Amados discípulos: Estoy abriendo vuestros ojos a la luz de
mi enseñanza, para que podáis distinguir la verdad de la impostura; la luz de
la conciencia, la sensibilidad y la intuición que poseéis serán las que os
señalen el buen camino y os descubran los buenos frutos.
Del verdadero conocimiento de mi Doctrina nacerá en vosotros
la humildad, porque os sentiréis tan pequeños ante vuestro Creador, y a pesar
de ello, tan agraciados y donados por El, que no osaréis levantar vuestra
mirada hacia el Padre, si consideráis que se encuentra impura.
La vanidad ha anidado en los que, creyendo haber alcanzado
el completo conocimiento de la verdad, han llegado a considerarse sabios,
fuertes, infalibles, grandes y absolutos, sin darse cuenta que muchas veces han
estado confundidos.
No quiero que entre este pueblo que apenas comienza a
formarse bajo la luz de estas lecciones, surjan mañana los hombres que se
encuentren confundidos por su vanidad, pregonando que son la reencarnación de
Cristo, o que son los nuevos Mesías.
Quienes cometan tales actos, serán los que, creyendo haber
alcanzado la comprensión de toda mi verdad, en realidad van lejos del sendero
marcado por Cristo, que es el de la humildad.
Estudiad la vida de Jesús en la Tierra y encontraréis una
profunda e inolvidable lección de humildad.
Jesús sabía que era, de donde venía y a que había venido,
sin embargo El nunca anduvo en las plazas o en las calles, pregonando con
orgullo que era el Hijo de Dios, el Mesías, o el Salvador, sino que con sus
obras dio testimonio perfecto de su Doctrina de amor y de caridad. Con sus
hechos dio a saber quién era y cuando alguien llegaba a preguntarle: ¿Tú eres
el Cristo? Jesús se concretaba a responder: Vosotros lo habéis dicho.
Es decir, que mientras los hombres lo decían con sus labios,
El lo probaba con sus obras, ante las cuales carecían de valor todas las
palabras.
Todo esto lo debéis tener presente, oh pueblo amado, para
que una vez que estéis entregados a la lucha, no os dejéis sorprender por las
tentaciones ni permitáis que vuestro corazón reciba el galardón que tan sólo
corresponde al espíritu.
Para evitaros caer en esta flaqueza, haré que esta forma de
comunicarme con vosotros tenga su límite, aunque han existido quienes saben
cumplir esta misión con verdadera humildad, también hay quienes han llegado a
creerse dioses delante de las multitudes; pero cuando vean que lo que ayer
tuvieron ya no lo poseen, llegarán a comprender que para lograr una perpetua
comunicación con el Padre, es preciso tener humildad.
Todos sabéis que he señalado un día para que esta
comunicación toque a su fin, esa fecha es 1950, mas veréis como los que se
envanecieron y engrandecieron con esta manifestación, no se someterán a la
voluntad del Padre porque pensarán que al perder ese don, volverán a su vida
ignorados por las multitudes y dejarán de ser ensalzados por el pueblo.
Los portavoces dirán cuando la hora se acerque: ¿Quién
vendrá a escucharnos cuando el pueblo sepa que ya el Maestro no habla por
nuestra boca? Y los guías dirán: ¿Quiénes vendrán a nuestros recintos, el día
en que sepan que ya no resuena la palabra del Señor por la boca de sus
elegidos? A unos y a otros desde ahora les digo, que si fuera la única forma en
que Yo pudiera manifestarme a su espíritu, no os privaría jamás de ella, pero
si la voy a hacer cesar, es señal de que algo más elevado y perfecto os
aguarda, algo que vosotros también sabéis es la comunicación de espíritu a
Espíritu con vuestro Padre.
Pueblo: Formad con mis palabras un álbum y guardad su
contenido en vuestro espíritu iluminado con la luz de vuestra conciencia, para
que nunca vayáis a profanar mi Obra.
Si habéis creído en mi manifestación bajo esta forma, debéis
también creer que voy a dejaros de hablar como hasta ahora lo he venido
haciendo; y si habéis creído en mi presencia cuando os he doctrinado a través
del entendimiento humano, sirviéndome de seres rudos e imperfectos. ¿Cómo no
habréis de creer que podréis recibir mi divina inspiración de Espíritu a
espíritu?
