Es día de gracia para vosotros. Venís a escuchar mi amorosa
palabra que inunda de amor a vuestro corazón. Os estremecéis de júbilo al
pensar que sois los precursores de aquellas generaciones de discípulos míos que
están por llegar a la Tierra; entonces confesáis delante de Mí que sois torpes
y débiles para desempeñar una misión que sea digna de Mí. Dudáis porque no me
habéis comprendido, mas Yo no os enviaría a cumplir tan delicado cargo
mirándoos débiles como estáis en estos instantes. Mis enseñanzas descienden día
tras día a vosotros para doctrináros y fortaleceros, para que una vez que
estéis firmes en vuestra fe, enviaros a la lucha.
Si alguno piensa que los pecadores no son dignos de que Yo
venga a salvarles, de cierto os digo que ese no me conoce. Yo no quiero la
muerte para ninguno de mis hijos y una vez más estoy dispuesto al sacrificio
para salvarlos y llevarlos a la verdadera vida. Comprended que no es posible
que exista un ser que habiendo sido creado para determinado fin logre hacer
variar la voluntad del creador, y vosotros fuisteis creados para elevaros hasta
Mí por el camino de la verdad. Ese camino es el que han perdido los hombres con
su materialismo y es el que vengo a trazaros nuevamente con mi amor.
Haré que esta humanidad, a semejanza del pueblo de lsrael,
rompa las cadenas de la esclavitud y se encamine a la falda de la montaña en
donde escuchará mi voz que le señalará el camino de la Tierra Prometida.
No concedí a toda la humanidad la gracia de escuchar mi
palabra en este Tercer Tiempo; lo hice con aquellos que podían sentirme y
creerme bajo esta forma. Esta manifestación, esta palabra, servirá de
preparación para que toda la humanidad sienta más tarde mi presencia bajo una
sola forma: la espiritual.
No temáis pueblo, tened la seguridad de que no estaréis
solos en esa hora porque la Naturaleza hablará y los elementos darán testimonio
y cumplimiento a mis profecías para que la humanidad reconozca que éste es el
Tercer Tiempo, el de la manifestación del Espíritu Santo.
Mi justicia pasará sobre toda criatura y tocará a todo ser
humano, como en aquel tiempo el angel del Señor pasó sobre Egipto dando
cumplimiento a mi justicia, salvándose de ella tan sólo los que habían señalado
su puerta con la sangre del cordero.
En Verdad os digo que en este tiempo será salvo todo aquel
que vele y tenga fe en la palabra y en las promesas del Salvador, el Cordero
Divino que se inmoló para enseñaros a orar y a cumplir con perfecto amor la
misión de vuestra restitución, porque mi sangre, como un manto de amor, lo
protegerá; mas el que no velase, el que no creyese o blasfemase, ése será
tocado para que despierte de su letargo.
El año 1950 se acerca y pronto llegará el tiempo de justicia
de que os hablo, el tiempo de la lucha de la luz contra la tiniebla. Preparaos
pueblo, velad y orad, sentid el dolor de vuestros hermanos. Mirad cómo van
enfermando las envolturas y el espíritu lleno de angustia por los peligros que
lo acechan, busca un faro que lo ilumine y un bálsamo que cure sus males. Yo os
he preparado para que seáis pastores de esas ovejas perdidas y las acerquéis a
Mí para limpiar su espíritu, sanar su cuerpo y prepararles su camino
inspirándoles el amor y la rectitud para que den principio a una nueva vida.
Mi luz ha aparecido en esta Tierra y se extiende por
doquiera, congregando en torno mío a mis hijos de todas las razas y creencias.
Vosotros que ahora oís mi palabra, habéis recobrado vuestros dones, habéis
sanado y estáis llenos de fortaleza. Cuando la humanidad conozca esos sucesos,
os llamará privilegiados, os pedirá que le deis un poco de esta verdad que os
he revelado y escuchará ansiosa vuestras palabras. Hay muchos que debiendo
estar ya leyendo en este libro, han retardado su llegada y vendrán cuando mi
palabra haya cesado; mas para entonces estaréis preparados y les enseñaréis con
amor como Yo os he enseñado a vosotros.
