Mi
amor es con vosotros. Acercaos a esta fuente, caminantes de la vida; venid y
bebed, oh corazones angustiados, manos que os extendéis menesterosas hacia Mí,
llevad mi caridad, descansad todos aquí, bajo la sombra del árbol de la vida.
No
todos venís llorando, también entre las multitudes están aquellos que vienen
agradecidos por los últimos beneficios recibidos y en su corazón me dicen:
Gracias, Padre, vuestra caridad es infinita con nosotros.
Es
el Espíritu eterno del amor el que está entre vosotros, Aquél que en otro
tiempo se hiciera hombre para habitar con la humanidad, salvándola del vicio,
del pecado y las tinieblas.
Soy
el mismo; los tiempos no pasan sobre Mí, son ellos los que están bajo mi
voluntad. Es por eso que vengo a recordaros vuestro pasado y a anunciaros lo
que seréis en el mañana.
Vengo a recordaros aquellas palabras que en el Segundo Tiempo escribí en el
corazón de la humanidad y las huellas sangrientas del calvario con que señalé
mi paso por el mundo.
En
mi palabra existe la miel que puede endulzar vuestra existencia y apartar para
siempre la amargura, que ha sido en todos los tiempos el triste sabor de
vuestra vida.
Si
antes no comprendíais para qué os entregué la tierra, ahora llegaréis al
conocimiento de vuestro destino y de vuestra misión, para que no volváis a
errar.
Salid de vuestro estacionamiento; la misión de todos los espíritus es
evolucionar, transformarse y renovarse constantemente hasta alcanzar la
perfección.
He
venido a anunciaros una nueva era, un nuevo tiempo en el que saldréis de
vuestro letargo espiritual y ascenderéis un paso más en el sendero que conduce
a la cima del Monte. Mas no sólo mi palabra os anuncia el nuevo tiempo y os
habla de evolución y de perfeccionamiento; también la naturaleza que os rodea
lo demuestra a través de su lenguaje que no queréis oír ni entender. También
ella se prepara a dar un paso hacia la perfección, porque a medida que los
tiempos pasen, su seno irá siendo albergue de seres más evolucionados y
perfectos; por lo tanto esa morada tiene que estar en armonía con quienes
vengan a habitarla.
¿No
habéis notado ninguna señal en los elementos, en las estaciones, en el
firmamento, en la tierra o en los mares? ¿Estáis ciegos y no contempláis esos
signos de que os hablo, o sordos para no escuchar sus voces? Sabed y anunciadlo
a la humanidad, como lo hacían los profetas de los tiempos antiguos, que pronto
habrá de estremecerse vuestro planeta en todos los órdenes, como un árbol
cuando lo sacude el huracán; así será estremecida la tierra y quedarán en las
ramas del árbol sólo las hojas que tienen vida, porque las secas serán
desprendidas y arrastradas por el torbellino.
Aquellos días serán de prueba para todos los hombres y sólo en la oración y en
el bien encontrarán refugio y paz.
¡Cuán hermoso sería que surgiese un pueblo en la tierra, que fuese como puerto
salvador, que fuese como un faro en las tinieblas y paz en medio de la
confusión! ¿No os agradaría a vosotros ser ese pueblo? La palabra que estáis
recibiendo encierra y enseña todo lo que necesitáis para poder ser un baluarte
de la humanidad en los instantes de la prueba.
Mi
presencia entre vosotros y la comunicación de mi palabra no han sido sólo por
el acaso; todo ello encierra un significado y ese es el de que habéis sido
llamados para oír la voz que viene a abrir el nuevo tiempo, para que os
levantéis llenos de amor y de fe a extender el mensaje recibido.
Cuando esta doctrina surja en toda su pureza y verdad en el mundo, los hombres
acudirán a ella como va el peregrino sediento y cansado en pos del oasis a
través del desierto.
No
podéis decir aún que esta enseñanza se haya hecho sentir en la tierra, porque
os habéis concretado a recibir mis divinos mensajes.
Para
que este pueblo se levante llevando la semilla espiritual con toda la luz y la
esencia con que Yo os la he confiado, antes pasará por muchas confusiones,
cometerá errores, contradicciones y profanaciones.
La
práctica buena, el culto verdadero y el buen cumpliendo vendrán, cuando los
discípulos del Tercer Tiempo den a mi palabra la justa interpretación y con sus
obras den testimonio de mis enseñanzas.
La
espiritualidad no se ha definido aún entre este pueblo, porque no ha logrado
deshacerse de viejas tradiciones y costumbres, y al mezclar a mi doctrina
espiritual sus prácticas y cultos externos, va impidiendo con ello que los
hombres contemplen la verdad de esta obra.
En
mi arcano reservo grandes prodigios y obras para desbordarlos en el mundo a
través de este pueblo, cuando se encuentre preparado.
Estoy en
espera de la espiritualidad de estas multitudes, a quienes he doctrinario e
inspirado el tiempo suficiente para su preparación hasta ahora no contemplo el
fruto que espero. ¿Dónde está vuestra armonía y fraternidad? ¿Dónde la
obediencia, la humildad y la caridad, ajena a todo interés mezquino?
¡Cuán lejos está este pueblo de poder enseñar la espiritualidad al mundo y cuán
lejos de ser el testigo digno de mi palabra!
Os
he dicho que en la humanidad existe una sed y un hambre del espíritu, que sólo
una doctrina pura y clara como ésta podrá mitigar su angustia y salvarle; pero
si esta palabra y esta obra no son expuestas en toda su pureza, ¿Qué obra
salvadora podrán realizar quienes la enseñen? Por todo esto, una vez que
concluya mi comunicación, concederé a este pueblo un tiempo para qué medite,
ore, se espiritualice y prepare. Así, cuando se levante convertido en emisario
de mi palabra, será un discípulo consciente de la misión que va a cumplir y su
testimonio será verdadero.
Todo
el mensaje que este pueblo llevará al mundo, será de consuelo; en él
encontrarán los hombres el secreto que encierra cada espíritu, con su caudal de
atributos y dones desconocidos hasta ahora. En él encontrará la humanidad la
revelación que le enseñará la comunicación de espíritu a Espíritu.
Los
buenos sembradores del espiritualismo jamás se distinguirán por algo exterior o
material. Ni hábitos, ni insignias, ni ninguna forma especial de hablar habrá
en ellos. Todo será en sus actos sencillez y humildad; sin embargo sí por algo
se distinguen será por su caridad y su espiritualidad.
Los
verdaderos predicadores del espiritualismo, no serán notables por lo florido de
su lenguaje, sino por la sabiduría y sencillez de su palabra, pero sobre todo
por la verdad de sus obras y bondad de su vida.
Recordad que Yo en la tierra no necesité del bello lenguaje exterior para cautivar
el corazón de las multitudes, sino que supe llegar a ellas con el amor, con la
verdad, con el bálsamo y la sabiduría. Ese es el ejemplo que quiero que toméis
en cuenta e imitéis.
Tampoco quiero que encerréis vuestro culto en recintos materiales, porque
aprisionaréis vuestro espíritu y no lo dejaréis abrir sus alas, para conquistar
la eternidad.
El
altar que os dejo para que celebréis en él el culto que Yo espero, es la vida,
sin limitación alguna, más allá de todas las religiones, de todas las iglesias
y las sectas, porque existe en lo espiritual, en lo eterno, en lo divino.
Discípulos: A pesar de que muchos de vosotros habéis llegado a la ancianidad
con el corazón lleno de experiencias, al escuchar en este tiempo mi palabra y
recibir mis nuevas revelaciones, tuvisteis que confesar que ante mi sabiduría
sólo erais párvulos.
Os
ha tocado estar en la tierra y escucharme bajo esta forma al iniciarse el
Tercer Tiempo, para que pudieseis ser los fieles testigos del Espíritu de
Verdad, los que estéis capacitados para explicar al mundo mi doctrina.
Este
tiempo, llamado por Mí el de la luz espiritual, será de grandes confusiones en
su principio. Del hombre surgirán grandes interrogaciones, profundas dudas, incertidumbres
y luchas del espíritu. Todo ello será una señal para que el hombre despierte a
la vida espiritual.
Yo
quiero que para entonces, estén despiertos y preparados todos mis discípulos,
porque va a ser necesario que de sus labios brote la palabra que venga a
disipar todas las tinieblas o que sosiegue la tempestad. Veréis entonces con
cuánta rapidez se va a extender la doctrina espiritualista, porque será sentida
en todo corazón y calmará el dolor como el agua calma la sed del sediento.
La
vida entonces cambiará. Las religiones, la moral, la ciencia, la filosofía,
todos los conceptos sufrirán grande transformación y los hombres, conociendo
por fin el verdadero sentido de la vida, tratarán de acercarse al cumplimiento
de mis leyes de amor, de justicia y caridad.
Llegará a comprender el hombre que su reino tampoco es de este mundo, que su
cuerpo o envoltura humana es tan sólo el instrumento a través de cuyos sentidos
se asoma su espíritu a este mundo de pruebas y restitución. Concluirá por saber
que esta vida es tan sólo una magnífica lección ilustrada con maravillosas
formas e imágenes, para que puedan llegar a entender mejor los discípulos, o
sea toda la humanidad, las lecciones que la vida les da, con las cuales, si las
saben valorizar, alcanzarán la evolución de su espíritu y comprenderán la
finalidad de la lucha que los va forjando, el dolor que los pulimenta, el
trabajo que ennoblece, el saber que ilumina y el amor que eleva.
Si
esta existencia fuera la única, en verdad os digo que ha mucho tiempo que
habría apartado de ella el dolor pues sería injusto que sólo hubieseis venido a
este mundo a beber el cáliz de amargura; mas los que hoy están sufriendo y
llorando, es porque ayer se deleitaron con exceso; pero ese dolor les
purificará y les hará dignos de elevarse a gozar en forma más pura en las
moradas del Señor.
En
aquel tiempo vine a doctrinar a la humanidad para que aprendiese a vivir con
pureza y amor en el mundo. Hoy vengo a doctrinaros para que aprendáis a vivir
en la espiritualidad, para que os vayáis preparando para morar mañana en el
valle espiritual entre seres de luz.
Humanidad: Sólo a la materia le corresponde desintegrarse después de que haya
cumplido su misión cerca del espíritu al que le sirviera de instrumento o
envoltura; pero el espíritu que estuvo en aquel ser, la luz de su inteligencia,
la razón, la voluntad, los sentimientos, todo eso no muere jamás, no puede
morir, porque forma parte del espíritu inmortal que animó la vida de aquel ser
en la Tierra.
Amados hijos, que vais ganando espíritus en las sendas de las diversas
religiones, Yo os digo que debéis enseñar a los hombres a pensar, que les
hagáis meditar, que les ayudéis a analizar. El rito, la forma, la tradición, lo
externo, ya no puede satisfacer al espíritu de la edad presente; es menester
darle luz, esencia, verdad, para que se sienta seguro en su camino, para que en
las horas de prueba no crea que va solo.
Veo
distintos hombres que creyendo en Mí, es tan débil su fe y tan confuso su
conocimiento, que semejan en la vida a esas naves que van navegando sin
brújula, caminantes sin estrella que les señale el rumbo, o como ovejas sin
pastor.
Os
doy estas lecciones a través de algunos de vuestros hermanos, a los cuales he
tomado de entre las multitudes, para servirme de su entendimiento para
transmitiros este mensaje.
07-194.41 Hoy
empieza a formarse un pueblo alrededor de esta palabra. En los rincones de las
ciudades, en la oscuridad de la pobreza y en el silencio de la vida humilde,
abren sus puertas los recintos en donde hago oír mi doctrina de Padre, de Juez
y de Maestro.
Mañana quedará rota la indiferencia con
la que muchos han visto este mensaje, la indiferencia con la que muchos han
escuchado el rumor de mi nueva presencia entre los hombres; y el desprecio de
otros hacia esta obra se tomará después en interés, haciendo que los hombres se
levanten en busca de testimonios, de noticias y de pruebas que les ayuden a
afirmar su fe.
