Cuando esta humanidad escéptica, incrédula y materialista se
encuentra ante una manifestación divina o ante aquello que ellos llaman
milagros, al instante busca razones o Pruebas para demostrar que no existe
ninguna obra sobrenatural, ni ha habido tal milagro. Cuando aparece un hombre
manifestando un don espiritual que no es común, ante él se levanta la burla, la
duda o la indiferencia acallando su voz; y cuando la naturaleza, cual
instrumento de mi Divinidad, da sus voces de justicia y sus mensajes de alerta
a los hombres, éstos todo lo atribuyen al acaso; pero nunca se había encontrado
la humanidad tan insensible, sorda y ciega para todo lo divino, lo espiritual y
lo eterno, como en estos tiempos.
Millones de hombres se dicen cristianos mas en su mayoría no
conocen la doctrina de Cristo. Dicen amar todas las obras que en cuanto hombre
hice, mas en su forma de creer, de pensar y de concebir, demuestran que no
conocen la esencia de mi doctrina.
Yo vine a enseñaros la vida del espíritu, vine a revelaros
las potencias que están en él; para eso vine al mundo.
Yo curaba a los enfermos sin medicina alguna, habla con los
espíritus, libertaba a los poseídos de influencias extrañas y sobrenaturales,
conversaba con la naturaleza, me transfiguraba de hombre en Espíritu y de
Espíritu en hombre, y cada una de esas obras tuvo siempre la finalidad de
enseñaros el camino de la evolución del espíritu.
La verdadera esencia de mi enseñanza la han ocultado los
hombres para mostraros un Cristo que ni siquiera es imagen del que vino a morir
para haceros vivir.
Hoy estáis viendo el resultado de vuestro alejamiento del
Maestro que vino a doctrinaros. Os rodea un ambiente de dolor, os agobia
vuestra pequeñez, os atormenta la ignorancia; mas ha llegado el tiempo en que
las potencias y los dones aletargados en el hombre despierten, anunciando como
heraldos que un nuevo tiempo ha llegado.
las religiones, la ciencia y la justicia de los hombres,
tratarán de impedir el avance de lo que para ellos será extraña y maléfica
influencia; mas no habrá poder que pueda detener el despertar y el adelanto del
espíritu.
El día de la liberación está cerca.
También en este tiempo he tenido mis profetas como los tuve
en los primeros tiempos. Cada portavoz ha sido un profeta, porque a través de
sus labios os he hablado de lo venidero.
Mi palabra en este Tercer Tiempo, recogida en escritos,
contiene muchas profecías para la humanidad del mañana. Os he predicho lo que
acontecerá cuando hayan pasado muchos años y os he hablado de pruebas que serán
cumplidas en otras eras; para probaros la verdad de mis profecías, os he
entregado algunas que ya habéis visto cumplir; por eso entre este pueblo
existen corazones con fe inquebrantable que han visto maravillados y llenos de
gozo el cumplimiento de mi palabra.
No sólo el portavoz dentro de mi manifestación es profeta en
este tiempo; este pueblo, al elevar su espíritu, al escucharme, ha sentido el
despertar de sus dones dormidos y ha surgido como profeta. Unos ven, otros
oyen, otros presienten.
El Maestro os dice: Preparaos, desarrollad vuestros dones,
que ellos os guíen por el sendero de la luz, para que vuestras obras, palabras
y pensamientos, lleven siempre la esencia que emana de la verdad.
La historia recogió los nombres de los profetas de la
antigüedad, muchos de los cuales anunciaron el tiempo que estáis viviendo.
Desde Joel hasta Juan, os anticiparon la historia de la humanidad.
Aquellos nombres volverán a recordarse, cuando los pueblos
vayan despertando a la verdad que aquellos hombres, enviados por Mí, ya os
habían revelado.
Hoy os digo, que las profecías de mis nuevas lecciones, se
enlazarán a las profecías de los primeros tiempos, porque todas os hablan de
una sola revelación.