No temáis a las tinieblas en que viven vuestros hermanos, ni
a la lepra, ni a la espada de su lengua. Se acercarán a vosotros, reacios los
unos, otros compresivos; a todos les enseñaréis con caridad. Yo os he hablado
con amor y mis palabras han sido una caricia y un consuelo para todos mis
hijos. Me he presentado ante grandes multitudes sin mirar que unos creen y
otros niegan mi palabra. He venido a cultivar el corazón humano sin distinción
alguna; este riego de mi amor lo fecundará y en corto tiempo la vida del hombre
se transformará. Después de que mi palabra haya cesado quedaréis vosotros como
mis discípulos y seguiréis mis pasos testificando con vuestras obra la verdad
de mis lecciones.
Quiero hacer de vosotros un pueblo fuerte, luchador, que
venza los obstáculos y llegue hasta el fin de su misión para conquistar el
galardón que le he prometido. Cuando os he ungido, he hecho que reconozcáis
vuestros dones y habéis quedado preparados para la gran jornada. No sometáis a
prueba esos dones; antes bien creed en ellos y no faltéis a la fe. No me
probéis a Mí, porque si ésto hiciéreis Yo siempre demostaré quién soy; mas si
Yo os sometiera a prueba, flaquearíais.
Si queréis sanar a los enfermos, hacedlo en mí nombre
llevando con humildad vuestra misión. Cuando Yo señale el término de la vida de
vuestros hermanos, no me pidáis que alargue su existencia; convertíos en guías
de esos espíritus que son llamados al Más Allá y a los cuales confío a vuestra
caridad; mas cuando tengáis que devolver la salud del cuerpo, sentid el dolor
de vuestro hermano y recurrid a vuestros dones, aconsejando y dando fortaleza y
vuestro amor hará prodigios.
Me hacéis presente a los corazones que por su insensibilidad
no han recibido mi Doctrina; revestíos de paciencia, que si tenéis fe en mi
palabra sembraréis esta simiente en todos los corazones y Yo concederé a
vuestra porción las pruebas necesarias para su convencimiento.
Quiero que recordéis siempre mis lecciones porque no he
venido a hablar en el desierto, sino a depositar mi luz en vuestro espíritu y
corazón. Pensad que si vosotros desperdiciáis mis enseñanzas, hay muchos
hambrientos que me esperan ha mucho tiempo porque saben que he de venir a
corregir todos los errores.
Mis escogidos están diseminados sabiamente en todas las
naciones; todos tienen un encargo mío que cumplir. Algunos vendrán a esta
nación, movidos aparentemente por causas materiales: unos en busca de trabajo,
otros de tranquilidad; para ese tiempo quiero que estéis preparados, que ya
seáis mis discípulos. Sólo así será creída mi palabra, por el ejemplo y la fe
que el pueblo sepa dar a sus hermanos.
Yo soy el administrador divino que os enviará a tiempo a
esparcir la semilla, mas no quiero oír de mis discípulos estas palabras:
Maestro, me habéis dicho que la tierra estaba preparada y limpia y he encontrado
espinas y piedras en las que he tropezado. Y Yo os respondo: No os he ofrecido
un camino florido, os he dicho que es el mismo que recorrió Jesús en el Segundo
Tiempo y después de El todos sus discípulos.
Todos podéis seguirme porque estáis limpios. Antes de
atraeros a Mí, os he purificado, por lo tanto, sois dignos de esparcir mi
simiente en el corazón de vuestros hermanos; las tierras están dispuestas y
preparadas porque el Espíritu de Elías ha sido en este tiempo como el sonido de
una campana que ha despertado a todo el que duerme. Todos los que os recreáis
oyendo mi palabra, habéis sido tocados por la gracia de aquel pastor
espiritual. En verdad os digo que cuando os veo reunidos escuchándome hay gozo
en Mí, y cuando no os acercáis al árbol a comer de su fruto, hay tristeza en
vuestro Padre.
He venido a congregaros en este pueblo, tiempo ha disperso
en el mundo; he venido a reunir a las doce familias para luego hacer de ellas
una sola y enviarla con una misión de paz entre la humanidad; mas cuando contemplo la ingratitud entre estos hijos no
puedo menos que sentir dolor y tristeza.
