Pueblo: cada vez que se inicia un nuevo año, escucho vuestras preguntas en esta
forma: Señor, ¿Este año será también de prueba para nosotros? A lo cual os
contesto que la vida es una continua prueba, pero que no debéis estar temerosos,
porque si sabéis velar y orar, lograréis salir avante en vuestra restitución
hasta llegar al fin de vuestro destino.
Esas
pruebas en las que vive la humanidad, son el fruto que viene a cosechar, es el
resultado de su propia siembra, cosecha que a veces es la consecuencia de la
semilla sembrada el año anterior y en otras ocasiones el fruto de lo que sembró
años atrás o en otras encarnaciones.
¿Un
nuevo año empieza? Pues haced lo que hacen los buenos sembradores, que
previamente limpian su simiente en espera del tiempo propicio para depositarla
en tierra fértil. Así vosotros limpiad previamente vuestro corazón, para que de
vuestras buenas obras recojáis mañana una buena cosecha de paz, amor y
satisfacciones.
¿Habéis visto la armonía en la que vive toda la creación? ¿No os parece como si
en todo lo que existe se amasen unas criaturas a otras? Mirad al sol; parece un
padre que estuviera abriendo sus brazos para abarcar en ellos a todas las
criaturas en un abrazo de vida y de amor, de luz y de energía, las aves trinan
y los seres trabajan, ofreciendo su tributo de agradecido amor al astro rey.
Es
un hermoso ejemplo de cómo debéis armonizar con todo lo que os rodea en esta
naturaleza y con todo lo espiritual.
De
la comprensión que alcancen los hombres en estas enseñanzas y de su obediencia
para con las leyes que rigen el universo, depende su felicidad, que algunos
creen que no existe en la tierra y que otros llegan a pensar que sólo Yo
atesoro, pero que sí se manifiesta en la paz de vuestro espíritu.
Ahora sabéis, oh pueblo, que vuestra felicidad está en vosotros mismos para que
enseñéis a los hombres que en el fondo de su ser, donde creen que sólo llevan
amarguras, odios y rencores, remordimientos y lágrimas, existe una luz que nada
puede apagar y que es la del espíritu.
Por
torcidos caminos ha encauzado sus pasos la humanidad, heredando una generación
de errores de generaciones anteriores y aumentando sus yerros a medida que el
tiempo va pasando sobre vosotros. Esta humanidad está ahora recogiendo el fruto
de la simiente de dolor que ayer sembró en el mundo, así como las generaciones
venideras recogerán el fruto de lo que hoy sembréis.
¿Por
qué no encauzar vuestras creencias, luchas, ciencias, ideales y anhelos por el
único sendero de justicia, que os señala mi doctrina? ¿Cuándo llegarán los
hombres a reconocer la verdad de mi palabra?
Mi
ley, inmutable y eterna, se levanta delante de los hombres, señalándoles el
camino de la verdadera felicidad, camino que conduce a los campos donde
sembrando el bien, se recoge la cosecha de paz.
Benditos sean los que han sentido mi llamado en el fondo de su corazón y han
acudido a escuchar la divina lección, porque con su esencia aumentarán su
saber; serán baluarte entre los suyos y sabrán sostenerse con la fe en las
pruebas.
Vengo a apartar todo lo que sea vano en vosotros, para que vuestras obras sean
gratas ante el Padre.
En
esta escuela de Cristo muchos han sido los iniciados que ante el Maestro de
toda sabiduría han dicho al llegar: Señor, si Vos sois Cristo el que enseña
este camino y descubre en cada uno de nosotros la misión y los dones que posee,
concedednos la realización de nuestro destino, para llegar a Vos.
Entonces Yo os he señalado vuestra heredad, os he dado mandatos y os he
convertido en labriegos. Mas en verdad os digo que no tengo privilegiados entre
mis hijos, porque todo aquél que a Mí se acerque con el deseo de servirme,
recibirá mi gracia en su corazón. Pero también llegará el instante en que todo
cuanto hayáis hecho con los dones que os fueron confiados, será juzgado por Mí
y vosotros me tendréis que responder.
