sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 178. Si Amamos a Dios perdonar a quien nos ofende. espiritualista es el qué ora espiritualmente y se eleva desde cualquier sitio.

Pueblo: cada vez que se inicia un nuevo año, escucho vuestras preguntas en esta forma: Señor, ¿Este año será también de prueba para nosotros? A lo cual os contesto que la vida es una continua prueba, pero que no debéis estar temerosos, porque si sabéis velar y orar, lograréis salir avante en vuestra restitución hasta llegar al fin de vuestro destino.

Esas pruebas en las que vive la humanidad, son el fruto que viene a cosechar, es el resultado de su propia siembra, cosecha que a veces es la consecuencia de la semilla sembrada el año anterior y en otras ocasiones el fruto de lo que sembró años atrás o en otras encarnaciones.

¿Un nuevo año empieza? Pues haced lo que hacen los buenos sembradores, que previamente limpian su simiente en espera del tiempo propicio para depositarla en tierra fértil. Así vosotros limpiad previamente vuestro corazón, para que de vuestras buenas obras recojáis mañana una buena cosecha de paz, amor y satisfacciones.

¿Habéis visto la armonía en la que vive toda la creación? ¿No os parece como si en todo lo que existe se amasen unas criaturas a otras? Mirad al sol; parece un padre que estuviera abriendo sus brazos para abarcar en ellos a todas las criaturas en un abrazo de vida y de amor, de luz y de energía, las aves trinan y los seres trabajan, ofreciendo su tributo de agradecido amor al astro rey.

Es un hermoso ejemplo de cómo debéis armonizar con todo lo que os rodea en esta naturaleza y con todo lo espiritual.

De la comprensión que alcancen los hombres en estas enseñanzas y de su obediencia para con las leyes que rigen el universo, depende su felicidad, que algunos creen que no existe en la tierra y que otros llegan a pensar que sólo Yo atesoro, pero que sí se manifiesta en la paz de vuestro espíritu.

Ahora sabéis, oh pueblo, que vuestra felicidad está en vosotros mismos para que enseñéis a los hombres que en el fondo de su ser, donde creen que sólo llevan amarguras, odios y rencores, remordimientos y lágrimas, existe una luz que nada puede apagar y que es la del espíritu.

Por torcidos caminos ha encauzado sus pasos la humanidad, heredando una generación de errores de generaciones anteriores y aumentando sus yerros a medida que el tiempo va pasando sobre vosotros. Esta humanidad está ahora recogiendo el fruto de la simiente de dolor que ayer sembró en el mundo, así como las generaciones venideras recogerán el fruto de lo que hoy sembréis.

¿Por qué no encauzar vuestras creencias, luchas, ciencias, ideales y anhelos por el único sendero de justicia, que os señala mi doctrina? ¿Cuándo llegarán los hombres a reconocer la verdad de mi palabra?

Mi ley, inmutable y eterna, se levanta delante de los hombres, señalándoles el camino de la verdadera felicidad, camino que conduce a los campos donde sembrando el bien, se recoge la cosecha de paz.

Benditos sean los que han sentido mi llamado en el fondo de su corazón y han acudido a escuchar la divina lección, porque con su esencia aumentarán su saber; serán baluarte entre los suyos y sabrán sostenerse con la fe en las pruebas.

Vengo a apartar todo lo que sea vano en vosotros, para que vuestras obras sean gratas ante el Padre.

En esta escuela de Cristo muchos han sido los iniciados que ante el Maestro de toda sabiduría han dicho al llegar: Señor, si Vos sois Cristo el que enseña este camino y descubre en cada uno de nosotros la misión y los dones que posee, concedednos la realización de nuestro destino, para llegar a Vos.

Entonces Yo os he señalado vuestra heredad, os he dado mandatos y os he convertido en labriegos. Mas en verdad os digo que no tengo privilegiados entre mis hijos, porque todo aquél que a Mí se acerque con el deseo de servirme, recibirá mi gracia en su corazón. Pero también llegará el instante en que todo cuanto hayáis hecho con los dones que os fueron confiados, será juzgado por Mí y vosotros me tendréis que responder.

