sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 156

Sean bienvenidos los discípulos que en pos de la sabiduría llegan ante el Maestro. Heme aquí, hijos míos, una vez más entre vosotros, porque contemplo que sois el discípulo ávido de enseñanza. Consideráis que aún no estáis preparados para entregar mi palabra a vuestros hermanos y acudís a oír a Aquél que todo lo sabe. Mañana ya estaréis doctrinados y seréis maestros.

Me pedís mi gracia para poder comprender mi palabra y Yo os la concedo. Más reconoced que os estoy hablando en este tiempo con absoluta claridad.

Tomad mi palabra y alimentaos con ella porque vengo a fortalecer a vuestro espíritu.

Mis lecciones siempre son distintas, mas tienen la misma esencia, el mismo amor. Siempre principio hablándoos con amor y concluyo desbordándome en caridad. Entre esas dos virtudes está encerrada mi Ley. De esa fuente tomad la fuerza y la luz, esa es mi voluntad que os manifiesto, no como orden, porque el Maestro, siendo sabiduría infinita, os pide que comprendáis y cumpláis por vuestra propia voluntad.

Os he concedido libre albedrío y sólo vengo a señalaros el camino por el cual debéis transitar. Y siempre os diré que ese camino es de perfección; camino cuyo fin no está en la muerte corporal, sino que se prolonga más allá de esta vida, de la cual subsistirá vuestro espíritu. 

Yo os he dicho: que cuando cumpláis vuestra misión en este mundo, os prometo la dicha en el más allá y ya no volveréis a mancharos con el fango y las pasiones de la materia.

No sabéis cuantas etapas tendréis que vivir aún en este planeta. Si encuentro justo que volváis a encarnaros, tendréis que venir en nueva materia, pero trayendo mayor evolución en el espíritu, el cual no se rebelará a la voluntad divina; y continuaréis vuestra labor en bien de vuestros hermanos: Seguiréis elevándoos y perfeccionándoos, plenos de confianza y esperanza en mi justicia.

Tendréis que ser fuertes para resistir peligros y tentaciones y ante vuestro ejemplo y pruebas de fortaleza, os llamarán los iluminados y escogidos del Señor, porque en vuestros pasos os ayudará el mundo espiritual de luz, que velará por vosotros en todo instante; caminado juntos y bajo mi voluntad, haréis que se cumpla mi palabra profética.

Seguid trabajando, aun cuando el fruto de vuestra lucha no lo vean los ojos de vuestro cuerpo, acaso lo veréis en espíritu o a través de nueva envoltura.

Esa será la labor de la humanidad del mañana, en que cada uno trabajará por el bien de todos y las naciones lucharán por la paz del mundo.

En este tiempo se iniciará la lucha de ideas y credos. Será tiempo de controversias y discusiones en el cual los intelectuales de este mundo pondrán a prueba vuestro saber.

Se discutirán las diversas interpretaciones que se han dado a mi palabra del Segundo Tiempo y de todo cuanto he dicho por medio de mis iluminados. Entonces, se descorrerá el velo de muchos misterios y la hipocresía de muchos será abatida por la verdad de mi Enseñanza.

Mi divino deseo es que los hombres a través de sus doctrinas lleguen a comprenderse, dando así un paso hacia la unificación espiritual.

Preparaos para este tiempo, y entonces persuadiréis con palabra humilde y sencilla a sabios y entendidos, porque me bastará vuestra elevación para inspiraros mi sabiduría, que brotará inagotable por vuestra boca. Seguid el camino trazado por vuestro Señor.

Veo que estáis padeciendo a causa de la aflicción que os proporciona el mundo y también porque habéis venido siguiéndome por un camino de humildad y caridad.

No lloréis por vosotros, porque en verdad vuestro espíritu se está purificando. Llorad por los que aún viven aferrados a los placeres del mundo y siguen cautivos de la materia. No penséis que Yo gozo con vuestras penas, porque eso sería tanto como negar la virtud de vuestro Padre, que es la del amor. Observad que Yo vengo a vosotros, precisamente para acortar vuestros días de aflicción y lograr que vuestros dolores se atenúen. Os aconsejo que perseveréis en el bien, porque más vale que ahora estéis padeciendo por obrar bien, que si os dedicáis en hacer el mal.

Por sobre vuestros sufrimientos Yo os haré sentir mi paz, esa gracia divina, que no consiguen gozar los poderosos, a pesar de todos sus caudales.

