sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 133

Bienvenidos seáis, amados míos, que vení a escuchar mi palabra. He aquí al Maestro de la humanidad; ahora me estoy comunicando por medio de estos portavoces, como en otro tiempo hablé a los pueblos por boca de los profetas.

¿Encontráis entre los hombres algo más grande de lo que os ha revelado vuestro Dios? No. Entonces, ¿por qué seguís veredas extraviadas, si ante vuestros ojos he puesto un camino recto? Sólo Yo puedo revelaros lo que para vosotros han sido misterios. ¿Quién más puede intervenir en los designios de Dios? Sólo mi luz divina podía haberos revelado que vuestra vida presente os ha sido concedida para expiar faltas pasadas que vuestro corazón ignora. En ese cáliz de amargura estáis expiando errores para purificar vuestro espíritu y alcanzar evolución.

No olvidéis que vuestra existencia no está limitada por vuestra materia, por lo tanto al acabar ésta, no muere vuestro espíritu; habéis olvidado que el espíritu es semilla de eternidad?

Tampoco me limitéis en la forma de Jesús; si queréis recordarme o meditar sobre mi manifestación en cuanto hormbre, hacedlo recordando mis enseñanzas, mis obras. Concebidme infinito, para que reconozcáis la primera prueba de amor que os di haciéndome semejante a vosotros, para que después, mediante la práctica de las virtudes, fueseis semejantes a mi Divinidad imitando mis ejemplos. Si os hablo en esta forma, es porque ya estáis capacitados para comprenderme.

Soy todo Espíritu, mas en todas mis obras estoy presente. Si me buscáis en cuanto os rodea en la tierra, en el aire, en el espacio, en la luz, ahí me vereis. Si buscáis mi presencia en la más insignificante criatura, en la hoja de un árbol que mueve la brisa o en el perfume de una flor, ahí me encontraréis, ahí descubriréis la huella del amor con que el Creador rubrica todas sus obras. Muchas maravillas ha descubierto y creado vuestra ciencia, mas el hombre no lo ha hecho todo, porque Yo puse en él los elementos de vida. El principio de todo está en mi caridad. El espíritu a través de la mente humana es un espejo que refleja la luz y el poder de la Divinidad. Cuanto más elevado sea el espíritu y más evolucionada la mente, tendrá que reflejar mayores revelaciones. Si hoy vuestra ciencia os ha dado frutos muy amargos, es porque habéis llevado esa luz tan sólo por el camino del libre albedrío.

¿No os he dicho que sois la oveja descarriada? Esa es la razón por la que vengo tras de vosotros para recobraros. Cuando volváis por el verdadero camino a mi redil, la armonía entre vosotros y el Padre hará que deis a la humanidad verdaderos frutos de vida. ¿Por qué habéis de ir siempre por el camino torcido, si la voz de vuestro juez interno jamás se cansa de hablaros? ¿Por qué no habéis de abrazar el bien, si siempre que hacéis una buena acción, se inunda de alegría vuestro espíritu?

Humanidad: Jamás he querido que os perdáis. Es injusto que tengáis ese concepto de MI, que penséis que haya creado seres que irremisiblemente tengan que perderse, que haya señalado ese destino a los hijos de Dios. Comprended que vuestro destino es otro, es el de vivir eternamente y no unos cuantos, sino todos, porque todos sois mis hijos. Si descendí al mundo haciéndome hombre, fue para mostraros en los ejemplos de aquel sacrificio, el cumplimiento de la misión señalada por mi Divinidad. Os digo que esa sangre fue vertida para trazar el sendero de restitución a todos mis hijos, y que si alguno no hubiera alcanzado ese beneficio, por él sólo me haría hombre nuevamente y daría mi sangre por salvarle.

No existe ninguna justicia, perfecta como la mía. Si ahora os quejáis de que en el mundo pesan sentencias sobre Inocentes y de que en cambio existen algunos culpables sin que la justicia del mundo los haya sancionado, no temáis, ni les juzguéis; recordad que todo tiene límite, que nada pasa desapercibido ante Mí y que además todo tiene fin en la tierra. Caminad, mis hijos, no os detengáis, pero id por el camino que mi ley os ha trazado. Decidme que me amáis, mas no con palabras, sino con actos, con obras de amor hacia vuestros hermanos. No me elevéis altares materiales para adorarme; mas si necesitáis de un altar para poder inspiraros, mirad esa maravillosa naturaleza que os envuelve y amadme a través de ella, así llegaréis a Mí.

