La fuente de la gracia viene a desbordarse sobre
vosotros, para que calméis vuestra sed de paz y os purifiquéis.
Es preciso que venga a aleccionaros, porque aún
os contemplo débiles. En esta palabra está la fortaleza que reanima al
espíritu.
¿No véis cómo al escucharme se alejan de vuestro
corazón las penas? Es que la voz del Padre os alivia y conforta.
Sois niños aún en el largo camino del espíritu,
y por eso mi caridad os sostiene y mis consejos os guían. En el camino hay
espinas y a sus lados existen precipicios, mas Yo os enseño a no dar pasos en
falso, a no dejaros vencer por la tentación; porque estáis destinados a dar
enseñanza a vuestros hermanos con el ejemplo de vuestra vida; con ello daréis
el mejor testimonio de que escuchasteis al Maestro de maestros.
Si bien pienso en vuestro espíritu, no me olvido
de vuestro cuerpo, débil criatura que necesita de caridad, amor y paciencia,
para que llegue a encontrarse en armonía con el espíritu y sirva a su Dios con
un átomo de perfección.
Haced un examen de conciencia al finalizar cada
año, ya que mientras moréis en la Tierra, estaréis también bajo las leyes del
tiempo. Volved vuestro recuerdo al pasado, recorredlo todo, recordad el día en
que por vez primera escuchasteis mi palabra, aquella vez en que presintió
vuestro espíritu que una nueva era se abría ante él y comprendió que se estaba
desgarrando el velo de muchos misterios, para dejarle contemplar con claridad
la verdad de esta enseñanza. Porque desde aquel instante comprendisteis los
errores y equivocaciones que habíais tenido en vuestra vida, despertándose en
vosotros el deseo inmenso de servir a vuestro Señor, amando y sirviendo a
vuestros hermanos. No titubeasteis en jurar que me seguiríais desde ese
instante, sin pensar si podría llegar un momento de debilidad o de desmayo que
os hiciera flaquear.
Y a medida que me fuisteis escuchando, mi
enseñanza se fue infiltrado en vuestro ser, y vuestra conciencia fue el celoso
juez que ha frenado los instintos de la materia.
Vuestra conciencia nunca ha juzgado vuestros
malos actos sin antes haberos prevenido, haciéndoos ver lo que es cumplir con
mis leyes y lo que es contravenirlas.
Así, guiados por la conciencia, os deje que
eligieseis el camino, y habiéndoos decidido a buscarme y practicar el bien por
este sendero, habéis tenido un Maestro incansable y amoroso que os corrige con
dulzura, que os juzga con divina justicia y que os ama como Padre perfectísimo.
Cuando hagáis vuestros los dolores, penas y
también alegrías de vuestros hermanos, habréis dado un paso firme en el camino.
Mientras juzguéis a quienes tienen menos culpas que vosotros y os consideréis
superiores a otros, en vez de ser humildes de corazón, estaréis todavía lejos
de ser mis discípulos. ¿No me visteis clavado en la cruz, perdonando a la
humanidad? ¿Por qué no me imitáis? Porque veis siempre con mayor interés las
satisfacciones para el cuerpo, que las que atañen al espíritu.
Veo que aún no comprendéis bien mi enseñanza,
ni tenéis una idea clara del fin que os espera.
No quiero que ninguno de mis hijos se pierda en
el abismo insondable de la obscuridad. Quiero que sigáis escalando uno a uno
los peldaños de la escala de perfección espiritual.
Ahora, haced un examen de toda vuestra vida y
vuestros actos a la luz de vuestra conciencia, para que sepáis si habéis
adelantado o si habéis permanecido estancados. Hay quienes deben poner fin a su
desenfreno; Yo os aseguro que en medio del sacrificio que signifique para el
cuerpo castigarlo en sus pasiones, sentiréis el deseo de servirme y amar a
vuestros hermanos. En ese instante surgirá el arrepentimiento y el llanto
dejará frescura y descanso en el corazón, y pureza en el espíritu. No os he pedido ni os pediré una consagración
absoluta a mi servicio, porque las obligaciones que habéis contraído en el
mundo también os reclaman; pero aun dentro de ese cumplimiento, quiero que
manifestéis lo que de Mí habéis aprendido.
