sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 131


En este día en que las campanas son echadas a vuelo para anunciar al mundo que la gloria se ha abierto para recibir a Cristo, os digo que para vosotros ya pasaron esas tradiciones; ahora os corresponde el recogimiento, en vez de la algarabía, la recordación y la meditación, en lugar de manifestaciones ruidosas de alegría. ¿Qué sería si los discípulos del Espíritu Santo materializaran las enseñanzas divinas?

El espíritu es vida, y por lo tanto, nunca dejará de ser; es menester que se perfeccione para que pueda morar en las alturas. Vosotros habéis evolucionado; prueba de ello es que involuntariamente os apartáis de las imágenes o símbolos con los que tratan de representarme los hombres, porque vosotros ya me concebís como Espíritu Divino, infinito y omnipotente y no deseáis mirarme limitado. habéis llegado a comprender al fin, que no existe mejor ofrenda ante vuestro Dios, que la de vuestras buenas obras.

¿Os dije que resucitaría al tercer día de entre los muertos? Pues con ello también os hablé en sentido figurado de los acontecimientos futuros. Aquí me tenéis en Espíritu al iniciarse el Tercer Tiempo comunicándome por el entendimiento humano, y he venido también a los muertos a la vida espiritual. A través de esta comunicación anunciada y prometida en otros tiempos, habéis oído que de nada sirven atavíos, ni ceremonias; que debéis revestir de pureza a vuestro espíritu. Ya habéis comprendido que mostrarse limpio y engalanado por fuera sin haber limpiado el corazón, significa un engaño, que ante el Padre no pasa desapercibido.

Al hombre, a vuestro hermano, lo podéis impresionar Y aun engañar, pero a Mí no, porque mi mirada perspicaz todo lo descubre y juzga; además, en este tiempo de grande luz espiritual, veréis a los hombres rechazar todo lo que encierra hipocresía. Yo os preparo para que no os dejéis sorprender de nadie, ni que sorprendan a vuestros hermanos.

Si apareciese algún hombre diciendo ser Cristo, encarnado nuevamente, no le creáis, porque al anunciaros que volvería, os di a entender que sería en Espíritu. Si alguno os dijera: Soy el enviado de Dios, desconfiad de él, porque, los verdaderos emisarios no hacen alarde, ni pregonan la misión que Yo les confío, solamente dan pruebas con sus obras. A los hombres corresponde decir si aquél es enviado del Señor. ¿Recordáis cuando os dije que el árbol por sus frutos sería re conocido?

No os prohíbo que probéis los frutos de los árboles, pero es menester que estéis preparados para que sepáis distinguir el fruto bueno del malo.

A los que aman la verdad, les pondré como lámparas para que alumbren el sendero de sus hermanos.

Vengo buscando a vuestro espíritu, a ese ser invisible a vuestros ojos, por quien me hice hombre y derramé mi sangre en aquel tiempo, para enseñarle a cumplir su misión.

No temáis encontrar a vuestro paso hombres que nieguen mi presencia bajo esta forma; son ciegos que no tienen aún luz en su espíritu. En aquel tiempo también me negaron y cuando vieron mis prodigios tuvieron que proclamar que Jesús era el Salvador prometido.

Veréis en este tiempo a los que me han negado, contritos y apenados delante de vosotros, sin encontrar palabras para confesar que esta doctrina ha venido de Dios.

En este día, en que las turbas corren con gran algarabía a sus iglesias, para celebrar el instante en que la gloria se abrió para recibirme, Yo os digo, que todo eso es tan sólo una tradición para impresionar al corazón de la humanidad. Son sólo ritos que hoy materializan mi divina pasión.

Vosotros no sigáis en esa tendencia, ergiendo altares y símbolos; no hagáis representaciones de hechos sagrados, ni uséis vestidos especiales para distinguiros, porque todo eso es culto idólatra.

Invocadme con el corazón, recordad mi enseñanza e imitad mis ejemplos. Ofrecedme el tributo de vuestra enmienda y sentiréis cómo las puertas de la gloria se abren para recibiros.

Creed que, así como Jesús resucitó al tercer día de entre los muertos, hoy en el Tercer Tiempo, he resucitado nuevamente de entre los hombres, muertos a la fe y a la gracia, para venir a enseñaros a través del entendimiento humano las bellezas de la vida espiritual.

Y digo a las multitudes que me escuchan ¿Para qué os cubrís con túnicas y ornamentos y no revestís mejor vuestro espíritu de pureza? Yo sólo quiero contemplar en vosotros ese ropaje.

Huid de las falsas y profanas representaciones que se hacen de Mí y de mi pasión, porque nadie podrá representarme; vivid mis ejemplos y enseñanzas; quien así lo hiciere, habrá representado a su Maestro en la tierra.

Mientras algunos queman incienso y mirra como ofrenda hacia mi Divinidad, Yo os enseño a ofrecerme la esencia de vuestro corazón, el perfume de vuestro espíritu. Esa ofrenda espiritual es la que quiero de vosotros.

En esta alba de gracia la humanidad conmemora el tercer día, en que Cristo resucitó para consolar a sus apóstoles y traspuso los umbrales de la muerte para visitar a los menesterosos en espíritu. Recordad que os he dicho: Soy el gran labrador o el Pastor; esas misiones las lleváis también vosotros. ¿Quién sino un pastor es el que puede guiar a los espíritus y conducir a los pueblos? ¿Y el padre de familia que cultiva corazones o el maestro que guía a las mentes, no son acaso labradores?

A cada quien se le ha asignado una porción a la cual debe guiar o cultivar, y esa misión no queda terminada con la muerte material. El espíritu, lo mismo en la tierra que en el mundo espiritual, sigue sembrando, cultivando y cosechando. Los espíritus mayores son los que guían a los menores y éstos a su vez a otros en menor grado de desarrollo, siendo el Señor el que los conduce a todos hacia el aprisco.

Si os he dicho que los espíritus mayores guían a los menores, no por eso quiero decir que esos espíritus hayan sido grandes desde el principio y que los segundos deberán ser siempre pequeños ante sus hermanos. Los que ahora son grandes, es porque se han elevado y desarrollado en el cunplimiento de la noble misión de amar, servir y ayudar a los que no han alcanzado ese grado de evolución espiritual, a los que aún son débiles, a los que se han extraviado y a los que sufren.

Los que hoy son pequeños, mañana serán grandes mediante su perseverancia en el camino de evolución.

La escala del perfeccionamiento espiritual que Jacob vio figurada en su sueño profético, es la senda que empieza en el mundo y termina en el cielo, que se inicia en el mundo Material y termina en la perfección de la vida espiritual.

A vuestros hijos, a vuestros discípulos, a vuestros Pueblos, no les abandonéis ni con la muerte, porque la distancia entre un mundo y otro es sólo aparente. Desde el valle espiritual podréis seguir cuidando, guiando y cultivando Vuestra porción, y muchas veces podréis llegar a ejecutar obras tan grandes, que en la tierra hubierais juzgado imposibles.

Bendito es el camino de vuestro espíritu, que os hace conocer cada día el amor de vuestro Padre con más claridad y os enseña a comprender la grandeza de sus obras.

¿Después de estas enseñanzas, será posible que alguien siga esperando que la muerte le venga a librar de su cruz, o habrá quien tema que ésta le venga a arrebatar su siembra?

Todo vive en MI, todo en Mi se eterniza, nada se pierde.

En esta era vengo a visitaros en vuestra morada, porque si vosotros me buscáis, Yo también os busco. Quiero conversar con vosotros, dejadme penetrar en el fondo de vuestro corazón y no tratéis de ocultaríne vuestros pesares ni vuestras faltas.

Tratad de oírme en el silencio, elevad vuestro espíritu hacia vuestro Padre y pronto escucharéis mi voz, hablándoos en un lenguaje que nunca había sido oído por vosotros, y el cual lograréis entender, corno si siempre lo hubieses estado escuchando.