Discípulos amados, siempre que os acerquéis a Mí, preparados de espíritu y materia, recibiréis mi fortaleza y consuelo, vuestras penas se apartarán y saborearéis leche y miel; depositad en Mi cuanto encierra vuestro corazón, y Yo dispondré en vuestra vida según sea mi voluntad; quiero que todos luchéis, que nadie se aletargue, que seáis solícitos y trabajéis con sumisión y obediencia, porque es tiempo de cumplimiento y restitución, y vuestras herramientas de labranza sólo adquieren brillo después de la lucha.

La humanidad está esperando a mis nuevos discípulos, mas si vosotros que sois mis labriegos, por temor al juicio del mundo, abandonáis la semilla y las herramientas, ¿qué va a ser de esta humanidad? ¿No habéis sentido la responsabilidad de vuestro cargo? Vuestra conciencia no os engaña jamás y ella siempre os dirá si habéis cumplido; esa intranquilidad que experimentáis es una señal de que no habéis observado mis preceptos.

Os he dado el don de la paz, y no la habéis sembrado en el corazón de vuestros hermanos, no habéis influido con vuestro pensamiento y oraciones para aliviar el dolor de las naciones que se encuentran en guerra. No seáis como ciegos guiando a otros ciegos. recordad que os he dicho que sois la luz del mundo. Vuestro cargo no será pesado si tenéis amor a esta causa; si me presentáis buenos propósitos, Yo os ayudaré; no será menester que vayáis en busca de los enfermos, sino que seréis solicitados; Yo los pondré en vuestro camino y así podréis cumplir con esa bendita misión de consolar. Los que a vosotros lleguen, habrán sido preparados por Mí para que no tropecéis con los duros corazones y me digáis: Cuán pesado es el cargo que me habéis dado, Padre, y cuán duras las tierras que estoy labrando.Yo todo lo he dispuesto para que trabajéis con amor y os perfeccionéis.

Os he escogido a vosotros para confiaros esta misión, porque me amáis y me habéis presentado vuestra humildad y sumisión; no quiero que después de haberos tomado como intermediarios para derramar mi caridad en los necesitados, os sintáis superiores a vuestros hermanos y me desconozcáis.

Para elevar vuestro espíritu, tenéis que renunciar a los placeres superfluos de este mundo; mi camino es estrecho, y es menester velar y orar; mas si en verdad me amáis, no será un sacrificio para vosotros apartaros de estas miserias humanas; he hecho liviana vuestra cruz, he iluminado a los que os rodean para que no sean obstáculos a vuestro paso.

Mañana habrá guerra de doctrinas e ideas; muchos hermanos vuestros, cansados de falsas promesas, vendrán a vosotros en busca de verdad, y si no estuvieseis preparados, la presencia de esos hombres os amedrentará.

Luchad por la salvación de la humanidad y aprovechad este tiempo, porque ya se acerca 1950 y dejaré de hablaros por conducto de los portavoces; muchos de vosotros me serviréis antes de ese año y otros después de él. Pasado ese año, vosotros, los que habéis transmitido mi palabra, no penetraréis en éxtasis, y los que habéis dejado manifestar al mundo espiritual en este tiempo, obedeceréis sus inspiraciones y os sentiréis protegidos en todo instante. Yo estaré con todos mis hijos para que sigáis dando a conocer mis enseñanzas a la humanidad. En ese tiempo vuestros enemigos pretenderán aniquilaros y formar obstáculos para el desarrollo de mi obra; si estáis desunidos, os sentiréis debilitar. Muchos de esos perseguidores, al conocer la esencia de mi doctrina, me reconocerán, se convertirán y llevarán mis enseñanzas a otras naciones y comarcas.

Quiero que llevéis esta luz a todos mis hijos, unos humildes y otros potentados, que busquéis su espíritu que gime y sepáis orientarlo, y que vosotros que habéis sido rudos, sepáis interpretar ante el mundo mi voluntad.

