sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 127

Cerrad vuestros ojos materiales ante esta manifestación, porque es vuestro espíritu con el que deseo conversar.

Os prometí volver y no podía dejar de asistir a esta cita espiritual con vosotros.

Tened paz para que me escuchéis con atención y dejéis que el cincel de mi palabra vaya modelando vuestro espíritu.

Caminasteis mucho en busca de un lugar que os brindara paz y no lo encontrabais, y cuando vinisteis por vez primera a estos humildes lugares para oír mi palabra, no os imaginasteis que en ellos, tan pobres y humildes, fueseis a encontrar la paz que tanto habíais anhelado.

Vengo a conquistamos por medio del amor, para ello os estoy dando esta enseñanza, para que con ella doctrinéis a vuestros hermanos, a los viajeros, a los caminantes, con la solicitud y caridad con que Yo os he recibido.

No sólo de pan vive el hombre, porque en él existen hambre y sed que no provienen del cuerpo, y que, para calmarlas tienen que buscar el agua y el pan espiritual. Mas es preciso que el dolor os toque para que comprendáis mis enseñanzas.

Algunos me preguntan: Señor, ¿por ventura el amor humano es ilícito y aboninable delante de Ti y sólo apruebas el amor espiritual?

No, pueblo. Bien está que al espíritu le corresponden los más elevadas y puras amores, mas también en la materia deposité un corazón para que amase y le di sentidos para que a través de ellos amase a cuanto le rodea.

La vida humana se la confié al mundo espiritual para que viniese a habitar en la tierra Y va en ella poner a prueba su amor hacia Mí. Para ello dividí la naturaleza humana en dos partes, dando la más fuerte a una y la más frágil a otra. esas partes fueron el hombre y la mujer. Sólo unidos ambos seres podían ser fuertes y felices para ello fue instituido el matrimonio. El amor humano es bendecido por Mí. cuando está inspirado por el amor del espíritu.

El amor que radica únicamente en la materia, es propio de los seres irracionales, porque ellos carecen de una conciencia que ilumine su camino; por otra parte, os diré que de las buenas uniones tienen que brotar siempre buenos frutos y encarnar en ellos espíritus de luz.

Ya es tiempo de que purifiquéis vuestra simiente, oh pueblo, para que forméis una familia que sea fuerte de espíritu y de materia. Comprendedme, hijos míos, para que interpretéis bien mi voluntad, porque ya se acerca el año de 1950, y debéis recordar que es el que he señalado para que finalice mi comunicación. Quiero que ese día os encuentre preparados, porque sólo los que hayan logrado esa preparación podrán quedar firmes en sus puestos. Esos serán los que en el futuro den verdadero testimonio de Mí.

Pensad que sólo los que hayan logrado espiritualizarse podrán manifestar mi obra, porque los que no se hayan preparado para la nueva forma de comunicación, ¿cómo podrán tener la inspiración necesaria, para recibir mis pensamientos e interpretar mis mensajes?

Yo quiero que todos alcancéis el progreso para que vuestro testimonio sea en bien de la humanidad. Mirad que si unos pensaran de una manera y otros en forma distinta silo acarrearían confusión a las multitudes.

La esencia de esta palabra no ha variado jamás desde el principio de su manifestación, en que os hablé por conducto de Damiana Oviedo; el sentido de mi doctrina ha sido él mismo.

Mas, ¿dónde está la esencia de aquellas palabras? ¿Qué se hizo de ella? Ocultos se encuentran los escritos de aquellos mensajes divinos que fueron los primeros de este tiempo, en el que tanto se ha derramado mi Verbo entre vosotros. Es menester que esas
lecciones salgan a la luz, para que mañana sepáis dar testimonio de cómo fue el principio de esta manifestación. Así conoceréis la fecha de mi primera lección, su contenido y el de la última que os entregue el año de 1950, año marcado para que esta etapa finalice.