Os he enseñado a sanar a los enfermos del cuerpo y del espíritu; quien con tal virtud cumpliera y llegara a su vez a sentirse enfermo, sentirá a la cabecera de su lecho, la presencia del Doctor de los doctores. Aprended a sentir mi compañía así como la del mundo espiritual, para que nunca os sintáis en la soledad; para que el huérfano no se sienta sin protección; para que la viuda no se sienta sola o desamparada, para que el hombre o la mujer abandonados, no sientan un vacío en el espíritu y que los que no han conocido el amor en la Tierra, sientan en su corazón el amor de su Padre Celestial.

Amad a vuestros semejantes, servidles, dedicadles aunque sólo sea una parte de vuestro tiempo, porque así lograréis que vuestro espíritu cumpla con su misión. Entonces lograréis imitar en vuestra vida las lecciones del Divino Maestro, el que olvidando sus padecimientos y sus amarguras, sólo dedico se a bendecir y a derramar el consuelo de su enseñanza a cada uno de sus pasos.

Pueblo: ahora que me tenéis bajo esta forma; vibrad de gozo al escuchar mi palabra.

Recreaos los pobres, los que nunca habéis poseído nada, los enfermos, los parias, los que han tenido hambre y sed de justicia, los tristes, los oprimidos; llenad de esperanza vuestro corazón, porque en verdad os digo que esa esperanza no se verá defraudada. Comprended que la hora de justicia ha llegado y que todos los que han sufrido con paciencia su restitución, los que han sabido apurar con mansedumbre su cáliz y han soportado con amor sus pruebas, todos ellos recibirán su galardón.

Revelaciones, conocimiento, pan, llaves del trabajo y bálsamo, todo eso y más les ha sido dado a los que han sabido esperar la hora de mi vuelta.

Discípulos, multiplicaos para que mi paz y mi luz se extiendan por todo el orbe. Mi mensaje no está dirigido a determinadas criaturas exclusivamente, viene dirigido a todos mis hijos. Bienaventurados sean los que lo reciban y todos los que lo esperen.

Sois párvulos ante las enseñanzas del Padre y es por eso que aún no vivís de acuerdo con la perfección de la vida espiritual. Todavía no habéis alcanzado la plenitud de la vida verdadera y para ayudaros ha sido menester que vuestro Señor descienda para auxiliaros, para que con su socorro logréis conocer todo lo que no sabéis, lo que no habéis comprendido y lo que habíais olvidado.

Cristo es y debe ser vuestro modelo, para eso vine a hacerme hombre en aquel tiempo. ¿Cuál fue la manifestación que Jesús entregó a la humanidad? Su amor infinito, su divina sabiduría, su misericordia sin límites y su poder.

Yo os dije: Imitadme y llegaréis a hacer las mismas obras que Yo hago; si vine como Maestro, debíais de comprender que no fue para enseñaros lecciones imposibles o que estuvieran fuera del alcance del entendimiento de los hombres.

Comprended entonces que, cuando hagáis obras semejantes a aquellas que Jesús os enseñó, habréis alcanzado la plenitud de la vida, de la que os hablé anteriormente.

Cuántos hombres, por el saber que han alcanzado, creen poseer la grandeza espiritual y no son para Mí más que unos niños estacionados en su camino de evolución; porque deben de considerar que no es tan sólo el desarrollo de su mente por la que pueden lograr la elevación de su espíritu, sino que debe ser por el desarrollo del conjunto de su ser y hay muchos dones en el hombre que es necesario desarrollar, para lograr alcanzar la plenitud.

Por eso es que instituí, como una de mis leyes de amor y de justicia, la reencarnación del espíritu, para concederle un camino más extenso, que le brinde todas las oportunidades necesarias para lograr su perfeccionamiento. Cada existencia es una breve lección, porque de otra manera sería muy corta la oportunidad de un hombre para abarcar en ella el cumplimiento de toda mi Ley; pero es necesario que conozcáis el sentido de esta vida, para que toméis de ella su esencia y alcancéis su armonía, que es la base de la perfección humana, para que podáis pasar a un plano superior, hasta llegar a la vida espiritual, donde tengo guardadas para vosotros tantas lecciones que debo enseñaros y tantas revelaciones que aún debo haceros.

Nunca han marchado todos los seres aquí en el mundo en el mismo nivel espiritual; junto a hombres de una gran elevación, han convivido otros en gran retraso. Debo advertiros que este tiempo tampoco será el único en el que puedan surgir hombres de un espíritu muy elevado.

