sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 108

Bienaventurados los que venís de las tribus de Israel, mi voz os ha llamado. Estoy reuniendo espiritualmente a mi pueblo que se hallaba disperso, cumpliendo mi promesa para señalarle con mi luz y darle su heredad. Le he buscado porque llegará el instante en que le sea confiada esta Doctrina y cada uno de los discípulos tenga que levantarse a buscar a sus hermanos para darles a conocer mi mensaje; pero será hasta que reine la fraternidad, la unión y la paz en el corazón de mi Pueblo, cuando sienta en plenitud mi presencia ante su espíritu.

Estudiad mi palabra y su esencia os hará comprender que ya estáis muy cerca de la liberación espiritual.

A la voz del Maestro se ha llenado de valor vuestro espíritu y os habéis levantado venciendo cuantos obstáculos se han interpuesto en vuestro camino dificultando vuestra jornada. Mi voz os anima a perseverar en la lucha, para que pronto dejéis de ser esclavos del mundo y os convirtáis en discípulos y servidores míos. Velad y orad para que no volváis a caer en cautiverio; mirad que he venido a libertaros con la luz de mis revelaciones que os prometen una nueva vida. Siempre he querido que mi Pueblo sea grande y fuerte, mas no para humillar a sus hermanos sino para que en lo espiritual, y en los demás órdenes, sea un baluarte y un guía ante las naciones.

¿Ha sido fiel ese pueblo ante mis órdenes? No, no ha sabido ser fuerte y por esa causa siempre sus enemigos lo han convertido en esclavo o le han arrebatado su heredad.

Pueblo amado: mi palabra os estremece en este tiempo porque reconocéis que sólo Yo puedo hablaros en esta forma; que sólo Yo puedo ofreceros oír mi voz de perdón. Así vengo a restituir a vuestro espíritu la heredad que se encontraba retenida.

Cuando os digo que este tiempo es de vuestra liberación espiritual, es porque los dioses que han creado los hombres están cayendo uno a uno. Doctrinas, ciencias, teorías y ambiciones de poder, todo ello está siendo tocado por mi justicia. Yo vengo a proponer a la humanidad una nueva vida y a revelarle una nueva ciencia, la ciencia divina, porque ésta que pregonan los hombres, llenando de vanidad a unos y de asombro a otros, en verdad os digo que aún está muy lejos de rebasar lo humano. En cambio, Yo os daré una luz que iluminará vuestro espíritu y entonces, con justicia os maravillaréis de lo que vais a conocer. Esto será cuando vuestro corazón y vuestro cerebro aprendan a escuchar la voz de la conciencia hasta ver brotar los frutos y conocer su sabor, mas todo lo humano tiene un límite y la mente del hombre también tiene un “hasta aquí”. Sin embargo, cuando la ciencia de los hombres persiga una causa espiritual y se haya limpiado de toda finalidad egoísta, Yo la pondré al servicio de la humanidad, como un medio de adelanto espiritual, entonces la Naturaleza, abriendo su arcano, mostrará sus secretos revelando a los hombres fuerzas y elementos desconocidos, y entonces esa ciencia vuestra dejará de tener límite al transformarse en una causa noble y buena.

Esa luz es todavía un libro cerrado que no han contemplado los hombres, por lo que os digo que el adelanto de la ciencia del futuro será más grande que el que hoy habéis alcanzado; mas no lo será por la mente, sino por el espíritu.

Os he dicho que os he encontrado convertidos en esclavos del materialismo, mas he venido a libraros de esas cadenas.

Antes de que Yo me manifestara, llegó a vosotros Elías, el mismo a quien habéis llamado “El Profeta del Fuego”; él, con el Rayo de su presencia, fundirá vuestras cadenas, preparándoos para una vida mejor. Elías, profeta, enviado, precursor y pastor espiritual, pondrá de manifiesto una vez más la falsedad de los ídolos y de las deidades que los hombres han creado. Ante el ara invisible invocará mi poder y nuevamente el rayo de mi justicia descenderá a destruir el paganismo y la maldad de los hombres. Elías es en este tiempo como un astro luminoso surgido del infinito que ha llegado a preparar el entendimiento humano para la comunicación de la Divinidad con los hombres. Fue su voz la que se hizo oír primero por este medio, porque él es mi precursor.