Velad y orad por los que sufren hambre, enfermedad o miseria, que Yo velaré por vosotros. Analizad mi palabra; analizándola, estaréis Conmigo en continua comunicación.
Contemplad con el espíritu la escala que ante
vosotros se eleva hasta el infinito, como senda luminosa que invita a vuestro
espíritu a llegar al seno del Padre, seno de paz y gozo inefables.
Os encontré perdidos como náufragos sin
brújula, como peregrinos extraviados en el desierto; mas os envié mi luz que os
hizo encontrar un sendero lleno de esperanza, de fe y de consuelo, que levantó
a vuestro espíritu, inundándolo de vigor y energías para seguir en pos de la
meta.
En el final de la Escala, en el último peldaño,
existe una morada a la cual estáis, predestinados todos, pero a la que es
menester conquistar con méritos, con fe, con gran amor y caridad, venciendo
obstáculos, dominando enemigos, hasta llegar al fin a la Nueva Tierra
Prometida, al Reino que no es de este mundo.
Esa escala es un camino recto, y en ella no hay
encrucijadas ni laberintos, con lo que os doy a entender que es el cumplimiento
de mi Ley y en el análisis de mis enseñanzas, no hallaréis complicaciones.
Vais a marchar firmemente por ese camino, vais
a luchar por vuestra elevación. Yo os haré fuertes, si no es con mi poder y mi
luz ¿Con qué armas vais a luchar y a defenderos? ¿Con qué venceréis vuestras
tentaciones? Si no os cubriese con mi manto de amor ¿Cómo podríais libraros de
vuestros enemigos? Más en verdad os digo, que también mi protección y la luz de
mi espada las tendréis que ganar con méritos.
Vuestras huellas quedarán impresas en la senda
espiritual que se abre ante vosotros, mas esas huellas hablarán de buenas
obras, de renunciaciones, de actos nobles, de amor elevado y de caridad sin
límites.
Cada quién tiene trazado su destino con su
misión espiritual y su misión humana, ambas deben armonizar y tender hacia un
solo fin y en verdad os digo que no sólo tomaré en cuenta vuestras obras
espirituales, sino también vuestras obras materiales, porque en ellas
encontraré méritos que ayuden a vuestro espíritu a llegar a Mí.
No estaréis solos en la caminata; delante de
vosotros, unos más próximos y otros más distantes, existen muchos seres que
también avanzan paso a paso y que velan y oran por los que tras ellos caminan.
Su ideal no es llegar solos, o llegar primero, sino preparar el sendero a sus
hermanos para que un día, el gozo de los primeros sea el gozo de todos.
¡Cuán hermoso contemplo ese camino! ¡Cómo se
recrea mi Espíritu viendo el adelanto de mis hijos, su esfuerzo por elevarse y
alcanzar nuevos grados de perfeccionamiento!
Allí hay seres de todos los mundos, unos en
espíritu y otros encarnados, todos desempeñando diversas misiones. En el
infinito en donde estáis construyendo vuestra morada, para deleitaros mañana
con el sabor de la miel que os dará la paz del espíritu.
Bienaventurado sea el que me siga por el camino
de la verdad.
Bendito el que me ame y confié, el que conozca
su misión y la cumpla.
Al hablaros del camino, no señalo ninguno en la
Tierra, porque no es el mundo que habitáis en donde está mi Reino. Es el camino
espiritual siempre ascendente. Es la evolución y el progreso que espera a
vuestro espíritu. Por eso, doquiera que os encontréis en la Tierra, podéis estar
dentro del camino del espíritu.
Hijos míos: si habéis salido del camino, tornad
a él; si os habéis detenido, seguid adelante.
La misión que lleváis, os la he dado conforme a
vuestra capacidad y a vuestra fuerza, sólo necesitáis comprenderla y amarla.
Orad en cada día para que recibáis la luz necesaria para vuestros trabajos;
después, permaneced preparados, atentos, para que podáis oír las voces de los
que os llaman, de los que os solicitan, y también para que sepáis hacer frente
a las pruebas. Porque cada día de vuestra existencia, es una página del libro
que cada uno de vosotros está escribiendo. Cada día está señalado con una
prueba y cada prueba tiene un significado y una razón.
Quiero hacer de vosotros un pueblo sano de espíritu
y materia, porque sois el escogido, el testigo de mis manifestaciones en todos
los tiempos, y habéis venido en esta etapa a cumplir una delicada misión y a
preparar el camino de las nuevas generaciones.
Yo he sembrado de pruebas de amor vuestro
sendero para que no dudéis de Mí, ni de vosotros. Los que me habéis oído en
este tiempo, no os vayáis a la tumba llevándoos el secreto de esta comunicación
que he tenido con vosotros, porque vuestra principal misión es hablar en mi
nombre a la humanidad, testificar mis revelaciones.
No me digáis que os falta preparación para hacerlo, porque mucho os he hablado y al oírme, os habéis purificado. Todos podéis llevar este mensaje al mundo. Los hombres lo esperan y están preparados para recibirlo. ¿No os habéis dado cuenta del anhelo de espiritualidad y de paz que tiene la humanidad? ¿No os conmueve su ignorancia y su dolor?
Mi Espíritu se derrama sobre todos los hombres,
les habla a través de su conciencia y les dice: Venid a Mí y descansad. Tomad
la fe que os hace falta, no seáis más los ciegos del camino.
Pueblo: ¿Sabéis la obra que estoy desarrollando
en el mundo? "No, me decís, sólo vemos agitarse a esta humanidad,
precipitarse en grandes abismos y soportar una gran prueba". De cierto os
digo, que he permitido que el hombre se haga justicia por su propia mano y
reconozca todos sus errores, para que vuelva a Mí purificado. Sobre toda
criatura he enviado mi luz y la he acompañado en sus días de tribulación.
Mi Espíritu se ha derramado sobre todo espíritu
y mis ángeles están diseminados en el Universo, cumpliendo mis mandatos de
ordenar y volver todo a su cauce. Y cuando todos hayan cumplido, la ignorancia
habrá desaparecido, el mal no existirá y sólo el bien reinará en la Tierra.
¡Ah, si hubieseis alcanzado a comprenderme, si
conocieseis mi anhelo de perfeccionaros, cuánto habríais escalado ya y cuán
cerca de Mí os encontrarías! ¡Si vuestra voluntad fuese la mía, ya habríais
llegado a la cima en donde os espero!
¿Y cuál es mi anhelo, pueblo? Vuestra
unificación y vuestra paz.
Aquí me tenéis una vez más hablándoos,
conmoviendo vuestro corazón, en espera de vuestro despertar.
Todo árbol bueno será protegido y sus raíces y
ramas se extenderán para dar abrigo y sustento al caminante. Mas la mala yerba
será cortada de raíz y arrojada al fuego inextinguible.
Os hablo en sentido figurado y al deciros de
ese árbol, os hablo de las obras de los hombres.
A los que he confiado cargos les digo: preparad
vuestra cosecha. Padres de familia, maestros y gobernantes, señores y siervos,
grandes y pequeños, no quiero que me presentéis vuestras tierras sin cultivo,
aunque fuese una pequeña simiente, hacédmela presente limpia y pura.
Venid a Mí, llamad y se os abrirá, mas venid
gozosos, satisfechos de vuestra obra, para que os sintáis grandes, semejantes a
Mí.
En verdad os digo que si mil entendimientos
preparados hubiese, por los mil al mismo tiempo me comunicaría.