En todos los tiempos, aun en los más remotos de la historia de la humanidad, habéis tenido ejemplos de hombres de espíritu elevado. ¿Cómo podríais explicaros que desde los primeros tiempos ya hubiese hombres de espíritu evolucionado, si antes no hubiesen pasado por reencarnaciones sucesivas que les ayudaron a elevarse?

Es que el espíritu no nace al mismo tiempo que la envoltura, ni el principio de la humanidad coinciden con el del espíritu. En verdad os digo que no existe un sólo espíritu que haya venido al mundo sin antes haber existido en el más allá. Y ¿Quién de vosotros puede medir o conocer el tiempo que haya vivido en otras moradas antes de haber venido a morar la Tierra?

En otros mundos, también gozan los espíritus de libre albedrío y pecan y se desvían, o perseveran en el bien y así logran elevarse, igual que como lo hacéis vosotros en la Tierra; mas llegado el instante marcado, los que están destinados a venir a este mundo, descienden a él unos para cumplir una noble misión, otros para expiar su restitución; mas según ellos quieran ver esta Tierra, así se les presentará como un paraíso para algunos o como un infierno para otros. Por eso es que, cuando ellos comprenden la misericordia de su Padre, sólo ven una vida maravillosa sembrada de bendiciones y enseñanzas para el espíritu, un camino que los acerca a la Tierra Prometida.

Unos se van de este mundo deseando retornar, otros lo hacen con el temor de tener que volver, y es que vuestro ser aún no ha llegado a comprender la armonía en la que debéis vivir con el Señor.

Ya os he revelado que mi pueblo se encuentra diseminado por toda la Tierra, es decir que la simiente espiritualista se encuentra diseminada en toda la redondez de la Tierra.

Hoy estáis desunidos y hasta llegáis a desconoceros unos y otros, por verdaderas pequeñeces; mas cuando las doctrinas materialistas lleguen a amenazar con invadiros a todos, entonces será cuando llegaréis a identificaros todos los que pensáis y sintáis con el espíritu. Para cuando ese tiempo llegue, Yo os daré una señal para que podáis reconoceros, algo que todos podáis llegar a ver y oír en la misma forma. Así, cuando deis testimonio unos a otros, os maravillaréis y diréis: Es el Señor quien nos ha visitado.

Entended que vuestros hermanos espiritualistas, no sólo se encuentran habitando esta nación sino que también se encuentran en otros pueblos, comarcas y naciones. Sabed que debéis prepararos para alcanzar la mayor limpidez en vuestra vida para que deis testimonio verdadero, de todo lo que aquí escuchasteis y recibisteis. Yo estoy tocando a todos los espíritus, para que llegada la hora, sepan entregaros un fiel y completo testimonio de todo lo que ellos a su vez hayan recibido, y para que estén preparados para escucharos con amor.

No serán fuerzas humanas las que muevan en la Tierra a este pueblo cuando se una, él será espiritualmente uno solo, sin buscar para ello una ciudad especial, ni existirá un gobierno espiritual que rija el mundo.

Una luz superior le guiará y le inspirará entre diversas ideologías, doctrinas, tendencias, religiones, credos y sectas, y entonces, la humanidad que hasta hoy ha vivido sumergida en el más completo materialismo, se asombrará al llegar a contemplar la aparición de este pueblo doctrinado.

Mi pueblo en los tiempos pasados, no hizo obras que lo acercaran a la perfecta unión con su Creador, más bien cayó en la profanación y en la desobediencia; sin embargo, Yo no lo exterminé, porque mi justicia de amor quiso conservarlo y multiplicarlo sobre la Tierra, a fin de que se purificase de sus faltas pasadas y desempeñase ya con mayor luz en el espíritu, la misión que desde los primeros tiempos se le ha encomendado, que es la de llevar a sus hermanos el mensaje divino, la de abrir brecha espiritual a los demás pueblos y de enseñar con sus obras y ejemplos, cómo se respeta y se cumple la Ley divina del Padre.

Comprended que si os he enviado al mundo, ha sido para la bendición de los hombres. Orad y velad, para que lleguéis a estar preparados en esa hora, en la que todos estaréis unidos en espíritu, en pensamiento y en obras, aun cuando materialmente os encontréis distantes unos de otros. Sólo con la Espiritualidad, llegaréis a poder combatir y vencer al dragón del materialismo, que avanza paso a paso devorando pueblos y sembrando el dolor y la desolación.

