sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 8

La luz de mi Espíritu Santo desciende sobre vosotros, mas ¿Por qué me representáis en la forma de una paloma? Ya aquellas figuras y símbolos no deben de ser adorados por mis nuevos discípulos.
Comprended mi enseñanza, pueblo: En aquel Segundo Tiempo, mi Espíritu Santo se manifestó en el bautizo de Jesús en la forma de una paloma porque esa ave en su vuelo semejaba el vuelo del espíritu, su blancura habla de pureza y en su dulce y apacible mirada hay un reflejo de inocencia. ¿Cómo hacer comprender a aquellos hombres rudos lo divino, si no era tomando las figuras de los seres conocidos por ellos en el mundo?
Cristo, quien os habla en este instante, fue representado por un cordero, y el mismo Juan en su visión profética, así me contempló. Todo ello se debe a que, si me buscáis en cada una de mis obras, en toda la Creación encontraréis siempre una imagen del autor de la vida.
En mi manifestación a través de Jesús, os anuncié la venida del Espíritu Santo y los hombres pensaron que se trataba de una divinidad que estando en Dios, no era conocida por ellos, sin poder comprender que, al hablaros del Espíritu Santo, os estaba hablando del Dios único, el cual estaba preparando el tiempo en el que había de comunicarse espiritualmente con los hombres a través del entendimiento humano.
En estas enseñanzas os estoy confiando la espada de la luz y de verdad para que luchéis con ella en la batalla que tanto os he anunciado, y una vez más os digo, que estas armas que os confío son de amor y de justicia, de perdón y caridad para vuestros hermanos.
Sólo unos cuantos años restan para que os siga dando mi Doctrina en esta forma; guardad mis enseñanzas porque al finalizar 1950, terminarán estas manifestaciones, y es necesario que os fortalezcáis en la humildad y en la obediencia, para que salgáis avante en todas las pruebas.
No penséis que sólo en el orden espiritual vais a luchar, no, pueblo; la batalla que se avecina será en todos los órdenes, a fin de que lo que haya salido de su cauce, a él retorne, lo que se haya estancado, surja de nuevo a la evolución y lo que se haya manchado, logre obtener su purificación.
Entonces veréis estremecerse a las instituciones humanas, en sus mismas bases, veréis a los elementos de la Naturaleza agitarse causando grandes estragos y poniendo a prueba la fe de la humanidad.
Todo esto acontecerá después del año de 1950 y si vosotros permanecéis fieles a esta Ley, cruzaréis a salvo todas las vicisitudes; mas, si hubieseis caído en desobediencia, apartándoos de lo que os he ordenado, desde hoy os digo: quedaréis a merced de las pruebas y de los elementos desatados y éstos ya no obedecerán vuestros mandatos.
No quiero este dolor para mi pueblo a quien he doctrinado durante tanto tiempo; quiero para él la paz, para que en las horas de prueba sepa llevar una palabra de luz y de bálsamo a los afligidos.
¿Quién es aquel que en este tiempo no ansía quedar iluminado por el Espíritu Santo?
En verdad, en verdad os digo que si sabéis preparaos, grandes serán las manifestaciones que lleguéis a contemplar después de 1950.
En el Segundo Tiempo, cuando me hice visible a mis discípulos por última vez entre nubes, al desaparecer de su vista, hubo tristeza en ellos porque en ese instante sintieron quedar en soledad, más luego escucharon la voz del ángel emisario del Señor que les decía: "Varones galileos: ¿Qué es lo que miráis? A este mismo Jesús que hoy habéis visto ascender a los Cielos, le veréis descender en la misma forma".
Entonces ellos comprendieron que cuando el Maestro volviera a los hombres, lo haría espiritualmente.
Días después de mi crucifixión, hallándose mis discípulos reunidos en torno de María, les hice sentir mi presencia, representada en la visión espiritual de una paloma. En esa hora bendita, ninguno osó moverse ni pronunciar palabra alguna. Había verdadero éxtasis, ante la contemplación de aquel miraje y los corazones latían llenos de fuerza y de confianza, sabiendo que la presencia del Maestro, que aparentemente se había ido, sería eternamente con ellos en espíritu.
Discípulos: Pensad detenidamente en estas enseñanzas y haced que en vosotros se manifieste mi gracia, como en aquellos tiempos.
