sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 168

Velad y calmad vuestra sed en mi amor, dejad vuestro cansancio, caminantes. Os traigo un presente en mi palabra, que es una enseñanza para vosotros. Si ante Mi llegáis desnudos de méritos, me place confiaros cargos dentro de mi Obra, para que os sintáis hijos del Señor y hermanos de todos los hombres.

Vuestros dones, siendo atributos innatos al espíritu, se manifestarán en forma desconocida para esta humanidad y nadie podrá deciros que habéis hurtado o usurpado. Más tarde, este pueblo será considerado como el precursor del tiempo de la espiritualidad.

Una legión de seres espirituales ha sido enviada en vuestra ayuda, para que unos y otros os unáis en esta misión. Esos seres os darán valor, os inspirarán y os levantarán cuando tropecéis, y cuando vuestro camino se vea invadido por los seres en tinieblas, ellos os indicarán la forma de hacer luz, que los ilumine y los libre de su turbación. La luz de vuestros guardianes os iluminará para que podáis contemplar el sendero y descubrir las acechanzas.

Estudiad y comprended para que podáis practicar con pureza mi enseñanza y nadie os confundirá con falsas lecciones, que han sido tomadas de lo espiritual para crear ciencias, doctrinas y filosofías. Os veréis entre hombres preparados, seréis interrogados y puestos a prueba, y vuestro ánimo no desmayará, porque en vuestra lucha os sentiréis acompañados por mi caridad; comprended que tenéis que ser celosos de esta joya que en vuestro espíritu he depositado, la cual no mezclaréis con conocimientos superfluos, ni la cambiaréis por recompensas materiales.

Se acerca el tiempo en que todo ojo debe estar preparado para contemplar mi presencia, entonces os levantaréis como emisarios míos testificando la forma en que vengo a comunicarme con vosotros, para despertar de su letargo a todo espíritu. Seréis los profetas que anuncien al mundo las pruebas que han de venir y la era que precederá a esos acontecimientos.

¿Veis a esta humanidad ocupada egoístamente en las satisfacciones que les proporciona la vida humana sin preocuparse por el futuro de su espíritu? De cierto os digo que en el fondo tienen necesidad de amor, y que el manjar que por tanto tiempo los ha esperado en mi mesa, será el alimento de los que antes lo vieron con indiferencia.

Perseverad hasta el fin, discípulos, no os entristezcáis si llegáis a Mí despreciados por vuestros hermanos. Yo compensaré vuestra fe y os haré justicia para que al final, vuestra faz se ilumine con la sonrisa del triunfo. La luz se hará, las tinieblas se disiparán y la restauración se iniciará, para que sobre cimientos de paz y de justicia se levante el templo en que la humanidad honre a su Creador, con una vida que sea un culto de amor, de espiritualidad y respeto a las leyes que el Padre dictó para sus hijos.

La luz de mi Espíritu es con vosotros, no la miráis con los ojos de la materia, pero la sentís brillar en vuestro entendimiento.

El Espíritu del Padre es invisible, pero se manifiesta en una infinidad de formas. Todo el Universo es tan solo una manifestación material de la Divinidad. Todo lo creado es un reflejo de la verdad.

He rodeado la existencia de los espíritus, que son hijos de mi Divinidad, según la morada en la que habitan, de una serie de formas en las cuales he puesto sabiduría, belleza, esencia y buen sentido, para dar a cada una de esas moradas la prueba más palpable de mi existencia y una idea de mi poder. Os hago notar que la esencia de la vida consiste en amar, en saber, en poseer la verdad.

Os digo que quien no ama, no manifiesta su amor en la forma más elevada y con absoluta pureza; carecerá del verdadero saber y muy poco será lo que posea. En cambio el que ame con todo su espíritu y con todas las potencias de que ha sido dotado, ese llevará en sí la luz de la sabiduría y sentirá que realmente es el dueño de todo lo que le rodea, porque lo que el Padre posee, es también propiedad de sus hijos.

Estoy esclareciendo lo que os dije en el Segundo Tiempo y que no llegasteis a comprender, os estoy revelando en la forma más clara, de acuerdo con la elevación actual de vuestro espíritu, lo que entonces no os dije.

