sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 42

Vengo a apartar de vuestro camino, los obstáculos que puedan estorbar vuestro trabajo en mi campiña, porque sois los, elegidos para cumplir esa misión; debéis dar a conocer a la humanidad la verdad de mi enseñanza. Sed fuertes, porque he mirado que os falta fe, que os dejáis vencer por el desaliento y no os levantáis con entereza de vuestras caídas. Volvéis a dudar como lo hicisteis en el Segundo Tiempo y para creer me pedís pruebas materiales que no he de concederos. No imitéis a los escribas y sacerdotes, que teniendo en sus manos las escrituras pensaron que mi llegada entre la humanidad de aquel tiempo se verificaría en determinada forma, y al ver que el desarrollo de mi misión era bajo una forma de manifestación distinta a la que ellos esperaban, dudaron, porque los prodigios que pidieron no les fueron concedidos, porque el camino ya
estaba trazado por Mí y todo fue consumado según estaba escrito desde la eternidad.

Dudáis porque vuestro corazón no está preparado, ignorabais mis profecías y muy pocos han analizado y comprendido mis revelaciones en toda su verdad, mas si vuestro corazón ignoraba, el espíritu presentía que había de venir entre vosotros una vez más, y hoy mi palabra, como fino cincel, os está modelando y probando la verdad de mis manifestaciones. En verdad os digo que no debéis someter a prueba a vuestro Padre, orad y penetrad en profunda meditación, ya es tiempo de que tornéis a Mí y de que os acerquéis y os reunáis con vuestro Creador.

Pensad que si habéis llorado en la Tierra, no soy Yo quien os ha causado esa pena, no he gozado con vuestra expiación, ni he sido indiferente a vuestro dolor; sólo he querido modelar y elevar a vuestro espíritu. Os he amado y perdonado siempre.

Penetrad en el sentido de mi palabra y descubrid todo lo que quiero expresaros por los labios torpes del portavoz, mas no queráis oírme sólo por conducto de ellos, os he enseñado la oración perfecta, para que alcancéis la comunicación de espíritu a Espíritu con vuestro Padre, con la que podréis hablarme en el lenguaje que corresponde al espíritu y recibir mis sabias y amorosas respuestas.

¿Por qué pasáis inadvertida mi obra de espiritualidad y desoís la voz de la conciencia que os está hablando en vuestro interior? ¿Por qué dais crédito, tan sólo a las palabras y juicios humanos y dejáis que el espíritu que vive en su tiempo sé marchite como las flores bajo un sol ardiente cuando les falta el riego?

Los niños se comunicaran conmigo, recibirán mis mensajes y os sorprenderán con su adelanto. Os enseñarán mi doctrina de amor y sus convicciones serán firmes; mas no por ello os sintáis humillados. Si en el seno de vuestro hogar miráis que ellos dan muestras de espiritualidad conducid sus pasos, dejad que gocen y se extasíen contemplando las elevadas regiones donde viven los justos, y ellos sentirán mientras están transportados que están cerca de Mí y olvidarán sus dolores.

¿No miráis la paciencia y también la angustia en vuestro Padre ante el lento despertar de sus hijos? Mi caridad os conduce a la paz, las pruebas están señalando a la humanidad el estrecho camino que conduce a Mí. Por ese sendero todos debéis llegar a reuniros con vuestro Creador.

Entre Vosotros se encuentran los labriegos que aman a la humanidad y luchan por llevarle la luz. Hoy vienen llenos de fe a depositar en Mí el fruto de su trabajo. Ahí está el párvulo que ha escuchado mi cátedra, que ha tomado la parte de trabajo que le corresponde, y que hoy me presenta las primicias de su siembra espiritual. Su oración, es una invocación de paz para sus hermanos, no le basta para feliz, que su nación se encuentre en paz; llegan hasta él las quejas de la humanidad que no conoce, pero que sabe que está sufriendo. Con su espíritu conmovido intercede por sus hermanos y Yo le digo: Que esa paz vendrá cuando la prueba haya dejado su simiente en el corazón de aquellos que hoy sufren y el dolor haya purificado su espíritu.

