Habéis llevado vuestra cruz a cuestas, las vicisitudes de la vida han sido como
un fardo sobre vuestro espíritu, pero la cruz espiritual que hay en vuestro
destino, aún no la habéis tomado para seguirme.
Es llegada la hora en la cual los hombres se levantarán comenzar a vivir su
pasión espiritual y a abrazar su cruz.
Aquella frase que os enseñé sellándola con mi sangre en el Calvario de: Amaos
los unos a los otros", florecerá por fin en el corazón de la humanidad.
Mi amor por vosotros no podía permitir que os perdiéseis y por eso en Jesús os
dí una palabra con esencia de eternidad que en cualquier tiempo os diese su
ayuda para que alcancéis la salvación. El Verbo Divino se hizo hombre por
salvaros, ¿ acaso sabéis si vuestro espíritu encarnó en este tiempo para salvar
a sus hermanos?
Jesús fue el Verbo de Dios en esta Tierra; todo en El hablaba, no sólo su
palabra, también sus obras, sus miradas, sus pensamientos. Os dice el Maestro
estas enseñanzas porque vosotros podéis imitar aquellos ejemplos, dones no os
faltan, basta que améis y que vuestro corazón se llene de buena voluntad para
que esas facultades dormidos en vuestro ser, despierten y se manifiesten.
Tomad vuestra cruz y seguidme con humildad, confiad en que mientras vosotros os
ocupéis en impartir un consuelo, en dar paz a un corazón o luz a un espíritu,
Yo estaré pendiente de cuanto se relacione con vuestra vida material y nada
descuidaré.
Creed que cuando estoy hablando a vuestro espíritu también estoy dirigiendo mi
mirada a vuestro corazón para descubrir en él sus cuitas, sus necesidades, sus
anhelos.
La nueva aurora está iluminando a los hombres, su luz encenderá la fe en el
corazón de la humanidad.
Discípulos bien amados: no os familiaricéis con mi palabra, para que cada vez
que la escuchéis, vuestro corazón sienta que esta divina semilla ha caído en lo
más profundo de sus sentimientos.
Espíritus que buscáis la luz, venid a Mí y oíd esta palabra. Corazones tristes,
dejad que mi voz os devuelva la esperanza Materias encorvadas por la fatigosa
jornada, buscad en Mí la fortaleza y volved a erguiros.
Oh espíritus que me oís, no dejéis que las vicisitudes de la vida terrestre
impriman en vosotros su huella y menos que os agobien. Buscad la luz que
encierra cada prueba y que ella os sirva para fortalecemos y templaros.
Cuando el espíritu no logra sobreponerse a la materia, ésta lo doblega y lo
domina, de ahí que los espíritus se debiliten y crean que mueren junto con la
carne.
Espíritus es lo que busco ahora, como en aquel tiempo busqué corazones para que
se amasen los unos a les otros.
Hoy vengo a enseñaros un amor que está más allá de lo humano, un amor que
enlazará a todos los mundos.
Mi palabra os revela que vuestro destino no se concreta a la vida en la Tierra,
sino que tendréis que continuar vuestra misión en lo espiritual.
Estoy formando un pueblo que se levantará como un ejército, llevando al frente
como antorchas que iluminen el camino, los ciento cuarenta y cuatro mil
marcados por mi luz.
Soldados de la paz formarán ese pueblo, profetas y videntes anunciarán lo
venidero; doctores sin ciencia humana sanarán a los enfermos con el bálsamo de
la caridad y del amor; consejeros, inspirados por mi luz, hablarán de
enseñanzas divinas, y su paso por el mundo será de restauración, de
regeneración y de espiritualidad.
Este pueblo no lo formarán únicamente hombres, también lo integrarán Ias grandes
legiones de espíritus de luz, cuyas armas invisibles prestarán ayuda a los que
luchan en la Tierra.
¿Queréis formar parte de este pueblo? Oíd mi voz, orad, sobreponeos las
flaquezas de la materia y comenzad a practicar mis máximas entre vuestros
hermanos.
¿Cómo han de impartir, fuerzas los que cansados se sientan? ¿ Cómo podrán los
enfermos sanar a sus hermanos que han perdido la salud? Fortaleceos y
alimentaos en Mí para que con alegría llevéis vuestra cruz.
Pueblo amado: extiendo mi manto de amor sobre todos los corazones.
