sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 14

Venís buscando la luz y Yo os la entrego, porque tenéis fe y la esperáis de Mí. Todo el que me busca me encuentra; todo el que espera de Mí, recibe.
Más fácil sería que dejase de iluminar el astro rey, que Yo rechazara a uno solo de mis hijos que me busque.
Vengo a ayudaros a corregir vuestros errores, porque no quiero que se prolongue vuestra confusión.
El tiempo asignado por Mí para entregaros esta enseñanza, está terminando y es preciso que os preparéis, porque en la comunicación de espíritu a Espíritu que debéis alcanzar después de 1950, hallaréis en mis enseñanzas mayor sabiduría.
Los profanos se convertirán en párvulos, los párvulos en discípulos y los discípulos en maestros, en ejemplos vivos de buenas obras entre la humanidad.
No os sintáis pequeños cuando os nombre párvulos, porque ante la sabiduría del Señor ya es mucho ser párvulo.
Muchos discípulos y párvulos tengo, no sólo aquí entre vosotros, sino diseminados entre la humanidad, en sectas y religiones, ya que todos de acuerdo con su evolución se encuentran ocupando los diferentes peldaños que forman la escala infinita de la espiritualidad.
Más también debéis saber que no sólo en este mundo tengo discípulos, recordad que os he dicho: "En la casa del Padre hay un número infinito de moradas"; ahí existen mis hijos en inmensas multitudes que viven para aprender de Mí.
Sabed que en aquel Reino es donde mejor se comprenden mis lecciones, por lo tanto, donde más se adelanta.
Allí es a donde llegan los que partieron de este mundo sufriendo por las amarguras y desengaños; los sedientos de verdad, de saber, los hambrientos de amor, los humillados.
Allí los espera su Maestro, para darles enseñanzas más grandes que aquellas que la humanidad les negó.
Entonces, los que fueron ignorados y pobres en la Tierra, brillarán con verdadera luz y asombrados verán cómo los que en este mundo brillaron con falsa luz, en el más allá, lloran su miseria espiritual.
En estos mundos de paz que habitaréis, es donde aquellos que lloraron y me bendijeron en la Tierra, han recibido las más gratas sorpresas, un galardón que no esperaban cuando apuraban su cáliz de amargura.
No importa que hayan tenido momentos de desesperación y de duda, esos instantes de flaqueza se los perdono, porque también tuvieron grandes días de dolor en los que mostraron resignación y me bendijeron.
Estos hijos míos, también recorrieron su calvario y sufrieron grandemente en su camino de restitución; y quienes cumplen con mi Ley, aunque sólo vivan unos instantes en el buen sendero, alcanzan en la vida eterna el gozo y la satisfacción espiritual.
Así responde mi amor eterno al amor momentáneo de los hombres.
Bienaventurados los que cayendo y levantándose, llorando y bendiciéndome, heridos por la maldad de sus hermanos, confían en Mí y me ofrecen el santuario de su corazón.
Estos pequeños y tristes, escarnecidos pero mansos, son en apariencia débiles, pero en realidad son fuertes de espíritu y a ellos les están reservadas mayores revelaciones en cuanto estén más allá de este mundo.
En el Segundo Tiempo, para ser mi discípulo era indispensable poseer no sólo una gran fortaleza espiritual, sino también física, porque había que soportar la crueldad de los hombres, los tormentos y las pruebas a que sometían en su rudeza e ignorancia a los que predicaban algo que estaba fuera de lo conocido por ellos en el mundo.
Ahora, no necesitáis una gran fortaleza física; es otro el plan divino, mas vosotros seguiréis siendo mis colaboradores, para extender mi Doctrina entre la humanidad.
En este tiempo vais a luchar contra la ignorancia de una humanidad, que aunque materializada en todas sus fases, es menos cruel y se encuentra más evolucionada por la experiencia que ha alcanzado en sus encarnaciones pasadas.
Hoy, si sabéis de alguno que no piensa ni practica su culto como lo hacen las mayorías, si bien os extrañáis y escandalizáis, ya no clamáis porque lo quemen vivo.
Ahora, cuando tropezáis con algún enfermo poseído, ya no huís de él gritando que está lleno de demonios.
Ya muchos comprenden que tales seres no existen y que sólo son espíritus turbados a los que les falta un instante de lucidez para tornarse en mansas ovejas.
Ya empezáis a reconocer que ese ser a quien llamáis Demonio o Satanás, no es más que la flaqueza de vuestra carne, la inclinación a las bajas pasiones, la sed de deleites y deseos de la materia, el orgullo, el amor propio, la vanidad y todo aquello con que la carne tienta al espíritu.