La humanidad se ha multiplicado al mismo tiempo que su pecado. No faltan en el mundo ciudades semejantes a Sodoma y Gomorra, cuyo escándalo repercuta en toda la Tierra y están envenenando los corazones. De aquellas ciudades pecadoras no quedaron ni vestigios, a pesar de que sus moradores no eran hipócritas, pues pecaban a la luz del día, mas esta humanidad de ahora, que se oculta en las sombras para dejar desbordar sus pasiones, y luego aparenta rectitud y limpidez, tendrá un juicio más severo que Sodoma.

Es la herencia funesta de todas las generaciones pasadas, la que con sus ambiciones, vicios y enfermedades, está dando sus frutos en este tiempo. Es el árbol del mal que ha crecido en el corazón de los hombres, árbol que ha sido fecundado con pecados, cuyos frutos siguen tentando a la mujer y al hombre, haciendo caer día a día a nuevos corazones.

Bajo la sombra de ese árbol yacen hombres y mujeres sin fuerzas para librarse de su influencia; ahí han quedado virtudes rotas, honras manchadas y muchas vidas truncas.

No solamente los adultos corren atraídos por los placeres del mundo y de la carne; también los adolescentes y hasta los niños, a todos les ha llegado el veneno acumulado a través de los tiempos. Y los que han logrado escapar de la funesta influencia de la maldad ¿Qué hacen por los que se han perdido? Juzgarles, censurarles y escandalizarse de sus actos. Pocos son los que oran por los que se extravían del sendero y menos los que consagran parte de su vida para combatir el mal.

En verdad os digo, que mi Reino no se establecerá entre los hombres mientras tenga vida el árbol del mal. Es menester destruir ese poder para lo cual se necesita poseer la espada del amor y la justicia, única a la que no podrá resistir el pecado. Comprended que no serán los juicios, ni el castigo, sino el amor, el perdón y la caridad, esencia de mi Doctrina, la luz que ilumine vuestros senderos y la enseñanza que lleve a la humanidad a la salvación.

Pueblo: ¿Queréis ser de los que trabajen por la redención de esta humanidad? ¿Queréis aportar vuestra ayuda en la obra de salvación? Pues no os sintáis impotentes para desempeñar esa misión comparando vuestro número insignificante con el de la humanidad, porque no todo lo vais a hacer vosotros.

Comprended que cada uno de vosotros que se aparte de un mal sendero, hará que el poder del mal pierda parte de su fuerza, que vuestra vida, si es recta en sus obras, palabras y pensamientos, dejará a su paso una buena simiente; que vuestros consejos si brotan de un corazón preparado, tendrán fuerza para realizar prodigios y que la oración, si nace de un pensamiento de piedad y de amor, será un mensaje de luz para aquel por quien pidáis.

Las fuerzas del mal se han fortalecido, los hombres trabajan para encontrar las armas con que descargar su odio, su venganza y envidia. Los hombres de ciencia dedican su vida estudiando los medios más poderosos para destruir a quienes consideran sus enemigos, mas en verdad os digo, que en esa lucha todos perderán, porque mi poder sólo estará del lado de la justicia, del amor, de la razón y de la verdad.

Cuando se unan en pensamiento todos los que oran y los que sufren, y viendo el caos en que se precipita la humanidad, conviertan su dolor en enseñanzas y buenas obras, Yo les confiaré mi espada invencible para que corten rama tras rama del mal, que tantos frutos de muerte ha dado a los hombres.

Los frutos del reinado del mal no prevalecerán, en cambio será la luz la que reine en todo lugar y en todo espíritu.

En este tiempo estoy manifestando mi divina palabra a través de hombres, mujeres y niños, cumpliéndose así aquella profecía que os anunció el tiempo en que mi Espíritu se derramaría en toda criatura humana. Apenas estáis en el ||principio de esa Era, mas luego veréis en toda la Tierra el despertar espiritual de la humanidad.

Simbólicamente hay una mesa preparada a la cual os invito para que os sentéis y comáis los manjares de vida eterna que ofrezco a vuestro espíritu. Bien podéis entender el sentido de estas palabras, porque desde los primeros tiempos os he hablado de la vida verdadera, que es la vida eterna, aunque hasta ahora no habíais comprendido esa lección.