En esta Era os digo: Benditos seáis vosotros que habéis sido predestinados para recibirme en este tiempo y oír mi palabra. Yo os he preparado y mi luz ha bañado vuestro espíritu, por eso seréis fuertes y aun cuando viniesen sobre vosotros grandes pruebas, no os dejaréis vencer. Cuando estéis ya en el valle espiritual, conoceréis cuán grande ha sido el privilegio que habéis tenido y os sentiréis dichosos.

Cuando escuchasteis mi palabra por primera vez, sentisteis que era yo quien os hablaba y meditando en vuestras obras, pensasteis que no estabais limpios, que debíais haceros dignos, y comenzasteis una vida nueva y en cada día os perfeccionabais; mas cuán difícil es para vosotros perseverar en ese propósito. Llegáis muchas veces al sacrificio, sin que Yo os lo haya pedido, y os cansáis pronto; Yo os digo que me complace que toméis con paciencia el camino, ¿Cómo queréis perfeccionaros en corto tiempo, si es tan grande la obra que vais a emprender?

Me amáis y ésta es vuestra base; me presentáis vuestra fe y aún así, cuando las pruebas llegan a vosotros, me decís: Maestro, siempre encuentro obstáculos para cumplir tus leyes; la incredulidad de los míos me hace debilitar, la tentación se interpone a cada instante para hacerme caer y aun yo mismo he quebrantado mi propósito. Yo os digo: en medio de esta lucha tenéis que trabajar, esos obstáculos que encontráis son pruebas para vuestra fe y con ellas, el espíritu se irá acrisolando. Confiad en vosotros mismos, comprended que lleváis mi Espíritu y habéis sido preparados para participar en esta gran batalla.

Apenas estáis dando los primeros pasos y aun cuando os he llamado a unos guías, a otros portavoces, todos tenéis que prepararos para llegar a conocer vuestro cargo y saber desempeñarlo, mas no desconozco vuestros méritos, habéis dado a mi causa el primer lugar en vuestro corazón y vuestro mayor anhelo es seguirme. Yo, como Padre, os he guiado, os he conducido y he abierto mi corazón, para que en él leáis mi amor y mi caridad.

Mi paciencia no tiene límites, os he concedido tres eras e innumerables reencarnaciones para que alcancéis vuestra elevación espiritual y aún en este tiempo he venido a hablaros, sin contemplar la incredulidad y el materialismo humano. Estáis en el Tercer Tiempo de las manifestaciones espirituales y si sabéis aprovechar vuestros dones, contemplaréis la potestad de vuestro espíritu y sabréis que Yo siempre he querido hacer de vosotros seres superiores capaces de llevar a cabo grandes obras. Todo lo he dispuesto para que os rijáis por mi Ley de amor y la respetéis. A la diestra de cada labriego está un ángel guardián y cuando esos seres se han comunicado con vosotros os han manifestado su humildad, su obediencia, ellos os han acompañado en la jornada y con vosotros han sufrido las asperezas del camino. Oídlos, porque en su palabra llena de luz, encontraréis la explicación de mis revelaciones. Después del año de 1950, recordaréis el ejemplo de esos seres virtuosos, los cuales no serán alejados de vosotros, sino que seguirán inspirando a vuestro espíritu y protegiendo a la humanidad.

Preparaos, para que no atribuyáis imperfección a mi palabra. Conoced su esencia; si el portavoz del cual me sirvo no estuviere preparado, si su espíritu no estuviese atento a mis dictados, la palabra que brote de sus labios, no reflejará mi perfección. Entonces, penetrad en el verdadero sentido de ella y sabréis lo que he querido expresar. No me atribuyáis a Mí las imperfecciones, comprended que Yo soy vuestro Dios que soy Perfecto.

Levantaos llenos de celo y defended mi causa, todo lo que encontréis fuera de la Ley en las prácticas de los labriegos, corregidlo con amor y justicia.

Recibo de vuestra simiente la que encierra verdad y limpidez, y la que no ha llegado a la madurez, la dejo en vuestras manos para que la sigáis cultivando y corrigiendo.