Hoy desciendo entre vosotros radiante de luz, así me aparecí ante mis discípulos del Segundo Tiempo cuando fui a ellos en espíritu antes de mi ascensión, para fortalecerlos y hacerlos salir de su confusión, por los acontecimientos que habían presenciado. Así me presento ante vosotros, lleno de esplendor para deciros: Eternamente se repite mi sacrificio, siempre estoy resucitando de entre los muertos y derramando mi luz entre vosotros para que iniciéis la jornada y practiquéis todo lo que os he enseñado.
Preparaos para que veáis descender de mi Reino los bienes espirituales que vengo a concederos.
El banquete está preparado, el Cordero ha sido inmolado y ricos manjares están dispuestos. Rodeadme, discípulos, y alimentaos. Abro el libro de la sabiduría para que leáis la lección que corresponde a este día. Venid a Mí y tomad el manjar que os ofrezco, porque es corto el tiempo de gracia que os concedo.
¿Por qué os sorprende mi palabra que os entrego por medio de un portavoz humano, si en todos los tiempos me he servido de los hombres para hablaros y conduciros? Cuando vine a vosotros en el Segundo Tiempo, me hice hombre para que, contemplando mis obras siguierais mis pasos. Me visteis nacer, crecer, luchar y sufrir. Era necesario que la humanidad conociese mi amor y mi poder, para que mi ejemplo fuese imborrable en todos mis hijos. Por eso lloráis cuando recordáis estos acontecimientos y sentís remordimiento, porque no he sido reconocido ni amado plenamente por la humanidad. Todavía ahora, en el Tercer Tiempo, vengo a daros una lección más que os explique mis obras anteriores y os prepare para el nuevo tiempo que vais a vivir.
Quiero que mañana, cuando ya no me escuchéis en esta forma, me imitéis y quedéis como maestros de la humanidad. ¿Quiénes serán aquellos que se levanten para salvar a los hombres cuando éstos se encuentren en medio del caos? ¿Quiénes van a representarme en el Tercer Tiempo y a dar testimonio de Mí? ¿Quiénes serán los que detengan el avance de los elementos de destrucción, cuando se desaten en el mundo? ¿Quiénes van a imitar a mis apóstoles extendiendo mi Doctrina? Vosotros, a quienes estoy preparando con mi Verbo, con dones de curación y fortaleza, para que seáis doctores, emisarios y consoladores, porque la humanidad mucho va a llorar antes y después de mi partida. Los tiempos venideros ofrecerán las heces más amargas del cáliz y en esos días mi Espíritu vibrará en los entendimientos iluminando a todas las criaturas para apartar la confusión reinante. Será en ese tiempo cuando el dolor unifique a todos los espíritus y éstos buscarán la luz y el camino que conduce a Mí.
¿Acataréis mi voluntad para guiar a los que vienen en mi busca? Me decís que ése es vuestro propósito y me pedís ayuda para salvar todos los obstáculos que se interponen a vuestro paso. Si, hijos míos, os he dicho que estoy presto a ayudaros, porque sin esa fortaleza, nada podríais hacer. Sois débiles, pobres e ignorantes, mas os estoy haciendo herederos de un reino de verdadera grandeza y nada retendré en mi arcano, todo lo que os pertenece como mis hijos, os lo daré y os encargo que distribuyáis esta riqueza entre vuestros hermanos.
Estoy hablándoos de unificación, de armonía y comprensión; porque quiero que la casa de Israel sea arca de salvación, fuente de paz y consuelo para todos los caminantes cansados. Os he nombrado fuertes y lo seréis por el poder de las virtudes que he dejado en vosotros. Pensad que en todas vuestras luchas, voy delante de vosotros dejándoos mi huella. Comprended que mientras no estéis unidos, no habrá paz ni alegría en vuestro espíritu. Quiero veros libres de todo sufrimiento, porque ya estáis cerca del final de vuestra restitución, estáis a las puertas de la Tierra Prometida a donde llegaréis victoriosos y salvos, porque esta es mi voluntad.
