Olvidaos por unos instantes de las vanidades del mundo
cuando escuchéis mi palabra, y al elevarse vuestro espíritu, contemplará la luz
de este tiempo.
Mientras que para muchos pueblos estas horas son de dolor y
de muerte, para vosotros son de paz y de esperanza; mas no confiéis demasiado
en vuestros méritos, porque también podrán sorprendemos las pruebas. Soy Yo
quien os ha dado esta paz para que presenciéis mi manifestación, penetréis en
mi palabra y pongáis en práctica mi doctrina. Os he dado tiempo para oír y
comprender mis lecciones, pero veo que vuestro análisis no ha pasado más allá
de lo material y por eso no habéis descubierto el sentido de mis enseñanzas. En
esta incomprensión estáis, imitando a la humanidad, que teniendo a cada paso pruebas palpables de mi justicia, no se detiene un momento a
meditar para comprender el sentido de esos acontecimientos.
Quiero que abráis vuestros ojos a la realidad del tiempo en
que vivís, para que podáis orar por el mundo. Aquel tiempo que fue anunciado en
otras eras, en que surgiría la batalla del bien contra el mal, es éste.
Discípulos, no vayáis a dormiros en espera de otra era. Sois los hijos de la
luz a quienes os estoy revelando grandes enseñanzas para que seáis antorcha de
fe entre la humanidad.
Llegaréis a vuestros hermanos que duermen para las
revelaciones espirituales y les diréis con palabras dulces, fraternalmente,
haciéndoles comprender que la causa de las amarguras que apura la humanidad, se
debe al olvido en que ésta ha dejado al espíritu.
Cuando los hombres crean verdaderamente que la hoja del
árbol no se mueve sin la voluntad de Dios, entonces sentirán mi presencia en
todos los pasos de su vida. Unos me sentirán que llego como Padre, otros como
Maestro y algunos más me sentirán llegar como juez.
A las tinieblas me habéis hecho descender para buscaros; en
vuestro extravío he estado presente para hacerme sentir en todos los espíritus.
Como al pastor que baja al fondo del abismo en busca de la oveja perdida, así
he descendido a los abismos más sombríos en que los hombres han caído. Vosotros
que me estáis oyendo, tened verdadera comprensión de la hora de justicia y
restitución en que vivía; pensad en que si os obstinaseis en permanecer en la
ignorancia, las tinieblas que envuelven al mundo, serían aún más densas; no
sabéis cuánto tiempo transcurriría para que los espíritus pudieran recibir un
rayo de luz.
Estoy enviando a la tierra espíritus a quienes puedo llamar
primogénitos en la ley, porque son de los que recibieron mis primeras
revelaciones; no os diré quienes son, dónde se encuentran, ni qué hacen, porque
si les reconocierais, podríais caer en idolatría o confusión.
A este pueblo que crece día a día en busca de mi enseñanza,
le digo que viva unido para que de esta manera se acerque a Mí. Si no os
esforzáis, ¿cómo podréis llegar a ser los maestros de las enseñanzas
espirituales?
Amor, es la semilla que os confío para que la sembréis por
el mundo. Ved la esterilidad en las tierras; no existe ya fraternidad, amistad,
ni respeto. La simiente que ha cundido es la del odio y la ambición, sus frutos
ya los miráis; son guerras, destrucción, miseria, muerte.
Después del tiempo en que os he estado dando mi palabra, ¿no
creéis justo que os pregunte el Maestro lo que hacéis en esta era, en que las
naciones y los pueblos deben buscar una vida mejor y dejar de levantarse unos
contra otros? ¿Cuál es vuestra obra?
Cierto es que he venido a daros, mas no os concretéis a
recibir solamente; pensad que la paz que os doy, no es sólo para vosotros, sino
para muchos de vuestros hermanos. No estáis al margen de la gran batalla, sabed que os estoy
preparando para que seáis soldados.
¿Estáis esperando que el mundo forje su paz? ¿Con qué
simiente podrá formarla, si en el espíritu ahora pesa más la ley de los
hombres, que la de Dios?
No os engañéis; en el corazón de la humanidad no existe
caridad ni espiritualidad, por lo tanto no tiene cimientos para afirmar su paz,
su hogar, su fuente de trabajo, ni su culto a mi Divinidad.
