sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 120

Hace mucho que se os anunció por la boca de un profeta, que llegaría un tiempo en el cual se derramaría el Espiritu Divino sobre toda carne y sobre todo espíritu. En verdad os digo, que ese tiempo es en el que estáis viviendo; pero os sorprendió impreparados, porque les concedisteis muy poca importancia a aquellas voces proféticas y no estudiasteis ni analizasteis aquella profecía.

Hoy andáis en busca de todo lo que para vosotros es sobrenatural, con el fin de comprobar que existe la vida espiritual Unos observan y estudian los astros, otros esperan voces o señales misteriosas; otros quieren encontrar la explicación en la ciencia; pero son muy pocos los que se han concentrado en lo íntimo de su espíritu para oír ahí la voz de su Señor, sentirle y amarle.

Cuando en el Segundo Tiempo aparecí por última vez ante, mis discípulos, vieron cómo una nube envolvía la silueta del Maestro, elevándolo y llevándolo hacia el infinito. Ahí recibieron la promesa y él anuncio de que el Señor volvería a los hombres, en la misma forma espiritual en la que aquellos varones lo vieron partir.

Solamente ellos pudieron comprender aquel divino miraje, porque eran los únicos que estaban preparados, mientras el mundo dormía. Ahora es digo, que la palabra de aquel profeta de los primeros tiempos y la promesa que os hiciera Yo, las habéis visto cumplirse; pero mi venida en forma espiritual, sólo la han sentido los que se han preparado o los que velando me esperaban.

Con el mismo solemne silencio con que ascendí en la nube en aquel Segundo Tiempo, desciendo ahora sobre todos los espíritus; mas no todos me han visto, sentido, ni escuchado, porque ahora como entonces, muy pocos son los que para ello estaban preparados. Dulce es mi voz, sin embargo mi presencia volverá a conmover en todos sus órdenes a la humanidad.

Gobernantes, fariseos y escribas, se burlaron de Jesús al oírle decir que El era Rey y que para reinar había venido. Cuando le vieron expirar en una cruz, aumentaron sus mofas y sus dudas, mas no se imaginaron que muy pronto habían de perecer junto con sus reinados y vasallos, y que Aquel, a quien habían juzgado y muerto como impostor, habría de conquistar multitudes y pueblos con la verdad de su doctrina, llena de justicia, de amor y humildad.

Aquí me tenéis, visible y tangible para quien se prepara y quiera mirarme, haciendo luz en todos los espíritus, para que nadie me busque en otra forma que no sea la espiritual, ni trate de encontrarme en lo exterior, cuando me lleva en su corazón.

Elías ha venido a preparar mi llegada. El ha aparejado una vez más los caminos, iluminando los entendimientos y desatando los labios de aquellos por quienes he venido a daros mi palabra. Cuando Yo termine de hablaros sirviéndome del entendimiento humano, Elías seguirá haciendo luz en el camino de la humanidad.

Grande es el mensaje del enviado en esta era; sabed que desde el Segundo Tiempo os dije: "Elías vendrá a restituir a su antiguo sentido todas las cosas".

¿Quiénes son los que verdaderamente sienten su presencia espiritual? Bien podría deciros como dije en aquel tiempo: "Elías ha estado con vosotros y no le habéis sentido".

Precursor le llamáis, y en verdad lo ha sido desde los primeros tiempos. El os hizo vislumbrar la comunicación divina a través del hombre, resucitó muertos antes de que Jesús viniera al mundo, os trajo los primeros mensajes sobre la reencarnación del espíritu, viene aparejando desde entonces los caminos del Señor; hasta la era presente, en la cual vosotros que gozáis de esta comunicación, os maravilláis del orden y de la perfección con la que se han venido realizando cada una de las revelaciones espirituales.

Elías es como un pastor; seguidle, porque él os llevará por el verdadero camino, hasta llegar al aprisco donde os espera Aquel que es el Padre de todo lo creado.

En el silencio de vuestra meditación, preparaos espiritualmente, porque él se acercará para revelaros todo aquello que vuestra mente no ha podido comprender.

La lucha se acerca y Elías viene a fortalecemos; no temáis, no desconfiéis de vuestro guía espiritual, porque si en aquel tiempo hizo descender con su oración un rayo, para probar a los adoradores de falsos dioses, la existencia del Dios verdadero, en éste hará delante del mundo materializado, prodigios que le estremezcan y le hagan abrir sus ojos a la verdad.

¿Teméis hablar con vuestros hermanos acerca de la reencarnación del espíritu?. ¿No estáis acaso persuadidos de la amorosa justicia que ella encierra.

