Vengo a apartar de vuestro camino, los obstáculos que puedan
estorbar vuestro trabajo en mi campiña, porque sois los, elegidos para cumplir
esa misión; debéis dar a conocer a la humanidad la verdad de mi enseñanza. Sed
fuertes, porque he mirado que os falta fe, que os dejáis vencer por el
desaliento y no os levantáis con entereza de vuestras caídas. Volvéis a dudar
como lo hicisteis en el Segundo Tiempo y para creer me pedís pruebas materiales
que no he de concederos. No imitéis a los escribas y sacerdotes, que teniendo
en sus manos las escrituras pensaron que mi llegada entre la humanidad de aquel
tiempo se verificaría en determinada forma, y al ver que el desarrollo de mi
misión era bajo una forma de manifestación distinta a la que ellos esperaban,
dudaron, porque los prodigios que pidieron no les fueron concedidos, porque el
camino ya
estaba trazado por Mí y todo fue consumado según estaba escrito desde
la eternidad.
Dudáis porque vuestro corazón no está preparado, ignorabais
mis profecías y muy pocos han analizado y comprendido mis revelaciones en toda
su verdad, mas si vuestro corazón ignoraba, el espíritu presentía que había de
venir entre vosotros una vez más, y hoy mi palabra, como fino cincel, os está
modelando y probando la verdad de mis manifestaciones. En verdad os digo que no
debéis someter a prueba a vuestro Padre, orad y penetrad en profunda
meditación, ya es tiempo de que tornéis a Mí y de que os acerquéis y os reunáis
con vuestro Creador.
Pensad que si habéis llorado en la Tierra, no soy Yo quien
os ha causado esa pena, no he gozado con vuestra expiación, ni he sido
indiferente a vuestro dolor; sólo he querido modelar y elevar a vuestro
espíritu. Os he amado y perdonado siempre.
Penetrad en el sentido de mi palabra y descubrid todo lo que
quiero expresaros por los labios torpes del portavoz, mas no queráis oírme sólo
por conducto de ellos, os he enseñado la oración perfecta, para que alcancéis
la comunicación de espíritu a Espíritu con vuestro Padre, con la que podréis
hablarme en el lenguaje que corresponde al espíritu y recibir mis sabias y
amorosas respuestas.
¿Por qué pasáis inadvertida mi obra de espiritualidad y
desoís la voz de la conciencia que os está hablando en vuestro interior? ¿Por
qué dais crédito, tan sólo a las palabras y juicios humanos y dejáis que el
espíritu que vive en su tiempo sé marchite como las flores bajo un sol ardiente
cuando les falta el riego?
Los niños se comunicaran conmigo, recibirán mis mensajes y
os sorprenderán con su adelanto. Os enseñarán mi doctrina de amor y sus
convicciones serán firmes; mas no por ello os sintáis humillados. Si en el seno
de vuestro hogar miráis que ellos dan muestras de espiritualidad conducid sus
pasos, dejad que gocen y se extasíen contemplando las elevadas regiones donde
viven los justos, y ellos sentirán mientras están transportados que están cerca
de Mí y olvidarán sus dolores.
¿No miráis la paciencia y también la angustia en vuestro
Padre ante el lento despertar de sus hijos? Mi caridad os conduce a la paz, las
pruebas están señalando a la humanidad el estrecho camino que conduce a Mí. Por
ese sendero todos debéis llegar a reuniros con vuestro Creador.
Entre Vosotros se encuentran los labriegos que aman a la
humanidad y luchan por llevarle la luz. Hoy vienen llenos de fe a depositar en Mí el fruto de su trabajo. Ahí está el párvulo que ha escuchado mi
cátedra, que ha tomado la parte de trabajo que le corresponde, y que hoy me
presenta las primicias de su siembra espiritual. Su oración, es una invocación
de paz para sus hermanos, no le basta para feliz, que su nación se encuentre en
paz; llegan hasta él las quejas de la humanidad que no conoce, pero que sabe
que está sufriendo. Con su espíritu conmovido intercede por sus hermanos y Yo
le digo: Que esa paz vendrá cuando la prueba haya dejado su simiente en el
corazón de aquellos que hoy sufren y el dolor haya purificado su espíritu.