Os estoy dando mi enseñanza, desde que por vez
primera me comuniqué por conducto de mi hija Damiana Oviedo, por cuyo
entendimiento os di a conocer mi voluntad. Desde entonces, brota mi sabiduría
por conducto de estos portavoces, sabiduría que debéis atesorar en vuestro
corazón cual joya preciosa, porque en ella existe amor.
Quiero que así como os he enseñado y guiado,
enseñéis a vuestros hermanos.
Vosotros sois los testigos de cuanto he dicho
en este tiempo, para que de estas lecciones habléis mañana a vuestros hermanos,
cuando ya mi palabra no sea con vosotros. Entonces, recordando estas
manifestaciones, explicaréis a quienes os pregunten, cómo se comunicaba el
Maestro y cómo trabajaba el portavoz. Porque después del cincuenta, los hombres
os interrogarán e interesados por vuestros testimonios, buscarán los libros en
donde haya quedado impresa mi palabra y ahí encontrarán mi presencia y mi
esencia; y buscando imperfecciones no las encontrarán, porque a esos libros no
pasarán las imperfecciones de aquellos por los que me comuniqué.
Esos escritos encenderán la luz de fe verdadera
en los corazones, mostrarán a los pecadores el camino de la regeneración y
harán surgir nuevos discípulos, nuevos soldados, muchos de los cuales
demostrarán más fe y más amor, que muchos de los que me escucharon en este
tiempo.
Preparaos, para que vuestros testimonios sean
limpios y verdaderos. Yo derramo mi luz en todos los hombres.
Bienaventurado el corazón que se encuentra
preparado, porque él sentirá mi presencia.
Pueblo. Es mi voluntad que en este Tercer
Tiempo todo entendimiento, todo corazón y todo espíritu alcance este
conocimiento espiritual.
El libro de la sabiduría se encuentra abierto,
para que todos se conviertan en mis discípulos.
Guardad con sumo celo la enseñanza que os estoy
mostrando.
Sois mi familia humilde a quien he confiado una
heredad, a quien he venido a revelar cuánto ha sido mi voluntad.
No conocéis la morada celestial y seguís
errando en el desierto, mas he venido a unificaros en mi amor y no olvidéis que
el amor de vuestro Padre os espera. Estoy preparando el camino, para que podáis
llegar a descansar de la dura jornada, pero desde ahora os digo que en ese
camino hay más espinas que flores; vosotros que habéis conocido los caminos de
la vida y en ellos habéis adquirido temple y fortaleza, de nada tendréis ya que
sorprenderos.
Sois mis discípulos en este tiempo, estáis
tratando de comprender mi revelación y al mismo tiempo os sorprendéis ante los
adelantos de la ciencia. Regocijaos por haber sido testigos de todas estas
maravillas, porque no sólo habéis conocido los frutos de la inteligencia
humana, sino que habéis alcanzado también el conocimiento espiritual en un alto
grado de evolución.
Cuántos hombres de ciencia, tenidos por sabios,
niegan la vida espiritual, mientras que vosotros comprendéis lo que ellos no
han conocido. A vosotros toca dar a conocer en este tiempo un paso más hacia la
luz.
Contemplo el deseo de los hombres que anhelan
llegar a Mí. Os he dicho: Tengo preparados los caminos para que todos
experimenten el goce infinito de encontrarme. Los que habéis dado un paso hacia
la regeneración, a la espiritualidad, sentís vuestro espíritu rebosante de
alegría.
Quiero dejar preparadas estas multitudes antes
de mi partida en 1950.
En el Segundo Tiempo, preparé doce hombres y
ellos esparcieron mi enseñanza por el mundo conocido en aquel tiempo. Doce
hombres fueron bastantes para cimentar mi Ley de amor, a ellos les dije que
nuevamente sería Yo entre la humanidad; he aquí cumplida mi palabra, al venir
el Maestro en espíritu, seguido de sus huestes espirituales.