Mucho es lo que ya os he doctrinado, oh discípulos. No os
concretéis tan sólo a oírme, analizad mi palabra con amor, estudiadla
profundamente ahora que estáis en el tiempo de hacerlo y no después de haber
caído en tentación, porque será más difícil vuestra lucha.
Estudiad mi enseñanza para que la interpretéis justamente y
con su luz podáis comprender el sentido de la vida y la finalidad de las
pruebas.
Muchos de los que contemplan a los elementos desatados, las
aguas desbordadas arrastrando comarcas en su furiosa corriente y a los hombres
entregados a destruirse en crueles guerras fratricidas, dicen que es la ira de
Dios la que se encuentra también desatada.
Yo perdono a quienes así interpretan mi justicia, más
comprenderán que todos los sufrimientos y vicisitudes que la humanidad padece,
proviene de su desobediencia a mi Ley.
Hay quienes dicen: "Señor, si tanto es lo que os
ofendemos con nuestras imperfecciones, además de ser la causa de todas nuestras
penalidades ¿Por qué mejor no nos destruyes, para qué nos conservas en el
dolor?
A los que así me interrogan les digo: Si no os amase, con
sólo decir "Hágase", os haría desaparecer; pero si a pesar de
vuestras faltas os sigo conservando, ello es prueba de que un alto destino os
aguarda.
Mis designios son perfectos y mi amor hacia vosotros es
infinito, por lo tanto vuestras imperfecciones nunca llegarán a tener el valor
suficiente para hacer variar la voluntad del Todopoderoso. Por instantes os
apartáis del camino que os marca mi Ley, pero al final en la perfección de mi
justicia encontraréis mi amor.
La humanidad siempre ha estado sujeta a pruebas, en las que
además de purificar su espíritu ha alcanzado la luz de la experiencia, la que
en este tiempo le ayudará a comprender las lecciones sabias justas y perfectas
que os da la vida. Es por eso que os he dicho que debéis de luchar en contra de
las tinieblas con vuestra espada de luz, además de permanecer velando y orando
para no caer en tentación.
Si queréis profundizaros más en el por qué de vuestras
pruebas, recordad que estáis en el tiempo de la restitución de todas vuestras
faltas pasadas. Cuando ya tengáis fe en lo que os estoy explicando, una dulce
conformidad, una paz infinita invadirán vuestro ser,
pensando que el único que conoce vuestro pasado y que puede juzgarlo
con amor, soy Yo.
Mirad en este tiempo a los reyes desterrados, a los
príncipes sin esperanzas de reinar, a los ricos en la ruina y a los poderosos
en el lecho del dolor. ¿Quién sabrá la restitución que existe en las pruebas a
que se encuentran sometidos? Solamente Yo; mas quiero que todos sepáis que con
arrepentimiento sincero, con buenas obras, con regeneración y espiritualidad,
podréis acortar vuestra restitución hasta alcanzar vuestra liberación del dolor
y con ello la paz.
Con estas lecciones estoy esclareciéndoos las enseñanzas que
desde los más remotos tiempos habéis recibido, pero que los hombres os habían
ocultado, impidiendo que la humanidad pudiera encontrar el camino de salvación.
¿No creéis, pueblo amado, que si en este tiempo habéis sido
de los primeros en comprender esta verdad, os obligue ese conocimiento a ser
los que llevéis la luz a los campos de guerra y a los pueblos sin paz?
Para ello escudriñad mi palabra, mas hacedlo siempre con el
fin de alcanzar la verdad.
Fortaleced vuestra fe en mi palabra, para que en el futuro,
cuando escuchéis argumentos en contra de esta Obra, no vayáis a flaquear.
Me decís: Maestro, ¿Qué es lo que podemos escuchar en contra
de vuestra Doctrina perfecta, que sea capaz de poner en peligro nuestra fe?
Así pensáis ahora, discípulos amados, porque aún no sabéis
de las tempestades y de la lucha que se avecina; ahora venís en paz a escuchar
mi palabra, a recrearos con mi lección, mas os preparo y os pongo alerta, para
que nadie vaya a sorprenderos. Entre vosotros hay muchos inocentes, muchos de
buena fe, de nobles sentimientos, varones y mujeres sin maldad, que no conocen
la perversidad y las traiciones de que son capaces los hombres, y si no se
preparan, serán fácil presa de aquellos que se levanten en contra de esta
Doctrina, serán como indefensas ovejas ante lobos hambrientos.
Más os conviene que desde ahora sepáis por Mí, lo que
escucharéis mañana, preparaos con la luz de mi enseñanza para luchar, que nada
os hiera cuando seáis atacados y quieran haceros flaquear.
No os turbéis cuando os digan que quien os ha hablado en
este tiempo ha sido el tentador y que profetizado estaba que él también haría
prodigios con los cuales turbaría y confundiría a los mismos escogidos. En
verdad os digo, que muchos de los que así opinaran de mi manifestación serán de
los que realmente se encuentren al servicio del mal y de las tinieblas, aunque
sus labios traten de asegurar que siempre van esparciendo la verdad.
No olvidéis que el árbol por su fruto es reconocido, y Yo os
digo: El fruto es esta palabra que he venido a vibrar por los entendimientos de
estos portavoces, hombres y mujeres de corazón sencillo. Por el fruto y por el
adelanto espiritual de los que lo han saboreado, reconocerá la humanidad al
árbol que soy Yo.
La Obra Espiritualista Trinitaria Mariana comenzará a
extenderse, provocando una verdadera alarma entre muchos que creyendo haber
estudiado y comprendido las lecciones que con anterioridad recibieron del
Padre, se han envanecido con el conocimiento de sus filosofías y de sus
ciencias, sin darse cuenta de la evolución espiritual que ha alcanzado la
humanidad. Ellos al despertar de su letargo se darán cuenta de la forma en que
ahora piensa y siente el espíritu de los hombres, lanzarán anatemas en contra
de lo que ellos llamarán "nuevas ideas" y propagarán que este
movimiento ha sido provocado por el Anti-Cristo. Entonces recurrirán a las
escrituras, a las profecías y a mi palabra que os di en el Segundo Tiempo, para
tratar de combatir mi nueva manifestación, mis nuevas lecciones y todo lo que
os prometiera y que hoy me encuentro cumpliendo.
Llegará mi palabra, en labios de mis discípulos y por medio
de escritos, aun a los que no admiten nada que esté más allá de lo material, o
que esté fuera de sus conocimientos y conceptos que ya tienen aceptados, y me
llamarán falso Dios por haberos traído esta palabra. Más cuando esto escuchéis,
aunque vuestro corazón se sienta herido, vuestra fe no sufrirá quebranto,
recordando con emoción que ya vuestro maestro os lo tenía anunciado y os había
fortalecido con su palabra para resistir esas pruebas. En cambio os digo, que
aunque a vuestro paso vais a encontrar la impostura, la hipocresía, la
superstición, el fanatismo religioso y la idolatría, a nadie juzguéis por sus
errores, doctrinadles con mi palabra y dejadme la causa a Mí, que soy el único
que debe juzgaros y que conoce quien es el falso Dios, el falso Cristo, el mal
apóstol, el fariseo hipócrita.
A vosotros sólo os corresponde interpretar mi enseñanza, de
la manera más pura, a fin de que en vuestras obras fructifique la simiente divina y por su esencia sea reconocido por vuestros hermanos Aquel que
os la inspiró.
El corazón de este pueblo no será estéril, Yo sé por qué lo
he llamado y reunido. Habrá momentos en que hasta lleguen a confundirse muchos
dentro de mi Obra, pero al fin se salvarán del torbellino y llenos de luz se
levantarán en busca de los caminos que conducen a otras tierras, llevando mi
Doctrina a los hombres de otros pueblos, con un mensaje divino de fraternidad
espiritual y de paz. Ellos enseñarán que todo lo material tiene un límite, que
hicieron mal uso del libre albedrío y que hoy vengo a poner un hasta aquí a
vuestra veloz carrera, haciendo en vosotros mi voluntad; mas no vengo en contra
vuestra, sino para bien de toda la humanidad.
Mi acercamiento a vosotros en este tiempo, no es para
ejercer venganza, por lo que de Mi hiciera la humanidad en el Calvario, prueba
de ello es que muchas veces después de haberme ofendido, os entrego mi paz en
prueba de amor y de perdón.
Si mi presencia entre vosotros en este tiempo, coincide con
las grandes calamidades y con las terribles guerras que ahora os afligen, no me
atribuyáis a Mí ese cáliz que beben los hombres. Los sufrimientos son el fruto
de vuestros pecados y éstos no han brotado de Mí. Si os anuncié que en el
tiempo en que os hablaría como Espíritu Santo el dolor se encontraría desatado
entre la humanidad, con ello no dicté vuestra sentencia, es que Yo sabía que
cuando esas pruebas llegaran, me necesitaríais; sólo os lo anuncié para que
estuvieseis velando y orando, en espera de mi llegada.
La sentencia ha mucho tiempo que vosotros la habéis firmado;
mas Yo, a quien consideráis como vuestro Juez, en realidad soy vuestro
defensor, que viene a libraros de vuestra carga, convenciéndoos dulcemente a
que toméis el buen sendero, para que obtengáis la verdadera libertad, que es la
del espíritu.
Lloráis, pueblo, porque sentís en vuestro corazón
arrepentido el amor del Maestro. Os habían dicho que todo el que se presentara
ante el Padre llevando en su espíritu una grave falta, no sería perdonado y
tendría que sufrir una condena eterna; mas ¿Como habéis podido concebir tan
monstruosa mi justicia divina? ¿No os disteis cuenta de que a través de Jesús
demostré que mis palabras más tiernas y mis más dulces miradas fueron para los
que más habían pecado? ¿Cómo podría Yo predicar una enseñanza en el mundo y
hacer lo contrario en la eternidad?
Entre Cristo y el Padre no puede existir la menor
diferencia, puesto que ambos son el mismo Espíritu, el mismo amor, la misma
sabiduría que se ha manifestado en tres fases a la humanidad; Yo os dije en el
Segundo Tiempo: "Quien conoce al Hijo, conoce al Padre".
Limpios brotasteis de Mí y limpios tendréis que retornar,
mas el tiempo de expiación será pasajero, jamás eterno, corto o largo,
dependiendo de la voluntad que el espíritu ponga para alcanzar su salvación.
Os encuentro confundidos, porque habéis tomado los libros en
los que vuestros hermanos han impreso sus errores, los que por mucho tiempo
habéis tenido por la verdad pura; mas se acercan los días en los que el hombre
tendrá que rectificar sus mismos dogmas, porque la luz del nuevo tiempo le hará
ver el camino de la verdad; porque en esta noche en que se encuentre su vida
espiritual, se hará la luz.
Os envío esta Doctrina para enseñaros a penetrar desde
vuestra existencia humana, a la vida espiritual.
Aún sois más materia que espíritu y es por eso que por
instantes dudáis de la verdad de esta palabra y os preguntáis: ¿Será
verdaderamente el Maestro quien nos habla? Brota entonces un "sí" del
espíritu, que lucha contra un "no" de la materia.
En forma limitada me manifiesto ante vosotros, para que
escuchéis mi palabra, en la que os envío mis pensamientos divinos, que vienen
de nuevo a trazaros el camino de vuestra elevación espiritual.
Lo mismo bendigo al que creé en mi comunicación, que al que
duda. No tengo preferencia, a todos amo por igual. Me manifiesto al mundo no
sólo para unos corazones, sino para iluminar de luz todas las sendas, para que
los hombres prosigan la meta de la espiritualidad y cumplan con el mandato
divino que os dice: "Amaos los unos a los otros".
Soy el Divino Sembrador del amor y conozco el tiempo de
sembrar y recoger el fruto. Escrito estaba que cuando los hombres se
encontraran en la mayor altura de perversidad, Dios daría nuevamente la luz al
mundo.
Discípulos: Es tiempo de sembrar; los hombres buscan y
llaman la guerra; vosotros buscad el corazón humano para sembrar en él paz y
amor.
Si sois atacados, escudaos en la blancura de mi Doctrina.
Mientras los hombres triunfan quitándoos la existencia humana, Yo triunfaré
dándoos la vida eterna.
Las legiones del bien están en actividad, han entrado en
combate, mas vienen a salvar al que perece. Esa es mi divina tarea. ¿Olvidáis
que se me ha llamado el Salvador de la humanidad? ¿Qué de extraño tiene que el
Pastor busque a sus ovejas? Antes de que vosotros existieseis, ya os amaba y
estaba prevista vuestra desobediencia y también vuestra salvación.
Cuando me manifesté en Jesús, El dijo ser vuestro Rey y le
diste la cruz por trono; entonces os enseñe toda la fuerza que tiene el amor,
el perdón y la mansedumbre. Así como dejé correr su sangre, así os doy mi amor
sin limitaciones.
¿Pensáis que en este tiempo de dolores, no esté Yo entre
vosotros? Heme aquí, he venido como manantial de agua cristalina a mitigar la
sed espiritual que os devora. He venido a deciros: Es tiempo de que dejéis a
vuestro espíritu que evolucione para que todas sus potencias adormecidas
despierten, para ello he venido a inspiraros y explicaros la espiritualidad.
La fe, el pensamiento y la voluntad, son potencias del
espíritu. Sed grandes y fuertes por medio de estos dones y manifestadlos en
todas vuestras obras que deben estar siempre basadas en el amor.
Ya sabéis la misión que me he impuesto.
En la eternidad os espero, mas tenéis que luchar para llegar
a Mí, por eso vengo a alumbrar vuestro camino, para que lo podáis seguir y
marchar siempre adelante.
Sed puros en vuestros pensamientos, palabras y obras, y
estaréis en mi camino; entonces llegaréis a ocupar en el Reino del Padre, la
morada que os tengo destinada.
Dominad vuestras pasiones, dejad los placeres materiales y
pensad en vuestros hermanos. Mirad como se derrama la sangre de mis hijos en
este mundo, oíd los sollozos que escapan de todos los corazones que sufren. Hay
muchos nidos con sus aves muertas, muchos hijos que sufren, muchas madres que
lloran y muchos niños sin cuna.
Orad por ellos, que el sentimiento fraternal de unos y
maternal de otras, sea como bálsamo de consuelo que penetre en sus corazones.
Dejad destellos de luz al caminante que tras de vosotros
venga, entonces sentiréis a Dios en vuestro corazón y en lo más profundo de
vuestro ser, ahí encontrará el Padre su mejor templo. La conciencia será como
la cumbre del monte desde donde Yo me manifieste. Entonces el hombre será más
espíritu que materia y más claridad que sombra.
Así como la brisa y el sol os acarician, pueblo, acariciad
vosotros a vuestros semejantes. Este es el tiempo en que los necesitados y los
menesterosos abundan. Comprended que aquel que os pide el favor, os está
concediendo la gracia de que seáis útiles a los demás y de que trabajéis por
vuestra salvación. El os da la oportunidad de que seáis misericordiosos y con ello
os asemejéis a vuestro Padre; porque el hombre ha nacido para regar por el
mundo la semilla del bien. Comprended entonces que quien os pide, os favorece.
Quien diga que ha hecho un favor haciendo la caridad miente,
porque apenas ha cumplido con una obligación.
Llegaré a recrearme con mis discípulos, cuando de su
concierto armonioso se escapen las notas dulces y vibrantes del espiritualismo,
porque todos los preparados hablarán con el lenguaje del corazón. Los que no se
hayan preparado, no se perderán, porque soy el que sabe esperar que los frutos
maduren, pero éstos llorarán su desobediencia cuando apuren el cáliz de
amargura.
En todos estoy, pero algunos dirán "No os siento",
otros dirán: "No os veo"; más todos comprenden que estoy en todos y
en todo lo creado. ¿Por qué tratáis de verlo todo con los ojos y de palparlo
con los sentidos? Tratad de ver con el espíritu, con el entendimiento y con el
corazón.
Entonces veréis lo desconocido y lo sentiréis vibrar en todo
vuestro ser. Cuando comprendáis cuándo os amo, ya no diréis que vuestro Dios os
castiga.
En verdad os digo que la ira no existe en Mí, porque ella es
flaqueza humana. Vosotros sois quienes encendéis el fuego del dolor y después
me clamáis para que lo apague, más es mi justicia la que se manifiesta en
vosotros, por eso tenéis que apagar el fuego del odio y de las pasiones, que
habéis encendido, con el agua de la virtud, con las lágrimas y aun con sangre.
En el Segundo Tiempo os dije: Las aves tienen nido, las
fieras tienen cueva, mas el hijo de Dios no tiene donde reclinar su sien.
La paz os dejo, la paz os doy, en ella encontraréis consuelo
y gozo. Estad vosotros en mi amor, como Yo estoy en vuestro dolor.
Comprended que he penetrado en vuestro corazón, sin que
sintieseis mi llegada, para sentir mi presencia necesitabais estar velando y
cuando os encontré, estabais durmiendo; por eso al despertaros, habéis
preguntado con extrañeza quién era el que había llegado, que os estaba hablando
de esta manera.
Debo advertiros que no he venido a sorprenderos con una
visita imprevista, tiempo ha que os di a conocer las señales que precederían a
mi manifestación como Espíritu Santo; pero viendo, no mirasteis y oyendo no
escuchasteis.
Si escudriñáis los acontecimientos que han conmovido a
vuestro mundo en el siglo pasado, cuyas fechas quedaron escritas en vuestros
anales, comprenderéis que en verdad, cuanto fue predicho por el Señor tuvo fiel
cumplimiento.
De cierto os digo, que durante el tiempo que dure mi
comunicación, no seré creído, porque será necesario que los hombres limpien
primero su corazón y su entendimiento, para que puedan analizar mi palabra.
los que escuchan mis lecciones día tras día y aun
recibiendo continuamente pruebas de mi verdad dudan y me niegan, les digo que
es menester que estudien el sentido espiritual de mi enseñanza, para que
comprendan su verdad. En la misma forma les hablé en el Segundo Tiempo cuando
dije: Es necesario que Yo muera para que sea creído y que resucite al tercer
día, para que la humanidad se convenza de que soy el Hijo de Dios.
Los que aun están lejos de la espiritualidad, quisieran
contemplarme bajo la forma de Jesús para decirme: Señor, creo en Ti, porque te
he visto; a ellos les digo: Bienaventurados los que sin ver han creído, porque
han dado pruebas de que gracias a su espiritualidad me han sentido en su
corazón.
¿Comprendéis ahora por qué el hombre ha necesitado hacer
imágenes que me representen? Por su falta de preparación, porque no es sensible
a las manifestaciones espirituales.
Si el hombre comprendiese mi Doctrina, no experimentaría la
necesidad de esculpir o de pintar imágenes para luego postrarse ante ellas,
descubrirá que en el mundo no existe imagen más perfecta del Señor
que el mismo hombre elevado espiritualmente, entonces procuraría
imitar mis obras para acercarse más a su Creador.
Juan, el apóstol, penetró en lo espiritual; a través de sus
éxtasis sintió la presencia del Padre, ante su voz espiritual se sintió
desfallecer; mas a pesar de haber contemplado figuras y formas en aquellos
mirajes, no comprendió que cada imagen era tan sólo el símbolo de un gran libro
de sabiduría y profecía, mas no la figura o la forma de Dios.
El hombre que contempló, el Cordero, el león, el libro, las
estrellas, los ancianos, los candeleros y cuando su vista absorta miró, sólo
eran figuras y formas existentes en la Tierra conocidas por el hombre, las
cuales fueron tomadas como símbolos, para representar con ellas enseñanzas
profundas y divinas, pero mi Divinidad en todo su esplendor nadie puede
contemplarla, porque soy infinito, no tengo principio ni fin.
Si el libro de las profecías de Juan, ha sido visto por
algunos como misterio impenetrable y por otros considerado bajo una
interpretación errónea, se debe a que la humanidad no ha alcanzado aún la
espiritualidad necesaria para comprender lo que ahí está representado y puedo
deciros también que ni siquiera fue entendido por el profeta a quien se le
inspiró.
Juan oyó y vio, y al escuchar que se le ordenaba que
escribiese, al punto obedeció, mas comprendió que aquel mensaje era para los
hombres que vendrían mucho tiempo después de él.
Hoy os encontráis en este tiempo que os fue profetizado, y
esta doctrina como luz de una nueva era, tiene la virtud de enseñar a leer en
ese libro que por tanto tiempo estuviera cerrado a vuestra comprensión. Se
acerca la hora en la que llegaréis a descifrar todo aquello que por tanto
tiempo mirasteis oculto tras el velo del misterio.
¿No creéis en verdad, que si Juan hubiese comprendido el
significado de la revelación que había recibido, en lugar de legaros un libro
de figuras y símbolos, os hubiese explicado con claridad su contenido?
Reconoced que si hubiera explicado con entera claridad esa revelación ¿Qué
hombre de aquel tiempo hubiera podido comprenderla y por lo tanto creído en la
verdad de la profecía?
Fue mi voluntad que aquel libro permaneciera sellado y sólo
su existencia y parte de su contenido os fuese revelado, para que llegado este
tiempo Yo viniera a explicaros esa revelación.
Despertad, pueblo, llevad este mensaje a la humanidad, para
que reciba en su espíritu la luz de mi palabra en el Tercer Tiempo. Olvidad
vuestras miserias humanas y exclamad: ¡Hosanna, hosanna! porque al fin vuestra
evolución espiritual os permitirá comprender, el verdadero sentido de las enseñanzas
que os he dado a conocer, y cuya luz os conducirá a una morada perfecta en la
eternidad.
¡Mi paz sea con vosotrros!
No hay comentarios:
Publicar un comentario