Yo que sabía lo poco que habías de profundizaros en mis enseñanzas y los errores en que habríais de caer al interpretar mis revelaciones, os anuncié mi retorno, diciéndoos que os enviaría al Espíritu de la Verdad para que esclareciera muchos misterios y os explicara lo que no hubiéseis comprendido; porque en lo más profundo de mis palabras proféticas os dí a comprender que en este tiempo no vendría entre relámpagos y truenos como en el Sinaí, no a hacerme hombre, humanizando mi amor y mis palabras como en el Segundo Tiempo; sino que llegaría a vuestro espíritu en el resplandor de mi sabiduría sorprendiendo a vuestra mente con la luz de la inspiración y llamando a las puertas de vuestro corazón, con una voz que entiende vuestro espíritu. Aquellas predicciones y promesas, son las que ahora se están cumpliendo.

Basta prepararos un poco para mirar mi luz y sentir la presencia de mi Espíritu, el mismo que os anunció que vendría a enseñaros y a descubriros la verdad.

El tiempo en que vivís es de juicio y de pruebas mas no estáis abandonados. Llamad a mi puerta y escucharéis al punto cómo mi voz os contesta. ¡Cuán fuertes seréis cuando sepáis buscarme espiritualmente, qué elevada vuestra espiritualidad, cuando penetréis en el camino del amor y que hermosa vuestra vida cuando entendáis su sentido!

Venid por mi sendero con paso lento y firme, que no vengo a exigiros que inmediatamente deis frutos de perfección, porque me bastará con vuestra regeneración para que ella sea el principio de vuestra elevación.

Discípulos: Comed y bebed en mi mesa el pan del saber y el vino del amor: De cierto os digo, que quien tomare del pan y del vino que Yo ofrezco, me llevará en su espíritu.

Por un camino de luz envié a vuestro espíritu a morar en la Tierra, y por un camino de luz retornará a Mí; mientras, tendréis que caminar como el peregrino perdido en el extenso desierto, o como el navegante extraviado en la inmensidad del mar. Mas no me culpéis de vuestro extravío, porque seríais injustos, ya que antes de enviaros a la Tierra os doté de una brújula e hice aparecer una estrella en el infinito, para que guiasen vuestros pasos. Esa brújula y esa estrella son vuestra conciencia. Por eso cuando abandonáis la armonía que debéis tener para todo cuanto os rodea, hasta el polvo de la tierra os parece hostil, y no es que la Naturaleza se ponga en contra vuestra, sino más bien vosotros los que camináis en contra de las leyes de armonía que gobiernan el Universo.

Cuando los gentiles de este tiempo conozcan esta Doctrina, la negarán y los materialistas argumentarán en contra de ella, pero todos asombrados, verán cómo mi verdad se impone.

Ya vísteis cómo en tiempos pasados, además de enseñar mi Doctrina, hice muchas obras de aquellas que la humanidad llama milagros; también en este tiempo, además de la palabra que os estoy dando y que más tarde habrá de extenderse por toda la Tierra, hará nuevos prodigios, daré pruebas de mi poder y asombraré con obras que harán rendirse a los hombres ante la verdad.

Tengo mucho que revelaros, hoy tan sólo os doy la llave para que abráis la puerta de la verdadera sabiduría. Esa llave es esta enseñanza.

En verdad os digo, que por el camino del amor, todo lo lícito lo conseguiréis de Mí y todo lo sabréis, más os falta saber cuál es el amor de que os hablo y sobre todo que lo sintáis profundamente.

Mi Reino está reservado a los hijos de buena voluntad que abracen su cruz por amor a su Padre y a sus semejantes. Ese Reino de que os hablo, no se encuentra en sitio determinado, lo mismo puede existir en la Tierra que habitáis que en cualquiera de las moradas espirituales, porque mi Reino lo forman la paz, la luz la gracia, el poder, la armonía y todo eso podréis lograrlo, aunque sea en parte desde esta vida; la plenitud espiritual sólo la lograréis más allá de este mundo que ahora habitáis.

¿Por qué muchos hombres desean partir de esta vida hacia la otra? Es que creen que todo cuanto les rodea les es hostil, más de cierto os digo que ellos en vez de desesperarse, deben luchar para volver a estar en armonía con las leyes que tracé como una senda para que lleguéis por ella a la perfección espiritual.

