"Dejad a los niños que vengan a Mí", vuelvo a
deciros; no porque les miréis pequeños, penséis que no pueden recibirme.
Por muchas deudas y manchas que tenga un espíritu, cuando
vive en la infancia, la envoltura participa de la pureza y de la inocencia de
ésta. En esos instantes es cuando necesita el espíritu toda clase de ayuda para
no desviarse del sendero.
La reencarnación es la oportunidad que Dios, en su amorosa
justicia, ofrece al espíritu, para que recobre su pureza y retorne al camino.
Esa es la forma en que puede aprovechar la experiencia recogida en su
peregrinaje.
Cuando miréis a los niños, hacedlo con respeto, por que no
sabéis qué espíritu se oculta en ellos; mas de lo que podéis estar seguros, es
de que en cada uno de esos pequeños seres existe un pasado que es toda una
historia, toda una vida de evolución.
El espíritu, cuando vive la niñez de su envoltura, necesita
del apoyo de los mayores, porque su materia es frágil para sostenerle; requiere
de la ternura, para que su corazón no se endurezca, y también necesita de
ejemplos y enseñanzas que le cultiven y le fortalezcan, mientras llega la hora
de poder manifestarse.
Cada espíritu trae su mensaje, y para que pueda expresarlo,
es preciso que todo sea favorable a su derredor. Cuando el espíritu, después de
su largo tránsito de luchas y de pruebas para alcanzar su perfeccionamiento,
llega a verse libre de manchas, miserias e ignorancias y es en él sólo la luz,
llega a tener semejanza con la pureza de los niños.
El niño sabe intuitivamente que es impotente para luchar por
sí mismo, y entonces deposita toda su confianza en sus padres. Nada teme cuando
se encuentra al lado de ellos; sólo bien espera y sabe que nada le faltará.
Luego va descubriendo que en ellos existe una fuente de saber, de ternura y de
vida, por lo que en su compañía llega a experimentar la felicidad.
¿Cuándo se sentirán así los hombres cuando están Conmigo?
¿Cuándo alcanzará el espíritu humano esa fe, esa pureza y esa confianza que el
niño posee en su inocencia?
En verdad os digo, que cuando éso sea, volveréis a escuchar
mi dulce palabra diciéndoos: "Dejad que los niños se acerquen a Mí, porque
de ellos es el reino de los cielos.
Ha mucho tiempo que se os dije: "Honrad a vuestro padre
y a vuestra madre"; y la mejor forma de honrarlos es llevando una vida
recta y virtuosa.
¿Será menester que en este tiempo tenga que recordaros
vuestros deberes en la tierra? Vuestro corazón me dice: No, Señor, habladnos
ahora de la vida espiritual. Sin embargo, veo que la humanidad no se ha
levantado honrando a sus padres; y si no ha cumplido con los primeros
mandamientos, ¿cómo podrá cumplir con mis nuevas máximas?
Sobre los cimientos de la ley levantó los muros del
santuario, con la luz de mi doctrina que os traje en el Segundo Tiempo; y
ahora, con mi nueva palabra vengo a terminar la formación del templo
espiritual.
Debo deciros, que aún son débiles vuestros cimientos, porque
no vivís de acuerdo con la ley de los primeros tiempos, porque sólo sobre una
verdadera moral y una virtud acrisolada podréis levantar vuestro templo
interior.
Mi pregunta es ésta: ¿Cómo podríais honrar a vuestro Padre
Celestial sin antes haber honrado a vuestros padres en la tierra? ¿Cómo tratáis
de ver a la humanidad como hermana vuestra, si antes no amáis a vuestra
familia, formada por vuestros padres, hermanos, esposo o esposa, e hijos?
Por eso he querido que unáis la ley del Primer Tiempo a la
doctrina que a través de Jesús os di y a las revelaciones de este tiempo,
porque así tendréis todo el conocimiento y la preparación para penetrar en la
senda espiritual que conduce a la luz eterna.
Si en vuestra vida no practicaseis la virtud y a pesar de
ello hicieseis alarde de cumplimiento, Yo os digo que iréis prevaricando y
además falseando la verdad.
Mi discípulo deberá ser limpio de corazón en la tierra, para
serlo después en espíritu.