Estoy irradiando mi luz desde el infinito y preparándoos para que mañana
lleguéis a comprender mi palabra, porque vuestra fe no es aún verdadera;
cuántas veces os habéis preguntado a vosotros mismos si será verdad la
irradiación de Jesús en este mundo y en este tiempo; despertáis en vuestro
interior a una lucha en la cual mientras el espíritu os dice que si es
verdadera mi comunicación, el reacio cuerpo, con su corazón y su cerebro tan
pequeño, duda, vacila y muchas veces niega mi presencia bajo esta forma.
No temáis porque lo mismo os bendigo si creéis y si me amáis, que si dudáis de
Mí y os alejáis del camino. No tengo preferencias ni hago distinciones con
nadie, solo vengo a dar la luz a la humanidad para que la verdad sea en todos.
Este mensaje, que al abrirse el Tercer Tiempo os he enviado, os dará claridad y
certeza sobre lo que encierra mi amor divino y lo que podéis esperar de mi
justicia perfecta.
Soy el sembrador de luz y conozco perfectamente el tiempo más propicio para
sembrar y cosechar. Hasta después de que los vientos hayan sacudido los árboles
y secado la tierra, es cuando llega la hora de sembrar y éste es precisamente
el tiempo en el cual los vientos están azotando al mundo y desnudando a los
árboles. Tiempo de dolor es éste en el que comenzáis a beber vuestro cáliz de
amargura la lucha de la materia y del espíritu se aproxima, la batalla del bien
en contra del mal, de la luz en contra de la tiniebla, de la verdad en contra
de la mentira.
Escrito está ha mucho tiempo que, cuando la humanidad se encontrase en su mayor
altura de perversidad, cuando el mundo se encontrase perdido en el pecado,
vuestro Dios llegaría a daros su luz..
Mientras en este tiempo los hombres triunfan matando, Yo venceré dándoles la
vida. Mi divina tarea es salvar a los espíritus, vosotros aún no habéis llegado
a comprender lo que quiere decir "Salvador del Mundo".
La vida palpita en vuestro corazón, sin que me sintáis en ella y sin embargo
aún es extrañáis de que mi Espíritu irradie luz sobre vuestro entendimiento.
¿Qué de extraño tiene para vosotros que el Salvador venga en busca de los
espíritus extraviados? ¿Acaso os habéis sorprendido cuando un pastor anda en
busca de la oveja que se le ha perdido?
Antes de que hubieseis sido creados, Yo sabía que me que vendría a salvaros por
medio del amor, sabía que mi amor divino habría de encarnar en Jesús a quien le
darían los hombres por trono una cruz.
Fui en Jesús para enseñaros la fuerza del amor, que no tiene límites, el cual
derramé a cada instante en palabras, en bálsamo, en sangre, en perdón; el amor
que levantó Lázaro y perdonó Magdalena. Aun así, pensáis que es imposible que
haya vuelto al mundo, porque en él me disteis muerte y retorné al seno del
Padre, sin entender que ya no debéis sentirme e imaginarme en cuanto hombre y
si sólo en cuanto amor.
Cierto es que el Amor Divino habló en aquel tiempo a través de unos labios completamente
puros como fueron los de Jesús, y que ahora se manifiesta a través de labios
pecadores como son los de estos hombres por quienes os estoy enviando mi
palabra para transmitimos mi enseñanza. También debo deciros que la esencia es
la misma en los dos casos, y que mi amor se manifiesta en una forma más
perfecta en este tiempo al tomaros como mis propios intérpretes, dándoos con
ello una prueba de que vuestras manchas no pueden hacer que os desprecie.
Mientras algunos exclaman que estos hombres por quienes me comunico son unos
profanos, Yo os digo: son alondras que anuncian con su canto la llegada de un
nuevo día.
Muchas han sido las lecciones en las que os he explicado mi irradiación
espiritual sobre los hombres y aún persiste vuestra duda. Quisiérais que os
diera pruebas materiales, como aquellas que os mostré en el Segundo Tiempo, las
que me pidieran los hombres de poca fe para poder creer.
Si el sol irradía Iuz de vida sobre toda la Naturaleza, sobre todas las criaturas,
y si las estrellas irradian también luz sobre la Tierra, ¿Por qué el Espíritu
Divino no había de irradiar luz sobre el espíritu del hombre?
Vengo a deciros ahora: Humanidad, deteneos, dejad que la luz de la justicia que
procede del amor, se extienda por el mundo, dejad que mi verdad os persuada de
que sin amor verdadero no alcanzaréis la salvación.
Sabéis a qué he venido nuevamente, acogeos entonces a mi Doctrina, que viene a
recordaros el camino. Hasta que el mundo haya alcanzado su verdadera
espiritualidad, dejaré de estar acercándome a los hombres, empleando todos los
medios materiales y humanos para comunicarme con ellos. Espero vuestra
inspiración y elevación, así como vuestra llegada a la eternidad.
Podéis alcanzar la elevación desde aquí, en este mundo que tan hostil os parece
y que en realidad es campo propicio y fecundo para el que sepa hacer uso de la
virtud y del amor.
Hay muchos espíritus que sufren, muchas madres que lloran y muchos corazones
afligidos. El mundo se llena de sangre, de enfermedad y de luto. Ayudad a la
humanidad, elevad vuestros sentimientos, multiplicaos en caridad. Tended
vuestra mano para ayudar a vuestros semejantes como si fueran vuestros hijos,
escuchadlos como si fueran vuestros hermanos, entonces estaréis entregando amor
al mundo, y en el fondo de vuestro corazón llegaréis a sentir el reflejo de
amor de vuestro Padre como una caricia que viene sobre vosotros para alentaros
a proseguir en la lucha.
Paso a paso, instante por instante, se va acercando el tiempo destinado para
que Yo venga a morar en mi santuario, el que hasta ahora ha permanecido cerrado
en el corazón del hombre.
Quien piense que para acercarse a Mí deberá dedicar su vida tan sólo a dar, sin
esperar recibir, a sacrificarse sin ninguna compensación inmediata, está en un
error; por que siendo como sois imperfectos y pecadores, el que os busque para
pediros será quien venga a favoreceros, porque al utilizaros os da la
oportunidad de que os acerquéis a vuestro Padre por el sendero de la caridad.
Id pues, discípulos por el camino del mundo, para que digáis a vuestros
hermanos que en este tiempo, si acaso están en espera de mi llegada. no me
verán en cuanto hombre; si están esperando
en la Tierra la venida del Maestro para presentarle a los ciegos, a los
paralíticos, a los incurables y a los poseidos como en aquel Segundo Tiempo, no
me verán llegar humanizado, porque mi presencia entre los hombres es
completamente espiritual, pero que sí pueden presentarme a sus enfermos,
contarme sus cuitas y amarguras, porque me encuentro cercano y presente entre
todos mis hijos.
Esta luz, esta palabra, por medio de la cual os he estado enseñando mi Doctrina
en este tiempo, os mostrará la forma espiritual y simple con la que podais
sanaros unos a otros, consolaras y ayudaros en la caminata de la vida, será
entonces cuando los enfermos alcancen su curación por el amor de los unos a los
otros.
Sí, humanidad, habéis encendido el fuego ese las pasiones, y después habéis
clamado al Cielo para, pedirle que no os castigue, sin comprender por vuestra
ceguera, que el Padre no castiga; sois vosotros los que no habéis sabido
encontrar el camino para llegar a apagar el fuego de vuestros odios y de vuestras
guerras. con el agua transparente de la regeneración y de la virtud, porque no
habéis llevado en vosotros esa virtud, y tenéis que empezar por apagar el fuego
con vuestras lágrimas y aun con sangre.
Yo soy el que quisiera evitaras que lloraseis, que no sintierais dolor. Soy el
que quiere que os elevéis y triunfeis sobre vosotros mismos.
Haced de la humildad una de vuestras mejores aliadas para alcanzar la
elevación, porque las puertas del Cielo, que es el reino de la conciencia, se
encuentran completamente cerradas para el soberbio. Nunca ha pasado por ellas,
ni logrará pasar el soberbio, pero cuando éste se torne humilde, Yo seré el
primero en ensalzarle y será mi caridad la que le abra la puerta de la
eternidad.
Hablándoos así a través de entendimientos incapaces de inspirarse por sí
mismos, es doy la mejor prueba de, mi presencia y de la verdad de mi
irradiación. ¿Por qué entonces me pedís pruebas con intención impura? Ved que
acabo de deciros que sólo los humildes penetrarán en mi Reino. Sed humildes y
podréis comprender el amor y la caridad que hay en mi palabra.
No me exijáis, porque entonces os preguntaré con qué autoridad lo hacéis, cuando Yo os he visto negar la caridad a quien os la ha pedido.
Dejad que mi palabra florezca en vuestro corazón, aún no sabéis cuántos tendréis que convertiríos en mis sembradores; haced a un lado el temor que sintáis ante los juicios de la humanidad, porque los que sintieran ese temor no me servirán para sembrar esta simiente en el corazón de sus hermanos. El temor es tan solo una debilidad de la materia, en cambio la confianza y la fe son atributos del espíritu.
Pensad que habéis sido muy fríos ante el amor de Cristo, vuestro Maestro y Señor, y Yo os pregunto: ¿Cuál ha sido la cusa de esa frialdad?
Os dije en el Segundo Tiempo: las zorras tienen cuevas, las aves sus nidos y el Hijo de Dios no tiene donde reclinar su cabeza, y ahora que estoy llamando a las puertas de vuestro corazón no queréis abrirme, pero Yo haré de todos vosotros mis discípulos, porque mi amor jamás será vencido.
Este planeta que fue preparado por el Padre como una imagen de la vida espiritual, para que enmedio de sus maravillas los seres humanos viviesen honrando y glorificando a su Creador, fue más tarde convertido por los hombres en valle de lágrimas y de sangre. Desde entonces quedó este mundo como valle de expiación para aquellos seres que tuviesen que pasar por un crisol de pruebas y de purificación. Sin embargo ¡Cuántos hombres ven aun en esta Tierra la gloria, la eternidad!
Aquí la vanidad humana ha levantado sus palacios y sus tronos; aquí el hombre se ha coronado rey y en su ceguera creyéndose dios, se ha hecho adorar. Yo no he contrariado sus deseos ni le he privado nunca del don del libre albedrío he querido que por sí mismo descubra la luz de la verdad y conozca la esencia de la vida.
Mi poder jamás ha creado un mundo, morada o sitio de expiación para castigo de los hijos que pecan; si la Tierra es un crisol de dolor y amargura, ésto ha sido obra de los hombres.
Vuelvo a deciros que en un principio, guardaba este mundo con su paz, sus maravillas y sus revelaciones, una semejanza con el Reino espiritual.
¿Sabéis qué os he querido decir al hablaros de la restitución? Devolver su pureza al espíritu y a este mundo, para que sea para mis hijos lo que Yo os destiné desde la eternidad: un mundo de fraternidad entre los hombres en el que se practicase un culto de armonía con todo lo creado y un culto espiritual ante su señor.
¿Qué si soy vuestro Juez? Si, humanidad, mi juicio es con vosotros inexorable y severo, pero nacido del amor de quien es el autor de la vida. Podría Yo haber destruido a todos los que hubiesen profanado, pecado o desobedecido mis leyes, mas ¿Qué mérito tendría el venceros con la muerte? ¿Por ventura no tienen fuerza la verdad y el amor?
No quiero muertos, ni quiero oír eternamente lamentaciones de los que lloran una expiación.
Os quiero perfectos para que gocéis con vuestro Padre la vida verdadera.
En los presentes recibo a los ausentes; mañana, cuando haya levantado esta palabra, será llevada por labios de mis testigos, a los que no la escucharon. Amaos, discípulos: sea vuestro corazón como arca salvadera para vuestros hermanos
La buena nueva de este tiempo llegará a todo corazón y a todo rincón de la Tierra. El mensaje que os di a través de Jesús en el Segundo Tiempo, ya ha sido del conocimiento de la humanidad. Sobre aquella bendita simiente vendrá el riego fecundante del Espiritualismo a iluminar y a esclarecer el mensaje de los tiempos pasados.
No busquéis tan sólo a los que viven felices, a los que poco saben del pecado o del dolor; llegad hasta el leproso ante el homicida, ante el blasfemo y ante aquel que en su vicio ha llegado a la confusión. No os detengais ante la miseria que exteriormente muestre aquel ser, pensad al instante que en aquel hombre habita un espíritu, que en aquel ser, habita un hijo del Señor, un hermano vuestro por lazos eternos y divinos. Tened siempre viva mi palabra para que no dejeis pasar junto a vosotros el dolor sin que lo sintáis y lo mitiguéis.
Al que sienta el dolor de su semejante, al que viva las ruebas de su hermano le será concedido que con su oración y sus palabras, le sea levantada la purificación que pesa en aquellos por quienes interceda o sufra.
Si llaman a vuestras puertas los necesitados que no os encuentren impreparados, porque entonces vuestro espíritu no podrá dar testimonio de quien le envió a la Tierra a cumplir tan delicada misión.
Una nueva humanidad tiene que forjar vuestro espíritu, para ello tiene que luchar contra el mal que envuelve al mundo. Velad por la niñez, fortaleced en el bien a la juventud, porque las nuevas generaciones serán que continúen vuestras nobles obras.
¿Creáis que mi mirada no descubre los abismos en que caen los que comienzan a vivir y los peligros que acechan a quienes no tienen armas para defenderse?
Pueblo, no os familiaricéis más con la perversidad, combatidla sin hacer alarde de pureza, tampoco os escandaliceis ante las faltas de vuestros hermanos. Sed discretos, atinados y oportunos en el hablar y en vuestras obras, y el mundo os oirá y prestará atención a vuestras enseñanzas. ¿Será menester que os diga otra vez, que antes de que entreguéis esta Doctrina, tenéis que vivirla?
Analizad mi palabra, discípulos, para que encontréis en ella la esencia. N estoy convirtiendo en los primeros depositarios de esta revelación, la que mañana daréis a conocer al mundo.
En apariencia, esta revelación no encierra grandeza alguna, mas ya veréis en el futuro la trascendencia que tendrá entre la humanidad.
Entre este pueblo, hay discípulos de toda índole; unos vislumbran la magnitud de esta Obra y presienten la conmoción que su aparición provocará en el mundo, otros se conforman con creer que este es un buen camino, y hay también quienes no logran descubrir la grandeza de esta Doctrina y dudan de su triunfo y de su establecimiento en el corazón de los hombres. Yo os digo que es una joya la que os he confiado, cuyos divinos destellos no habéis querido ver porque no habéis analizado mi enseñanza.
Os he dicho que en donde brilla más la luz, es en las tinieblas, y así veréis en este tiempo de materialismo y de pecado, brillar en toda su intensidad la verdad que os he traído.
No olvidéis que ya en aquel tiempo se dudó de la palabra de Cristo, porque los hombres se detuvieron a juzgar su origen y el atavio de Jesús, y que, al encontrar que era hijo de un carpintero nazareno y de una mujer humilde, que más tarde se habría de levantar en unión de un grupo de pobres pescadores galileos a predicar una Doctrina que les parecía extraña, no podían creer que aquel caminante que iba de aldea en aldea mostrando la humildad de sus vestiduras, fuera el Rey que había prometido el Señor al pueblo de Israel.
Os hago estas aclaraciones, porque los hombres son dados a buscar el brillo exterior que deslumbra los sentidos, para creer en la grandeza de lo que sólo debe mirarse y sentirse con el espíritu.
Tuve que verter mi sangre, entregar mi vida y resucitar para que los hombres abriesen los ojos, ¿Qué cáliz queréis que beba ahora mi Espíritu para que me creáis? Humanidad: ¿Qué no haría Yo por veros a salvo?
Aún me quedan algunos instantes para hablaros, sé que los que ahora aún no se han dado cuenta de mi manifestación más tarde llegarán a la comprensión, para abrazar con fe inquebrantable su misión.
Vengo revestido de paciencia; soy Maestro para el que viene buscando mi enseñanza; soy doctor para el que sólo busca la salud en Mí; soy indulgente juez para aquél que después de haber pecado mucho viene humilde ante mi Presencia, con la cerviz doblegado a solicitar mi perdón. Mañana, cuando hayan visto su deseo satisfecho, éstos mismos me buscararán como Maestro, mas será para que Yo hable por sus labios para enseñar al ignorante, vendrán ante el Divino Doctor, pero será para solicitar bálsamo y consuelo para los sufrimientos de sus semejantes y también se presentarán ante mi justicia para interceder por el que les haya ofendido.
Yo os he dicho que para llegar a convertiros en maestros, es menester que antes seáis párvulos y discípulos.
Velad y orad, para que no caigáis en tentación.
¡Toma de mi amor y mi bendición en Mi nombre que Soy el Padre, el Hijo el Espíritu Santo, la paz de mi Divinidad nunca se aparte de Vosotros!
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