Yo
haré que esos corazones encuentren las huellas de mi paso en este tiempo y
cuando estén frente a Mí, les diré: Bienvenidos seáis, pueblo amado,
concentraos en vosotros mismos y oíd mí palabra.
Amor
es lo que en todos los tiempos os he manifestado y ahora, comunicado por el
entendimiento de mis escogidos, no podía manifestarme en otra forma.
Esta
enseñanza de ahora os pone en camino de comprender la doctrina que a través de
Jesús os di en el Segundo Tiempo, para que su esencia la guardéis celosamente
en vuestro corazón y de él brote cuando sea menester.
Esta
palabra será sentida en todo el universo, porque todo está preparado para mi
comunicación espiritual con todos los hombres, de lo cual ellos darán
testimonio.
Vuestro espíritu me ha buscado siempre y Yo nunca lo he dejado solo; doquier
que habéis caminado, ahí he sido con vosotros, mi amor ha velado por vuestros
pasos.
En
todas las eras os he buscado y he contemplado que vuestro espíritu ha sabido
reconocerme. Ahora toca al espíritu saberse imponer a las debilidades de la
materia, para hacerle comprender cuál es el camino y cuál es su misión en este
tiempo de gracia.
Os
he llamado, os he doctrinario y seréis los propagadores de mi enseñanza, de
esta palabra que pronto dejaréis de escuchar. Está próximo el instante en que
Jesús cese de transmitir su Verbo por medio del cerebro humano, pero quedará
preparado vuestro entendimiento para analizar mí palabra y vuestro espíritu
para recibir mi inspiración.
Estoy hablando a vuestro espíritu, a ese átomo que nació del mío y que por
haber brotado de Mí, me pertenece. Así como os dije en aquel tiempo: "Mi
reino no es de este mundo", a vosotros os digo: Vuestro reino tampoco está
en la tierra; está más allá de todo lo que muere, de todo lo que cambia y más
allá de vuestra mente.
Este
es el tiempo en que todo espíritu debe velar y despertar a la vida verdadera.
Con esto no quiero daros a entender que desconozcáis lo que os he dado en este
mundo, porque mientras moréis en él, tendréis que obedecer sus leyes. Sólo os
pido me dediquéis un instante del día para hacer una obra buena con vuestra
hermana la humanidad.
Mi
bendición sea con vosotros, que en vosotros bendigo a todos mis hijos.
Dejad que repose vuestro espíritu en este día de reunión de todas las
congregaciones. Como en aquel tiempo en que elegí a mis discípulos, pero que
también daba mi palabra a todo aquél que quisiera escucharla, así en este
tiempo vengo a elegir a los que ahora van a seguirme; mas dejo que mi palabra
sea escuchada por las grandes multitudes. El camino es para todos, mi pan
también, mas no todos podrán venir al mismo tiempo; unos lo harán antes y otros
después, mas nunca volváis vuestra vista hacia atrás.
Los
que han formado en su corazón un santuario, son los que van siguiendo paso a
paso a su Maestro.
La
semilla que hoy vengo a daros y a enseñaros a cultivar, viene de la mansión de
vuestro Padre, ella encontrará tierra propicia en el corazón de la humanidad.
Antes, mi justicia cual si fuese una hoz, viene cortando la cizaña que ha
cubierto los campos para que la simiente pueda germinar. Las tierras volverán a
ser propicias, en ellas encontraréis mis huellas, que ni el mundo, ni los
hombres, ni los pecados, ni las pasiones han podido borrar. Mis huellas
perduran en el transcurso de los siglos y se mantendrán frescas en la
eternidad.
De
su profundo letargo despertarán los hombres, los cuales mirando hacia su
interior encontrarán su yo espiritual y escuchando la voz de su conciencia,
descubrirán mi huella divina por la cual vendrán presurosos hacia Mí. Tendréis
que esparcir mi semilla por el mundo y cuando lleguéis a mí a entregar vuestra
cuenta, llegad ante vuestro Padre aunque sea con un grano, pero que éste sea
bueno. Si nada traéis, Yo os recibiré porque soy Amor y caridad, pero pensad
que la siembra que dejéis comenzada, mas tarde la tendréis que venir a buscar
para terminar vuestra labor. ¿Sabréis, acaso si la cizaña no habrá vuelto a
cubrir las tierras y si las plagas habrán penetrado allí?