Bienaventurados los hijos de este tiempo que, en su fe, en
su celo y en su amor al Padre, se parezcan a aquellos primeros profetas, porque
por su boca hablará mi Espíritu a los hombres de este tiempo y de los tiempos
futuros.
No os aflijáis si es digo que vuestros nombres no pasarán a
la historia; si ya sois humildes, sabréis hacer la caridad con vuestra diestra,
procurando que lo ignore la siniestra.
Orad, pueblo, iluminaos con la luz de mi palabra, a fin de
que la luz de vuestra conciencia os guíe en cada uno de vuestros pasos.
Hoy os he llamado herederos de mi gloria, porque estáis
destinados a poseer mi reino.
Cuando brotasteis de Mí, fuisteis dotados de todos los
atributos necesarios para recorrer el largo camino de la vida y saber regresar
al punto de partida; ninguno de estos dones ha sido adquirido en la jornada,
todo lo poseía el espíritu desde su principio. La conciencia es innata al
espíritu, es luz; a cada paso le va aconsejando que haga méritos para ayudarlo
a retornar al Padre.
A veces el espíritu se desvía del sendero, luego vuelve a
encontrarlo; por momentos camina con diligencia, luego se detiene. Es que no hay
camino más largo, ni con más pruebas que el de la evolución del espíritu.
¡Cuánto mal se han hecho los que creen que en el instante de
morir pueden alcanzar la gloria espiritual! Esos espíritus no saben mirar en
esta vida más allá de lo que en su imaginación se han forjado.
Cuando Dimas, que reconocía el poder de Jesús, desde su cruz
confesó su fe en la Divinidad de Cristo y humildemente le pidió que se acordase
de un pecador, El, contemplando cómo ese ser alcanzaba en aquel instante la
purificación por el arrepentimiento, por la fe y por el dolor, le prometió
llevarle ese mismo día al paraíso.
El Maestro quiso daros a entender que el espíritu cuando se
purifica, vuela a regiones de paz y luz, desde donde puede cumplir aquel mandato
de amar a sus hermanos, inspirado en el amor del Padre, que es la única escala
que existe para llegar al reino
Todos tenéis el derecho de poseer mi reino, todos estáis
destinados a llegar a Mí, así se trate de los más pecadores e imperfectos,
cuando hayáis conquistado como lo hizo Dimas, con vuestro amor y fe, con
vuestra humildad y esperanza, aquel mundo de paz, desde donde comenzaréis a
presentar delante de vuestro Dios aquellas obras que son el perfecto tributo
del espíritu para el Padre que os creó con tanto amor y que os destinó para que
habitaseis con El en lo perfecto.
A nadie he desheredado, en todos están los dones que algún
día les harán arrepentirse de haber pecado, les pesará haberme ofendido y más
tarde les inspirarán las más grandes obras.
Una vez más me estoy manifestando entre vosotros. Cada
espíritu es un templo del Señor; cada mente es una morada del Altísimo; cada
corazón es el santuario del Pastor Divino que conduce a sus ovejas hacia la
vida eterna. El Señor toca con su justicia a los espíritus y con su luz
purifica los pensamientos.
En verdad os digo que no soy un visitante, soy el morador
eterno de vuestro espíritu, soy la luz y la vida presente en vosotros. ¿Quién
podrá apagar mi luz en vuestro espíritu? Dejad entonces que esa estrella
luminosa se manifieste en vuestro camino.
¡Ah, si los hombres hiciesen mi voluntad imitando a Jesús
que en la tierra sólo hizo la voluntad de su Padre Celestial, qué grandes y
hermosas serían las manifestaciones de vuestro espíritu, en obras, en palabras
o pensamientos!