Pensáis, mientras oís mi palabra, que en los momentos de gozo en que os transportáis para estar más cerca de Mí, muchos hermanos vuestros caen en los campos de guerra, que muchas madres han visto, partir al hijo y su corazón se ha desgarrado de dolor, que muchos pequeños lloran el abandono de sus padres y todos se debaten en el dolor. Os digo que no sabéis el tiempo en que habéis penetrado, porque éste es tiempo de expiación y duras pruebas. Vosotros como discípulos míos, sentís él deber de orar para hacer descender la paz y el consuelo sobre vuestros hermanos, y Yo os pregunto si habéis sabido aprovechar la paz que os he concedido.

¿Por qué lloran los padres sintiendo que la familia es un pesado madero que llevan sobre su hombro, y otros por qué están enfermos del espíritu, teniéndome tan cerca? Es que les ha faltado la fe y la confianza en Mí, y no han podido regenerarse.

Vos, pueblo de Israel, no pequéis, antes bien rescatad a los pecadores, iluminad a los que se han confundido, y si queréis guardar vuestra paz, trabajad por ellos, honrad a vuestros padres, miraos todos como hermanos. Amaos los unos a los otros.

Siempre que os acercáis a Mí, sentís que mi amor fortalece a vuestro espíritu y materia, también sabéis que cuando os alejáis, huye de vosotros la paz y vuestro espíritu se aflige. Vuestra conciencia os dice siempre con toda verdad si estáis en el camino de la ley o si os habéis salido de él. Yo soy la ley y os inspiro siempre el cumplimiento de ella.

Cuando os obstináis en disfrutar de los placeres prohibidos, Yo permito que conozcáis y sepáis por propia experiencia, que ese cáliz os ofrece siempre el dolor. Después de una caída os desengañáis y volvéis a Mí, pidiendo que ese dolor sea para vuestra expiación.

Aprended, para que preparéis a los corazones ansiosos de conocer mi palabra y podáis hablar sin temor. Si en vuestro corazón se anida el egoísmo, nada podréis dar; tened presente el amor y la caridad con que Yo hablo a todos mis hijos, y con el mismo amor entregad a vuestros hermanos.

Ya se acerca el tiempo en el que os enviaré por comarcas y naciones para que llevéis mi luz, pero vosotros debéis preparaos estudiando y analizando mi enseñanza dando con vuestras obras de amor y caridad hacia vuestros hermanos, testimonio de las verdades que ella encierra. No quiero que después lloréis el tiempo que perdisteis por no haber sabido aprovechar mi enseñanza, por que habrá grandes pruebas. Muchos lamentarán no haberme oído y creído y algunos para 1950 ya estarán en espíritu.

Algunos de mis hijos lloran al oír mi palabra, que esas lágrimas sirvan para lavar a los que se han manchado.

Vosotros que me escucháis haced mi voluntad como lo hicisteis en el Primero y Segundo Tiempo, porque sois los mismos espíritus que han venido evolucionando tiempo tras tiempo, y cuando hayáis alcanzado el final de vuestra restitución, vendréis a Mí, para no volver a encarnar en este mundo. Muchas veces os he dicho, que si en esta era hubiese encarnado para daros mi palabra como lo hice en el Segundo Tiempo, una vez más hubiera sido llevado al martirio; esta lección ya pasó y hoy vengo a daros la que corresponde a este tiempo. Comprended que la forma en que me manifiesto, es una prueba más de mi amor a vosotros al comunicarme a través del entendimiento del hombre; éstos que me sirven, llevan una pesada cruz y por esta causa, por seguirme, padecerán, serán desconocidos y burlados, mas Yo acogeré a su espíritu y después, cuando hayan terminado su misión, les daré descanso y paz.

Hoy me pedís por vuestra envoltura y Yo os digo: Pedid más por vuestro espíritu que lo demás os lo doy por añadidura.