Vengo a confiaros el árbol de la Vida Eterna cuyo fruto
dulcísimo es salud, alegría y paz. He dejado que los hombres cultivasen árboles
y he visto que la mayoría de sus frutos han sido amargos y de ellos han hecho
comer a la humanidad.
Mi palabra ha tropezado con vuestro egoísmo, por eso os he
dicho que lo que os estoy entregando es para que a su vez lo hagáis del
conocimiento de vuestros hermanos, pero vosotros sólo queréis recrearos con mis
manifestaciones sin contraer deberes para con los demás; mas el Maestro no os
ha llamado para enseñaros lecciones inútiles, ha venido a deciros que aprendáis
esta divina lección para que más tarde la aprovechéis en vuestra vida
llevándola a la práctica con vuestros semejantes. Yo os revelo en este instante
que vuestro espíritu tiene una deuda atrasada con todo aquel que llega a
vosotros con un sufrimiento, con una necesidad o con una petición. Mirad con
cuánto amor los pongo a vuestro paso para que cumpláis vuestra restitución
haciendolos objeto de vuestra caridad.
Tiempo ha os estoy hablando para formar en el seno de este
pueblo un nuevo apostolado. Generación tras generación ha escuchado mi palabra
y aún no descubro a los que por su firmeza sean los cimientos de mi templo.
El año 1950 tendrá que sorprenderos y al no escuchar ya mi
palabra os sentiréis como huérfanos.
Mi justicia tendrá que tocaros hasta que comprendáis que
tenéis que reuniros y formar un pueblo lleno de armonía y fraternidad. Esos
tiempos se avecinan y ahora que aún hay oportunidad en que podéis prepararos
con amor os digo: no esperéis dormidos a que llegue esa hora.
Os parece difícil la unificación e imposible vuestra
reconciliación y fraternidad con todos los pueblos de la Tierra; de cierto os
digo que los hombres llegarán a reconocerse y a amarse.
Cuando los hombres sometan su libre albedrío a la conciencia
y obren de acuerdo con la voluntad divina, sentirán que la carga de la vida se
hace ligera y que nada fatiga al cuerpo ni al espíritu.
¡Cuánto anhela el padre que todos os sintáis delante de Mí
como hijos y no como reos! Siempre que dejáis la Tierra y os presentáis a darme
cuentas del cumplimiento de vuestra misión, os sentís abatidos bajo los cargos
que os hace vuestra conciencia, y ya es tiempo de que lleguéis entonando un
himno de triunfo y de gozo para que podáis decir a vuestro Padre. Señor, todo
está consumado.
Si el camino hubiese sido amplio ya hubiese llegado toda la
humanidad hasta la cumbre; pero como el camino ha sido de pruebas y la puerta
estrecha, ha sido menester hacer méritos para poder penetrar en él.
Es imposible que desde este mundo tratéis de imaginar lo que
es y cómo es mi Reino, el Cielo y la Gloria. Quiero que os baste saber que es
un estado de perfección del espíritu desde el cual ve, siente y comprende la
vida maravillosa del espíritu que hoy no podéis comprender ni concebir.
Os digo que ni los espíritus que habitan en planos más altos
que aquél en que vivís, conocen la realidad de aquella vida. ¿Sabéis lo que es
vivir en el seno del Padre? Cuando habitéis ahí, entonces podréis saberlo. Sólo
un vago presentimiento, una leve intuición de aquel misterio cruzará fugazmente
por vuestro corazón como un aliciente en vuestro camino de evolución,
Venid al Padre por el camino estrecho del amor, que es
caridad, que es perdón, que es humildad y apartaréis de El su tristeza.
Pueblo, os he visto llorar por el mundo. ¡Benditos séais!
Comienza vuestro corazón a sentir el dolor ajeno. Os he contemplado en el
silencio de la noche elevando vuestro pensamiento hacia Mí para pedirme la paz
y el bálsamo para la humanidad. En verdad os digo: ¡No sabéis cuánto alcanza el
mundo por vuestra oración!