Pensáis, mientras oís mi palabra, que en los momentos de
gozo en que os transportáis para estar más cerca de Mí, muchos hermanos
vuestros caen en los campos de guerra, que muchas madres han visto, partir al
hijo y su corazón se ha desgarrado de dolor, que muchos pequeños lloran el
abandono de sus padres y todos se debaten en el dolor. Os digo que no sabéis el
tiempo en que habéis penetrado, porque éste es tiempo de expiación y duras
pruebas. Vosotros como discípulos míos, sentís él deber de orar para hacer
descender la paz y el consuelo sobre vuestros hermanos, y Yo os pregunto si
habéis sabido aprovechar la paz que os he concedido.
¿Por qué lloran los padres sintiendo que la familia es un
pesado madero que llevan sobre su hombro, y otros por qué están enfermos del
espíritu, teniéndome tan cerca? Es que les ha faltado la fe y la confianza en
Mí, y no han podido regenerarse.
Vos, pueblo de Israel, no pequéis, antes bien rescatad a los
pecadores, iluminad a los que se han confundido, y si queréis guardar vuestra
paz, trabajad por ellos, honrad a vuestros padres, miraos todos como hermanos.
Amaos los unos a los otros.
Siempre que os acercáis a Mí, sentís que mi amor fortalece a
vuestro espíritu y materia, también sabéis que cuando os alejáis, huye de
vosotros la paz y vuestro espíritu se aflige. Vuestra conciencia os dice
siempre con toda verdad si estáis en el camino de la ley o si os habéis salido
de él. Yo soy la ley y os inspiro siempre el cumplimiento de ella.
Cuando os obstináis en disfrutar de los placeres prohibidos,
Yo permito que conozcáis y sepáis por propia experiencia, que ese cáliz os
ofrece siempre el dolor. Después de una caída os desengañáis y volvéis a Mí,
pidiendo que ese dolor sea para vuestra expiación.
Aprended, para que preparéis a los corazones ansiosos de
conocer mi palabra y podáis hablar sin temor. Si en vuestro corazón se anida el egoísmo, nada podréis dar; tened presente el amor y la
caridad con que Yo hablo a todos mis hijos, y con el mismo amor entregad a
vuestros hermanos.
Ya se acerca el tiempo en el que os enviaré por comarcas y
naciones para que llevéis mi luz, pero vosotros debéis preparaos estudiando y
analizando mi enseñanza dando con vuestras obras de amor y caridad hacia
vuestros hermanos, testimonio de las verdades que ella encierra. No quiero que
después lloréis el tiempo que perdisteis por no haber sabido aprovechar mi
enseñanza, por que habrá grandes pruebas. Muchos lamentarán no haberme oído y
creído y algunos para 1950 ya estarán en espíritu.
Algunos de mis hijos lloran al oír mi palabra, que esas
lágrimas sirvan para lavar a los que se han manchado.
Vosotros que me escucháis haced mi voluntad como lo
hicisteis en el Primero y Segundo Tiempo, porque sois los mismos espíritus que
han venido evolucionando tiempo tras tiempo, y cuando hayáis alcanzado el final
de vuestra restitución, vendréis a Mí, para no volver a encarnar en este mundo.
Muchas veces os he dicho, que si en esta era hubiese encarnado para daros mi
palabra como lo hice en el Segundo Tiempo, una vez más hubiera sido llevado al
martirio; esta lección ya pasó y hoy vengo a daros la que corresponde a este
tiempo. Comprended que la forma en que me manifiesto, es una prueba más de mi
amor a vosotros al comunicarme a través del entendimiento del hombre; éstos que
me sirven, llevan una pesada cruz y por esta causa, por seguirme, padecerán,
serán desconocidos y burlados, mas Yo acogeré a su espíritu y después, cuando
hayan terminado su misión, les daré descanso y paz.
Hoy me pedís por vuestra envoltura y Yo os digo: Pedid más
por vuestro espíritu que lo demás os lo doy por añadidura.