Todavía hacéis y pensáis muchas cosas indebidas; pero alegraos porque venís adelantando en vuestra evolución, aunque algunos supongáis lo contrario dejándoos guiar por vuestros juicios imperfectos.
Es que aún no alcanzáis a comprender la creación visible e invisible que os rodea y por eso os equivocáis en vuestras interpretaciones.
Mas según sea vuestra evolución espiritual y por lo tanto vuestra necesidad de analizar mejor mis revelaciones, así os envío a mis mensajeros para que os guíen, y según encuentro vuestra mente preparada, así os hablo de mi sabiduría para conduciros a la perfección.
También en correspondencia perfecta con lo que sois, mi justicia os prueba respetando siempre el libre albedrío que os concedió el amor de vuestro Padre.
Todos tenéis el presentimiento o la intuición de la existencia del Ser Supremo, y esta intuición es la luz que vuestro espíritu ha ido conquistando en el largo sendero de la evolución espiritual.
Está llegando a vuestro espíritu un nuevo sol para iluminaros, un nuevo libro que os enseña lo que tanto ansiabais y esperabais.
¿No sentís, pueblo amado, que la humanidad ya no puede soportar la mentira, los mitos y tanta falsa luz? Ya no es tiempo de alimentar al espíritu con las interpretaciones erróneas que a mi Ley se le han dado.
Estáis preparándoos para que recibáis mayor conocimiento, y aunque por siglos habéis estado divididos en sectas, filosofías y religiones, muy pronto tendréis que reuniros en torno a mi nueva revelación, cuyo caudal de sabiduría os hará comprender que al fin habéis encontrado el libro de la verdadera vida, la del espíritu.
Necesitáis imperiosamente mi palabra; estáis agonizando de sed espiritual por falta de ese rocío que proviene de mi amor perfecto. Os falta frescura en el espíritu, por eso me acerco a vosotros para ofreceros el fruto del árbol de la vida.
Vengo a señalaros con dulzura vuestros defectos y vosotros también debéis señalar los errores de los demás, con el mismo amor y caridad, a fin de que los unos y los otros, conociendo sus imperfecciones las corrijan; más nunca pronunciaré una palabra que os induzca a juzgar las obras de vuestros semejantes o a burlaros de sus creencias o prácticas.
¿Acaso sabéis por qué errores habéis pasado tratando de rendirme culto? ¿Quién recuerda el pasado de su espíritu?
Si os dijese que habéis adorado a las bestias, a los astros y que habéis creado con vuestra imaginación dioses con atributos humanos; que os habéis postrado a adorar fieras, aves y reptiles, a muchos os parecería extraño. Mas Yo conozco vuestra evolución espiritual y por ello os digo que seáis comprensivos, respetuosos y caritativos con vuestros semejantes, con los que se encuentran en una escala inferior a vosotros; así demostraréis de verdad vuestra espiritualidad.
Sólo Yo tengo potestad para señalar las faltas de la humanidad, errores que con mi sabiduría corrijo y con mi amor perdono.
La humanidad es esclava de sectas y cultos absurdos, de vicios y profanaciones; por eso os miráis los unos a los otros como enemigos, porque sois intolerantes con vuestros semejantes.
Más vuelvo a deciros que ningún hombre tiene potestad para menospreciar o burlarse de las creencias espirituales de sus hermanos.
Sois mis ovejas temporalmente perdidas y no vengo a daros muerte, sino a salvaros; a enseñaros y a uniros. Vengo como antaño a deciros que os améis los unos a los otros; que más allá de esta existencia tenéis otra vida superior, porque en la casa del Padre hay un número infinito de moradas.
Si los hombres sintiesen el verdadero amor para sus hermanos, no deberían de sufrir el caos en que se encuentran, todo en ellos sería armonía y paz; pero ese divino amor no lo entienden y sólo quieren la verdad que llega al cerebro no la que llega al corazón, y ahí tienen el resultado de su materialismo: una humanidad egoísta, falsa y llena se amargura.
En este tiempo religiones y sectas se encuentran confundidas, advirtiéndoos que han tenido un origen elevado y que sobre sus errores aún quedan huellas de la pureza y de la luz, que dejaron en ellas mis iluminados.