Con
esto quiero deciros que cuando sintáis mi llamado, acudáis inmediatamente, para
que podáis aprovechar el tiempo que os confío para el cumplimiento de vuestra
misión. Meditad sobre todo esto y veréis que sois vosotros los que os labréis
lo mismo un galardón de bienandanza y paz que con vuestra diestra podréis
firmar vuestra sentencia.
A
pesar de la justicia de mi palabra, es un Padre amoroso el que os habla. Mirad
cómo mi manto se extiende para cubrir todos, sin mirar vuestras faltas.
Estudiad mi palabra, ella es luz que ilumina a vuestro espíritu para que
escuche la voz de la conciencia y éste es un tiempo de gracia en que a todo
hombre llega profundamente esta luz.
Soy
Cristo que viene a entregarse en amor a vosotros, para que me presentéis el
dolor de la humanidad, porque sois los que creéis en esta manifestación. Yo os
digo: Quiero morar en vuestro corazón.
¡Cuánta sangre humana se ha derramado sobre la tierra en este tiempo! Ved a mis
hijos, en su dolor inmenso, cómo me buscan e invocan bajo distintas formas,
mientras un íntimo presentimiento les dice que ha llegado el tiempo en que mis
enviados se acerquen a los pueblos y a los hombres a establecer la paz.
Cada
religión espera ver realizado el milagro de mi retorno en el seno de su culto,
dentro de su credo o bajo sus formas.
Y os
digo a vosotros que creéis en mi venida, que sabéis comunicaros conmigo y que
os encontráis a salvo, sois los indicados para llevar este mensaje de amor a
vuestros hermanos.
Mirad que los hombres no encuentran la solución a sus conflictos, ni en sus leyes,
ni en sus iglesias y se sienten envueltos en un ambiente de tinieblas.
El
dolor tiene en sí la fuerza suficiente para detenerlos en su carrera y hacerlos
que eleven su mirada hacia Mí, para escuchar mi voz, como fuisteis detenidos
vosotros en vuestro camino, para que abrieseis los ojos del espíritu y me
contemplaseis nuevamente. Mas ahora sois los encargados de dar a conocer mi
palabra a todos los hombres, lo mismo al que se ha encumbrado por medio de su
talento, como al que se encuentra escaso de evolución.
Sólo
en el primer instante se sorprenderá el que escuche la buena nueva, porque
luego recordará que desde antes de que el Maestro viniera en el Segundo Tiempo,
su advenimiento fue anunciado por los profetas, así como mi venida en este
tiempo; Yo mismo, a través de los labios de Jesús os la anuncié, dándoos a
conocer las señales que aparecerían como prueba de mi llegada.
Como
todo se ha consumado, los hombres quedarán convencidos. He aquí la luz del
Espíritu Santo que es la que os ha iluminado en todos los tiempos, porque la
luz divina fue, es y será siempre.
Nuevamente mi verdad combatirá la ignorancia de la que se derivan el fanatismo,
la idolatría y el misticismo, porque el fanático es ciego, el idólatra es
materialista y el místico es hipócrita.
Yo
iluminaré las profundidades del abismo, para que de ahí surjan limpios e
iluminados todos los espíritus.
Nunca se detendrá en la eternidad el desarrollo o evolución del espíritu,
porque todos estáis sujetos a la ley de perfeccionamiento.
Si a
veces llega el espíritu a estacionarse en su ruta, es por la influencia de la
materia; entonces tiene que reponer el tiempo perdido apresurando el paso o a
través de nuevas materias. Ved que si os juzgo, mi justicia es de amor, pero
nunca la desafiéis. Amad siempre y penetraréis en paz en la vida eterna. Cuando
la muerte llegue, no se turbe vuestro espíritu, porque ella será sólo para el
cuerpo, quien penetrará en el sueño apacible de la tumba.
Id
en paz a la morada espiritual, sabiendo que se ha cimentado entre los hombres
la Era del Espíritu Santo, del Espíritu de Verdad.
¡MI PAZ SEA
CON VOSOTROS!
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