Considerad que sólo sois pasajeros en la Tierra, que en
vuestra larga jornada habéis recogido dolor y habéis tropezado con el pecado, y
que después de haber caído, sin encontrar una mano caritativa que os levantase,
recordasteis que en el más allá hay un Padre bondadoso que está dispuesto a
daros cuanto necesitáis, y que en El podíais encontrar alivio a vuestros males
no sólo a los que enferman a vuestro cuerpo, sino a los que afectan a vuestro
espíritu que son como un fardo doloroso que os agobia.
¡Oh, hijos amados! Que no habéis querido elevar vuestro
espíritu, que no le habéis concedido el tiempo necesario para meditar y cumplir con sus deberes, considerad cuántos dones están en vosotros,
nada os falta para que podáis alcanzar la cumbre del monte donde os espera
vuestro Padre, para entregaros vuestro galardón. Todos estáis iluminados y
preparados para conocer las revelaciones de este tiempo; si os espiritualizáis,
podréis trabajar no sólo en este mundo, sino que Yo os permitiré transportaros
a otras regiones donde viven vuestros hermanos y ahí sembraréis también como
buenos labriegos, la simiente de amor y caridad que vuestro Padre os ha
confiado.
No os conforméis con la primera lección que habéis recibido,
seguid adelante, buscad mi palabra, conoced su esencia para que podáis hablar
con firmeza a vuestros hermanos; no temáis al juicio ni a la burla de la
humanidad. ¿Qué falta podrán perseguir en vosotros, si lleváis limpieza en
vuestro corazón y rectitud en todos vuestros actos?
Me complazco en recibir a los corazones inocentes y buenos
que vienen a solicitar mi ayuda, a los que me buscan como doctor de los doctores,
mas también contemplo con agrado que os olvidáis de vuestras penas para
presentarme a vuestros hermanos menesterosos, a los que habéis convertido con
mi enseñanza; bendigo a los que han aliviado penas y compartido dolores y les
doy fortaleza, para que cumplan con mi precepto, que os dice; Amaos los unos a
los otros.
He contemplado cómo algunos de mis hijos desconfían de Mí,
sin dejar a su espíritu desarrollar sus dones, y cuando ha sido preciso que
hablen a la humanidad de mi doctrina han callado sin recordar que Yo he dicho
que hablaré por todos los que estén preparados y que si no los hay, hablare por
medio de los elementos de mi Creación.
A mis hijos, que van por la Tierra sin conocer su elevado
destino, les digo: ¿Cuándo pensáis cumplir con vuestra misión? Si hoy dormís,
despertaréis mañana en el más allá y lloraréis el tiempo perdido, me pediréis
volver a la Tierra y entonces vuestra restitución será muy dolorosa.
Cuando oís que el Maestro os previene y juzgáis vuestras obras
a la luz de vuestra conciencia, encontráis que la semilla que os he dado no se
ha multiplicado, y Yo os pregunto: ¿Cómo vais a preparar a los nuevos
discípulos que, vendrán en busca de esta herencia, no podéis testificar con
vuestras obras la enseñanza que os he dado?
En el primer día del año de 1939, os anuncié la guerra que
se aproximaba, palpasteis la destrucción y el caos en que se hundieron muchas
naciones; habéis visto pasar guerra tras guerra y aún no os apercibís del tiempo, en que estáis viviendo. En los años futuros
veréis gran división entre las naciones.
Los fuertes estarán frente a los fuertes y en esa batalla
perderán su poder y se doblegarán, entre tanto muchos espíritus perderán su
cuerpo e irán al valle espiritual con la confusión y el dolor de no haber
preparado su retorno a Mí, mas en su camino encontrarán a Elías señalándoles el
camino de su restitución.
Hoy os anuncio que se acerca el tiempo en que vendrán
grandes espíritus a la Tierra a trabajar por la paz y por la elevación de la
humanidad, Preparad el camino a esas generaciones.
Bienaventurados los que al oír mi palabra han creído, más
también os digo: Benditos aquellos que sin haberme escuchado creen y llevan en
su corazón un templo, aman e interceden por sus hermanos y su fe es como una
flama ardiente que ilumina el sendero de su restitución, porque ellos me
estarán mirando con su fe.