No os debéis de asombrar por ello, porque debéis de comprender que Yo soy el Verbo Universal. Hablo a las conciencias, hablo a los corazones, a los espíritus, a la razón y a los sentidos, hablo en todos los seres, mi voz nunca cesa.

Aprended a escucharme y analizad mis lecciones. Recordad que os dije que el que bebiera del agua de mi palabra, nunca volvería a tener sed. He derramado mi sabiduría sobre todo lo existente para que vosotros la recojáis a lo largo de vuestra jornada.

Aunque no existiesen religiones en el mundo, os bastaría concentramos en el fondo de vuestro ser para encontrar mi presencia en vuestro templo interior; también os digo, que bastaría observar cuanto la vida os ofrece, para que encontraseis en ella el libro del saber, que a cada paso os muestra sus más bellas páginas y sus más profundas lecciones.

Comprenderéis entonces que no es justo que el mundo se extravíe cuando lleva en su corazón el camino, ni que se confunda entre las tinieblas de la ignorancia habitando entre tanta luz.

No he venido a juzgaros con el exclusivo fin de dictar una sentencia para cada pecador; he venido a juzgaros, no sin antes ofreceros una nueva oportunidad para liberar a vuestro espíritu de todas sus faltas.

Estoy llamando a todos, porque quiero verme rodeado de esa gran familia que para Mí es la humanidad, en la que he depositado tantas complacencias y ternura, al grado de hacerme hijo suyo.

Vosotros, los que habéis tenido la ocasión de escucharme bajo esta forma, sabed que habéis llegado en tiempo propicio. Ni Yo vine antes o después del tiempo justo, ni vosotros habéis llegado demasiado tarde o demasiado temprano. Este es el tiempo que se había prometido a vuestro espíritu desde los tiempos distantes, para que en él recibiera la continuación de una lección apenas empezada en eras anteriores.

No podíais volver a Mí, sin antes haber saboreado todos los frutos de la vida y haberos deleitado con todos los placeres. ¡Cuán pocos son los seres que han sabido permanecer fieles y limpios al lado del Padre! Ellos, sólo han hecho su voluntad; mas vosotros, que muchas veces habéis repetido en vuestras oraciones: Hágase, Señor, tu voluntad, así en la tierra como en el cielo, es mentira que hayáis obrado siempre conforme a mi voluntad; de ahí que haciendo la vuestra, que es imperfecta, hubieseis cometido tantos errores, que ahora estáis pagando con grandes amarguras, enfermedades y miserias. Mas dejaréis de seguir haciendo vuestra voluntad, para sujetaros a una autoridad divina que todo lo rige con sabiduría y justicia; entonces dejaréis de cometer errores y de sufrir por causa de ellos.

Orad, buscando la soledad y el silencio de vuestro santuario interior, y en esa oración surgirán los sentidos y potencias hoy adormecidas, en el interior de vuestro ser, hablándoos de las enseñanzas pasadas y de acontecimientos futuros, inaccesibles hoy a vuestra mente. Entonces llegaréis a saber que tenéis que terminar alguna obra que en existencias anteriores habíais dejado sin terminar. En este tiempo es cuando va a comenzar el hombre a conocerse espiritualmente a sí mismo. Ya se encuentra ante la puerta del santuario donde hallará la explicación de todos los misterios que hasta ahora le han rodeado sin poder explicárselos. Mas ay de aquellos que a pesar de mis constantes llamadas, se muestren sordos o insensibles a la voz que de una manera incesante llama a las puertas de su corazón, porque será en ellos el hastío y una tristeza hasta ahora jamás imaginados.

¡Oh mujeres de este pueblo que estáis oyendo mi palabra y que os conmueve hasta lo más hondo y noble de vuestro corazón, velad por los vuestros, mantened encendida en ellos la llama de la fe, cultivad la virtud, la paz y la fraternidad! Me dirijo a vosotras, porque vuestro corazón es más sensible a mi palabra, aunque vuestro espíritu sea igual al de toda la humanidad.

