sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 101

Si las ovejas no llaman al pastor, éste las busca para conducirlas al aprisco.

Discípulos: vengo a preparamos para que después de mi partida os levantéis de comarca en comarca dando la buena nueva de que el Maestro estuvo entre los hombres. Para ese tiempo, los cerebros de mis portavoces se habrán cerrado a esta comunicación, mi rayo divino y mis hijos espirituales ya no se manifestarán en esta forma. Todo cambiará después de 1950, mas si los que fueron pedestales y facultades, perseveran en su preparación y elevación, serán quienes primero alcancen la comunicación de espíritu a Espíritu para enseñarla a las multitudes.

Los labios de mis discípulos quedarán preparados para dar el consuelo a los necesitados y su hogar dispuesto para recibir a los que vengan en busca de paz.

De mis labriegos, no todos partirán a dar a conocer mi , unos permanecerán en espera de sus hermanos, mientras otros irán a buscarles por aldeas, comarcas y naciones.

Los seres espirituales que os han custodiado, estarán cerca de vosotros y os darán en vuestro camino inspiración, fuerza y fe.

Por ahora escuchadme, aprended de Mí, practicad y orad por este mundo que perece y se desangra. Si vosotros esperáis que sólo el Padre se desvele por el mundo, estáis en un error, vosotros tenéis que llevar gran parte del peso de esta cruz.

Que vuestras penas no os hagan olvidar a los que viven en continua desesperación y angustia. Grandes son vuestras aflicciones y dificultades en la vida diaria, mas no podéis compararlas con aquellas que agobian a algunos de vuestros hermanos.

Bien está que algunos corazones los encuentre por ahora sordos a mi llamado, alejados de Mí, ocupados en sus ambiciones y odios; mas ¿Por qué a vosotros hay instantes en que también os encuentro sordos a mis inspiraciones y os mostráis negligentes en el camino espiritual que os he trazado? No pretextéis que es la dureza de vuestra materia y el cúmulo de vuestras necesidades y preocupaciones lo que os aleja de Mí.

Yo estoy en todas partes, a cada paso podéis encontrar la ocasión de poner en práctica mis enseñanzas, porque siempre habrá tiempo y oportunidad para que el espíritu cumpla su misión, aun en los trabajos materiales.

Meditad cinco minutos en cada día sobre vuestras obras, juzgaos a nosotros mismos y formad el propósito de mejoraros más y mas.

La oración es baluarte, arma y escudo del espíritu, refugiaos siempre en ella y no seréis débiles.

Vengo a hablaros con verbo sencillo y comprensible a todos, Yo no he venido a sorprendemos con lenguaje florido ni filosofías incomprensibles, ni a hablaros en idiomas extraños. La grandeza de mi palabra está en su sencillez, buscadla y analizadla.

Confesaos espiritualmente conmigo, sabiendo que Yo descubro lo que más profundamente guardéis; dejad que nazca en vuestro,corazón el verdadero arrepentimiento y esforzaos por llegar cada vez más limpios a Mí.

Aprended todo ésto y en vuestro camino seréis reconocidos como mis discípulos. Habrá quienes al contemplar vuestro don curativo quieran comprar vuestro secreto, unos con buena fe, otros con fines de lucro; mas a ellos diréis que el secreto para sanar el dolor del hermano es la caridad, y ese don todos lo poseen.

Tenéis dones con los que podréis sorprender al mundo. Por medio del don de videncia, estaréis profetizando, adelantándoos a las predicciones de la misma ciencia.

Por conducto de mis labriegos, hasta de los a mas humildes, estoy haciendo prodigios. Es el tiempo en que el torpe a y el rudo me dan gracias porque he puesto en ellos mi caridad para convertirlos en mis servidores, porque en un hombre de entendimiento rudo puede ocultarse un espíritu elevado al que sólo yo descubro.