Honrad con vuestra vida a quienes por mi voluntad os dieron
la existencia, y mañana vuestros hijos os honrarán a vosotros. No solamente me
glorificáis con obras espirituales; no, también vuestras obras humanas
glorifican a mi Espíritu
Tiempo es éste, en el que muchos hombres al ver las grandes
pruebas que se ciernen sobre la humanidad, exclaman -Es la mano de Dios la que
está tocando por medio del dolor a la humanidad- a lo cual Yo os digo, que esa
es una forma errónea de pensar sobre mi justicia.
¿Cuándo entenderéis que el dolor existe a causa de vuestros
pecados, y que es el propio hombre quien se sentencia y castiga a sí mismo?
Debíais comprender que al permitir que el dolor llegue a
vuestro corazón, con ello os doy la prueba más clara de que el pecado es el
mayor obstáculo para que contempléis la luz y disfrutéis la paz del espíritu.
Muchos creen amarme y servirme, mas cuando el dolor les
sorprende, entonces se preguntan confundidos: ¿Cómo es que amando a mi Padre,
El permita que yo beba este cáliz de amargura? No se han dado cuenta de que no
sólo no me aman, sino que también han dejado que sus pasiones y ambiciones por
lo terrestre, sean para ellos un culto que anteponen, sin darse cuenta, al
culto que me deben ofrecer.
Si los hombres rindiesen tributo a la verdad, al amor, a la
justicia y al bien, que son atributos de mi Espíritu, ¿creéis que en el mundo
pudiese existir el dolor, la guerra, el hambre, la confusión y la muerte? De
cierto os digo, que nada de ello habría en vuestra vida y que, en cambio,
habría paz, salud del espíritu y del cuerpo, habría fortaleza y bienestar.
Recordad que en la ley se os dijo: "No tendrás otros
dioses delante de Mí"; sin embargo, son muchos los dioses que la ambición
humana ha forjado para adorarles, rendirles tributo y hasta entregarles la
vida.
Comprended que mi ley no ha pasado y que sin que os deis
cuenta, os habla incesantemente a través de la conciencia; mas los hombres
siguen siendo paganos e idólatras. Aman a su cuerpo, halagan sus vanidades y
consienten sus debilidades; aman las riquezas de la tierra, a las cuales les
sacrifican su paz y su futuro espiritual. Rinden culto a la carne, llegando a
veces a la degeneración y hasta a la muerte por ir tras de los placeres.
Convencéos de que habéis amado más lo del mundo que a
vuestro Padre. ¿Cuándo os habéis sacrificado por Mí, amándome y sirviéndome en
vuestros semejantes? ¿Cuándo sacrificáis vuestro sueño o exponéis vuestra salud
por acudir en alivio de las penas que afligen a vuestros hermanos? y ¿Cuándo
habéis llegado hasta la muerte por alguno de los nobles ideales que mi doctrina
inspira? Ved como no es a Mí a quien más amáis; ved como el culto que tenéis
por la vida material es para vosotros antes que el culto a la vida del
espíritu; y ésa es la razón por la cual os he dicho que tenéis otros dioses
para adorarles y servirles antes que al verdadero.
¿Cómo podréis conocer en la tierra una vida que encierra
justicia, y cómo podréis sentir sobre vuestro espíritu el manto divino de mi
paz? ¿Qué podréis hacer para dejar de sentir dolor, si es lo único que pueden
ofrecemos los falsos dioses que habéis creado y amado desde los tiempos pasados
hasta los presentes?
Amadme a Mí, antes que a todo lo creado, porque amándome a
Mi sabréis dar a todos los seres su lugar justo y verdadero.
Muy grande es la confusión que reina en este tiempo en el
mundo; mas el espíritu de la humanidad se encuentra preparado y bastará mi
llamado, para que vuelva sus ojos a mi ley.
Se acerca el instante en que la luz de mi Espíritu llegue
hasta los corazones, haciéndoles sentir y entender, lo que hasta ahora no
hablan comprendido.