Ahora no vengo a pediros cuentas todavía, porque estáis tratando de aplicar mi ley a las obras de vuestra vida y sois aún pequeños para resistir el juicio. Pero sed cada uno de vosotros un celoso guardián de mi enseñanza, que ese cumplimiento no impedirá que atendáis también las obligaciones de vuestro mundo. Ved a los que han despreciado esta heredad; existe en ellos tristeza y vacío, pero mi misericordia es grande y se manifiesta perdonándolos.

El que ha cumplido, justo es que sienta mi paz, y al que no, lo tocó a través de su conciencia para mantenerlo despierto, para que el instante supremo de la muerte no sorprenda al espíritu desnudo de obras buenas, porque sin ellas no podría elevarse.

Llevad de corazón en corazón mi enseñanza; al recibirla vuestros hermanos, unos dirán: Esta palabra encierra profecía; otros la juzgarán como una enseñanza de escasa importancia, y mientras, unos la juzguen adelantada, otros la juzgaran muy atrasada. Cada cual la interpretará según su capacidad espiritual y la limpidez de sus obras.

Sed humildes, para que seáis un ejemplo vivo ante la humanidad y mi obra sea reconocida.

Mas no os mostréis humildes tan sólo en el instante en que me escucháis, sino en toda vuestra vida, a fin de que podáis persuadir a vuestros hermanos, porque la sola palabra no convencerá. Preparaos para el ejemplo y aun para el sacrificio.

Si me amáis, id y perdonad a quien os haya ofendido. Si me amáis, id junto al lecho del enfermo o al calabozo del presidiario, consoladles y orad con ellos. Entonces vuestro amor abatirá todo orgullo que pudieseis albergar.

Mi palabra es voz de alerta, porque mientras estáis Conmigo, sois como mansos corderos, pero cuando volvéis a vuestros caminos os desgarráis y os negáis el perdón.

El tiempo de las complacencias ha pasado y tendréis que salir de vuestro estancamiento, para alcanzar mayor evolución de vuestro espíritu.

Recuperad la vestidura blanca de la espiritualidad, para que cuando habléis de mi palabra a los hombres, lo hagáis con la inocencia del niño. Entonces no tendréis temor de hablar de obra, porque vuestras obras y vuestra vida hablará por vosotros.

Mi palabra a través de los portavoces esencialmente es la misma; a cada congregación le hablo según su comprensión y capacidad.

Hoy que principia un año, desde sus primeras horas habéis reunido vuestras fuerzas para continuar en la lucha. Así me lo habéis manifestado. Vuestro propósito es levantaros como el buen sembrador que deposita la semilla en el surco preparado, con el deseo de recoger abundante cosecha al final de la faena.

Esa semilla es la palabra de luz que vais a sembrar en el corazón de vuestros hermanos.

Tendréis que enfrentaros al mundo, a la sabiduría del hombre, porque aquellos que se han preparado, os presentarán lucha y si vosotros no estuvieseis firmes en Vuestra fe, saldríais derrotados.

Yo no he venido a llenar de ciencia vuestro entendimiento para haceros contender con los científicos. He venido a iluminar vuestro espíritu, para que él penetre en lo insondable por medio de la elevación e inspiración. Nadie podrá decir que lo que habéis recibido en este tiempo ya lo conocíais, porque muchas de las lecciones que os he dado en este tiempo por medio del entendimiento humano, son las nuevas revelaciones.

Vais a hablar del espíritu, de su inmortalidad, porque a él se le ha concedido la vida eterna. Mas para que vosotros habléis de estas revelaciones, antes tendréis qué sentirlas; entonces ya podréis llamaros mis discípulos.

Espiritualista no es el que penetra en estos recintos dónde os doy mi palabra, espiritualista es el qué ora espiritualmente y se eleva desde cualquier sitio; espiritualista es el que lucha por el perfeccionamiento de su espíritu y también aquél que vive para mitigar el dolor ajeno.

07-178.31 Comprended que el espiritualista puede encontrarse en todas partes. Será conocido más por sus actos que por su palabra; por eso siempre os digo: Sed ejemplo de amor, de humildad y caridad.

Mirad que no todo el que se dice espiritualista lo es.

Yo he simplificado vuestra práctica y vuestro culto sin entregaros nuevas leyes.

Os hice comprender que la adoración a mi Divinidad por medio de imágenes era imperfecta y que debíais abandonar todo fanatismo.

¿Acaso ignoráis que la fuerza de vuestro Dios se limita para llegar hasta vosotros? ¿No os he dicho que cuando oráis, Yo desciendo a vuestro corazón para darle vida? ¿No os he enseñado, que cuando estáis limpios de corazón y espíritu, vengo a morar dentro de vosotros?

Esta era de luz no podríais haberla vivido antes, porque la poca evolución que teníais no os lo hubiera permitido, mas ahora que la vivís y la contempláis, os parece lo más natural palpar el cumplimiento de las profecías.

El mismo hombre de ciencia ha descubierto maravillas y ha realizado adelantos que antes creíais imposibles.

¿Por qué no habíais de comprender que todas esas grandezas se deben a la gracia de su Señor?

El espiritualismo enseña e invita a los hombres a encontrarme en sus propios caminos, porque Yo estoy manifestado en todo como Creador, como fuerza, como vida, perfección y armonía. ¿Y quién puede mantener esa armonía en el universo sino Dios? Ese Dios no tiene forma ya no lo debéis imaginar a través de figuras limitadas, porque al dejar este mundo, os encontraríais con una realidad que no podríais comprender.

Mi enseñanza no es solamente conocimiento; es caricia y es también consuelo; mi caridad se extiende a todos los que sufren, a los que van derramando lágrimas, a los que van soportando injusticias. Ella conforta a la madre y a la esposa, cuida de la doncella, fortalece al mancebo y sostiene al anciano; viene a encender la luz de esperanza en esa dicha inefable que os aguarda a todos.

En esta era derramo mi gracia en vosotros, para que sigáis en el sendero de luz, y nunca sean el dolor ni las flaquezas bastante fuertes para apartaros de él.

En vuestro espíritu ya existe ansiedad por llegar a su verdadera patria, al mundo de paz de vuestro Padre. Aquí os habéis purificado en el crisol de la lucha, en las vicisitudes y pruebas, mas Yo os digo: Llegad con firmeza y resignación hasta el fin, porque si no existiese paciencia en vosotros, haréis más larga la jornada.

Por mucho que dure esta existencia, es transitoria y fugaz al lado de la vida espiritual que es imperecedera.

Presentid la grandeza de la vida que os prometo, para que no temáis perder esa materia que tanto amáis.

Yo haré que todos los seres que habitaron esta tierra se reconozcan en el más allá, se amen y vivan en paz. Entonces comprenderéis el porqué de la existencia que dejasteis con todas sus amarguras y pruebas a veces incomprensibles para el hombre.

Está tan cerca de vosotros la vida espiritual, que a veces os basta cerrar los ojos del cuerpo y abrir los del espíritu para poder contemplar las maravillas de aquel reino.

Estáis tan cerca del valle espiritual, que puede bastaros un instante para pasar de este mundo a aquél. En todo tiempo he hablado de estas revelaciones a los hombres por medio de mis profetas, quienes han testificado mi verdad; en este tiempo os hablo del único camino que conduce a mi reino y lo hago por medio de hombres y mujeres preparados por mi caridad.

Ved que no estáis solos en esta vida; si vivieseis con espiritualidad, podríais contemplar y sentir al mundo espiritual muy cerca de vosotros. Dejad que la verdad y la grandeza de ese mundo se reflejen en todos los actos de vuestra vida.

Dedicad siempre los instantes de vuestro pensamiento más puro al Padre que está en los cielos, para que lleguéis con firmeza e iluminados por la luz de vuestra conciencia al tiempo en que penetréis en comunión directa con mi Espíritu, que será después de 1950, cuando ya no me escuchéis en esta forma.

Sin elevación no podréis alcanzar esa comunión de vuestro espíritu con vuestro Creador. Haced vuestro el anhelo de elevaros a Mí y también consagradme algo del tiempo que aún viváis en la tierra, para que sea fácil a vuestro espíritu el paso de transición al más allá.

Ved cómo oyéndome han llegado a armonizar vuestros sentidos, corazón y espíritu. Materia y espíritu han meditado profundamente en el futuro la una conoce y acepta su final, el otro se regocija contemplando el horizonte sin fin que se presenta ante su vista. Mas, ¿Quién puede medir la distancia espiritual que tiene que recorrer para llegar a Mí, que soy la meta de vuestra perfección? ¿Quién puede saber por lo menos la hora marcada en el reloj de la eternidad para dejar su cuerpo en la tierra?

Vivid preparados, velad y orad. Acumulad méritos y no tendréis turbaciones, porque al dejar la materia, vuestro espíritu batirá sus alas y sabrá volar, como las avecillas cuando abandonan el nido para emprender el primer vuelo.

No debéis entristeceros pensando en las renunciaciones. Sólo el materialista añora y sufre recordando las satisfacciones de esta vida. No seáis materialistas, preocupaos de lo que toca a vuestro espíritu, sin abandonar las atenciones que debéis a vuestra parte humana.

Comprended que todo está preparado para vuestro recreo. El que quiera comer este manjar de amor, siéntese a mi mesa y saboréelo al igual que los ángeles.

No habéis venido por el azar, habéis sido conducidos por Mí para presenciar mis manifestaciones. A muchos os he encontrado muertos a la vida espiritual y mi palabra os ha resucitado; hoy respiráis vida y hay en vuestro corazón esperanza. A todos recibo, a los que tienen fe y a los incrédulos. A los hombres de diversas religiones y sectas les digo: Bienaventurados los que creen en mi palabra.

Si queréis percibir mi inspiración y traducirla en pensamientos y en palabras, preparaos; todos podréis ser mis intérpretes. El Padre quiere ser comprendido por sus hijos y por eso ha venido a invitaros a penetrar en el templo espiritual.

Buscadme con el corazón limpio, oyendo siempre la voz de vuestra conciencia y en verdad os digo que muy pronto me encontraréis; antes de que vuestro espíritu levante el vuelo, habré venido a vosotros para llevaros a esa mansión de paz que os tengo prometida; mas es menester que conozcáis la senda que conduce a Mí; vuestro camino está trazado hacia la espiritualidad. Para escalar la cima, debéis orar y trabajar. No contemplo aún entre los pueblos de la tierra la santa aspiración de espiritualizarse. El materialismo no ha llegado al límite permitido por Mí; pero está cerca el fin de esa etapa. Después buscaréis con ansiedad retornar a la práctica del amor y la caridad para labrar con méritos la elevación de vuestro espíritu.

Las tinieblas que forman el pecado y la confusión, serán disipadas y la verdadera ley iluminará a todos los seres.

Os estoy concediendo grandes mirajes que os hablan del futuro, para que lleguéis a analizarlos y estéis preparados. Dad testimonio de esto a vuestros hermanos; mas llegará el momento en que los hombres de distintas razas y de diversos pueblos vean en el infinito mis señales y ello será consuelo para unos y feliz cumplimiento para otros que en ello verán el cumplimiento de mi palabra.

Mi enseñanza contiene todos los conocimientos espirituales que pudieseis desear. En vuestro espíritu encontraréis las experiencias que habéis recogido a través de vuestro camino de evolución y ellas os servirán para encontrar el progreso espiritual si sabéis prepararos.

Eleváis con vuestra oración un cántico que llega hasta Mí. Me ofrecéis vuestra lucha en mi obra y esperáis que la simiente que habéis cultivado sea buena y agradable a Mí y os bendigo: Vais esparciendo mi simiente en las tierras benditas, porque sabéis que los bienes que os he dado no son tan sólo para vosotros, sino que también pertenecen a vuestros hermanos. En esa lucha no os he pedido sacrificios, sólo cumplimiento a la ley, que viváis como hijos míos y manifestéis las virtudes de las cuales os he hecho poseedores. Sed vasos limpios por dentro y por fuera, para que seáis colmados de la perfección divina.

Algunas veces he contemplado en vosotros protestas e inconformidades con vuestro destino; la vida temporal que tenéis en la tierra no os satisface, y el Maestro os dice: La morada verdadera del espíritu está en el más allá. Hoy transitad pacientes, apurad las pruebas con fortaleza y cumplid con mi ley dentro de esa etapa. Haced que los malos tiempos sean buenos y cuando oigáis rumores de guerra y destrucción, orad y no os mezcléis en ellas, no hagáis división. Estas y muchas calamidades están desatadas, haciendo obra de depuración entre la humanidad, mas ello es para el bien y evolución de los espíritus; después de esta gran batalla que el espíritu libra, una tierra mejor os espera y habréis alcanzado una escala superior en donde descansaréis de vuestra fatiga.

Abrid vuestros ojos espirituales y contemplad el tiempo en que estáis viviendo y así podréis confirmar mis palabras del Segundo Tiempo, que anunciaban grandes pruebas a la humanidad.

Todo se ha cumplido conforme estaba escrito. Elevaos, practicad con Pureza mi doctrina y no olvidéis que os he dicho que la contienda es universal, que no sólo en la tierra lucha el espíritu, sino también en otros valles. Ayudad con vuestros ejemplos a esas legiones de espíritus desencarnados que viven materializados. Sentid cómo se acercan en demanda dé oración y de consejos; no les rechacéis, hacedles salir de su estado de turbación, influid en ellos con vuestra caridad antes que ellos influyan en vosotros. Y aquellos que por vuestro amor alcancen la luz de mi enseñanza, llenos de gratitud, se convertirán en abogados vuestros y os ayudarán en vuestro cumplimiento. Todo se desarrollará dentro de mis leyes de amor y justicia. Amaos todos en Mí, aunque habitéis distintos planos espirituales. Perdonaos también.

Luchad con todas las fuerzas de vuestro espíritu por llegar al cumplimiento de vuestro destino; según sea vuestra decisión, así permitiréis que se manifieste vuestra virtud y podréis probar vuestra fe con palabras y obras de amor.

En esta era, como en el Segundo Tiempo, el Maestro se presenta entre sus discípulos, y al ver entre ellos tanta sencillez y humildad, les concede la gracia de escuchar su palabra.

Recordad, que toda obra llegará a Mí cuando esté cimentada en mi ley.

Mi ley es la buena simiente que de Mí habéis recibido, la cual depositaréis en el corazón de vuestros hermanos y en el corazón de vuestros hijos. Hay corazones que ante mi llamado se han encendido cual antorchas de fe y perseveran en mi obra.

En vuestras luchas habéis vencido muchas veces a la tentación, alentados por el ideal de que mi doctrina florezca entre la humanidad.

Vengo a iluminar a vuestro espíritu con mi sabiduría, para que cuando encontréis al que no crea en vuestra fe, le deis pruebas convincentes de que conocéis la verdad y a la vez le ayudéis a creer.

Os Preguntarán si os consideráis profetas y si tenéis potestad sobre el espíritu y os someterán a prueba como a Elías en el Primer Tiempo. Vosotros les daréis pruebas; mas para ello será indispensable que en esa hora tengáis fe, cumpláis con mi ley y os sometáis a mi voluntad.

He aquí al Maestro hablando a través de la mente humana, que es imagen de la inteligencia divina, don que he puesto en la criatura más perfecta que habita en la tierra: El hombre. ¿Cómo dudar que me comunique en esta forma, si manifestado estoy en cada uno de vosotros? La sabiduría que emana de esta palabra, es el horizonte infinito que abro ante el espíritu para que conozcáis la verdad y por ella sintáis la suprema dicha.