No quiero que os fanaticéis con mi palabra, ni que forméis una nueva idolatría. No deseo el sacrificio de vuestras vidas, ni que ofrezcáis las flores o los frutos de vuestros huertos, porque ellos son mi obra y ningún mérito hacéis con dármelos. No es mi voluntad que hagáis imágenes con vuestras propias manos y después las adoréis, ni que edifiquéis otra torre de Babel, llenos de vanidad y de soberbia. Lo que anhelo que me ofrezcáis, es un santuario que llegue hasta Mí, formado con vuestras obras de amor, oraciones y palabras nacidas de vuestro corazón y entregadas en mi nombre a los espíritus hambrientos de verdad: Este es el culto que os pido.
Estáis sujetos a la Ley de evolución, he aquí el porqué de vuestras reencarnaciones. Sólo mi Espíritu no necesita evolucionar: Soy inmutable.
Desde el principio os he mostrado la escala por donde tienen que ascender los espíritus para llegar a Mí. Hoy no sabéis en qué plano os encontráis, más cuando dejéis vuestra envoltura conoceréis vuestro grado de evolución. No os detengáis, porque seríais un obstáculo para los que vienen detrás de vosotros.
A pesar de que habitáis en diferentes planos, estad unidos en espíritu y un día os encontraréis reunidos en la séptima etapa, en la más alta, gozando de mi amor.
Varones formados a mi imagen y semejanza, oídme: No os levantéis mañana hablando de esta Doctrina si no lleváis una buena simiente, si no sabéis lo que es sumisión y hacéis lo contrario de lo que dicta mi Ley. Ahora os aconsejo, para que mañana no tropecéis en el camino.
A la mujer que os diere por esposa la cuidaréis, la honraréis y en ella haré fructificar vuestra simiente. No quiero que habléis de verdad y rectitud y vayáis deshojando las rosas, abandonándolas después, porque estaréis profanando mi Ley. Respetad tanto lo que es vuestro, como lo que es de los demás; sed justos y fomentad la paz en la Tierra. Llegará el momento en que estaréis preparados para hablar de sumisión, de amor y de perdón.
Bienaventurado el que se humillare en la Tierra, porque Yo lo ensalzaré. Bienaventurado el calumniado, porque Yo testificaré su inocencia. Bienaventurado el que dé testimonio de Mí, porque lo bendeciré. Y al que fuere desconocido por practicar mi Doctrina, Yo lo reconoceré.
¿Quién de vosotros no ha sentido mi presencia ni se ha alimentado con mi palabra? Pedid que se os dará. Si antes me buscasteis en los astros y en objetos materiales, hoy buscadme en el infinito con vuestro espíritu. Acercaos a Mí por el amor, por la obediencia y tendréis paz.
Amadme y no adoréis a esos portavoces por quienes me comunico. Amad mi palabra y mis obras, ellas están fuera de lo humano. Estos portavoces sólo son mis instrumentos y no son superiores sino semejantes a vosotros.
Calmad vuestra sed en mi fuente inagotable para que no seáis más los sedientos; no quiero que mis hijos padezcan más hambre o sed; por eso me acerco a vosotros trayéndoos el pan de la vida eterna, para que no os sintáis un solo instante necesitados de los bienes espirituales. Yo en cambio, sí tengo sed de vuestro amor, de vuestra paz y me habéis negado el agua de vuestra comprensión. Hasta hoy no habéis calmado la sed ardiente de reconocimiento a mi Ley que como hijos me debéis. Más os seguiré esperando, porque mi paciencia es inagotable. Venid a Mí y os prometo que mi protección no os faltará, porque si hoy no sabéis amarme, algún día llegaréis a Mí y me comprenderéis al fin.
Vivid tomando de todo lo que he creado para vuestro bienestar en la Tierra y para que la paz no se aparte de vosotros. Seguid luchando para que alcancéis vuestra salvación espiritual.
Para el espíritu cuando está preparado, no existe la noche, la fatiga ni el sueño; en el trabajo encuentra su fuerza y toda prueba es para él una ocasión preciosa para demostrar su fortaleza y su paciencia. Otros espíritus aunque son débiles, saben buscarme en la hora de la prueba, su fe y su confianza los hacen salir avante. Os quiero humildes y obedientes para que os dejéis guiar por vuestra conciencia, que es la chispa divina que rige a vuestro espíritu.
01-008.36 ¿Qué venís a pedirme y por quién lloráis? Me decís que así me buscáis y sabéis pedirme con humildad por vuestros seres queridos y por aquellos que, sin perteneceros por la sangre, les amáis tiernamente y os preocupáis por su adelanto espiritual. Me pedís por los que viven en el cautiverio purgando una condena y por los que siendo inocentes también se encuentran recluidos. Oráis por los enfermos que lejos del hogar se encuentran sufriendo; ese deseo nace en vosotros porque empezáis a amar y vais encontrando en ese sentimiento el supremo goce. Inspiraos en el amor para realizar todas vuestras obras y ellas tendrán esencia espiritual.
Cuando oréis, buscadme en lo infinito, más allá de todo lo material, poneos en comunicación conmigo y cuando retornéis a vuestro mundo, se habrá disipado la duda, no habrá obstáculos en el camino y os sentiréis llenos de mi sabiduría.
Os he confiado este tiempo para que lo aprovechéis estudiando mi lección, para que apartándoos de los placeres del mundo, podáis profundizaros en mi palabra; hoy me tenéis muy cerca de vosotros, mi luz ha bañado vuestro espíritu, mi esencia os está alimentando, y mi ejemplo lo tenéis presente eternamente. No penséis que sólo en el Segundo Tiempo os di pruebas de amor; mi presencia es eterna con vosotros. Solamente os pido que os preparéis para que me sintáis en todas mis obras; en las pruebas que hoy doblegan a la humanidad, podéis ver la rectitud de mi justicia.
Todos alcanzaréis la meta mediante el cumplimiento de vuestra misión, para ello he venido a entregaros mis enseñanzas que son inagotables, para que ascendáis por la escala de vuestra evolución. No es mi sangre la que os salva, sino mi luz en vuestro espíritu la que os rescatará.
En el Segundo Tiempo después de mi partida, os di mi enseñanza a través de mis apóstoles; ahora os la doy por conducto de mis portavoces y en ella os ofrezco la sabiduría divina que alimenta y conforta a vuestro espíritu.
Os pido que convirtáis vuestro corazón en una flor espiritual para ofrecerla a María, a quien buscáis como Madre y a la cual amáis, porque de su seno brotó el fruto bendito que os trajera el pan de la vida eterna: Jesús.
María, es la flor de huerto celestial, cuya esencia ha estado siempre en mi Espíritu.
¿Veis esas flores que ocultan con humildad su belleza? Así fue y así es María: un inagotable caudal de belleza para el que sabe mirarla con limpidez y respeto, y un tesoro de bondad y de ternura para todos los seres.
Yo la entregué como Madre a Jesús; fue la ternura divina encarnada en mujer. Es a la que vosotros buscáis como intercesora, a la que invocáis como consuelo en vuestras penas, y ese amor divino se extiende como un manto sobre la humanidad.
Es aquella a quien el ángel del Señor llamó "Bendita entre todas las mujeres". Es la misma a quien Cristo desde la cruz, dejó como Madre espiritual de todos los hombres.
María pasó por el mundo ocultando su esencia divina; sabía quién era ella y quién era su Hijo, y en vez de hacer ostentación de aquella gracia, se declaraba tan sólo una sierva del Altísimo, un instrumento de los designios del Señor.
María pasó por el mundo en silencio, pero llenando de paz los corazones, intercediendo por los necesitados, orando por todos y finalmente derramando sus lágrimas de perdón y de piedad sobre la ignorancia y la maldad de los hombres. ¿Por qué no buscar a María si queréis llegar al Señor, si a través de Ella recibisteis a Jesús? ¿No estuvieron juntos Madre e Hijo en la hora suprema de la muerte del Salvador? ¿No se mezclaron en aquel instante la sangre del Hijo, con las lágrimas de la Madre?
Entonces nada tiene de extraño que en este Tiempo la busquéis para que os guíe y os acerque al maestro.
Bienaventurados los que sepan descubrir en el huerto celestial, esa flor de humildad y de pureza. Más vuelvo a deciros, que sólo la mirada limpia podrá llegar a descubrirla.