Discípulos amados, me presentáis vuestro espíritu sediento
de verdad y por eso os invito a acercaros a esta fuente, para que bebáis hasta
saciaros. Penetrad al fondo de mi palabra; mirad que Yo sólo me materializo
hasta cierto límite, y es entonces cuando os toca analizar, meditando en todo
lo que habéis escuchado. Orad, y en vuestra oración interrogadme, entonces
veréis cómo en cada manifestación, recibís un destello de mi luz. No esperéis
recibir en un solo instante toda la verdad. Sabed que hay espíritus que ha
mucho vienen caminando en pos de la verdad, escudriñando y tratando de penetrar
en todos los misterios y aún no han alcanzado la meta anhelada.
Cristo, os vino a enseñar el camino, dlciéndoos "Amaos
los unos a los otros"; mas no habéis imaginado hasta ahora el alcance de
ese sublime mandamiento. En verdad os digo, que toda la vida de los hombres se
transformaría si vivieseis en esa máxima, porque sólo el amor será el que pueda
revelaros el arcano, ya que en él está el origen de vuestra vida; buscad con afán la verdad, buscad el sentido de la vida, amad,
fortaleceos en el bien, y veréis cómo paso a paso irá cayendo de vuestro ser
todo lo que ha sido falso, impuro o imperfecto. Sed cada día más sensibles a la
luz de la divina gracia, y entonces podréis preguntar a vuestro Señor todo
aquello que queráis saber, todo lo que sea necesario a vuestro espíritu para
alcanzar la suprema verdad.
Trabajad en la tierra con más ahinco y entregaos con fe a
vuestros deberes; buscad siempre el provecho para vuestro espíritu, a fin de
que vuestra vida material no sea estéril.
Orad con la oración sencilla que brota de lo más puro de
vuestro espíritu, y con la ayuda de vuestra conciencia examinad vuestras obras.
Entonces gozaréis de mi presencia.
En esa comunicación del espíritu, recibiréis raudales de luz
para entender mejor la vida; no os faltará la inspiración que os conduzca a ser
cada vez más buenos. En esos momentos despertarán las potencias y dones del
espíritu y quedaréis en condiciones de desempeñar las diversas misiones que os
he confiado.
La intuición, que es videncia, presentimiento y profecía, se
aclara en la mente y hace latir al corazón ante los mensajes y voces que recibe
de lo infinito.
Cuando los hombres hayan aprendido a comunicarse con mi
Espíritu, ya nada tendrán que consultar en libros, ni qué preguntar. Hoy
todavía preguntan a quienes creen que saben más, o van tras de textos y libros,
ansiosos de encontrar la verdad.
Bienaventurado el que se muestre ansioso por oír mi palabra
y no quiera perder una sola de mis lecciones, porque él logrará formar en su
espíritu el libro que ha de ser su mejor herencia en este tiempo.
Mi palabra, es resurrección y vida para el espíritu que
zozobra y se pierde en el mar tempestuoso de las pasiones. Por eso aquel que la
ha recibido en su corazón y ha saboreado su esencia, vivirá por siempre; y su
más grande anhelo será revelarla a sus hermanos, para que todos se alimenten y
alcancen la vida eterna.
Yo bendigo a los que anuncian mi venida en el Tercer Tiempo
y cumplen con verdad su misión, porque su semilla florecerá en breve tiempo;
mas ¡ay de aquellos que tomaren mi nombre o mi enseñanza para sorprender a los
incautos, diciéndose enviados, o tomando mi lugar para hacerse servir, porque
ellos serán descubiertos y sujetos a juicio! En su camino van a encontrar que
la humanidad ha despertado y les pedirá pruebas que justifiquen cuanto vayan
predicando.
Yo soy el Verbo que habla a vuestro espíritu. Soy el Maestro
que una vez más se ve rodeado por discípulos, de los cuales, mientras unos oran
y hacen méritos para sentirse limpios y dignos de estar Conmigo, otros
adulteran y desvirtúan mi doctrina. Yo os digo, que cada uno de ellos me
responderá de la enseñanza que a todos les he dado. La presente generación, por
su materialismo, no llegará a comprender el sentido de esta revelación, y serán las nuevas generaciones, las que al comunicarme con ellas de
Espíritu a espíritu conocerán el contenido de ese libro de sabiduría con que os
he heredado en este Tercer Tiempo.
La humanidad está en espera de las señales de mi mensaje. Yo
permitiré que esta doctrina sea traducida y llevada a otros países para que sea
dada a conocer. ¡Cuántos hombres la esperan, sin saber que estoy hablando y
dictando incontables lecciones, con las que habrá de formarse el libro que
contenga mi mensaje!