Comparad esta forma de restitución con la del eterno castigo en el fuego perenne del infierno, forma de la que se valen los hombres para amedrentar al espíritu de la humanidad. Decidme cuál de estas dos, formas os da la idea de una justicia divina, perfecta y misericordioso. Una revela crueldad, rencor sin limite, venganza; la otra encierra tan sólo perdón, caridad, esperanza de alcanzar la vida eterna. Cuán grande es la deformación que han sufrido mis enseñanzas por causa de las malas interpretaciones.

Os preparo para la lucha porque sé que seréis combatidos por lo que vais a enseñar, pero si a vuestros hermanos que en estos instantes os combaten, la muerte les sorprendiera, y Yo les preguntara al morir en pecado, qué prefieren, si el fuego eterno en el que ellos creen o la oportunidad de purificarse en una nueva vida, de cierto es digo que manifestarán su preferencia por la segunda solución aun cuando la hubieran combatido en su vida cegados por el fanatismo.

Discípulos, sed fieles y, perseverantes en mi doctrina, porque al fin la luz vencerá a las tinieblas; la luz es fe verdadera, es razón, conocimiento, sabiduría.

Elías irá delante de vosotros como una antorcha divina iluminando vuestro camino.

En este tiempo vengo a revestiros de virtud, para que podáis cumplir con la delicada misión que os he confiado en el Tercer Tiempo, misión que será para bien de la humanidad y que servirá para elevar vuestro espíritu en el sendero de la evolución. En consejeros y doctores estoy convirtiendo a los que ayer eran parias o simplemente egoístas. Es necesario que tengáis fe en vuestros dones para que hagáis obras sorprendentes. Si tenéis fe, tendréis que maravillaras de las obras que realicéis, al grado de decirme: ¿Porqué me concedéis tanto, siendo tan indigno? Comprended que después del crisol del dolor por donde habéis pasado, mi divina enseñanza os ha venido preparando para que podáis evolucionar.

Dad con desinterés absoluto, de lo que Yo os he dado y abriréis muchos ojos a la verdad y conmoveréis con vuestros actos a muchos de vuestros hermanos. Enseñad que quien sirve a la humanidad, me sirve a Mi. Hay tentaciones en el sendero, mas para luchar contra ellas os he dado las armas necesarias.

Discípulos, cuántos de vosotros en vuestra humildad habéis sido como faros luminosos en la vida de vuestros hermanos; mientras practiquéis mi doctrina, seréis invencibles en las pruebas, mas si no os unís o si practicáis esta enseñanza bajo vuestra idea y voluntad, entonces seréis derrotados en la lucha, no en mi obra, porque ella es la verdad y ésta es indestructible. Preparaos, porque después de mi partida os dejaré las tierras preparadas, las comarcas, las aldeas, aun las naciones; y vosotros seguiréis sembrando esta semilla, enseñando a los que no me escucharon, entregándoles la esencia de mi palabra y dándoles a conocer mis profecías sobre lo que había de acontecer después de 1950.

Sí pueblo, estas profecías las dejaré impresas en los corazones, porque para ese tiempo ya no escucharéis esta palabra por el conducto humano. De estos portavoces que hoy contempláis, unos serán levantados de la tierra y los que queden, deberán cerrar su entendimiento para esta manifestación y para la de mi mundo espiritual. Ese será el tiempo de acechanzas y peligros en el que se levantarán falsos profetas, falsos portavoces y hablarán falsos dioses. Para entonces tenéis que estar fuertes para que no os dejéis sorprender de los impostores. Tomad la fuerza en mi palabra, para que no vayáis a sucumbir por debilidad.

Sed sumisos, practicad la obediencia, estad dispuestos a ejecutar lo que Yo os ordene y veréis que de vuestro camino se aparta el dolor y nunca seréis sorprendidos. No es mi voluntad que perezcáis, ni que en vosotros acontezcan los desastres de que os prevengo. Velad y orad, que así como en el mundo los hombres pueden tenderos lazos, para haceros caer, sabéis bien que en el más allá existen seres impuros y turbados que pueden enviaros su tiniebla.

Mirad, oh guías de multitudes, que este pueblo que escucha mis órdenes, va comprendiendo los cargos que os hago y la responsabilidad de mis portavoces, y si el mañana no cumplís con lo ordenado, este mismo pueblo se levantará desconociéndoos y haciéndoos reconocer vuestros errores.

