Velad y calmad vuestra sed en mi amor, dejad
vuestro cansancio, caminantes. Os traigo un presente en mi palabra, que es una
enseñanza para vosotros. Si ante Mi llegáis desnudos de méritos, me place
confiaros cargos dentro de mi Obra, para que os sintáis hijos del Señor y
hermanos de todos los hombres.
Vuestros dones, siendo atributos innatos al
espíritu, se manifestarán en forma desconocida para esta humanidad y nadie
podrá deciros que habéis hurtado o usurpado. Más tarde, este pueblo será
considerado como el precursor del tiempo de la espiritualidad.
Una legión de seres espirituales ha sido enviada
en vuestra ayuda, para que unos y otros os unáis en esta misión. Esos seres os
darán valor, os inspirarán y os levantarán cuando tropecéis, y cuando vuestro
camino se vea invadido por los seres en tinieblas, ellos os indicarán la forma
de hacer luz, que los ilumine y los libre de su turbación. La luz de vuestros
guardianes os iluminará para que podáis contemplar el sendero y descubrir las
acechanzas.
Estudiad y comprended para que podáis practicar
con pureza mi enseñanza y nadie os confundirá con falsas lecciones, que han
sido tomadas de lo espiritual para crear ciencias, doctrinas y filosofías. Os
veréis entre hombres preparados, seréis interrogados y puestos a prueba, y
vuestro ánimo no desmayará, porque en vuestra lucha os sentiréis acompañados
por mi caridad; comprended que tenéis que ser celosos de esta joya que en
vuestro espíritu he depositado, la cual no mezclaréis con conocimientos
superfluos, ni la cambiaréis por recompensas materiales.
Se acerca el tiempo en que todo ojo debe estar
preparado para contemplar mi presencia, entonces os levantaréis como emisarios
míos testificando la forma en que vengo a comunicarme con vosotros, para
despertar de su letargo a todo espíritu. Seréis los profetas que anuncien al
mundo las pruebas que han de venir y la era que precederá a esos
acontecimientos.
¿Veis a esta humanidad ocupada egoístamente en
las satisfacciones que les proporciona la vida humana sin preocuparse por el
futuro de su espíritu? De cierto os digo que en el fondo tienen necesidad de
amor, y que el manjar que por tanto tiempo los ha esperado en mi mesa, será el
alimento de los que antes lo vieron con indiferencia.
Perseverad hasta el fin, discípulos, no os
entristezcáis si llegáis a Mí despreciados por vuestros hermanos. Yo compensaré
vuestra fe y os haré justicia para que al final, vuestra faz se ilumine con la
sonrisa del triunfo. La luz se hará, las tinieblas se disiparán y la
restauración se iniciará, para que sobre cimientos de paz y de justicia se
levante el templo en que la humanidad honre a su Creador, con una vida que sea
un culto de amor, de espiritualidad y respeto a las leyes que el Padre dictó
para sus hijos.
La luz de mi Espíritu es con vosotros, no la
miráis con los ojos de la materia, pero la sentís brillar en vuestro
entendimiento.
El Espíritu del Padre es invisible, pero se
manifiesta en una infinidad de formas. Todo el Universo es tan solo una
manifestación material de la Divinidad. Todo lo creado es un reflejo de la
verdad.
He rodeado la existencia de los espíritus, que
son hijos de mi Divinidad, según la morada en la que habitan, de una serie de
formas en las cuales he puesto sabiduría, belleza, esencia y buen sentido, para
dar a cada una de esas moradas la prueba más palpable de mi existencia y una
idea de mi poder. Os hago notar que la esencia de la vida consiste en amar, en
saber, en poseer la verdad.
Os digo que quien no ama, no manifiesta su amor
en la forma más elevada y con absoluta pureza; carecerá del verdadero saber y
muy poco será lo que posea. En cambio el que ame con todo su espíritu y con
todas las potencias de que ha sido dotado, ese llevará en sí la luz de la
sabiduría y sentirá que realmente es el dueño de todo lo que le rodea, porque
lo que el Padre posee, es también propiedad de sus hijos.
Estoy esclareciendo lo que os dije en el Segundo
Tiempo y que no llegasteis a comprender, os estoy revelando en la forma más
clara, de acuerdo con la elevación actual de vuestro espíritu, lo que entonces
no os dije.
