sábado, 7 de agosto de 2010

Enseñanza Divina No. 194

Mi amor es con vosotros. Acercaos a esta fuente, caminantes de la vida; venid y bebed, oh corazones angustiados, manos que os extendéis menesterosas hacia Mí, llevad mi caridad, descansad todos aquí, bajo la sombra del árbol de la vida.

No todos venís llorando, también entre las multitudes están aquellos que vienen agradecidos por los últimos beneficios recibidos y en su corazón me dicen: Gracias, Padre, vuestra caridad es infinita con nosotros.

Es el Espíritu eterno del amor el que está entre vosotros, Aquél que en otro tiempo se hiciera hombre para habitar con la humanidad, salvándola del vicio, del pecado y las tinieblas.

Soy el mismo; los tiempos no pasan sobre Mí, son ellos los que están bajo mi voluntad. Es por eso que vengo a recordaros vuestro pasado y a anunciaros lo que seréis en el mañana.

Vengo a recordaros aquellas palabras que en el Segundo Tiempo escribí en el corazón de la humanidad y las huellas sangrientas del calvario con que señalé mi paso por el mundo.

En mi palabra existe la miel que puede endulzar vuestra existencia y apartar para siempre la amargura, que ha sido en todos los tiempos el triste sabor de vuestra vida.

Si antes no comprendíais para qué os entregué la tierra, ahora llegaréis al conocimiento de vuestro destino y de vuestra misión, para que no volváis a errar.

Salid de vuestro estacionamiento; la misión de todos los espíritus es evolucionar, transformarse y renovarse constantemente hasta alcanzar la perfección.                                         

He venido a anunciaros una nueva era, un nuevo tiempo en el que saldréis de vuestro letargo espiritual y ascenderéis un paso más en el sendero que conduce a la cima del Monte. Mas no sólo mi palabra os anuncia el nuevo tiempo y os habla de evolución y de perfeccionamiento; también la naturaleza que os rodea lo demuestra a través de su lenguaje que no queréis oír ni entender. También ella se prepara a dar un paso hacia la perfección, porque a medida que los tiempos pasen, su seno irá siendo albergue de seres más evolucionados y perfectos; por lo tanto esa morada tiene que estar en armonía con quienes vengan a habitarla.

¿No habéis notado ninguna señal en los elementos, en las estaciones, en el firmamento, en la tierra o en los mares? ¿Estáis ciegos y no contempláis esos signos de que os hablo, o sordos para no escuchar sus voces? Sabed y anunciadlo a la humanidad, como lo hacían los profetas de los tiempos antiguos, que pronto habrá de estremecerse vuestro planeta en todos los órdenes, como un árbol cuando lo sacude el huracán; así será estremecida la tierra y quedarán en las ramas del árbol sólo las hojas que tienen vida, porque las secas serán desprendidas y arrastradas por el torbellino.

Aquellos días serán de prueba para todos los hombres y sólo en la oración y en el bien encontrarán refugio y paz.

¡Cuán hermoso sería que surgiese un pueblo en la tierra, que fuese como puerto salvador, que fuese como un faro en las tinieblas y paz en medio de la confusión! ¿No os agradaría a vosotros ser ese pueblo? La palabra que estáis recibiendo encierra y enseña todo lo que necesitáis para poder ser un baluarte de la humanidad en los instantes de la prueba.

Mi presencia entre vosotros y la comunicación de mi palabra no han sido sólo por el acaso; todo ello encierra un significado y ese es el de que habéis sido llamados para oír la voz que viene a abrir el nuevo tiempo, para que os levantéis llenos de amor y de fe a extender el mensaje recibido.

Cuando esta doctrina surja en toda su pureza y verdad en el mundo, los hombres acudirán a ella como va el peregrino sediento y cansado en pos del oasis a través del desierto.

No podéis decir aún que esta enseñanza se haya hecho sentir en la tierra, porque os habéis concretado a recibir mis divinos mensajes.

Para que este pueblo se levante llevando la semilla espiritual con toda la luz y la esencia con que Yo os la he confiado, antes pasará por muchas confusiones, cometerá errores, contradicciones y profanaciones.

La práctica buena, el culto verdadero y el buen cumpliendo vendrán, cuando los discípulos del Tercer Tiempo den a mi palabra la justa interpretación y con sus obras den testimonio de mis enseñanzas.

La espiritualidad no se ha definido aún entre este pueblo, porque no ha logrado deshacerse de viejas tradiciones y costumbres, y al mezclar a mi doctrina espiritual sus prácticas y cultos externos, va impidiendo con ello que los hombres contemplen la verdad de esta obra.

En mi arcano reservo grandes prodigios y obras para desbordarlos en el mundo a través de este pueblo, cuando se encuentre preparado.

Estoy en espera de la espiritualidad de estas multitudes, a quienes he doctrinario e inspirado el tiempo suficiente para su preparación hasta ahora no contemplo el fruto que espero. ¿Dónde está vuestra armonía y fraternidad? ¿Dónde la obediencia, la humildad y la caridad, ajena a todo interés mezquino?

¡Cuán lejos está este pueblo de poder enseñar la espiritualidad al mundo y cuán lejos de ser el testigo digno de mi palabra!

Os he dicho que en la humanidad existe una sed y un hambre del espíritu, que sólo una doctrina pura y clara como ésta podrá mitigar su angustia y salvarle; pero si esta palabra y esta obra no son expuestas en toda su pureza, ¿Qué obra salvadora podrán realizar quienes la enseñen? Por todo esto, una vez que concluya mi comunicación, concederé a este pueblo un tiempo para qué medite, ore, se espiritualice y prepare. Así, cuando se levante convertido en emisario de mi palabra, será un discípulo consciente de la misión que va a cumplir y su testimonio será verdadero.

Todo el mensaje que este pueblo llevará al mundo, será de consuelo; en él encontrarán los hombres el secreto que encierra cada espíritu, con su caudal de atributos y dones desconocidos hasta ahora. En él encontrará la humanidad la revelación que le enseñará la comunicación de espíritu a Espíritu.

Los buenos sembradores del espiritualismo jamás se distinguirán por algo exterior o material. Ni hábitos, ni insignias, ni ninguna forma especial de hablar habrá en ellos. Todo será en sus actos sencillez y humildad; sin embargo sí por algo se distinguen será por su caridad y su espiritualidad.

Los verdaderos predicadores del espiritualismo, no serán notables por lo florido de su lenguaje, sino por la sabiduría y sencillez de su palabra, pero sobre todo por la verdad de sus obras y bondad de su vida.

Recordad que Yo en la tierra no necesité del bello lenguaje exterior para cautivar el corazón de las multitudes, sino que supe llegar a ellas con el amor, con la verdad, con el bálsamo y la sabiduría. Ese es el ejemplo que quiero que toméis en cuenta e imitéis.

Tampoco quiero que encerréis vuestro culto en recintos materiales, porque aprisionaréis vuestro espíritu y no lo dejaréis abrir sus alas, para conquistar la eternidad.

El altar que os dejo para que celebréis en él el culto que Yo espero, es la vida, sin limitación alguna, más allá de todas las religiones, de todas las iglesias y las sectas, porque existe en lo espiritual, en lo eterno, en lo divino.

Discípulos: A pesar de que muchos de vosotros habéis llegado a la ancianidad con el corazón lleno de experiencias, al escuchar en este tiempo mi palabra y recibir mis nuevas revelaciones, tuvisteis que confesar que ante mi sabiduría sólo erais párvulos.

Os ha tocado estar en la tierra y escucharme bajo esta forma al iniciarse el Tercer Tiempo, para que pudieseis ser los fieles testigos del Espíritu de Verdad, los que estéis capacitados para explicar al mundo mi doctrina.

Este tiempo, llamado por Mí el de la luz espiritual, será de grandes confusiones en su principio. Del hombre surgirán grandes interrogaciones, profundas dudas, incertidumbres y luchas del espíritu. Todo ello será una señal para que el hombre despierte a la vida espiritual.

Yo quiero que para entonces, estén despiertos y preparados todos mis discípulos, porque va a ser necesario que de sus labios brote la palabra que venga a disipar todas las tinieblas o que sosiegue la tempestad. Veréis entonces con cuánta rapidez se va a extender la doctrina espiritualista, porque será sentida en todo corazón y calmará el dolor como el agua calma la sed del sediento.

La vida entonces cambiará. Las religiones, la moral, la ciencia, la filosofía, todos los conceptos sufrirán grande transformación y los hombres, conociendo por fin el verdadero sentido de la vida, tratarán de acercarse al cumplimiento de mis leyes de amor, de justicia y caridad.                    

Llegará a comprender el hombre que su reino tampoco es de este mundo, que su cuerpo o envoltura humana es tan sólo el instrumento a través de cuyos sentidos se asoma su espíritu a este mundo de pruebas y restitución. Concluirá por saber que esta vida es tan sólo una magnífica lección ilustrada con maravillosas formas e imágenes, para que puedan llegar a entender mejor los discípulos, o sea toda la humanidad, las lecciones que la vida les da, con las cuales, si las saben valorizar, alcanzarán la evolución de su espíritu y comprenderán la finalidad de la lucha que los va forjando, el dolor que los pulimenta, el trabajo que ennoblece, el saber que ilumina y el amor que eleva.

Si esta existencia fuera la única, en verdad os digo que ha mucho tiempo que habría apartado de ella el dolor pues sería injusto que sólo hubieseis venido a este mundo a beber el cáliz de amargura; mas los que hoy están sufriendo y llorando, es porque ayer se deleitaron con exceso; pero ese dolor les purificará y les hará dignos de elevarse a gozar en forma más pura en las moradas del Señor.

En aquel tiempo vine a doctrinar a la humanidad para que aprendiese a vivir con pureza y amor en el mundo. Hoy vengo a doctrinaros para que aprendáis a vivir en la espiritualidad, para que os vayáis preparando para morar mañana en el valle espiritual entre seres de luz.

Humanidad: Sólo a la materia le corresponde desintegrarse después de que haya cumplido su misión cerca del espíritu al que le sirviera de instrumento o envoltura; pero el espíritu que estuvo en aquel ser, la luz de su inteligencia, la razón, la voluntad, los sentimientos, todo eso no muere jamás, no puede morir, porque forma parte del espíritu inmortal que animó la vida de aquel ser en la Tierra.

Amados hijos, que vais ganando espíritus en las sendas de las diversas religiones, Yo os digo que debéis enseñar a los hombres a pensar, que les hagáis meditar, que les ayudéis a analizar. El rito, la forma, la tradición, lo externo, ya no puede satisfacer al espíritu de la edad presente; es menester darle luz, esencia, verdad, para que se sienta seguro en su camino, para que en las horas de prueba no crea que va solo.

Veo distintos hombres que creyendo en Mí, es tan débil su fe y tan confuso su conocimiento, que semejan en la vida a esas naves que van navegando sin brújula, caminantes sin estrella que les señale el rumbo, o como ovejas sin pastor.

Os doy estas lecciones a través de algunos de vuestros hermanos, a los cuales he tomado de entre las multitudes, para servirme de su entendimiento para transmitiros este mensaje.

07-194.41 Hoy empieza a formarse un pueblo alrededor de esta palabra. En los rincones de las ciudades, en la oscuridad de la pobreza y en el silencio de la vida humilde, abren sus puertas los recintos en donde hago oír mi doctrina de Padre, de Juez y de Maestro.

Mañana quedará rota la indiferencia   con la que muchos han visto este mensaje, la indiferencia con la que muchos han escuchado el rumor de mi nueva presencia entre los hombres; y el desprecio de otros hacia esta obra se tomará después en interés, haciendo que los hombres se levanten en busca de testimonios, de noticias y de pruebas que les ayuden a afirmar su fe.

Yo haré que esos corazones encuentren las huellas de mi paso en este tiempo y cuando estén frente a Mí, les diré: Bienvenidos seáis, pueblo amado, concentraos en vosotros mismos y oíd mí palabra.

Amor es lo que en todos los tiempos os he manifestado y ahora, comunicado por el entendimiento de mis escogidos, no podía manifestarme en otra forma.

Esta enseñanza de ahora os pone en camino de comprender la doctrina que a través de Jesús os di en el Segundo Tiempo, para que su esencia la guardéis celosamente en vuestro corazón y de él brote cuando sea menester.

Esta palabra será sentida en todo el universo, porque todo está preparado para mi comunicación espiritual con todos los hombres, de lo cual ellos darán testimonio.

Vuestro espíritu me ha buscado siempre y Yo nunca lo he dejado solo; doquier que habéis caminado, ahí he sido con vosotros, mi amor ha velado por vuestros pasos.

En todas las eras os he buscado y he contemplado que vuestro espíritu ha sabido reconocerme. Ahora toca al espíritu saberse imponer a las debilidades de la materia, para hacerle comprender cuál es el camino y cuál es su misión en este tiempo de gracia.

Os he llamado, os he doctrinario y seréis los propagadores de mi enseñanza, de esta palabra que pronto dejaréis de escuchar. Está próximo el instante en que Jesús cese de transmitir su Verbo por medio del cerebro humano, pero quedará preparado vuestro entendimiento para analizar mí palabra y vuestro espíritu para recibir mi inspiración.

Estoy hablando a vuestro espíritu, a ese átomo que nació del mío y que por haber brotado de Mí, me pertenece. Así como os dije en aquel tiempo: "Mi reino no es de este mundo", a vosotros os digo: Vuestro reino tampoco está en la tierra; está más allá de todo lo que muere, de todo lo que cambia y más allá de vuestra mente.

Este es el tiempo en que todo espíritu debe velar y despertar a la vida verdadera. Con esto no quiero daros a entender que desconozcáis lo que os he dado en este mundo, porque mientras moréis en él, tendréis que obedecer sus leyes. Sólo os pido me dediquéis un instante del día para hacer una obra buena con vuestra hermana la humanidad.

Mi bendición sea con vosotros, que en vosotros bendigo a todos mis hijos.

Dejad que repose vuestro espíritu en este día de reunión de todas las congregaciones. Como en aquel tiempo en que elegí a mis discípulos, pero que también daba mi palabra a todo aquél que quisiera escucharla, así en este tiempo vengo a elegir a los que ahora van a seguirme; mas dejo que mi palabra sea escuchada por las grandes multitudes. El camino es para todos, mi pan también, mas no todos podrán venir al mismo tiempo; unos lo harán antes y otros después, mas nunca volváis vuestra vista hacia atrás.

Los que han formado en su corazón un santuario, son los que van siguiendo paso a paso a su Maestro.

La semilla que hoy vengo a daros y a enseñaros a cultivar, viene de la mansión de vuestro Padre, ella encontrará tierra propicia en el corazón de la humanidad. Antes, mi justicia cual si fuese una hoz, viene cortando la cizaña que ha cubierto los campos para que la simiente pueda germinar. Las tierras volverán a ser propicias, en ellas encontraréis mis huellas, que ni el mundo, ni los hombres, ni los pecados, ni las pasiones han podido borrar. Mis huellas perduran en el transcurso de los siglos y se mantendrán frescas en la eternidad.

De su profundo letargo despertarán los hombres, los cuales mirando hacia su interior encontrarán su yo espiritual y escuchando la voz de su conciencia, descubrirán mi huella divina por la cual vendrán presurosos hacia Mí. Tendréis que esparcir mi semilla por el mundo y cuando lleguéis a mí a entregar vuestra cuenta, llegad ante vuestro Padre aunque sea con un grano, pero que éste sea bueno. Si nada traéis, Yo os recibiré porque soy Amor y caridad, pero pensad que la siembra que dejéis comenzada, mas tarde la tendréis que venir a buscar para terminar vuestra labor. ¿Sabréis, acaso si la cizaña no habrá vuelto a cubrir las tierras y si las plagas habrán penetrado allí?