Es mi voluntad que este pueblo y las multitudes que han de venir mañana, os encuentren ocupando con todo celo y dignidad lugar que a cada quien corresponde, para que por vuestra labor los hombres reconozcan que habéis sido los buenos labriegos de esta campiña. ¿Me comprendéis, pueblo? ¿Tenéis propósito de cumplir mis órdenes durante estos últimos años de mi manifestación entre vosotros?

Analizad mi mandato sobre vuestra unificación para que encontréis el verdadero sentido de ella. Muchas veces habéis querido demostrarme vuestra unión y Yo os he probado la falsedad que en ello ha existido. Yo he querido que os ayudéis unos a otros, que os respetéis mutuamente, ya que el cargo que cada una ostenta, ha sido entregado por Mí; que os tengáis verdadera caridad, porque entonces Yo encontraré en vuestras obras los cimientos para una práctica y un culto uniforme. Interpretad mis deseos y obedeced mis mandatos. pues si así no lo hiciereis no sabéis el caos que os espera. No vengo a infundiros temores inútiles, vengo a despertaros ahora que es tiempo de meditar, para corregir vuestros yerros. No diréis mañana, cuando tropecéis: - Señor, ¿por qué si todo lo veis, nunca nos profetizasteis estas desgracias?

Discípulos, os he dado esta lección en este día, porque no quiero que lloréis después de mi partida, aunque sé que muchos llorarán.

Si en los primeros tiempos todo lo espiritual era un misterio para los hombres, y a causa de ello tuvieron que hacer ciencias y teologías, para estudiar y llegar a comprender lo divino, de cierto os digo que Cristo, cuando fue entre los hombres, os habló con suma sencillez, para que todos pudieran entender la doctrina del amor. El sabía que no sería bien comprendido, sino que había que esperar a que llegase el tiempo en que por la evolución espiritual que la humanidad alcanzara. le fuera permitido conocer toda la verdad. Por eso es que El prometió al mundo volver espiritualmente y enviarle una luz, que le permitiera comprender todo aquello que estuviese confuso en el corazón de la humanidad.

Elevad vuestro espíritu, porque el tiempo anunciado, es el que estáis viviendo. Aquel Maestro que os prometió volver, es el que os habla, y la luz que prometió enviaros es ésta que espiritualmente está vibrando sobre todos los seres.

Es tan diáfana la luz de la verdad, que no es menester que seáis teólogos, para que comprendáis lo que os fue revelado a través de los tiempos. Si en el principio del camino todo fue misterio para vosotros, paso a paso y lección por lección, he venido descorriendo velos, disipando tinieblas y destruyendo falsedades.

El Padre no puede ser un misterio para ninguno de sus hijos, porque en todo lo creado se deja sentir, palpar y mirar, desde lo más pequeño hasta lo infinito; los misterios los crean los hombres sin querer darse cuenta de que con ello detienen al espíritu en su evolución hacia el Creador.

Yo no os digo: Venid al Padre para que le conozcáis sino: Conoced al Padre, para que vengáis a El. Quien no le conozca, no podrá amarlo, y quien no le ame, no sabrá ir a El.

Yo vine al mundo a deciros: "Yo soy el camino" y añadí: "Quien conoce al Hijo, conoce al Padre".

¿Cuál fue el camino de Cristo? El del amor, el de la caridad, el de la mansedumbre, el de la pureza. ¿Cómo fue el Hijo, para que por El podáis conocer al Padre? Sabio, justo, amoroso, misericordioso, lleno de potestad y caridad.

A eso vino el Maestro al mundo, a mostrados al verdadero Dios, no aquel que en su corazón se habían forjado los pueblos. De la misma manera en esta era, la luz del Espíritu Divino desciende plenamente sobre todos los espíritus, para que podáis regocijaros con vuestra espiritualidad al contemplar la caridad infinita de vuestro Padre.

Bienaventurado sea el que me siga por el camino del amor y la humildad.

Bendito el que ame y confíe, el que conozca su misión y la cumpla.

Al hablaros del camino, no señalo ninguno en la tierra, porque no es en el mundo que habitáis en donde está mi reino. Es el camino espiritual siempre ascendente. Es la evolución y el progreso que debe alcanzar vuestro espíritu. Por eso, doquiera que os encontréis en la tierra, podéis estar dentro del camino del espíritu.

Hijos míos, si os habéis salido del camino, tornad a él, si os habéis detenido, seguid hacia adelante.

La misión que lleváis, os la he dado conforme a vuestra capacidad y fortaleza; sólo necesitáis comprenderla y amarla. Orad cada día para que recibáis la luz necesaria para vuestros trabajos; después, permaneced preparados, atentos, para que podáis oír las voces de los que os llaman, de los que os solicitan, y también para que sepáis hacer frente a las pruebas. Cada día de vuestra existencia, es una página del libro, que cada uno de vosotros está escribiendo. Cada día está señalado con una prueba y cada prueba tiene un significado y una razón.