Hoy, aún no presentís el caos que habrá en la humanidad después de que mi palabra se haya levantado, ni podéis imaginar el torbellino que tal hecho desencadenará entre las naciones. Vosotros debéis fijaros en que vuestra responsabilidad cada vez es mayor, porque en cada tiempo vais teniendo más y más luz. Ya es muy grande vuestra heredad y es indispensable que participéis de ella a vuestros hermanos los necesitados, antes de que abandonéis esta tierra.

Sensibilizad vuestro corazón para que entendáis mi palabra, porque aún no la habéis comprendido. ¿Cómo vais a poder recibir y entender mi palabra, cuando el mañana os la dé por inspiración?

Uníos en verdad y en espíritu y no os dividiréis ni en las más grandes pruebas. Un solo Dios, una sola voluntad y una sola palabra han sido con vosotros; por lo tanto, no podrán surgir en el futuro diferentes mandatos a los que ahora se os han dado.

¿Osará alguien pasar por sobre mi voluntad? Eso equivaldría a que surgiese la división y la guerra en el seno de este pueblo, porque mientras unos habrían de refugiarse en la verdad, otros tomarían palabras falsas para desviar de la verdadera senda a las congregaciones.

No debilitéis, pueblo, recordad en todo instante que os he llamado "fuerte". Si Yo no he defraudado vuestra fe y os he probado que la esencia de mi palabra no es variable, ¿cómo podríais defraudar a vuestros hermanos, dándoles un mal ejemplo? Tiempo es de que vayáis preparando lo que vais a dejar a las generaciones venideras.

Muchos en su corazón me están diciendo: Maestro, ¿acaso estáis mirando que os vamos a ser infieles? ¿Cómo sería posible? Y Yo os contesto lo mismo que les dije a mis apóstoles en el Segundo Tiempo: "Velad y orad, para que no caigáis en tentación", porque es de todos vosotros conocido, que entre aquellos hubo uno que me traicionara y me vendiera; y no sabéis quien, diciéndose mi discípulo, lo haga en este tiempo.

Mi Espíritu os hace el llamado, mi voz de Maestro desciende a vuestro corazón y siempre estará cerca de vosotros el Espíritu de vuestro Padre Celestial, que os buscará para daros su caricia.

Yo soy la cumbre que todo espíritu debe buscar, porque el que llegue a ella, alcanzará a contemplar toda la belleza de la creación y el esplendor de las obras de su Padre.

Viene mi palabra a cincelar vuestro corazón, a esculpir vuestro espíritu, hasta hacerle semejante en luz a mi Espíritu.

Mirad que no os halláis ante entendimientos confundidos, sino delante de quien viene a probaros la perfección y la verdad de una ley. Os he acercado al árbol de la vida, de cuyas ramas penden los buenos frutos. Hoy hay festín en mi casa; muchos os encontráis ante mi mesa; mas, ¿quiénes de los presentes me volverán mañana la espalda? Sólo Yo lo sé.

Todo el que aspire a una heredad espiritual, venga a mi mesa, siéntese Conmigo y coma de este pan, para que cuando se levante, se sienta dueño de mi paz, y su espíritu quede convertido en un eslabón más de la cadena de amor que estoy formando, y con la cual estoy uniendo a mis hijos.

Llegad, llegad y llamad a mis puertas. Venid, parias, comed y vestíos, mas luego id tras de mis huellas. Conoced las leyes dictadas por Mi y cumplidlas, para que no bebáis el cáliz de la amargura. Comprended que quien se aleja del camino perfecto, se aleja de mi reino y está en peligro de encontrar la muerte.

Os estoy dando más de lo que cada uno puede necesitar; ¿por qué? Es para que deis a vuestros hermanos de lo mucho que os he confiado; pero espiritualizaos, para que no sólo os lleguen a conmover las penas que contemplen vuestros ojos, sino aun aquellas que estén más allá de vuestra mirada, porque no estarán fuera del alcance de vuestra caridad. Vuestra sensibilidad tampoco deberá concretarse a sentir las penas de los seres de este mundo; no, también deberéis presentir cuando en lo invisible se acerca a vosotros un espíritu en busca de caridad. En esos casos, sólo la espiritualidad os podrá revelar estas necesidades.