Hoy me exponéis vuestros sufrimientos para que los alivie y en verdad os digo que esa es mi misión, a eso he venido, porque soy el Divino Doctor. Más antes de que mi bálsamo sea en vuestra herida, antes de que mi caricia os llegue, concentraos en vosotros mismos y examinad vuestro dolor, analizadlo, meditad profundamente todo el tiempo que sea necesario, para que de esa meditación toméis la enseñanza que esa prueba encierra, así como el conocimiento que en ella se oculta y que debéis conocer. Ese conocimiento será experiencia, será fe, será mirar de frente la verdad, será la explicación de muchas pruebas y lecciones no comprendidas por vosotros.
Como si el dolor fuese algo tangible, examinándolo y en él descubriréis la hermosa semilla de la experiencia, la gran lección de vuestra existencia, porque el dolor ha venido a ser maestro en vuestra vida.
Quien considere el dolor como un maestro y con mansedumbre acate los llamados que le hacen para la regeneración, el arrepentimiento y la enmienda, ése conocerá después la dulzura, la paz y la salud.
Examinaos cuidadosamente y veréis cuánto provecho sacáis de ello. Conoceréis vuestros defectos e imperfecciones, los corregiréis y por lo tanto dejaréis de ser jueces de los demás.
Me pedís que os sane y de cierto os digo que nadie mejor que vosotros mismos podéis ser vuestro doctor.
¿De qué sirve que Yo os sane y aparte vuestro dolor, si no apartáis de vosotros vuestros errores, pecados, vicios e imperfecciones? No es el dolor el origen de vuestros males, sino de vuestros pecados. ¡He ahí el origen del dolor! combatid el pecado, apartadlo de vosotros y seréis sanos, más eso a vosotros corresponde hacerlo, Yo sólo os enseño y os ayudo.
Cuando a través de vuestra conciencia descubráis el origen de vuestras aflicciones y pongáis todos los medios para combatirlo, sentiréis en plenitud la divina fuerza, ayudándoos a vencer en la batalla y a conquistar vuestra libertad espiritual.
Cuán grande será vuestra satisfacción al sentir que por méritos propios alcanzasteis a libertaros del dolor y conquistaréis la paz. Entonces diréis: ¡Padre mío, tu palabra fue mi bálsamo, tu Doctrina ha sido mi salvación!
Dejad ya de vivir en un mundo de suposiciones. No debéis ni como hombres y menos como espíritus, ignorar la verdad. ¿Cómo queréis triunfar en la lucha material, sin conocer la vida espiritual? ¿Cómo queréis ser grandes, sanos, sabios y fuertes si os obstináis en cerrar los ojos a la luz eterna?
¡Ya no viváis a media luz! ¡Despertad y venid a la luz plena! ¡Dejad de ser pequeños y creced espiritualmente!
Todavía podéis decir que vivís en paz si os comparáis con otras naciones; mas tomad de mi Obra la fuerza para cuando os sintáis desmayar; tomad de mi palabra la luz, para cuando os quieran dominar las doctrinas del materialismo. Si no os preparaseis como os enseño, de cierto os digo que muchos de vosotros os confundiréis, muchos me volveréis la espalda y muchos creyentes de hoy, serán mis enemigos mañana y se levantarán negando esta verdad. Anticipadamente os perdono, pero también os prevengo y os pongo alerta.
Vuelvo a deciros que os examinéis cuidadosamente, así comenzaréis a sentiros un poco más hermanos de los demás, más compasivos y comprensivos con vuestros semejantes. Hoy todavía os repugnan muchos actos de los demás porque os olvidáis de vuestras propias faltas, más cuando conozcáis vuestras manchas y errores, comprenderéis el amor con que os perdono y os espero, entonces no tendréis más que decir: "Si mi Padre me ha perdonado, después de ofenderlo tanto, obligado estoy a perdonar a mis hermanos".
Al hombre le falta saber mirarse en su interior, examinar sus actos y sus pensamientos.
Preparación espiritual es lo que necesitáis, mas cuando estéis practicando mi Palabra, causaréis conmoción en la vida de vuestros hermanos, porque se manifestará en vosotros el espíritu con todos sus dones y potencias.
De cierto os digo que en la historia de la humanidad, estará la Historia de Espiritualismo, escrita con letras luminosas.
¿No se inmortalizó Israel al libertarse del yugo de Egipto? ¿No se inmortalizaron los cristianos en su conquista por el amor? ¿Así se inmortalizarán los Espiritualistas en su lucha por la libertad del espíritu?
¡Mi paz sea con vosotros!

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