El Padre es Creador, es fuente de toda verdad y
de toda vida; más para recrearse en su Obra, necesitó de la existencia de seres
que tuvieran espíritu, que disfrutaran con El de todo cuanto brotó de su
caridad divina. Que tuvieran además, conocimiento pleno de su existencia, que
supieran recibir el amor de su Padre y que le supieran amar.
Ya os he explicado cual ha sido la causa que ha
alejado a la humanidad del cumplimiento de la Ley de amor a la cual la sujeté,
a pesar de que el hombre va iluminado por la luz de su conciencia. Os he dicho
también, que ese desvío que ha originado tantos errores y pecados humanos, hizo
que el Padre enviase su Verbo al mundo, para daros la mayor prueba de su amor
infinito al hacerse hombre y enseñaros el camino que puede conduciros a merecer
vuestra salvación.
Ahora, a muchos siglos de distancia de aquellos
acontecimientos, os digo que, a pesar de haber derramado mi sangre por toda la
humanidad, sólo han logrado alcanzar su salvación los que han tomado el camino
que Jesús vino a enseñaros, mientras que todos aquellos que han persistido en
la ignorancia, en su fanatismo, en sus errores o en el pecado, aún no están a
salvo.
Yo os dije que si mil veces me hiciera hombre y
mil veces muriera en la cruz, mientras la humanidad no se levante a seguirme,
no habrá alcanzado su salvación. No es mi cruz la que debe salvaros, sino la
vuestra; Yo llevé la mía a cuestas y en ella expiré en cuanto hombre, y desde
ese instante fui en el seno del Padre. Vosotros debéis imitarme en mansedumbre
y en amor, llevando a cuestas vuestra cruz con verdadera humildad hasta
alcanzar el final de vuestra misión para llegar a ser también con vuestro
Padre.
El ideal de muchos es llegar a conocer a Dios,
pero ese ideal no lo han visto realizado, porque no han sabido buscarme en
donde verdaderamente habito, en el espíritu. Para reconocerme, es menester que
se conozcan antes.
Hoy vengo a ayudar a todos mis hijos. A unos
les ayudaré con su cruz para que pronto puedan escalar el monte en cuya cima
les espera su Padre. A otros, les abriré sus pupilas y les daré claridad y
videncia para que me contemplen, y a otros les enseñaré a penetrar en su
interior para que en lo más sublime de su ser encuentren una herencia que
anteriormente no soñaban poseer. Entonces llegarán a realizarse muchos de los
ideales y brillará la armonía en todos aquellos que sean de buena voluntad. La
luz divina se hará plenamente en los espíritus que no presenten resistencia al
conocimiento de la verdad.
Oíd mi voz en vuestra conciencia y decidme si
no ha vibrado en ella mi palabra a lo largo de vuestra existencia y si esa
irradiación no se hace sentir más en los momentos en que os llega la prueba.
Faltaría Yo a la justicia y a la perfección si
os llevase manchados a mi Reino, sin que vuestro espíritu llegara purificado
por vuestra restitución. ¿Qué méritos habría en vosotros, si por mí solo
sacrificio hubieseis obtenido toda la gloria?
Os digo esto, para haceros meditar, salir de
vuestro letargo, llegar a Mí, que constantemente os estoy haciendo el llamado.
Venid, pueblo escogido, y descansad vuestra
sien cansada, que ahora, como siempre, os ofrezco mi amor. Abrid vuestro
corazón y dejad que Yo sane la herida, que por mucho tiempo os ha hecho sufrir,
sin que vuestros hermanos la hayan advertido. ¿Por qué teméis al futuro, si
sabéis que estoy cerca de vosotros? Miro en vuestro interior y sé que aún
debilitáis en las pruebas y llamáis con angustia a Elías y a Mí, al Maestro,
porque sentís que perecéis, y Yo os digo que no os dejaré caer, que Elías es
báculo fuerte que os sostiene, que Yo he señalado un destino justo a cada uno
de mis hijos, y que las pruebas forjarán vuestro espíritu y lo acercarán a Mí.
Yo estoy más allá del tiempo y os doy de este
tesoro para que lo toméis para vuestra elevación espiritual. Soy vuestro
Maestro que os enseña en todos los momentos de vuestra vida. El destino del
hombre no es sufrir. No os he enviado a padecer, sino a perfeccionaros para
llegar a Mí. Os he dado a conocer mi voluntad en todos los tiempos, en el
Tercero os estoy enseñando como os lo había prometido.
Habéis venido de distintos lugares de la Tierra
para oír mi palabra, venciendo los obstáculos que se interponían en vuestro
camino; ha sido más grande vuestro amor que las barreras que habéis encontrado
a vuestro paso y habéis salido avante en vuestra lucha. Hoy me dais gracias por
lo que os he concedido y en mi amor os sentís seguros.
Os he alentado porque habéis creído y
perseverado en mi enseñanza. Habéis reconocido que el mundo no podrá daros la
paz y os apartáis de él, para consagrar este tiempo al estudio de mi palabra.
Sentid mi paz y la frescura del árbol. No es
esta casa el árbol de que os hablo, sino mi Espíritu lleno de misericordia y
amor para todos mis hijos. Y cuántas veces vosotros, pensando que hay muchos
hambrientos y desnudos de esta gracia, lloráis y el dolor embarga vuestro
corazón. Mas os digo: Si queréis que mi palabra llegue a todos vuestros
hermanos, preparaos y sed mensajeros de buena voluntad. Os digo que todos serán
salvos, que no se perderá un solo espíritu y que unos en este mundo y otros en
diferentes valles, me amarán y me reconocerán.
El mundo por su desobediencia, hace que mi
Espíritu se entristezca. Aun el pueblo que me ha oído va a flaquear, y no
quiero que a este tiempo de complacencias, siga otro de dolor.
Si después de que Yo os haya hablado, buscáis
para vuestro recreo enseñanzas con lenguaje florido y menospreciáis mi palabra
porque es sencilla, será porque no la habéis analizado, porque no habéis
comprendido la lección que os enseña todo lo que necesitáis para vivir dentro
de mis leyes y os descubre los misterios, en los que el hombre no ha alcanzado
a penetrar.
Habéis sentido el deber de orar y ayudar no
sólo a vuestros hermanos materiales, sino a los que habitan ya otras regiones y
hasta ellos ha llegado vuestro amor. No sabéis cuánto consuelo han recibido
esos seres olvidados, han reconocido en vuestro amor e intercesión a mis
labriegos de este tiempo.
No he venido a sorprender al mundo con nuevas
enseñanzas, todo lo que hoy os enseño, os lo había anunciado desde el principio
de los tiempos. Os he preparado para recibir mi palabra, que os entrego a
través de los portavoces, y más tarde de Espíritu a espíritu. Entonces me
conoceréis en verdad, cuando comunicados Conmigo recibáis la esencia de este
fruto de vida. Y los que han juzgado imperfecta esta manifestación, sabrán que
ella ha sido el primer paso para la comunicación del Padre con sus hijos y la
mirarán justa y perfecta.
Dais gracias a Mí y a vuestra Madre, por los
beneficios que os ha prodigado. Ella es vuestra guía, sostén de las doncellas,
cultivadora del corazón de los niños y fortaleza para los hombres en su lucha.
Abrid vuestro corazón y dejad que Yo sea en él.
Venid en pos de mi huella marcada profundamente, para que de ella no os perdáis
jamás. Quiero que también vosotros dejéis huella profunda de vuestro paso.
Desde cualquier punto en que os encontréis, podréis divisar la cumbre de la
montaña, como meta de vuestro destino. Elevad vuestra mirada para que la
contempléis y no os desviéis del sendero.
Os estoy dando a comer en el desierto, un pan
que os prometí en tiempos pasados. Habéis llegado al fin al árbol que
buscábais. El árbol soy Yo, que os esperaba, para daros sombra y ofreceros mis
frutos. Los ojos de vuestro espíritu se han abierto, estáis contemplando
maravillas y verdades. Bienaventurados vosotros que al comer este pan, pensáis
en los que aún no lo han saboreado. Orad por ellos, mas no os acongojéis,
porque la mano de Elías también los tomará, para llevarlos en sus hombros como
si fuesen ovejas. He aquí mis brazos como una cuna, donde vuestro espíritu
crecerá bajo mis consejos y también bajo los cuidados de María, vuestra Madre
celestial.
Es menester que vuestro corazón sea sensible y
que en vuestro espíritu se anide la ternura, para que podáis desempeñar la
misión que os he asignado. Mirad que esta misión no se concreta a que llevéis
un consuelo a los que sufren en la Tierra, sino que además tendréis que
penetrar por medio de la oración en la región invisible, en el más allá, donde
también existen el dolor, la miseria y la turbación, para que entreguéis a
aquellos que forman muchedumbres de menesterosos y que tanto esperan de
vosotros, un poco de caridad y de amor en su expiación. Sentidlos cerca cuando
oréis por ellos, haced vuestro su dolor, amadles sin recelos, sin repugnancia,
que no por manchados han dejado de ser mis hijos, ni han dejado de ser vuestros
hermanos.
En este tiempo veréis desarrollarse vuestros
dones y facultades. La luz del Sexto Sello os ilumina, y la luz de los siete,
iluminarán toda la Tierra al final de vuestra evolución.
De una revelación a otra, siempre he dejado
pasar un tiempo. No podéis decir que mi revelación en esta era vino a
sorprenderos, o que no estáis capacitados para comprenderla. Ved que ahora os
estoy preparando y hablando por conducto del entendimiento humano, después
tendréis que buscar vuestra comunicación con mi Espíritu por medio del vuestro;
será entonces el tiempo de mis nuevos y grandes prodigios. ¿Por qué os hablo
así? Porque quiero que os vayáis acostumbrando a la idea de que esta palabra
dejará de oírse y tendréis que espiritualizaros para ser fuertes. Cesarán estas
manifestaciones por conducto de los portavoces y entonces habrá tristeza en mi
pueblo y aquellos que más dudaron del portavoz y más le hirieron, serán los que
más lloren.
Después me conoceréis mejor. Entonces
comprenderéis que vine a poneros en el principio de un camino, valiéndome para
expresaros mi voluntad, de un medio humano, como un peldaño más en la escala de
vuestro perfeccionamiento espiritual. Quise que la voz de María se escuchase
también bajo esta forma, para que oyendo su dulce palabra, siguiese siendo el
pueblo Mariano, aquel que sin ofrecerle las flores de los huertos que en la
Tierra cultiváis, supiéseis recoger en los valles y en los jardines del corazón
y del espíritu, las flores fragantes que la virtud cultiva, para dedicárselas.
Ningún aroma mejor que el que se eleva del corazón, porque él llegará hasta el
corazón de vuestra Madre. María es un faro de luz material. Bienaventurado el
que nunca pierde la esperanza de anclar, iluminado por ese faro de salvación.
Venid, discípulos amados, a recibir el bautismo
espiritual. Muertos os sentíais en el espíritu, pero habéis resucitado.
Mucho os he hablado de los dones del espíritu,
porque este es el tiempo en qué habéis venido y qué futuro os espera.
Este conocimiento ha ido iluminando vuestro
entendimiento, porque aun cuando vuestra memoria no alcanzara a retener todas
mis palabras, vuestro espíritu si guarda la esencia de ellas, y llegado el
momento se las recuerda a la mente con la claridad con que fueron escuchadas.
Por eso sois responsables de todo cuanto os estoy entregando.
A veces creéis no poseer ni recordar nada de
mis enseñanzas, haciendo que vuestro corazón se sienta débil para luchar. Mas
el Maestro os pregunta: ¿Cuál es el fruto de la semilla que he depositado en
vosotros? Todas las obras que hacéis inspirados en mi enseñanza, la dicha que
sentís por saber que sois tocados por mi gracia y la perseverancia en la lucha
de los que van por los caminos derramando la luz de la verdad.
Quiero que así os levantéis, que en todos
florezca y fructifique mi palabra.
No sólo Yo espero esto de vosotros. En la
Tierra hay quienes esperan el resurgimiento de mis emisarios y apóstoles, y
también en el valle espiritual existen seres que ansiosamente aguardan vuestro
cumplimiento en mi Ley; porque el mundo espiritual busca afinidad y armonía con
el mundo material: A unos les acerca el cariño, a otros el dolor, a muchos la
luz de la conciencia.
Ellos están cerca y vuestra fe contribuirá a
que haya más luz en quienes la necesiten y más alegría en quienes os aman.
El verdadero espiritualista sabrá elevarse cada
día en beneficio del Mundo Espiritual.
Viene mi enseñanza para hacer luz en los
entendimientos, mas no os asombréis de la forma en que he venido a vosotros en
este tiempo; no os confundáis ni os familiaricéis. Cuando mi luz divina llega
al entendimiento del hombre que me sirve de portavoz, se limita en vibraciones
que se traducen en palabras de sabiduría y de amor. ¡Cuántos peldaños de la
escala tiene que descender mi Espíritu para llegar en esa forma hasta vosotros!
y aún he tenido que enviaros a mi Mundo Espiritual para que os dé amplia
explicación de mis enseñanzas.
No juzguéis con demasiada severidad al
portavoz, porque todo humano es falible y se encuentra lejos de la perfección,
más si queréis juzgar el sentido o esencia de la palabra que sus labios
vierten, hacedlo porque ahí encontraréis mi presencia, mi perfección.
La esencia, sabor o substancia de esta palabra,
son las mismas que tuvo la palabra que Jesús os diera en el Segundo Tiempo.
Podrá variar la forma, según la preparación e inspiración del portavoz, más no
la esencia.
La mente del hombre es limitada y sólo alcanza
a elevarse hasta cierto grado, hasta ahí tiene que descender mi Divinidad por
amor a vosotros para establecer esta comunicación entre el hombre y Dios.
Había de llegar este tiempo, porque la
evolución espiritual no se detiene, menos el Maestro en sus lecciones; por eso
pido a mis servidores regeneración y limpidez, porque si el cerebro de aquellos
por quienes os hablo no estuviere limpio, la comunicación sería imperfecta.
Rechazad toda imperfección, para que no
lleguéis a tener dudas o confusiones, porque mis discípulos deberán ver con
claridad lo que los demás vean entre tinieblas.
06-168.54 Mi palabra amorosa es la llave con la que se
abre vuestro corazón. He enviado a vuestro espíritu a la Tierra, no a soportar
un castigo sino a cumplir con una expiación. Mas esa expiación no será dolorosa
si tomáis la cruz del amor hacia vuestros semejantes y con ella escaláis la cumbre,
donde os espera el amor de vuestro Padre. Si temíais el destierro, o el castigo
del fuego eterno por vuestras faltas, estabais en error; cuando esperabais tan
sólo apurar las amarguras de la restitución, os envié al mundo para concederos
que escuchaseis mi palabra y así convertiros en pescadores de espíritus. ¡Cuán
distintos volverán vuestros espíritus al más allá de como vinieron la última
vez! Venían contritos, temerosos, vacíos de méritos. Ahora podrán retornar
sonrientes y su elevación podrá llevarlos a la luz de mi Reino. ¿Quién osaría
cambiar esta cruz de amor por el pesado fardo del dolor que labra la
desobediencia? ¡A cuántos les he confiado el cargo de guía para que levanten
los frutos que no cosecharon en otras vidas! ¿Podría decir alguno de ellos, que
este lugar lo conquistó con sus méritos? Es tan delicada y alta esa misión, que
sólo mi amor podría entregarla.
Tomad este tiempo como si fuese la última
oportunidad de llegar a Mí, para que os esforcéis en el cumplimiento de vuestra
misión. Trabajad con desinterés, sin esperar retribución en este mundo por
vuestros servicios a la humanidad, porque sería doloroso para vuestro espíritu
después de su jornada llegar ante la presencia de su Padre y ver que su obra
fue estéril.
Haced que vuestras obras sean dignas de imitarse; entonces podréis con justicia ser comparados con un espejo limpio, en el cual vuestros hermanos puedan contemplarse y corregir sus defectos. Ya en otras vidas vuestro espíritu consagró su existencia al goce de los placeres terrenales. Ahora, consagrad parte de vuestro tiempo al cumplimiento de vuestros deberes espirituales; con ello se elevará vuestro espíritu sin que hayáis tenido que abandonar vuestros deberes humanos.
¿Quiénes fuisteis antes de esta vida, quiénes
sois en la presente y quiénes seréis en el futuro? Estos son los misterios que
sólo al Juez Divino corresponde saber. Por ahora debe bastaros comprender el
verdadero significado de la ley de reencarnación que os he revelado como una
suprema verdad.
¡Te perdono y te bendigo en mi nombre que Soy el Padre, El Hijo, el Espíritu Santo, Mi paz sea con vosotros Pueblo Bendito de Israel!
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