He visto a muchos suspirando y sollozando al borde del precipicio, porque su envoltura ha sido reacia e indomable; y su espíritu, que lucha por destruir los errores de la carne, se ha elevado en oración para decirme: "Señor, sino venís en mi ayuda, perezco" Y el Maestro se ha acercado para doblegar con una palabra o con una prueba aquella materia rebelde, y a dar al espíritu potestad para vencer las pasiones y las flaquezas humanas.

Estos son los que siendo pobres de espíritu y humildes en la Tierra, hoy se han revestido de fuerza y sus labios se han desatado hablando de enseñanzas profundas y con amor van sanando enfermedades que para otros habían sido imposibles de curar.

¿Sabrías contestar a mis preguntas sobre mi lección anterior, discípulos?

El libro permanece abierto ahí, en la misma página que os mostré la vez pasada, pero es menester seguir adelante, sin detenerse; por eso, hago que mi palabra quede guardada en vuestra conciencia para que cada uno de vosotros cuando la necesitéis.

Yo soy el libro de la vida, haré que cada uno de vosotros sea un pequeño libro del saber, para ello estoy escribiendo mis enseñanzas en vuestro corazón. Mañana, esta enseñanza llegará a todos los pueblos y hogares, mas desde ahora ya podéis decir que tuvisteis el privilegio de escucharme a través de esta comunicación.

Llamé a los que se creían desheredados, a los que parecían sobrar entre la humanidad, a los que sufrían humillaciones, hasta por parte de los suyos, y deposité en sus manos este libro de amor.

Habéis visto iniciarse la alborada de una nueva era y por lo tanto no podéis decir que ya lo habéis visto todo, porque os estoy preparando cuidadosamente, para mañana, cuando veáis brillar esta enseñanza, no vayáis a confundiros ni a cegaros con su luz. De discípulos os tornaréis en soldados defensores de la verdad, para lo cual os estoy revelando cuales son las armas con las que habréis de luchar; mas si lo habéis olvidado no es por demás que os recuerde que las armas con las que seréis invencibles son: La oración, la caridad, el perdón, la sinceridad, la mansedumbre, el celo por lo justo y lo bueno y el amor.

Venísteis a morar a la Tierra, y cuando vuestros desengaños y penalidades os hicieron preguntar al Arcano cuál sera vuestro destino, tuvisteis al instante respuesta divina, al ser llamados para que escuchaseis mi palabra, que a la vez que es caricia y bálsamo, es también Ley.

Oyéndome hablar como Padre, Como Maestro y como Dios, orientaréis vuestra vida sabiendo que el fin para el cual fuisteis creados y enviados al mundo, es el de llegar a Mí.

¿Quien que no fuese Yo, os hubiese revelado vuestro destino y os hubiese descubierto vuestros dones?

Juan, mi discípulo, vio en su éxtasis este tiempo, el desarrollo de vuestros dones; pero sólo los vio, era menester que el Cordero Divino viniese entre vosotros a desatar el Sexto Sello de ese libro de eterna sabiduría y de perfecta justicia para que pudieseis comprenderlo.

El sendero que hoy os muestro está iluminado con la luz de la verdad, para que vengáis a Mí. En ese camino encontraréis muchas pruebas, tendréis muchos motivos para estudiar mi Ley, conocer vuestro destino y entregaros a su cumplimiento.

Cada día trae sus pruebas y Yo miro cómo las recibís y el fruto que me presentáis. Muchas de esas pruebas son pequeñas y con ellas podíais dar principio a una vida de enmienda y perfeccionamiento; pero sin analizarlas las desecháis, y si así obráis ¿Cómo podréis prepararos Para pruebas mayores? El juicio que Yo hago de vuestras obras no es riguroso, es el juicio de un Padre cariñoso que os ama, que os aconseja para que vayáis siempre adelante en el ejercicio de mi Ley, mostrando siempre vuestra paz y fortaleza espiritual; mas Yo busco y amo a todos mis hijos, no desconozco al que delinque, antes bien, lo perdono y le ofrezco una oportunidad para que se enmiende y vuelva al camino. Entre los que me siguen, están los que no han podido librarse de sus pecados, mas otros que orar, fervientemente cuando creen haber conquistado el triunfo, al ser tocados en su amor propio o en su orgullo, olvidan mi enseñanza y dan lugar a que sus malas inclinaciones se manifiesten. ¿Quién podré ocultarse de Mí, que conozco vuestros pensamientos y el origen de vuestro ser?