Quiero hacer de vosotros un pueblo sano de espíritu y materia, porque sois el escogido, el testigo de mis manifestaciones en todos los tiempos, y habéis venido en esta etapa a cumplir una delicada misión y a preparar el camino de las nuevas generaciones.

Yo he sembrado de pruebas de amor vuestro sendero para que no dudéis de Mí, ni de vosotros mismos. Los que me habéis oído en este tiempo, no os vayáis a la tumba llevándoos el secreto de esta comunicación que he tenido con vosotros, porque ésta es vuestra principal misión. Hablad en mi nombre a la humanidad, testificad mis revelaciones con vuestras obras.

No me digáis que os falta preparación para hacerlo, porque mucho os he hablado, y al oirme os habéis purificado y dignificado. Todos podéis llevar este mensaje al mundo. Los hombres lo esperan y están preparados para recibirlo. ¿No habéis Descubierto el anhelo de espiritualidad y de paz que tiene la humanidad? ¿No os conmueve su ignorancia y su dolor?

Mi Espíritu se derrama sobre ellos, les habla a través de su conciencia y les dice: Venid a Mí y descansad. Tomad la fe que os hace falta, dejad de ser los ciegos del camino.

Pueblo, ¿sabéis la obra que estoy desarrollando en el mundo? No, me decís, sólo vemos agitarse, a la humanidad precipitarse en gandes abismos y, soportar una gran prueba. Y yo os digo. que he permitido que el hombre se haga justicia por su propia mano para que reconozca todos sus errores, para que vuelva a Mí purificado. Sobre toda criatura he enviado mi luz y la he acompañado en sus días de tribulación,

Mi Espíritu se ha derramado sobre todo espíritu y mis ángeles están diseminados en el universo, cumpliendo con mis mandatos de ordenarlo todo y volverlo a su cauce. Y cuando todos hayan cumplido su misión, la ignorancia habrá desaparecido, el mal ya no existirá y sólo el bien reinará sobre este planeta.

¡Ah, si me hubieseis comprendido! ¡Si pudierais daroscuenta de lo grande que es mi anhelo de perfeccionaros!, ¡cuánto habríais escalado ya y cuán cerca de Mí os
encontrariais! íSi vuestra voluntad fuese la mía, ya habríais llegado a la cima en donde os espero!

Y ¿cuál es mi anhelo, pueblo? Vuestra unificación y vuestra paz.

Para ayudaros me tenéis entre vosotros una vez más, hablándoos, conmoviendo vuestro corazón, en espera de vuestro despertar.

Todo árbol bueno será protegido y sus raíces y sus ramas se extenderán para dar abrigo y sustento al caminante, pero la mala yerba será cortada de raíz y arrojada al fuego inextinguible.

Os hablo en sentido figurado, y al deciros de ese árbol, os hablo de las obras de los hombres.

A quienes he confiado grandes cargos, les digo: Preparad vuestra cosecha. Padres de familia, maestros y gobernantes, señores y siervos, grandes y pequeños, no quiero que me presentéis vuestras tierras sin cultivo, aunque sea un pequeño grano, hacédmelo presente limpio y puro.

Venid a Mí, llamad y se os abrirá. Mas venid gozosos, satisfechos de vuestra obra, para que os sintáis grandes, semejantes a Mí.

Mi palabra es agua celestial que calma la sed del espíritu. Quien de ella tomaré, sed no volverá a tener. Soy el manantial inagotable que desciende como cascada y que baña a vuestro espíritu y corazón.

Vosotros, los que os habéis purificado con el dolor, la oración y la penitencia, os habéis hecho acreedores a la gracia de escuchar mi palabra. Seguid siendo mansos y humildes, para que no perdáis nunca esta luz. Vuestra vida había sido árida como un desierto, sin una sombra, sin un oasis; mas Yo hice que en medio del desierto encontraseis una palmera y una fuente donde pudieseis recobrar alientos y esperanzas. Ahora que habéis recuperado las fuerzas, que tenéis paz en vuestro corazón, no os internéis en la ciudad del pecado para perderos en sus placeres y vanidades.

Este es y será llamado "el Tiempo del Espíritu", porque en él había Yo de venir sobre la nube, a derramar la luz que revela y disipa los misterios, el tiempo en que había de abrir el libro de la enseñanza en la página correspondiente a la era en que vivís. Con mi caridad divina estoy iluminando el cerebro del hombre, que por su insensibilidad para lo espiritual, es como una roca; mas de esa roca haré manar agua y aun haré brotar flores.