¡Cuánto gozo experimentará mi Espíritu, cuando contemple que el río de la vida, que brotó de mi seno, está pasando de unos a otros, calmándoles su sed y lavándolos de sus impurezas!

Aprovechad vuestra vida, porque ella es breve; un año es un instante que se pierde en la inmensidad del tiempo. Seguid mansamente los designios del Padre y no perderéis uno solo de los instantes preciosos de vida que se os ha confiado.

Os he dicho que mis complacencias han terminado y que debéis analizar, a fin de que comprendáis lo que quiero deciros. La tolerancia que he tenido para con vuestra vida egoísta y materializada, ha llegado a su límite; sin embargo, nuevas complacencias tendré con vosotros, mas ellas serán de índole espiritual.

El libro está abierto; fui Yo quien lo abrió, sus páginas os mostrarán constantemente su divino contenido.

Mi mirada os envuelve en estos instantes en que vuestra oración ha llegado hacia Mí. Sobre vuestro espíritu ha descendido mi luz de Padre, de Maestro y de Juez. Sí, pueblo, porque es el día en que desciendo a recoger vuestra ofrenda, a preguntamos cuál es el fruto de las obras que hoy venís a presentar.

Vuestro espíritu calla, vuestro corazón se detiene y vuestra conciencia asiste a vuestro juicio.

Ya no os contemplo como a pequeños niños, pues sois grandes espíritus que fueron colocados por Mí en el camino de la perfección espiritual desde el Primer Tiempo. Por eso os he llamado primogénitos y os he convertido en confidentes y herederos de mi Espíritu; por eso vengo a pediros cuentas y a preguntaros qué habéis hecho de vuestro espíritu y también de esa materia, que como un instrumento os ha sido confiado. Os he enviado en este Tercer Tiempo con la delicada misión de dar a conocer la luz del Sexto Sello y para que en torno vuestro, se congreguen las grandes multitudes que habrán de formar mi pueblo. Me he comunicado a través del entendimiento humano para doctrinaros y prepararos, y he fijado corno término para esta comunicación el año de 1950. Tenedlo presente porque ese día ya se acerca y debéis examinaros con tiempo a la luz de la conciencia, para que sepáis si habéis aprovechado o no el tiempo confiado.

Os he concedido la gracia de la comunicación del mundo espiritual de luz, para que él os haga más fácil la jornada y he enviado a Elías delante de vosotros, para que os limpiase el camino y os reanime en las pruebas. 0s he enviado el ángel de la paz, para que sintáis su influencia, defendiéndoos contra la amenaza de las guerras y de los elementos desatados.

Os estoy hablando como Padre, mas no me busquéis como juez. Os amo y os he esperado mucho, mas recordad que mi juicio será inexorable sobre el universo y que deberéis estar unificados en Mí para que os levantéis a entregar por doquier la palabra del Maestro.

Si aspiráis a la paz y a la felicidad y si queréis tener derecho a la salud y al bienestar, reconoced que estas gracias sólo las lograréis amando a vuestros semejantes, perdonando a los que os ofenden, compartiendo vuestro pan con el menesteroso, ese pan inagotable del espíritu que a torrentes os he dado.

Sed espíritus de paz en estos tiempos de guerra en los que vuestra oración sea como un manto de fraternidad que se extiende sobre todo el orbe.

Contemplo la tierra enrojecida por la sangre humana, y a los hombres que no cesan en sus crímenes. Atraed mi paz hacia el mundo, porque de lo contrario, mi justicia será de nación en nación, y vosotros también tendréis que responderme de vuestra falta de caridad.

No quiero contemplaros ante Mí como reos; quiero veros siempre como a mis hijos, para quienes mi amor de Padre está siempre dispuesto a socorreros; Yo os he creado para gloria de mi Espíritu y para que os recreéis en Mí.

No me detengo a contemplar vuestras faltas, ni quiero ver vuestro pecado; quiero ver en vosotros el propósito de enmienda y el ahinco espiritual dentro de mi obra.