En cierta ocasión hablé a las multitudes que me oían: "Aún tengo muchas cosas que deciros, más por ahora no os las diré, porque no las comprenderíais". Ahora que vuelve a escucharse mi voz en el mundo, os digo: "Este es el tiempo en el que podréis comprender lo que callé entonces". Escuchad y analizad.

El Padre es Creador, es fuente de toda verdad y de toda vida; más para recrearse en su Obra, necesitó de la existencia de seres que tuvieran espíritu, que disfrutaran con El de todo cuanto brotó de su caridad divina. Que tuvieran además, conocimiento pleno de su existencia, que supieran recibir el amor de su Padre y que le supieran amar.

Ya os he explicado cual ha sido la causa que ha alejado a la humanidad del cumplimiento de la Ley de amor a la cual la sujeté, a pesar de que el hombre va iluminado por la luz de su conciencia. Os he dicho también, que ese desvío que ha originado tantos errores y pecados humanos, hizo que el Padre enviase su Verbo al mundo, para daros la mayor prueba de su amor infinito al hacerse hombre y enseñaros el camino que puede conduciros a merecer vuestra salvación.

Ahora, a muchos siglos de distancia de aquellos acontecimientos, os digo que, a pesar de haber derramado mi sangre por toda la humanidad, sólo han logrado alcanzar su salvación los que han tomado el camino que Jesús vino a enseñaros, mientras que todos aquellos que han persistido en la ignorancia, en su fanatismo, en sus errores o en el pecado, aún no están a salvo.

Yo os dije que si mil veces me hiciera hombre y mil veces muriera en la cruz, mientras la humanidad no se levante a seguirme, no habrá alcanzado su salvación. No es mi cruz la que debe salvaros, sino la vuestra; Yo llevé la mía a cuestas y en ella expiré en cuanto hombre, y desde ese instante fui en el seno del Padre. Vosotros debéis imitarme en mansedumbre y en amor, llevando a cuestas vuestra cruz con verdadera humildad hasta alcanzar el final de vuestra misión para llegar a ser también con vuestro Padre.

El ideal de muchos es llegar a conocer a Dios, pero ese ideal no lo han visto realizado, porque no han sabido buscarme en donde verdaderamente habito, en el espíritu. Para reconocerme, es menester que se conozcan antes.

Hoy vengo a ayudar a todos mis hijos. A unos les ayudaré con su cruz para que pronto puedan escalar el monte en cuya cima les espera su Padre. A otros, les abriré sus pupilas y les daré claridad y videncia para que me contemplen, y a otros les enseñaré a penetrar en su interior para que en lo más sublime de su ser encuentren una herencia que anteriormente no soñaban poseer. Entonces llegarán a realizarse muchos de los ideales y brillará la armonía en todos aquellos que sean de buena voluntad. La luz divina se hará plenamente en los espíritus que no presenten resistencia al conocimiento de la verdad.

No os asombréis de que Yo os haya dicho que es vuestra cruz la que debe salvaros, porque con ello os he querido decir que Yo deposité con mis divinos ejemplos un Redentor en cada uno de los corazones, para que él guiase vuestros pasos y al final os redimiese.

Oíd mi voz en vuestra conciencia y decidme si no ha vibrado en ella mi palabra a lo largo de vuestra existencia y si esa irradiación no se hace sentir más en los momentos en que os llega la prueba.

Faltaría Yo a la justicia y a la perfección si os llevase manchados a mi Reino, sin que vuestro espíritu llegara purificado por vuestra restitución. ¿Qué méritos habría en vosotros, si por mí solo sacrificio hubieseis obtenido toda la gloria?

Os digo esto, para haceros meditar, salir de vuestro letargo, llegar a Mí, que constantemente os estoy haciendo el llamado.

Venid, pueblo escogido, y descansad vuestra sien cansada, que ahora, como siempre, os ofrezco mi amor. Abrid vuestro corazón y dejad que Yo sane la herida, que por mucho tiempo os ha hecho sufrir, sin que vuestros hermanos la hayan advertido. ¿Por qué teméis al futuro, si sabéis que estoy cerca de vosotros? Miro en vuestro interior y sé que aún debilitáis en las pruebas y llamáis con angustia a Elías y a Mí, al Maestro, porque sentís que perecéis, y Yo os digo que no os dejaré caer, que Elías es báculo fuerte que os sostiene, que Yo he señalado un destino justo a cada uno de mis hijos, y que las pruebas forjarán vuestro espíritu y lo acercarán a Mí.

