Grabad profundamente en vuestro espíritu mis
palabras, porque cada una de ellas forma parte del libro que os estoy mostrando
en este tiempo, en el que podéis estudiar y más tarde enseñar a vuestros
hermanos.
Todavía no tenéis toda la sabiduría en vuestro
entendimiento, ni toda la gracia en vuestro espíritu, por eso es menester que
vengáis a recibir mi lección. Mi camino no es un sendero florido, sino camino
de lucha y grandes pruebas. Por eso os invito a orar y a meditar, para que
podáis comprenderme.
La humanidad reconocerá como apóstoles míos a
los que llenos de humildad lleven mi Doctrina. Quiero que la justicia y la
rectitud estén en todos vuestros actos, para que seáis respetados. Una guerra
de ideas se acerca y será desatada en todas las naciones. Cada uno de vosotros
será soldado, mas para defender esta causa, usaréis las armas de amor, de
razonamiento y caridad. Muchos se confundirán al oír vuestro testimonio y dirán
que no es posible que el Divino Maestro venga a hablar a los hombres y vosotros
explicaréis con las lecciones que habéis recibido, mi Doctrina de amor. Mi luz
descenderá a vosotros y Yo hablaré por vuestra boca.
Muy pocos son los que en este tiempo luchan por
un ideal espiritual, porque la humanidad ha perdido su sensibilidad y ha
olvidado los deberes para con su Dios.
Contemplo a los niños, sin alegría, sin paz,
llenos del saber material su entendimiento, y de las leyes y virtudes
espirituales nada han aprendido y su espíritu entristecido ruega, implora
caridad y su plegaria no es escuchada. Sus padres no han estado preparados para
darles enseñanza. Las mujeres me han pedido el don de la maternidad, que no ha
todas he concedido, sin medir su responsabilidad, y he ahí las consecuencias;
no han sabido conducir a la niñez, no han modelado su corazón, ni han iluminado
su espíritu y éste, no ha podido desenvolverse.
Vosotros, que formáis el mundo presente,
pasaréis por grandes luchas y el fruto de vuestro esfuerzo lo recogerán las
generaciones venideras. Dejadles una herencia de fe y de profundas
convicciones, ayudadles a escalar con vuestras obras de amor.
Habéis escuchado el llamado del Maestro, quien
una vez más os espera para daros su palabra que es caricia divina. No sólo los
primeros recibieron esta gracia, también los postreros han sido dignos de
recibir esta Doctrina que hará evolucionar el concepto que de Dios tenía la
humanidad. Os he dicho que en todos los tiempos he estado con vosotros, pero en
verdad os digo: Por la fidelidad de los primeros a quienes di mis primeras
órdenes, habéis alcanzado gracia vosotros los postreros.
Mi palabra de hoy es la misma que la de los
tiempos pasados, sólo es diferente la manifestación. Mañana no os hablaré en la
forma en que ahora os estoy hablando; las costumbres de los pueblos cambiarán
por la misma evolución, mas siempre estaréis preparados para recibir los
mensajes que vuestro Señor os esté enviando. Todos debéis saber que estaré
siempre con vosotros.
Mis manifestaciones de este tiempo han sido y
seguirán siendo motivo de discusiones entre las religiones y sectas, más el
Espiritualismo triunfará, porque su pureza hará sentir la grandeza de mi Obra y
vosotros daréis testimonio de estas lecciones con vuestra forma de vivir, que
será un ejemplo y una enseñanza para vuestros hermanos.
A veces os repito mis lecciones para grabarlas
indeleblemente en vuestro corazón y en ellas encontraréis la huella del
Maestro.
Este mensaje es para todos los pueblos, no sólo
para los que os llamáis espiritualistas.
