Cerrad vuestros ojos materiales ante esta manifestación y
elevad vuestro espíritu hacia vuestro Creador, porque es con el que deseo
conversar.
Os prometí volver entre vosotros y no podía dejar de asistir
a esta cita con vuestro espíritu.
Tened paz, escuchadme con atención y dejad que el cincel de
mi palabra, vaya modelando vuestro espíritu.
Caminasteis mucho en busca de un lugar que os brindara la
paz y no lo encontrasteis, cuando llegasteis por vez primera a estos humildes
lugares para oír mi palabra; no os imaginabais que en ellos, tan pobres y
humildes, fueseis a encontrar la paz que tanto anhelabais.
Os conquistaré por medio del amor, para ello, os estoy dando
mi enseñanza que es fuente de inagotables bendiciones. Os dejaré esta fuente
para que en ella recibáis a vuestros hermanos, los viajeros, los caminantes,
con la misma solicitud y caridad con la que Yo os he recibido.
No sólo de pan vive el hombre, sino también de mi palabra.
Existe en vosotros hambre y sed que no son materiales, y para reconfortaros
buscáis el agua y el pan del espíritu. Ha sido preciso que el dolor os tocara,
para que comprendieseis las enseñanzas que os di en el Segundo Tiempo.
Algunos me preguntan confundidos: Señor, ¿por ventura el
amor humano es ilícito y abominable ante Ti y sólo apruebas el amor espiritual?
Yo os contesto: No os confundáis. Bien está que al espíritu le corresponda lo
más elevado y puro del amor: pero también en la materia puse un corazón para
que amase en la Tierra y le di al hombre sentidos para que a través de ellos
gozara de todo lo que le rodea.
Yo confié la vida humana a los espíritus, para que viniesen
a habitar la Tierra, y ya en ella poner a prueba su amor a Dios. Para ello
dividí a la naturaleza humana en dos partes, dando la más fuerte a unos y la
más frágil a otros: esas partes fueron el hombre y la mujer. Sólo unidos podrán
ser fuertes y felices, para ello instituí el matrimonio. El amor humano es bendecido por Mí, cuando está enaltecido por el amor del
espíritu.
El amor sentido únicamente por la materia, es propio de los
seres irracionales, porque carecen ellos de la conciencia que ilumina la vida
de los seres racionales. De las uniones plenas de comprensión espiritual,
tienen que brotar buenos frutos y encarnar en ellos espíritus de luz.
Ya es tiempo de que purifiquéis vuestra simiente, para que
forméis una familia que sea fuerte en espíritu y en materia.
Comprendedme mis hijos, interpretad bien mi voluntad, ya se
acerca el año de 1950; recordad que es el que Yo he señalado para que finalice
esta comunicación. Quiero encontraros preparados en ese día, porque sólo los
que lo hayan logrado, quedarán firmes en el grado de elevación que hayan
alcanzado. Esos serán los que den verdadero testimonio de Mí.
Sólo los que se hayan espiritualizado sabrán manifestar mi
obra en su nueva forma de comunicación. ¿Más cómo harán para llegar a tener la
inspiración necesaria para recibir mis pensamientos e interpretar mis mensajes
espirituales? Velando y orando.
Quiero que todos alcancen el progreso, que no llegue
solamente a unos cuantos, para que vuestro testimonio sea en bien de la
humanidad. Mirad que si unos pensáis de una manera y otros en forma distinta,
sólo llevaréis confusión a vuestros hermanos.
La esencia de esta palabra no ha variado jamás desde el
principio de su manifestación por conducto de Damiana Oviedo; ¿Mas, dónde se
encuentra el resultado de aquellas palabras? ¿Qué se hizo con ellas? Ocultos se
encuentran los escritos de aquellas cátedras divinas que fueron las primeras de
este tiempo en el que tanto se ha derramado mi Verbo entre vosotros. Es
necesario que esas lecciones salgan a la luz, para que mañana deis testimonio
de cómo fue el principio de esta manifestación. Así llegaréis a poseer el libro
completo de mi palabra en este Tercer Tiempo. Así conoceréis la fecha de mi
primera lección, su contenido y el de la última que os entregaré en el año de
1950, cuando esta etapa finalice.
