Yo recibo a mi pueblo, a vosotros que venís en
busca de la dulzura de mi palabra, para mitigar los sinsabores de la vida.
Vengo a entregaros la ternura que alberga mi corazón divino y a bendeciros.
Es el tiempo en que vengo a entregar en esta
forma mi palabra de verdad en este planeta, valle de dolores en el cual os
encontráis sufriendo, ¡Oh humanidad!
Sobre vuestro pesado sueño y sobre la amargura
en que os encontráis, aparece una vez más mi ley, que viene a despertaros, a
iluminar la Tierra, según mi promesa hecha en el Segundo Tiempo.
Escrito estaba que cuando los hombres se
encontrasen en gran altura de perversidad, brillaría mi luz en el mundo, se
convertirían todos los espíritus, por los niños y los ancianos habría
profecías; y las mujeres y los hombres tendrían visiones espirituales.
Ved que estáis ya en esos tiempos, en que se ha
extendido el pecado de Sodoma y Gomorra; en que los padres desconocen a los
hijos y éstos se levantan en contra de los padres. Es entonces cuando mi luz,
cual faro sublime de esperanza, viene a iluminaros como el sol radiante de la
mañana.
Os he prometido que si tres de vosotros os
reunís en el nombre del Padre, mi rayo descendería y mis pensamientos divinos
se convertirían en palabras para consolaros y fortaleceros en vuestra tristeza
y soledad. Porque Yo soy el Verbo Divino que ha amado y ama a la humanidad,
antes y después de la cruz.
El mundo se conmueve porque las mentes están
enfermas y en su confusión no saben si soy o no el Maestro. Los hombres han
perdido siempre el equilibrio de la justicia y de la verdad. Han tocado los
extremos. En los tiempos pasados, adorabais a Dios en todas las formas
materiales que estaban delante de vuestros ojos: en los astros, en los
elementos y en los ídolos hechos por vuestras manos. Ahora el hombre siente
grandeza y enaltece su personalidad y se avergüenza de proclamar a Dios,
llamándole con otros nombres para no comprometer su soberbia, para no bajar del
pedestal de su posición. Por eso me llaman: Inteligencia cósmica, arquitecto
del Universo, pero Yo os he enseñado a decirme: ¡Padre nuestro! ¡Padre mío!
Como en el Segundo Tiempo os enseñé. ¿Por qué diciéndome Padre, los hombres
creen rebajarse o menguar su personalidad?
A vosotros, oh discípulos amados, el Maestro os
pregunta: ¿Qué es vuestro en este mundo? Todo lo que poseéis, el Padre os lo ha
dado para que de ello os sirváis en vuestro tránsito por la Tierra, mientras
late vuestro corazón. Si vuestro espíritu procede de mi Divinidad, si es un
hálito del Padre celestial, si es encarnación de un átomo de mi Espíritu; si
vuestro cuerpo ha sido formado también dentro de mis leyes y os lo confío como
instrumento de vuestro espíritu, nada es vuestro, hijos muy amados. Todo lo
creado es del Padre y de ello os ha hecho poseedores temporalmente. Recordad
que vuestra vida material es tan sólo un paso en la eternidad, es un rayo de
luz en el infinito y por ello debéis atender lo que es eterno, lo que nunca
muere y eso es el espíritu.
¡Mirad! Todas las galas de este mundo están
destinadas a desaparecer, para que a su tiempo vengan otras; mas vuestro
espíritu seguirá viviendo eternamente y contemplará al Padre en todo su
esplendor, al Padre de cuyo seno brotó. Todo lo creado tiene que volver al
lugar de donde provino.
El amor de Dios es infinito y cuanto más lo
hayáis querido empequeñecer, más grande se levantará delante de vosotros y más
intensamente se manifestará en vuestro camino. Le habéis querido humanizar
buscándole en diversas formas y le habéis adorado en la estrechez de un
santuario de cantera hecho por manos humanas. Pero Yo os digo: ¡No le busquéis
tan pequeño! ¡No le busquéis así! Buscadlo en la grandeza de su Espíritu Santo,
sublime, divino, majestuoso, dueño de todo lo que ha sido, de lo que es y lo
que será.