Yo estoy más allá del tiempo y os doy de este tesoro para que lo toméis para vuestra elevación espiritual. Soy vuestro Maestro que os enseña en todos los momentos de vuestra vida. El destino del hombre no es sufrir. No os he enviado a padecer, sino a perfeccionaros para llegar a Mí. Os he dado a conocer mi voluntad en todos los tiempos, en el Tercero os estoy enseñando como os lo había prometido.

Habéis venido de distintos lugares de la Tierra para oír mi palabra, venciendo los obstáculos que se interponían en vuestro camino; ha sido más grande vuestro amor que las barreras que habéis encontrado a vuestro paso y habéis salido avante en vuestra lucha. Hoy me dais gracias por lo que os he concedido y en mi amor os sentís seguros.

Os he alentado porque habéis creído y perseverado en mi enseñanza. Habéis reconocido que el mundo no podrá daros la paz y os apartáis de él, para consagrar este tiempo al estudio de mi palabra.

Sentid mi paz y la frescura del árbol. No es esta casa el árbol de que os hablo, sino mi Espíritu lleno de misericordia y amor para todos mis hijos. Y cuántas veces vosotros, pensando que hay muchos hambrientos y desnudos de esta gracia, lloráis y el dolor embarga vuestro corazón. Mas os digo: Si queréis que mi palabra llegue a todos vuestros hermanos, preparaos y sed mensajeros de buena voluntad. Os digo que todos serán salvos, que no se perderá un solo espíritu y que unos en este mundo y otros en diferentes valles, me amarán y me reconocerán.

El mundo por su desobediencia, hace que mi Espíritu se entristezca. Aun el pueblo que me ha oído va a flaquear, y no quiero que a este tiempo de complacencias, siga otro de dolor.

Si después de que Yo os haya hablado, buscáis para vuestro recreo enseñanzas con lenguaje florido y menospreciáis mi palabra porque es sencilla, será porque no la habéis analizado, porque no habéis comprendido la lección que os enseña todo lo que necesitáis para vivir dentro de mis leyes y os descubre los misterios, en los que el hombre no ha alcanzado a penetrar.

Habéis sentido el deber de orar y ayudar no sólo a vuestros hermanos materiales, sino a los que habitan ya otras regiones y hasta ellos ha llegado vuestro amor. No sabéis cuánto consuelo han recibido esos seres olvidados, han reconocido en vuestro amor e intercesión a mis labriegos de este tiempo.

No he venido a sorprender al mundo con nuevas enseñanzas, todo lo que hoy os enseño, os lo había anunciado desde el principio de los tiempos. Os he preparado para recibir mi palabra, que os entrego a través de los portavoces, y más tarde de Espíritu a espíritu. Entonces me conoceréis en verdad, cuando comunicados Conmigo recibáis la esencia de este fruto de vida. Y los que han juzgado imperfecta esta manifestación, sabrán que ella ha sido el primer paso para la comunicación del Padre con sus hijos y la mirarán justa y perfecta.

Dais gracias a Mí y a vuestra Madre, por los beneficios que os ha prodigado. Ella es vuestra guía, sostén de las doncellas, cultivadora del corazón de los niños y fortaleza para los hombres en su lucha.

Abrid vuestro corazón y dejad que Yo sea en él. Venid en pos de mi huella marcada profundamente, para que de ella no os perdáis jamás. Quiero que también vosotros dejéis huella profunda de vuestro paso. Desde cualquier punto en que os encontréis, podréis divisar la cumbre de la montaña, como meta de vuestro destino. Elevad vuestra mirada para que la contempléis y no os desviéis del sendero.

Os estoy dando a comer en el desierto, un pan que os prometí en tiempos pasados. Habéis llegado al fin al árbol que buscábais. El árbol soy Yo, que os esperaba, para daros sombra y ofreceros mis frutos. Los ojos de vuestro espíritu se han abierto, estáis contemplando maravillas y verdades. Bienaventurados vosotros que al comer este pan, pensáis en los que aún no lo han saboreado. Orad por ellos, mas no os acongojéis, porque la mano de Elías también los tomará, para llevarlos en sus hombros como si fuesen ovejas. He aquí mis brazos como una cuna, donde vuestro espíritu crecerá bajo mis consejos y también bajo los cuidados de María, vuestra Madre celestial.