Mientras el hombre no pueda penetrar en el corazón de su hermano para defender su causa, Yo la tomo, justa o injusta, os defiendo y os amo.

Oíd mis palabras para que que no tropecéis, ni llevéis a vuestros labios un cáliz de amargura. ¿Por qué no queréis comprender vuestro destino de amor, vuestra gran misión? ¿ Por qué no imitáis mis obras, sintiendo que sois capaces de hacer lo que Yo os pido, si sois porte de mi Ser y por lo tanto estáis dotados de grandes atributos?

No quiero que al recibir mi palabra os sintáis lastimados, antes bien, quiero reanimaros con ella. Si os he dicho alguna vez, "Vuestra voluntad es la mía", pensad que cuando os sometéis a mis leyes, estáis haciendo mi voluntad. Yo apruebo vuestros buenos propósitos y determinaciones, y vosotros habéis sentido descender a vuestro corazón mi paz y mi bendición, cuando cumplís con vuestro deber de amar.

Ocupaos en hacer el bien, orad con fervor y amad a vuestros semejantes, dejad que vuestro espíritu crezca y se sienta fuerte y grande en el cumplimiento de su misión.

Me ha complacido que seáis pobres en este tiempo, mas no os dejaré sin el pan de cada día. Si algo os retengo, en cambio os doy el pan del espíritu, el pan de vida eterna y os nombro benefactores de la humanidad.

Los tiempos de prueba anunciados por Mí, por conducto de Damíana Oviedo, han llegado. Las naciones se debaten en sus guerras y el hambre y la peste se cierne sobre la humanidad. Los elementos de la Naturaleza están desatados. Yo dije por conducto del primer portavoz: "los tiempos cambiarán y cuando veáis que la ciencia humana da grandes señales de adelanto, vosotros debéis hacer penitencia y aprender de Mí, para llevar un mensaje de paz a la humanidad".

Todos estáis iluminados y hasta en el mis apartado rincón de la Tierra donde haya un discípulo mío, allí estará mi Espíritu derramando luz y fortaleza, resolviendo problemas y allanando obstáctilos. Vosotros, que habéis sido señalados en este tiempo por Mí, interceded por los que no han alcanzado a conocer esta revelación que os estoy haciendo.

¡Descansad en este instante, en que Yo os bendigo y os doy mi paz! Porque tenéis que cumplir vuestra restitución, para es os he concedido la gracia de reencarnar. Mi amor os da esta oportunidad, para que podáis llegar a Mí, ¿Cómo he de querer que lleguéis ante mi presencia, con el dolor en vuestro espíritu? Mas vosotros que me escucháis, sabed que mi palabra no se apartará de vuestra conciencia; mas ¡Cuántos hay a los que, haciéndoles el llamado, no quieren venir! Son los que van tras el placer como supremo ideal de su vida y no tienen por ley más que el dictado de su libre albedrío. No porque no quieran ellos seguirme les abandono, por el contrario, son a los que busco más, porque sé que ellos serán los que han de levantar sus ojos hacia Mí, cuando el dolor sea muy grande en su corazón.

En esos instantes de arrepentimiento Yo recibo y perdono a todos; pero mientras unos logran regenerarse para toda su vida, otros, cuando han recobrado la paz o la salud, cuando nuevamente se sienten fuertes, olvidan mi prueba de amor y se alejan aún mas. Estos no han sabido aprovechar la ocasión que la vida los ha brindado Para volver al camino verdadero. Entonces les llamo al Más Allá, para que su espíritu pueda meditar en sí mismo, fuera de la influencia de la materia y de todo lo que le ataba al mundo.