Aprended a amarme espiritualmente, como Yo os amo, borrando con mi perdón vuestras manchas. Si esta vida en el valle de lágrimas es para vosotros un destierro, llorad y desahogad vuestro dolor en Mí y fortaleceos, porque vuestro espíritu se está purificando. Llevad vuestra cruz con paciencia y con resignación, dejando brillar en vuestro corazón la llama de la fe y de la esperanza.

Volved vuestra faz y contemplad a la humanidad huérfana de paz; mas perdonadla, si el efecto de su guerra se dejase sentir en vosotros.

Yo bendigo a los que han resistido las pruebas que les he enviado; bendigo a los que han trabajado en mi campiña; bendigo las manos que han sanado enfermos y a los hombres y mujeres que se han regenerado. Bendigo a los enfermos que en medio de su dolor me han bendecido y a todos los que han atribuido a mi caridad los beneficios que han recibido. Mas no sólo bendigo a quien me ama o me reconoce, bendigo a todos mis hijos con el mismo amor.

Es mi voluntad que destruyáis en vosotros todo fanatismo y todo lo que sea superfluo en vuestro culto, porque quiero encontrar en vuestro espíritu el verdadero santuario a mi Divinidad.

Depositad mi bálsamo en los enfermos, mas si con toda vuestra preparación y caridad no llegaseis a sanar a algunos de ellos, dejadme esa causa a Mí, que Yo respondo de ello. Yo os digo, que si alguno de mis discípulos llegase a alcanzar la espiritualidad perfecta, sería semejante a Jesús, que con la mirada, con la voz, con la voluntad o con sólo tocar, sanaba a los enfermos y levantaba a los muertos.

Discípulos, así como he descendido a recibir el fruto de este pueblo, he venido a recoger la cosecha y el tributo de todo el universo, de todas las naturalezas, de todos los reinos, de todos los mundos y moradas, de todos los seres conocidos y desconocidos para los hombres, desde los más perfectos hasta los más distantes de la perfección. Sobre de todos estoy derramando mi luz y haciendo sentir mi presencia.

La humanidad vive espiritualmente el Tercer Tiempo; mas todo aquel que no sepa lo que significa Tercer Tiempo, que estudie y se profundice en mi palabra que os está haciendo grandes revelaciones; aunque mucho de lo que tenéis que llegar a saber, no lo conoceréis en esta vida, porque vuestra inteligencia no lo alcanzaría a comprender. Cuando penetréis en la vida espiritual, nuevas revelaciones os haré.

En este instante hablo a las naciones de la tierra. Mi luz la tienen todos, con ella reflexionarán en que han llegado a tomar la vida como si fuesen los dueños de ella. En verdad os digo, que vuestra destrucción y vuestro dolor ha levantado profundo arrepentimiento en muchos y ha despertado a millones de seres a la luz, que me buscan e invocan, y de ellos se levanta un clamor que llega hasta Mí, preguntando: Padre, ¿acaso la guerra no cesará en 1945, ni vendrás a secar nuestras lágrimas y a traernos la paz?

PROFECIA RECIBIDA EL 1o. DE ENERO DE 1945:

He aquí mi presencia entre vosotros, ¡oh siete naciones! ¡Siete cabezas que os habéis levantado en el mundo delante de Mí!

INGLATERRA: Yo os ilumino. Mi justicia grandemente os tocará todavía, mas os doy la fuerza, toco vuestro corazón y os digo: Vuestras ambiciones caerán, vuestros poderíos os serán quitados y a nadie le serán dados.

ALEMANIA: Toco en este instante vuestra soberbia y os digo: Preparaos, porque vuestra semilla no perecerá. Nuevas tierras me habéis pedido y los hombres se han interpuesto en mis altos juicios. Yo toco vuestra cerviz y os digo: Tomad mi fuerza y confiad en Mí que Yo os salvaré; mas si en Mí no confiareis y os entregaseis a vuestra soberbia, caeréis y seréis esclava del mundo; mas esa no es mi voluntad, porque es el tiempo en que vengo derribando a los señores y libertando a los esclavos y cautivos. Tomad mi luz y levantaos.