En todos los tiempos y en todos los pueblos de la Tierra, han surgido apóstoles del bien, manifestando la elevación de su espíritu a través de diversas misiones. Todos ellos han sido enviados míos, porque el bien procede de una sola fuente, mi Divino Espíritu, y con mi luz ilumino a todo el Universo.

De esos enviados, unos han sido sembradores espirituales, otros os han llevado la luz de la ciencia y otros con su sentido de lo bueno, han llevado mi mensaje de amor a la humanidad. A unos les habéis llamado apóstoles, a otros santos. Unos han sido considerados sabios y otros genios; mas no ha habido uno que haya llegado a la Tierra sin haber recibido de Mí la misión que debe cumplir entre los hombres.

La Tierra siempre ha sido regada y fecundada con los hermosos ejemplos de mis enviados y aunque en esta era los hombres han mezclado mis enseñanzas con la cizaña que crece en el mundo, la semilla de nobleza, de amor y de fraternidad, no ha muerto, por lo que os digo, que ella tan sólo espera que la hoz de mi justicia limpie este planeta, para comenzar de nuevo a iluminar los corazones.

Cuántos hombres que sufren a causa del caos que atraviesa la humanidad y que viven añorando la paz, no saben que dentro de ellos está un espíritu en espera de levantarse a sembrar la divina semilla de la paz, por lo que os digo que pronto mis siervos habrán de levantarse en todo del orbe unidos en una obra de regeneración y de reconstrucción. Ahora os pregunto: ¿No os gustaría estar con ellos unidos espiritualmente?

También cada uno de vosotros es un siervo y un enviado mío, al cual he venido a instruir para que cumpla en la Tierra una misión espiritual.

Estad alerta y seréis testigos de la conversión de los que me habían desconocido, como también veréis el retorno de los que se habían alejado del camino verdadero. Hombres de ciencia que dedicaron su vida a buscar elementos y fuerza para destruir y que al sentir que su juicio se aproxima, tornarán a la senda de la verdad para consagrar sus últimos días a la reconstrucción moral y material del mundo. Otros que en su orgullo habían tratado de ocupar mi lugar en los espíritus, y que descenderán de sus sitiales para imitarme en la humanidad. Y también hombres que un día agitaron a los pueblos y promovieron guerras, que llegarán a reconocer sus errores y a buscar angustiosamente la paz de los hombres.

¿Quiénes verán todo esto? No lo sabéis, mas Yo os lo anuncio, os lo profetizo, porque presto habrán de llegar a la Tierra las generaciones que verán su cumplimiento. A vosotros corresponde difundir esta Doctrina llevando a los pueblos la luz de esta buena nueva. Si cumplís, vuestros hermanos también os llamarán “Enviados del Señor”.

Mi presencia espiritual entre vosotros, es como la sombra de un árbol acogedor y saludable. Quien llega a él con fe, experimenta una sensación de vida, de fuerza y bienestar, que lo hace exclamar: ¡Es el Maestro! Mas también el que se acercó con duda, al ausentarse del recinto donde escuchó mi palabra, se pregunta interiormente: ¿Por qué siento en mi espíritu tanta paz? Es que el árbol ha extendido sus ramas para todos, es que mi Espíritu ha descendido a toda criatura. Por eso cuando alguno no ha comprendido la esencia divina de mi palabra, he tenido que decir que algunos tienen corazón empedernido.

Entre vosotros me encuentro como Padre, derramando en vuestro corazón el consuelo que os prometí en el Segundo Tiempo. He llegado para acompañaros en vuestras tribulaciones y escuchar vuestras quejas. ¿Por qué entonces teméis ante las pruebas? ¿No miráis cuánto os amo y cómo os busco en vuestro destierro? Si en cuanto hombre me di todo para lograr vuestra redención, hoy en espíritu me derramaré en el vuestro para elevaros al Reino de la gracia.

Por eso os digo que me busquéis en todas las formas en que me necesitéis, ya sea como Dios; como Padre, como Juez, como Maestro, como hermano, como amigo, como doctor, lo que quiero es vuestra paz y vuestra salvación, humanidad amada.