Estoy preparando mi morada en el interior de los hombres,
tanto en los que me aman, como en los que no me conocen, para que mí luz tenga
por reino vuestro espíritu. He aquí mi luz hecha revelación y doctrina. Es el
mensaje del Consolador prometido, Aquél que os anunció que había de venir. Lo
esperado por mucho tiempo ha llegado ya, tan sólo espera que el corazón
aletargado de los hombres despierte para brillar en ellos como la luz de una
nueva aurora. Entonces veréis que, a pesar de los tiempos transcurridos, la
verdad sigue siendo la misma, porque ésta es inmutable. La verdad es Dios, y
una prueba de ello podéis encontrarla en la naturaleza, una de tantas expresiones
de vuestro Creador. Pues así como me muestro a través de la naturaleza, así
quiero manifestarme en vosotros.
¡Humanidad, despertad! ¡Analizad la palabra de Aquél que
había de venir y que ya está entre vosotros! El que sustenta a los espíritus, ha
llegado. El que ilumina el sendero de vuestra evolución, se encuentra enviando
su luz desde las alturas, utilizando el cerebro humano para traducir en
palabras las inspiraciones divinas, palabras que llegan al corazón atribulado,
al espíritu turbado, al enfermo y al hambriento. Quien recibe esta luz sobre su
espíritu, ve aumentada su potencia. Mi fuerza divina es la que mueve al
universo y la que llega a vosotros como una caricia. Cada uno de estos mensajes
es un pensamiento de vuestro Señor.
Humanidad, Yo os salvaré y haré que seáis el intérprete
perfecto, el que mejor exprese mi voluntad. ¡Oh discípulos que me oís en estos
instantes, si no podéis comprenderlo todo, al menos sentid este amor, este
efluvio de vida que hasta vosotros llega! Mi luz os salvará en este tiempo.
¿Qué grandeza podrá tener lo humano sin lo divino? Mi luz es
lo que embellece todo lo que existe. Dejad que brille en vuestro ser y en
vuestras obras y sentiréis el gozo de vivir imitándome.
Ved que Yo, siendo el Verbo, no sólo soy palabra sino
también obra; prueba de ello os di encarnando en aquel tiempo para vivir con
vosotros y daros ejemplo. Fui hombre en verdad, mas aquel cuerpo no tuvo en su
formación el más leve pecado ni la más ligera mancha. Fue un verdadero templo,
de cuyo interior brotó el Verbo de Dios. Aquel que levantó a los humildes y con
una palabra sanó a los enfermos, Aquel que bendijo a los niños y se sentó a la
mesa de los pobres, es el que ahora viene, es el mismo Verbo. Es la luz de la verdad
que visteis aparecer por oriente y cuyo resplandor está iluminando al
occidente. Hoy no aparezco encarnado en un hombre; vengo a manifestarme a
través de hombres preparados por Mí y nacidos para cumplir con esta misión. De
cierto os digo que a estos por quienes os he dado mi palabra, les preparó desde
antes de que a la tierra vinieran, luego les conduje desde su nacimiento, y ahora que me sirvo de ellos,
aún les sigo preparando.
Quisiera hablaros de muchas enseñanzas espirituales, pero no
podéis comprenderlas aún. Si Yo os revelase hasta qué moradas descendisteis en
la tierra, no podríais concebir cómo habitasteis en tales lugares. Hoy podéis
negar que conocéis el valle espiritual, porque a vuestro espíritu, estando
encarnado, le es vedado su pasado, a fin de que no se envanezca, ni sucumba, ni
se desespere ante su nueva existencia en la cual tendrá que empezar como en una
nueva vida. Aunque quisieseis, no podríais recordar, sólo os concedo que
conservéis un presentimiento o intuición de lo que os revelo para que
perseveréis en la lucha y tengáis conformidad en las pruebas.
Podéis dudar de todo lo que os digo, mas en verdad aquel
valle fue vuestra morada cuando erais espíritu. Fuisteis moradores de aquella
mansión en la cual no conocisteis el dolor, en la que sentíais la gloria del
Padre en vuestro ser, porque no había mancha en él; mas no teníais méritos, era
menester que dejarais aquel cielo y descendierais al mundo para que vuestro
espíritu, mediante su esfuerzo, conquistara aquel reino; mas poco a poco
fuisteis defendiendo moralmente hasta sentiros muy lejos de lo divino y de lo
espiritual, de vuestro origen.
Mi voz de Maestro siempre os ha estado hablando para
enseñaros; la habéis reconocido por su esencia de amor, pero cuando habéis
insistido en vuestros errores, entonces el dolor, maestro inexorable, ha venido
a haceros comprender vuestra desobediencia. Hoy una espina y mañana otra, han
llegado a formar en vuestras sienes una corona de dolorosa experiencia. ¿Por
qué no aprendéis el amor de Mí, dejándoos conducir por mi enseñanza que a
ninguno lastima y sí dulcifica vuestro corazón cuando os dice: "Amaos los
unos a los otros?" Quien ama a sus hermanos, ama en ellos a su Padre.
Yo os amé antes de que existierais, os acaricié en Mí y al
nacer os hice sentir mi ternura divina. Si vosotros amáis a vuestro Padre,
tenéis que amar a vuestros hermanos mayores y a vuestros hermanos menores,
sabiendo que cada hombre que existe, es porque Dios así lo ha querido y que
cada criatura es la forma de un pensamiento divino. Pensad además, que no sólo
sois hermanos de los hombres, que hay muchas criaturas que, aun careciendo de
espíritu, son vuestros hermanos, a los que podéis llamar menores, pero que no
por eso dejan de tener por Padre al mismo que a vosotros creó. Conoced vuestro
lugar en medio de la vida para que cumpláis debidamente vuestra misión.
Cuando la luz de mi doctrina sea recibida en verdad por
vuestro espíritu, suspiraréis por el cielo mucho más de lo que ahora lo hacéis
por los bienes de la tierra. El que suspira por lograr las virtudes del cielo
para alcanzar la elevación de su espíritu, siente una flama interior que lo
ilumina, y oye dentro de sí un himno de amor a su Padre. Esa luz es la que os
hace sentir la presencia de Aquél que mora en vosotros, que viene a trazaros el
camino más breve para llegar a la "tierra prometida", alejándoos de
los caminos donde los hombres van dejando huellas de dolor a través de los
tiempos.
Cuando en aquel tiempo me encontraba entre mis discípulos,
estando ya próxima mi partida, les dije en cierta ocasión: "He aquí que
pronto dejaréis de tenerme entre
vosotros, porque me voy con mi Padre de donde vine". Yo os digo
ahora a vosotros: Haced lo que Yo, y el cielo será vuestro, aun por menos de lo
que Yo realicé, si así lo queréis.
Penetrad en la luz de esta eterna aurora para que no volváis
a contemplar la noche, porque en el espíritu de los iluminados, de los que han
guardado mis enseñanzas, no debe aparecer la tiniebla. A semejanza de la noche
es el espíritu del materializado; a semejanza de la aurora es el de aquél que
busca la espiritualidad. Dejad que vuestro espíritu manifieste su luz que es
como dejar brillar la mía.
Sed maestros de lo que Yo os he enseñado, pero antes, "
sordos a la voz de las tentaciones, al ruido mundanal de las frivolidades y de
las vanidades. Oíd mi voz en el silencio, entonces recibiréis mi mensaje.
Ninguno se perderá, unos llegarán primero por el camino que
os he señalado y otros llegarán más tarde por los caminos que ellos siguen. En
todas las religiones podrá el hombre tomar aquella enseñanza que le es
necesaria para hacerse bueno; mas cuando no lo logra, entonces culpa a la
religión que profesa y sigue siendo el que siempre ha sido. Cada religión es un
camino, unas más perfectas que otras, pero todas tienden al bien y procuran
llegar al Padre; si algo de las religiones que conocéis no es satisface, no
perdáis en Mí la fe; id por el camino de la caridad y os salvaréis, porque mi
camino está iluminado por la virtud del amor.
Así vengo a preparar mi morada, mi templo. Cuando os hablo
de mi morada, no os hablo de vuestro cuerpo, sino de vuestro espíritu, porque
esa morada la estoy levantando sobre cimientos eternos, no sobre lo que es
pasajero.
Muchos han llegado ante esta manifestación hambrientos de mi
palabra de vida, mientras otros no sienten aún estas lecciones; a éstos les
toco para que tengan hambre y sed de amor y busquen mi luz.
Humanidad: veo que teméis a la tempestad que os azota; no le
temáis que Yo la aplacaré, siempre que creáis en Mi y escuchéis mi voz. Si no
sabéis aún cómo se escucha en el silencio, venid a aprender de Mí, que os estoy
enseñando a través de estos entendimientos preparados, o esperad que este
mensaje llegue de Espíritu a espíritu hasta vosotros. Este mensaje tiene luz
para todas las religiones, para todas las sectas y creencias y para las
distintas formas de conducirse de los hombres. Mas, ¿qué habéis hecho con mi
palabra, discípulos? ¿es así como dejáis que florezca el árbol? Dejad que dé
flores, porque ellas serán el anuncio de que luego habrá frutos. ¿Por qué
escondéis estos mensajes y no dais al mundo la sorpresa de esta nueva era con
la buena nueva? ¿Por qué no os atrevéis a decir al mundo que la voz de Cristo
está vibrando entro vosotros? Hablad y dad testimonio de mi enseñanza con
vuestras obras de amor, porque si algunos cerrasen sus oídos para no
escucharos, otros los abrirán, y vuestra voz será en ellos tan dulce y
armoniosa como el canto del ruiseñor.
Mi palabra de este tiempo no borrará las que os dije en el
Segundo. Pasarán los tiempos, los siglos y las eras, mas las palabras de Jesús
no pasarán. Hoy vengo a explicaros y a revelaros el contenido de lo que, os dije entonces y que no
comprendisteis.
Soy el Sembrador de ayer; hoy cultivo y mañana recogeré el
fruto, mas mi verdad es la misma en todos los tiempos. No sólo del pan de la
tierra vivís, sino también de mis enseñanzas. Vuestro cuerpo irá a las entrañas
de la tierra, y es a vuestro espíritu al que vengo a decirle: levántate y anda,
volved a vuestro Padre.
Ya mi Verbo en otro tiempo se hizo hombre para enseñaros con
el ejemplo a amaros, porque si sólo con la palabra os hubiese enseñado, el
mundo habría dicho. Habló y no hizo. Entre vosotros estuve para ensoñaros,
porque para eso vine. ¿Qué podría aprender de los hombres que Yo ignorara?
Nada, aquella vida la dediqué a la humanidad. En los templos fui luz entre los
doctores de la ley; cuando faltaban tres años para que dejase la tierra, salí a
enseñar a los hombres en los campos, en la ribera del mar o de los ríos, en las
plazas; para todos hablé, a ninguno le dejé de dar mi enseñanza.
Hoy me decís Maestro, el mundo está igual a pesar de vuestro
sacrificio, de vuestra palabra y de vuestra sangre derramada. Es verdad, la
humanidad ha derramado su sangre hasta empapar la tierra; no ha sido por amor,
sino por codicia, por maldad; ha derramado la sangre de su hermano a quien no
ama.