La esencia de esta Obra, será la base sobre la
que descansen todas las leyes y así, el mundo penetre en un período de
comprensión, fraternidad y reconstrucción. Sólo con armas de amor podrán los
hombres derribar las barreras que hoy los dividen. Solamente bajo estos
principios conseguirán los mandatarios de los pueblos unir a los hombres de
estos tiempos. Entonces se verá al fuerte tendiendo la mano al débil, y éste,
al levantarse, ayudando al fuerte, unidos ambos como una sola familia: la
familia de Cristo, aquella que sabe su destino y el fin que le espera: la
eternidad.
No están solos mis discípulos para esparcir mi
Doctrina; también mis huestes espirituales se encuentran diseminadas por el
mundo, preparando mentes y corazones para proseguir mi Obra entre la humanidad.
Vuestros ojos no verán la realización de estas
profecías, pero alcanzaréis a contemplar los campos preparados y la semilla
esparcida, la cual germinará en el espíritu de las futuras generaciones. Y así,
el mundo seguirá su marcha, reconociendo la autoridad suprema de su Creador,
sin cuya voluntad no se mueve ni la hoja del árbol.
Preparaos, porque vais a penetrar en un tiempo
de grandes acontecimientos espirituales. Hasta aquí, sólo ha sido etapa de
preparación, ahora viene el tiempo de enfrentarse al mundo, que se encuentra
aferrado a sus ideas, sus conceptos, cultos y doctrinas.
Id y hablad de mi Obra, en la que podrán encontrarme
todos los que me busquen. A nadie distinguiré. Así anunciaréis que el Maestro
está esperando a todos sus hijos, que nadie llegará tarde a mi puerta, porque
la salvación de todos deberá ser consumada.
En verdad os digo que el mundo está contra
vosotros y para ello os preparo, para que sepáis defender la causa de vuestra
fe, con las armas de amor y caridad. Os digo que triunfaréis aun cuando vuestro
triunfo no sea conocido. Ahora vuestro sacrificio no será de sangre, pero sí
sabréis de la calamidad y del desprecio. Más ahí estará el Maestro para
defenderos y confortaros porque ningún discípulo estará solo.
Lleváis simbólicamente la cruz del sufrimiento,
la cual os recordará siempre la que Yo cargué por vuestras culpas, y aun cuando
no llegareis al martirio por mi causa, si sabréis tener abnegación.
Esa cruz os la haré liviana, porque cual divino
Cirineo os ayudaré a escalar la montaña de vuestra vida hasta llegar llenos de
méritos a la presencia de vuestro Señor.
Oíd atentos mi palabra porque ella es el manjar
que os alimenta; ya no os quejéis de hambre o de pobreza, porque Yo he venido a
sustentaros y a daros fortaleza.
Todo aquel que me presente su escaso patrimonio
en la Tierra, esperando de Mí una palabra de aliento, lo consuelo diciéndole:
conformaos con lo que ahora tenéis y no busquéis los bienes temporales,
ambicionad la vida eterna. Haced obras que perduren, construid sobre cimientos
inconmovibles de fe y amor, y tendréis paz en el mundo, lo demás os lo daré por
añadidura y ninguno de mis hijos perecerá. Una vez más os repito aquellas
palabras: "las aves no siembran ni cosechan, no hilan, y sin embargo, a
ellas no les falta el sustento y el abrigo".
Hasta hoy habéis permanecido estudiando conmigo
como párvulos y discípulos, pero llegará el día en que saldréis de esta tierra
llevando mi palabra de amor a otras comarcas y con ella encenderéis el fuego de
amor en muchos corazones que me llaman y que hoy viven silenciosos esperando la
hora de mi retorno para levantarse a trabajar, ellos diligentes os
ayudarán en vuestra labor. Id como buenos sembradores. Conquistad
para Mí el mayor número de corazones que podáis. Cada uno será recibido como
una semilla vuestra. Los pecadores que hayáis convertido, los enfermos del
cuerpo o del espíritu que hayáis sanado, serán meritos que os acercarán a Mí.