Yo quiero hacer de todos vosotros, los discípulos amados que aprendan a corregir sin herir ni juzgar a nadie, aquellos que sepan curar una herida sin hacerla sangrar, que sepan perdonar sin causar humillaciones. Cuando ya estéis preparados, os enviaré a las naciones como consejeros, como emisarios de paz, como heraldos de esta buena nueva. como dignos discípulos de quien tanto os ha enseñado; mas no debéis olvidar que el único que puede dar, es el Padre y El es el único que puede devolver al espíritu todo lo que ha perdido.

Después de 1950, cuando cese mi manifestación bajo esta forma, no es dejaré solos, seguiré haciéndome presente en otra forma, de una manera más sutil, y si en verdad llegáis a velar por las enseñanzas que os he confiado y os llegáis a espiritualizar, sentiréis más cercana mi presencia, si tenéis, fe, me veréis con vuestra mirada espiritual, y si os llegáis a unir como hermanos en mi obra, vendrán hacia vosotros las multitudes. como han acudido en este tiempo en que me he comunicado a través del portavoz.

Nadie podrá arrancar de vuestro corazón esta simiente, porque pasará de una generación a otra.

Habrá lucha, los impíos y los hipócritas os señalarán y os perseguirán por ir tras de esta huella; mas nada podrá hacer retroceder a este pueblo., porque esta simiente. Sembrada por Mí en vuestro corazón, surgirá en los momentos de prueba hecha palabra de luz en los labios de vuestros hijos.

Así como el cristianismo logró dar a conocer mis lecciones de amor en los tiempos en que era difícil a los hombres sentir el amor de los unos para los otros, en este tiempo el espiritualismo luchará en una época en la que el materialismo ha petrificado el corazón de la humanidad. Y si en aquellos tiempos la palabra de Cristo conmovió en sus cimientos la vida de los hombres, también ahora esta luz hará estremecer sus fibras más sensibles. Habrá épocas en las que aparentemente mi simiente habrá desaparecido; mas ella prevalecerá y persistirá entre todos los acontecimientos de la tierra.

Si unos llegan a ocultar mi verdad, otros se encargarán de darla a conocer; si los padres callasen, los niños hablarán; pero mi palabra brotará de los labios de mis discípulos y los testimonios surgirán por doquiera; mas no pretendáis ver el cumplimiento de todo lo que ahora os anuncio; dejad primero que la semilla germine, después que la planta dé el fruto ansiado, y aun así debéis dejar que el fruto madure; entonces veréis cómo se realizan una a una, todas mis profecías. Unos sois ansiosos, otros negligentes; mas Yo os digo que todos debéis ser pacientes y perseverantes.

Cuando sepáis lo que cuesta recoger un fruto o una semilla después de haberla cuidado y cultivado, le tendréis verdadero amor; por eso quiero que mi simiente pase por vuestras manos, para que le toméis cariño y le concedáis todo su valor; para ayudaros en el cumplimiento de vuestra misión vengo a fortalecemos para la lucha.

El Pastor lleva amorosamente al rebaño hacia el aprisco de su amor, que es para los espíritus el seno del Señor.

Caminad, os dice mi voz, no os quedéis estacionados en el sendero. Amad al tiempo como a un precioso tesoro, aprovechado en el cumplimiento de los deberes de vuestro espíritu y de los que os impongan vuestros deberes terrenales; invertidlo en todo aquello que ordena mi ley, y el galardón que lograréis será de luz y de paz para vuestro espíritu.

Para muchos hombres de este tiempo su expiación sobre el haz de la tierra toca a su fin; vosotros, que estáis escuchando estas revelaciones y que no sabéis si estáis en el número de aquellos escogidos, aprovechad hasta el último instante de vuestra existencia, examinadla a la luz de vuestra conciencia; analizad las pruebas que tengáis que sufrir, saldad hasta donde podáis todas vuestras deudas, y con esa preparación obtendréis un fruto agradable, que recogerá vuestro espíritu, en cuanto traspase los umbrales de la vida espiritual.