Mi palabra se ha derramado abundantemente entre vosotros, a
semejanza de una corriente de agua cristalina que a su paso todo lo limpia y
vivifica.
Si vosotros os preparáis, seréis fuertes y tendréis la
potestad espiritual que tuvieron en los tiempos pasados mis escogidos. Seréis
respetados por unos y temidos por otros, porque llevando la verdad en vuestro
espíritu, descubriréis la falsedad, la mentira y la hipocresía, en donde ellas
se encuentren.
Muchos hombres, al saber que poseéis mis revelaciones,
llegarán a vosotros por curiosidad, otros os desconocerán y otros más, querrán
destruimos; vosotros os concretaréis en todos los casos a cumplir vuestra
misión de dar testimonio. Entonces veréis a los mismos que os burlaron o a los
que intentaron daros muerte, conmoverse ante vuestras palabras y arrojando
lejos de sí sus armas, acompañaros en vuestro camino.
la batalla se aproxima, después del caos vendrá la paz a
este mundo. Es menester que el hombre apura ese cáliz para que llegue a
valorizar y a buscar la paz y las virtudes del espíritu. Es Preciso que padezca
los rigores para que se conmueva y purifique, y así cuando el peso de sus
culpas le sea ya insoportable, experimente el deseo ardiente de que la paz, que
por tanto tiempo rechazó de su corazón, retorne a su espíritu, para lo cual
ofrecerá su completo arrepentimiento.
Yo os digo que esa paz volverá, y que será guardada Y
conservada por largo tiempo en el corazón de la humanidad.
Esta tierra será campo fecundo donde mi semilla florezca y
fructifique, porque ya el corazón del hombre está hambriento de amor y sediento
de verdad; también está cansado de palabras vanas y de doctrinas vacías de
amor. Por eso ha llegado a sentir que necesita ser enseñado por un Maestro
verdadero que le revele la vida espiritual y lo prepare para una existencia
superior. Mi ley, presente siempre en la vida de los hombres, es olvidada por
ellos, y por eso la humanidad camina hacia el caos, de ahí que el corazón
humano se encuentre vacío y pobre el espíritu.
Por eso os invito a todos a retornar al verdadero camino. Mi
paz está presta a llegar a vosotros, y estad seguros de que con ella, las
virtudes volverán a florecer en el espíritu de la humanidad. Después del
egoísmo en que vivieron los hombres, volverá a ellos la caridad y sabrán ir en
busca del que necesite ayuda, para proporcionarle la paz y el consuelo que por
mucho tiempo no supieron dar; entonces experimentarán la alegría que debe
sentir el que ama a sus semejantes como a hermanos. ¿Cuándo van a surgir esos buenos sembradores de la caridad? Os he dicho que por un justo podría
salvarse este mundo.
Pensad que si todos buscaseis ser justos y buenos, pronto se
transformaría este valle de lágrimas en un mundo de elevada espiritualidad.
Vos, pueblo, trabajad sin cansaros; enseñad, haced obras que
conviertan; y ya que habéis resucitado, velad por los que creyendo vivir han
muerto a la fe y a la esperanza. los que ahora sois fuertes y los que estáis
sanos, velad por los enfermos. Orad por los que no oran y fortaleced a los que
atraviesan por grandes pruebas. Sostened a los débiles y llevad la paz a las
naciones en guerra; a todos aquellos espíritus que han dejado su cuerpo en los
campos de destrucción, ayudadlos a elevarse y a penetrar en la vida espiritual,
conscientes del estado en que se encuentran y del paso que han dado. Orad por
todos, vuestra misión no se reduce a hacerlo por los que amáis y conocéis que
son, los vuestros, sino por todos los que habitan en éste y en otros mundos.
Hacedlo, discípulos, porque vuestra misión espiritual es universal, puesto que
Yo no he señalado límites para que os améis, sino os he dicho siempre-
"Amaos los unos a los otros".
Para ayudaros en esa misión, la luz de mi Espíritu ha
descendido a acariciaros, oh pequeños, que habéis luchado con ahínco para poder
ofrecer a los necesitados un rincón de paz, donde oír mi voz que es bálsamo,
luz y paz.