Pronto vendrá la paz al mundo, y cuando ello sea, vais a
darme gracias, pueblo, creyendo que fue por vuestro cumplimiento; entonces os
diré: Abrid vuestros ojos, esta paz que el mundo ha logrado no será duradera
porque no es verdadra. Yo la destruiré con mi espada de justicia, como destruyo
todo lo que es falso. Esa paz de que os hablo será aparente, porque se fundará
en el temor de unos para otros; la verdadera paz no puede brotar de corazones
impuros, vendrá después, descenderá del reino de los cielos al corazón de la
humanidad.
Si queréis anunciar al mundo estas profecías, podéis
hacerlo; no temáis, que no os engaño. Si queréis decir a vuestros hermanos, que
la paz que están por hacer las naciones, no es buena, no erraréis, porque Yo no
puedo equivocarme. Pronto veréis el cumplimiento de lo que en este año de 1944
os estoy anunciando. La guerra, las ambiciones materiales cesarán, pero más
tarde surgirán las guerras de religiones, doctrinas, ideas y filosofías. Será
esa batalla de lucha espiritual para encontrar el camino de la verdad.
Es menester que así sea para que la humanidad abra los ojos,
descubra los falsos dioses y rompa las cadenas de esclavitud.
Cuando esta batalla cese, se haga el silencio, y los hombres
postrados en oración mediten y se arrepientan, veréis ascender de su corazón
una ofrenda semejante al perfume que exhalan las flores, la cual irá en busca
del único y verdadero Dios.
Haré que este mundo se levante limpio de su lepra, también
haré surgir vida de la muerte; lograré que del odio broten frutos de
reconciliación y que de la locura surja la razón.
Mientras, vosotros seguid multiplicándoos, tanto en número
como en conocimiento y virtud. Os estoy dando armas para que resistáis y
salgáis avante.
Este rincón de la tierra en que vivís es propicio para
vuestra misión; tiene semejanza con aquella "tierra prometida" al
pueblo de Israel en el Primer Tiempo, mas no os fanaticéis con las riquezas de
la tierra, porque debéis recordar que la ciudad de Jerusalén fue arrasada por
sus enemigos y hasta el templo de Salomón fue destruido.
Vuestra tierra tiene semejanza con aquella que se le dio al
pueblo de Israel, mas ni aquella fue patria para el espíritu, ni ésta es la
segunda Jerusalén, porque la ciudad espiritual no es de este mundo.
Seguid siendo hospitalarios como lo fue Abraham, preparaos
para que a vuestra mesa se siente a comer el extranjero y bajo la sombra de
vuestro techo descanse. Llevad en vuestras manos mi bálsamo de amor para que
curéis al enfermo, le hagáis sentir mi consuelo y recuperar su salud. Sois
aquel pueblo a quien en todos los tiempos le ha hablado el Dios viviente e
invisible, y también, el que siempre se ha dejado influenciar por la idolatría
de otros pueblos.
Ahora he venido a despojamos del fanatismo y supersticiones,
a recordaros el culto espiritual hacia vuestro Padre, para que cuando las naciones
fijen su mirada en este pueblo y las caravanas lleguen, se sorprendan al
encontrar entre vosotros moral, virtud y espiritualidad.
Llevad en vuestro espíritu esta lección, que os le dado para
que os sirva de preparación.
Nadie se rebele ante la idea de tener que volver a este
planeta en otro cuerpo, ni penséis en que la reencarnación es un castigo para
el espíritu. Todos los espíritus destinados a tener que morar en la tierra, han
tenido que pasar por la ley de la reencarnación, para poder alcanzar su
evolución y llevar a cabo la misión que les he confiado.
No sólo los espíritus de poca elevación tienen necesidad de
volver a encarnar; también los espíritus elevados vuelven una vez tras otra,
hasta dejar concluída su obra.
Elías es el más grande de los profetas que ha venido a la
tierra, y a pesar de las grandes obras que hizo y de las grandes pruebas que
dio, hubo de volver a este mundo en otro tiempo, en otra materia y con otro
nombre.
Esta ley de amor y de justicia fue ignorada mucho tiempo por
la humanidad, porque de haberla conocido antes, hubiera podido caer en
confusiones, sin embargo, el Padre os hizo algunas revelaciones y os dio
algunas señales que fueron la luz precursora de este tiempo, del esclarecimiento
de todos los misterios.
El pasado de vuestro espíritu con sus diversas existencias
en la tierra, está vedado para vosotros. Sólo os ha revelado la verdad de la
reencarnación, porque ella tendrá que daros una idea más real de la misericordia
y de la justicia divinas y hará renacer en los impuros, en los pecadores en los
que derrochan inútilmente la vida, la esperanza de una nueva oportunidad en la
cual puedan llegar a corregir los yerros cometidos.