Cada uno está en el lugar que le he indicado; no murmuréis de los que he dejado delante de vosotros como intérpretes, como responsables de estas multitudes, antes bien, ayudadlos con vuestro pensamiento; si Yo los he escogído para darles un importante cargo, orad por ellos para que lleven a cabo su delicada misión.

Vosotros, que habéis sufrido las pruebas que han forjado a vuestro corazón, ya podéis comprender al que sufre y penetrar en el arcano que es el corazón humano, descubrir la pena o el mal que lo aflige, para consolarlo.

Comprendedme, pueblo, y pensad que si he materializado mi palabra, es porque os amo y quiero que conozcáis mi deseo de que os améis los unos a los otros.

Daos la mano en prueba de amistad, mis hacedlo con sinceridad. ¿Cómo queréis ser hermanos, si no habéis sabido ser amigos?

Si deseáis que el Padre more entre vosotros, es menester que aprendáis a vivir como hermanos. Cuando deis ese Paso en el camino de la fraternidad, vuestro triunfo tendrá por galardón la comunicación de espíritu a Espíritu. Muchos dones os he entregado y os anuncio, que cuando estéis unidos en voluntad y en pensamiento, Yo os concederé que os comuniquéis por inspiración con vuestros hermanos que habitan más allá de vuestro mundo.

Mi obra es de luz, mi verdad es clara, por lo que os digo que nadie podrá andar entre tinieblas, afirmando que allí estoy Yo.

En aquel tiempo, cuando hecho hombre habité entre vosotros, ocurrió muchas veces que por las noches, cuando todos reposaban, no faltaban hombres que me buscasen llegando sigilosamente hasta Mí, temiendo ser descubiertos. Me buscaban, porque sentían remordimiento por haber gritado y escandalizado en contra mía, mientras Yo hablaba a la muchedumbre, y su remordimiento era más intenso cuando comprobaban que en su corazón les había dejado mi palabra un presente de paz y de luz y en su cuerpo había derramado mi bálsamo de curación.

Cabizbajos se presentaban delante de Mí, diciéndome: Maestro, perdonadnos, hemos reconocido que hay verdad en vuestra palabra.Yo les contestaba: "Si habéis encontrado que sólo hablo la verdad, ¿por qué os ocultáis? ¿No salís a recibir los rayos del sol cuando éste aparece, y cuándo os habéis avergonzado de ello?".

El que ama la verdad jamás la oculta, ni la niega, ni se avergüenza de ella.

Os hablo así, porque veo que muchos vienen a escucharme a hurtadillas, mintiendo a dónde han venido, ocultando lo que han oído y a veces negando haber estado Conmigo. ¿De qué es avergonzáis?

Menester es que aprendáis a hablar de mi obra y de mi palabra, en tal forma que no deis lugar a que os burlen, o a que os señalen. También es necesario que cultivéis la sinceridad, para qué cuando deis testimonio de Mí, lo hagáis con palabras que sean expresiones que broten de vuestro corazón. Esa es la semilla que siempre germina, porque posee la esencia de la verdad que toca el corazón y llega al espíritu.

Mi divino mensaje, al depositarlo en vosotros, deberá transformarse en mensaje fraternal, mas para que él impresione y conmueva el corazón materialista y escéptico de esta humanidad, deberá ir envuelto en la verdad que Yo os he revelado. Si algo ocultáis o calláis, no habréis dado un testimonio pleno de lo que ha sido mi revelación en el Tercer Tiempo, y por consiguiente, no seréis creídos.

He venido a probaros que se puede quitar la venda de oscuridad al ignorante o al obcecado, sin hacerle daño, sin lastimarle, ofenderle o herirle, y así quiero que vosotros lo hagáis también. Os he probado en vosotros mismos, que tiene más fuerza el amor, el perdón, la paciencia y la indulgencia, que la dureza, los anatemas o la violencia.

Guardad esta lección, discípulos, y no olvidéis que si queréis llamaros dignos hermanos de vuestros semejantes, tendréis que hacer acopio de bondad y de virtudes para derramarlas en ellos. Os prometo que cuando brille en la tierra la luz de la fraternidad, haré sentir en forma vibrante mi presencia.

El espíritu del que sabe prepararse, se extasía en la contemplación de las enseñanzas espirituales, inspiradas por la palabra del Maestro. No ha sido estéril la tierra de vuestro corazón, y en breve fructificará el trigo.