Si habéis empleado algunas de vuestras ciencias para analizarme y juzgarme, ¿No os parece más razonable que deberíais usarlas para analizaros a vosotros mismos, hasta conocer vuestra esencia y destruir vuestro materialismo? ¿Por ventura creéis que vuestro Padre no pueda ayudaros por el camino de vuestras buenas ciencias? En verdad os digo, que si supieseis sentir la esencia del amor divino, el saber llegaría fácilmente a vuestro entendimiento sin que tuvieseis que cansar vuestro cerebro, ni agotaros con el estudio de los conocimientos que creéis profundos y que verdaderamente están a vuestro alcance.
Mas si vuestras ciencias, observaciones y estudios, os condujeran al amor; si la finalidad de ese anhelo de saber, fuese el rendir tributo a vuestro Padre, sirviendo cada vez con mayor perfección a vuestros semejantes, a los más pequeños, débiles y necesitados, Yo nada os diría; pero cuando contemplo que a través de vuestras ciencias empequeñecéis y rebajáis a vuestro mismo Dios, poniéndole límites, atribuyéndole errores y dándole formas que El no tiene; cuando veo que al mismo tiempo hacéis dioses de materia y divinizáis y santificáis a hombres imperfectos, os digo que ni habéis conocido la verdad que debéis poseer, ni estáis autorizados para conceder jerarquías sagradas o divinas a nadie; esto sólo corresponde a vuestro Dios y Señor.
Vosotros no podéis representar ni definir lo infinito, porque no lo podéis abarcar con vuestra mente limitada, tampoco vuestro lenguaje puede expresar lo divino ni definir lo indefinible con términos humanos.
No tratéis de encerrar a Dios en palabras o en alegorías que nunca podrán daros una idea de la verdad.
Decid con humildad "Dios", pero decidlo de manera sentida y si queréis tener una idea del inmenso amor del Señor por vosotros, pensad en Jesús.
Con alegorías, imágenes, símbolos o pobres definiciones de Dios, sólo lograréis hacer que vuestros hermanos me nieguen o sean pequeños de espíritu.
Para manifestar lo divino, vuestros idiomas son limitados, por eso en todos los tiempos he tenido que hablaros con parábolas, con metáforas, pero ya veis, aun hablándoos así, poco me habéis comprendido, porque os a faltado la voluntad necesaria para analizar mis manifestaciones.
Vosotros siempre estáis riñendo por el significado de vuestros vocablos, y a medida que creáis más palabras, más confundís a vuestro espíritu. ¡Ah hombres de muchas palabras, de muchos idiomas y de muchas creencias, pero de muy pocas obras de amor!
Fijaos en las aves que en todos los confines de la Tierra cantan con uniformidad y sencillez.
Puedo deciros que todas las criaturas se conocen y entienden entre sí mejor que los hombres, ¿Por qué? Porque todas viven dentro del camino que les he trazado, mientras que vosotros, cuando no invadís los campos que no os pertenecen, os alejáis de vuestros verdaderos senderos, que son los del espíritu; y una vez perdidos en el materialismo, no entendéis lo espiritual, lo divino y eterno.
Pero aquí me tenéis, humanidad, vengo a enseñaros cómo aun dentro de vuestra condición material, podéis armonizar con la vida espiritual, transformando vuestros malos pasos en la Tierra en una jornada de verdadero progreso, que os dará en este mundo elevadas y nobles satisfacciones, y más allá, cuando dejéis la vida humana, hallaréis una cosecha interminable de hermosas sorpresas para vuestro espíritu.
Imitad a Jesús, ¿Cómo? Amando a vuestros semejantes como a vuestro propio hijo, como a vuestra madre, como a vuestro hermano, como a vosotros mismos.
En todos los tiempos habéis tenido guías que os han enseñado la fuerza del amor. Han sido hermanos vuestros más adelantados, con mayor conocimiento de mi Ley y mayor pureza en sus obras. Han venido a daros ejemplo de fortaleza, de amor y de humildad al cambiar su vida de errores y pecados por una existencia consagrada al bien, al sacrificio y a la caridad.
Desde la infancia hasta la ancianidad, tenéis ejemplos claros de todo lo que se logra con amor y de las penas que originan la falta de caridad; pero vosotros, más insensibles que las rocas, no habéis sabido aprender las enseñanzas y ejemplos que os da el diario vivir.
¿Habéis observado alguna vez cómo las mismas fieras, responden mansamente a un llamado de amor? Pues de la misma manera pueden responder los elementos, las fuerzas de la Naturaleza, todo lo que existe en el mundo material y espiritual.
Por eso os digo que todo lo bendigáis con amor en el nombre del Padre y Creador del Universo.
Bendecir quiere decir saturar. Bendecir es sentir el bien, decirlo y entregarlo. Bendecir es impregnar todo lo que os rodea, de pensamientos de amor.