Este es el tiempo de la liberación del
espíritu, era de luz y evolución. Vosotros contemplaréis la simiente que vengo
a dejar en los espíritus, y esa simiente será el testimonio de mi venida entre
los hombres en este Tercer Tiempo en el que me he manifestado desde el año de
1866.
Vosotros que me estáis escuchando, sois mis
discípulos de este tiempo, los cuales llegasteis a Mí sin saber en qué camino
os encontrabais.
Quiero que mis nuevos discípulos sean los
sembradores de la paz en este mundo.
No sabéis cuánto alcanza vuestro espíritu en su
evolución, por estos instantes que le robáis al mundo para dedicármelos a Mí.
En verdad, Yo os reservo sorpresas para cuando lleguéis a vuestro Padre.
Delicada es la misión que os he encomendado,
mas no es pesada cruz del sacrificio. Nada os obliga a cumplir con estas
enseñanzas, ya que estáis dotados de libre albedrío; pero por sobre esa
libertad que tenéis de pensar, de vivir y de obrar, brilla una luz que es la de
la conciencia, la que os aconseja lo que debéis hacer y os enseña a distinguir
el bien del mal. Esa luz soy Yo, que estoy dentro y fuera de vosotros, que os
acompaño lo mismo en la alegría que en el dolor, lo mismo cuando marcháis por
buen camino, que cuando corréis hacia el abismo. Doquiera estoy porque soy el
corazón divino que palpita en todo el Universo.
No quiero más restitución ni dolores para
vosotros, quiero que, así como las estrellas embellecen el firmamento, los
espíritus de todos mis hijos vengan con su luz, a iluminar mi Reino y a llenar
de alegría el corazón de vuestro Padre.
Sabed prepararos para recibir a la mensajera
del amor que es María. La madre que desciende a consolar el corazón del hijo.
El amor tiernísimo de Dios para sus criaturas,
no tiene forma, sin embargo, en el Segundo Tiempo tomó forma de mujer en María,
la madre de Jesús.
Comprended que María, siempre ha existido, ya
que su esencia, su amor, su ternura, siempre han estado en la Divinidad.
Sobre María ¡Cuántas teorías y confusiones han
forjado los hombres! Sobre su maternidad, su concepción y su pureza ¡Cuánto han
blasfemado!
El día que ellos comprendan en verdad esa
pureza, se dirán: "Más nos valiera no haber nacido". Lágrimas de fuego
quemarán su espíritu, entonces María les envolverá en su gracia, la divina
Madre los protegerá con su manto y el Padre los perdonará diciéndoles con amor
infinito: Velad y orad que os perdono y en vosotros perdono y bendigo al mundo.
No vengo buscando en vuestras manos la cosecha,
porque sé que me las presentáis vacías. He visto a los que en lugar de sembrar
la fe en los corazones, han arrancado de ellos la poca que llevaban.
Os he colmado de dones, para que podáis
impartir la caridad y no es justo que ante Mí vengáis menesterosos implorando
mi ayuda.
Cuando vuestros hermanos se han acercado a
pediros ayuda ¿Les habéis escuchado y atendido? Vuestra conciencia os dice que
en muchas ocasiones habéis permanecido sordos e indiferentes, y esa no es la
Doctrina que os enseñé en Jesús.
Mi mirada lee en vuestro corazón, mi palabra os
juzga y no sabéis estremeceros. Mientras os juzgo os enseño, os amo y os
perdono. Perdono a los que me oís y perdono a la humanidad.
A veces os contemplo indecisos, temiendo seguir
adelante, temiendo a los tropiezos del camino, temiendo hasta de mi luz, porque
creéis cegaros con su reflejo. Entonces, ¿Cómo queréis ser fuertes y rechazar
el dolor? Dejad que la luz de mi Espíritu llene vuestro ser y comprenderéis
muchas revelaciones y vuestra flaqueza se apartará. No os confundáis si un
mismo Dios os juzga, os ama y también os toca; no os extrañe que del corazón
del Padre surja el más severo juicio, a la vez que la más dulce intercesión por
sus hijos; mas no desafiéis la justicia del Padre llevando ya en vuestro
espíritu mi luz, porque cuando ella se haga sentir inexorable en vuestra vida,
llegará a pareceros que os he negado mi perdón, que he dejado de amaros, que he
traspasado el límite de la justicia, para mostrarme cruel e injusto. En vuestra
ofuscación no podríais comprender que nadie recoge un dolor que antes no haya
sembrado.