Volved vuestros ojos hacia atrás, mirad hacia el pasado y encontraréis que Yo siempre he sembrado amor en vuestro camino. Cuando me habéis creído ausente y vuestra soledad se ha prolongado, me hago sentir en vuestro corazón, me convierto en báculo para que no desfallezcáis. En pequeñas porciones os reunís para escuchar mi palabra, mas el mañana os multiplicaréis como las arenas del mar y esas multitudes, espiritualmente serán aquellas que formaron las doce tribus de Israel. Escrito está que había de reunirlas para juzgarlas. De esas multitudes elegiré a los que serán en este tiempo mis nuevos apóstoles; mas a todos les prepararé su corazón, para que sientan amor y caridad por sus semejantes, para que, obedeciendo los dictados de su conciencia y los sentimientos de su corazón, lleven a cabo entre la humanidad obras dignas de quien los ha destinado para llevar mi nuevo mensaje, con el buen sabor que destruya la amargura del mundo.

Si llegáis a considerar vuestra misión como una cruz, en verdad os digo, que sí lo es; mas Yo seré vuestro cirineo. Todo cuanto hagáis por el bien de vuestros hermanos, os lo devolveré convertido en luz para vuestro espíritu. Recordad a Cristo cuando ascendió a los cielos, una vez concluída su labor de amor y redención, lleno de gloria y majestad.

Orad, pueblo, en las naciones aparecen profetas hablando de mi manifestación y de mi presencia entre vosotros; les debéis reconocer, porque son mis enviados; mas aprended a distinguirles de los profetas falsos que también surgirán, dando palabras de aparente luz, las cuales en su fondo sólo tendrán tinieblas. Los que sean enviados malos, prepararán los corazones, despertarán a los pueblos, serán mis precursores, para que cuando lleguéis a aquellas comarcas, encontréis fecundas las tierras.

Todo lo que está sucediendo en este tiempo, ya os lo habían anunciado mis profetas desde los tiempos pasados, mas, ¿quién reconoce hoy el cumplimiento de lo que os fue anunciado? Muchos duermen, muy pocos han velado; y en medio de las tinieblas de esta noche de pecado del mundo, he llegado entre los que aparentemente dormían, pero que me estaban esperando.

El libro del Tercer Tiempo se está escribiendo por mis plumas de oro bajo el dictado de mi voz amorosa. Los ángeles Guardianes, que celosos velan por las enseñanzas del Padre, guían la mano de los que escriben, para que en el libro asienten lo que ha de quedar para las generaciones venideras: Un libro de amor, un libro de sabiduría perfecta, un libro donde puedan leer los humildes y los sabios, los pequeños y los grandes, los vanidosos y los sencillos. Mi palabra será la espada que luche hablando de mi venida en este tiempo, de la forma de mi comunicación; iluminará los entendimientos rudos y traspasará los corazones de roca, destruyendo sus dudas. Mi doctrina seguirá extendiéndose de corazón en corazón y de pueblo en pueblo, haciéndose comprender, creer y amar aun de los rudos, de los ignorantes, de los pecadores, de los gentiles y de Ios idólatras, los cuales reconocerán mi manifestación de amor.

Recreaos, llenaos de gozo al pensar que vosotros habéis sentido mi presencia en este tiempo, porque ya habéis llegado al punto en que vuestro espíritu se despoje de lo supérfluo, para tomar con pasos de perfección el sendero que lo lleve a la evolución. Velad y orad por los que habiendo sido llamados, no han querido escucharme, tened caridad de ellos.

Os digo en el Tercer Tiempo: Es menester poseer méritos para merecer los dones del Señor. A muchos de vosotros os he donado, sin que podáis decirme cuáles son vuestros méritos; mas Yo que todo lo veo, sé qué méritos habéis hecho en tiempos pasados para
merecer lo que hoy os he confiado, pero ninguno se ufane de esta revelación, que por algo no le ha sido dado al espíritu, revelarle a la carne su pasado.

Hijos amados: Seguid reuniéndoos; mas si llegara el día de mi cátedra y el portavoz no se presentase, no temáis; orad, preparaos, elevad vuestro espíritu hacia Mí y en ese instante derramaré sobre vosotros mi luz, mi fuerza, mi gracia y mi caridad. Si me buscáis con el espíritu, Yo de Espíritu a espíritu os hablaré.

¡Toma de mi amor y mi bendición en Mi nombre que Soy el Padre, el Hijo el Espíritu Santo, la paz de mi Divinidad nunca se aparte de Vosotros!

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