¡A cuántos seres les hago el llamado día tras día! y Ellos se purificarán en la luz de mi divina justicia antes de volver y esos que se limpian así, no volverán a mancharse con el fango, porque vendrán con el firme propósito de hacer obras meritorias, obras agradables y dignas ante el Señor.

¡Cuántos de vosotros tendréis que retornar a la Tierra en busca de la misión que dejasteis de cumplir o en busca de una ocasión de reparar los errores cometidos!

Pensad que muchos de vosotros habéis tenido tiempo suficiente para escucharme y aprender de Mí, pero que, encontrándoos en las postrimerías de vuestra vida, no vais a tener tiempo de sembrar lo que con tanto amor habéis acumulado en vuestro espíritu. No temáis, Yo soy la vida y os haré vivir para que sembréis en los corazones, esa semilla que tanto anheláis cultivar.

Entre la multitud que me escucha, no falta, aquel que creyendo saber mucho de las lecciones de Dios, interiormente duda de esta palabra y la niega; mas lo que no podrá negar es que su corazón se ha estremecido y ha latido de una manera desconocida. Tratará de olvidar ciertas palabras que a él dirigí y no podrá, y aun perderá algunas horas de sueño escuchando el eco de esta palabra humilde y sencilla. Es que su conciencia le dirá que tras de aquella palabra estuvo una luz que descubrió lo que en su corazón ocultaba y le habló de lo que sólo él sabia.

He aquí una página más del Libro de la Vida, escrita por mi caridad; he venido a hablarle a vuestro espíritu porque en todos los tiempos me he comunicado con la humanidad. La forma en que ahora me manifiesto no es nueva ni extraña; sólo al que se ha materializado podrá parecerle extraña o imposible, en cambio para el que me esperaba, es lo más natural y justo oír la voz de su Padre en sí mismo. Sólo las vírgenes que supieron velar con sus lámparas encendidas escucharon la voz del esposo cuando éste llegó a media noche.

Ha habido seres a quienes he tenido que llamar por primera, segunda. y tercera vez, algunos que además de escucharme, tuvieron que escudriñandlo todo para encender su fe, y ha habido quienes blasfemaron de mi Obra, pero más tarde, cuando hice el milagro en su camino, vinieron arrepentidos y temerosos a confesar que el que hablaba era el Verbo de Dios, el Divino Maestro. Esa es mi mejor enseñanza, vosotros tened paciencia con vuestros hermanos, cuando al enseñarlos duden, nunca devolváis blasfemia por blasfemia.

Benditos sean los que tratan de ocultar ante mis ojos el dolor que la humanidad les causa con su mofa y su dureza de corazón. Benditos los que no se quejan y en cambio me dan gracias, Porque a pesar de sus pruebas, mi gracia les sigue por doquier.

¿Qué podéis ocultar a mi mirada que ella no descubra? Yo os Premiaré, veréis aparecer siempre después de las tempestades el iris de la paz. Seguid atesorando mi Doctrina, Ponedla en práctica Para que la caridad se acrisole en vuestro corazón.

Entre vosotros se encuentran los que ayer sintieron placer en el mal, los que se complacieron en el odio y en la perversidad, y en cambio sentían horror ante el amor, la caridad y la humildad. Ahora se recrean con su transformación, con su regeneración. Vuestro espíritu está ya tomando potestad sobre vuestra materia. Ahora os recreáis haciendo el bien, experimentáis placer en hacer la caridad y sentís satisfacción siendo mansos y humildes; comenzáis a sentir horror y aversión. No hay uno que habiéndome escuchado, no haya modificado en algo su vida. ¿Quién es aquél que habiendo recibido sobre su cuerpo y espíritu el bálsamo del Doctor de los doctores, no ha sentido pasar por su ser la verdadera salud? ¡Cuántos milagros ha hecho mi palabra solamente! Todo os lo he concedido para ayudaros a salir de vuestro letargo, porque en este tiempo no he venido a inmolarme como hombre, sino a inspiraros para que hagáis méritos para merecer vuestra salvación. Sobre vosotros existe un arcano que es heredad para vuestro espíritu, ¿cuándo poseeréis todo cuanto os tengo destinado?