Pobre y humilde es el recinto, porque habéis aprendido que
ese no es el templo; en cambio procuráis darle limpidez a vuestro espíritu
donde ya sabéis que está mi verdadero templo.
Estos recintos son como árboles en los largos caminos de
vuestra vida, son a semejanza de las palmeras del desierto. Sitios para dar
descanso y sombra al caminante.
¡Ah, si cada comarca tuviese uno de estos árboles donde
oyeran trinar a mis ruiseñores! mas vuestro paso ha sido lento y escasa vuestra
labor, por eso hay muchas comarcas sin árbol, y muchos caminantes que no
encuentran oasis, sombra, refugio, ni trinos.
Ya que vosotros tenéis el consuelo de mi presencia a través
de esta palabra, haced méritos para que vuestro árbol crezca y su sombra
aumente, porque el número de los caminantes aumentará en gran manera, atraídos
por el testimonio de los que han encontrado aquí la paz de su espíritu.
Trabajad todos unidos y realizad la obra que os he encomendado;
mas velad y orad para que no vayáis a caer en tentación, porque entonces
vosotros mismos destruiréis vuestra obra.
Me preguntáis en vuestro corazón, cuáles son las tentaciones
en que podríais caer, a lo cual Yo os contesto, que esas tentaciones serían la
vanidad, el fanatismo o el materialismo.
Ahora os sorprendéis de que os hable en esta forma, Porque
juzgáis imposible caer en actos tan indignos de un discípulo mío.
Si supierais cuántos de vosotros, que llegasteis llenos de
mansedumbre, que llorabais cada vez que cometíais la más leve falta y que en
cada oración me jurabais amor, después cambiasteis la humildad por el orgullo y
la caridad por el interés.
Yo os conozco mejor que vosotros mismos, y es menester que
os hable así, para que viváis alerta.
Os estoy confiando a todos la misión de construir un
santuario espiritual, que sea mi verdadero templo, un altar invisible a la
mirada humana pero que tendrá la fuerza de lo que verdaderamente existe, su presencia
será sentida a través de lo que derraméis en vuestros hermanos.
Ese es el templo que os encargo construir, porque sé que en
su seno encontraréis la paz, la vida y la luz del espíritu.
Si os unís con verdadera fraternidad, dando cumplimiento a
mis enseñanzas, perseverando en la humildad, en la fe y en la caridad y
procuráis no estacionaros, esforzándoos por alcanzar cada día mayor
espiritualidad, no dudéis que pronto veréis vuestra misión cumplida y vuestra
obra realizada.
Combatid todo brote de desunión, de falsedad, de
mistificación o materialismo que surgiere en vuestro seno, porque si os
descuidaseis, la mala yerba crecerá, echando raíces por entre los cimientos de
vuestro santuario y crecerán, cubriendo los muros de vuestro templo.
No esperéis que el resultado de vuestra labor vaya a tener
semejanza con lo que aconteció a aquel pueblo que construyó la torre de Babel.
Desead que al final de la lucha todo sea gozo y paz en vuestro espíritu, mas no
vayáis a hacer que en el postrer momento surja la confusión y el dolor.
Bendito el que busca estar en paz con su conciencia.
Bendito el que siembra de paz su camino.
A vosotros que venís a escuchar mi dulce palabra, os doy la
bienvenida.
Venid a Mí, siempre que os encontréis confundidos, afligidos
por las penas, o débiles en la fe, porque Yo soy la luz que os devolverá la
tranquilidad del espíritu
Cuando estéis lejos de estos recintos, me escucharéis en
vuestra conciencia, indicándoos el camino.
Ahora que la humanidad atraviesa por una era de
desorientación espiritual, viene la claridad de mi palabra a iluminarle, porque
se encuentra capacitada para comprender la vida superior.
Todos sois testigos de que en estos instantes la ciencia
consagra su tiempo y su fuerza mental para descubrir en la naturaleza la
respuesta a muchas interrogaciones humanas. Y la naturaleza, respondiendo al
llamado de los hombres, ha dado testimonio de su Creador, como fuente inagotable
de sabiduría y amor y también como justicia. Sin embargo, el hombre no
despierta a la verdad y sigue cargando, como una sentencia, el pesado fardo de
su materialismo.