Hoy acudís a la fuente de la gracia para calmar vuestra sed
y recordáis mis palabras en que os dije: “El que de esta agua bebiera, sed no
volverá a tener” Vuestra sed en este tiempo es de luz, de verdad y de paz.
Conocéis sólo el dolor y la falsedad y buscáis un bálsamo que cure vuestras
heridas y haga renacer vuestra esperanza. Aquí me tenéis recibiendo, vuestro
corazón y confortándolo. Aguardáis impacientes los días en que os doy mi
palabra y me decís: Padre, sólo en este instante encuentra descanso mi espíritu
y elevado a Ti olvido lo que pertenece al mundo y siento que la paz de tu
Espíritu inunda mi ser.
Bienaventurados vosotros que habéis reconocido que éste es
el tiempo de gracia en que mis enseñanzas os guían y os ayudan en vuestra
restitución. Si sabéis oírme y conservaros dentro de mis leyes, no habrá poder
humano que os hiera, y os sentiréis acariciados y guiados por el Padre.
Si antes no me habíais buscado, hoy sabéis que la hora de
vuestro despertar ante mi verdad estaba marcada y que Yo os esperaba para
haceros heredad. Ahora que habéis recibido mis beneficios, llenos de gratitud
me pedís que os conceda ser mis labriegos y Yo lo permito, porque a eso os he
enviado a la Tierra, a conocer la buena nueva y extenderla entre la humanidad;
mas para alcanzar el conocimiento y desarrollo de los dones que os agracian,
antes tendréis que luchar contra vuestra materialidad, contra vuestro pecado y
debilidad, y cuando sintáis que os habéis preparado y que os habéis purificado con vuestra restitución,
llevad vuestro amor a vuestros hermanos como una joya de inapreciable valor.
No habéis venido a la Tierra para rendir tributo al mundo,
vuestro cumplimiento es más elevado, la misión como discípulos de vuestro Padre
os espera, y cuando hayáis luchado por el establecimiento de mi doctrina y
tengáis vuestra planta herida por los cardos y vuestra vestidura desgarrada por
el largo camino, venid a Mí; No temáis llegar desnudos, sin calza y sin
alforja, porque si todo lo habéis derramado entre vuestros hermanos, Yo os
devolveré lo que les hayáis dejado y os colmaré de gracias por el amor y
caridad que les hayáis impartido.
Os espera una gran lucha, en que vuestro cumplimiento hará
que vuestro espíritu no sienta cansancio; porque seréis ayudados por el buen
Pastor y por el mundo espiritual. Si me amáis, si tenéis fe, el trabajo os será
fácil; Yo venceré la incredulidad de los espíritus reacios y os oirán; otros no
llegarán a conocer esta luz en la presente encarnación porque ya os he
anunciado que no todos los que hoy están en materia conocerán la luz de esta
enseñanza del Tercer Tiempo. Muchos tendrán que ir al valle espiritual y desde
allí contemplarán esta obra de amor y creerán. Los que me oyeron y no
comprendieron mi palabra, ni conocieron mi voluntad, trabajarán en espíritu y
así cumplirán su misión.
Aun cuando mi lección es clara, no todos la habéis analizado
ni comprendido. No os habéis alimentado con este fruto que en este tiempo os he
ofrecido. Os he dicho que todo árbol por su fruto es reconocido, y el sabor de
mi palabra es dulce, y su esencia vivifica al espíritu, mas no habéis querido
conocer su verdad.
Habéis sido frágiles barquillas en medio de un mar
embravecido y habéis dejado muchas veces apagar vuestra fe. No me sentís,
sabiendo que estoy con vosotros, que muchas veces os he dicho que tenéis más
lejos de vuestros ojos las pestañas, que mi Espíritu del vuestro.
Velad, porque el lobo con piel de oveja os acecha siempre
para sorprenderos. Cuando ya os disponéis a compartir este amor y esta caridad
divina con vuestros hermanos, la tentación se acerca y os hace variar vuestra
intención.