Hoy no presentís el caos que habrá en la humanidad después
de que mi palabra haya cesado. ¿Podéis imaginaros el torbellino que tal hecho
desencadenará entre las naciones? Habrá descontrol en los espíritus y vosotros
debéis estar preparados para contrarrestarlo. Pensad que en cada Era es mayor vuestra responsabilidad, porque en cada nuevo
tiempo, ¡Oh pueblo! Vais teniendo mayor conocimiento de mi Ley. Es muy grande
vuestra heredad y es indispensable que la dejéis en vuestros hermanos, los
necesitados, antes de que abandonéis esta Tierra.
Sensibilizad vuestro corazón para que entendáis mi palabra,
porque aún no la habéis comprendido. Si no os preparáis, ¿Cómo vais a poder
recibir y entender mi enseñanza, cuando mañana os la confíe por inspiración?
Uníos en verdad y en espíritu y así ya no os dividiréis, ni
siquiera en las más grandes pruebas. Un solo Dios, una sola voluntad y una sola
palabra han sido con vosotros, por lo tanto, no podrá surgir en el futuro
distinta ley de la que ahora os he dado.
No debilitéis, pueblo; recordad en todo instante que os he
llamado fuerte. Si Yo no he defraudado vuestra fe y os he probado que la
esencia de mi palabra no es variable, ¿Por qué vosotros habíais de defraudar a
vuestros hermanos dándoles un mal ejemplo? Tiempo es de que vayáis preparando
lo que dejaréis a las generaciones venideras como herencia.
Muchos en el interior de su corazón me dicen: Maestro,
¿Acaso estáis mirando que vamos a ser infieles? ¿Sería eso posible? Y Yo os
contesto lo mismo que dije a mis apóstoles en el Segundo Tiempo: Velad y orad,
para que no caigáis en tentación. Porque si ahora sólo sois los párvulos que
anhelan convertirse en mis discípulos, vuestra perseverancia os hará alcanzar
una noble expiación. No me ausentaré sino hasta haberos dado mi última lección
al finalizar 1950.
Sentid mi amor cerca de vosotros, confiadme vuestras cuitas,
conversad en paz Conmigo y de cierto os digo, que después os sentiréis
confortados. ¿Por qué llegáis ante Mí temerosos, acaso creéis que he venido a
delataros ante vuestros hermanos?
Escucho que en lo íntimo de vuestro corazón me decís:
Maestro, ¿Cómo hemos de ser recibidos por Vos, si nos encontramos tan manchados
por nuestros pecados y Vos sois la misma perfección?
Os contesto, humanidad: ¿Creéis que al venir a buscaros
ignoraba que estabais manchados? Todo lo sabía, nada ignoro, por eso me he
acercado a vosotros, para entregaros mi lección de amor la cual os salva de
toda acechanza y os ayuda a limpiaros de todo pecado.
¿Por qué los pobres, los parias del mundo, se sienten los
más indignos de mi amor? ¿Acaso porque han oído que soy Rey? Qué lentos sois
para entender las lecciones divinas. ¿No habéis comprendido que si me hice
hombre en el Segundo Tiempo, fue para enseñaros la más grande lección de
humildad? Recordad que vine en Jesús a nacer y a vivir entre los pobres, que
con ellos anduve en los caminos, que visité sus casas y me senté a su mesa, que
curé sus cuerpos enfermos, acaricié a sus hijos, sufrí y lloré con todos.
He aquí al mismo Señor, pero hoy viene en Espíritu. Este Rey
no tiene corona, manto ni cetro, simplemente habito en la perfección y gobierno
con el amor.
¿Para qué había de manifestarme en regios palacios, entre
pompas y ceremonias, si eso no es para Mí? De cierto os digo, que quienes me
conciban entre lujos y esplendores superfluos, tienen su concepto errado de lo
que es mi Divinidad.
Habrá quien se extrañe de que Yo como Cristo, me haya
atribuido ahora la Divinidad y diga ¿Cómo es que Tú, el que dijo en aquel
tiempo que venía tan sólo a ejecutar la voluntad de su Padre, ahora nos hablas
como si fueras el Padre mismo? Y Yo os contesto, comprended que Cristo habló
como Divinidad, puesto que es el Verbo de Dios y hoy os habla nuevamente el
Verbo en Espíritu. Por lo tanto os digo que el Padre, el Verbo y el Espíritu
Santo, son un solo Dios.
Vosotros estáis hechos de materia, en la que he puesto un
espíritu y a éste lo he dotado de una conciencia. ¿Y acaso por ello vais a
decir que son tres personas las que habitan en cada hombre?