La idea de la muerte o de la condenación eterna, quedan
destruídos ante esta revelación y tanto el espíritu como el corazón humano,
cuando comprenden esta verdad, se elevan para glorificar la bondad divina.
Si en los primeros tiempos no se os descubrió ésto, fue
porque no estabais preparados para saberlo; y si ahora lo llegasteis a conocer,
y a pesar de ello no tenéis una idea precisa de quiénes habéis sido antes, esa
es otra prueba de que aún no estáis muy adelantados.
Cuando los hombres se amen y sepan perdonarse, exista
humildad en el corazón y hayan logrado que el espíritu se imponga a la materia,
no será la carne, ni el mundo, ni las pasiones, las que formen el espeso velo
que os impide mirar atrás o hacia adelante del camino; por el contrario, la
materia ya espiritualizada por la práctica de mi doctrina, será como una sierva
dócil a los dictados de la conciencia, al contrario de lo que ahora es obstáculo, tropiezo, venda sobre los ojos del espíritu.
Ahora os maravilláis cuando tenéis un principio de videncia
que os permite llegar a ver algo del pasado, o que os hace una revelación del
porvenir, cuando de cierto os digo, que esa mirada espiritual debería ser
constante, como la visión en los ojos de vuestro cuerpo durante la vida en la
tierra.
Es menester que caminéis un poco más en mi sendero, a fin de
que lleguéis a alcanzar esas alturas, y vuestro espíritu, recogiendo en sí todo
el fruto de sus pasadas experiencias, se libere, se deleite y se eleve en su
propio saber.
Pensad que si en vuestro espíritu hubiese ya mucha luz, en
vuestro corazón debería haber mucha paz.
No hagáis caso de los que os quieran amedrentar por estar
escudriñando lo que se refiere al espíritu, porque ellos son los que quieren
seguir durmiendo en el sueño de la ignorancia.
A muchas de las fases de vuestra vida material les habéis
concedido mayor importancia que a lo que se refiere al espíritu, y por eso es
que habéis creado un mundo falso y vacío; mas ha llegado la hora de que os
intereséis vivamente Por lo que es esencial en vuestro ser, y cuando eso sea,
le daréis vida y belleza verdadera a vuestra existencia.
Mas debo deciros que aunque la vida, en este mundo llegue a
alcanzar las alturas de la virtud y de la justicia, no será aquí en donde
lleguéis a encontrar vuestra morada perfecta. Vuestro paso Por este valle es
pasajero, sólo os servirá de crisol, de escuela, de libro para alcanzar la
elevación de vuestro espíritu.
Existen otras moradas superiores en la casa de vuestro
Padre, las que he preparado para que vengáis a habitar en ellas.
Bienaventurados sean los que meditando sobre estas palabras,
sintiesen fe en ellas y enderezasen su vida en beneficio de su espíritu, porque
él alcanzará el fruto en la eternidad.
Pueblo amado, con certeza podríais decir que cuanto ha
acontecido en este mundo, os fue anunciado o profetizado en tiempos anteriores.
Esa palabra que ha escuchado el hombre por boca de mis
profetas, ha sido mi voz. Ellos no han hablado por inspiración propia, sino por
voluntad divina.
La verdadera interpretación de mis predicciones, anuncios y
promesas, Yo os las doy cuando veis que a su debido tiempo se cumplen mis
palabras.
Cuántas y diversas interpretaciones habéis dado a las
revelaciones divinas, la verdad sólo la habéis conocido hasta que Yo he dado
cumplimiento a mi palabra. Muchas de las profecías ya tuvieron su cumplimiento,
otras están realizándose ante vuestros ojos y otras aún esperan su tiempo.
Aún estoy preparando y enviando nuevos profetas, por los
cuales os revelará grandes maravillas, y a la vez anunciarán la presencia o
proximidad de lo que se os anunció en tiempos pasados.
Las antiguas profecías serán confirmadas por los nuevos profetas;
todo el que sienta en sí este don, ore, vele y prepárese para decir tan sólo la
verdad. Si así lo hiciereis, veréis que unos confirmarán lo que otros anuncien.
Así fue como cumplieron su misión los profetas de los tiempos pasados, aun
cuando unos hayan venido en una era y otros en otra.
No os preocupe no entender a veces lo que recibáis por
inspiración o lo que vuestros labios hablen; tampoco aquellos supieron muchas
veces entender lo que su boca hablaba.
Yo derramará mi luz en los que reciban vuestro testimonio y
en el tiempo oportuno daré cumplimiento a cada una de vuestras profecías. Ay de
los que no dijesen la verdad, porque también a su tiempo serán descubiertos;
entonces no encontrarán en su cuerpo, ni en su espíritu, algo con qué lavar su
mancha y saldar su deuda.
¿Quién será el juez de los falsos profetas? La verdad,
porque ella es luz que llegará a esos corazones a través de la conciencia.
La verdad busca siempre corazones limpios para poder
manifestarse. Limpiad el vuestro para que esa luz esté en las palabras, en los
pensamientos y en las obras de mi pueblo.
Con una llave de amor que poseo, abro vuestro corazón.
Aletargados os había encontrado; en el camino os he sorprendido andando con paso
tardo; vine para haceros reconocer que sois enviados de mi Divinidad; ésto os
lo dice el Verbo del Padre, Aquel que se hiciera hombre en el Segundo Tiempo.
No una vez, sino varias y en diversas formas, anuncié y
prometí mi nueva venida a mis discípulos; les profeticé las señales que habían
de anunciar mi llegada: señales en la naturaleza, acontecimientos entre la humanidad, guerras mundiales, el
pecado en su mayor altura. Para que el mundo no se confundiera esperándome
nuevamente como hombre, les hice saber que Cristo vendría sobre la nube, es
decir, en Espíritu.
05-122.53 Cumplida ha quedado aquella promesa. He aquí aI Maestro en
Espíritu, hablando al mundo. He aquí al poseedor de la paz y del reino de luz,
quien viene a formar una arca inmensamente grande, donde puedan refugiarse los
hombres y salvarse, como en los primeros tiempos, cuando Noé hizo el arca para
rescatar la simiente humana.
05-122.54 Por vuestro adelanto y perseverancia en mi doctrina, os iré
mostrando con toda sencillez el contenido de muchos misterios. El libro de la
vida, sellado con siete sellos, es para vosotros una incógnita, porque el Sexto
Sello es el que se encuentra desatado y su contenido es el que alumbra vuestro
tiempo; todo ha sido para vosotros un misterio y no quiero que siga siéndolo.
Ya es he dicho que los siete sellos son las siete revelaciones divinas que he
entregado al hombre, de las cuales estáis recibiendo la sexta y aún os falta la
séptima.
05-122.55 Sabéis que Roque Rojas fundó siete recintos a los cuales les
dio el nombre de sellos y que simbólicamente el sexto de ellos fue como un
árbol fecundo que multiplicó sus ramas. También sabéis que en 1866 se inició
una nueva era, mas no sabéis aún ordenar vuestras ideas; algunos han querido
analizar estas lecciones, pero su interpretación ha sido errónea, porque limita
y encierra lo eterno y divino dentro de lo humano y material. Mas antes de que
esta confusión cunda, Yo disiparé las tinieblas de la ignorancia con la luz de
mis revelaciones.
05-122.56 he preparado este jirón de tierra que pisáis, para que mi
luz divina descienda en este tiempo entre sus moradores. Aquí vine a recordaros
la ley divina que como Padre os enseñé en el Primer Tiempo; aquí os he repetido
mi palabra que como Jesús os diera, como el verdadero cantar de los cantares
del espíritu, y os he traído la luz de la verdad que esclarece todo misterio y
explica toda lección no comprendida.
05-122.57 Vengo a reconstruir mi templo, un templo sin muros ni
torres, porque está en el corazón del hombre. La torre de Babel, aún divide a
la humanidad, mas sus cimientos serán destruidos en el corazón de los hombres.
La idolatría y el fanatismo religioso, han elevado también sus altas torres,
pero ellas son endebles y tendrán que caer. En verdad os digo que mis leyes
tanto divinas como humanas son sagradas y ellas mismas juzgarán al mundo. No
cree la humanidad ser idólatra y en verdad os digo, que está adorando todavía
al "becerro de oro".
05-122.58 Yo soy Espíritu, soy esencia y luz. Despertad, abrid los
ojos, miradme y escuchad mi voz. Esta comunicación que hoy tenéis de mi
Espíritu por el conducto humano, no es la más perfecta y por lo tanto no será
eterna. Pronto pasará, y entonces empezará el tiempo de la comunicación de
Espíritu a espíritu, en el cual escucharéis la voz de vuestro Padre.
05-122.59 En aquel Segundo Tiempo encontré al ciego y le di la vista,
al tullido le hice andar, al muerto le resucité; ahora encuentro mayor
desolación en el mundo, porque
contemplo por millares a los ciegos, los sordos, los leprosos y los
muertos del espíritu. Verdad es que vengo con justicia entre vosotros, mas
también lleno de amor, porque nunca os dejaré de considerar como hijos y
siempre os veré como niños.
05-122.60 Pueblo, ¿queréis seguirme por el camino que ha tiempo os he
trazado con mis obras y ejemplos? Es verdad que en él está la huella del
sacrificio, mas al final se encuentra la "tierra de promisión".
Tampoco en este tiempo vendré a deslumbraros con el falso brillo de las
riquezas humanas. Vuestro Maestro sólo os mostrará el brillo de la virtud.
"Mi reino no es de este mundo" os dije, de este mundo de vanidades,
de egoísmos y mentiras; porque de cierto os digo, que Yo reino en la
perfección.
05-122.61 Para 1950, el último eslabón de la cadena que formarán los
144,000 marcados, recibirá en su espíritu la señal divina. De ellos surgirán en
las naciones los enviados, los profetas, los discípulos que con su enseñanza,
su oración y su ejemplo lleven la semilla de una nueva vida a la humanidad.
05-122.62 Esta palabra que hoy estáis escuchando, cesará y el deleite
que hoy experimentáis al escucharla también pasará; después, cuando queráis
gozar espiritualmente de mi presencia como ahora, bastará que entréis en
meditación y oréis implorando mi amor.
05-122.63 No porque ya no me escuchéis a través de estos portavoces
penséis que estoy ausente y vayáis a perder el respeto y la preparación que hoy
tenéis cuando oís mi palabra. Sabed que Yo os seguiré doquiera que vayáis, que
estaré contemplando vuestro trabajo en mis campiñas y preguntando a vuestra
conciencia por cada uno de vuestros pasos.
05-122.64 Os estoy preparando, porque sé que después de este tiempo de
preparación, se levantarán los falsos portavoces anunciando que el Maestro aún
sigue dando en esta forma su palabra, y quiero que os libréis de esa confusión,
la cual será provocada por los que creyendo estar velando, en realidad están
durmiendo, y los que creyendo estar sirviéndome, en realidad están sirviéndose
a ellos mismos.
05-122.65 Yo os anuncio que la hora de terminar esta comunicación,
será hora de juicio para este pueblo, porque cada uno de vosotros manifestará
en ese momento lo que lleva de simiente en su corazón y de adelanto en su
espíritu. Ahí se verá la tendencia de cada uno, su comprensión, su obediencia,
su espiritualidad.
05-122.66 Sé que habrá quienes profanen mis mandatos, quienes por esta
causa se estanquen y se confundan, deteniendo con ello el avance de la misión
emprendida; mas pasado un tiempo, el recuerdo de mi palabra, de mis enseñanzas
y de mis profecías, en las cuales os previne de todo lo que iba a suceder,
surgirá del espíritu, haciendo retornar al camino de la obediencia a los que de
el se apartaron.
05-122.67 Ninguno diga en este instante: Señor, yo no te volveré la
espalda, yo no te desobedeceré. No prometáis al Maestro lo que muchos de
vosotros no vais a cumplir.
05-122.68 Velad y orad, despojad de materialismo vuestro corazón,
limpiado de intereses y de pasiones. Estudiad mi enseñanza para que en esa hora
no estéis aletargados y podáis dar el siguiente paso con entereza.
05-122.69 Yo no os pido promesas, os pido cumplimiento de vuestra
misión.
05-122.70 Guardad mi palabra en lo más recóndito de vuestro corazón,
para que mañana no me vayáis a negar con vuestras obras o con vuestras
palabras, diciendo que Yo no os advertí lo que bien sabéis que os he repetido
incontables veces.
05-122.71 Algunos estáis diciendo en lo más íntimo de vuestro corazón:
Maestro, ¿seremos capaces de negarte, cuando Tú has venido a resucitamos a la
verdadera vida?
05-122.72 Yo os digo que aún no podéis confiar plenamente en vosotros,
porque vuestro amor y fe son pequeños aún.
05-122.73 Es menester que estudiéis con constancia mis lecciones, para
que vuestras virtudes se desarrollen, y cuando llegue esa hora de prueba que ya
se aproxima, tengáis presente mi palabra y no vayáis a flaquear ni un solo
instante.
05-122.74 Ved, discípulos, con cuánto amor os invito a prepararos.
Mañana, si llegáis a caer, no podréis decir: El Señor nada nos había advertido
acerca de su partida.
¡MI PAZ SEA CON VOSOTROS!
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