Ahora no vengo a pediros cuentas todavía, porque estáis tratando de aplicar mi
ley a las obras de vuestra vida y sois aún pequeños para resistir el juicio.
Pero sed cada uno de vosotros un celoso guardián de mi enseñanza, que ese
cumplimiento no impedirá que atendáis también las obligaciones de vuestro
mundo. Ved a los que han despreciado esta heredad; existe en ellos tristeza y
vacío, pero mi misericordia es grande y se manifiesta perdonándolos.
El
que ha cumplido, justo es que sienta mi paz, y al que no, lo tocó a través de
su conciencia para mantenerlo despierto, para que el instante supremo de la
muerte no sorprenda al espíritu desnudo de obras buenas, porque sin ellas no
podría elevarse.
Llevad de corazón en corazón mi enseñanza; al recibirla vuestros hermanos, unos
dirán: Esta palabra encierra profecía; otros la juzgarán como una enseñanza de
escasa importancia, y mientras, unos la juzguen adelantada, otros la juzgaran
muy atrasada. Cada cual la interpretará según su capacidad espiritual y la
limpidez de sus obras.
Sed
humildes, para que seáis un ejemplo vivo ante la humanidad y mi obra sea
reconocida.
Mas
no os mostréis humildes tan sólo en el instante en que me escucháis, sino en
toda vuestra vida, a fin de que podáis persuadir a vuestros hermanos, porque la
sola palabra no convencerá. Preparaos para el ejemplo y aun para el sacrificio.
Si
me amáis, id y perdonad a quien os haya ofendido. Si me amáis, id junto al
lecho del enfermo o al calabozo del presidiario, consoladles y orad con ellos.
Entonces vuestro amor abatirá todo orgullo que pudieseis albergar.
Mi
palabra es voz de alerta, porque mientras estáis Conmigo, sois como mansos
corderos, pero cuando volvéis a vuestros caminos os desgarráis y os negáis el
perdón.
El
tiempo de las complacencias ha pasado y tendréis que salir de vuestro
estancamiento, para alcanzar mayor evolución de vuestro espíritu.
Recuperad la vestidura blanca de la espiritualidad, para que cuando habléis de
mi palabra a los hombres, lo hagáis con la inocencia del niño. Entonces no
tendréis temor de hablar de obra, porque vuestras obras y vuestra vida hablará
por vosotros.
Mi
palabra a través de los portavoces esencialmente es la misma; a cada
congregación le hablo según su comprensión y capacidad.
Hoy
que principia un año, desde sus primeras horas habéis reunido vuestras fuerzas
para continuar en la lucha. Así me lo habéis manifestado. Vuestro propósito es
levantaros como el buen sembrador que deposita la semilla en el surco
preparado, con el deseo de recoger abundante cosecha al final de la faena.
Esa
semilla es la palabra de luz que vais a sembrar en el corazón de vuestros
hermanos.
Tendréis que enfrentaros al mundo, a la sabiduría del hombre, porque aquellos
que se han preparado, os presentarán lucha y si vosotros no estuvieseis firmes
en Vuestra fe, saldríais derrotados.
Yo
no he venido a llenar de ciencia vuestro entendimiento para haceros contender
con los científicos. He venido a iluminar vuestro espíritu, para que él penetre
en lo insondable por medio de la elevación e inspiración. Nadie podrá decir que
lo que habéis recibido en este tiempo ya lo conocíais, porque muchas de las
lecciones que os he dado en este tiempo por medio del entendimiento humano, son
las nuevas revelaciones.
Vais
a hablar del espíritu, de su inmortalidad, porque a él se le ha concedido la
vida eterna. Mas para que vosotros habléis de estas revelaciones, antes
tendréis qué sentirlas; entonces ya podréis llamaros mis discípulos.
Espiritualista no es el que penetra en estos recintos dónde os doy mi palabra,
espiritualista es el qué ora espiritualmente y se eleva desde cualquier sitio;
espiritualista es el que lucha por el perfeccionamiento de su espíritu y
también aquél que vive para mitigar el dolor ajeno.
07-178.31
Comprended que el espiritualista puede encontrarse en todas partes. Será
conocido más por sus actos que por su palabra; por eso siempre os digo: Sed
ejemplo de amor, de humildad y caridad.