Si encontráis que vuestros hermanos que pertenecen a otra
doctrina, señalan vuestros errores y os enseñan, sed humildes, oíd sus
palabras, porque mi inspiración desciende a todo el que se prepare, y no sabéis
si es mi voluntad servirme de ellos para corregiros. De todas las clases he
escogido a mis discípulos, hay quienes mendigaron para llevar
el pan a sus labios, mas también hay otros que habiendo llevado una
vida de holgura, les he llamado y sin comprender el tesoro que han recibido, se
avergüenzan de formar parte de este pueblo.
Yo perdono vuestros pecados, aun cuando habéis faltado con
el conocimiento de que cometíais un error y siempre os presento el camino por
donde debéis de llegar a Mí. ¿Puede el hijo presentarse al Padre con su
espíritu manchado y sin buenas obras? Su conciencia le dirá que sólo después
del cumplimiento podrá llegar a Mí.
Comprended que cada instante que pasa acorta el tiempo en
que os daré mi palabra. Aprovechadle para que mañana no lloréis por la
enseñanza que habéis desperdiciado.
Meditad en que tendréis que cumplir la misión de dar la
buena nueva a vuestros hermanos, así como hubo en vuestro camino uno que os
llamara. ¿Quién podrá olvidar a aquél que os habló de mi palabra y os condujo a
mi presencia? ¿No queréis que alguien os recuerde con cariño y gratitud?
Perseverad en el bien, dejad que vuestro corazón se acrisole
en la virtud y veréis el desarrollo de vuestras facultades. No retrocedáis,
porque sentiréis como si esos dones huyeran de vosotros.
Es tiempo de que no sólo pidáis, sino de que sepáis pedir,
para que no digáis: Padre, he rogado mucho y nada he recibido.
No olvidéis que más tengo que daros que vosotros que
pedirme, y que mientras vosotros estáis pidiendo al Padre que os dé, Yo os
estoy pidiendo que sepáis recibir.
Sed de mis buenos discípulos, de aquellos que abracen su
misión con verdadero amor y fe. Si ayer caminasteis por senderos inciertos y
prohibidos, hoy debéis caminar por el sendero de mi ley. Si ayer en vuestra
ofuscación levantasteis vuestra mano para herir a vuestro semejante, haced
ahora que esa misma mano aprenda a acariciar con ternura. Si ayer sembrasteis a
vuestro paso la semilla del odio o de la mala voluntad, convertíos ahora en
sembradores de la semilla de la paz y la fraternidad.
En verdad os digo, que quien recuerde vuestras obras de
ayer, y os mire ahora transformados en mis discípulos, tendrá que reconocer que
en el fondo de vuestra fe existe una verdad y no tendréis que hablar mucho para
convencer a quienes tratéis de doctrinar, porque vuestras obras serán el mejor
testimonio que deis a vuestros hermanos.
A las madres les digo: Enseñad a los niños a dar sus
primeros pasos tanto en lo material, como en lo espiritual, facilitarles el
camino para que ellos puedan encontrarme, amarme y elevarse. Tened en cuenta
que en cada nueva generación que surja de entre vosotros, irá siendo mayor el
adelanto espiritual que alcance. Haced uso de la intuición para guiarles y no
les deis malos ejemplos ni frutos vanos a comer.
No quiero que esas nuevas generaciones tropiecen o se
extravíen por causa vuestra, no quiero contemplarlas llorando por falta de amor
entre los suyos.
Hoy que contemplo humilde a vuestro espíritu, vengo a darles
mis nuevos mandatos; en los tiempos pasados, todos soñabais con el poder, la
riqueza, la gloria del mundo y los placeres, entonces fue cuando gritasteis en
contra de Jesús: ¡Crucificadle! Porque Cristo venía a predicar la humildad y a
enseñaros la renunciación a todo lo superfluo. Hoy os conformáis con un poco de
paz, una torta de pan y un techo seguro. La vida con sus lecciones os ha
tornado en humildes y con ello vuestro espíritu ha logrado libertarse.
Mientras que el hombre posee la aparente paz que le da el
mundo y cree poseerlo todo, no se acercará a Mí. Mas cuando la humanidad llegue
a la verdadera espiritualidad, todo lo poseerá y su recreo y deleite serán profundos
y verdaderos, como el Padre se deleita y goza en todo lo que ha creado.
Mi caridad os contempla ¡oh pueblo de Israel! Y juzga
vuestras obras. El juicio divino es ya con todos los seres y nadie se escapa de
él.
He querido para mis hijos tan solo la paz y el bienestar, y
ellos han buscado el dolor, la purificación, y es que mi ley no admite
imperfecciones y por tanto todo el que se haya manchado tendrá que lavarse,
todo aquél que se haya salido del camino tendrá que volver a él. Vosotros
miráis desde esta nación el torbellino que acorta y destruye pueblos a su paso
y no os conmovéis ni apreciáis la paz de que gozáis, ni reconocéis los
privilegios que os he concedido. Y no conformes con mi voluntad consideráis
injustas vuestras pruebas y os volvéis contra Mí. Yo, espero a que hayáis
pasado por este mundo, para que vosotros mismos juzguéis vuestra vida. Entonces
seréis jueces implacables de vuestro espíritu y miraréis en Mí sólo al Padre
que perdona, bendice y ama.
Os habéis cansado por vuestra constante desobediencia y el
resultado de ello os hace llorar. Habéis dormido por mucho tiempo y vuestro
despertar va a ser amargo. He prometido a la humanidad enviar a un ejército formado por 144,000 seres que serán diseminados por el orbe,
y él esta en espera, porque sabe que cada uno de esos soldados es un portavoz,
un intérprete de mis mandatos.
Después de que la Tierra haya sido tocada de un polo a otro
y de que toda nación, institución y hogar, hayan sido juzgados hasta su raíz, y
que la humanidad haya lavado toda mancha, vosotros iréis preparados en mi
nombre para llevar mi doctrina entre vuestros hermanos.
Yo, el Padre, he llorado sobré esta humanidad al verla
escalar las más grandes alturas de la iniquidad, mis palabras desoídas, mis
leyes mancilladas, mas la hora de su reflexión ya se acerca y en ese día Yo
derramaré en ella todo lo que le tengo reservado, porque es mi hija muy amada.
Los que crean en Mí, me verán más pronto que los que dudan.
Cuántas veces he llamado a vuestro corazón y no habéis oído, ni habéis sentido
mi presencia. Sólo vengo a deciros que os reforméis y que penetréis limpios en
este tiempo de luz y de gracia. Y cuando poseáis mi semilla, sembrad y
convertid en fértiles las tierras áridas haciendo que vuestra oración sea el
riego fecundo.
Amaos y vivid en paz en vuestro hogar, porque Yo he
contemplado que de cinco que forman una familia, dos están contra tres y tres
contra dos.
Cuando os veáis separados de los seres que fueron carne de
vuestra carne y después se encuentran en espíritu, no les olvidéis, comunicaos
con ellos por medio de vuestra oración y ayudadles a trabajar y a elevar su
espíritu. Pensad cuan corta es vuestra vida en la Tierra, por lo tanto, aprovechad
vuestras facultades y potencias haciendo grandes obras que os rediman y salven.
Yo os doy el pan del espíritu, vosotros buscad el pan
material, mas así como buscáis afanosamente vuestra tranquilidad y bienestar
corporal, buscad el progreso espiritual. Vuestra cruz no es pesada, si Yo os
enseñé a subir la cuesta del Calvario llevando la cruz de trabajos,
sufrimientos y pecados de toda la humanidad, ¿por qué no podréis escalar
vosotros, a quienes he encargado de una reducida porción? Mas si flaqueareis
bajo su peso me tenéis como Cirineo, y Yo no os dejaré caer.
Ese dolor del que tanto huís, es fuente inagotable de
purificación y renovación para el espíritu; vosotros mismos habéis experimentado muchas veces, que después de una prueba os sentís
aliviados, limpios y en paz con vuestra conciencia.
Esta palabra levantará al espíritu de los moradores de esas
naciones que hoy se encuentran cansados de sufrir, mas os digo que pronto, muy
pronto, me encontrarán con los brazos abiertos como estuve en la cruz,
esperándolos para estrecharlos amorosamente y llevarlos a mi mansión de paz.
¡Mi paz sea con vosotros!
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