Considerad que sólo sois pasajeros en la Tierra, que en vuestra larga jornada habéis recogido dolor y habéis tropezado con el pecado, y que después de haber caído, sin encontrar una mano caritativa que os levantase, recordasteis que en el más allá hay un Padre bondadoso que está dispuesto a daros cuanto necesitáis, y que en El podíais encontrar alivio a vuestros males no sólo a los que enferman a vuestro cuerpo, sino a los que afectan a vuestro espíritu que son como un fardo doloroso que os agobia.

¡Oh, hijos amados! Que no habéis querido elevar vuestro espíritu, que no le habéis concedido el tiempo necesario para meditar y cumplir con sus deberes, considerad cuántos dones están en vosotros, nada os falta para que podáis alcanzar la cumbre del monte donde os espera vuestro Padre, para entregaros vuestro galardón. Todos estáis iluminados y preparados para conocer las revelaciones de este tiempo; si os espiritualizáis, podréis trabajar no sólo en este mundo, sino que Yo os permitiré transportaros a otras regiones donde viven vuestros hermanos y ahí sembraréis también como buenos labriegos, la simiente de amor y caridad que vuestro Padre os ha confiado.

No os conforméis con la primera lección que habéis recibido, seguid adelante, buscad mi palabra, conoced su esencia para que podáis hablar con firmeza a vuestros hermanos; no temáis al juicio ni a la burla de la humanidad. ¿Qué falta podrán perseguir en vosotros, si lleváis limpieza en vuestro corazón y rectitud en todos vuestros actos?

Me complazco en recibir a los corazones inocentes y buenos que vienen a solicitar mi ayuda, a los que me buscan como doctor de los doctores, mas también contemplo con agrado que os olvidáis de vuestras penas para presentarme a vuestros hermanos menesterosos, a los que habéis convertido con mi enseñanza; bendigo a los que han aliviado penas y compartido dolores y les doy fortaleza, para que cumplan con mi precepto, que os dice; Amaos los unos a los otros.

He contemplado cómo algunos de mis hijos desconfían de Mí, sin dejar a su espíritu desarrollar sus dones, y cuando ha sido preciso que hablen a la humanidad de mi doctrina han callado sin recordar que Yo he dicho que hablaré por todos los que estén preparados y que si no los hay, hablare por medio de los elementos de mi Creación.

A mis hijos, que van por la Tierra sin conocer su elevado destino, les digo: ¿Cuándo pensáis cumplir con vuestra misión? Si hoy dormís, despertaréis mañana en el más allá y lloraréis el tiempo perdido, me pediréis volver a la Tierra y entonces vuestra restitución será muy dolorosa.

Cuando oís que el Maestro os previene y juzgáis vuestras obras a la luz de vuestra conciencia, encontráis que la semilla que os he dado no se ha multiplicado, y Yo os pregunto: ¿Cómo vais a preparar a los nuevos discípulos que, vendrán en busca de esta herencia, no podéis testificar con vuestras obras la enseñanza que os he dado?

En el primer día del año de 1939, os anuncié la guerra que se aproximaba, palpasteis la destrucción y el caos en que se hundieron muchas naciones; habéis visto pasar guerra tras guerra y aún no os apercibís del tiempo, en que estáis viviendo. En los años futuros veréis gran división entre las naciones.

Los fuertes estarán frente a los fuertes y en esa batalla perderán su poder y se doblegarán, entre tanto muchos espíritus perderán su cuerpo e irán al valle espiritual con la confusión y el dolor de no haber preparado su retorno a Mí, mas en su camino encontrarán a Elías señalándoles el camino de su restitución.

Hoy os anuncio que se acerca el tiempo en que vendrán grandes espíritus a la Tierra a trabajar por la paz y por la elevación de la humanidad, Preparad el camino a esas generaciones.

Bienaventurados los que al oír mi palabra han creído, más también os digo: Benditos aquellos que sin haberme escuchado creen y llevan en su corazón un templo, aman e interceden por sus hermanos y su fe es como una flama ardiente que ilumina el sendero de su restitución, porque ellos me estarán mirando con su fe.