No penséis en la muerte, que lo desconocido no constituya Para vosotros una obsesión; pensad en que viviréis y estad seguros de que cuando miréis el camino del valle espiritual, exclamará vuestro espíritu regocijado y sorprendido: Me parece que ya he pasado por aquí.

Estudiad e interpretad bien mis enseñanzas, porque de no hacerlo así, caeríais en fanatismo debido a la mala interpretación que le deis a mis lecciones de espiritualidad, y ésta que es elevación, no admite errores.

Vivid con pureza, con humildad, sencillamente. Cumplid con todo lo que sea justo dentro de lo humano, así como con todo lo que se refiere a vuestro espíritu. Apartad de vuestra vida lo superfluo, lo artificioso, lo nocivo, y recreaos en cambio con todo lo que de bueno se encuentra en vuestra existencia.

Es tan llano el camino y tan liviano el peso de la cruz, cuando ya hayáis aprendido a vivir, que os parecerá fácil cumplir con vuestra restitución; más para aquel que lleva cargas pesadas y arrastra cadenas por el mundo, le parece que es imposible llegar a tomar el camino del Señor y seguir las huellas que El trazó.

Ved que el Maestro no os está pidiendo imposibles, ni siquiera os digo que transforméis vuestra vida en un instante. Desmaterializad vuestro corazón, despojada de egoísmo y estaréis adelantando en el camino que os tracé con mansedumbre y amor.

No son mis siervos los que con palabras vanidosas pregonan servirme, haciendo alarde de sabiduría o juzgando las obras de sus hermanos. Mis siervos, mis discípulos, mis soldados, son aquellos que con una vida limpia, laboriosa y útil, van sembrando a su paso mi luz, van dejando huella de virtud y ejemplos de bien.

Ninguno está autorizado para juzgar las obras de sus hermanos, porque si el que está limpio no lo hace, ¿por qué ha de hacerlo quien lleva manchas en su corazón?

Os digo esto, porque siempre andáis escudriñando la simiente de vuestro hermano esperando encontrarle defectos, para luego enseñarle vuestra siembra y humillarle diciéndole que vuestra labor es más limpia y perfecta.

El único juez que sabe aquilatar vuestras obras, es vuestro Padre que habita en los cielos; cuando Él se presente con su balanza, no tendrá ante sus ojos mayor mérito quien comprenda más, sino el que haya sabido ser hermano de sus semejantes e hijo de su Señor.

Es menester que mi pueblo surja entre las naciones dando ejemplo de fraternidad, armonía, caridad y comprensión, como soldado de paz en medio de aquellos que tomen nuevamente las enseñanzas divinas para reñir, herirse y quitarse la vida.

A mis hijos de todos los conglomerados, iglesias y sectas, les hablo por medio de su conciencia. Les exhorto a la reconciliación y les inspiro grandes pensamientos de luz; mas es indispensable que sepáis, que a ellos les estoy dejando con vosotros un mensaje, que tendréis que entregarles en mi nombre.

Debéis ser humildes, no debe importaros si os ofenden; seréis mansos; os harán padecer humillaciones y sufrimientos; pero a vuestra palabra, que será mi mensaje, no podrán arrojarle de su espíritu, por lo que os digo que si algunos van a permanecer insensibles y sordos a vuestro llamado, otros despertarán de su largo sueño y se levantarán para marchar y encauzar su vida por la senda de la regeneración y del arrepentimiento.

Revestíos de valor, fe y fortaleza, para que podáis enfrentaros a la lucha; mas os prevengo: No os amedrentéis cuando habléis con vuestro hermano porque lo veáis bien ataviado o porque le llamen príncipe, señor o ministro.

Tomad ejemplo de Pablo y Pedro quienes levantaron su voz delante de los que el mundo llamaba señores. Ellos eran grandes en su espíritu y sin embargo ante nadie ostentaron ser señores y sí manifestaron ser siervos; seguid su ejemplo y dad testimonio de mi verdad con el amor de vuestras obras.


Te perdono y te bendigo en mi nombre que Soy el Padre, El Hijo, el Espíritu Santo, Mi paz sea con vosotros Pueblo Bendito de Israel.  

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