Mas venid a Mí, hijos míos, Yo os recibo. Sois el caminante cansado que ha errado por distintos caminos y ahora después de grandes pruebas y desengaños, buscáis mi bendición y mi apoyo. Habéis llegado bendiciéndome y dándome gracias por haber encontrado el descanso, y el Maestro os dice: Yo os lleno de gracia, y es mi voluntad que recobréis fuerza, que os llenéis de valor, porque después de que os extasiéis oyendo mis enseñanzas, vais a prepararos para hacer frente a una lucha que se aproxima para todos los hombres y particularmente para el pueblo de Israel. Reconoced que formáis parte de ese pueblo, cuyos cargos han sido muy grandes en todos los tiempos. Entre vosotros están los profetas, los intérpretes de mi palabra, los sabios.

Habéis sido formados con perfección. Vuestro espíritu ha sido iluminado para que conozcáis la grandeza de mi creación, para que estudiando su parte espiritual, comprendáis que sois semejantes a Mí y conociendo la Naturaleza material, podéis serviros de ella, porque ha sido puesta por Mí como una sierva humilde ante el hombre. ¿Cuándo llegaréis a conocerla y dominarla? ¿Cuándo seréis tan dignos que podáis ordenar a un elemento que se detenga o cambie, en beneficio de vuestros hermanos? Cierto es que ellos obedecen a leyes dictadas con justicia y amor, mas vosotros tenéis potestad y Yo os he dicho que cuando os espiritualicéis, podréis detener en mi nombre las enfermedades, la inclemencia del tiempo, el rigor de las calamidades y el pecado. Todo podréis hacerlo si tenéis fe. Llegará el momento en que todo espíritu se conmueva y toda inteligencia despierte, y al buscar la fuente de donde procede la luz y la perfección, me encontrarán a Mí.

Una era de regeneración se acerca. Vosotros, mis discípulos, pondréis los cimientos para la formación de un mundo nuevo, trabajaréis como trabajan los ejércitos del bien, los ángeles que, por amor a vosotros, luchan por lograr la elevación espiritual de la humanidad.

El amor es la fuerza más poderosa con la que el hombre podrá alcanzar su regeneración.

En el Segundo Tiempo, muchos dudaron de Mí, no podían creer que el hombre humilde, mezclado entre las turbas de menesterosos, de enfermos y pecadores, fuese el Maestro, el Verbo del Padre. Y al contemplar mis beneficios y obras de amor y de perdón, decían: ¿Es un hechicero o un profeta? Cuando estuvo ante mi presencia aquella mujer que había cometido adulterio, quisieron probarme y dijeronme: Juzga a esta mujer que ha pecado, es perversa y no merece estar entre nosotros. Arrójala porque no es digna de oír tus enseñanzas ni compartir tu pan. Yo les dije: Vosotros conocéis la culpa de esta mujer, todos juzgáis que es pecadora más aquel que se encuentre limpio, libre de todo pecado, que arroje la primera piedra. Yo toqué a los que la acusaban a través de su conciencia y pronto conocieron que sus culpas eran muy grandes, mayores que las de aquella mujer; y avergonzados se retiraron, y la que había sido acusada y juzgada por aquella turba, me pidió perdón, reconoció su mancha y fue tan grande su arrepentimiento, que se sintió purificada y en su corazón se encendió el amor; entonces la levanté y le dije: Yo te perdono, anda y no vuelvas a pecar.

Así, cuando vosotros os sintáis torturados por el peso de una culpa y estéis arrepentidos, limpiaos con la oración y con las buenas obras, venid a Mí, recobrad la paz y no volváis a pecar. Más también os digo: ¿Por qué juzgáis sin piedad las faltas ajenas y no miráis vuestro interior? Yo os perdono desde antes de cometer la falta, y cuán pocas mujeres arrepentidas he encontrado en el camino, mas os anuncio una vez más que el pecado desaparecerá.

La Tierra será limpia. El hombre volverá a oír la voz de su conciencia. Yo os invito a morar Conmigo y ese es el único camino para llegar a Mi

Siempre que veléis y oréis, seréis salvos de penas y tentaciones. El tiempo que os doy, tomadlo para hacer obras que den prueba de vuestra fe de discípulos. El mundo se acercará a vosotros y se sorprenderá al contemplar vuestra paz y dirá: ¿Cómo es posible que este pueblo goce de tranquilidad, mientras las naciones se han convertido en una hoguera de odio? Y el Maestro les contestará: Encuentro purificado y digno a este pueblo, mas Yo he descendido a todos. Todo el que me busque, me encontrará y estaré tan próximo a él, que me sentirá en su propio corazón.


¡Te perdono y te bendigo en mi nombre que Soy el Padre, El Hijo, el Espíritu Santo, Mi paz sea con vosotros Pueblo Bendito de Israel!

No hay comentarios: