sábado, 7 de agosto de 2010

Cátedra Divina 27

Amados discípulos: Estoy abriendo vuestros ojos a la luz de mi enseñanza, para que podáis distinguir la verdad de la impostura; la luz de la conciencia, la sensibilidad y la intuición que poseéis serán las que os señalen el buen camino y os descubran los buenos frutos.

Del verdadero conocimiento de mi Doctrina nacerá en vosotros la humildad, porque os sentiréis tan pequeños ante vuestro Creador, y a pesar de ello, tan agraciados y donados por El, que no osaréis levantar vuestra mirada hacia el Padre, si consideráis que se encuentra impura.

La vanidad ha anidado en los que, creyendo haber alcanzado el completo conocimiento de la verdad, han llegado a considerarse sabios, fuertes, infalibles, grandes y absolutos, sin darse cuenta que muchas veces han estado confundidos.

No quiero que entre este pueblo que apenas comienza a formarse bajo la luz de estas lecciones, surjan mañana los hombres que se encuentren confundidos por su vanidad, pregonando que son la reencarnación de Cristo, o que son los nuevos Mesías.

Quienes cometan tales actos, serán los que, creyendo haber alcanzado la comprensión de toda mi verdad, en realidad van lejos del sendero marcado por Cristo, que es el de la humildad.

Estudiad la vida de Jesús en la Tierra y encontraréis una profunda e inolvidable lección de humildad.

Jesús sabía que era, de donde venía y a que había venido, sin embargo El nunca anduvo en las plazas o en las calles, pregonando con orgullo que era el Hijo de Dios, el Mesías, o el Salvador, sino que con sus obras dio testimonio perfecto de su Doctrina de amor y de caridad. Con sus hechos dio a saber quién era y cuando alguien llegaba a preguntarle: ¿Tú eres el Cristo? Jesús se concretaba a responder: Vosotros lo habéis dicho.

Es decir, que mientras los hombres lo decían con sus labios, El lo probaba con sus obras, ante las cuales carecían de valor todas las palabras.

Todo esto lo debéis tener presente, oh pueblo amado, para que una vez que estéis entregados a la lucha, no os dejéis sorprender por las tentaciones ni permitáis que vuestro corazón reciba el galardón que tan sólo corresponde al espíritu.

Para evitaros caer en esta flaqueza, haré que esta forma de comunicarme con vosotros tenga su límite, aunque han existido quienes saben cumplir esta misión con verdadera humildad, también hay quienes han llegado a creerse dioses delante de las multitudes; pero cuando vean que lo que ayer tuvieron ya no lo poseen, llegarán a comprender que para lograr una perpetua comunicación con el Padre, es preciso tener humildad.

Todos sabéis que he señalado un día para que esta comunicación toque a su fin, esa fecha es 1950, mas veréis como los que se envanecieron y engrandecieron con esta manifestación, no se someterán a la voluntad del Padre porque pensarán que al perder ese don, volverán a su vida ignorados por las multitudes y dejarán de ser ensalzados por el pueblo.

Los portavoces dirán cuando la hora se acerque: ¿Quién vendrá a escucharnos cuando el pueblo sepa que ya el Maestro no habla por nuestra boca? Y los guías dirán: ¿Quiénes vendrán a nuestros recintos, el día en que sepan que ya no resuena la palabra del Señor por la boca de sus elegidos? A unos y a otros desde ahora les digo, que si fuera la única forma en que Yo pudiera manifestarme a su espíritu, no os privaría jamás de ella, pero si la voy a hacer cesar, es señal de que algo más elevado y perfecto os aguarda, algo que vosotros también sabéis es la comunicación de espíritu a Espíritu con vuestro Padre.

Pueblo: Formad con mis palabras un álbum y guardad su contenido en vuestro espíritu iluminado con la luz de vuestra conciencia, para que nunca vayáis a profanar mi Obra.

Si habéis creído en mi manifestación bajo esta forma, debéis también creer que voy a dejaros de hablar como hasta ahora lo he venido haciendo; y si habéis creído en mi presencia cuando os he doctrinado a través del entendimiento humano, sirviéndome de seres rudos e imperfectos. ¿Cómo no habréis de creer que podréis recibir mi divina inspiración de Espíritu a espíritu?

Mucho es lo que ya os he doctrinado, oh discípulos. No os concretéis tan sólo a oírme, analizad mi palabra con amor, estudiadla profundamente ahora que estáis en el tiempo de hacerlo y no después de haber caído en tentación, porque será más difícil vuestra lucha.

Estudiad mi enseñanza para que la interpretéis justamente y con su luz podáis comprender el sentido de la vida y la finalidad de las pruebas.

Muchos de los que contemplan a los elementos desatados, las aguas desbordadas arrastrando comarcas en su furiosa corriente y a los hombres entregados a destruirse en crueles guerras fratricidas, dicen que es la ira de Dios la que se encuentra también desatada.

Yo perdono a quienes así interpretan mi justicia, más comprenderán que todos los sufrimientos y vicisitudes que la humanidad padece, proviene de su desobediencia a mi Ley.

Hay quienes dicen: "Señor, si tanto es lo que os ofendemos con nuestras imperfecciones, además de ser la causa de todas nuestras penalidades ¿Por qué mejor no nos destruyes, para qué nos conservas en el dolor?

A los que así me interrogan les digo: Si no os amase, con sólo decir "Hágase", os haría desaparecer; pero si a pesar de vuestras faltas os sigo conservando, ello es prueba de que un alto destino os aguarda.

Mis designios son perfectos y mi amor hacia vosotros es infinito, por lo tanto vuestras imperfecciones nunca llegarán a tener el valor suficiente para hacer variar la voluntad del Todopoderoso. Por instantes os apartáis del camino que os marca mi Ley, pero al final en la perfección de mi justicia encontraréis mi amor.

La humanidad siempre ha estado sujeta a pruebas, en las que además de purificar su espíritu ha alcanzado la luz de la experiencia, la que en este tiempo le ayudará a comprender las lecciones sabias justas y perfectas que os da la vida. Es por eso que os he dicho que debéis de luchar en contra de las tinieblas con vuestra espada de luz, además de permanecer velando y orando para no caer en tentación.

Si queréis profundizaros más en el por qué de vuestras pruebas, recordad que estáis en el tiempo de la restitución de todas vuestras faltas pasadas. Cuando ya tengáis fe en lo que os estoy explicando, una dulce conformidad, una paz infinita invadirán vuestro ser,
pensando que el único que conoce vuestro pasado y que puede juzgarlo con amor, soy Yo.

Mirad en este tiempo a los reyes desterrados, a los príncipes sin esperanzas de reinar, a los ricos en la ruina y a los poderosos en el lecho del dolor. ¿Quién sabrá la restitución que existe en las pruebas a que se encuentran sometidos? Solamente Yo; mas quiero que todos sepáis que con arrepentimiento sincero, con buenas obras, con regeneración y espiritualidad, podréis acortar vuestra restitución hasta alcanzar vuestra liberación del dolor y con ello la paz.

Con estas lecciones estoy esclareciéndoos las enseñanzas que desde los más remotos tiempos habéis recibido, pero que los hombres os habían ocultado, impidiendo que la humanidad pudiera encontrar el camino de salvación.

¿No creéis, pueblo amado, que si en este tiempo habéis sido de los primeros en comprender esta verdad, os obligue ese conocimiento a ser los que llevéis la luz a los campos de guerra y a los pueblos sin paz?

Para ello escudriñad mi palabra, mas hacedlo siempre con el fin de alcanzar la verdad.

Fortaleced vuestra fe en mi palabra, para que en el futuro, cuando escuchéis argumentos en contra de esta Obra, no vayáis a flaquear.

Me decís: Maestro, ¿Qué es lo que podemos escuchar en contra de vuestra Doctrina perfecta, que sea capaz de poner en peligro nuestra fe?

Así pensáis ahora, discípulos amados, porque aún no sabéis de las tempestades y de la lucha que se avecina; ahora venís en paz a escuchar mi palabra, a recrearos con mi lección, mas os preparo y os pongo alerta, para que nadie vaya a sorprenderos. Entre vosotros hay muchos inocentes, muchos de buena fe, de nobles sentimientos, varones y mujeres sin maldad, que no conocen la perversidad y las traiciones de que son capaces los hombres, y si no se preparan, serán fácil presa de aquellos que se levanten en contra de esta Doctrina, serán como indefensas ovejas ante lobos hambrientos.

Más os conviene que desde ahora sepáis por Mí, lo que escucharéis mañana, preparaos con la luz de mi enseñanza para luchar, que nada os hiera cuando seáis atacados y quieran haceros flaquear.

No os turbéis cuando os digan que quien os ha hablado en este tiempo ha sido el tentador y que profetizado estaba que él también haría prodigios con los cuales turbaría y confundiría a los mismos escogidos. En verdad os digo, que muchos de los que así opinaran de mi manifestación serán de los que realmente se encuentren al servicio del mal y de las tinieblas, aunque sus labios traten de asegurar que siempre van esparciendo la verdad.

No olvidéis que el árbol por su fruto es reconocido, y Yo os digo: El fruto es esta palabra que he venido a vibrar por los entendimientos de estos portavoces, hombres y mujeres de corazón sencillo. Por el fruto y por el adelanto espiritual de los que lo han saboreado, reconocerá la humanidad al árbol que soy Yo.

La Obra Espiritualista Trinitaria Mariana comenzará a extenderse, provocando una verdadera alarma entre muchos que creyendo haber estudiado y comprendido las lecciones que con anterioridad recibieron del Padre, se han envanecido con el conocimiento de sus filosofías y de sus ciencias, sin darse cuenta de la evolución espiritual que ha alcanzado la humanidad. Ellos al despertar de su letargo se darán cuenta de la forma en que ahora piensa y siente el espíritu de los hombres, lanzarán anatemas en contra de lo que ellos llamarán "nuevas ideas" y propagarán que este movimiento ha sido provocado por el Anti-Cristo. Entonces recurrirán a las escrituras, a las profecías y a mi palabra que os di en el Segundo Tiempo, para tratar de combatir mi nueva manifestación, mis nuevas lecciones y todo lo que os prometiera y que hoy me encuentro cumpliendo.

Llegará mi palabra, en labios de mis discípulos y por medio de escritos, aun a los que no admiten nada que esté más allá de lo material, o que esté fuera de sus conocimientos y conceptos que ya tienen aceptados, y me llamarán falso Dios por haberos traído esta palabra. Más cuando esto escuchéis, aunque vuestro corazón se sienta herido, vuestra fe no sufrirá quebranto, recordando con emoción que ya vuestro maestro os lo tenía anunciado y os había fortalecido con su palabra para resistir esas pruebas. En cambio os digo, que aunque a vuestro paso vais a encontrar la impostura, la hipocresía, la superstición, el fanatismo religioso y la idolatría, a nadie juzguéis por sus errores, doctrinadles con mi palabra y dejadme la causa a Mí, que soy el único que debe juzgaros y que conoce quien es el falso Dios, el falso Cristo, el mal apóstol, el fariseo hipócrita.

A vosotros sólo os corresponde interpretar mi enseñanza, de la manera más pura, a fin de que en vuestras obras fructifique la simiente divina y por su esencia sea reconocido por vuestros hermanos Aquel que os la inspiró.

El corazón de este pueblo no será estéril, Yo sé por qué lo he llamado y reunido. Habrá momentos en que hasta lleguen a confundirse muchos dentro de mi Obra, pero al fin se salvarán del torbellino y llenos de luz se levantarán en busca de los caminos que conducen a otras tierras, llevando mi Doctrina a los hombres de otros pueblos, con un mensaje divino de fraternidad espiritual y de paz. Ellos enseñarán que todo lo material tiene un límite, que hicieron mal uso del libre albedrío y que hoy vengo a poner un hasta aquí a vuestra veloz carrera, haciendo en vosotros mi voluntad; mas no vengo en contra vuestra, sino para bien de toda la humanidad.

Mi acercamiento a vosotros en este tiempo, no es para ejercer venganza, por lo que de Mi hiciera la humanidad en el Calvario, prueba de ello es que muchas veces después de haberme ofendido, os entrego mi paz en prueba de amor y de perdón.

Si mi presencia entre vosotros en este tiempo, coincide con las grandes calamidades y con las terribles guerras que ahora os afligen, no me atribuyáis a Mí ese cáliz que beben los hombres. Los sufrimientos son el fruto de vuestros pecados y éstos no han brotado de Mí. Si os anuncié que en el tiempo en que os hablaría como Espíritu Santo el dolor se encontraría desatado entre la humanidad, con ello no dicté vuestra sentencia, es que Yo sabía que cuando esas pruebas llegaran, me necesitaríais; sólo os lo anuncié para que estuvieseis velando y orando, en espera de mi llegada.

La sentencia ha mucho tiempo que vosotros la habéis firmado; mas Yo, a quien consideráis como vuestro Juez, en realidad soy vuestro defensor, que viene a libraros de vuestra carga, convenciéndoos dulcemente a que toméis el buen sendero, para que obtengáis la verdadera libertad, que es la del espíritu.

Lloráis, pueblo, porque sentís en vuestro corazón arrepentido el amor del Maestro. Os habían dicho que todo el que se presentara ante el Padre llevando en su espíritu una grave falta, no sería perdonado y tendría que sufrir una condena eterna; mas ¿Como habéis podido concebir tan monstruosa mi justicia divina? ¿No os disteis cuenta de que a través de Jesús demostré que mis palabras más tiernas y mis más dulces miradas fueron para los que más habían pecado? ¿Cómo podría Yo predicar una enseñanza en el mundo y hacer lo contrario en la eternidad?

Entre Cristo y el Padre no puede existir la menor diferencia, puesto que ambos son el mismo Espíritu, el mismo amor, la misma sabiduría que se ha manifestado en tres fases a la humanidad; Yo os dije en el Segundo Tiempo: "Quien conoce al Hijo, conoce al Padre".

Limpios brotasteis de Mí y limpios tendréis que retornar, mas el tiempo de expiación será pasajero, jamás eterno, corto o largo, dependiendo de la voluntad que el espíritu ponga para alcanzar su salvación.

Os encuentro confundidos, porque habéis tomado los libros en los que vuestros hermanos han impreso sus errores, los que por mucho tiempo habéis tenido por la verdad pura; mas se acercan los días en los que el hombre tendrá que rectificar sus mismos dogmas, porque la luz del nuevo tiempo le hará ver el camino de la verdad; porque en esta noche en que se encuentre su vida espiritual, se hará la luz.

Os envío esta Doctrina para enseñaros a penetrar desde vuestra existencia humana, a la vida espiritual.

Aún sois más materia que espíritu y es por eso que por instantes dudáis de la verdad de esta palabra y os preguntáis: ¿Será verdaderamente el Maestro quien nos habla? Brota entonces un "sí" del espíritu, que lucha contra un "no" de la materia.

En forma limitada me manifiesto ante vosotros, para que escuchéis mi palabra, en la que os envío mis pensamientos divinos, que vienen de nuevo a trazaros el camino de vuestra elevación espiritual.

Lo mismo bendigo al que creé en mi comunicación, que al que duda. No tengo preferencia, a todos amo por igual. Me manifiesto al mundo no sólo para unos corazones, sino para iluminar de luz todas las sendas, para que los hombres prosigan la meta de la espiritualidad y cumplan con el mandato divino que os dice: "Amaos los unos a los otros".

Soy el Divino Sembrador del amor y conozco el tiempo de sembrar y recoger el fruto. Escrito estaba que cuando los hombres se encontraran en la mayor altura de perversidad, Dios daría nuevamente la luz al mundo.

Discípulos: Es tiempo de sembrar; los hombres buscan y llaman la guerra; vosotros buscad el corazón humano para sembrar en él paz y amor.

Si sois atacados, escudaos en la blancura de mi Doctrina. Mientras los hombres triunfan quitándoos la existencia humana, Yo triunfaré dándoos la vida eterna.

Las legiones del bien están en actividad, han entrado en combate, mas vienen a salvar al que perece. Esa es mi divina tarea. ¿Olvidáis que se me ha llamado el Salvador de la humanidad? ¿Qué de extraño tiene que el Pastor busque a sus ovejas? Antes de que vosotros existieseis, ya os amaba y estaba prevista vuestra desobediencia y también vuestra salvación.

Cuando me manifesté en Jesús, El dijo ser vuestro Rey y le diste la cruz por trono; entonces os enseñe toda la fuerza que tiene el amor, el perdón y la mansedumbre. Así como dejé correr su sangre, así os doy mi amor sin limitaciones.

¿Pensáis que en este tiempo de dolores, no esté Yo entre vosotros? Heme aquí, he venido como manantial de agua cristalina a mitigar la sed espiritual que os devora. He venido a deciros: Es tiempo de que dejéis a vuestro espíritu que evolucione para que todas sus potencias adormecidas despierten, para ello he venido a inspiraros y explicaros la espiritualidad.

La fe, el pensamiento y la voluntad, son potencias del espíritu. Sed grandes y fuertes por medio de estos dones y manifestadlos en todas vuestras obras que deben estar siempre basadas en el amor.

Ya sabéis la misión que me he impuesto.

En la eternidad os espero, mas tenéis que luchar para llegar a Mí, por eso vengo a alumbrar vuestro camino, para que lo podáis seguir y marchar siempre adelante.

Sed puros en vuestros pensamientos, palabras y obras, y estaréis en mi camino; entonces llegaréis a ocupar en el Reino del Padre, la morada que os tengo destinada.

Dominad vuestras pasiones, dejad los placeres materiales y pensad en vuestros hermanos. Mirad como se derrama la sangre de mis hijos en este mundo, oíd los sollozos que escapan de todos los corazones que sufren. Hay muchos nidos con sus aves muertas, muchos hijos que sufren, muchas madres que lloran y muchos niños sin cuna.

Orad por ellos, que el sentimiento fraternal de unos y maternal de otras, sea como bálsamo de consuelo que penetre en sus corazones.

Dejad destellos de luz al caminante que tras de vosotros venga, entonces sentiréis a Dios en vuestro corazón y en lo más profundo de vuestro ser, ahí encontrará el Padre su mejor templo. La conciencia será como la cumbre del monte desde donde Yo me manifieste. Entonces el hombre será más espíritu que materia y más claridad que sombra.

Así como la brisa y el sol os acarician, pueblo, acariciad vosotros a vuestros semejantes. Este es el tiempo en que los necesitados y los menesterosos abundan. Comprended que aquel que os pide el favor, os está concediendo la gracia de que seáis útiles a los demás y de que trabajéis por vuestra salvación. El os da la oportunidad de que seáis misericordiosos y con ello os asemejéis a vuestro Padre; porque el hombre ha nacido para regar por el mundo la semilla del bien. Comprended entonces que quien os pide, os favorece.

Quien diga que ha hecho un favor haciendo la caridad miente, porque apenas ha cumplido con una obligación.

Llegaré a recrearme con mis discípulos, cuando de su concierto armonioso se escapen las notas dulces y vibrantes del espiritualismo, porque todos los preparados hablarán con el lenguaje del corazón. Los que no se hayan preparado, no se perderán, porque soy el que sabe esperar que los frutos maduren, pero éstos llorarán su desobediencia cuando apuren el cáliz de amargura.

En todos estoy, pero algunos dirán "No os siento", otros dirán: "No os veo"; más todos comprenden que estoy en todos y en todo lo creado. ¿Por qué tratáis de verlo todo con los ojos y de palparlo con los sentidos? Tratad de ver con el espíritu, con el entendimiento y con el corazón.

Entonces veréis lo desconocido y lo sentiréis vibrar en todo vuestro ser. Cuando comprendáis cuándo os amo, ya no diréis que vuestro Dios os castiga.

En verdad os digo que la ira no existe en Mí, porque ella es flaqueza humana. Vosotros sois quienes encendéis el fuego del dolor y después me clamáis para que lo apague, más es mi justicia la que se manifiesta en vosotros, por eso tenéis que apagar el fuego del odio y de las pasiones, que habéis encendido, con el agua de la virtud, con las lágrimas y aun con sangre.

En el Segundo Tiempo os dije: Las aves tienen nido, las fieras tienen cueva, mas el hijo de Dios no tiene donde reclinar su sien.

La paz os dejo, la paz os doy, en ella encontraréis consuelo y gozo. Estad vosotros en mi amor, como Yo estoy en vuestro dolor.

Comprended que he penetrado en vuestro corazón, sin que sintieseis mi llegada, para sentir mi presencia necesitabais estar velando y cuando os encontré, estabais durmiendo; por eso al despertaros, habéis preguntado con extrañeza quién era el que había llegado, que os estaba hablando de esta manera.

Debo advertiros que no he venido a sorprenderos con una visita imprevista, tiempo ha que os di a conocer las señales que precederían a mi manifestación como Espíritu Santo; pero viendo, no mirasteis y oyendo no escuchasteis.

Si escudriñáis los acontecimientos que han conmovido a vuestro mundo en el siglo pasado, cuyas fechas quedaron escritas en vuestros anales, comprenderéis que en verdad, cuanto fue predicho por el Señor tuvo fiel cumplimiento.

De cierto os digo, que durante el tiempo que dure mi comunicación, no seré creído, porque será necesario que los hombres limpien primero su corazón y su entendimiento, para que puedan analizar mi palabra.

los que escuchan mis lecciones día tras día y aun recibiendo continuamente pruebas de mi verdad dudan y me niegan, les digo que es menester que estudien el sentido espiritual de mi enseñanza, para que comprendan su verdad. En la misma forma les hablé en el Segundo Tiempo cuando dije: Es necesario que Yo muera para que sea creído y que resucite al tercer día, para que la humanidad se convenza de que soy el Hijo de Dios.

Los que aun están lejos de la espiritualidad, quisieran contemplarme bajo la forma de Jesús para decirme: Señor, creo en Ti, porque te he visto; a ellos les digo: Bienaventurados los que sin ver han creído, porque han dado pruebas de que gracias a su espiritualidad me han sentido en su corazón.

¿Comprendéis ahora por qué el hombre ha necesitado hacer imágenes que me representen? Por su falta de preparación, porque no es sensible a las manifestaciones espirituales.

Si el hombre comprendiese mi Doctrina, no experimentaría la necesidad de esculpir o de pintar imágenes para luego postrarse ante ellas, descubrirá que en el mundo no existe imagen más perfecta del Señor
que el mismo hombre elevado espiritualmente, entonces procuraría imitar mis obras para acercarse más a su Creador.

Juan, el apóstol, penetró en lo espiritual; a través de sus éxtasis sintió la presencia del Padre, ante su voz espiritual se sintió desfallecer; mas a pesar de haber contemplado figuras y formas en aquellos mirajes, no comprendió que cada imagen era tan sólo el símbolo de un gran libro de sabiduría y profecía, mas no la figura o la forma de Dios.

El hombre que contempló, el Cordero, el león, el libro, las estrellas, los ancianos, los candeleros y cuando su vista absorta miró, sólo eran figuras y formas existentes en la Tierra conocidas por el hombre, las cuales fueron tomadas como símbolos, para representar con ellas enseñanzas profundas y divinas, pero mi Divinidad en todo su esplendor nadie puede contemplarla, porque soy infinito, no tengo principio ni fin.

Si el libro de las profecías de Juan, ha sido visto por algunos como misterio impenetrable y por otros considerado bajo una interpretación errónea, se debe a que la humanidad no ha alcanzado aún la espiritualidad necesaria para comprender lo que ahí está representado y puedo deciros también que ni siquiera fue entendido por el profeta a quien se le inspiró.

Juan oyó y vio, y al escuchar que se le ordenaba que escribiese, al punto obedeció, mas comprendió que aquel mensaje era para los hombres que vendrían mucho tiempo después de él.

Hoy os encontráis en este tiempo que os fue profetizado, y esta doctrina como luz de una nueva era, tiene la virtud de enseñar a leer en ese libro que por tanto tiempo estuviera cerrado a vuestra comprensión. Se acerca la hora en la que llegaréis a descifrar todo aquello que por tanto tiempo mirasteis oculto tras el velo del misterio.

¿No creéis en verdad, que si Juan hubiese comprendido el significado de la revelación que había recibido, en lugar de legaros un libro de figuras y símbolos, os hubiese explicado con claridad su contenido? Reconoced que si hubiera explicado con entera claridad esa revelación ¿Qué hombre de aquel tiempo hubiera podido comprenderla y por lo tanto creído en la verdad de la profecía?

Fue mi voluntad que aquel libro permaneciera sellado y sólo su existencia y parte de su contenido os fuese revelado, para que llegado este tiempo Yo viniera a explicaros esa revelación.

Despertad, pueblo, llevad este mensaje a la humanidad, para que reciba en su espíritu la luz de mi palabra en el Tercer Tiempo. Olvidad vuestras miserias humanas y exclamad: ¡Hosanna, hosanna! porque al fin vuestra evolución espiritual os permitirá comprender, el verdadero sentido de las enseñanzas que os he dado a conocer, y cuya luz os conducirá a una morada perfecta en la eternidad.


¡Mi paz sea con vosotrros!

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