Hoy ninguno puede saber cuánto es lo que ha alcanzado.

¡Cuán menesterosos os sentís por momentos! Unos lloran y sin saber porqué, la enfermedad persiste en ellos; otros, siendo padres, se preguntan por qué si han velado por su familia y la han cultivado con amor, sólo frutos de incomprensión e ingratitud reciben. Y las mujeres que han ido en pos de cariño y apoyo en la Tierra, también se preguntan por qué en la vida no han podido calmar esa de de ternura. Los hermanos, llevando una misma sangre, se sienten distantes, no se aman, ni se comprenden. Os preguntáis la causa de todo ésto, y no alcanzáis a comprender porqué fracasa el bien ante vuestros ojos. Yo os digo: cuando el bien de unos llegue a encontrar eco en les otros y su corazón se sienta regocijado por ello; cuando las virtudes o valores espirituales hayan sido debidamente estimados, entonces el hambre, la sed de justicia, de amor y de comprensión, se apartará del corazón de la humanidad.

También os digo, que aquí en la Tierra, no sabéis espiritualmente quien sois, ni sabéis quien es el espíritu de vuestra esposa o esposo, de vuestros o hijos. Sólo así habéis podido llevar el peso de muchas expiaciones que forman vuestra cruz. Llevad esta cruz con amor, no tratéis de saber por ahora quién o quienes podéis ser vosotros, conformaos con saber que todos sois hermanos hijos de un solo Padre, y que entre hermanos, no debe haber enemigos. Amaos los unos a los otros y adelantaréis en el sendero de la evolución.

El Edén, ha mucho tiempo que cerró sus puertas a la humanidad, desapareció y su fragancia se elevó hacia el infinito, la Tierra se convirtió entonces en valle de lágrimas y comenzó la restitución espiritual, el campo de lucha donde se purifica el espíritu; mas un paraíso mejor que el que perdisteis es el que hallaréis, él os espera con sus puertas abiertas. Orad para que recibáis mi fuerza y podáis seguir adelantando en vuestro camino de evolución espiritual, mas hacedlo con el espíritu, no lo hagáis con oraciones aprendidas por muy hermosas que ellas sean, si no las sentís. Luego, amad y perdonad a vuestros hermanos. Ya veréis cuanta dulzura desciende de la conciencia al corazón cuando practiquéis mis enseñanzas.

Tiempo ha, que vengo preparándoos porque llegarán a señalaros como trastornadores del orden y de la paz espiritual en el mundo, porque os calumniarán. Mi enseñanza viene a preparar a los que mañana serán los maestros pacientes, humildes y mansos, aquellos que con amor contesten a todas las preguntas de sus hermanos.

Cada una de mis lecciones es un volumen donde podéis aprender todo lo que vuestro espíritu necesita para más tarde enseñar a vuestros hermanos. Mi enseñanza os está preparando un nuevo mundo, una nueva vida desde esta Tierra; pero cuando os hablo de esta verdad y pensáis en la guerra que sostienen las naciones, donde sólo existe dolor, angustia y miseria, juzgáis de imposible realización esta palabra, mas,en verdad os digo, que además de ser una doctrina lo que os enseño, también, es una profecía.

Si vuestra ciencia y pecado os hicieron perder el paraíso de la paz, de la pureza y de la fraternidad, la espiritualidad os devolverá aquella gracia, que seré mejor, estimada que el alto grado de evolución que hoy poseéis que cuando estuvisteis en estado de inocencia.