Si entendierais mi Doctrina, sentiríais mi amor
y entonces veríais mi presencia en vuestra vida, evitándoos tropiezos y caídas,
levantándoos con ternura si vuestra ingratitud o necedad os había hecho caer;
otras veces me veríais atenuando el paso agobiador de vuestras faltas a fin de
mover vuestro corazón a profundas reflexiones, porque mi amor y mi perdón son
infinitos.
Hasta ahora, sólo se han acercado a conocer mi
Obra los hombres rudos y de corazón sencillo, los de mediano saber. En todos
los tiempos, éstos han sido los primeros en llegar a Mí para escucharme; mas
ahora también vendrán los sabios, los filósofos y los hombres de ciencia. Unos
lo harán con el objeto de llegar a escudriñar el sentido de esta Doctrina y
otros con el presentimiento de que van a encontrarse ante una luminosa
realidad. Todos ellos llegarán a aprender nuevas enseñanzas en mi palabra, y
esa nueva sabiduría que encontrarán en mis revelaciones, transformará la manera
de pensar, de ser y de sentir de toda la humanidad.
Cuánto se maravillarán ante la forma sencilla y
perfecta que he elegido para que mi manifestación se verifique y cuántas
aclaraciones y soluciones van a encontrar en mis enseñanzas.
Voy a confiar un nuevo tiempo a esta humanidad,
formada por seres de distinta elevación espiritual, así como de diferente
misión sobre la Tierra.
Una lucha intensa espera al hombre del mañana;
lucha que no será por la ambición de los bienes materiales, ni será tan egoísta
que arrastre a su paso las vidas humanas, no, Yo os hablo de una lucha noble y
elevada por medio de la cual será restaurada la paz y el amor en el mundo, Yo
os hablo de trabajo, de esfuerzo y sacrificio en aras de vuestro mejoramiento,
tanto moral como material, así como de vuestra salvación y adelanto espiritual.
Sobre cimientos de verdadero saber, de amor y de justicia, levantarán los hombres del mañana un mundo de paz y de luz. Un nuevo mundo en lo moral, en lo espiritual, intelectual y científico, surgirá de los escombros del pasado con el cual se transformará por completo la vida de los pueblos.
Aquí, donde tanto se ha combatido el bien,
donde tanto se ha profanado lo sagrado, donde tanto se ha rechazado todo lo que
es justo y lícito, se llegará a establecer la Ley del Amor. El actual valle de
lágrimas se transformará en un valle de paz, porque la buena voluntad del
hombre por perseverar en la Ley, tendrá su justa compensación al recobrar ese
supremo don del espíritu que es la paz.
Cuando la vida del hombre se desarrolle en un
ambiente de paz, su ciencia será más grande, su inspiración más elevada, como
nunca lo ha sido hasta ahora.
¿Cómo pueden los hombres de ahora inspirarse en
medio de un mundo viciado, donde están vibrando tantos y tantos pensamientos de
odio, de maldad y de materialismo, formando una especie de cortina, que impide
a su espíritu contemplar la verdad de lo eterno?
Venid a Mí, oh humanidad, orad y decidme en
lenguaje espiritual vuestros anhelos y sufrimientos, que Yo os tomaré de la
mano y os conduciré al interior de mi santuario en donde os descubriré todo
aquello que pueda serviros para adornar, embellecer y ennoblecer vuestra
existencia.
¡Te perdono y te bendigo en mi nombre que Soy el Padre, El Hijo, el Espíritu Santo, Mi paz sea con vosotros Pueblo Bendito de Israel!
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