No temáis no llegar a conocer en esta vida el resultado de
vuestras peticiones y de vuestras lágrimas por aquellos a quienes ni siquiera
conocéis. El cincel del dolor está puliendo vuestro corazón y mi palabra os
inspira a cada instante la caridad. Hoy comprenderéis la fuerza que poseéis por
el pensamiento, así como por otros dones que hasta ahora no habéis cultivado.
Dentro de vosotros existe una vida aún desconocida.
¿lmagináis el dolor de un espíritu cuando al retornar al
valle espiritual se da cuenta de que no supo cumplir su misión en el mundo, ni
revelar a la materia sus dones y atributos? En este tiempo vengo a entregaros
nuevamente mis lecciones, aunque en la Doctrina que os dí en el Segundo Tiempo ya os las había dado, mas entonces no podíais
anlizarlas. Todo aquello que no acertabais a comprender lo considerabais
misterio y sobre ello extendíais un velo. Ese velo es el que ahora vengo a
desgarrar con mi luz para que los misterios os muestren su esencia.
He aquí por qué os he dicho que no conocíais la fuerza del
pensamiento. Hoy os digo que el pensamiento es voz y es oído, es arma y es
escudo. Lo mismo crea que destruye. El pensamiento acorta la distancia entre
los ausentes y encuentra a los que había perdido. Conoced vuestras armas antes
de que la lucha comience; el que sepa prepararse será fuerte e invencible. No
será necesario que esgrimáis las armas homicidas. Vuestra espada será el pensamiento
limpio y puro, y vuestro escudo la fe y la caridad. Aún en el silencio resonará
vuestra voz como mensaje de paz.
Esta es la lección que vengo a enseñaros ahora y en verdad
os digo que mis palabras no se perderán, así como no fue inútil una sola gota
de la sangre derramada en el Calvario. Del tiempo que os he dado para vuestra
vida material, os estoy quitando unos instantes por los cuales podéis alcanzar
la vida eterna. Estos momentos no tienen precio.
Ni siquiera os exigí que creyeseis en Mí; cuando llegasteis
fui Yo quien se adelantó a daros pruebas sanando vuestros males del cuerpo,
dando paz a vuestro espíritu o algo que creíais inalcanzable. Después, cuando
habéis creído en Mí y os habéis entregado con fe al cumplimiento de mi Ley, he
señalado a cada quien su misión para que no se equivoque de camino, para que
sólo tome lo que le corrresponde y entregue a sus hermanos la caridad y el amor
como Yo he venido a hacerlo en vosotros.
03-076.37 ¿Por ventura creéis que todos los que enseñan son maestros?
¿Creéis que todos los que se nombran ministros de Dios, son enviados míos o sea
que Yo les he dado la misión que están desarrollando? ¿Creéis que todos los que
reinan, gobiernan y mandan en el mundo poseen los dones necesarios para cumplir
esa misión? No pueblo. Cuán pocos son los que desempeñan el cargo que en verdad
les ha sido confiado. Mientras unos usurpan un puesto que no les corresponde,
los que deberían desempeñar o se ven humillados y postergados. He tenido que
venir nuevamente como Maestro a enseñaros, Yo que soy vuestro Dios, a ofreceros
la comunión espiritual y Yo que soy vuestro Rey a gobernaros para encauzar a
vuestro espíritu en el sendero de evolución.
Ayer sólo almacenabais palabras que nadie os enseñaba a
comprender o a interpretar y que sólo os llenaban de confusión. ¿Quién de
vosotros, después de recibir mi palabra como una semilla y el rocío fecundador
de mi luz que lo explica todo, cree aún en el fuego eterno del infierno?
Ninguno. Hoy sabéis que no será el temor al castigo lo que os hará cumplir mi
Ley, sino vuestro amor, nacido en lo más profundo del corazón. Aquellos tiempos
en que vuestro espíritu temblaba ante la justicia de un Dios terrible e inexorable, han
pasado. Erróneamente se ha interpretado lo que en sentido figurado os revelé en
tiempos pasados. Lo que debéis saber es que cuando la conciencia de un pecador
logra apartar al espíritu de su materialismo y le señala todos sus errores, la
comprensión de su ingratitud le hará arrepentirse y la vergüenza que sufra será
tan intensa que os parecerá débil junto a ella, la falsa idea del fuego
material como elemento purificador del espíritu.