Si en vuestro pensamiento os preguntáis aún
si será posible que el rayo de luz de Jesús de Nazaret se encuentre iluminando
este mundo pecador por medio de su palabra, esta voz os interroga: ¿Cuándo debe
llegar el doctor si no es cuando hay gravedad en el enfermo? Hoy el mundo se
agita en medio de su más profundo dolor, hay agonía y estertor de muerte en los
espíritus y por eso es el momento que el Padre ha elegido para iluminar y
levantar a los espíritus por medio de este mensaje de paz y de amor, en
cumplimiento de las profecías.
El hombre se ha olvidado de su Creador y sólo
ha querido vivir para la materia. Hoy viene el Maestro a deciros: Aprended a hacer
uso de las potencias de vuestro espíritu, para que el dueño del mundo y de los
átomos, de las grandezas del infinito y hasta de lo más imperceptible, lo sea
también de vuestros pensamientos; brille y resplandezca en vuestra morada de
luz y esa luz os envuelva e ilumine como a todos los astros.
No os preguntéis más por qué estoy con
vosotros. Dejad que mi Espíritu Divino vibre de amor por todas las criaturas,
acercaos a este banquete espiritual que os estoy brindando, a la mesa en donde
la ternura de mis palabras os invita a elevaros con firmeza por el camino de la
verdadera luz. Apresuraos, hijos míos, porque este legado os lo entregaré en
sólo cortos instantes.
Yo escucho el clamor del agonizante y el de la
madre en momentos de tristeza y angustia. Mi espíritu, que está en todo lugar,
dentro y fuera de lo humano, les contesta: ¡No temáis, Yo escucho vuestra
plegaria, heme aquí con vosotros!
Discípulos amados del Tercer Tiempo: Yo vengo a
invitaros para que brilléis conmigo, para que seáis la luz del mundo y mis
colaboradores en esta divina tarea, para que preparéis la sementera con
espiritualidad, con piedad, con misericordia, con amor, como Yo os lo he
enseñado. Regad esta siembra con lágrimas de compasión que vertáis al sentir el
dolor de vuestro semejante, con lágrimas de arrepentimiento, ellas traen
alegría a mi Divinidad y poseen el poder sublime de la contrición y de la fe.
No os pido que lo hagáis con la sangre de vuestras venas, porque ella no llega
a Mí.
El hombre en su ceguedad, me busca por caminos
errados, y cuando no humaniza mi Divinidad, diviniza su humanidad. Por eso mi
voz le dice: Tiempo es ya de que me escuchéis y me sintáis en el fondo de
vuestro corazón. Recordad que en vuestras tristezas y en vuestras alegrías
siempre está presente mi amor. Pero cuando vuestro corazón quiere decirme: ¡Yo
os he sentido! acalláis su voz; cuando vuestro espíritu quiere elevarse a Mí,
le detenéis con las pesadas cadenas de vuestro materialismo.
No desesperéis en las pruebas: Llevad con
resignación vuestra cruz, como Yo os enseñé a cargarla, tened fe y pensad que
nada pasa desapercibido para Mí y que todo cuanto existe está contado: Hasta la
última de las arenas del mar y hasta la más lejana estrella. También estuvieron
contadas mis palabras en el Sermón de la Montaña; los golpes del martillo que
taladraron mis manos y mis pies al ser enclavado en el madero; las espinas de
la corona que la humanidad posó en mis sienes divinas y mis últimas palabras en
la cruz.
Nunca os sintáis solos ni atentéis contra
vuestra vida, porque vuestros días también están contados por el Padre.
Olvidad por un instante vuestros dolores y
entregad misericordia, piedad y amor, para que podáis manifestar el poder y el
amor del Padre a través de vosotros mismos.
Si os habéis sentido muy pequeños para que Dios se ocupe de vosotros, Yo os digo: Pensáis así por vuestro egoísmo que no os
deja concebir la grandeza de vuestro Padre. Recordad todo lo que hacen vuestros
padres materiales para guiar vuestros pasos cuando sois pequeños y cuánto se
desvelan para cuidaros. Pues el conjunto del amor de todos los padres y de
todas las madres de la Tierra es sólo un débil reflejo de lo que os ama Dios.
