros
pronto tendrán que continuarla en espíritu. De cierto os digo: Es muy hermoso
trabajar en espíritu, cuando se ha cumplido en la Tierra, mas no porque
cumpláis vuestra misión en el mundo, creáis que habéis alcanzado la meta de
perfección. La escala del perfeccionamiento espiritual es muy extensa y para
llegar a la cúspide, tendréis que pasar por siete peldaños.
Orad para que seáis fuertes en las pruebas, en este año el
dolor se hará sentir grandemente en el corazón de los hombres, porque una vez
más el fruto amargo de la ciencia y de las ambiciones humanas envenenará y dará
muerte a grandes pueblos.
Todo lo manchado será limpio Y toda mala hierba será
arrancada de raíz. De los mismos que hoy están extraviados sabré servirme para
ejercer mi justicia divina y este valle que hasta ahora había sido de lágrimas,
será de sangre, porque a raudales correrá ésta en la Tierra.
Yo di libre albedrío al hombre, mas si éste en su ofuscación
llegase a reclamarme por ello, le diré que también le di voluntad y
entendimiento, a la vez que le revelé mi ley, que es el camino para no tropezar
ni perderse y encendí en él la luz de la conciencia que es el faro interior que
ilumina el camino del espíritu y lo conduce a la vida eterna.
¿Por qué existe el pecado, predomina el mal y se desatan las
guerras? Porque el hombre no escucha los dictados de la conciencia y hace mal
uso de su libre albedrío.
Los hombres llegarán hasta el fin de su propio camino y
retornarán por el mismo, recogiendo el fruto de cuanto sembraron, única forma
de que el arrepentimiento brote de los corazones, porque quien no reconoce sus
faltas, nada puede hacer por reparar sus yerros.
Un nuevo mundo está en preparación, las nuevas generaciones
están por llegar; pero antes es necesario apartar a los lobos hambrientos para
que no hagan presa de las ovejas.
Vosotros sois enviados como soldados de paz. No os
atemoricéis ante la lucha, no os dejéis impresionar por los hombres de las
sectas y religiones; con toda vuestra humildad no sois menos que ellos.
En el camino de perfeccionamiento, en esa escala infinita,
siempre ha habido seres que van delante y otros que van detrás, mas todos
llegarán a la misma morada, porque en torno a mi Divinidad no existen
jerarquías sino hijos, todos muy amados de mi Espíritu. Yo estoy en todos, lo
mismo me oculto en el corazón del poderoso, que en el del pordiosero. Por eso
os digo, que cuando veáis llegar a vuestras puertas al menesteroso, no le
neguéis la caridad; porque vuestro Padre será el que esté llamado a vuestro
corazón.
Sed tengo de vuestro amor, ¡Oh hijos muy amados!
Mi comunicación en éste tiempo, es una prueba más de que he
venido a daros mi amor. Mas preparaos, porque esta comunicación pronto pasará,
y una vez más os digo que el último día de 1950, os hablaré por última vez,
porque después de ese día, me buscaréis espiritualmente en el infinito, y
cuando estéis preparados, escucharéis en forma de inspiración mi voz, ya sin
las imperfecciones del portavoz humano.
Orad pueblo, porque en los instantes de vuestra oración la
guerra se apacigua, los corazones descansan, las madres encuentran consuelo y
los niños refugio.
¡Ay de los que no hayan sabido prepararse, porque se
sentirán como huérfanos en la Tierra!
Grandes acontecimientos espirituales se verán en el mundo,
surgirán profetas en las naciones, el contenido de los Siete Sellos será
conocido por todos; La luz del Sexto Sello será reconocida como la que alumbra
en este tiempo, porque en esta revelación se unirán todos los hombres, se fundirán
todas las creencias y linajes de la Tierra.
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