Muchos hacen mi imagen y la cubren de sedas, oro y piedras
preciosas, mientras dejan a los pobres morir de hambre y de frío; mas mi plan
divino es más fuerte que la dureza de los hombres y se cumplirá. ¡Ay de los que
mienten! mejor será que confiesen sus culpas y no que se sientan mejores que
los demás, porque su conciencia no les dará reposo ni en el sueño. Aquellos que
tratan de cubrir sus manchas con el manto de la hipocresía, son "sepulcros
blanqueados que guardan en su interior la podredumbre". ¡Ay de vosotros,
escribas y fariseos hipócritas! ¡Si queréis andar por los caminos del Señor,
haced lo que mi doctrina enseña, imitadme, tomad vuestra cruz y venid conmigo!
Hijos míos, ¿encontráis algo malo en mi mensaje? ¿Os hago
daño con esta palabra que encierra amor para todos? Escudriñadla y no
encontraréis en ella nada impuro.
Escrita quedará este mensaje que os recordará el tiempo en
que me manifesté, y muchos llegarán recordando cuán cerca me tuvieron. También
en el Segundo Tiempo, mis apóstoles no me amaron tanto cuando estuve con ellos,
como después de que partí. Mientras andaban Conmigo, no daban la vida por Mí;
después dieron todo cuanto tenían por amor a su Maestro. Cuando la voz de Jesús
se dejó de oír, entonces sí sufrieron los discípulos, desearon tenerme
nuevamente y nunca me amaron como entonces. Es que ya reinaba en sus corazones.
Así quiero que suceda con vosotros.
Por la paz que sentís en vuestro espíritu podéis reconocer
mi presencia. Nadie más que Yo puedo daros la verdadera paz. Un espíritu en
tiniebla no podría brindárosla. Os digo esto, porque muchos corazones temen las
acechanzas de un espíritu tentador, al que han dado vida y forma los hombres
según su imaginación.
Cuán erróneamente se ha interpretado la existencia del
príncipe de las tinieblas. Cuántos han llegado a creer más en su poder que en
el mío, y qué lejos de la verdad han andado en esto los hombres.
El mal existe; de él se han derivado todos los vicios y pecados.
Los pecadores, o sea los que practican el mal, siempre han existido, lo mismo
en la tierra que en otras moradas o mundos; mas, ¿por qué personificáis todo el
mal existente en un sólo ser, y por que lo enfrentáis a la Divinidad? Yo os
pregunto: ¿Qué es ante mi poder absoluto e infinito, un ser impuro y qué
significa ante mi perfección vuestro pecado?
El pecado ha nacido en el mundo; los espíritus al brotar de
Dios, unos permanecieron en el bien, mientras que otros al desviarse de ese
camino, crearon uno distinto, el del mal.
Las palabras y las parábolas que en sentido figurado os
entregaron como una revelación en los primeros tiempos, han sido erróneamente
interpretadas por la humanidad. La intuición que los hombres tuvieron acerca de
lo sobrenatural, quedó influenciada por su imaginación, y llegaron a formar al
rededor de la fuerza del mal, ciencias, cultos, supersticiones y mitos que han
llegado hasta vuestros días.
De Dios no pueden brotar demonios; a éstos los habéis forjado
con vuestra mente. El concepto que tenéis de ese ser que a cada paso me ponéis
por adversario, es falso.
Yo os he enseñado a velar y orar, para que os libréis de
tentaciones e influencias maléficas, que lo mismo pueden provenir de seres humanos,
que de seres espirituales.
Os he dicho que sobrepongáis el espíritu a la carne, porque
ésta es criatura débil que a cada paso está en peligro de tropezar si no veláis
por ella. El corazón, la mente y los sentidos, son puerta abierta para que las
pasiones del mundo azoten al espíritu.
Si vosotros os habéis imaginado que los seres de tiniebla
son como monstruos, Yo sólo los veo como criaturas imperfectas, a las cuales
les tiendo mi mano para salvarles, porque también son mis hijos.
¡Toma de mi amor y mi bendición en Mi nombre que Soy el Padre, el Hijo el Espíritu Santo, la paz de mi Divinidad nunca se aparte de Vosotros!
No hay comentarios:
Publicar un comentario