Comprended cuánto debe amaros vuestro Padre Celestial, para haber venido a
sufrir a este mundo, para enseñaros el verdadero camino y entregaros la vida
eterna. Vosotros sois el ser más preciado, la obra magna de su creación. Siendo
átomos, sois grandes delante de Él. En vosotros está representado su Reino y
está simbolizado el Universo; dentro de vosotros podéis encontrar el cielo y un
sol luminoso, pero no habéis sabido conoceros a vosotros mismos, por lo que hoy
os digo: Comprended mi palabra, dejadme alumbrar en vuestro cielo interno y
vivir en vosotros. Dejad que mi Obra florezca y fructifique en vuestro corazón,
para que sea glorificado vuestro Padre y lleve a cabo su plan divino de dar
salvación a todos los espíritus.
La humanidad, en su materialismo, me dice: ¿Será
cierto que existe el reino del Espíritu? Y Yo os contesto: Oh incrédulos, sois
el Tomás del Tercer Tiempo. Sentir piedad, compasión, ternura, bondad, nobleza,
no son atributos de la materia, como tampoco los son las gracias y dones que
lleváis ocultos en vosotros mismos. Todos esos sentimientos que lleváis
grabados en vuestro corazón y en vuestra mente, todas esas potencias, son del
espíritu y no debéis negarlo. La carne es sólo un instrumento limitado, y el
espíritu no lo está: El es grande por ser átomo de Dios.
Buscad la mansión del espíritu en el fondo de
vuestro ser y la gran sabiduría en la grandeza del amor.
Aprended de Mí, para que seáis buenos
sembradores en la campiña de amor. En este tiempo en que la humanidad no se
ama, y no se da cuenta de la hora que vive, he venido a vosotros cumpliendo mi
promesa.
Vengo a daros nuevamente mis lecciones
despertando vuestros sentidos y facultades dormidas, para que todo lo bueno que
hay en vosotros lo pongáis al servicio de mi Ley divina.
Se acerca ya el término de mi comunicación y
debéis llegar a ese día con verdadera espiritualidad y conocimiento de mi
Doctrina.
Las manifestaciones que estáis viendo no las
volveréis a contemplar, ellas sólo han sido la preparación para mi comunicación
espiritual directa con vosotros.
Siempre que se eleve vuestro espíritu a Mí,
sentiréis en verdad mi presencia.
Ya es tiempo de que mi Obra debiera ser más
conocida, pero vuestro temor no ha permitido que así sea; muchas veces teméis
hablar, mas después de 1950 ella será universalmente conocida y comprendida.
En mi labor de Maestro en este tiempo, he sido
secundado por el mundo espiritual, el cual ha dejado entre este pueblo un
ejemplo de fraternidad, de elevación y cumplimiento. Falta que vosotros hagáis
lo mismo.
Mi palabra ha luchado contra vuestro fanatismo
religioso. Dulcemente os ha persuadido de que vuestro espíritu, dentro de la
evolución que ha logrado; puede prescindir de todo culto exterior y de toda
forma ritual.
He querido dejaros unidos como hermanos, porque
se acerca el tiempo de la lucha y quiero que lleguéis a poseer temple en el
espíritu y fortaleza moral.
Mirad que en vuestro camino vais a encontrar
cuadros de miseria, de dolor. Vais a cruzaros con los muertos vivientes y los
poseídos de las tinieblas. Vais a contemplar a los que tienen el corazón
empedernido y a los que han caído víctimas de sus pasiones.
Yo os digo desde ahora: No temáis llegar hasta
ellos. Si es su cuerpo el que adolece de enfermedades para vosotros repugnantes
o contagiosas, no temáis al contagio ni a las enfermedades del espíritu. No
olvidéis ni dudéis que estáis protegidos por mi gracia, para que también ello
sea un testimonio más ante los incrédulos. Id al encuentro de los enfermos y
necesitados y por medio de vuestra elevación, consejos y oraciones, acercadlos
al Doctor de los doctores. Si así lo hacéis, habréis puesto en práctica los
dones que os he entregado.