Con esto quiero deciros que cuando sintáis mi llamado, acudáis inmediatamente, para que podáis aprovechar el tiempo que os confío para el cumplimiento de vuestra misión. Meditad sobre todo esto y veréis que sois vosotros los que os labréis lo mismo un galardón de bienandanza y paz que con vuestra diestra podréis firmar vuestra sentencia.

A pesar de la justicia de mi palabra, es un Padre amoroso el que os habla. Mirad cómo mi manto se extiende para cubrir todos, sin mirar vuestras faltas.

Estudiad mi palabra, ella es luz que ilumina a vuestro espíritu para que escuche la voz de la conciencia y éste es un tiempo de gracia en que a todo hombre llega profundamente esta luz.

Soy Cristo que viene a entregarse en amor a vosotros, para que me presentéis el dolor de la humanidad, porque sois los que creéis en esta manifestación. Yo os digo: Quiero morar en vuestro corazón.

¡Cuánta sangre humana se ha derramado sobre la tierra en este tiempo! Ved a mis hijos, en su dolor inmenso, cómo me buscan e invocan bajo distintas formas, mientras un íntimo presentimiento les dice que ha llegado el tiempo en que mis enviados se acerquen a los pueblos y a los hombres a establecer la paz.

Cada religión espera ver realizado el milagro de mi retorno en el seno de su culto, dentro de su credo o bajo sus formas.

Y os digo a vosotros que creéis en mi venida, que sabéis comunicaros conmigo y que os encontráis a salvo, sois los indicados para llevar este mensaje de amor a vuestros hermanos.

Mirad que los hombres no encuentran la solución a sus conflictos, ni en sus leyes, ni en sus iglesias y se sienten envueltos en un ambiente de tinieblas.

El dolor tiene en sí la fuerza suficiente para detenerlos en su carrera y hacerlos que eleven su mirada hacia Mí, para escuchar mi voz, como fuisteis detenidos vosotros en vuestro camino, para que abrieseis los ojos del espíritu y me contemplaseis nuevamente. Mas ahora sois los encargados de dar a conocer mi palabra a todos los hombres, lo mismo al que se ha encumbrado por medio de su talento, como al que se encuentra escaso de evolución.

Sólo en el primer instante se sorprenderá el que escuche la buena nueva, porque luego recordará que desde antes de que el Maestro viniera en el Segundo Tiempo, su advenimiento fue anunciado por los profetas, así como mi venida en este tiempo; Yo mismo, a través de los labios de Jesús os la anuncié, dándoos a conocer las señales que aparecerían como prueba de mi llegada.

Como todo se ha consumado, los hombres quedarán convencidos. He aquí la luz del Espíritu Santo que es la que os ha iluminado en todos los tiempos, porque la luz divina fue, es y será siempre.

Nuevamente mi verdad combatirá la ignorancia de la que se derivan el fanatismo, la idolatría y el misticismo, porque el fanático es ciego, el idólatra es materialista y el místico es hipócrita.

Yo iluminaré las profundidades del abismo, para que de ahí surjan limpios e iluminados todos los espíritus.

Nunca se detendrá en la eternidad el desarrollo o evolución del espíritu, porque todos estáis sujetos a la ley de perfeccionamiento.

Si a veces llega el espíritu a estacionarse en su ruta, es por la influencia de la materia; entonces tiene que reponer el tiempo perdido apresurando el paso o a través de nuevas materias. Ved que si os juzgo, mi justicia es de amor, pero nunca la desafiéis. Amad siempre y penetraréis en paz en la vida eterna. Cuando la muerte llegue, no se turbe vuestro espíritu, porque ella será sólo para el cuerpo, quien penetrará en el sueño apacible de la tumba.

Id en paz a la morada espiritual, sabiendo que se ha cimentado entre los hombres la Era del Espíritu Santo, del Espíritu de Verdad.


¡MI PAZ SEA CON VOSOTROS!

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