Llevad mi palabra como una semilla de vida,
cuidadla, y haced que florezca en vuestro espíritu y en el de aquél que la
reciba; velad por ella y por aquellos en quienes haya sido sembrada para que
vuestra obra sea justa, ¿Que sería de una simiente si se le abandonase durante
el tiempo de su germinación o desarrollo?
A los corazones que no tengáis cerca,
preparadlos con vuestra oración. Todo lo que no esté a vuestro alcance
confiadlo al Mundo Espiritual y esos seres completarán vuestra obra y todo será
orden, armonía y cumplimiento.
Todos vuestros actos y misiones serán conocidos
por los presentes y por los que han de venir, por ello cuidad que todos
vuestros pasos estén iluminados por la luz de mi enseñanza.
Los espíritus escogidos están diseminados en
todo el mundo y he contemplado en ellos el temor de infringir mis leyes, su
anhelo es trabajar para que la Tierra se cubra de seres obedientes que me
honren, me glorifiquen y se comuniquen espiritualmente conmigo y Yo les haré
oír mi voz incesantemente instruyéndoles, guiándoles para que recuerden el
ejemplo de su Maestro.
Todo está dispuesto con perfección en el Universo.
Doquiera hay precursores y profetas que cumplen su misión inspirados en Mí.
Trabajad espiritual y materialmente para que viváis en armonía con las leyes
que os rigen. En ambos trabajos tendréis el justo pago; mas no cobréis la
caridad o el consuelo en forma material, ni exijáis retribución espiritual a
cambio del trabajo que hacéis en la Tierra.
Haced que crezca vuestra fe para que hagáis
obras dignas de vuestro espíritu. Confiad en vosotros mismos y hablad en nombre
mío, porque no serán vuestras palabras sino las mías, las que haré brotar por
vuestros labios para que sintáis que estoy con vosotros.
Todos tenéis un presente para Mí y lo ofrecéis
con humildad; algunos un profundo arrepentimiento por sus faltas, otros, la
alegría por haber llevado a cabo una buena obra. Algunos más tenéis el deseo de
apoyaros en Mí. Confiad en que saldréis avante en cualquier empresa difícil. Yo
estoy leyendo vuestro corazón, concediendo gracia a unos y recibiendo su
tributo de otros.
Orad y preparad vuestro hogar para que sea un
templo, y bajo ese techo sanen los enfermos y se aquieten los espíritus que
sufren. El pan y el techo no os faltarán. Os he enviado para que seáis consuelo
y caridad entre la humanidad y le llevéis la paz que da el cumplimiento; si
después de haber dado lo que tenéis, recogiereis ingratitud, sobreponeos al
dolor, tomad fuerza en Mí, que Yo os daré paciencia y conformidad.
Llevad en vuestro corazón la paz y obraréis con
serenidad, seréis virtuosos en vuestros actos para que sepáis esparcir esta
gracia en vuestro derredor. Combatid la guerra, purificad el ambiente, haced
obra de reconstrucción en los hombres y en los pueblos, y pronto veréis
aparecer las luces de un nuevo día para la humanidad.
Entonces veréis a los hombres venir a Mí, en
busca de amor y de caridad, de reconciliación y de paz, solicitando la luz
divina para no errar más, confiando y esperando de Mí la vida y fortaleza,
reconociéndome como Padre.
Guardad esta enseñanza en la que se encierran
mis revelaciones, profecías y análisis que os doy en este tiempo. Descubrid
también su esencia que es aliento para el espíritu, tomadla con delicadeza
porque ella forma parte del Libro de la Vida Verdadera, el cual he abierto en
el sexto capítulo. Cuando hayáis estudiado profundamente mis lecciones y os
dispongáis a ponerlas en práctica, haréis cambiar vuestra vida, viviréis
sencillamente, amaréis todas mis manifestaciones, buscaréis estar siempre en
contacto conmigo y pondréis los cimientos para la formación de un nuevo mundo
que estará regido por mis leyes y en el que seré respetado y obedecido.
Cuando el mundo ponga en vuestro corazón su
carga de pesares e incomprensiones, venid a Mí y Yo os daré fortaleza y curaré
vuestras heridas; sentíos niños ante Mí aunque hayáis vivido mucho y descansad
en la paz de mi Espíritu.
En el mundo en que habitáis, no hay un solo
corazón que no sufra. Todos vais transitando en el camino de vuestro calvario,
mas no habéis aprendido a recibir con amor las pruebas y no aceptáis vuestro
cáliz de amargura. No habéis imitado a Jesús en su pasión perfecta. Vosotros no
estáis solos en vuestras pruebas, me tenéis a Mí como Cirineo, para haceros más
ligera vuestra cruz.
No os amedrenten las tempestades de la vida, no
desesperéis en el dolor, llevad con paciencia vuestra restitución y cuando
hayáis escalado el monte y seáis elevados en una cruz espiritual, invisible a
los hombres, buscad mi presencia para sentiros fuertes, Yo estaré con vosotros,
para daros aliento y vuestro espíritu se fundirá con el mío en la hora suprema.
Yo os recibiré, os consolaré y os daré mi paz.
Entonces veréis abrirse ante vuestro espíritu
un mundo desconocido, sentiréis que penetráis a una nueva vida y al contemplar
desde allí a esta Tierra, esta escala en donde ahora habitáis, sentiréis piedad
por el mundo que sufre, que se angustia y vive sin esperanza, porque no le ha
llegado todavía la luz de esta revelación que Yo os he traído en el Tercer
Tiempo y vuestro espíritu me pedirá la misión de trabajar espiritualmente por
él, para conducir sus pasos por el verdadero camino. Reuniréis todas vuestras
potencias para ponerlas al servicio de vuestros hermanos menores, de aquellos
que no han querido oír la voz de su Padre Celestial, que es amor y justicia.
Entonces os convertiréis en emisarios de paz, y así seguiréis trabajando en la
Obra Divina; conoceréis cuán grande es la misión espiritual que os corresponde,
y en cada nueva escala que alcancéis, me sentiréis más cerca., mi voluntad será
la vuestra y la de vosotros la mía. De esta manera os llevaré por el camino que
conduce a Mí.
Sed incansables al caminar por el sendero
marcado por el Maestro. A veces sangra vuestra planta y vuestras vestiduras se
desgarran en los espinos, mas vuestra esperanza os sostiene. Así os contempla
Aquél de quien brotasteis y al que habréis de volver.
Ahora soy vuestro compañero de viaje, el que
cura vuestras heridas, para haceros sentir mi bálsamo. Así hago renacer lo que
todavía está dormido en vuestro ser y despertéis al llamado de vuestra
conciencia, porque soy la resurrección y la vida.
Estabais muertos, más os resucité a la vida de
la gracia y os hice contemplar la luz de mi Espíritu.
Como Maestro, soy pacientísimo e incansable. Mi
lección es nueva en apariencia y sin embargo es la misma, porque de generación
en generación, desde el principio de los tiempos, sólo os he enseñado a amaros
los unos a los otros y por ese camino podréis llegar a Mí.
Os hice para Mí y os quiero para Mí. Os he
llamado para enseñaros a vivir como espíritus de luz. Hoy transitáis en este
mundo, mañana no sabéis si estaréis separados de los que han sido aquí los
vuestros. Estad siempre preparados, para que acudáis al llamado de vuestros
hermanos en cualquier momento. Os voy a conceder un tiempo más, porque si en
este instante os sorprendiese ¿Qué me presentaríais? ¿Habéis esparcido mi
Doctrina? ¿Habéis despertado a la vida eterna a los que duermen? ¿Os sentís dispuestos
a resistir un juicio?
Estas interrogaciones que os hago, son las que
vosotros os debéis hacer diariamente, para que viváis alerta y preparados y el
Maestro pueda sentirse satisfecho de sus discípulos.
He de levantar la iglesia del Espíritu Santo en
el corazón de mis discípulos en este Tercer Tiempo. Ahí hará morada el Dios
Creador, el Dios fuerte, el Dios hecho hombre en el Segundo Tiempo, el Dios de
la sabiduría infinita. El vive en vosotros, mas si queréis sentirle y escuchar el
eco de su palabra, tendréis que prepararos.
Quien practica el bien, siente interiormente mi
presencia, lo mismo aquel que es humilde o el que ve en cada semejante a un
hermano.
He aquí, discípulos, la verdad que existe en la
iglesia del Espíritu Santo, para que no seáis de los que se confunden con falsas
interpretaciones. Los templos de cantera fueron sólo un símbolo y de ellos no
quedará ni piedra sobre piedra.
Quiero que en vuestro altar interior, arda
siempre la llama de la fe y que comprendáis que con vuestras obras estáis
poniendo los cimientos donde descansará algún día el gran santuario. Tengo a
prueba y en preparación a toda la humanidad dentro de sus diversas ideas,
porque a todos les daré parte en la construcción de mi templo.
Todos los que se levanten alentando este ideal, quedarán unidos espiritualmente, aun cuando sus cuerpos se encuentren muy distantes; su unión será fuerte, y unos a otros se reconocerán. Ese es mi pueblo, el cual ayudará a alcanzar la salvación a todos lo que a su paso encuentre.
Algo de esto veréis vosotros y mucho las
generaciones venideras, pero vuestro mérito de haber sido los primeros en la
lucha por la unificación espiritual, siempre la tendré en cuenta.
Vuestra tarea es difícil y delicada, pero nunca
imposible. Mientras tengaís voluntad, vuestra misión os parecerá sencilla.
Luchad y no desmayéis, luchad con vosotros
mismos, bien sabéis que mientras viváis en la materia, habrá inclinación al
pecado, habrá tentaciones y se agitarán como tempestad las pasiones.
Lucha el espíritu por alcanzar su elevación y
su progreso, mientras la materia cede a cada paso a las atracciones del mundo;
mas podrían armonizar espíritu y materia, tomando ambos lo que lícitamente les
corresponde, eso es lo que os enseña mi Doctrina.
¿Cómo podréis en cada paso practicar mi Ley?
Escuchando la voz de la conciencia que es el juez de vuestros actos. No vengo a
ordenaros lo que no podríais cumplir; vengo a persuadiros de que el camino de
la felicidad no es una fantasía, sino que existe y la forma de transitar por
él, es la que os estoy revelando.
Sois libres de escoger el camino, pero es mi
deber de Padre mostraros el verdadero, el más corto, aquel que ha estado
siempre iluminado por la luz del faro divino que es mi amor a vosotros, que
sois los discípulos sedientos siempre de escuchar nuevas palabras que vengan a
afirmar vuestros conocimientos y a vivificar vuestra fe.
Con cuánto amor os acercáis a Mí, sabiendo que
en mi enseñanza encontraréis la fortaleza y el consejo, que viene a disipar
vuestros dolores. Se alegra mi Espíritu al recibiros, para daros las pruebas de
amor, mirando que confiáis en Mí, como el hijo debe de confiar en su Padre.
Vuestra vida está llena de manifestaciones de
amor, que no siempre habéis sabido percibir. Más aún, en los días de mayores
tribulaciones, llega hasta vosotros un rayo de esperanza que no os deja caer en
la desesperación o en el desconsuelo. Y es que el Padre acompaña al hijo y no
permite que su espíritu se aniquile. Es en esos días cuando os manifiesto más
mi protección en forma clara para que aprendáis a confiar, para que cuando
lleguen a vosotros otras pruebas de mayor magnitud, os sintáis preparados y
dispuestos a que éstas se realicen en vosotros y obtengáis el resultado que
está señalado por Mi
En el camino que se ha marcado a vosotros no
hay pruebas que sean inútiles. Todas tienen un fin, que es el de perfeccionar a
vuestro espíritu. Las grandes pruebas son siempre para los espíritus grandes.
Por eso cuando veáis venir sobre vosotros un torbellino que amenace destruir
vuestra tranquilidad, no temáis, id a su encuentro y vencedlo con la potestad
que os he entregado. Esperad el tiempo necesario y en vuestra lucha no
debilitéis, no queráis conjurarlo en el momento en que aparece ante vosotros;
permaneced orando y velando. No os hablo de los elementos de la Naturaleza,
sino de aquéllos que sirven de crisol al espíritu y que cuando son bien
aprovechados le ayudan a escalar, descubriendo ante él nuevos caminos, le hacen
conocer y le despiertan sentimientos que habían permanecido dormidos y que le
eran necesarios para que le ayudaran a evolucionar. "Conoceos a vosotros
mismos", os he dicho. Penetrad en vuestro propio ser y haced uso de todas
vuestras facultades y potencias, porque hoy necesitáis conocerlo todo y
abarcarlo con vuestro espíritu, para que dejéis concluida vuestra obra en la
Tierra.
Pronto veréis venir a este mundo una nueva
guerra en la que estará en peligro vuestra fe. Todos lucharán defendiendo su
creencia, todos dirán que poseen la verdad, y en ese combate, el espíritu de
los hombres despertará y se hará sensible a mi influencia y unos y otros os
veréis obligados a estudiar mi Ley y mis revelaciones. Los libros serán
escudriñados por las sectas como nunca lo habían sido y todos me interrogarán,
unos como Juez, otros como Maestro. Ese será el tiempo para el cual vosotros
debéis de estar preparados y dar a conocer mis enseñanzas.
Todo lo que os he anunciado se cumplirá, en
cada día encontraréis ocasión de trabajar y de poner en práctica mi palabra. Os
preparo para que cuando se cumplan estas profecías, no seáis sorprendidos.
Porque en verdad os digo que ha llegado el
momento de que cumpláis para conmigo, así como habéis cumplido para con vuestra
familia. Ahora es cuando vais a conocer verdaderamente la finalidad para la
cual habéis sido creados y cumpliréis la misión encomendada a vuestro espíritu.
No será mi palabra ni mi Obra ninguna carga
para vosotros, por el contrario, será para haceros más llevadera la existencia
en un época de penalidades y amarguras en que todos los hombres como náufragos,
buscarán algo a que asirse para no perecer.
Vosotros ya habéis descubierto esta barca y
estáis por penetrar en ella. Dichosos los que sepan permanecer confiados y
firmes dentro de ella porque no perecerán.
Yo quiero que dejéis de llorar en vuestros
caminos, a pesar de que las pruebas se ciernan sobre vosotros, para eso vengo a
haceros comprender que es indispensable no infringir la Ley.
Para deciros lo que he venido a revelaros en
este tiempo, hube de aguardar muchas eras, mas Yo os pregunto: ¿Qué son para Mí
los milenios cuando el tiempo no pasa sobre mi Espíritu? Vosotros si tuvisteis
que esperar, mas no en la inactividad, sino evolucionando y creciendo en luz,
en saber y experiencia.
Ahora os encontráis en aptitud de sentir y
comprender mis enseñanzas, por elevadas que sean; no así en el Primer Tiempo,
cuando para simbolizar la patria del espíritu tuve que entregar al pueblo una
tierra, y para enseñarles la ley hube de dejarla en una piedra.
Ahora estáis a punto de presenciar la
destrucción del reinado del materialismo, en el que caerán tronos, coronas,
poder, orgullo y vanidades. Todo ello ha existido y existirá mientras los
hombres crean que no hay más gloria que la que encuentran en el mundo, mas
cuando la humanidad encienda la lámpara de la fe en la vida espiritual,
entonces caerán de su cuerpo las falsas galas, y se ataviará el espíritu con la
vestidura de los que aman la verdad, el bien y la pureza.
Aprovechad la palabra de vuestro Padre, porque
vendrán las multitudes a protegerse junto a vosotros, en este pueblo verán
cumplirse las promesas del Señor y se sentirán atraídos por la esencia de que
se satura este pueblo.
Estoy iluminando vuestro entendimiento, estoy
abriendo vuestro corazón a todos los buenos sentimientos y a las buenas
inspiraciones y estoy cerrando vuestros labios para la ofensa y la blasfemia,
pero dejándolo en libertad para expresar mi Doctrina, para consolar y dar
testimonio de la verdad.
No deberá haber jueces entre vosotros, ni
fanáticos, ni hipócritas, porque donde existan estos defectos, no podrá haber
espiritualidad.
Mi justicia se hará sentir sin cesar sobre este
pueblo mientras no se levante vigoroso a estudiar mi mensaje y a llevarlo como
buena nueva a la humanidad, por lo que os digo que más os vale que apresuréis
vuestros pasos, y procuréis corregir vuestros errores, a fin de que las pruebas
y los días de dolor os sean acortados.
¿Por qué os sorprendéis de que se presenten
entre vosotros seres que habitaron la Tierra hace miles de años? ¿Qué es el
tiempo para el espíritu? ¿Qué es el tiempo en el mundo espiritual? Nada.
Hace cerca de dos mil años que Yo estuve con
vosotros y en verdad os digo que este tiempo ha sido un instante para Mí.
¿Os extrañáis de que mi Espíritu o el de mis
enviados se manifieste entre vosotros? Es que no analizáis vuestra vida y por
eso os sorprendéis de todo y llamáis sobrenatural a lo que es completamente
natural.
Os sorprendéis de que un espíritu se manifieste
o se comunique con vosotros, sin pensar que vosotros también os manifestáis y
hasta os comunicáis con otros mundos, en otras moradas.
Vuestro cuerpo no se da cuenta de que vuestro
espíritu, en los instantes de orar, se comunica conmigo, no sabe percibir la
aproximación que por medio de ese don tenéis con vuestro Señor, y no solamente
con mi Espíritu, sino también con el de vuestros hermanos espirituales a
quienes recordáis en los momentos de oración.
Tampoco os dais cuenta de que en vuestro
reposo, cuando la materia duerme, el espíritu, según sea su evolución y su
espiritualidad, se desprende de su cuerpo para presentarse en lugares
distantes, y hasta en moradas espirituales que vuestra mente ni siquiera puede
imaginar.
Nadie se sorprenda de estas revelaciones,
comprended que estáis aproximándoos a la plenitud de los tiempos.
Es necesario que comprendáis que los tiempos en
que los hombres y los pueblos buscaban mi voz, mi lenguaje y mis mensajes a
través de las tempestades, de los vientos huracanados y de toda manifestación
de la Naturaleza, han pasado y que ya estáis capacitados para que podáis
comunicaros espiritualmente conmigo y podáis recibir mis divinos mensajes a
través de los sentidos de vuestro cuerpo.
Ciertamente os digo que los elementos de la
Naturaleza siguen dando voces a la humanidad, siguen tocando a los hombres,
poniéndoles a prueba, despertándolos y purificándolos; pero es por vuestro
materialismo, porque sólo sois sensibles a lo que percibís con los sentidos de
la carne; mas, cuando haya espiritualidad en la Tierra, cuando los hombres
hayan desarrollado sus facultades espirituales y sean sensibles a lo que está
más allá de lo material, entonces podréis comprobar cómo la Naturaleza, con
todos sus elementos, se aquietará, mostrando una absoluta armonía y no
intervendrá más en lo que a vuestra moral y a vuestra espiritualidad
corresponde.
Los elementos materiales dejarán de ser
mensajeros de lo divino, porque los hombres habrán penetrado en mis enseñanzas
y habrán alcanzado la comunicación de espíritu a Espíritu.
¡Te perdono y te bendigo en mi nombre que Soy el Padre, El Hijo, el Espíritu Santo, Mi paz sea con vosotros Pueblo Bendito de Israel!
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