Aún tenéis que luchar mucho para alcanzar el
desarrollo y evolución de vuestro espíritu. Es necesario que aumentéis vuestra
voluntad de servirme en vuestros semejantes.
Unificad vuestro análisis y vuestra
interpretación de mi palabra, para que vuestro culto y vuestras obras sea las
mismas en todos.
Cuando los hombres se acerquen a vosotros a
preguntaros cuál es vuestra ideología, les mostraréis está página de amor
divino, con vuestras obras, palabras y escritos.
A los discípulos del Espíritu Santo les está
encomendada esta tarea. Trabajad y veréis coronados vuestros esfuerzos.
Veo en vuestro espíritu el anhelo de conocer el
más allá. Ya no os concretáis tan sólo a vivir y a preocuparos por lo que a
este mundo pertenece. El dolor, las lágrimas, las pruebas, os han desengañado,
os han desmaterializado y os han llevado al camino de la elevación espiritual.
Transportaos en alas de la oración a las
regiones del espíritu, para que ahí os saturéis de paz y de luz.
Dad a mis enseñanzas su verdadero sentido, sin
olvidar que los hombres de los que me valgo para hablaros, sólo son un
instrumento de mi voluntad.
Estáis ante el altar de la sabiduría, del cual
os hago guardianes y responsables. Velad porque no sea profanado, pero cuidaos
de caer en misticismo, porque Yo he contemplado a muchos que imitan a los
blancos mausoleos que exteriormente ostentan su blancura y guardan en su
interior sólo podredumbre.
Vosotros los que trabajáis en mi campiña,
llevaréis mi palabra como una semilla y la sembraréis y cultivaréis como Yo os
he enseñado. Seréis los continuadores de mis discípulos del Segundo Tiempo y
predicaréis mi evangelio en las distintas naciones.
¡Cuánto tendréis que luchar para lograr
ablandar el duro corazón humano y cómo debéis resistir las pruebas para ser
creídos! Sólo la fe y la perseverancia en mi enseñanza os llevarán al triunfo.
Si debilitáis, habréis perdido esta oportunidad de salvaros y llevaréis en
vuestro espíritu el dolor de haber cedido bajo la influencia de los
increyentes.
Habéis venido a Mí, obedeciendo el llamado que
os he hecho y llegaréis buscando sin saber cuál es la mejor forma de
presentaros ante vuestro Padre, y Yo os digo: venid como discípulos, hijos míos
y permaneced cerca de Mí.
Sé, desde antes de que elevéis vuestra
plegaria, lo que me vais a pedir, lo que os hace falta y sólo os concedo
aquello que es para vuestro bien, porque vosotros mismos no sabéis qué es lo
que os conviene. Si confiáis en Mí y estáis conformes con mi voluntad, Yo os
daré lo que os hace falta y vuestro corazón os hará notar que lo que habéis
recibido es lo justo, lo que necesitáis, y me concederéis la razón para regir
vuestro destino.
Yo no os pido pago por mis beneficios, os amo y
sólo cumplo mi deber de Padre. En cambio, cuando el mundo os otorga un favor,
no lo hace por aliviar vuestra pena, sino por atraer hacia sí la admiración, la
alabanza, y esa caridad humillante, no es meritoria. Yo os he enseñado la
caridad discreta, las obras piadosas que dignifican al que las hace y al que
las recibe, esas que se ocultan entre dos corazones y que buscan aliviar y
confortar, teniendo como único testigo a mi Divinidad.
Todos los que me seguís, debéis buscar en la
vida futura vuestra esperanza de salvación y de compensación a vuestras
penalidades, y entonces llenos de confianza, seréis pacientes en las pruebas,
conformes con vuestra restitución y aún más, seréis dichosos, porque podréis
pagar deudas pasadas, reparar errores y libraros de graves faltas.