Hacerlo así y Yo os glorificaré cuando hayáis llegado al final, después de haber encontrado en vosotros mismos la esencia divina, la razón de vuestra vida y los dones con que os he revestido; la lucha, los méritos y vuestra unificación a mi Ley os hará formar una sola voluntad, un sólo espíritu con mi Divinidad.
Mi luz viene al encuentro de vosotros para ayudaros a escalar, porque soy el Maestro de todos los tiempos. no sólo en una era he venido, eternamente os he mostrado el Libro y os he pedido que os conozcáis espiritualmente, para que sepáis cuáles son vuestros dones y hagáis una vida ejemplar en que brillen la salud, la fortaleza y la confianza, así podréis enaltecer a vuestro espíritu y prepararos para la vida eterna.
Cuando el hombre tiene la fortaleza espiritual, es que su espíritu ha sabido vivificarse en la virtud.
Algunos de vosotros llegáis a Mi en pos de consuelo, buscando solución a un problema o la respuesta a una interrogación, después de haber consultado a los sabios o de haber preguntado a los astros; es que os ha faltado la fe y no habéis tenido la fortaleza o la seguridad del que verdaderamente cree; y de cierto os digo que más allá de todo conocimiento del futuro, está mi voluntad divina. El que ama, el que cree está unido a Mí porque soy el Amor, la Razón y la Justicia.
No olvidéis que sois mis hijos y si sabéis vivir en armonía conmigo, no necesitaréis preguntar a vuestros hermanos ni consultar los libros ni los astros, porque Yo hablo a vuestro espíritu por medio de la conciencia y si la escucháis os regiréis con sabiduría y sabréis vivir cumpliendo con mi voluntad.
Despertad ante esa voz, conoced vuestras facultades y ponedlas al servicio del bien; recibid este mensaje que os envío, para que sea la guía de vuestros pasos, porque Yo espero que concluyáis vuestra obra en la Tierra, para daros misiones más altas, entre ellas la de convertiros en protectores de la humanidad.
Sentid que sois espíritus y no os atéis a la materia, no compliquéis vuestra vida. No tengáis culto ni adoración por algo que no sea el amor a vuestro Padre y también a vuestros semejantes. En el espíritu radica la verdadera vida, no en el cuerpo, pues éste vive un tiempo y desaparece, mientras que aquél vive eternamente.
¿De qué os servirán vuestros tesoros en la Tierra, si no sabéis conquistar los del espíritu? ¿Qué seréis en la morada espiritual, sino pobres espíritus que no supieron labrar su paz y su dicha, para gozarlas en la vida eterna?
Todos poseéis un patrimonio al ser enviados a la Tierra, pero ignoráis su valor, no sabéis descubrirlo en vuestro espíritu y lo buscáis fuera de vosotros y Yo vengo a deciros que meditéis sobre estas enseñanzas. Si buscáis sabiduría, la tenéis en vosotros. Si ambicionáis el poder, en vosotros está: en la salud, en la fortaleza espiritual, en el talento. Si perseguís la belleza, también os la he dado, sólo necesitáis conoceros a vosotros mismos y encontraréis lo que anheláis. Si queréis conocer otras regiones, transportaos espiritualmente y encontraréis otras escalas en donde el espíritu vive con mayor perfección.
Vuestro destino es escalar y poseer lo que es mío, porque sois mis hijos muy amados.
Volved a ser espíritus puros, a ellos os conduce mi enseñanza, a llevaros al estado perfecto: de cierto os digo que cuando volváis a él, ya no encontraréis más el dolor, porque habréis penetrado en el hogar del Padre.
Vengo a ayudaros en vuestra liberación. Mi luz os hará salir avante en los tropiezos. Y desde hoy no hagáis mal a nadie, para que no os hagáis daño a vosotros.
Tomad mi fuerza, todos mis elementos están a vuestro servicio, todo lo tenéis a vuestro alcance. Vivid para amar y perdonar como Yo os amo y perdono.
Amadlo todo, bendecidlo todo, así os enseño como podéis ser mi discípulo en la Tierra y como seréis un espíritu de luz en el más allá, a donde llegaréis con verdadera paz a ocupar el lugar que vuestro Padre os ha destinado. Si así lo hacéis, no volveréis a encarnar en este mundo en el que padecéis, porque comprenderéis que este sufrimiento no puede ser eterno a vuestro espíritu; entonces ascenderéis a otras moradas y cumpliréis con alegría las misiones que os correspondan en la eternidad. ¡Mi paz sea con vosotros!

No hay comentarios: