sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 122

Olvidaos por unos instantes de las vanidades del mundo cuando escuchéis mi palabra, y al elevarse vuestro espíritu, contemplará la luz de este tiempo.

Mientras que para muchos pueblos estas horas son de dolor y de muerte, para vosotros son de paz y de esperanza; mas no confiéis demasiado en vuestros méritos, porque también podrán sorprendemos las pruebas. Soy Yo quien os ha dado esta paz para que presenciéis mi manifestación, penetréis en mi palabra y pongáis en práctica mi doctrina. Os he dado tiempo para oír y comprender mis lecciones, pero veo que vuestro análisis no ha pasado más allá de lo material y por eso no habéis descubierto el sentido de mis enseñanzas. En esta incomprensión estáis, imitando a la humanidad, que teniendo a cada paso pruebas palpables de mi justicia, no se detiene un momento a meditar para comprender el sentido de esos acontecimientos.

Quiero que abráis vuestros ojos a la realidad del tiempo en que vivís, para que podáis orar por el mundo. Aquel tiempo que fue anunciado en otras eras, en que surgiría la batalla del bien contra el mal, es éste. Discípulos, no vayáis a dormiros en espera de otra era. Sois los hijos de la luz a quienes os estoy revelando grandes enseñanzas para que seáis antorcha de fe entre la humanidad.

Llegaréis a vuestros hermanos que duermen para las revelaciones espirituales y les diréis con palabras dulces, fraternalmente, haciéndoles comprender que la causa de las amarguras que apura la humanidad, se debe al olvido en que ésta ha dejado al espíritu.

Cuando los hombres crean verdaderamente que la hoja del árbol no se mueve sin la voluntad de Dios, entonces sentirán mi presencia en todos los pasos de su vida. Unos me sentirán que llego como Padre, otros como Maestro y algunos más me sentirán llegar como juez.

A las tinieblas me habéis hecho descender para buscaros; en vuestro extravío he estado presente para hacerme sentir en todos los espíritus. Como al pastor que baja al fondo del abismo en busca de la oveja perdida, así he descendido a los abismos más sombríos en que los hombres han caído. Vosotros que me estáis oyendo, tened verdadera comprensión de la hora de justicia y restitución en que vivía; pensad en que si os obstinaseis en permanecer en la ignorancia, las tinieblas que envuelven al mundo, serían aún más densas; no sabéis cuánto tiempo transcurriría para que los espíritus pudieran recibir un rayo de luz.

Estoy enviando a la tierra espíritus a quienes puedo llamar primogénitos en la ley, porque son de los que recibieron mis primeras revelaciones; no os diré quienes son, dónde se encuentran, ni qué hacen, porque si les reconocierais, podríais caer en idolatría o confusión.

A este pueblo que crece día a día en busca de mi enseñanza, le digo que viva unido para que de esta manera se acerque a Mí. Si no os esforzáis, ¿cómo podréis llegar a ser los maestros de las enseñanzas espirituales?

Amor, es la semilla que os confío para que la sembréis por el mundo. Ved la esterilidad en las tierras; no existe ya fraternidad, amistad, ni respeto. La simiente que ha cundido es la del odio y la ambición, sus frutos ya los miráis; son guerras, destrucción, miseria, muerte.

Después del tiempo en que os he estado dando mi palabra, ¿no creéis justo que os pregunte el Maestro lo que hacéis en esta era, en que las naciones y los pueblos deben buscar una vida mejor y dejar de levantarse unos contra otros? ¿Cuál es vuestra obra?

Cierto es que he venido a daros, mas no os concretéis a recibir solamente; pensad que la paz que os doy, no es sólo para vosotros, sino para muchos de vuestros hermanos. No estáis al margen de la gran batalla, sabed que os estoy preparando para que seáis soldados.

¿Estáis esperando que el mundo forje su paz? ¿Con qué simiente podrá formarla, si en el espíritu ahora pesa más la ley de los hombres, que la de Dios?

No os engañéis; en el corazón de la humanidad no existe caridad ni espiritualidad, por lo tanto no tiene cimientos para afirmar su paz, su hogar, su fuente de trabajo, ni su culto a mi Divinidad.

Pronto vendrá la paz al mundo, y cuando ello sea, vais a darme gracias, pueblo, creyendo que fue por vuestro cumplimiento; entonces os diré: Abrid vuestros ojos, esta paz que el mundo ha logrado no será duradera porque no es verdadra. Yo la destruiré con mi espada de justicia, como destruyo todo lo que es falso. Esa paz de que os hablo será aparente, porque se fundará en el temor de unos para otros; la verdadera paz no puede brotar de corazones impuros, vendrá después, descenderá del reino de los cielos al corazón de la humanidad.

Si queréis anunciar al mundo estas profecías, podéis hacerlo; no temáis, que no os engaño. Si queréis decir a vuestros hermanos, que la paz que están por hacer las naciones, no es buena, no erraréis, porque Yo no puedo equivocarme. Pronto veréis el cumplimiento de lo que en este año de 1944 os estoy anunciando. La guerra, las ambiciones materiales cesarán, pero más tarde surgirán las guerras de religiones, doctrinas, ideas y filosofías. Será esa batalla de lucha espiritual para encontrar el camino de la verdad.

Es menester que así sea para que la humanidad abra los ojos, descubra los falsos dioses y rompa las cadenas de esclavitud.

Cuando esta batalla cese, se haga el silencio, y los hombres postrados en oración mediten y se arrepientan, veréis ascender de su corazón una ofrenda semejante al perfume que exhalan las flores, la cual irá en busca del único y verdadero Dios.

Haré que este mundo se levante limpio de su lepra, también haré surgir vida de la muerte; lograré que del odio broten frutos de reconciliación y que de la locura surja la razón.

Mientras, vosotros seguid multiplicándoos, tanto en número como en conocimiento y virtud. Os estoy dando armas para que resistáis y salgáis avante.

Este rincón de la tierra en que vivís es propicio para vuestra misión; tiene semejanza con aquella "tierra prometida" al pueblo de Israel en el Primer Tiempo, mas no os fanaticéis con las riquezas de la tierra, porque debéis recordar que la ciudad de Jerusalén fue arrasada por sus enemigos y hasta el templo de Salomón fue destruido.

Vuestra tierra tiene semejanza con aquella que se le dio al pueblo de Israel, mas ni aquella fue patria para el espíritu, ni ésta es la segunda Jerusalén, porque la ciudad espiritual no es de este mundo.

Seguid siendo hospitalarios como lo fue Abraham, preparaos para que a vuestra mesa se siente a comer el extranjero y bajo la sombra de vuestro techo descanse. Llevad en vuestras manos mi bálsamo de amor para que curéis al enfermo, le hagáis sentir mi consuelo y recuperar su salud. Sois aquel pueblo a quien en todos los tiempos le ha hablado el Dios viviente e invisible, y también, el que siempre se ha dejado influenciar por la idolatría de otros pueblos.

Ahora he venido a despojamos del fanatismo y supersticiones, a recordaros el culto espiritual hacia vuestro Padre, para que cuando las naciones fijen su mirada en este pueblo y las caravanas lleguen, se sorprendan al encontrar entre vosotros moral, virtud y espiritualidad.

Llevad en vuestro espíritu esta lección, que os le dado para que os sirva de preparación.

Nadie se rebele ante la idea de tener que volver a este planeta en otro cuerpo, ni penséis en que la reencarnación es un castigo para el espíritu. Todos los espíritus destinados a tener que morar en la tierra, han tenido que pasar por la ley de la reencarnación, para poder alcanzar su evolución y llevar a cabo la misión que les he confiado.

No sólo los espíritus de poca elevación tienen necesidad de volver a encarnar; también los espíritus elevados vuelven una vez tras otra, hasta dejar concluída su obra.

Elías es el más grande de los profetas que ha venido a la tierra, y a pesar de las grandes obras que hizo y de las grandes pruebas que dio, hubo de volver a este mundo en otro tiempo, en otra materia y con otro nombre.

Esta ley de amor y de justicia fue ignorada mucho tiempo por la humanidad, porque de haberla conocido antes, hubiera podido caer en confusiones, sin embargo, el Padre os hizo algunas revelaciones y os dio algunas señales que fueron la luz precursora de este tiempo, del esclarecimiento de todos los misterios.

El pasado de vuestro espíritu con sus diversas existencias en la tierra, está vedado para vosotros. Sólo os ha revelado la verdad de la reencarnación, porque ella tendrá que daros una idea más real de la misericordia y de la justicia divinas y hará renacer en los impuros, en los pecadores en los que derrochan inútilmente la vida, la esperanza de una nueva oportunidad en la cual puedan llegar a corregir los yerros cometidos.

La idea de la muerte o de la condenación eterna, quedan destruídos ante esta revelación y tanto el espíritu como el corazón humano, cuando comprenden esta verdad, se elevan para glorificar la bondad divina.

Si en los primeros tiempos no se os descubrió ésto, fue porque no estabais preparados para saberlo; y si ahora lo llegasteis a conocer, y a pesar de ello no tenéis una idea precisa de quiénes habéis sido antes, esa es otra prueba de que aún no estáis muy adelantados.

Cuando los hombres se amen y sepan perdonarse, exista humildad en el corazón y hayan logrado que el espíritu se imponga a la materia, no será la carne, ni el mundo, ni las pasiones, las que formen el espeso velo que os impide mirar atrás o hacia adelante del camino; por el contrario, la materia ya espiritualizada por la práctica de mi doctrina, será como una sierva dócil a los dictados de la conciencia, al contrario de lo que ahora es obstáculo, tropiezo, venda sobre los ojos del espíritu.

Ahora os maravilláis cuando tenéis un principio de videncia que os permite llegar a ver algo del pasado, o que os hace una revelación del porvenir, cuando de cierto os digo, que esa mirada espiritual debería ser constante, como la visión en los ojos de vuestro cuerpo durante la vida en la tierra.

Es menester que caminéis un poco más en mi sendero, a fin de que lleguéis a alcanzar esas alturas, y vuestro espíritu, recogiendo en sí todo el fruto de sus pasadas experiencias, se libere, se deleite y se eleve en su propio saber.

Pensad que si en vuestro espíritu hubiese ya mucha luz, en vuestro corazón debería haber mucha paz.

No hagáis caso de los que os quieran amedrentar por estar escudriñando lo que se refiere al espíritu, porque ellos son los que quieren seguir durmiendo en el sueño de la ignorancia.

A muchas de las fases de vuestra vida material les habéis concedido mayor importancia que a lo que se refiere al espíritu, y por eso es que habéis creado un mundo falso y vacío; mas ha llegado la hora de que os intereséis vivamente Por lo que es esencial en vuestro ser, y cuando eso sea, le daréis vida y belleza verdadera a vuestra existencia.

Mas debo deciros que aunque la vida, en este mundo llegue a alcanzar las alturas de la virtud y de la justicia, no será aquí en donde lleguéis a encontrar vuestra morada perfecta. Vuestro paso Por este valle es pasajero, sólo os servirá de crisol, de escuela, de libro para alcanzar la elevación de vuestro espíritu.

Existen otras moradas superiores en la casa de vuestro Padre, las que he preparado para que vengáis a habitar en ellas.

Bienaventurados sean los que meditando sobre estas palabras, sintiesen fe en ellas y enderezasen su vida en beneficio de su espíritu, porque él alcanzará el fruto en la eternidad.

Pueblo amado, con certeza podríais decir que cuanto ha acontecido en este mundo, os fue anunciado o profetizado en tiempos anteriores.

Esa palabra que ha escuchado el hombre por boca de mis profetas, ha sido mi voz. Ellos no han hablado por inspiración propia, sino por voluntad divina.

La verdadera interpretación de mis predicciones, anuncios y promesas, Yo os las doy cuando veis que a su debido tiempo se cumplen mis palabras.

Cuántas y diversas interpretaciones habéis dado a las revelaciones divinas, la verdad sólo la habéis conocido hasta que Yo he dado cumplimiento a mi palabra. Muchas de las profecías ya tuvieron su cumplimiento, otras están realizándose ante vuestros ojos y otras aún esperan su tiempo.

Aún estoy preparando y enviando nuevos profetas, por los cuales os revelará grandes maravillas, y a la vez anunciarán la presencia o proximidad de lo que se os anunció en tiempos pasados.

Las antiguas profecías serán confirmadas por los nuevos profetas; todo el que sienta en sí este don, ore, vele y prepárese para decir tan sólo la verdad. Si así lo hiciereis, veréis que unos confirmarán lo que otros anuncien. Así fue como cumplieron su misión los profetas de los tiempos pasados, aun cuando unos hayan venido en una era y otros en otra.

No os preocupe no entender a veces lo que recibáis por inspiración o lo que vuestros labios hablen; tampoco aquellos supieron muchas veces entender lo que su boca hablaba.

Yo derramará mi luz en los que reciban vuestro testimonio y en el tiempo oportuno daré cumplimiento a cada una de vuestras profecías. Ay de los que no dijesen la verdad, porque también a su tiempo serán descubiertos; entonces no encontrarán en su cuerpo, ni en su espíritu, algo con qué lavar su mancha y saldar su deuda.

¿Quién será el juez de los falsos profetas? La verdad, porque ella es luz que llegará a esos corazones a través de la conciencia.

La verdad busca siempre corazones limpios para poder manifestarse. Limpiad el vuestro para que esa luz esté en las palabras, en los pensamientos y en las obras de mi pueblo.

Con una llave de amor que poseo, abro vuestro corazón. Aletargados os había encontrado; en el camino os he sorprendido andando con paso tardo; vine para haceros reconocer que sois enviados de mi Divinidad; ésto os lo dice el Verbo del Padre, Aquel que se hiciera hombre en el Segundo Tiempo.

No una vez, sino varias y en diversas formas, anuncié y prometí mi nueva venida a mis discípulos; les profeticé las señales que habían de anunciar mi llegada: señales en la naturaleza, acontecimientos entre la humanidad, guerras mundiales, el pecado en su mayor altura. Para que el mundo no se confundiera esperándome nuevamente como hombre, les hice saber que Cristo vendría sobre la nube, es decir, en Espíritu.
05-122.53 Cumplida ha quedado aquella promesa. He aquí aI Maestro en Espíritu, hablando al mundo. He aquí al poseedor de la paz y del reino de luz, quien viene a formar una arca inmensamente grande, donde puedan refugiarse los hombres y salvarse, como en los primeros tiempos, cuando Noé hizo el arca para rescatar la simiente humana.
05-122.54 Por vuestro adelanto y perseverancia en mi doctrina, os iré mostrando con toda sencillez el contenido de muchos misterios. El libro de la vida, sellado con siete sellos, es para vosotros una incógnita, porque el Sexto Sello es el que se encuentra desatado y su contenido es el que alumbra vuestro tiempo; todo ha sido para vosotros un misterio y no quiero que siga siéndolo. Ya es he dicho que los siete sellos son las siete revelaciones divinas que he entregado al hombre, de las cuales estáis recibiendo la sexta y aún os falta la séptima.
05-122.55 Sabéis que Roque Rojas fundó siete recintos a los cuales les dio el nombre de sellos y que simbólicamente el sexto de ellos fue como un árbol fecundo que multiplicó sus ramas. También sabéis que en 1866 se inició una nueva era, mas no sabéis aún ordenar vuestras ideas; algunos han querido analizar estas lecciones, pero su interpretación ha sido errónea, porque limita y encierra lo eterno y divino dentro de lo humano y material. Mas antes de que esta confusión cunda, Yo disiparé las tinieblas de la ignorancia con la luz de mis revelaciones.
05-122.56 he preparado este jirón de tierra que pisáis, para que mi luz divina descienda en este tiempo entre sus moradores. Aquí vine a recordaros la ley divina que como Padre os enseñé en el Primer Tiempo; aquí os he repetido mi palabra que como Jesús os diera, como el verdadero cantar de los cantares del espíritu, y os he traído la luz de la verdad que esclarece todo misterio y explica toda lección no comprendida.
05-122.57 Vengo a reconstruir mi templo, un templo sin muros ni torres, porque está en el corazón del hombre. La torre de Babel, aún divide a la humanidad, mas sus cimientos serán destruidos en el corazón de los hombres. La idolatría y el fanatismo religioso, han elevado también sus altas torres, pero ellas son endebles y tendrán que caer. En verdad os digo que mis leyes tanto divinas como humanas son sagradas y ellas mismas juzgarán al mundo. No cree la humanidad ser idólatra y en verdad os digo, que está adorando todavía al "becerro de oro".
05-122.58 Yo soy Espíritu, soy esencia y luz. Despertad, abrid los ojos, miradme y escuchad mi voz. Esta comunicación que hoy tenéis de mi Espíritu por el conducto humano, no es la más perfecta y por lo tanto no será eterna. Pronto pasará, y entonces empezará el tiempo de la comunicación de Espíritu a espíritu, en el cual escucharéis la voz de vuestro Padre.
05-122.59 En aquel Segundo Tiempo encontré al ciego y le di la vista, al tullido le hice andar, al muerto le resucité; ahora encuentro mayor desolación en el mundo, porque
contemplo por millares a los ciegos, los sordos, los leprosos y los muertos del espíritu. Verdad es que vengo con justicia entre vosotros, mas también lleno de amor, porque nunca os dejaré de considerar como hijos y siempre os veré como niños.
05-122.60 Pueblo, ¿queréis seguirme por el camino que ha tiempo os he trazado con mis obras y ejemplos? Es verdad que en él está la huella del sacrificio, mas al final se encuentra la "tierra de promisión". Tampoco en este tiempo vendré a deslumbraros con el falso brillo de las riquezas humanas. Vuestro Maestro sólo os mostrará el brillo de la virtud. "Mi reino no es de este mundo" os dije, de este mundo de vanidades, de egoísmos y mentiras; porque de cierto os digo, que Yo reino en la perfección.
05-122.61 Para 1950, el último eslabón de la cadena que formarán los 144,000 marcados, recibirá en su espíritu la señal divina. De ellos surgirán en las naciones los enviados, los profetas, los discípulos que con su enseñanza, su oración y su ejemplo lleven la semilla de una nueva vida a la humanidad.
05-122.62 Esta palabra que hoy estáis escuchando, cesará y el deleite que hoy experimentáis al escucharla también pasará; después, cuando queráis gozar espiritualmente de mi presencia como ahora, bastará que entréis en meditación y oréis implorando mi amor.
05-122.63 No porque ya no me escuchéis a través de estos portavoces penséis que estoy ausente y vayáis a perder el respeto y la preparación que hoy tenéis cuando oís mi palabra. Sabed que Yo os seguiré doquiera que vayáis, que estaré contemplando vuestro trabajo en mis campiñas y preguntando a vuestra conciencia por cada uno de vuestros pasos.
05-122.64 Os estoy preparando, porque sé que después de este tiempo de preparación, se levantarán los falsos portavoces anunciando que el Maestro aún sigue dando en esta forma su palabra, y quiero que os libréis de esa confusión, la cual será provocada por los que creyendo estar velando, en realidad están durmiendo, y los que creyendo estar sirviéndome, en realidad están sirviéndose a ellos mismos.
05-122.65 Yo os anuncio que la hora de terminar esta comunicación, será hora de juicio para este pueblo, porque cada uno de vosotros manifestará en ese momento lo que lleva de simiente en su corazón y de adelanto en su espíritu. Ahí se verá la tendencia de cada uno, su comprensión, su obediencia, su espiritualidad.
05-122.66 Sé que habrá quienes profanen mis mandatos, quienes por esta causa se estanquen y se confundan, deteniendo con ello el avance de la misión emprendida; mas pasado un tiempo, el recuerdo de mi palabra, de mis enseñanzas y de mis profecías, en las cuales os previne de todo lo que iba a suceder, surgirá del espíritu, haciendo retornar al camino de la obediencia a los que de el se apartaron.
05-122.67 Ninguno diga en este instante: Señor, yo no te volveré la espalda, yo no te desobedeceré. No prometáis al Maestro lo que muchos de vosotros no vais a cumplir.
05-122.68 Velad y orad, despojad de materialismo vuestro corazón, limpiado de intereses y de pasiones. Estudiad mi enseñanza para que en esa hora no estéis aletargados y podáis dar el siguiente paso con entereza.
05-122.69 Yo no os pido promesas, os pido cumplimiento de vuestra misión.
05-122.70 Guardad mi palabra en lo más recóndito de vuestro corazón, para que mañana no me vayáis a negar con vuestras obras o con vuestras palabras, diciendo que Yo no os advertí lo que bien sabéis que os he repetido incontables veces.
05-122.71 Algunos estáis diciendo en lo más íntimo de vuestro corazón: Maestro, ¿seremos capaces de negarte, cuando Tú has venido a resucitamos a la verdadera vida?
05-122.72 Yo os digo que aún no podéis confiar plenamente en vosotros, porque vuestro amor y fe son pequeños aún.
05-122.73 Es menester que estudiéis con constancia mis lecciones, para que vuestras virtudes se desarrollen, y cuando llegue esa hora de prueba que ya se aproxima, tengáis presente mi palabra y no vayáis a flaquear ni un solo instante.
05-122.74 Ved, discípulos, con cuánto amor os invito a prepararos. Mañana, si llegáis a caer, no podréis decir: El Señor nada nos había advertido acerca de su partida.
¡MI PAZ SEA CON VOSOTROS!

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