Es menester que vuestro corazón sea sensible y que en vuestro espíritu se anide la ternura, para que podáis desempeñar la misión que os he asignado. Mirad que esta misión no se concreta a que llevéis un consuelo a los que sufren en la Tierra, sino que además tendréis que penetrar por medio de la oración en la región invisible, en el más allá, donde también existen el dolor, la miseria y la turbación, para que entreguéis a aquellos que forman muchedumbres de menesterosos y que tanto esperan de vosotros, un poco de caridad y de amor en su expiación. Sentidlos cerca cuando oréis por ellos, haced vuestro su dolor, amadles sin recelos, sin repugnancia, que no por manchados han dejado de ser mis hijos, ni han dejado de ser vuestros hermanos.

En este tiempo veréis desarrollarse vuestros dones y facultades. La luz del Sexto Sello os ilumina, y la luz de los siete, iluminarán toda la Tierra al final de vuestra evolución.

De una revelación a otra, siempre he dejado pasar un tiempo. No podéis decir que mi revelación en esta era vino a sorprenderos, o que no estáis capacitados para comprenderla. Ved que ahora os estoy preparando y hablando por conducto del entendimiento humano, después tendréis que buscar vuestra comunicación con mi Espíritu por medio del vuestro; será entonces el tiempo de mis nuevos y grandes prodigios. ¿Por qué os hablo así? Porque quiero que os vayáis acostumbrando a la idea de que esta palabra dejará de oírse y tendréis que espiritualizaros para ser fuertes. Cesarán estas manifestaciones por conducto de los portavoces y entonces habrá tristeza en mi pueblo y aquellos que más dudaron del portavoz y más le hirieron, serán los que más lloren.

Después me conoceréis mejor. Entonces comprenderéis que vine a poneros en el principio de un camino, valiéndome para expresaros mi voluntad, de un medio humano, como un peldaño más en la escala de vuestro perfeccionamiento espiritual. Quise que la voz de María se escuchase también bajo esta forma, para que oyendo su dulce palabra, siguiese siendo el pueblo Mariano, aquel que sin ofrecerle las flores de los huertos que en la Tierra cultiváis, supiéseis recoger en los valles y en los jardines del corazón y del espíritu, las flores fragantes que la virtud cultiva, para dedicárselas. Ningún aroma mejor que el que se eleva del corazón, porque él llegará hasta el corazón de vuestra Madre. María es un faro de luz material. Bienaventurado el que nunca pierde la esperanza de anclar, iluminado por ese faro de salvación.

Venid, discípulos amados, a recibir el bautismo espiritual. Muertos os sentíais en el espíritu, pero habéis resucitado.

Mucho os he hablado de los dones del espíritu, porque este es el tiempo en qué habéis venido y qué futuro os espera.

Este conocimiento ha ido iluminando vuestro entendimiento, porque aun cuando vuestra memoria no alcanzara a retener todas mis palabras, vuestro espíritu si guarda la esencia de ellas, y llegado el momento se las recuerda a la mente con la claridad con que fueron escuchadas. Por eso sois responsables de todo cuanto os estoy entregando.

A veces creéis no poseer ni recordar nada de mis enseñanzas, haciendo que vuestro corazón se sienta débil para luchar. Mas el Maestro os pregunta: ¿Cuál es el fruto de la semilla que he depositado en vosotros? Todas las obras que hacéis inspirados en mi enseñanza, la dicha que sentís por saber que sois tocados por mi gracia y la perseverancia en la lucha de los que van por los caminos derramando la luz de la verdad.

Quiero que así os levantéis, que en todos florezca y fructifique mi palabra.

No sólo Yo espero esto de vosotros. En la Tierra hay quienes esperan el resurgimiento de mis emisarios y apóstoles, y también en el valle espiritual existen seres que ansiosamente aguardan vuestro cumplimiento en mi Ley; porque el mundo espiritual busca afinidad y armonía con el mundo material: A unos les acerca el cariño, a otros el dolor, a muchos la luz de la conciencia.

Ellos están cerca y vuestra fe contribuirá a que haya más luz en quienes la necesiten y más alegría en quienes os aman.

El verdadero espiritualista sabrá elevarse cada día en beneficio del Mundo Espiritual.

Viene mi enseñanza para hacer luz en los entendimientos, mas no os asombréis de la forma en que he venido a vosotros en este tiempo; no os confundáis ni os familiaricéis. Cuando mi luz divina llega al entendimiento del hombre que me sirve de portavoz, se limita en vibraciones que se traducen en palabras de sabiduría y de amor. ¡Cuántos peldaños de la escala tiene que descender mi Espíritu para llegar en esa forma hasta vosotros! y aún he tenido que enviaros a mi Mundo Espiritual para que os dé amplia explicación de mis enseñanzas.

No juzguéis con demasiada severidad al portavoz, porque todo humano es falible y se encuentra lejos de la perfección, más si queréis juzgar el sentido o esencia de la palabra que sus labios vierten, hacedlo porque ahí encontraréis mi presencia, mi perfección.

La esencia, sabor o substancia de esta palabra, son las mismas que tuvo la palabra que Jesús os diera en el Segundo Tiempo. Podrá variar la forma, según la preparación e inspiración del portavoz, más no la esencia.

La mente del hombre es limitada y sólo alcanza a elevarse hasta cierto grado, hasta ahí tiene que descender mi Divinidad por amor a vosotros para establecer esta comunicación entre el hombre y Dios.

Había de llegar este tiempo, porque la evolución espiritual no se detiene, menos el Maestro en sus lecciones; por eso pido a mis servidores regeneración y limpidez, porque si el cerebro de aquellos por quienes os hablo no estuviere limpio, la comunicación sería imperfecta.

Rechazad toda imperfección, para que no lleguéis a tener dudas o confusiones, porque mis discípulos deberán ver con claridad lo que los demás vean entre tinieblas.

06-168.54 Mi palabra amorosa es la llave con la que se abre vuestro corazón. He enviado a vuestro espíritu a la Tierra, no a soportar un castigo sino a cumplir con una expiación. Mas esa expiación no será dolorosa si tomáis la cruz del amor hacia vuestros semejantes y con ella escaláis la cumbre, donde os espera el amor de vuestro Padre. Si temíais el destierro, o el castigo del fuego eterno por vuestras faltas, estabais en error; cuando esperabais tan sólo apurar las amarguras de la restitución, os envié al mundo para concederos que escuchaseis mi palabra y así convertiros en pescadores de espíritus. ¡Cuán distintos volverán vuestros espíritus al más allá de como vinieron la última vez! Venían contritos, temerosos, vacíos de méritos. Ahora podrán retornar sonrientes y su elevación podrá llevarlos a la luz de mi Reino. ¿Quién osaría cambiar esta cruz de amor por el pesado fardo del dolor que labra la desobediencia? ¡A cuántos les he confiado el cargo de guía para que levanten los frutos que no cosecharon en otras vidas! ¿Podría decir alguno de ellos, que este lugar lo conquistó con sus méritos? Es tan delicada y alta esa misión, que sólo mi amor podría entregarla.

Tomad este tiempo como si fuese la última oportunidad de llegar a Mí, para que os esforcéis en el cumplimiento de vuestra misión. Trabajad con desinterés, sin esperar retribución en este mundo por vuestros servicios a la humanidad, porque sería doloroso para vuestro espíritu después de su jornada llegar ante la presencia de su Padre y ver que su obra fue estéril.

Haced que vuestras obras sean dignas de imitarse; entonces podréis con justicia ser comparados con un espejo limpio, en el cual vuestros hermanos puedan contemplarse y corregir sus defectos. Ya en otras vidas vuestro espíritu consagró su existencia al goce de los placeres terrenales. Ahora, consagrad parte de vuestro tiempo al cumplimiento de vuestros deberes espirituales; con ello se elevará vuestro espíritu sin que hayáis tenido que abandonar vuestros deberes humanos.

¿Quiénes fuisteis antes de esta vida, quiénes sois en la presente y quiénes seréis en el futuro? Estos son los misterios que sólo al Juez Divino corresponde saber. Por ahora debe bastaros comprender el verdadero significado de la ley de reencarnación que os he revelado como una suprema verdad.


¡Te perdono y te bendigo en mi nombre que Soy el Padre, El Hijo, el Espíritu Santo, Mi paz sea con vosotros Pueblo Bendito de Israel!

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