Esas tres potencias forman un solo ser, aunque cada una de
sus partes se manifieste de distinta manera.
Cuando en el ser humano haya perfecta armonía entre las tres
naturalezas de que está formado, habrá semejanza con la armonía que existe en
Dios, porque en él existirá una sola voluntad, la de alcanzar la cumbre de su
perfección espiritual.
Pueblo, ha mucho tiempo que os vengo doctrinando para vuestra
lucha, mas sólo van quedando Conmigo los que despojados de ambiciones
materiales, han cifrado su ideal en conocer las enseñanzas espirituales.
También entre los que ya han partido al más allá, hay muchos que me escuchan
desde su escala de evolución. ¡Cuántos de los primeros no han sabido perseverar
ni serme fieles! No quisieron esperar la fructificación de las primeras
semillas. Flaquearon en su fe, dudaron, no presintieron la grandeza que estaba por desbordarse en los postreros,
mas cuando retornen, atraídos por el clamor y el regocijo de este pueblo,
tendrán que venir a ocupar el último lugar.
Que sirva esta lección a los que hoy, viendo la
multiplicación de la simiente, aún dudan del florecimiento de esta Doctrina.
Desmaterializaos, desde hoy llevad vuestro culto a la máxima
sencillez, preparándoos y disponiéndoos para la comunicación de espíritu a
Espíritu, que tendréis con vuestro Señor. Hoy todavía es necesario que os hable
por conducto de estas materias, para que os afirméis en vuestra fe, y sintáis
que me encuentro cerca de vosotros, en lo más íntimo de vuestro corazón.
Cumplidme pueblo, y Yo os cumpliré. Dad testimonio de Mí y
Yo lo daré de vosotros. Despojaos de todo egoísmo, si es que en verdad queréis
formar parte de mis labriegos que darán a conocer mi palabra entre la
humanidad. Dejad de preocuparos tan sólo de vosotros y comenzad a preocuparos
por vuestros semejantes. Quiero que descubráis el supremo deleite que se
alcanza aliviando el dolor ajeno.
Llevad a vuestros hermanos, en mi palabra de consuelo de luz
y amor, el bálsamo que os he confiado.
Algún día llegaréis a comprender que la sabiduría del
espíritu es superior a la ciencia de la mente, porque la inteligencia humana
sólo descubre lo que su espíritu le revela. Os hago esta advertencia, porque
muchos de vosotros diréis: "¿Cómo voy a curar a los enfermos, si ignoro la
ciencia de curar?"
Tened caridad de vuestros hermanos, tened fe, sabed orar y
con esos méritos haceos dignos de mi gracia y en verdad os digo, que entonces
veréis cómo es posible hacer prodigios.
Si a pesar de mi enseñanza, hay quien dude que esta palabra
procede del Padre, que pregunte a mis labriegos, a este pueblo que me viene
siguiendo, y obtendréis millares de testimonios que le hablen de verdaderos
prodigios, los cuales asombrarían a los hombres de ciencia que los conocieran.
Escuchad: cuando haya dejado de daros mi palabra, este
pueblo será sembrador de mi simiente espiritual, mas Yo os pregunto: ¿Cuál será
vuestra determinación ante los mandatos que de Mí habéis recibido? ¿Estaréis dispuestos
a interpretar fielmente mis inspiraciones? No me prometáis nada de lo que vais
a hacer en aquellos días, mejor
seguid escuchando esta Doctrina y meditad en ella. Hoy estáis unidos
en torno al Maestro, mañana, no sabéis cuántos de vosotros me daréis la
espalda, al desobedecer mis mandatos.
No dejéis que los años pasen inútilmente sobre vosotros,
procurad en cada día dar un paso más hacia adelante, en el sendero espiritual.
Caminad con paso firme, nadie vaya deprisa sólo por sentirse adelante de los
demás, porque su tropiezo sería muy doloroso.
Quiero que lleguéis a ser fuertes por el pensamiento, por la
intuición, por la espiritualidad de vuestras obras, para que en vuestra vida no
causéis el menor dolor y sí os preparéis para aliviar cuantos sufrimientos se
presenten a vuestro paso.
Os he entregado muchas lecciones, ¡oh pueblo! unas más
profundas que otras. Yo hablo a todos mis hijos, a los que van delante y a los
postreros. Es que siempre están llegando nuevos párvulos en busca de esta
palabra y como hice con vosotros, principiaré por entregarles las enseñanzas
más sencillas.