Mi luz ha rasgado las densas tinieblas de vuestra ignorancia, vuestro corazón se ha enternecido para amarme y vuestro entendimiento se ha despejado para comprender mi revelación. Esta luz os ha hecho contemplar la grandeza de la vida, las perfecciones de la creación, las maravillas de la naturaleza y la sabiduría con que ha sido trazado cada destino.

A veces me decís: Maestro, fácil es aprender vuestra lección, pero difícil practicarla. Entonces, el Maestro os alienta y con su amor os inspira confianza; luego en vuestra vida diaria va poniéndoos pruebas al alcance de vuestra capacidad, y así, insensiblemente, comenzáis a practicar las lecciones del Maestro. Comprensión, fe y amor, es cuanto necesitáis para transitar por este camino.

Recordad que cuando habéis llegado ante mi presencia, antes que exigiros que iniciéis inmediatamente el cumplimiento de alguna misión, dejo que me escuchéis, para que os saturéis de mi palabra que es sabiduría y fortaleza, bálsamo y paz. Antes he dejado que busquéis mi verdad hasta encontrarla, he dejado que escudriñéis mi obra y penetréis en ella hasta donde queráis, como dije a Tomás que hundiera sus dedos en la herida de mi costado para que pudiera creer. Sólo así podréis ser firmes y perseverantes en la lucha que os espera.

He hecho que escuchéis mi palabra incontables veces y que os sintáis discípulos ante mis cátedras. Se ha manifestado mi Divinidad y he dejado que mi mundo espiritual dé pruebas de su presencia, haciendo prodigios entre vosotros.

Si sabéis comprender y mirar bien cuanto os he concedido, os convenceréis de que no estáis hambrientos o necesitados de pruebas y milagros.

Habéis visto realizarse los prodigios en vosotros mismos o en vuestros hermanos, y esos prodigios han sido los que han encendido la llama de vuestra fe, y los que levantaron un altar de amor en vuestro corazón.

Todo lo tenéis, para que podáis llegar a practicar mi doctrina con la pureza y la elevación que ya comprendéis.

Hoy me interrogáis a cada paso, mañana seréis los que contestéis a las preguntas que os hagan vuestros hermanos.

Delicada y hermosa es la misión que he venido a confiaros. Es la cruz de amor bajo la cual caeréis, y la que os levantará con su fuerza.

¿Quién podrá ir por esta vida sin llevar una cruz, ¿y quién será aquel que llevándola, no caiga a veces agobiado por su peso?

No olvidéis que Yo, vuestro Mesías, vuestro Redentor, también tuve mi cruz en la tierra y hube de caer una vez tras otra bajo su peso. Mas en verdad os digo, que la carne podrá doblegarse y caer agobiada bajo el peso del dolor, de la fatiga y de la agonía; mas el espíritu no quedará vencido, porque en cada caída, se levantará más alto, en cada queja, bendecirá su destino y de la misma muerte se levantará a la luz de la vida verdadera.

Cristo no desdeñó tomar su cruz; llevándola a cuestas hasta el calvario y al expirar en ella, os dio el ejemplo más grande de humildad y fue a la diestra del Padre.

Esa cruz fue la pluma con que escribí mi pasión en el corazón de los hombres.

¡Oh pueblo a quien he confiado la misión de ser luz y salvación para la humanidad! Sois el discípulo de los tres tiempos, el cual hasta ahora, en el tercero, llegará a ser maestro.

Hoy estáis unidos formando congregaciones, multitudes y grupos, mañana os levantaréis por diferentes caminos testificando y enseñando mi doctrina, mas no estaréis distantes espiritualmente unos de otros.

Aunque estuvieseis separados por los mares a por extensas tierras, vuestros corazones latirán uno junto al otro, unidos por el ideal de cumplir con vuestra misión.

La unificación de este pueblo vendrá después de 1950, y el gozo del Padre será muy grande al ver la fructificación de la simiente que cultivó con su palabra, lo que fue como fecundo rocío y que el pueblo recibiera desde 1866 hasta 1950.

Ya se acerca el instante, pueblo, en que tendréis que entregar los primeros frutos de vuestra misión a vuestro Padre Jeohová, en la falda del nuevo monte Sinaí.