Quien abra sus ojos no podrá buscarme más a través de las formas creadas por su propia mano, porque será aquél que por medio de su elevación se inspire y se comunique con mi Divinidad

Es menester que el hombre aprenda a desprenderse de la materia en el momento de su elevación, para que los instantes que su espíritu pase en el más allá le sirvan para iluminarse y fortalecerse; así podrá encontrar siempre el camino de evolución y marcárselo a quien no lo conozca. Yo vengo a facultaros para que deis testimonio de estas revelaciones.

Hoy os digo que no debéis luchar tan sólo por salvar vuestro espíritu sino también el de vuestros hermanos, con lo cual la humanidad contemplará cumplida mi palabra, que os enseña a amaros los unos a los otros.

¡Mucho de lo que me pedís os concedo! Mas si me pidieseis que cambiara vuestro destino, de cierto os digo, que eso no os lo concedería, porque vuestro destino, aquel que os habla de virtud, de perfección, de amor, está escrito por Mí.

El que fue creado para ser labriego en mis tierras, tendrá que sembrar en ellas y la semilla será de fe, de amor y de buena voluntad.

Bebed de esta fuente, oh espíritus sedientos que andáis buscando la luz sin encontrarla. Sentid esta dulce paz que no conoce vuestro corazón y cuando la hayáis sentido, deducid quién es el que os está hablando ya no tendréis necesidad de preguntar por qué he venido nuevamente hacia los hombres, porque la respuesta la llevaréis en vosotros mismos.

Si en el mundo no hubiese ignorancia, si no corriese la sangre, si no existiese el dolor y la miseria, no habría razón para que mi Espíritu se materializara haciéndose perceptible a vuestros sentidos; pero me necesitáis, sé que sólo mi amor puede en estos instantes salvaros, y por eso he venido.

Si no os amase, ¿Qué importaría que os perdieseis y qué importaría vuestro dolor? Mas soy vuestro Padre, un Padre que siente en sí el dolor del hijo, porque cada hijo es una partícula suya; por eso vengo a daros en cada una de mis palabras e inspiraciones, la luz de la verdad que representa la vida para el espíritu.

Late apresuradamente vuestro corazón escuchando esta palabra y habéis estado a punto de gritar para bendecir mi nombre, mas no ha sido necesario que vuestros labios expresasen la emoción que embarga a vuestro espíritu, porque antes ya sabía Yo del gozo que ibais a tener al oírme

Soy vuestro Maestro, el mismo a quien el mundo inmolara en el Segundo Tiempo y que ahora viene hacia los hombres con el mismo amor; soy Aquél que agonizando en la cruz sintió sed infinita de amor y en vez de agua, que hubiese sido una forma o una prueba de caridad por parte de los hombres, recibió en sus labios hiel y vinagre, como manifestación de desprecio, de burla y de ignorancia.

Mas nada vengo a reprochar a la humanidad; por el contrario, le traigo un nuevo mensaje que habrá de elevarla, haciéndole sentir la paz tan necesaria del espíritu.

"Sed tengo", dije en aquella hora. Sed tengo, vuelvo a deciros, sed de vuestro amor, sed de sentiros cerca de mi Espíritu, sed de que os améis los unos a los otros.

También vosotros tenéis sed; el dolor quema vuestro corazón y necesitáis con angustia de la frescura del agua espiritual, necesitáis que la fe, la esperanza, el consuelo y la paz, vengan a mitigar vuestra sed del espíritu, del corazón y de la mente.

¿Pedís fuerza? Llevadla. ¿Necesitáis bálsamo? Recibidlo. ¿Tenéis un grave problema? Yo os concedo la solución. ¿Me presentáis vuestra pobreza? Llevad las llaves del trabajo y el pan de cada día. ¿Tenéis amargura? Llorad y enjugad en mi manto vuestras lágrimas, sentid mi caricia y levantaos a la vida con nuevas fuerzas.

Desde este día comenzad una nueva vida; Yo gozaré con vuestros triunfos y os ayudaré a vencer los obstáculos. Nuevamente os digo: Yo soy el camino, la verdad y la vida.


¡MI PAZ SEA CON VOSOTROS!

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