RUSIA: Mi Espíritu todo lo contempla. No será vuestro el mundo. Yo seré quien, reine sobre todos vosotros. No lograréis borrar mi nombre, porque Cristo que os habla, reinará sobre todos los hombres.

Desmaterializaos y preparaos para una nueva vida, porque si así no lucre, Yo quebrantaré vuestro orgullo. Os entrego mi luz.

ITALIA: No sois ya el Señor de los tiempos pasados; hoy el escarnio, la esclavitud y la guerra os han destruido. Una gran purificación estáis atravesando por vuestra degeneración. Mas os digo: Regeneraos, apartad vuestro fanatismo e idolatría y reconocedme como el Señor de los señores. Yo derramaré nuevas inspiraciones y luz entre vosotros. Tomad mi bálsamo y perdonaos los unos a los otros.

FRANCIA: Me hacéis presente vuestro dolor. Vuestro lamento llega hasta la altura de mi solio. Yo os recibo. Ayer os levantásteis como señor, ahora sólo me presentáis las cadenas que arrastráis. No habéis velado ni orado; os habéis entregado a los placeres de la materia, y el dragón ha hecho presa de vosotros. Mas Yo os salvaré, porque el clamor de vuestras mujeres y el llanto de los niños llega a Mí. Queréis salvaros, y Yo os doy mi mano, pero en verdad os digo: Velad, orad y perdonad.

ESTADOS UNIDOS. En este instante también os recibo. Contemplo vuestro corazón, no de piedra, sino de metal, de oro. Vuestro cerebro de metal lo encuentro endurecido. No encuentro amor en vosotros, no descubro espiritualidad sólo veo grandeza, ambiciones y codicia.

Seguid, mas os pregunto: ¿Cuándo mi simiente va a enraizar profundamente en vosotros?; ¿cuándo derrumbaréis vuestro "becerro de oro" y vuestra "torre de Babel", para edificar el verdadero templo del Señor? Yo os toco la conciencia, desde el primero al último y os perdono. Os ilumino para que en la hora suprema, cuando la prueba llegue a la culminación, no se ofusque vuestra mente, sino que penséis con claridad y recordéis que Yo soy antes que vos

Os doy luz, fuerza y potestad. No os intercaléis en mis altos juicios, porque si desobedecieseis mis mandatos o traspasaseis el límite que señalo, el dolor, la destrucción, el fuego, la peste y la muerte serán con vos.

JAPON. Os recibo y os hablo. He penetrado en vuestro santuario y todo lo he contemplado. No queréis ser postrero, siempre habéis querido ser primero y en verdad os digo: Esa simiente no es grata delante de Mí. Es menester que apuréis el cáliz de amargura, para que se purifique vuestro corazón. Es necesario que vuestra lengua se rnezcie con las otras lenguas; es menester que el mundo se acerque a vosotros. Cuando el mundo se encuentre preparado y limpio, os llevará simiente que Yo le he de entregar, porque a nadie contemplo preparado.

No contemplo en vosotros la simiente espiritual de mi Divinidad. Mas Yo prepararé el camino. Pronto habrá caos de idleas en el universo, confusión de ciencias y teorías, y después de ese caos llegará la luz a vosotros.

Yo a todas os preparo y perdono y hago que penetréis al camino certero. Cuando el momento sea marcado y llegue la paz a las naciones, no seáis reacios, no os intercaléis en mis altos juicios, ni es opongáis a mi voluntad. Si las naciones firmaron, vos no las traicionéis, porque entonces Yo descargará mi justicia sobre vosotros.

¡Siete naciones! ¡Siete cabezas! Os ha recibido el Padre. Ante vosotras, bajo vuestro dominio, se encuentra el mundo. Vosotros me responderéis de él.

Sea la luz del "libro de los siete sellos" en cada una de las naciones, para que los hombres se preparen conforme es mi voluntad.

Te perdono y te bendigo en mi nombre que Soy el Padre, El Hijo, el Espíritu Santo, Mi paz sea con vosotros Pueblo Bendito de Israel. 

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