Hoy acudís a la fuente de la gracia para calmar vuestra sed y recordáis mis palabras en que os dije: “El que de esta agua bebiera, sed no volverá a tener” Vuestra sed en este tiempo es de luz, de verdad y de paz. Conocéis sólo el dolor y la falsedad y buscáis un bálsamo que cure vuestras heridas y haga renacer vuestra esperanza. Aquí me tenéis recibiendo, vuestro corazón y confortándolo. Aguardáis impacientes los días en que os doy mi palabra y me decís: Padre, sólo en este instante encuentra descanso mi espíritu y elevado a Ti olvido lo que pertenece al mundo y siento que la paz de tu Espíritu inunda mi ser.

Bienaventurados vosotros que habéis reconocido que éste es el tiempo de gracia en que mis enseñanzas os guían y os ayudan en vuestra restitución. Si sabéis oírme y conservaros dentro de mis leyes, no habrá poder humano que os hiera, y os sentiréis acariciados y guiados por el Padre.

Si antes no me habíais buscado, hoy sabéis que la hora de vuestro despertar ante mi verdad estaba marcada y que Yo os esperaba para haceros heredad. Ahora que habéis recibido mis beneficios, llenos de gratitud me pedís que os conceda ser mis labriegos y Yo lo permito, porque a eso os he enviado a la Tierra, a conocer la buena nueva y extenderla entre la humanidad; mas para alcanzar el conocimiento y desarrollo de los dones que os agracian, antes tendréis que luchar contra vuestra materialidad, contra vuestro pecado y debilidad, y cuando sintáis que os habéis preparado y que os habéis purificado con vuestra restitución, llevad vuestro amor a vuestros hermanos como una joya de inapreciable valor.

No habéis venido a la Tierra para rendir tributo al mundo, vuestro cumplimiento es más elevado, la misión como discípulos de vuestro Padre os espera, y cuando hayáis luchado por el establecimiento de mi doctrina y tengáis vuestra planta herida por los cardos y vuestra vestidura desgarrada por el largo camino, venid a Mí; No temáis llegar desnudos, sin calza y sin alforja, porque si todo lo habéis derramado entre vuestros hermanos, Yo os devolveré lo que les hayáis dejado y os colmaré de gracias por el amor y caridad que les hayáis impartido.

Os espera una gran lucha, en que vuestro cumplimiento hará que vuestro espíritu no sienta cansancio; porque seréis ayudados por el buen Pastor y por el mundo espiritual. Si me amáis, si tenéis fe, el trabajo os será fácil; Yo venceré la incredulidad de los espíritus reacios y os oirán; otros no llegarán a conocer esta luz en la presente encarnación porque ya os he anunciado que no todos los que hoy están en materia conocerán la luz de esta enseñanza del Tercer Tiempo. Muchos tendrán que ir al valle espiritual y desde allí contemplarán esta obra de amor y creerán. Los que me oyeron y no comprendieron mi palabra, ni conocieron mi voluntad, trabajarán en espíritu y así cumplirán su misión.

Aun cuando mi lección es clara, no todos la habéis analizado ni comprendido. No os habéis alimentado con este fruto que en este tiempo os he ofrecido. Os he dicho que todo árbol por su fruto es reconocido, y el sabor de mi palabra es dulce, y su esencia vivifica al espíritu, mas no habéis querido conocer su verdad.

Habéis sido frágiles barquillas en medio de un mar embravecido y habéis dejado muchas veces apagar vuestra fe. No me sentís, sabiendo que estoy con vosotros, que muchas veces os he dicho que tenéis más lejos de vuestros ojos las pestañas, que mi Espíritu del vuestro.

Velad, porque el lobo con piel de oveja os acecha siempre para sorprenderos. Cuando ya os disponéis a compartir este amor y esta caridad divina con vuestros hermanos, la tentación se acerca y os hace variar vuestra intención.