Yo pregunto a los postreros: ¿Creéis que no poseéis ninguna
misión espiritual? ¿Os sentís irresponsables ante la humanidad? Si así pensáis,
estáis en un error, porque tan grandes son vuestros dones y vuestros cargos,
como los que veis que poseen éstos de quienes me estoy sirviendo, para daros mi
enseñanza. Ellos también pensaron lo mismo que vosotros, cuando me escucharon
por primera vez y ahora miradles: ¡Cuán equivocados estaban!
Perseverad en el camino, porque pronto llegaréis a saber
todo lo que poseéis y cuál es la misión que debéis de cumplir en la Tierra.
Comprended que Yo vuestro Dios, no he tenido principio ni tendré
fin. Soy eterno y vengo a revelaros en este tiempo muchos de los misterios de
la vida espiritual. Ese conocimiento os hará que cumpláis con la ley, amando y
siendo fieles a vuestro destino.
Ha llegado el tiempo en que os revele nuevas enseñanzas y
esto os parece como si el Padre, después de una larga ausencia retornase a sus
hijos.
Os di el don del libre albedrío, porque vuestro espíritu fue
puesto en el principio de un largo camino, a cuyo final se encuentra la meta de
su purificación y perfección; para alcanzar esa dicha, tendréis que llegar por
los méritos del amor, de la fe y de la perseverancia.
Cuán hermoso es el don del libre albedrío, y qué mal lo ha
utilizado el hombre; mas después de esa larga experiencia, surgirá el espíritu
imponiéndose a las pasiones del mundo y tomará esa bendita libertad únicamente
para glorificar a su Padre.
Las flores brotan de las plantas y me ofrecen su aroma, ése
es su destino del cual no podrían apartarse, porque les falta el espíritu y por
lo tanto, el don de la libertad. Las aves me ofrecen sus cantos, mas no podrían
hacer algo distinto, porque para eso fueron creadas y no poseen libre albedrío.
Cuán grande será vuestro mérito, el día en que vosotros
seáis como las flores o como las aves, a pesar de que el corazón, a causa del
libre albedrío, os quisiera desviar con sus pasiones del sendero de vuestro
cumplimiento. Ese será el tiempo del espíritu, porque ocupará el lugar que le
corresponde y también será el tiempo de la materia cuando ella confiese su
inferioridad y ambos se dejen conducir por la conciencia, la armonía que
entonces exista en el hombre, será la misma que hay en todo lo creado. Mi
presencia no sólo será reconocida, sino aun sentida por la humanidad.
Se acerca el tiempo en que los hombres me ofrezcan el
verdadero tributo, en que dejen de quemar el incienso que desde los primeros
días me han venido ofreciendo, incienso que no siempre me habla de obras puras
sino muchas veces ha venido saturado de la maldad humana. El tributo que
sustituirá al incienso, será vuestro amor, el que llegará hasta Mí.
Sabéis que fuisteis creados a mi imagen y semejanza, y
cuando lo decís, pensáis en vuestra forma humana, os, digo, que ahí no está mi
imagen, sino en vuestro espíritu, el cual para asemejarse a Mí, tiene que
perfeccionarse practicando las virtudes.
Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, soy la justicia y el
bien y todo ello proviene del amor divino. ¿Comprendéis ahora cómo deberíais
ser para que fueseis a mi imagen y semejanza?
La razón de haberos creado, fue el amor, el divino anhelo de
compartir con alguien mi poder, y la razón de haberos dotado de libre albedrío,
fue también el amor, quise sentirme amado por mis hijos, no por ley sino por un
sentimiento espontáneo que brotara libremente de su espíritu.
Los hombres, arrastrados por la fuerza de sus pasiones, han
descendido tanto en sus pecados, que habían perdido toda esperanza de salvación, mas no hay ninguno que no pueda ser salvo; porque el
espíritu, cuando se haya convencido de que las tempestades humanas no cesarán
mientras no escuche la voz de la conciencia, se levantará cumpliendo con mi ley
hasta llegar al final de su destino que no está en la tierra, sino en la
eternidad.
Los que creen que es absurda la existencia y piensan en la
inutilidad de la lucha y del dolor, son los que ignoran que la vida es el
maestro que modela y el dolor el cincel que perfecciona. No penséis que Yo hice
el dolor para ofrecéroslo en un cáliz, no penséis que Yo os haya hecho caer. El
hombre cayó en desobediencia por sí mismo, y es por eso que debe levantarse
también por su propio esfuerzo. Tampoco penséis que solamente el dolor os
perfeccionará, no, también practicando el amor llegaréis a Mí, porque Yo soy
amor.