Mirad que no todo el que se dice espiritualista lo es.
Yo
he simplificado vuestra práctica y vuestro culto sin entregaros nuevas leyes.
Os
hice comprender que la adoración a mi Divinidad por medio de imágenes era
imperfecta y que debíais abandonar todo fanatismo.
¿Acaso ignoráis que la fuerza de vuestro Dios se limita para llegar hasta
vosotros? ¿No os he dicho que cuando oráis, Yo desciendo a vuestro corazón para
darle vida? ¿No os he enseñado, que cuando estáis limpios de corazón y
espíritu, vengo a morar dentro de vosotros?
Esta
era de luz no podríais haberla vivido antes, porque la poca evolución que
teníais no os lo hubiera permitido, mas ahora que la vivís y la contempláis, os
parece lo más natural palpar el cumplimiento de las profecías.
El
mismo hombre de ciencia ha descubierto maravillas y ha realizado adelantos que
antes creíais imposibles.
¿Por
qué no habíais de comprender que todas esas grandezas se deben a la gracia de
su Señor?
El
espiritualismo enseña e invita a los hombres a encontrarme en sus propios
caminos, porque Yo estoy manifestado en todo como Creador, como fuerza, como
vida, perfección y armonía. ¿Y quién puede mantener esa armonía en el universo
sino Dios? Ese Dios no tiene forma ya no lo debéis imaginar a través de figuras
limitadas, porque al dejar este mundo, os encontraríais con una realidad que no
podríais comprender.
Mi
enseñanza no es solamente conocimiento; es caricia y es también consuelo; mi
caridad se extiende a todos los que sufren, a los que van derramando lágrimas,
a los que van soportando injusticias. Ella conforta a la madre y a la esposa,
cuida de la doncella, fortalece al mancebo y sostiene al anciano; viene a
encender la luz de esperanza en esa dicha inefable que os aguarda a todos.
En
esta era derramo mi gracia en vosotros, para que sigáis en el sendero de luz, y
nunca sean el dolor ni las flaquezas bastante fuertes para apartaros de él.
En
vuestro espíritu ya existe ansiedad por llegar a su verdadera patria, al mundo
de paz de vuestro Padre. Aquí os habéis purificado en el crisol de la lucha, en
las vicisitudes y pruebas, mas Yo os digo: Llegad con firmeza y resignación
hasta el fin, porque si no existiese paciencia en vosotros, haréis más larga la
jornada.
Por
mucho que dure esta existencia, es transitoria y fugaz al lado de la vida
espiritual que es imperecedera.
Presentid la grandeza de la vida que os prometo, para que no temáis perder esa
materia que tanto amáis.
Yo
haré que todos los seres que habitaron esta tierra se reconozcan en el más
allá, se amen y vivan en paz. Entonces comprenderéis el porqué de la existencia
que dejasteis con todas sus amarguras y pruebas a veces incomprensibles para el
hombre.
Está
tan cerca de vosotros la vida espiritual, que a veces os basta cerrar los ojos
del cuerpo y abrir los del espíritu para poder contemplar las maravillas de
aquel reino.
Estáis tan cerca del valle espiritual, que puede bastaros un instante para
pasar de este mundo a aquél. En todo tiempo he hablado de estas revelaciones a
los hombres por medio de mis profetas, quienes han testificado mi verdad; en
este tiempo os hablo del único camino que conduce a mi reino y lo hago por
medio de hombres y mujeres preparados por mi caridad.
Ved
que no estáis solos en esta vida; si vivieseis con espiritualidad, podríais
contemplar y sentir al mundo espiritual muy cerca de vosotros. Dejad que la
verdad y la grandeza de ese mundo se reflejen en todos los actos de vuestra
vida.
Dedicad siempre los instantes de vuestro pensamiento más puro al Padre que está
en los cielos, para que lleguéis con firmeza e iluminados por la luz de vuestra
conciencia al tiempo en que penetréis en comunión directa con mi Espíritu, que
será después de 1950, cuando ya no me escuchéis en esta forma.
Sin
elevación no podréis alcanzar esa comunión de vuestro espíritu con vuestro
Creador. Haced vuestro el anhelo de elevaros a Mí y también consagradme algo
del tiempo que aún viváis en la tierra, para que sea fácil a vuestro espíritu
el paso de transición al más allá.
Ved
cómo oyéndome han llegado a armonizar vuestros sentidos, corazón y espíritu.
Materia y espíritu han meditado profundamente en el futuro la una conoce y
acepta su final, el otro se regocija contemplando el horizonte sin fin que se
presenta ante su vista. Mas, ¿Quién puede medir la distancia espiritual que
tiene que recorrer para llegar a Mí, que soy la meta de vuestra perfección?
¿Quién puede saber por lo menos la hora marcada en el reloj de la eternidad
para dejar su cuerpo en la tierra?
Vivid preparados, velad y orad. Acumulad méritos y no tendréis turbaciones,
porque al dejar la materia, vuestro espíritu batirá sus alas y sabrá volar,
como las avecillas cuando abandonan el nido para emprender el primer vuelo.
No
debéis entristeceros pensando en las renunciaciones. Sólo el materialista añora
y sufre recordando las satisfacciones de esta vida. No seáis materialistas,
preocupaos de lo que toca a vuestro espíritu, sin abandonar las atenciones que
debéis a vuestra parte humana.
Comprended que todo está preparado para vuestro recreo. El que quiera comer
este manjar de amor, siéntese a mi mesa y saboréelo al igual que los ángeles.
No
habéis venido por el azar, habéis sido conducidos por Mí para presenciar mis
manifestaciones. A muchos os he encontrado muertos a la vida espiritual y mi
palabra os ha resucitado; hoy respiráis vida y hay en vuestro corazón
esperanza. A todos recibo, a los que tienen fe y a los incrédulos. A los
hombres de diversas religiones y sectas les digo: Bienaventurados los que creen
en mi palabra.
Si queréis
percibir mi inspiración y traducirla en pensamientos y en palabras, preparaos;
todos podréis ser mis intérpretes. El Padre quiere ser comprendido por sus
hijos y por eso ha venido a invitaros a penetrar en el templo espiritual.
Buscadme con el corazón limpio, oyendo siempre la voz de vuestra conciencia y
en verdad os digo que muy pronto me encontraréis; antes de que vuestro espíritu
levante el vuelo, habré venido a vosotros para llevaros a esa mansión de paz
que os tengo prometida; mas es menester que conozcáis la senda que conduce a
Mí; vuestro camino está trazado hacia la espiritualidad. Para escalar la cima,
debéis orar y trabajar. No contemplo aún entre los pueblos de la tierra la
santa aspiración de espiritualizarse. El materialismo no ha llegado al límite
permitido por Mí; pero está cerca el fin de esa etapa. Después buscaréis con
ansiedad retornar a la práctica del amor y la caridad para labrar con méritos
la elevación de vuestro espíritu.
Las
tinieblas que forman el pecado y la confusión, serán disipadas y la verdadera
ley iluminará a todos los seres.
Os
estoy concediendo grandes mirajes que os hablan del futuro, para que lleguéis a
analizarlos y estéis preparados. Dad testimonio de esto a vuestros hermanos;
mas llegará el momento en que los hombres de distintas razas y de diversos
pueblos vean en el infinito mis señales y ello será consuelo para unos y feliz
cumplimiento para otros que en ello verán el cumplimiento de mi palabra.
Mi
enseñanza contiene todos los conocimientos espirituales que pudieseis desear.
En vuestro espíritu encontraréis las experiencias que habéis recogido a través
de vuestro camino de evolución y ellas os servirán para encontrar el progreso
espiritual si sabéis prepararos.
Eleváis con vuestra oración un cántico que llega hasta Mí. Me ofrecéis vuestra
lucha en mi obra y esperáis que la simiente que habéis cultivado sea buena y
agradable a Mí y os bendigo: Vais esparciendo mi simiente en las tierras
benditas, porque sabéis que los bienes que os he dado no son tan sólo para
vosotros, sino que también pertenecen a vuestros hermanos. En esa lucha no os
he pedido sacrificios, sólo cumplimiento a la ley, que viváis como hijos míos y
manifestéis las virtudes de las cuales os he hecho poseedores. Sed vasos
limpios por dentro y por fuera, para que seáis colmados de la perfección
divina.
Algunas veces he contemplado en vosotros protestas e inconformidades con
vuestro destino; la vida temporal que tenéis en la tierra no os satisface, y el
Maestro os dice: La morada verdadera del espíritu está en el más allá. Hoy
transitad pacientes, apurad las pruebas con fortaleza y cumplid con mi ley
dentro de esa etapa. Haced que los malos tiempos sean buenos y cuando oigáis
rumores de guerra y destrucción, orad y no os mezcléis en ellas, no hagáis
división. Estas y muchas calamidades están desatadas, haciendo obra de
depuración entre la humanidad, mas ello es para el bien y evolución de los
espíritus; después de esta gran batalla que el espíritu libra, una tierra mejor
os espera y habréis alcanzado una escala superior en donde descansaréis de
vuestra fatiga.
Abrid vuestros ojos espirituales y contemplad el tiempo en que estáis viviendo
y así podréis confirmar mis palabras del Segundo Tiempo, que anunciaban grandes
pruebas a la humanidad.
Todo
se ha cumplido conforme estaba escrito. Elevaos, practicad con Pureza mi
doctrina y no olvidéis que os he dicho que la contienda es universal, que no
sólo en la tierra lucha el espíritu, sino también en otros valles. Ayudad con
vuestros ejemplos a esas legiones de espíritus desencarnados que viven
materializados. Sentid cómo se acercan en demanda dé oración y de consejos; no
les rechacéis, hacedles salir de su estado de turbación, influid en ellos con
vuestra caridad antes que ellos influyan en vosotros. Y aquellos que por
vuestro amor alcancen la luz de mi enseñanza, llenos de gratitud, se
convertirán en abogados vuestros y os ayudarán en vuestro cumplimiento. Todo se
desarrollará dentro de mis leyes de amor y justicia. Amaos todos en Mí, aunque
habitéis distintos planos espirituales. Perdonaos también.
Luchad con todas las fuerzas de vuestro espíritu por llegar al cumplimiento de
vuestro destino; según sea vuestra decisión, así permitiréis que se manifieste
vuestra virtud y podréis probar vuestra fe con palabras y obras de amor.
En
esta era, como en el Segundo Tiempo, el Maestro se presenta entre sus
discípulos, y al ver entre ellos tanta sencillez y humildad, les concede la
gracia de escuchar su palabra.
Recordad, que toda obra llegará a Mí cuando esté cimentada en mi ley.
Mi
ley es la buena simiente que de Mí habéis recibido, la cual depositaréis en el
corazón de vuestros hermanos y en el corazón de vuestros hijos. Hay corazones
que ante mi llamado se han encendido cual antorchas de fe y perseveran en mi
obra.
En
vuestras luchas habéis vencido muchas veces a la tentación, alentados por el
ideal de que mi doctrina florezca entre la humanidad.
Vengo a iluminar a vuestro espíritu con mi sabiduría, para que cuando
encontréis al que no crea en vuestra fe, le deis pruebas convincentes de que
conocéis la verdad y a la vez le ayudéis a creer.
Os
Preguntarán si os consideráis profetas y si tenéis potestad sobre el espíritu y
os someterán a prueba como a Elías en el Primer Tiempo. Vosotros les daréis
pruebas; mas para ello será indispensable que en esa hora tengáis fe, cumpláis
con mi ley y os sometáis a mi voluntad.
He
aquí al Maestro hablando a través de la mente humana, que es imagen de la
inteligencia divina, don que he puesto en la criatura más perfecta que habita
en la tierra: El hombre. ¿Cómo dudar que me comunique en esta forma, si
manifestado estoy en cada uno de vosotros? La sabiduría que emana de esta
palabra, es el horizonte infinito que abro ante el espíritu para que conozcáis
la verdad y por ella sintáis la suprema dicha.
Quien abra sus ojos no podrá buscarme más a través de las formas creadas por su
propia mano, porque será aquél que por medio de su elevación se inspire y se
comunique con mi Divinidad
Es
menester que el hombre aprenda a desprenderse de la materia en el momento de su
elevación, para que los instantes que su espíritu pase en el más allá le sirvan
para iluminarse y fortalecerse; así podrá encontrar siempre el camino de
evolución y marcárselo a quien no lo conozca. Yo vengo a facultaros para que
deis testimonio de estas revelaciones.
Hoy
os digo que no debéis luchar tan sólo por salvar vuestro espíritu sino también
el de vuestros hermanos, con lo cual la humanidad contemplará cumplida mi
palabra, que os enseña a amaros los unos a los otros.
¡Mucho de lo que me pedís os concedo! Mas si me pidieseis que cambiara vuestro
destino, de cierto os digo, que eso no os lo concedería, porque vuestro
destino, aquel que os habla de virtud, de perfección, de amor, está escrito por
Mí.
El
que fue creado para ser labriego en mis tierras, tendrá que sembrar en ellas y
la semilla será de fe, de amor y de buena voluntad.
Bebed de esta fuente, oh espíritus sedientos que andáis buscando la luz sin
encontrarla. Sentid esta dulce paz que no conoce vuestro corazón y cuando la
hayáis sentido, deducid quién es el que os está hablando ya no tendréis
necesidad de preguntar por qué he venido nuevamente hacia los hombres, porque
la respuesta la llevaréis en vosotros mismos.
Si
en el mundo no hubiese ignorancia, si no corriese la sangre, si no existiese el
dolor y la miseria, no habría razón para que mi Espíritu se materializara
haciéndose perceptible a vuestros sentidos; pero me necesitáis, sé que sólo mi
amor puede en estos instantes salvaros, y por eso he venido.
Si
no os amase, ¿Qué importaría que os perdieseis y qué importaría vuestro dolor?
Mas soy vuestro Padre, un Padre que siente en sí el dolor del hijo, porque cada
hijo es una partícula suya; por eso vengo a daros en cada una de mis palabras e
inspiraciones, la luz de la verdad que representa la vida para el espíritu.
Late
apresuradamente vuestro corazón escuchando esta palabra y habéis estado a punto
de gritar para bendecir mi nombre, mas no ha sido necesario que vuestros labios
expresasen la emoción que embarga a vuestro espíritu, porque antes ya sabía Yo
del gozo que ibais a tener al oírme
Soy
vuestro Maestro, el mismo a quien el mundo inmolara en el Segundo Tiempo y que
ahora viene hacia los hombres con el mismo amor; soy Aquél que agonizando en la
cruz sintió sed infinita de amor y en vez de agua, que hubiese sido una forma o
una prueba de caridad por parte de los hombres, recibió en sus labios hiel y
vinagre, como manifestación de desprecio, de burla y de ignorancia.
Mas nada vengo a reprochar a la humanidad; por el contrario, le traigo un nuevo mensaje que habrá de elevarla, haciéndole sentir la paz tan necesaria del espíritu.
"Sed tengo", dije en aquella hora. Sed tengo, vuelvo a deciros, sed
de vuestro amor, sed de sentiros cerca de mi Espíritu, sed de que os améis los
unos a los otros.
También vosotros tenéis sed; el dolor quema vuestro corazón y necesitáis con
angustia de la frescura del agua espiritual, necesitáis que la fe, la
esperanza, el consuelo y la paz, vengan a mitigar vuestra sed del espíritu, del
corazón y de la mente.
¿Pedís fuerza? Llevadla. ¿Necesitáis bálsamo? Recibidlo. ¿Tenéis un grave
problema? Yo os concedo la solución. ¿Me presentáis vuestra pobreza? Llevad las
llaves del trabajo y el pan de cada día. ¿Tenéis amargura? Llorad y enjugad en
mi manto vuestras lágrimas, sentid mi caricia y levantaos a la vida con nuevas
fuerzas.
Desde este día comenzad una nueva vida; Yo gozaré con vuestros triunfos y os
ayudaré a vencer los obstáculos. Nuevamente os digo: Yo soy el camino, la
verdad y la vida.
¡MI PAZ SEA
CON VOSOTROS!
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