Ni uno solo de vuestros sollozos deja de escucharse en el Cielo, ninguna oración deja de hallar eco en Mí, ninguna de vuestras aflicciones o trances difíciles pasan desapercibidos para mi amor de Padre. Todo lo sé, lo escucho, lo veo y en todo estoy.

Los hombres, creyendo que por su pecado me he alejado de ellos, han llegado a sentirme distante. ¡Ah ignorancia humana que ha llevado tanta amargura a sus labios! Sabed que si Yo me ausentase de alguna de mis criaturas, ellas al punto dejarían de existir; más esto no ha sido, ni será, porque al daros el espíritu os doté a todos de vida eterna.

Cuando conozcáis el sentido de la vida, el porqué del dolor y la finalidad de vuestra existencia, dejaréis de sentirme distante, percibiréis mi presencia, palpitando en vuestro corazón y en vuestro espíritu y escucharéis mi voz, repitiéndoos dulcemente las palabras de mi Doctrina, enseñándoos a caminar con firmeza, por la senda de vuestra vida verdadera.

Mi rayo divino desciende en este tiempo a iluminar a vuestro espíritu para que pueda comprender mi enseñanza. Es la luz que os ayudará a distinguir la verdad de la impostura.

Contemplo entre vosotros a los que habéis creído firmemente en mi palabra como también a otros cuya fe es débil y por esa causa titubean, mas a pesar de ello, buscan con ansiedad estas casas de oración para recobrar en mi palabra la fortaleza y la paz espiritual. Yo quiero que me reconozcáis en la esencia de esta Doctrina, que sintáis mi presencia y la proximidad de mi Reino.

¿Por qué me creíais distante si os había prometido venir de nuevo a conversar con vosotros? No estáis solos en vuestras penas porque Yo precedo vuestros pasos aun cuando muchas veces faltéis a la fe y a la confianza en Mí, y con ello retardáis vuestra llegada a la morada que os espera.

No desconozcáis vuestro deberes, pensad que vuestra cruz no es pesada si sabéis llevarla con sumisión y amor. Quiero veros sonreír y vivir en paz, quiero ver en vuestros hogares las más sanas alegrías.

No podréis decir que mi palabra no sea clara o que encierre imperfecciones, porque de Mí, no podrá brotar confusión alguna. Si encontraseis en ella algún error, atribuidlo a la mala interpretación del portavoz, o a vuestra mala comprensión, mas nunca a mi Doctrina. ¡Ay del portavoz que desvirtúe mi palabra! ¿Ay de aquel que transmitiere mal y profanare mi enseñanza, porque sufrirá el incesante reclamo de su conciencia y perderá la paz de su espíritu!

No temáis ser escudriñados en vuestra vida o ser puestos a prueba por vuestros hermanos, temed a pecar, por que aunque lo hiciéseis en el fondo de vuestro corazón, a Mi nada podríais ocultarme.

Esta es la Era de la espiritualidad en la que pondréis los cimientos del verdadero templo en el que penetrarán los hombres que habrán de formar una nueva humanidad. Ya pronto no precisaréis de guías en la Tierra y entonces vuestro espíritu vendrá a Mi a tomar fuerza para guiaros solamente por mi inspiración.

Cuánta alegría experimentaréis si cumplís con mis mandatos, al mirar multiplicado el número de los que me siguen; mas tened presente que para que seáis escuchados y creídos por vuestros hermanos, tenéis que prepararos verdaderamente.

Mi palabra vibra nuevamente en las conciencias por que los hombres caminan fuera de la verdad.

¿Miráis el desequilibrio de los elementos de la Naturaleza y el trastorno que han sufrido? ¿Os dais cuenta de cómo sois tocados por sus fuerzas desatadas? Es que habéis roto la armonía que existe entre la vida espiritual y la material provocando con ello ese caos en que os vais hundiendo, mas cuando la humanidad sea obediente a las leyes que rigen la vida, todo volverá a ser paz, abundancia y felicidad.

Aún tenéis que caminar mucho para alcanzar esa meta, y tendréis que acrisolaros en la lucha para haceros dignos de poseer plenamente vuestra heredad. De vosotros depende el acercaros cada día más a las regiones donde mora la paz y la gracia de mi Espíritu. El camino está preparado, venid a Mí que os estoy invitando.