Si encontráis que vuestros hermanos que pertenecen a otra doctrina, señalan vuestros errores y os enseñan, sed humildes, oíd sus palabras, porque mi inspiración desciende a todo el que se prepare, y no sabéis si es mi voluntad servirme de ellos para corregiros. De todas las clases he escogido a mis discípulos, hay quienes mendigaron para llevar
el pan a sus labios, mas también hay otros que habiendo llevado una vida de holgura, les he llamado y sin comprender el tesoro que han recibido, se avergüenzan de formar parte de este pueblo.

Yo perdono vuestros pecados, aun cuando habéis faltado con el conocimiento de que cometíais un error y siempre os presento el camino por donde debéis de llegar a Mí. ¿Puede el hijo presentarse al Padre con su espíritu manchado y sin buenas obras? Su conciencia le dirá que sólo después del cumplimiento podrá llegar a Mí.

Comprended que cada instante que pasa acorta el tiempo en que os daré mi palabra. Aprovechadle para que mañana no lloréis por la enseñanza que habéis desperdiciado.

Meditad en que tendréis que cumplir la misión de dar la buena nueva a vuestros hermanos, así como hubo en vuestro camino uno que os llamara. ¿Quién podrá olvidar a aquél que os habló de mi palabra y os condujo a mi presencia? ¿No queréis que alguien os recuerde con cariño y gratitud?

Perseverad en el bien, dejad que vuestro corazón se acrisole en la virtud y veréis el desarrollo de vuestras facultades. No retrocedáis, porque sentiréis como si esos dones huyeran de vosotros.

Es tiempo de que no sólo pidáis, sino de que sepáis pedir, para que no digáis: Padre, he rogado mucho y nada he recibido.

No olvidéis que más tengo que daros que vosotros que pedirme, y que mientras vosotros estáis pidiendo al Padre que os dé, Yo os estoy pidiendo que sepáis recibir.

Sed de mis buenos discípulos, de aquellos que abracen su misión con verdadero amor y fe. Si ayer caminasteis por senderos inciertos y prohibidos, hoy debéis caminar por el sendero de mi ley. Si ayer en vuestra ofuscación levantasteis vuestra mano para herir a vuestro semejante, haced ahora que esa misma mano aprenda a acariciar con ternura. Si ayer sembrasteis a vuestro paso la semilla del odio o de la mala voluntad, convertíos ahora en sembradores de la semilla de la paz y la fraternidad.

En verdad os digo, que quien recuerde vuestras obras de ayer, y os mire ahora transformados en mis discípulos, tendrá que reconocer que en el fondo de vuestra fe existe una verdad y no tendréis que hablar mucho para convencer a quienes tratéis de doctrinar, porque vuestras obras serán el mejor testimonio que deis a vuestros hermanos.

A las madres les digo: Enseñad a los niños a dar sus primeros pasos tanto en lo material, como en lo espiritual, facilitarles el camino para que ellos puedan encontrarme, amarme y elevarse. Tened en cuenta que en cada nueva generación que surja de entre vosotros, irá siendo mayor el adelanto espiritual que alcance. Haced uso de la intuición para guiarles y no les deis malos ejemplos ni frutos vanos a comer.

No quiero que esas nuevas generaciones tropiecen o se extravíen por causa vuestra, no quiero contemplarlas llorando por falta de amor entre los suyos.

Hoy que contemplo humilde a vuestro espíritu, vengo a darles mis nuevos mandatos; en los tiempos pasados, todos soñabais con el poder, la riqueza, la gloria del mundo y los placeres, entonces fue cuando gritasteis en contra de Jesús: ¡Crucificadle! Porque Cristo venía a predicar la humildad y a enseñaros la renunciación a todo lo superfluo. Hoy os conformáis con un poco de paz, una torta de pan y un techo seguro. La vida con sus lecciones os ha tornado en humildes y con ello vuestro espíritu ha logrado libertarse.

Mientras que el hombre posee la aparente paz que le da el mundo y cree poseerlo todo, no se acercará a Mí. Mas cuando la humanidad llegue a la verdadera espiritualidad, todo lo poseerá y su recreo y deleite serán profundos y verdaderos, como el Padre se deleita y goza en todo lo que ha creado.