Quiero que en esa hora bendita presentéis al Padre aqueja unificación que perdisteis en tiempos pasados y que tanto os he pedido en el presente; que no lleguéis ante El llevando en vuestro corazón el fanatismo o la idolatría, y en vuestras manos el fruto de la mistificación.

¿Cómo podría descubrir su error el que adora ídolos, si a vosotros os encontrase también divinizando objetos semejantes?

La caridad está fertilizando todas las tierras, para que en ellas caiga la semilla de la espiritualidad.

No temáis a vuestro destino, pueblo; dentro de esta misión no está la esclavitud, ni este aprisco es una prisión, ni los cargos que os he confiado son cadenas.
05-133.54 Bienaventurados los que penetren con fe y buena voluntad en esta arca, porque serán salvos de las tentaciones de este tiempo, serán fuertes, porque en su dolor tendrán mi bálsamo, en sus pobrezas tendrán el tesoro de esta obra, y cuando les persiga la ingratitud lo la calumnia, tendrán el consuelo de mi palabra de amor.
05-133.55 No he venido a pediros sacrificios sobrehumanos. Ni al hombre le he exigido que deje de ser hombre por seguirme, ni a la mujer le he pedido que deje de serlo para cumplir con una misión espiritual Al esposo no lo he separado de su compañera, ni a ella la he distanciado del esposo para que puedan servirme, ni a los padres les he dicho que abandonen a sus hijos o que dejen el trabajo para que puedan seguirme.

A unos y a otras, al convertirlos en labriegos de esta campiña, les he hecho comprender que no por ser mis siervos dejan de ser humanos y que por lo mismo tienen que saber dar a Dios lo que es de Dios y al mundo lo que a le corresponde.

Sólo os digo que no dejéis pasar ninguna de las ocasiones que a vuestro paso pongo para que cumpláis con la misión de amor que os he enseñado.

Enlazados encontraréis vuestros deberes espirituales y materiales, y muchas veces al mismo tiempo estaréis cumpliendo con ambas leyes.

Siete etapas espirituales tendrá que recorrer vuestro espíritu Para alcanzar su perfección. Hoy que vivís en la tierra, no sabéis en qué peldaño de la escala os encontráis.

Sabiendo Yo la resolución de esta pregunta de vuestro espíritu, no debo decírosla por ahora.

Trabajad con gran ahinco para que, al llegar la muerte, y cerrar los ojos de vuestro cuerpo para esta vida, vuestro espíritu sienta elevarse por sí mismo hasta llegar a la morada que por sus méritos haya alcanzado.

Los discípulos de esta obra contemplarán en el trance de la muerte corporal, cuán fácilmente se rompen los lazos que unen el espíritu a la materia; en ella no habrá dolor por tener que dejar las satisfacciones de la tierra; su espíritu no vagará como sombra entre los hombres, llamando de puerta en puerta, de corazón en corazón en busca de luz, de caridad, de paz.

Orad y velad, ved como mientras desciende entre vosotros mi palabra llena de dulzura y paz, allá, en otras naciones, la guerra siembra a su paso la desolación.

Orad por el mundo, pueblo.

Varones cuando retornéis al hogar con paso presuroso, porque deseáis estrechar a la esposa en vuestros brazos, o miraros en los ojos de vuestros hijos, y lleváis alegría en el corazón porque, el fruto del trabajo vais a entregarlo a los vuestros, orad por aquellos hombres que en campos de muerte se encuentran y ya no podrán retornar en busca de su hogar, porque éste fue arrasado.

Cuando tengáis una alegría, no olvidéis que en esa misma hora hay muchos que lloran.

Vosotras, mujeres y madres, cuando inclinéis vuestra faz para besar la frente del hijo que dulcemente duerme en la cuna, pensad en aquellas madres, que antes fueron como alondras y ahora han perdido el nido, al compañero y a sus hijos, porque la guerra como viento huracanado todo lo destruyó.

Cuando cerréis vuestra puerta y sintáis el dulce calor del hogar y su protección, pensad también en aquellas madres que buscan en las entrañas de la tierra un lugar para proteger de la muerte a sus hijos; pensad en los niños que llaman a sus padres sin recibir respuesta, y en aquellos que tan sólo pronuncian una palabra: pan.

Y mientras los hombres se siguen destruyendo, vosotros orad, y que vuestra oración sea como ángel de paz que flote sobre aquellos pueblos.

De Maestro a discípulo y de Padre a hijo os he hablado; meditad en mi palabra.

La reunión que formáis con mi Divinidad, es semejante a un árbol corpulento que invita al caminante a descansar. Yo soy la raíz y el tronco de ese árbol y vosotros las ramas extensas, cubiertas de follaje. Os alimento con la savia y vosotros en ella recibís vida y fortaleza. Pensad, si podréis vivir desprendidos de Mí. Me decís a veces que hartéis debilitado, y que sufrís porque los tiempos han cambiado, y Yo os digo: Que los tiempos son los mismos, lo que ha cambiado es vuestro corazón, porque no ha sabido vivir y perseverar en el amor, en la unión y en la paz, y ésta es la causa de vuestra aflicción.

Mi enseñanza viene a renovar la fe de vuestra espíritu, a daros nuevas fuerzas y a iluminaros. Mi palabra es agua cristalina que mitiga la sed y se derrama inagotablemente sobre vosotros. Os doy el trigo en abundancia para que lo cultivéis en el corazón de vuestros hermanos. Quiero que como Yo os amo, os améis los unos a los otros, y también a vosotros mismos, porque os he concedido no sólo la guía y dirección de una porción, sino que el primer deber que tenéis para Conmigo es velar por vosotros mismos; debéis amaros, reconociendo que seis la imágen viva de vuestro Creador.

La cosecha que me presentáis hasta hoy, es de dolor y escaso reconocimiento a mi ley, y Yo no os he dado a beber este cáliz. Os he dicho que si sembráis trigo, recogeréis trigo; mas debéis cuidar de la simiente que sembréis. Hoy es el tiempo de la siega y cada uno recogerá su cosecha. Después, la tierra será limpia y el hombre dará principio a una nueva vida y Yo estaré muy cerca inspirando su corazón. Será el reinado de paz, del cual mucho os he hablado, discípulos amados, y para el cual estoy preparando a todo espíritu.

Quiero contemplaros como pequeños niños en torno de mi mesa, escuchándome y alimentándoos, penetrando en comunión Conmigo, y al estar recibiendo mis lecciones, formando propósitos de cumplimiento. Quiero que sirváis a vuestros hermanos; Yo os enviaré a ellos, cuando el amor y la caridad hayan florecido en vuestro corazón. Que sea vuestra vida como un espejo limpio para que en él se reflejen vuestros actos y sepáis si habéis hecho bien o si habéis faltado.

El desarrollo de las virtudes de mis discípulos será estímulo para aquellos por quienes me comunico la inspiración será abundante y mi gracia y prodigios se derramarán entre la humanidad. Vuestros hermanos espirituales, atraídos por vuestra preparación, os ayudarán y harán fácil vuestro camino y agradable vuestro trabajo. Vuestra influencia irá más allá de vuestro hogar, de vuestra comarca o nación, ayudando a otros corazones; el bien tiene un poder que vosotros todavía no conocéis.

He dado mi palabra por conducto de hombres sencillos e ignorantes; mas entre los que me escuchan están los científicos, los de entendimiento cultivado, que han sabido descubrir en la humildad de esta palabra mi esencia divina. He pulimentado vuestro corazón día tras día, para hacerlo sensible a mis inspiraciones, y ha vencido mi amor; de la roca que me hacíais presente en vuestro corazón he hecho un templo en el que me ofrecéis un culto de amor.

Yo os confío mi obra; defendedla porque es joya de inapreciable valor. Sed centinelas y velad porque ella sea respetada y comprendida. Que nada os haga retroceder en el camino; id siempre adelante.

Siempre que vuestro corazón esté sediento de amor, elevaos a Mí; cuando las penas sean como un pesado fardo, recordad que hay un Padre que os ama y que está presto a consolaros; y pensando en Mí, sentiréis que el temor y las penas se desvanecen. Confiadme vuestros enfermos y Yo los sanaré.
05-133.79 El árbol de la vida ha extendido sus ramas para daros descanso y frescura, y sus frutos han dulcificado vuestro corazón.

Te perdono y te bendigo en mi nombre que Soy el Padre, El Hijo, el Espíritu Santo, Mi paz sea con vosotros Pueblo Bendito de Israel.

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