Es el miedo de dar un paso hacia la evolución, un paso hacia
adelante, acostumbrado a seguir las tradiciones que le legaron sus antepasados.
El hombre teme pensar y creer por sí mismo y prefiere
someterse al criterio de otros, privándose así de su libertad para conocerme.
Por esa causa ha vivido en el atraso.
El tiempo de la luz ha llegado a la humanidad, con lo que el
hombre adquiere voluntad propia.
¿Por qué si la humanidad ha visto el desarrollo de la
ciencia y el descubrimiento de lo que antes no hubiese creído, se resiste a la
evolución natural del espíritu? ¿Por qué se obstina en lo que lo estaciona y
aletarga? Porque no ha querido asomarse a la vida eterna.
Comprobad cómo mis revelaciones de este tiempo vienen de
acuerdo con vuestra evolución material, para que nunca vayáis a juzgarlas
erróneamente.
No se envanezca el hombre de su obra material y de su
ciencia, porque no sabe que sin mi revelación, y sin la influencia o ayuda de
seres espirituales que desde el más allá les inspiran, nada hubiese podido
descubrir.
El hombre, como parte de la creación, tiene una misión que cumplir como la tienen todas las obras del Creador; mas a él se le ha dotado de una inteligencia superior y de voluntad propia, para que alcance, por esfuerzo propio, el desarrollo y perfeccionamiento espiritual que es la finalidad de su existencia.
Por medio del espíritu, el hombre puede concebir a su Creador, comprender sus beneficios, y admirar su sabiduría.
Si vosotros, en vez de envaneceros con vuestra sabiduría terrestre, os identificarais con toda mi obra, veríais que no existiría misterio. Entonces os reconoceríais y os amaríais como hermanos, como Yo os enseño en cada una de mis obras. Habría en vosotros bondad, amor, caridad y por lo tanto, unión.
¡Cuán pequeños sois cuando creyéndoos todo poderosos y grandes, os resistís a confesar que sobre vuestro poder y vuestra ciencia está quien verdaderamente todo lo sabe y todo lo puede!
¡Pobre criatura humana cuando se concreta a ser materia y sólo materia, porque queda sujeta tan sólo a la ley natural que rige a los seres mortales y fugaces que nacen, crecen y mueren!
¿Hasta cuándo os levantaréis del estado de materialísmo en que os encontráis? Haced un esfuerzo por contemplar más allá del cielo que habéis forjado, el lugar que la eternidad reserva para vosotros.
No esperéis a que alguien inicie la marcha hacia Mí; venid, interrogad al arcano y él os dirá lo que debéis hacer; el os dirá la misión que tengáis que cumplir.
Vengo a invitamos a que os acerquéis a Mí; no es preciso que abandonéis los deberes, ni los deleites sanos de la vida humana.
Discípulos, habéis llegado a la tierra en un tiempo en que toda la vida humana está sujeta a la ciencia de los hombres; mas a pesar de tanto materialismo, la luz que ilumina vuestro interior os hará comprender lo que habréis de hacer. Así desarrollaréis vuestros dones, porque nada debe estancarse, todo debe caminar en armonía.
No os doy mi doctrina simplemente como un freno moral para vuestras pasiones; no, os la doy para que escaléis las mayores alturas del espíritu.
El freno para vuestras pasiones debe ser vuestra conciencia.
No vengo creando una nueva religión entre vosotros, ni esta doctrina viene a desconocer a las religiones existentes.
Es mi palabra un mensaje de amor divino para todos, y un llamado a todos los espíritus.
Quien comprenda el propósito divino y cumpla mis preceptos, se sentirá guiado hacia el progreso y mejoramiento de su espíritu.
Comprended que, mientras el mundo no penetre en la senda de la espiritualidad, la paz estará muy lejos de ser una realidad.
Yo, en Jesús, dicté la ley de los más elevados y puros sentimientos. Venid todos a Mí., convertíos en mis discípulos muy amados y os enseñaré a vivir en paz.
¡Toma de mi amor y mi bendición en Mi nombre que Soy el Padre, el Hijo el Espíritu Santo, la paz de mi Divinidad nunca se aparte de Vosotros!
No hay comentarios:
Publicar un comentario