Humilde y sencilla es mi lección, para que los párvulos la puedan comprender. A pesar de estar comunicándome por medio de materias pecadoras, mi palabra va quedando como una huella de amor en el corazón del pueblo. Esta forma de comunicación es una prueba más de humildad que he dado a mis hijos. A cada paso os enseño esta virtud, porque es una de las que más debe practicar el espíritu. A unos les he dado un origen humilde en el mundo para que imiten en su vida al Maestro, a otros, se les ha dado un rico hogar, para que también imiten a Jesús, que siendo Rey supo dejar su trono para venir a servir a los pobres, a los enfermos y a los pecadores.

Tan grande es el mérito del que sabe descender de su posición para servir a sus semejantes, sean los que fueren, como del que, se eleva desde su vida humilde e ignorada hasta la altura de los justos, por el camino del amor.

¡Ah si de entre vosotros surgiese un corazón humilde que pudiera servir de ejemplo a los demás! porque cuántos de los que llevan una expresión de humildad en su rostro, van sembrando el orgullo que llevan escondido en su corazón vanidoso. Yo he querido que de este pueblo caiga esa máscaras de hipocresía, a fin de que la humanidad pueda reconoceros por vuestra humildad, como discípulo del Espíritu Santo.

La vida de vuestro Maestro, es ejemplo para toda la humanidad; mas como a la mujer le hacía falta enseñanza sobre su misión de madre, le fue enviada María, en representación de la Ternura Divina, que surgió como mujer entre la humanidad para daros también su divino ejemplo de humildad.

Cada vez que me oís ensalzar la virtud, sentís que el pecado y la imperfección humanas aparecen delante de vuestros ojos en toda su plenitud; entonces, inclináis con pena vuestra cerviz y hay quien me dice. "Señor, ¿Venís con vuestra pureza y vuestra santidad a humillarnos por nuestros pecados, vos que sois el que nos está aconsejando la humildad?" Yo contesto a ese corazón qué no ha sabido comprender mi palabra, que sólo un átomo de mi luz y de mi santidad es la que vengo a mostrar delante de vuestros ojos, para que no os sintáis humillados delante de Mí, ni impotentes para imitarme en la virtud.

No confundáis la humildad con la pobreza de indumentaria; tampoco creáis que es humilde el que llevando en si mismo una idea de inferioridad, sea esa la causa que lo obliga a servir a los demás y a inclinarse delante de ellos. Os digo, que la verdadera humildad está en aquel que, sabiendo valorizar que es alguien, y sabiendo que algún conocimiento posee, sabe descender a los demás y gusta de compartir con ellos lo que tiene.

La humildad es la luz del espíritu y por el contrario, la carencia de ella, es oscuridad en él; la vanidad es fruto de la ignorancia. El que es grande por el saber y vale por la virtud, lleva la verdadera modestia y humildad espiritual.

Qué emoción tan grata sentís cuando miráis que un hombre notable entre los los hombres, os hace una manifestación de afecto, de comprensión, de humildad. Esa misma sensación, la podéis llevar a los que sean o se sientan inferiores a, vosotros. Sabed descender, sabed tender la mano sin sentir superioridad, sabed ser comprensivos. Os digo, que en estos casos, no sólo goza el que recibe la prueba de afecto, la ayuda o el consuelo, sino también el que la da, porque sabe que sobre él, hay Uno que le ha dado pruebas de amor y de humildad y que Ese es su Dios y Señor.

Experimentad en vuestro corazón el goce de sentiros amados por vuestro Padre, quien no ha venido nunca a humillaros con su grandeza, sino a manifestárosla dentro de su humildad perfecta, para haceros grandes llevándoos a vivir la verdadera vida en su Reino, que no tiene principio ni fin.


¡Toma de mi amor y mi bendición en Mi nombre que Soy el Padre, el Hijo el Espíritu Santo, la paz de mi Divinidad nunca se aparte de Vosotros!

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