En este instante, estáis elevados saboreando
mis palabras, no tenéis secretos para Mí, me invitáis a que penetre en vuestro
corazón y para que conozca todo lo que hay en su interior, y Yo dejo en él,
como una flor sedienta, mi palabra de amor, que es rocío
vivificante. Así como hoy os habéis preparado, hacedlo siempre,
guardad en vuestra memoria mis lecciones, analizándolas para después ponerlas
en práctica.
No creéis que sirviendo a los demás os
degradáis y que vuestra personalidad se debilita; ya os he dicho que más os
vale dar que recibir, y que si dais una parte de vuestra heredad, estaréis
acumulando obras de verdadero valor para vuestro espíritu. Lo que os he dado,
no pertenece tan sólo a vosotros, os he hecho depositarios de un caudal de
dones que debéis hacer llegar a vuestros hermanos.
Esta voz que ahora oís, es la misma que oyeron
los primeros moradores de la Tierra, la misma que oyó el pueblo de Israel en su
principio, la que hizo estremecer a Moisés. ¿No la reconocéis en su esencia?
Cuando lleguéis a comunicaros conmigo de
espíritu a Espíritu, se cumplirán aquellas palabras de los profetas que
dijeron: "Los hombres y las mujeres penetrarán en una vida espiritual
desconocida hasta ese tiempo, sus ojos verán más allá de lo terrenal y todo se
transformará". Vosotros sois de los llamados a ver el principio de una
nueva era que llevará a la humanidad a conocer el verdadero fin para el cual
fue creada. En este tiempo, Yo seré amado y reconocido por mis hijos y ellos se
amarán entre sí. Esta es la meta que Yo he señalado al hombre y a la cual
llegará. Yo os la anuncio desde ahora.
En esta era, venid ante el Maestro de maestros,
venid a descansar de vuestra fatiga terrestre bajo el follaje del Árbol de la
Vida. Venid a alimentaros con el pan de vida eterna y a saciar vuestra sed en
las aguas cristalinas que a torrentes estoy derramando en vuestro espíritu.
Os recibo para daros mi calor de Padre, mi
enseñanza de Maestro y el bálsamo cual Doctor de los doctores. Todo lo
hallaréis en Mí y no tenéis por qué quejaros, porque Yo no os abandono. Cual
ladronzuelo me acerco de puntillas hacia vuestro corazón y en silencio me
recreo cuando os encuentro preparados. Cuando meditáis en mi Obra, en vuestra
oración enseño a vuestro espíritu a comunicarse con mi Divinidad, es cuando os
revelo la verdad y os entrego todo lo que vais a necesitar en vuestro camino.
Van a llegar tiempos difíciles para vosotros y
también para la humanidad. Tiempos de grandes calamidades y si no estáis
preparados, debilitaréis en vuestra fe y en la confianza de lo que os estoy
hablando. El mañana veréis cumplidas mis profecías, mirad que Yo no os
defraudo. En vuestros buenos propósitos Yo os fortalezco y os digo: Por aquí
caminad, y cuando un mal pensamiento os asalta, os digo: Por aquí no caminéis;
haced esto y esto no lo hagáis; os muestro el mejor camino; Yo os digo: Comed
de este fruto y dejad el otro porque éste es bueno y el otro os envenena.
Entonces ¿Por qué vosotros no encendéis más
vuestra fe en mi Divinidad? ¿Por qué no os dejáis guiar por mi palabra? ¿Acaso
encontráis en ella maldad y mala dirección para vosotros? No, me decís en
vuestro corazón. En verdad es vuestro espíritu el que me habla, el que se
confiesa delante de Mí, se reviste de mi fortaleza y se satura de mi sabiduría,
porque él sí sabe quién es el que le enseña y le ordena.
Vengo en pos de vuestro espíritu, es a él a
quien he llamado, porque mi voz se escucha espiritualmente en todo el Universo
haciendo el llamado a todo espíritu. Porque es el tiempo en que todos debéis
recordar las enseñanzas espirituales que han sido olvidadas en el corazón del
hombre.