La conciencia es la luz de Dios y esa luz es fuego de amor
que consume toda impureza. He ahí el fuego en el que se funde de nuevo el
espíritu, para levantarse otra vez lleno de luz.
También os digo que así como existe ese fuego en la
conciencia que no es fuego material, también existen en el espíritu tinieblas y
soledad que no son como las que tenéis en el mundo, ni como las imagináis.
¿Cómo habéis podido creer que en el día del juicio resuciten
los cuerpos de los muertos y se unan a sus espíritus para penetrar en el Reino
de Dios? ¿Cómo podéis interpretar así lo que en otros tiempos se os enseñó?
La carne es de este mundo y en él queda, mientras el
espíriru se levanta libre y vuelve a la vida de donde brotó. "Lo que es
nacido de la carme, carne es; lo que es nacido de mi Espíritu, espíritu
es". La resurrección de la carne es la reencarnación del espíritu y si
unos creen que esa es una teoría humana y otros creéis que es una nueva
revelación, de cierto os digo que esta revelación comencé a darla a conocer al
mundo desde el principio de la humanidad; prueba de ello podéis encontrarla, en
el texto de las Escrituras que son un testimonio de mis obras.
Mas en este tiempo ha llegado esta revelación a vuestros
espíritu en un grado mayor de evolución y en breve será tenida en justicia como
una de las leyes más justas y amorosas del Creador. Desechad la creencia que
teníais acerca del "Día del juicio", que no es un día de los
vuestros, porque es un tiempo, y el fin del mundo no es el del planeta en que
vivís, sino el de la vida egoísta que sobre él habéis creado.
En verdad os digo: Vivís en el día del Señor, estáis ya bajo
su juicio. Vivos y muertos están siendo juzgados; actos pasados y presentes son
pesados en esta balanza. Abrid vuestros ojos para que seáis testigos de que por
donde quiera la justicia divina se hace sentir.
Ahora es cuando debéis permanecer fuertes porque la
tempestad se ha desencadenado y las tentaciones os acechan a cada paso. Dejad
la Sodoma y Gomorra, ciudades pecadoras, y no volváis vuestros rostro, porque ellas os están invitando y ya que os libertasteis,
no volváis a caer en su seno, no sea que luego no tengáis fuerzas para
separaros de ellas. Id sin deteneros en pos de la ciudad de paz, aquella que
llegará a establecerse en vuestro corazón cuando el tiempo sea llegado.
¿Cuánto durará el juicio? No lo sabéis; mas de cierto os
digo que el tiempo de purificación será acortado por mi caridad divina.
Ancianos que lloráis porque vuestra razón os dice que no veréis en la Tierra el
triunfo de mi Ley, en verdad os digo: ¿Quién puede aseguraros que no volveréis
para entonces al mundo, a ser testigos de la venida de mi Reino y a dar un paso
más en el camino? A los que no volviesen les digo que Yo les haré contemplar
desde el Más Allá el triunfo de mi justicia y la voz y la presencia de esos seres
será sentida en la Tierra.
Una nueva lección os he entregado; con ella he destruido
conceptos erróneos porque habíais materializado enseñanzas anteriores. Ved que
os hablo en múltiples formas; una misma lección os la enseño de distintas
maneras, para que ninguno se quede sin comprender mi palabra. Tened en cuenta
que ni vuestro espíritu ni vuestro entendimiento tienen el mismo grado de
evolución en todos los que venís a escucharme. Yo sé lo que cada quien
necesita, por eso humanizo y limito mi palabra hasta hacerla comprensible a
todos y a cada uno de mis párvulos.
Después de entregaros mi lección y a fin de que vuestro
análisis sea acertado y justa vuestra interpretación, os envío a mis emisarios
espirituales, mensajeros y explicadores de mi palabra, para que os ayuden en
vuestro estudio y encontréis la esencia de mis revelaciones.
Quiero que lleguéis a comprender la importancia que tiene el
estudio y análisis de mi palabra, ya que cada frase encierra cuando no una
revelación, una profecía; cuando no un juicio, una lección para vuestro
espíritu.
Quienes den a mi Obra la importancia que ella encierra en
este Tercer Tiempo y se profundicen en el análisis de mi palabra, verán el
florecimiento y el desarrollo de muchos dones que estaban latentes en su ser.
Benditos seán los que despierten ante la voz de su Señor, porque al levantarse
a cumplir su misión, se percatarán de que no son parias ni menesterosos como
habían creído y sabrán, además, que nunca estuvieron olvidados por su Padre.
El que por necedad, incredulidad o materialismo, no
desarrolle en este tiempo sus dones y potencias espirituales se verá a cada
paso sorprendido por los grandes acontecimientos y las pruebas destinadas a
manifestarse en esta era; por eso os digo: preparáos, velad y orad, poned
alerta a la humanidad.
¿Habéis observado en vosotros vuestro despertar espiritual?
¿Estáis convencidos de que verdaderamente os encontrábais durmiendo? Pues haced
con vuestros hermanos lo que mi palabra ha hecho con vosotros y estaréis en
condiciones de iniciaros en la comunicación de Espíritu a espíritu.
Cuando habléis de Mí y entreguéis vuestro testimonio, hablad
claro para que a ninguno confundáis. ¿Por ventura vine oculto tras el misterio o
envuelto en sombras? Es verdad que he venido en Espíritu, invisible a vuestros
ojos humanos, pero espíritu no significa misterio ni tiniebla, sino luz, verdad
y claridad para quien sabe observar con buena fe y analizar con buena voluntad.
A este pueblo que ha sido testigo de mi comunicación por el
entendimiento humano, le hago saber que para que el tiempo que a este estudio
ha dedicado y la lucha que ha sostenido para permanecer firme entre las
multitudes tengan mañana un fruto digno de sus méritos, es necesario que cuando
esta palabra cese de vibrar a través del portavoz haya acumulado en su corazón
todas mis enseñanzas, a fin de que esté en aptitud de testificar esta verdad.
Mi pueblo me dice en su corazón: Maestro, durante muchos años
hemos escuchado tu divina palabra sin lograr llegar al fondo de tu enseñanza.
¿Cómo podremos alcanzar la preparación que nos pides en los escasos años que
nos restan de escucharte: Y Yo os digo que si no habéis llegado a comprender mi
revelación ha sido porque os ha faltado preparación y meditación para lograr el
mejor análisis de las lecciones que os he venido entregando.
Voy a concederos una gracia por medio de la cual podréis
llegar a extraer toda la sabiduría que os he dado en mi palabra; pero no creáis
que esa gracia consiste en prolongar mi estancia entre vosotros, no; ¿Qué
objeto tendría permanecer por más tiempo después de haberlo dicho todo y de
haberoslo legado en los escritos? Aquella gracia de que os hablo la tendréis
inmediatamente después de que mi palabra haya dejado de vibrar en 1950;
entonces os concederé un tiempo para que os consagréis a la lectura de las
innumerables lecciones que os dí; haréis una meditación concienzuda y un
estudio profundo que os ayudará a descubrir toda la esencia que el Verbo virtió
en su comunicación con los hombres.
Con ese estudio iréis espirtualizándoos y adelantaréis en
conocimiento y preparación. Entonces exclamaréis regocijados: Señor, bendito
seas, porque nos diste la oportunidad de aprovechar aquel caudal de luz que nos
trajiste y que ya se iba alejando de nuestro corazón.
Este es el Tercer Testamento del Unico Dios que se ha
manifestado a los hombres en tres formas o fases distintas.
No podréis negar que durante el tiempo de mi comunicación
estuvieron con vosotros mis complacencias, aunque también estuvo presente mi
justicia; todo ello os ha ayudado a comprender que verdaderamente se trataba de
una revelación divina y que es cierto que una nueva era se ha iniciado para la
humanidad.
¡Oh naciones benditas, aunque no sintáis la cercanía de mi
presencia, ni os deis cuenta de que habéis penetrado en el nuevo tiempo que es
de luz y de justicia, Yo os doy mi amor, mi perdón y mi bendición!
¡Toma de mi amor y mi bendición en Mi nombre que Soy el Padre, el Hijo el Espíritu Santo, la paz de mi Divinidad nunca se aparte de Vosotros!
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