Si os puse en un largo y difícil camino, mirad que en él os
voy acompañando; Os sigo enseñando y ayudando con la cruz, y para daros pruebas
de que os acompaño, llegué a hacerme hombre, para ser visible y tangible; Pero
sois necios en vuestros juicios, dudáis si me contempláis humanizado, diciendo
que no es posible que vuestros ojos puedan mirar a Dios; y si os digo que soy
Espíritu, entonces decís: ¿Cómo es posible conocer lo que no se ve y creer en
ello?
Habéis llegado a un grado de evolución, en el que sabréis
comprenderme en mi esencia divina y sentirme como espíritu. La evolución y la
reencarnación del espíritu, os han ido preparando para recibir mis nuevas
lecciones.
Cuando la oscuridad que ha envuelto a la humanidad se disipe
y se haga la luz en los espíritus, sentirán la presencia de una nueva era.
Porque Elías ha vuelto entre los hombres, mas como éstos no han sabido mirarle,
ha sido necesario que manifestase su espíritu a través del entendimiento humano
y de que se mostrase ante los videntes en aquella visión del profeta Elíseo:
Sobre las nubes, en su carro de fuego.
Elías ha venido como precursor en este tiempo para preparar
mi llegada; ha venido como profeta para anunciaros la nueva Era con sus
combates y sus pruebas, pero también con la sabiduría de sus revelaciones.
Viene con su carro de luz a invitaros a penetrar en él para levantaros sobre
las nubes y llevaros a la mansión espiritual donde reina la paz. Confiad en él
como en el buen pastor, seguidle espiritualmente como el pueblo siguió a Moisés
en el Primer Tiempo; orad para que él os ayude en vuestro cumplimiento y si lo
queréis imitar, hacedlo.
Elíseo, antes de que Elías fuera arrebatado por el carro de
fuego y llevado a las alturas, le pidió que su don de profecía y su espíritu,
se lo transmitiese para ser como él había sido en la tierra; Y Elías, en prueba
de que le concedía a su discípulo sus deseos, le dejó su manto y el espíritu de
Elías y su don de profecía fueron en Elíseo como una señal reveladora de la
comunicación espiritual con los hombres y de la reencarnación del espíritu.
En cada era y en cada revelación divina aparece Elías ante
los hombres.
Aún no había llegado el Mesías a la Tierra, faltaba poco
para que naciera en cuanto hombre y el espíritu del profeta ya había encarnado
en Juan que luego fue llamado el Bautista, para anunciar la proximidad del
Reino de los Cielos, que sería la presencia del Verbo entre los hombres.
Cuando más tarde me transfiguré en el monte Tabor, para
mostrarme en Espíritu ante algunos de mis discípulos, Elías vino con Moisés a
tomar su lugar junto a su Señor, dando a entender en esta forma, que él tendría
encomendado en el futuro un tiempo en el cual habría de hacer sentir su
presencia entre la humanidad, despertando al espíritu adormecido de los hombres
a la vida luminosa y perfecta.
Este es el tiempo confiado a Elías para que despierte a la
humanidad, él es el precursor que llegará de pueblo en pueblo, de nación en
nación, de hombre en hombre, para decirles como lo hizo en aquel tiempo Juan en
las orillas del Jordán, cuando les hablaba a las multitudes diciéndoles que se
prepararan porque el reino de Dios ya estaba cerca. Ahora les dirá con su voz
espiritual que penetren en recogimiento, porque la presencia del Señor como
Espíritu Santo es con los hombres.
Cuando Elías haya preparado a la humanidad, aparejando los
caminos del Señor, volverá al Padre.
Cuando eso sea, no le pidáis que os deje su manto como se lo
dejó a Elíseo, porque se ha manifestado espiritualmente, los tiempos han
cambiado y debéis olvidar los símbolos, mas él os dejará como un presente de
amor y un testimonio de que estuvo entre vosotros, el don de la profecía.
Preparaos discípulos, aprended de Mí, para que Yo os envíe
entre la humanidad, a predicar mi manifestación como Espíritu Santo,
diciéndoles como Juan: "Arrepentíos, porque el Reino de los Cielos se ha
acercado a los hombres".
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