Ha sido mi voluntad derramar a torrentes la luz
del Espíritu Santo, para que el mundo contemple con claridad el camino que
conduce a la espiritualidad, al adelanto y progreso de esta humanidad; un
camino que les vengo a mostrar a todos sin distinción alguna, un camino en el
cual no están los placeres mundanos, ni el materialismo, un camino limpio de
bajas pasiones, exento de conflictos materiales y que sólo conduce a un fin
divino, a un fin espiritual.
¿Y quiénes son los que transitarán por este
camino? Lo transitará todo aquel que quiera despojarse del materialismo, aquel
que quiera penetrar a un cumplimiento espiritual, aquel que quiera ser mi
servidor, mi compañero. Porque Yo tengo una campiña y a ella llegará todo el
que quiera servir a la humanidad, porque sirviendo a la humanidad, me está
sirviendo a Mí.
Comprended mi inspiración y mi deseo divino,
para que paso a paso os vayáis preparando y estéis dispuestos a recibir lo que
tengo que entregaros a cada uno de vosotros en este Tercer Tiempo, porque Yo
estoy entregando grandes misiones, estoy heredando a los espíritus y preparando
a las materias para que unidos el espíritu y la materia, se levanten al
cumplimiento de su misión.
Yo os estoy preparando como el fuerte de las
naciones, del mundo; por vosotros Yo enviaré mensajes a los afligidos, detendré
los elementos desatados; por uno de mis servidores que ostente en su espíritu
el triángulo de mi Divinidad y que con fe se eleve en oración, detendré el caos
que envuelve a la humanidad.
Seguiré preparándoos y entregándoos la luz para
que alcancéis a comprender mi enseñanza y así, poco a poco, os iréis elevando
en conocimiento espiritual, os confiaré la esencia de mi palabra, mi sabiduría,
para que mañana seáis los grandes analizadores de mi palabra.
Yo os estoy apartando de vuestros errores, de
vuestra ignorancia, de vuestro atraso espiritual; os estoy dando una nueva
oportunidad para que os acerquéis más a Mí por medio del conocimiento, de la
luz de la convicción y así ya podréis defenderos y defender mi Obra. Mi Ley que
en Tres Tiempos os he entregado, ahora ya no la ocultaréis, esa Ley será
presentada ante los hombres en toda su pureza, en su verdad, en su sabiduría.
Porque todo el que cumpla con la Ley se regenerará en corto tiempo. El pueblo
de Israel será preparado con ella y será el pueblo que enseñe a purificarse a
todo el que se halle en su camino.
Pueblo amado: Yo siempre me he manifestado en
mi poder, en mi luz y en mi sabiduría, y si los hombres no me han encontrado en
lo que soy, es porque no han meditado ni han contemplado mi grandeza. Sólo se
han confundido, sus mentes se han turbado y no encuentran una solución para sus
turbaciones. Más llegará el instante en que todos me sentirán y me
contemplarán, en lo divino, en lo puro, en lo invisible, en lo espiritual.
Haced méritos con obras que os eleven y os
dignifiquen ante Mí, porque según sea vuestra preparación, así os iréis
acercando al Padre.
Por eso os digo que os preparéis, porque tenéis
que llegar al Padre y no quiero que os presentéis con la mancha de vuestro
pecado.
Yo os entrego el arma del amor, con esta arma
podréis vencer todos los obstáculos, podréis apartar toda confusión, el odio y
la mala voluntad. Con el amor podréis hacer grandes obras. Esgrimid esta arma
porque es con la que Yo he venido combatiendo en este Tercer Tiempo y con ella
quiero que vosotros hagáis obras maravillosas entre vuestros hermanos.
Pueblo, escuchad y seguidme, apartad con la
fuerza que os he entregado, todo lo que a vuestro paso se interponga y al final
de vuestra jornada seréis el vencedor, el guerrero que triunfe en la batalla;
porque si hoy no estáis aún en la gran contienda, mañana sí estaréis, y con la
comprensión de la misión que os he entregado y con pleno conocimiento de
vuestra responsabilidad, os levantaréis dando el alerta, dando la buena nueva
de mi enseñanza que viene a daros fortaleza al corazón de la humanidad, para
que se levante y os siga en el camino.
Estoy enseñándoos cómo se combate y cómo se
logra la victoria, para que vosotros llevéis estos ejemplos a vuestros
hermanos.
Os encontráis bajo la sombra del árbol,
comiendo de los más ricos manjares que ningún hombre podría entregaros, el
Maestro sí os lo puede dar porque Yo he preparado la mesa y los frutos, y Elías
os ha reunido para que podáis hartaros, para recreo y alimento de vuestro
espíritu y para fortaleza de vuestro cuerpo.
He venido nuevamente como el Gran Guerrero,
luchando para rescatar a mi pueblo, me he presentado en medio de las tinieblas
para disiparlas con la luz de mi Espíritu Santo, para que mi pueblo pueda
contemplarme en todo mi esplendor, en todo mi poder.
06-147.71 Ya desde el Segundo Tiempo os he hablado en
parábola y en sentido figurado y ahora ha sido mi voluntad materializar más el
sentido de mi palabra, para que todos me podáis comprender. Porque Yo os he
dicho que en este tiempo todo ojo pecador y no pecador me contemplará. Ahora,
grandes multitudes escucharán mi palabra, se recrearán con mis prodigios y sus
cerebros sabrán analizar mis lecciones con perfección. Estoy iluminando los
cerebros de los torpes, para que analicen mi palabra. Por eso os vengo
limpiando de todo lo que os puede confundir, para que con vuestro entendimiento
libre y preparado con mi luz, podéis asimilar la esencia de mi palabra y la
deis a conocer por todos los caminos como es mi voluntad.
Los hombres en su ciencia, en sus doctrinas y
de acuerdo con su propia voluntad, han preparado muchos caminos para conducir a
su espíritu hacia Mí, mas Yo os digo; Yo he permitido todo esto a la humanidad,
para que después de haberme buscado en su materialismo, se detenga a meditar en
lo espiritual, porque se han olvidado que llevan un espíritu que es parte de mi
Espíritu.
He venido a combatir la confusión y el error en
que la humanidad ha caído al confiar y vivir tan sólo para la materia. Por eso
me he presentado con toda humildad en este Tercer Tiempo a convivir con
vosotros, ya no en materia, ahora en Espíritu, para que os asemejéis a Mí y
vayáis despertando vuestro espíritu, para que en él se desarrollen los dones
que posee y se manifiesten a través de la materia. Porque quiero un pueblo
fuerte, en el cual ponga toda mi confianza, las grandes misiones, los grandes
cargos. Un pueblo que no debilite ante la primera prueba ni se detenga ante el
invasor; que contemple al enemigo como a un hermano inocente e ignorante en la
Obra del Padre, que se le acerque sin temerle y con todo amor y caridad le
enseñe, lo prevenga, lo conduzca y le hable a su espíritu, a su corazón.
Mi lucha es grande, porque quiero contemplar un
pueblo responsable de sus actos, un pueblo activo en el cual se reflejen las
buenas obras, el amor, la humildad, el reconocimiento a mi Divinidad, la
comprensión de la Obra Espiritualista Trinitaria Mariana. Un pueblo que sólo
esgrima las armas del amor, de la caridad y de la luz. Así quiero contemplar a
mi pueblo, así quiero dejarlo preparado para después de que finalice mi
comunicación a través del cerebro humano, en 1950, fecha señalada por mi
Divinidad y como mi palabra no puede volver atrás, en esa fecha daré término a
mi comunicación por el entendimiento humano.
Vosotros no profanéis este mandato, ni intentaréis
retener mi Rayo entre vosotros ni a mi Mundo Espiritual, porque ¡Ay, ay de
vosotros si así lo hiciereis! porque no será mi Espíritu, no será mi Rayo el
que os ilumine. Después de 1950, Yo me comunicaré con todo el que sepa
prepararse, con todo el que se espiritualice para que pueda comunicarse Conmigo
de espíritu a Espíritu; porque entonces mi inspiración será recibida por todos,
no sólo por los que he nombrado pedestales, no, mi inspiración será trasmitida
por todos, en su verdad y en su esencia, porque esta es mi voluntad.
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