Mi caridad os contempla ¡oh pueblo de Israel! Y juzga vuestras obras. El juicio divino es ya con todos los seres y nadie se escapa de él.

He querido para mis hijos tan solo la paz y el bienestar, y ellos han buscado el dolor, la purificación, y es que mi ley no admite imperfecciones y por tanto todo el que se haya manchado tendrá que lavarse, todo aquél que se haya salido del camino tendrá que volver a él. Vosotros miráis desde esta nación el torbellino que acorta y destruye pueblos a su paso y no os conmovéis ni apreciáis la paz de que gozáis, ni reconocéis los privilegios que os he concedido. Y no conformes con mi voluntad consideráis injustas vuestras pruebas y os volvéis contra Mí. Yo, espero a que hayáis pasado por este mundo, para que vosotros mismos juzguéis vuestra vida. Entonces seréis jueces implacables de vuestro espíritu y miraréis en Mí sólo al Padre que perdona, bendice y ama.

Os habéis cansado por vuestra constante desobediencia y el resultado de ello os hace llorar. Habéis dormido por mucho tiempo y vuestro despertar va a ser amargo. He prometido a la humanidad enviar a un ejército formado por 144,000 seres que serán diseminados por el orbe, y él esta en espera, porque sabe que cada uno de esos soldados es un portavoz, un intérprete de mis mandatos.

Después de que la Tierra haya sido tocada de un polo a otro y de que toda nación, institución y hogar, hayan sido juzgados hasta su raíz, y que la humanidad haya lavado toda mancha, vosotros iréis preparados en mi nombre para llevar mi doctrina entre vuestros hermanos.

Yo, el Padre, he llorado sobré esta humanidad al verla escalar las más grandes alturas de la iniquidad, mis palabras desoídas, mis leyes mancilladas, mas la hora de su reflexión ya se acerca y en ese día Yo derramaré en ella todo lo que le tengo reservado, porque es mi hija muy amada.

Los que crean en Mí, me verán más pronto que los que dudan. Cuántas veces he llamado a vuestro corazón y no habéis oído, ni habéis sentido mi presencia. Sólo vengo a deciros que os reforméis y que penetréis limpios en este tiempo de luz y de gracia. Y cuando poseáis mi semilla, sembrad y convertid en fértiles las tierras áridas haciendo que vuestra oración sea el riego fecundo.

Amaos y vivid en paz en vuestro hogar, porque Yo he contemplado que de cinco que forman una familia, dos están contra tres y tres contra dos.

Cuando os veáis separados de los seres que fueron carne de vuestra carne y después se encuentran en espíritu, no les olvidéis, comunicaos con ellos por medio de vuestra oración y ayudadles a trabajar y a elevar su espíritu. Pensad cuan corta es vuestra vida en la Tierra, por lo tanto, aprovechad vuestras facultades y potencias haciendo grandes obras que os rediman y salven.

Yo os doy el pan del espíritu, vosotros buscad el pan material, mas así como buscáis afanosamente vuestra tranquilidad y bienestar corporal, buscad el progreso espiritual. Vuestra cruz no es pesada, si Yo os enseñé a subir la cuesta del Calvario llevando la cruz de trabajos, sufrimientos y pecados de toda la humanidad, ¿por qué no podréis escalar vosotros, a quienes he encargado de una reducida porción? Mas si flaqueareis bajo su peso me tenéis como Cirineo, y Yo no os dejaré caer.

Ese dolor del que tanto huís, es fuente inagotable de purificación y renovación para el espíritu; vosotros mismos habéis experimentado muchas veces, que después de una prueba os sentís aliviados, limpios y en paz con vuestra conciencia.

Esta palabra levantará al espíritu de los moradores de esas naciones que hoy se encuentran cansados de sufrir, mas os digo que pronto, muy pronto, me encontrarán con los brazos abiertos como estuve en la cruz, esperándolos para estrecharlos amorosamente y llevarlos a mi mansión de paz.


¡Mi paz sea con vosotros!

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