No os rebeléis ante las pruebas que a vuestro paso vayáis encontrando, reconoced que el dolor que me presentais, ha dejado una simiente en vuestro espíritu. Os he dicho que os quiero limpios, y sólo sabéis purificaros por medio del dolor. No habéis querido elevaros por el amor y la obediencia a mis leyes, por eso cada vez que os llamo para daros un nuevo mandato, tenéis que purificaros antes en la fuente del dolor.

Si queréis ser dignos de mi paz, dejad que el Maestro os guíe sin que os rebeléis ante las pruebas a que os someta mi voluntad. Hay criaturas que han sabido doblegarse bajo el rigor de las pruebas y han ascendido espiritualmente, y otras que por no haber aceptado mi voluntad, han blasfemado en contra mía y han caído en las tinieblas de la desesperación. Los primeros han demostrado humildad y confianza y ya se aprestan a escuchar dentro de su espíritu el eco de mis palabras. Ellos supieron aceptar mi voluntad y bendijeron mi justicia, mientras los otros, en su orgullo, me desconocieron y me rechazaron de su corazón.

En todos los tiempos he enviado profetas que sirviesen de intérpretes entre mi Espíritu y el de la humanidad; pero los hombres no han sabido oír con fe y respeto sus palabras, y cuando esos enviados míos han exhortado a los pueblos, inspirándoles oración y penitencia, ellos, volviéndoles la espalda, les han dejado hablando solos en el desierto sin conceder importancia a su mensaje. Por eso es que os pido espiritualidad para que podáis percibir los mensajes y señales que lleguen a vuestro espíritu, procedente del Reino de la Luz. Dejad que los que ignoran mi venida sean indiferentes a esta manifestaciones, hasta en tanto no llegue a ellos mi llamado; mas vosotros que me tenéis tan cerca, no dudéis.

Contemplo que os amáis mucho a vosotros mismos, pero que no amáis a vuestros semejantes; veo también que teméis al juicio de la humanidad y no al mío. Es porque habéis acallado la voz de la conciencia, que es vuestro guía interior, olvidando que quiero forjaros y prepararos para que seáis un pueblo fuerte, virtuoso y sumiso a mi voluntad, porque sólo así podéis salvar a vuestros hermanos y cumplir con la misión que os estoy encomendando.

Amadme y pedidme como corresponde a un hijo mío; mas depositad en Mí toda vuestra confianza, a fin de que vuestra existencia sea plena de serenidad y de paz.

Jamás dudéis del cumplimiento de mi palabra, ni estéis en espera de su realización para creer que ella ha sido una verdad. Lo que Yo he hablado por conducto de mis portavoces, hombres, mujeres y niños, se cumplirá. ¿No habéis visto cumplidos todos los anuncios y profecías dadas por conducto de Damiana Oviedo? Tiempos de purificación y de dolor profetizaron aquellos labios y en verdad os digo que aquellas palabras se han cumplido. Cuando los videntes han traspasado los límites de lo material para ir a extasiarse en la contemplación de la vida espiritual, al retornar a su envoltura me han pedido les permita morar en aquella mansión en donde tanto gozó su espíritu durante su elevación, a lo cual les he dicho que todavía no es el tiempo en que puedan habitar en aquellas mansiones; pero que perseveren en mi senda, que es la que habrá de llevar a todos a la morada prometida.

Si al contemplar las grandes pruebas que hoy estremecen al mundo, os falta valor para seguir viviendo, orad, y en Mi encontraréis fuerza, ánimo y paciencia, para seguir luchando hasta alcanzar la cumbre de la montaña.

Trabajad en mi Obra, y el bálsamo que me pedís para los enfermos, os lo seguiré confiando para que lo derraméis en los necesitados. El fruto de vida que tanto necesitan los corazones faltos de fe, dádselo, ya que vosotros habéis sido colmados de él. Sembrad de caridades el camino de vuestros hermanos y con ello multiplicaréis vuestros méritos para llegar a morar en aquella mansión de luz que desde la eternidad aguarda a vuestro espíritu.

¡Toma de mi amor y mi bendición en Mi nombre que Soy el Padre, el Hijo el Espíritu Santo, la paz de mi Divinidad nunca se aparte de Vosotros!

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